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BH

Descubriendo al Mashíaj en la parshá


Mishpatim. Traducción y adaptación Centro
Leoded/MB
Basado en el Rebe de Lubavitch, Likutei Sijot
tomo 29, parshá Ki Tetzé, Sijá 1
Dos amigos pasaron la noche en un bello
hotel. Cuando ingresaron a la habitación
encontraron una suculenta hamburguesa con
todos sus ingredientes junto a una nota que
decía: "Gentileza del hotel". Ellos
comenzaron a discutir entre ellos para decidir a quién le correspondía la comida, al final
decidieron irse a dormir y a la mañana quien haya tenido el sueño más exitoso recibiría la
hamburguesa!
Al otro día, se despertó uno de ellos y relató un sueño fantástico que había tenido: "Estoy
parado sobre un acantilado y a mi lado se ubica una noble águila de amplias alas. En un
instante el águila extiende sus alas, yo trepé sobre ella y me condujo al Gan Eden!
"Sorprendente", le dice el amigo, "¡Yo también soñé el mismo sueño sobre ti!".
"Y, entonces, ¿qué hiciste?", le preguntó el primer soñador.
"Me dije a mi mismo, ¿para qué tu necesitas una hamburguesa en el Gan Edén? Entonces
me levanté y me la comí!
La parshá Mishpatim que leeremos este Shabat, es tal como su nombre lo indica
"Mishpatim" o sea, leyes. Es una sección llena de Mitzvot, decretos, leyes y cuenta con 53
mitzvot, de las cuales 23 son positivas y 30 negativas, que constituyen una cantidad enorme
para una parshá sola! Mishpatim llega directo como una continuación de la parshá de la
semana pasada, Itro, donde estudiamos sobre la entrega de la Torá a los pies del monte de
Sinai y los diez mandamientos.
De entre la gran cantidad de Mitzvot mencionadas en la parshá, nos concentraremos en una
que se encuentra tres veces escrita en la Torá y cada vez, exactamente con las mismas
palabras!
La prohibición de cocinar/comer carne con leche aparece tres veces en la Torá (En
Mishpatim, Ki Tisa y Reé) y cada vez, con este lenguaje preciso: "No cocinarás al cabrito en
la leche de su madre".
Sobre el motivo y la causa de esta prohibición ya se ha derramado mucha tinta en las
fuentes de la Torá, donde cada uno de los sabios llamados Rishonim (Maimónides, Sefer
HaJinuj y otros) explican extensamente la esencia de la prohibición y cada uno la
fundamenta a su manera. Rabenu Bejaie, en su explicación sobre la Torá, analiza el tema y
descubre una ley sorprendente. De acuerdo a su línea de ideas, la prohibición de comer
carne y leche es solo en este época. En oposición a esto, en la era Mesiánica, que será el
momento en que se anulará el "ietzer hará" (la mala tendencia humana), se anulará también
la prohibición, y entonces podremos mezclar carne con leche y comer (¿Alguien desea una
hamburguesa con queso...?).
Él trae incluso una demostración a sus palabras del relato de la Torá sobre la visita de los
tres ángeles a nuestro patriarca Abraham, donde está escrito que "ellos comieron manteca y
leche junto a un ternero que hizo". ¿Cómo comieron los ángeles de Di-s, carne y leche
juntas?
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Responde Rabenu Bejaie, que si tu eres un ángel y por lo tanto no tienes "ietzer hará", no
hay ningún motivo para que no comas carne con leche.
Pero surge la pregunta: Si en verdad el motivo para la anulación de la prohibición en la era
Mesiánica es la desaparición del "ietzer hará", hay además muchas otras prohibiciones de la
Torá relacionadas con el "ietzer hará" de la persona y siendo así, ¿Qué sucederá con el
resto de las restricciones de la Torá? ¿Acaso junto a la permisión de esta prohibición, se
habilitarán y permitirán otras cosas que están prohibidas? ¿Acaso en la era Mesiánica se
permitirán también los reptiles, o quizás la cuestión es limitada solo para esta prohibición de
carne y leche?
Para lograr entender estos temas debemos sumergirnos a un área muy profunda, el área de
la Cabala y el Jasidismo. Carne y leche son una prohibición de comer específica, que no
tiene punto en común con el resto de los alimentos que tenemos prohibido ingerir. La carne
por sí sola está permitida, la leche por sí sola también está permitida. ¿Qué nos prohíbe la
Torá hacer? Una ensalada!
La Torá nos prohíbe mezclar dos cosas permitidas. Tomates y pepinos, si. Pero una
hamburguesa con una pedazo de queso, no! Y en verdad, ¿por qué no se puede? ¿Cuál es
el problema de mezclar dos alimentos que cada uno independientemente está permitido?
El cabalista Rabí Levi Itzjak Schneerson z"l explica esto en sus obras. De acuerdo a sus
palabras, la carne representa a la cualidad de "Guevurá" (fuerza, restricción, limitación) y la
leche representa a la cualidad de "Jesed" (bondad) y la mezcla de Jesed con Guevurá crea
una existencia Divina nueva, una creación que Di-s no quiere en su mundo. En la práctica,
