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A pesar de que la mayor parte del caso se concentra en describir lo acontecido, con la
familia de origen árabe conformada por Rick Hasbún, Catalina Maloouf, su bebé y la
abuela, la noche del 2 de noviembre de 2017 en un tiroteo en Londres, el dilema que
plantea el caso hace que de fondo la historia pase a un segundo plano, aunque se derive de
la misma ¿Es válido anteponer la seguridad nacional a la privacidad y protección de
datos personales?
Este cuestionamiento toma fuerza como una de los dilemas más apremiantes que enfrenta el
mundo contemporáneo. A raíz de la revolución tecnológica se han empezado a intercambiar
servicios aparentemente gratuitos por datos, y con la rápida difusión de smartphones y
equipos electrónicos que hacen parte de la revolución del internet de las cosas (IoT, por sus
siglas en inglés).
En el caso se ilustra como una empresa, llamada Pears, ofrece como valor agregado la
seguridad y protección de la información en sus dispositivos. Ante los ataques el gobierno
solicita desbloquear la información del dispositivo de un sospechoso aludiendo a la
seguridad nacional, aunque, no se establece ningún nexo claro entre la familia árabe y el
tiroteo más allá de una simple sospecha. Aún entrando en los detalles sobre el
comportamiento de los integrantes de la familia, no puede sacarse un juicio congruente
sobre si son culpables o no, por tanto, considero que esa no es ninguna cuestión a debatir.
Por otro lado, considero que ante la solicitud del Estado de que la empresa Pears
desbloquee el teléfono del sospechoso, la compañía no debería ceder, y, por el contrario,
debe anteponer la privacidad del usuario ante los riesgos que este precedente podría
representar para los demás usuarios.
El problema no está en que exista esta ingente cantidad de información, sino en lo que se
haga con ella. Por esto, ante situaciones como la que se expone en el caso, los datos
personales y privados de una persona podrían interferir en el desenlace de ataques
terroristas, contribuir a la justicia y, concretamente, ayudar a la seguridad nacional. Para
analizar esta situación es pertinente traer a colación el Artículo 15 de la declaración
universal de los derechos humanos que sostiene que “todas las personas tienen derecho a su
intimidad personal y familiar y a su buen nombre, y el Estado debe respetarlos y hacerlos
respetar. De igual modo, tienen derecho a conocer, actualizar y rectificar las informaciones
que se hayan recogido sobre ellas en bancos de datos y en archivos de entidades públicas y
privadas”. Este artículo se respalda con el artículo 12 de la constitución política de
Colombia que sostiene que “nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada,
su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación.
Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques”.
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/03/160329_tecnologia_fbi_como_desbloqueo_ipho
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