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Tres locos se encontraron a almorzar y entablaron una conversación entre ellos que en
pocos minutos desencadenó en una acalorada discusión…
"¡Yo soy el enviado del Di-s!" – gritaba uno de los locos a viva voz. "¡Qué ocurrencia! ¿Es
que estás loco? ¡Yo soy el enviado de Di-s! - le contestó el loco número dos.
El tercero sólo estaba parado a un costado y sonreía silenciosamente mientras contemplaba
a sus amigos discutiendo. Uno de los meseros se dirigió a él y le dijo: -"Discúlpeme señor,
¿qué es lo que le causa gracia? Es realmente lamentable lo de estos dos hombres, ¿no?"
-"Así es, dos locos." – contestó el tercero – "¡Yo no he enviado a ninguno de los dos!".
El libro que comenzamos a leer esta semana "Shemot" es también denominado por
nuestros sabios como "El libro de la Redención". La idea principal que atraviesa a este libro
desde el principio hasta el final es la primera Redención de la historia del pueblo de Israel,
la redención de Egipto. Dicha Redención es el origen, la cabeza y el comienzo de todas las
liberaciones por venir del pueblo de Israel: La redención de Babilonia, la de Grecia, la de
Roma, etc., hasta la Redención verdadera y completa.
Como no existe Redención sin Redentor, en esta parshá, Shemot, la que abre el libro de la
Gueulá, nos encontraremos por primera vez con Moshe Rabenu, el primer libertador de
Israel.
El relato de la zarza ardiente y el diálogo entre Di-s y Moshe, lo conocemos todos. Moshe
Rabenu trata de deshacerse de la misión encomendada por Di-s y uno de sus famosos
argumentos es "Envía, por favor, a quien debes enviar" (Shemot 4:13). A primera vista, la
expresión de Moshe no se entiende, ¿a quién se refiere con estas palabras?
El Midrash Lekaj Tov sobre este versículo explica: "Dijo (Moshe) ante Él, Amo del universo,
envía, por favor, a quien debes enviar significa ¡por medio del Mashíaj que en el futuro se
revelará!". En lugar de enviarme a mí, ¡envía ya al Rey Mashíaj! El Midrash nos indica la
relación y la correspondencia entre Moshe Rabeinu y el Rey Mashiaj y se expresa así:
"Moshe es el primer Redentor y el último Redentor" (Shemot Raba 2:6). Eso no significa que
Moshe Rabeinu en sí será el Rey Mashíaj ya que el pertenece a la tribu de Levi, mientras
que el Mashíaj es descendiente del Rey David que es de la tribu de Iehuda, sino que
gracias al poder y en el camino de Moshe Rabeinu (el primer redentor) vendrá el Mashíaj (el
último redentor). Referencias a esta explicación podremos encontrar en una interesante
guematria (sumatoria del valor numérico de las letras hebreas) de la bendición que otorga el
patriarca Iaakov a su hijo Iehuda, que hemos estudiado la semana anterior. Iaakov bendijo a
BH
su hijo Iehuda con las siguientes palabras: "Ad ki iavó Shilo velo ikat amim", "Hasta que
venga Shilo; y a él se congregarán los pueblos" (Bereshit 49:10). La palabra Shilo es la
guematria de Moshe (345), mientras que la combinación de las palabras "iavó Shilo" (vendrá
Shilo), es igual a "Mashiaj" (358)…¿qué nos enseña todo esto?
Que la revelación del Melej HaMashíaj (el rey Mesías) y su llegada en sí ("iavó" significa
vendrá) será por medio y por el poder de "Shilo" o sea ¡Moshe Rabenu!
¿Cómo puede ser? ¿Qué hay dentro de la tarea y de la actividad de Moshe Rabenu qué es
el poder que nos conduce hacia la Redención? ¿Cómo podemos extraer de Moshe Rabenu
las fuerzas para lograr la Redención y la llegada del Mashíaj ("iavó Shilo" – vendrá Shilo)?
La virtud fundamental del Rey Mashíaj, a través de la cual y por su poder tiene la capacidad
de redimir al mundo, es la Torá. La primer cuestión que menciona Maimónides cuando
describe la personalidad del Rey Mashíaj es el hecho de que "él es un sabio de la Torá".
Con el poder de la Torá puede cambiar el estado de ocultamiento Divino en que se halla el
mundo y traer una revelación de luz de la Redención y de Divinidad. Y así como tiene la
capacidad el rey Mashíaj, también así el pueblo de Israel, ¡tenemos la capacidad de causar
un cambio verdadero en la situación mundial con el poder de la Torá!
Debemos explicar este concepto. El evento más destacado de la vida y obra de Moshe
Rabenu fue, sin ninguna duda, la entrega de la Torá, en la que se encontró cara a cara con
Di-s y fue merecedor de la revelación Divina más elevada de toda la historia. La entrega de
la Torá también produjo que el pueblo de Israel llegase a niveles espirituales muy altos,
¡que hicieron que la impureza en la que estaba inmerso como resultado del pecado original
haya llegado a su fin! Hasta tal punto que en ese momento se convierte el pueblo de Israel
en "el pueblo elegido" ("Y a nosotros nos has elegido entre otros pueblos y otras lenguas").
Y aunque todo el mundo, la flora y la fauna fueron influenciados por esa revelación Divina
infinita ("un ave no voló, un pájaro no hizo ruido), en la práctica, Moshe, el pueblo de Israel y
el mundo, cada uno de ellos fue elevado a la perfección a través del poder de la revelación
Divina de la entrega de la Torá.
¿Y qué pasará en la Redención? ¡Exactamente lo mismo!
El Rey Mashíaj, la totalidad del pueblo de Israel y el mundo entero con todos sus elementos
particulares, cambiarán y se elevarán hacia su máximo estado de perfección ¡y todo gracias
al poder de la Torá y sus mandamientos!
Sobre el Rey Mashíaj está escrito: "He aquí que mi siervo prosperará, se enaltecerá y
elevará, y será puesto muy en alto" (Ieshaiahu 52:13). Sobre el pueblo de Israel está escrito
que la impureza que volvió a nosotros como consecuencia del pecado del becerro de oro
desaparecerá por completo de una vez por todas. Sobre el mundo está escrito: "Erradicaré
de la Tierra el espíritu de impureza" (Zejaria 13:2) y "y toda carne juntamente verá que la
boca de Di-s ha hablado" (Ieshaiahu 40:5).
Por cierto, se puede afirmar que el proceso de refinación del mundo y el logro de la llegada
del Mesías, constituyó un proceso a largo plazo que comenzó con Moshe Rabenu y culmina
con el Rey Mashíaj, donde todos trabajan bajo el mismo criterio y según el mismo plan de
acción, se apoyan en la misma base y confían en la misma base – ¡la fuerza de la Torá!
Y con respecto a nosotros, el mismo proceso a largo plazo, nos ocurre en una pequeña
dimensión de forma cotidiana! La persona comienza su servicio a Di-s todas las mañanas
de nuevo. Al principio del día, en las horas de la mañana, debemos incorporar dentro
nuestro la fuerza de la Torá por medio de la plegaria pública, ya que es justamente en ese
momento que se expande el alma Divina en nuestro cuerpo físico y luego, por medio del
BH