la Torá nos prohíbe "mezclar" las fuerzas de Jesed y Guevurá en el mundo animal, en el
vegetal y en el mineral. En el lenguaje de la Torá una mezcla de este tipo es denominada
con el nombre de "Kilaim" y es una prohibición en todas las capas de la existencia. La
prohibición aparece en la hibridación de distintos animales juntos y en la elaboración de
ropas, la prohibición de "Shaatnez" que consiste en mezcla lana (que alude a la cualidad de
Jesed) con lino (que alude a Guevurá). Y así también sucede con los alimentos, la
prohibición de cocinar y mezclar la leche (que es blanca pues su origen es de Jesed) con la
carne (que es roja, cuya fuente es la Guevurá).
Jesed es Jesed (Bondad es Bondad) y Guevurá es Guevurá (restricción es restricción). Así
Di-s los creo y así deben permanecer. Pero cuando examinamos en profundidad la clase de
mezcla que se efectúa al cocinar carne con leche, veremos que ésta es distinta en su
esencia, de la hibridación de un caballo y un burro, para dar un ejemplo. Mientras que en la
combinación de dos animales distintos se genera una nueva existencia (una mula) que tiene
una raíz espiritual negativa, en la cocción de carne con leche "no se genera", en la práctica,
ninguna cosa nueva. Sin embargo, existe una mezcla de sabores específica como
consecuencia de la cocción, pero, al fin y al cabo, la carne queda carne y la leche, leche.
Una mezcla de este estilo es solo exterior, superficial, por lo tanto no es interior ni esencial,
no es raigal ni independiente, es, en fin, "una mezcolanza para el paladar", una mixtura a los
ojos de quien observa (y quien saborea).
Por ello, en la realidad actual, en la que nosotros solo vemos materia y sustancia, lo exterior
y superficial de toda cosa física, frente a nuestros ojos se genera de la mezcla de carne y
leche una nueva existencia, un nuevo sabor, un sabor prohibido de acuerdo a las leyes de
la Torá.
Pero en la inmediatamente pronta llegada del Mashíaj, un tiempo en el cual, el mundo y
nuestros ojos "se elevarán", veremos la realidad verdadera de los poderes superiores donde
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están enraizadas la carne y la leche. Podremos observar y percibir que allí "arriba" no
sucedió nada, no existe una mezcla verdadera e interior, por ello, "en aquel tiempo", en los
días del Mashíaj, se permitirá lo que hoy está prohibido!
Entonces, hagamos el esfuerzo y abramos con inteligencia los ojos, comencemos a
observar la verdad Divina, que ya llegó el tiempo de la Redención!
Culminemos con una historia sobre cómo en un sueño vemos lo que sucede arriba, "en los
poderes superiores".
En una ciudad vivían dos socios comerciales, amigos del alma. Un día uno de los socios
falleció. Antes de su partida de este mundo, le pidió a su amigo que prometa que se
preocuparía por su familia como si fuera propia y éste aceptó.
El tiempo hizo lo suyo, el socio dejó de abastecer las necesidades de la viuda y los
huérfanos. Con mucho dolor fueron los hijos a la tumba de su padre y pidieron su
intervención en el tema. El muerto llegó en sueños a su viejo amigo y le demandó cumplir
su promesa. Del pánico de "la visita en sueños" desde el mundo superior, éste le prometió
por segunda vez que cubriría todas las necesidades de la familia y así fue.
Pero como siempre, la cosa se prolongó solo un tiempo y todo volvió para atrás. Sin
alternativa, los huérfanos fueron a rezar a la tumba de su padre para que reclame por sus
carencias. La crisis se transformó en costumbre. Abandono a la viuda y huérfanos, rezo en
la tumba, "visita en los sueños", promesa del socio y otra vez volver a empezar.
Una vez, luego de que los huérfanos rezaron sobre la tumba del padre, en la visita número
quien sabe cual, la fórmula no funcionó...
Pasó un largo tiempo, hasta que el fallecido volvió a visitar a su amigo en los sueños. En
esta visita le contó lo que había sucedido.
"Hay un tzadik en el pueblo de Lubavitch, cuyo nombre es Menajem Mendel, y es muy
importante aquí en el mundo superior. Antes de su viaje a Petersburgo, él decidió ir a rezar
a la tumba de su madre. Esto hizo un gran estruendo en los cielos, todas las almas volaron
de mundo a mundo para contarle a la Rebetzn, madre de este tzadik, sobre la visita de su
hijo. Cuando observé lo que sucedió, decidí sumarme yo también, por ello, me llevó un
tiempo desocuparme y visitarte!".
A la mañana, el socio asombrado, que nunca se había interesado por los tzadikim y el
Jasidismo, decidió que debía hacer algo y viajó a Lubavitch. Cuando llegó allí, le contó a los
jasidim todo lo que le había acontecido y con el transcurso del tiempo, se transformó en un
fervoroso jasid del Tzemaj Tzedek".

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