“Los sabios de todas las grandes culturas han conocido el peligro del poder y han
hablado de su sometimiento. Su enseñanza más alta es la moderación y la justicia.
El poder induce al orgullo y al desprecio del derecho. Al hombre violento se contrapone, pues, el que guarda la moderación, respeta a los dioses y a los hombres y mantiene el derecho. Pero nada de esto es todavía la Redención.”20 El carácter decisivo que nos revela la redención es la humildad, puesta de manifiesto en toda su profundidad en el inaudito hecho de que el Soberano Absoluto tomó la condición humana. “Así, en el sentido cristiano la humildad es una virtud de fuerza, no de debilidad. En su sentido originario, humilde es el fuerte, el magnánimo, el audaz.”21 Humildad es la virtud del que disponiendo de la máxima capacidad de dominio, del máximo poder, se anonada para tomar la figura del siervo.
La Redención significa recreación, nuevo comienzo restablecido por Dios, que
nada quita al hombre sino mas bien da la posibilidad al hombre de rehacer su relación con el Creador y con la creación toda. “Pero, en qué medida se realice, es asunto de cada individuo y de cada época. La historia comienza de nuevo con cada hombre, y en cada hombre con cada hora.”22