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Los agujeros negros conforman un conjunto de objetos cósmicos, uno de los más misteriosos

del universo. Los científicos teorizan sobre su existencia desde hace cien años, y algunas
comprobaciones indirectas de ellos ya se habían detectado; hasta que a principios de 2019
obtuvimos la primera imagen de uno de ellos. La fotografía representa al horizonte de sucesos
del agujero negro situado en el centro de la galaxia M87, a 55 millones de años luz de casa, en
lo que fue uno de los mayores hitos de la ciencia reciente.

Como apuntábamos, los detalles de la estructura de un agujero negro se calcularon a partir de


la Teoría de la Relatividad General de Albert Einstein. Lo que llamamos la singularidad
constituye el centro de un agujero negro, y está oculta por la ‘superficie’ del objeto, el
horizonte de sucesos. Dentro del horizonte de eventos, la velocidad de escape (es decir, la
velocidad requerida para que la materia escape del campo gravitacional de un objeto cósmico)
excede la velocidad de la luz, por lo que ni siquiera los rayos de luz pueden escapar.

Solo las estrellas más masivas, al menos tres veces mayores que nuestro Sol, se convierten en
agujeros negros al final de sus vidas. Las estrellas con una cantidad menor de masa, como la
nuestra, evolucionan hacia otro tipo de cuerpos, como enanas blancas o estrellas de
neutrones.

Acaban de publicarse, a fecha de 2 de septiembre de 2020, dos estudios (en Physical Review
Letters y Astrophysical Journal Letters) que describían la detección del agujero negro más
masivo que se haya detectado con ondas gravitacionales. El equipo de investigación detectó la
fusión de dos agujeros negros, pero uno de los dos era mucho más masivo que cualquier otro
observado en una colisión de este tipo. Los investigadores creen que el más pesado de los dos
puede ser el resultado de una fusión previa entre dos agujeros negros.

Los agujeros negros son objetos fascinantes que, a su vez, provocan muchos interrogantes. En
esta galería, profundizamos sobre el conocimiento de los agujeros negros.

Nada puede escapar de la singularidad

Como anotábamos en la introducción de esta galería, un agujero negro se produce cuando una
estrella moribunda, que ha agotado su combustible por completo, colapsa hasta que su campo
gravitacional se vuelve tan poderoso que ni la materia ni la luz podrán escapar.

El resultado es un agujero negro, una singularidad o punto de volumen cero y densidad infinita
escondido tras un horizonte de eventos.

Pueden tener orígenes no estelares

Ya hemos comentado que los agujeros negros se originan cuando una estrella masiva colapsa.
Pero algunos agujeros negros, aparentemente, tienen orígenes no estelares. Varios
astrónomos han especulado que grandes volúmenes de gas interestelar se acumulan y
colapsan en agujeros negros supermasivos en los centros de cuásares y galaxias.

Se estima que una masa de gas que cae rápidamente en un agujero negro emite más de 100
veces la energía que libera la misma cantidad de masa a través de fusión nuclear. En
consecuencia, el colapso de millones o miles de millones de masas solares de gas interestelar
bajo la fuerza gravitacional en un gran agujero negro explicaría la enorme producción de
energía de los cuásares y ciertos sistemas galácticos.

Su tamaño viene dado por el radio de su horizonte de sucesos

El radio del horizonte de sucesos se llama radio de Schwarzschild, en honor al astrónomo


alemán Karl Schwarzschild, quien en 1916 predijo la existencia de cuerpos estelares colapsados
que no emiten radiación. El tamaño del radio de Schwarzschild es proporcional a la masa de la
estrella que colapsa. Para un agujero negro con una masa 10 veces mayor que la del Sol, el
radio sería de 30 km.

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