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-coleccion Ciencia que ladra... Mario Lozano ahi viene la plaga virus emergentes, epidemias y pandemias mario e. lozano ahi viene la plaga virus emergentes, epidemias y pandemias siglo veintiuno editores grupo editorial siglo veintiuno siglo xxi editores, s. a. dec. v. siglo xxi editores, s. a. CenRO DEL AGLIA 248, ROMERO DE TERREROS GUATEMALA 4824, © 1425 BUP, (04310, MESO, DF BUENOS AIRES, ARGENTINA salto de pagina, s. |. joteca nueva, s. |. ‘nunngA0 28; 28010, ALMAGROSB, 28010, apran, ESPANA MADRID, ESPARA Lozano, Mario E. ‘Ahi viene la plaga: virus emergentes, epidemias y pandemias. // - }° ed, (especial) - Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2011. 128 p. ils 20x14 cm. (Ciencia que ladra... / dirigida por Diego Golombek) SBN 978-987-1105-69-4 1, Epidemiologia I. ‘Titulo cDD 614.4 Fdicion especial para S. A. La Nacién, 2004, Siglo Veintiuno Editores S.A. pisefio de portada; Claudio Puglia ISBN: 978-987-1105-69-4 Impreso en Mundial 8. A. // C.A.B.A., Argentina, en el mes de septiembre de 2011 Hecho el depésito que marca la ley 11,723 Impreso en Argentina // Made in Argentina ESTE LIBRO (y esta coleccién) La clase de historia resultaba un poco mas divertida que de costumbre. El viejo profesor, en el afan de interesar un poco més a sus estudiantes, contaba algunas historias de su experiencia en las guerras de consolidacién del imperio. Parecfa funcionar: los alumnos no mostraban las caras de tedio de todos los dfas, ni ju- aban entre ellos ni Jefan la leecién de la materia siguiente. —Cuando ya estaba por terminar mi carrera en el ejército, me asignaron la conquista de un planeta curioso: era de los pocos en los que la vida se habfa diversificado en especies, y la continuidad de todo el sistema dependfa de las interacciones entre estas espe- Como siempre antes de cualquier misién, nos dedicamos a studiar los detalles de la vida en este planeta: sus puntos débiles, su capacidad de respuesta, c6mo reaccionarfan frente al ataque. —Pero en esos tiempos todavia no podfan modelizar el sis- tema y planear las alternativas —acoté una pelirroja pecosa, sen- tada en la segunda fila del aula. El profesor estaba satisfecho: todos los alumnos seguian la charla sin importarles cuanto faltaba para el recreo. —Es verdad. En esa época lo tinico que quedaba por hacer era enviar misiones de reconocimiento y basarnos en los datos que trafan de vuelta. El problema era que, entre misién y mi- si6n, las condiciones de vida en el planeta cambiaban, y pas6 mu- cho tiempo hasta que una de las especies se volvid dominante en forma estable y ahi sf pudimos establecer la estrategia. No sdlo los estudiantes segufan la clase con atenci6n; el mis- mo profesor iba posesiondndose con el relato, y volvia a ser el jo- ven oficial galardonado con la medalla al valor durante la con- quista del imperio, sus facciones brillaban con el entusiasmo que habia sido oscurecido por los afios de vida académica. Un chi- co pregunt6 como habfa sido el contraataque de los aborigenes. El profesor recordaba vividamente algunas de las escenas de su tiltima guerra: el olor y el gusto de las batallas, los momentos en que la derrota parecfa el futuro mas seguro. —Se organizaron como nunca lo habian hecho antes, lo que nos sorprendié mucho. Desarrollaron distintas técnicas para hacernos frente, y nos causaron més bajas que las que habiamos sufrido en cualquiera de las otras campafias. Ademds, nos obligaban a cam- biar de t&ctica cada tanto, porque desarrollabanalgtin tipo de arma nueva contra la que no estébamos preparados. Pero bueno, lo que pas6 después ustedes ya lo conocen bien: la mayor ofensiva de nues- tra historia termin6 venciéndolos, y el planeta es hoy parte de nues- tro imperio. Pero de eso ya vamos a hablar la clase que viene. —Profe, épero nos tenfan miedo? éY cémo nos llamaban?