reproducción, el crecimiento y el desarrollo del ser humano. Ocupa un lugar fundamental en la formación de motivos y comportamientos implicados en la salud, interviene en su protección, en el desencadenamiento y la recuperación de la enfermedad, en las decisiones sobre el uso de servicios profesionales y constituye la red de apoyo más potente y eficaz en el ajuste a la vida social y muy en especial ante los procesos de salud, enfermedad y muerte. Sin embargo, la familia como unidad básica de la sociedad no ha estado bien posicionada en el campo de la salud. Su necesidad de atención, en tanto grupo de funcionamiento crucial en el desarrollo del individuo, no ha sido bien visualizada y su carácter de agente mediador no se ha tenido en cuenta suficientemente en las estrategias de promoción de la salud, prevención de los riesgos y rec Según la definición de Salud Familiar emitida por la OMS que plantea que “la salud familiar se evalúa a partir de la capacidad de cumplir sus funciones adaptarse y superar las crisis con sus propios recursos”, se puede inferir que no se tienen en cuenta otros factores determinantes que influyen directamente en el adecuado funcionamiento de la familia y su influencia sobre el crecimiento y desarrollo individual de sus miembros.6uperación de la enfermedad y sus secuelas.1
Ortiz (1997) la define como “la salud
del conjunto los miembros de la familia en términos de funcionamiento efectivo de la misma, en la dinámica interna relacional, en el cumplimiento de las funciones para el desarrollo de los integrantes y en la capacidad de enfrentar los cambios del medio social y del propio grupo, propiciando el crecimiento y desarrollo individual según las exigencias de cada etapa de la vida”; por lo que se hace aún insuficiente para definir en toda su generalidad la importancia que se le atribuye a la familia en la incidencia y prevalencia de los procesos críticos de la salud entre otros factores.6 Pérez (1997) plantea que la salud familiar “no es la suma de la salud individual, no es estática, es el resultado del equilibrio armónico de sus tres componentes: la salud – incidencia y prevalencia -, los factores socioeconómicos y culturales y el funcionamiento familiar- como expresión de la capacidad de la familia para optimizar sus recursos y disminuir su vulnerabilidad a los diferentes eventos vitales. La salud familiar adquiere un carácter específico para cada familia, aunque refleje regularidades generales”. Desde esta concepción no se hace referencia a la estructura familiar teniendo en cuenta su composición y al apoyo social como elementos esenciales a elaborar para una definición de salud familiar.6 La salud familiar “se configura en una trama compleja de condiciones socioeconómicas, culturales, ambientales, biológicas, genéticas, psicológicas y relacionales que se definen a escala microsocial en el contexto del hogar y se expresa en el modo particular en que la familia provee experiencias potenciadoras de salud y asume en forma constructiva y creativa las exigencias que deviene de cada etapa de desarrollo biopsicosocial de sus integrantes” y de la vida social. La salud familiar depende de la interacción entre factores personales (psicológicos, biológicos y sociales), factores propios del grupo familiar – funcionabilidad, estructura, economía familiar, etapa del ciclo vital, afrontamiento a las crisis y factores sociopsicológicos como el modo de vida de la comunidad, de la sociedad.7 La salud familiar es el resultado de la interrelación dinámica del funcionamiento de la familia, sus condiciones materiales de vida y la salud de sus integrantes. Es necesario decir que el elemento común en todas las definiciones es lo referido a la denominación de la familia como sistema y elemento dinámico relacional entre sus miembros, así como el considerar a la salud familiar como algo diferente a la suma de cada uno de sus miembros.