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(d) Descartando que dicha sintomatología pueda deberse, como única causa, a la
influencia del entorno. Por ejemplo, se descartarían como TDAH a aquellos
sujetos que padecieran puntualmente síntomas de desatención, hiperactividad
o impulsividad que pudieran explicarse mejor y únicamente por el estrés
debido a: acoso escolar o laboral, divorcio, muertes, accidentes traumáticos,
etc.
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Bloque IV : Evaluación y diagnóstico de los trastornos de la atención y del
comportamiento
EL DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Sin embargo, la utilización de los criterios de DSM-IV en el caso del TDAH no está
exenta de problemas. A continuación revisaremos uno a uno dichos criterios para su
aplicación en el ámbito clínico.
En primer lugar debemos tener en cuenta que, a pesar de que se actualizan con
frecuencia, los criterios para el TDAH que se utilizan hoy en día están pensados
principalmente para la valoración de niños desde los 6 años hasta la adolescencia. No
existe una adaptación de los criterios para niños en edad preescolar o para jóvenes y
adultos pero se están realizando muchos estudios al respecto. En educación infantil,
por ejemplo, investigaciones recientes (Murphy y Barkley, 1996), apuntan a la
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Bloque IV : Evaluación y diagnóstico de los trastornos de la atención y del
comportamiento
aplicación de los criterios pero con una corrección menos exigente (tomando como
significativos 4 de falta de atención y 4 de hiperactividad/impulsividad, en lugar de 6
de cada)
Por otra parte, la aplicación misma de los criterios que se plantean en el DSM-IV
también presenta serias dudas que resumimos en el cuadro 8.
Cuadro 8: análisis de los criterios del DSM-IV para el TDAH: problemas para la aplicación clínica.
A.Valorar (1) y (2) • La intensidad depende del nivel de tolerancia del adulto
• También del nivel de exigencia del colegio, del tipo de enseñanza y
(1) 6 o más de los 9 síntomas de del curso académico.
DESATENCIÓN han persistido por lo • Normalmente no existe acuerdo entre padres y profesores, no
menos durante 6 meses con tanto en la cantidad de conductas que se presentan como en la
intensidad que es desadaptativa e intensidad con la que se manifiestan.
incoherente en relación con el nivel • En ocasiones el profesor no dispone de información sobre la
de desarrollo. conducta del niño que abarque 6 meses. Esperar a que se cumpla el
tiempo sería, en muchos casos, desaconsejable.
(2) 6 o más de los 9 síntomas de • El grado de desadaptación del niño depende del nivel de exigencia
DESATENCIÓN han persistido por lo del entorno y de la educación recibida. Los niños más pequeños
menos durante 6 meses con pueden mostrar un cuadro más intenso pero tener una
intensidad que es desadaptativa e desadaptación escolar menor debido, por ejemplo, a una menor
incoherente en relación con el nivel exigencia académica o a una mayor tolerancia del profesor a
de desarrollo. comportamientos hiperactivos, por ejemplo, en niños entre 3 y 5
años.
• No disponemos de estudios evolutivos que podamos utilizar como
punto de corte.
B. Algunos síntomas de • Muchos niños con TDAH no muestran un nivel de desadaptación
hiperactividad/impulsividad o significativa en la etapa de educación infantil debido a que: su
desatención causaban alteraciones o sintomatología es moderada, el profesor tiende a adaptarse y a ser
estaban presentes antes de los 7 años. más comprensivo con los niños en esta etapa, la dinámica del aula
es más participativa, variada y lúdica, la ausencia de aprendizaje por
falta de atención en clase puede ser fácilmente compensada en
casa y el nivel de autocontrol que se exige esta etapa es mucho
menor.
C. Algunas alteraciones provocadas por Las investigaciones refieren desacuerdo entre padres y profesores,
los síntomas se presentan en dos o especialmente si se trata de valorar únicamente la presencia o ausencia
más ambientes. de las conductas. Cuando se pide a los padres y profesores que gradúen
la intensidad de las conductas, por lo general, se observa que padres y
profesores están más de acuerdo de lo que parece. Por lo general, los
padres detectan las mismas conductas que los profesores pero con
menor intensidad (ver cuadro 9 y 10)
D. Deben existir pruebas claras de Este es uno de los puntos más controvertidos. ¿Qué consideramos
deterioro clínicamente significativo de “deterioro clínicamente significativo”? ¿Debemos esperar a que el niño
la actividad laboral, social o sea expulsado del colegio, que haya suspendido o repetido curso? El
académica. TDAH es un trastorno en el que la prevención de problemas asociados al
TDAH (baja tolerancia a la frustración, al esfuerzo, desfase académico,
baja autoestima, trastornos de conducta, entre otros) es
extremadamente importante. Por este motivo aconsejamos interpretar
este apartado como “potencialmente desadaptativo” y valorarlo en
función de la exigencia del entorno del niño en el momento de la
evaluación.