— quiso saber uno de los alumnos de la tiltima fila, que sofiaba con medallas y viajes por el espacio. El maestro se rascé la cabeza y dio una larga pitada a la pipa antes de contestar. Justo cuando respondfa comenzé a sonar el tim- bre del recreo. —Virus. Nos llamaban virus. Esta colecci6n de divulgaci6n cientifica esta escrita por cien- tificos que creen que ya es hora de asomar la cabeza por fuera del laboratorio y contar las maravillas, grandezas y miserias de la pro- fesion. Porque de eso se trata: de contar, de compartir un saber que, si sigue encerrado, puede volverse indtil. Ciencia que ladra... no mucrde, sdlo da sefiales de que cabalga. Diego Golombek Dedicatoria En uno de los primeros parrafos con que comenzaba mi te- sis de posgrado sobre el desarrollo de un método de diagnéstico 1 la fiebre hemorrdgica argentina, recuerdo haber deslizado igradecimiento a las personas que nos brindaron muestras de para poder llevar a cabo el desarrollo de ese ensayo. Ellos, padeciendo una enfermedad terrible, se hacfan tiempo para »tros pudiéramos interrogarlos acerca de su condicién o s de su cuerpo. Estas muestras resultaron esencia- joslico o tratamiento. 1 todas las personas que en cl medio del dolor, la vida y saben de la importancia que pueden tener tos de tiempo no redituables individualmente y los amiento de la calidad de vida de todos noso- a pesar de los peligros que enfrentan son ca- mbro para mejorar la salud de otras perso- que estan mas desesperados, poniéndose en s mas on, mi eterno reconocimiento. M.E.L. Acerca del autor Manio E. Lozano mlozano@unq.edu.ar Es doctor en Ciencias Bioquimicas de la Universidad Nacional de La Plata, Actualmente es Profesor Asociado de la Universidad Nacional de Quilmes e Investigador del conicer, Dirige proyectos de investiga- cién en el érea de la Virologia. Est casado, tiene un hijo y una hija y, sobre todo, es “cuervo” desde la cuna (fandtico del Club de fatbol San Lorenzo de Almagro), como bien pueden atestiguar sus compafieros de laboratorio y sus vecinos. Capitulo 1 La biologia de la emergencia .......- Capitulo 2 La vida mas alla de las fronteras de la definicion. Los virus .. Capitulo 3 Historias de virus. La viruela en América Capitulo 4 Yo, la peor de todas ... Capitulo 5 omienzo de la epidemia mas conocida ..... Capitulo 6 Qué febril la mirada .. Conclusiones ... Bibliografia ze Paginas web recomendadas .. . Capitulo 1 La biologia de la emergencia Los habitantes de Cedar Creek, California, se estdn en- fermando rdpidamente. Un virus mortal, que durante aiios se contuvo en las profundidades de la selva africana, ha encontrado la forma de infectar a toda la poblacién. El vi- rus puede estar en cualquier lado. Es mds mortal que la peste bubdnica y mds contagioso que la gripe... Y ame- naza con expandirse incontrolablemente: a los alrededo- res de San Francisco, por toda California, por los Esta- dos Unidos y, pronto, por todo el mundo. El Dr. Sam Daniels, en una carrera contra el tiempo, esté decidido a encontrar la forma de detener el virus antes de que se ex- panda mds allé de la ciudad. Pero también debe luchar contra sus superiores del gobierno, quienes tienen un plan para contener el virus de una manera tan compromete- doramente mortal como la epidemia misma.’ pelicula, la enfermedad proviene de la selva africana y 1 4 la civilizacién urbana dentro de un simpatico monito, que wresa en los Estados Unidos de Norteamérica gracias a la tan Me ing Ast presentaba la compafifa Wamer en 1995 su taquillera pelicula Epidemia (Outhicak), divigida por Wolfgang Petersen, y con las actuaciones de Dustin 1, Rene Russo y Morgan Freeman. 