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Esta norma expone las responsabilidades globales que tiene el

auditor independiente cuando realiza una auditoría de estados


financieros basándose en los lineamientos de las NIA, además
de incluir los aspectos a tener en cuenta para cumplir con los
objetivos de la auditoría.

La NIA 200 se crea con el objetivo de brindar las herramientas


para que el auditor, en medio del ejercicio de su labor, aumente
el grado de confianza para los usuarios de la información. Esta
confianza se obtiene por medio de la opinión emitida en los
informes del auditor, en los que se alojan datos importantes
sobre la fiabilidad de la información encontrada en los estados
financieros; dicha información describe si estos cumplen o no
con los nuevos marcos técnicos normativos de información
financiera y si responden a los principios contables.

En el proceso de auditoría se debe recopilar información y


documentar el proceso a través de evidencias que permitan
soportar la opinión del auditor, con tal fin, se requiere que este
tenga una seguridad razonable (entiéndase esta última como
un grado de seguridad alto más no absoluto) para soportar esta
opinión y que esta sea más convincente hacia los
administradores y responsables de gobierno, ya que la idea es
que se pueda minimizar el riesgo de dar una opinión
inadecuada.

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