CUADRO 9: Cuestionario de conducta para la valoración del TDAH basado en los criterios del
DSM-IV TR (APA, 2002) cumplimentado por los padres. Los primeros 9 síntomas se refieren al
déficit de atención, los 6 síntomas siguientes se refieren a la hiperactividad motriz y los 3
últimos a la conducta impulsiva. Se contarán aquellas conductas que hayan sido valoradas como
“frecuentes” o “muy frecuentes”.
CUADRO 10: Cuestionario de conducta para la valoración del TDAH basado en los criterios
del DSM-IV TR (APA, 2002) cumplimentado por los profesores. Los primeros 9 síntomas se
refieren al déficit de atención, los 6 síntomas siguientes se refieren a la hiperactividad motriz y
los 3 últimos a la conducta impulsiva. Se contarán aquellas conductas que hayan sido valoradas
como “frecuentes” o “muy frecuentes”.
Reflexión: Los padres perciben los mismos síntomas de falta de atención que los profesores pero con
una intensidad menor. Por ejemplo: perciben que sólo “ a veces” (los profesores “frecuentemente”)
tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en juegos, probablemente porque lo observan
más durante juego espontáneo que realizando tareas obligadas. Los niños con TDAH manifiestan
dificultades para regular la atención a demanda del entorno (no tanto en mantener la atención cuando
se encuentran motivados y la fatiga les compensa). Perciben en menor medida que el niño no escucha
cuando se le habla. Probablemente los profesores que se dirigen a él en situación grupal más
frecuentemente, detectan más este problema que los padres que mantienen, normalmente, una
relación de uno a uno.
cuando lo tiene como alumno o si los padres realizan los deberes todos los días
con el niño o éste tiene un profesor particular.
• En caso de niños que tienen más de un profesor, nunca pediremos que los
profesores se reúnan y rellenen conjuntamente el cuestionario, además de ser
muy difícil dadas las obligaciones de los profesores, se limarían las diferencias y
no obtendríamos una imagen real del comportamiento del niño con cada uno de
ellos. Es preferible en esos casos, que cada profesor cumplimente de forma
individual un cuestionario.
La obtención de información a través de la historia clínica
La utilización de cuestionarios como el anterior nos permiten determinar la
presencia o ausencia de la sintomatología en el momento actual e incluso la intensidad
con la que se presenta dicha sintomatología. La realización de una buena historia
clínica del niño con TDAH resulta fundamental para determinar: (1) la cronicidad de
dicha sintomatología, (2) descartar que pudiera deberse a estresores vitales o a
situaciones puntuales en la vida del niño, (3) determinar el grado de desadaptación
que presentaba y que presenta actualmente el niño (en el ámbito personal,
académico,comportamental,social o familiar), (4) valorar el impacto positivo o
negativo que está teniendo la influencia ambiental (social y familiar) en la evolución de
los síntomas, (5) recoger información sobre los programas de intervención que hayan
tenido lugar, la percepción de resultados de los padres y los beneficios obtenidos, y (5)
recoger, también, información importante sobre antecedentes familiares.
La historia clínica puede realizarse utilizando cuestionarios específicos pero es
necesario entrevistar a los padres y obtener toda la información necesaria de los
profesores, dedicando tiempo suficiente como para poder recoger matices que
muchas veces sólo resultan de pedir ejemplos específicos sobre situaciones concretas.
Sólo de esta manera, el evaluador puede tener claro si la percepción del
comportamiento del niño por parte de los padres está fundamentada en hechos
objetivos y si la intensidad de la desadaptación que reflejan sugiere la presencia de un
trastorno. A continuación se sugieren algunos temas importantes sobre los que se
debe recoger información:
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con el de otros niños de edades similares, etc. Anécdotas para valorar el grado
de desadaptación que generan la sintomatología descrita por los padres.
• Preguntas sobre cómo describían al niño sus profesores. Análisis año a año del
tipo de profesora, la relación niño-profesora, el sistema de enseñanza
(metodología, bilingüismo, etc.), la adaptación al curso y centro, las dificultades
observadas en relación al grupo, los avances en relación a sí mismo y a los
programas de intervención en los que haya participado, etc.