10 Manto E. Lozano mentada falta de control sanitario de los estadounidenses. Es ver- dad que esto se aplicarfa con mas rigor a nuestros sudamericanos ambientes, pero en la pelicula eso es lo que pasa. El virus mortal, aparentemente nuevo, puede ser finalmente controlado gracias a Ja actuaci6n de un cientffico (Hoffman) y un militar politicamen- te correctos. Estos dos individuos consiguen preparar un suero que permite proteger a las personas de la enfermedad antes de que el gobierno logre prender fuego a la ciudad afectada, con toda la gen- te adentro. Con esto, consiguen la triple victoria de, primero (y principal), salvar a la chica (Russo), y luego (y secundario), evi- tar la desaparicién de gente comin y prevenir una pandemia. Hasta hace pocos afios esta palabreja, pandemia,? parecia es- tar cada vez més lejos de nuestra realidad. Con los enormes avan- ces de la medicina en el transcurso del ultimo siglo, las epidemias mortfferas ya no parecfan posibles. La viruela, una de las prin- cipales pandemias de la €poca moderna, diezmé a la humani- dad por siglos, pero fue finalmente erradicada del planeta en 1977. Sin embargo, cuando la viruela se fue, llegé el sida. Para millo- nes de personas acostumbradas a la proteccién proporcionada por la ciencia biomédica, la palabra “epidemia” retumb6 con te- rror nuevamente. El sida, se supone, es una enfermedad nueva (un médico dedicado a la epidemiologfa dirfa que es una enfer- medad emergente). éY la viruela, no? La historia de Epidemia se bas6 en casos reales, muchos de los cuales serén desarrollados en mayor extension en alguno de los capitulos de este libro. En la vida real, varios cientificos se en- fermaron gravemente a causa de un mal que ellos estaban estu- 2 Una enfermedad es epidémica cuando hay un aumento del ntimero de ca- 50s en cualquier poblaci6n de un perfodo al siguiente, y es endémica cuando el mtimero de casos entre perfodos en la poblacidn es relativamente constante, pe- ro se presenta en todos los perfodos analizados. Una pandemia aparece cuando la enfermedad afecta précticamente a cualquier regi6n del planeta en el perfodo considerado y corre riesgo toda la poblacién humana. Ani VIEWE LA PLAGA 11 diando. Algunos de estos cientfficos murieron por una afecci6n a Ja que nunca hubieran estado expuestos a no ser por el tipo de trabajo que escogieron. Un trabajo generalmente poco remu- nerado y poco reconocido, por otra parte. Estos son algunos de los héroes cuyas historias vamos a mencionar mas adelante. Otros tuvicron més suerte y sobrevivieron... Veamos algunos ejemplos. En 1967, un grupo de 31 europeos resulté afectado por una enfermedad hemorrdgica5 hasta entonces desconocida y que pre- sent6 una alta mortalidad y graves secuelas en los sobrevivien- (es. La enfermedad empez6 en Belgrado, en la Yugoslavia gober- da por el mariscal Tito, y luego aparecié en Marburg y nkfurt, en la Alemania postnazi (por ese entonces, denomi- nada occidental). El virus que la produjo, que se denomin6é vi- Marburg por el lugar donde hubo més casos, result6 ser un pa- ie del virus Ebola que fue importado a Europa mediante el o de monos para experimentacion de la industria farmacéu- 1 enfermedad desaparecié répidamente sin esparcirse mas 4 de los focos iniciales, pero dej6 un ambiente de terror hacia ciones tropicales en Europa, y sobre todo en Alemania. Ese ite fue sufrido afios después, en 1974, por Uwe Brinkmann, jlogo alemén del Instituto de Medicina Tropical de Ham- ). Uwe habfa sido comisionado a Nigeria para rescatar a otro ‘dico aleman, Bernhard Mandrella, por entonces afectado con ro virus hemorrégico, el virus de Lassa. A pesar de que