• Rendimiento académico en relación con los apoyos recibidos en casa y el
colegio. Coste emocional (para el niño y para los padres) del esfuerzo por
alcanzar un rendimiento suficiente (para aprobar) o satisfactorio (ajustado a su
capacidad).
• Evolución en las relaciones sociales: posibilidad de relacionarse con grupos
diversos (dentro y fuera del colegio), grado de integración, cantidad, calidad y
ajuste.
• Participación en actividades extraescolares, tipo de actividades, metodología
utilizada, participación (grupal o individual), tiempo que se ha mantenido en su
práctica (si ha sido expulsado o si se encuentra bien adaptado), comentarios del
profesor, actitud del niño ante las actividades, sobrecarga, etc.
• Características familiares, estilos educativos.Cuidadores y otros apoyos.
Organización. Horario actual. Dificultades.
• Antecedentes familiares: identificar perfiles de TDAH, inatención, fracaso
académico, problemas de control de los impulsos, hiperactividad, problemas
laborales, adicciones al tabaco, alcohol y otras drogras, conductas
predelincuentes, trastornos específicos, etc.
Existe una alta comorbilidad entre el TDAH y el TND. Los niños con TDAH y TND tienen
un pronóstico peor que los niños que sólo presentan TDAH.
Entre los niños con TDAH que manifiestan sintomatología oposicionista y desafiante y
de cara a elaborar un programa de intervención (no como grupos diagnósticos
claramente diferenciados), podríamos distinguir:
• Niños con TDAH y TND que se presenta de forma comórbida desde la primera
infancia.
• Niños con TND secundario a las dificultades de adaptación debidas al TDAH y
al fracaso escolar. Se trata de niños o jóvenes sin historia temprana de TND,
que presentan, desde los últimos dos años, y coincidiendo con la
preadolescencia y con experiencias de fracaso escolar significativo, conductas
oposicionistas y desafiantes. Se trata de chicos con baja tolerancia a la
frustración y al esfuerzo que no presentan todavía sintomatología claramente
depresiva.
• Niños con TDAH con sintomatología oposicionista ligada a desajuste
emocional (baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, síntomas de
ansiedad y/o depresión). Los niños con sintomatología depresiva, por ejemplo,
pueden manifestar irritabilidad, problemas de conducta, sentimientos de
desesperanza y muy baja tolerancia a la frustración. Muchos de estos niños son
diagnosticados por su conducta externalizada pero no siempre son valorados
por su conducta internalizada por lo que la sintomatología ansiosa o depresiva
puede pasar desapercibida. En este caso, salvo que la conducta oposicionista
sea muy severa y crónica desde la primera infancia, nos inclinamos a tratar este
grupo de niños como TDAH con problemas de desajuste emocional.
Los niños con TDAH sufren objetivamente un mayor número de experiencias
frustrantes, por sus características cognitivas, en muchas ocasiones viven dichas
experiencias más intensamente que otros niños de su edad. Todo ello unido al
desconcierto educativo de los padres, entre otros factores, pueden favorecer la
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Cuadro 12: Frecuencia con la que los niños con TDAH cumplen los criterios diagnósticos para el
Trastorno Negativista Desafiante
Los síntomas del Trastorno Frecuencia con la que aparecen en niños con TDAH.
Negativista Desafiante (DSM-IV TR)
• A menudo se encoleriza e Frecuente. El niño con TDAH exterioriza más sus emociones y
incurre en pataletas. no es extraño que ante situaciones frustrantes pierda el
control. Si la respuesta educativa del entorno no es correcta,
se pueden fomentar estas actitudes. Además, el niño que tiene
baja autoestima, que siente que su esfuerzo no sirve para
nada, que percibe que no controla su vida puede sentirse
irritable y deprimido.
• A menudo discute con No suele ser frecuente en niños con TDAH que no son
adultos. oposicionistas.
• A menudo molesta Muy frecuente en los niños con TDAH. En este caso se une, su
deliberadamente a otras deseo de llamar la atención (son más dependientes
personas. emocionalmente) y la necesidad de una respuesta inmediata.
Es frecuente que el niño con TDAH palmotee el brazo de la
persona que quiere que le escuche, tire de su jersey, le abrace
con demasiada presión o empuje para buscar su atención.
• A menudo acusa a otros de Muy frecuentemente en niños con TDAH o en cualquier niño
sus errores o de su mal que haya vivido reiteradas experiencias de fracaso. Echar la
comportamiento. culpa a los demás es una forma de defenderse cuando la
• A menudo es susceptible o percepción de que “todo lo hago mal” es muy intensa.
fácilmente molestado por
otros Por otra parte, los niños se vuelven muy susceptibles cuando
tienen baja autoestima y temen ser la burla de los demás.