Mandre- habfa recibido la enfermedad por su cercanfa con los pacien- ' 186 un tipo de enfermedad que siempre viene acompafiada de fiebre muy :miento y dolor muscular. Sin embargo, el signo mas caracteristico de es- acias es la pérdida de sangre (generalmente hacia el interior del cuerpo) s. En los casos graves, la pérdida de sangre del paciente es visible nnte. En el Capitulo 6 vamos a mostrar algunos de los ejemplos de las 1s de enfermedades hemorragicas que han ocurrido en la historia de nues- 12 Manto E. Lozano tes alricanos que estaba tratando, el gobierno nigeriano insistfa en que la peste tenia un origen fordneo, y culpaba de ella a los eu- ropeos. Por lo mismo exigié su deportacién. Cuando Mandrella y Brinkmann, acompafiados por un médico inglés y tres enfer- meras africanas que habfan atendido a Mandrella en Nigeria, lle- garon al aeropuerto de Hamburgo, fueron recibidos de una ma- nera inesperada. Personal de las fuerzas de seguridad alemanas, vestidos como astronautas para evitar cualquier contacto casual con alguno de los seis pasajeros, los introdujeron en una camio- neta sellada y los transportaron hacia las afueras de la ciudad. En ese momento, Brinkmann, al lado de quien Mandrella todavia desfallecfa, sintié mds temor que el que habfa sentido en Africa, rodeado de una cantidad desconocida de patégenos mortales. “Es inevitable ahora, el gobierno de derecha nos tiene a su merced y nos va a eliminar”, pensaba Uwe. “Parece increible pero es mi pro- pia gente la que mds me aterroriza”... La Alemania nazi le ron- daba todavia por la cabeza. El mismo era un ciudadano de ascen- dencia judfa, socialmente activo, que habfa adherido muchas veces a politicas de izquierda. Los otros ocupantes de la camio- neta también podfan ser considerados presa para los nazis. Ade- mas del inglés y las tres mujeres negras, Mandrella era el hijo de un oficial militar que habia atentado contra la vida de Hitler el 20 de julio de 1944, raz6n por la cual habfa terminado ahorcado, y los costos de la ejecucién fueron cobrados a su viuda. Brinkmann y sus acompafiantes tuvieron suerte esa vez. Toda la puesta en escena fue producto de la histeria y el temor, y ellos fueron libe- rados luego de una simple cuarentena, con Mandrella ya recu- perado. Sin embargo, esta historia sdlo resalta el tipo de respues- tas que los gobiernos pueden tener cuando se enfrentan a enfermedades nuevas y desconocidas. Y permiten que conside- remos la ficcién de Epidemia desde un punto de vista un poco més real. En este libro vamos a analizar, sobre todo, las causas y las consecuencias de las enfermedades provocadas por virus, pero Ani VIEWE LA PLAGA 13 también nos detendremos a considerar algunos aspectos sociales que contribuyen a aumentar el terror que les tenemos a las epi- demias y a las pandemias (muchas veces, con raz6n). ¢Qué es una enfermedad emergente? En el imaginario colectivo suclen anidar conceptos con “sen- lo comtin”. Sin embargo, que algo tenga sentido no necesariamen- implica que sea cierto. De hecho, cuando nos ponemos a pen- qué quieren decir los que escriben o hablan “serio” cuando mencionan los problemas relacionados con las epidemias, vemos que existen algunos conceptos aceptados sin demasiado anidlisis.4 Un ejemplo de esto es el concepto de “enfermedades emergentes”, que se usa muchas veces sin conocer su real significado. ‘n principio, las enfermedades emergentes son un tipo es- ial de enfermedades infecciosas, lo que quiere decir que se »ducen a causa del ingreso de otro organismo en nuestro cuer- po. Sin embargo, no todos los organismos con los que nuestro po se relaciona, como vamos a ver mas adelante, provocan rmedades. A los que sf lo hacen los Ilamamos agentes infec- os 0 patégenos o, mds simplemente, plagas. En general es- ntes infecciosos son microorganismos, y se clasifican en iro grupos principales: pardsitos, hongos, bacterias y virus. Pero équé tipo especial de enfermedad infecciosa es una en- «dad emergente? Cuando, en las tltimas décadas, algtin medio stico menciona el término, suele referirse a una enferme- | que no existfa antes. Sin embargo, ya que es bastante raro to- se con enfermedades verdaderamente nuevas, lo que realmen- pec "Vas “tomue analizds, no te hagas el Keyserlin, es mejor hacerse el gil, cveyente y no dudar, del tango “Mentiras criollas”, de Oscar Arona, grabado 14 Mario E. Lozano te sucede es que no se esté reconociendo su existencia previa. El asunto es que, cuando investigamos a fondo, descubrimos que to- das las enfermedades estaban aqui hace mucho tiempo. Lo tnico que continuamente descubrimos y que es “emergente” es nuestra propia ignorancia y falta de observaci6n critica. Quizd deberfamos preguntarnos si existen causas légicas para explicar nuestra reduci- da capacidad de observacidn. La verdad es que sf existen, y no to- das ellas hablan bien de nosotros ni sirven para exculparnos. Mu- chas veces lo que sucede es que no tenemos recuerdos de la presencia de una determinada plaga, ya sea porque hasta hace po- co tiempo no éramos capaces de detectar la enfermedad o de di- ferenciar sus sintomas de los producidos por otras enfermedades, o bien porque no tenfamos la capacidad técnica para detectar al agente infeccioso. Por ejemplo, recientemente se crefa que la til- cera gastrica tenfa tinicamente causas psicosomaticas, 0 sea que era una dolencia causada tinicamente por los desvarios de la propia mente. Sin embargo, hace pocos afios se descubri6 que un gran nt- mero de casos de tilceras estaban relacionados con la presencia en el est6mago de una bacteria, a la que se Ilam6 Helicobacter py- lori.5 El problema es que hasta hace poco tiempo esta bacteria era muy dificil de ser detectada y por ello habfa resultado elusiva en los anélisis previos. Crece en condiciones muy especiales,® y recién en la década de 1980 se lograron establecer los primeros cultivos ar- tificiales, los que permitieron desarrollar estudios mas intensivos so- bre este microorganismo. Este descubrimiento abrié las puertas a un cambio drastico en la terapia de las tilceras, que comenzaron a ser tratadas, con un enorme éxito, mediante antibidticos. 5 “Helicobacter pylori, un bicho de hermosa forma helicoidal, que se mue- ve como un helicéptero, asi dando vueltas de aqui para all4 y te agujerea el es- t6mago”, segdin la acertada descripcion del locutor Lalo Mir por Radio del Plata el 25 de febrero de 2003, 6 Imagine el lector las condiciones de acidez extrema y la presencia de di- ferentes gases en nuestra cavidad estomacal donde esta bacteria alcanza las me- jores condiciones para su existencia. AWE VIEWE LA PLAGA 15 Podriamos decir entonces que las enfermedades emergentes son aquéllas recientemente descriptas. Sin embargo, muchas veces sede que las enfermedades son “recientes” sdlo para los cientf- cos occidentales. En general porque esa enfermedad se encontra- a localizada en una regin aislada del globo. Claro que el concep- to de “aislado” suele ser un poco sui generis en esta época de lobalizacién econdémica, militar e ideoldgica. Siempre es impor- inte leer con cuidado, ya que muchas veces suele suceder que “ais- ido” se aplica a todo lugar no habitado por occidentales 0 cristia- ‘os. Por ejemplo, en la década de 1950 se “descubri6” una “nueva” enfermedad y un “nuevo” virus. En realidad, soldados del ejérci- ) norteamericano, que avanzaban imperialmente en Corea, se en- maron de una enfermedad desconocida. Desconocida para