• A menudo es colérico y El niño con TDAH puede ser,en ocasiones colérico, pero los
resentido padres coinciden en que nunca son resentidos, rencorosos o
• A menudo es rencoroso y vengativos. Son niños que no suelen guardar rencor porque
vengativo probablemente no retienen las experiencias ni planifican
venganzas. Viven el momento por lo que pasan página muy
rápidamente.
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Para valorar la presencia de TND en un niño con TDAH debemos analizar si:
Sólo algunos de los niños con TDAH inician comportamientos que acaban
derivando en un diagnostico asociado de Trastorno Disocial. En el Bloque I ya tuvimos
la oportunidad de familiarizarnos con los criterios diagnósticos. El Trastorno Disocial
incluye conductas más severas, que exigen una planificación mayor y que desvelan una
intención más consciente de causar daño. El riesgo de que un niño con TDAH
evolucione negativamente y acabe siendo diagnosticado también de Trastorno Disocial
es elevado, pero nunca debemos afirmar que todos los niños con TDAH acabarán
indefectiblemente asociando alguno de estos trastornos severos del comportamiento.
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Bloque IV : Evaluación y diagnóstico de los trastornos de la atención y del
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La comorbilidad del TDAH con depresión ha sido referida por múltiples investigaciones.
Treuting y Hinshaw (2001) compararon dos grupos de niños con TDAH (uno de ellos
con conducta agresiva y otro sin conducta agresiva) con un grupo control y
encontraron los siguientes resultados:
• Los niños con TDAH refirieron en el CDI de forma significativa más síntomas
depresivos que sus compañeros del grupo control sin TDAH aunque la
diferencia era menor entre el grupo de niños con TDAH sin agresividad y éste
grupo control.
• Aunque la mayoría de los niños con TDAH referían niveles subclínicos de
sintomatología depresiva,la variabilidad de la sintomatología fue muy alta y casi
un 25% (comparado con un 5% del grupo control) refería síntomas por encima
del umbral clínico.
• Utilizando el cuestionario Pierre-Harris, los niños del grupo control mostraban
mayor autoestima global y de comportamiento que los TDAH no agresivos
(diferencias casi significativas) y éstos mayor significativamente, que los del
grupo TDAH agresivo. Los TDAH agresivos refería peor autoestima académica
que los no agresivos, menor autoestima social, menor felicidad general y más
sentimientos de ansiedad y disforia que el grupo control.
• Tener o no tener TDAH no se asoció a menor autoestima de atractivo físico.
Realizar un correcto diagnóstico diferencial del TDAH con depresión resulta también
un tema complejo puesto que:
hoy en día es que muchos niños con Trastorno bipolar son mal diagnosticados
como TDAH.
• Puede que el diagnóstico de los trastornos del estado de ánimo no se esté
realizando de forma adecuada en niños.
Como hemos visto, el diagnóstico del TDAH exige un estudio a fondo del
comportamiento del niño en casa y en el colegio, bucear en su historia clínica, en los
antecedentes familiares y completar la exploración con pruebas neurológicas,
cognitivas, de aprendizajes y emocionales para trazar un perfil de las situación del niño
en el momento actual y para descartar que los síntomas puedan explicarse mejor por
la presencia de otro tipo de problema (Amen, Paldi y Thisted, 1993).
• Desde el punto de vista del niño nos interesa conocer, entre otros aspectos:
su perfil cognitivo, especificando sus capacidades más desarrolladas y
aquellas en las que parece mostrar un déficit más importante; el tipo de
estrategias que utiliza en la realización de diferentes tareas y el nivel de
desarrollo metacognitivo; su umbral de tolerancia a la frustración y al
esfuerzo; qué aspectos modulan su motivación; el nivel de autocontrol
motor y de control de sus impulsos; su nivel académico y las dificultades que
presenta en la ejecución de tareas escolares con autonomía; su nivel de
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Bloque IV : Evaluación y diagnóstico de los trastornos de la atención y del
comportamiento
Cada profesional debe seleccionar aquellas pruebas que considere son más adecuadas
para el conocimiento de cada niño en particular, familiarizarse con ellas y recoger
información cuantitativa y cualitativa de su ejecución. A continuación se ofrece una
lista resumida de algunas sugerencias (para más información sobre las pruebas
www.teaediciones.es):
Pruebas proyectivas