ellos, para los ciudadanos orientales que habfan convivido con esa 4 durante siglos. El virus que la producia fue hallado en pa- 's que se enfermaron cerca del rio Hantaan, en Corea del Sur, y por cllo se denominé virus Hantaan al agente infeccioso. Mas Iclante se fueron descubriendo en el resto del mundo una gran jad de virus similares al Hantaan, los que se agruparon den- amilia y recibieron en forma global el nombre de han- cn honor al primero de ellos que fue aislado. Asi, aun en jones tan técnicas como las que aqui discutimos, es muy presentar una mirada ausente de ideologia. Lo importante, 1 odo caso, es no disfrazar la opinién propia de un falso e ine- nte objetivismo cientifico. Ademas, es justamente en el campo del estudio de las enfer- Jes emergentes y de los agentes productores de éstas don- defensores del llamado creacionismo’ todavia batallan con de fuerza. Por ejemplo, es muy comtin que asociemos el re- ica opuesta al evolucionismo, segiin la cual las especies de las directamente por Dios y no provienen unas de otras por 16 Mario E. Lozano surgimiento de una enfermedad emergente con la presencia de un patégeno recientemente aparecido en la naturaleza. Algunos creacionistas consideran que los agentes que las producen, los vi- rus por ejemplo, han aparecido “de la nada” sin mediar ningu- na causa que pueda ser relacionada con la evolucion de las espe- cies. Para colmo, muchas veces se incluyen razones derivadas del comportamiento religioso (0 de la falta de ello) como agentes causales de la aparicién de determinadas afecciones. Hace po- co tiempo la aparicién de esa terrible enfermedad que es el Sida’ fue relacionada con un castigo divino hacia una practica sexual supuestamente antinatural. Sin embargo, aun cuando se nos quie- ra convencer de lo contrario esgrimiendo opiniones “objetivas”, poco de esto es verdad. Las plagas y sus agentes productores no estan apareciendo con mayor frecuencia en esta época que en otras anteriores para aniquilar a los impfos. No hay ninguna evi- dencia de que Dios se esté ensafiando especialmente con noso- tros como en la época de Moisés con los egipcios. En general, la aparicién de lo que denominamos “nuevas” enfermedades pue- de ser explicada en funci6n de la perturbacién de pardmetros ecolégicos, en los que normalmente nosotros mismos estamos in- volucrados. De hecho, la mayorfa de los agentes patégenos que producen las enfermedades emergentes son, al menos, tan viejos como no- sotros en la Tierra, y es posible que hace mucho tiempo —pro- bablemente desde el momento en que los humanos terminamos de ocupar la mayorfa de los nichos ecolégicos habitables en el planeta (y eso fue hace unos 15 mil afios)— estos microbios se ha- yan puesto en contacto con algunos de nosotros. En realidad de- berfamos decir que se contactaron con los parientes menos afor- tunados de nuestros antepasados, muchos de los cuales deben de 8 Sindrome de inmunodeficiencia adquirida, producido por el vit o virus de la inmunodeficiencia humana (véase Capitulo 5). ANT VIENE LA PLAGA 17 haber perecido por esa causa, incluso sin poder dejar descenden- cia. De esta manera, los agentes productores de enfermedades ‘han estado asociados con nuestra suerte o desgracia como es- pecie desde el principio de nuestra evolucidn. Por lo mismo, es probable que todas las enfermedades infecciosas, incluso las que ‘is recientemente hemos reconocido como tales, sean tan vie- como la injusticia. O més viejas atin, si es que la injusticia 6 con nosotros. Ademds, como veremos mas adelante, la pro- pagaci6n de estas enfermedades fue utilizada muchas veces en nuestra historia para administrar “justicia’, imponer condiciones © conquistar pueblos, territorios y hasta imperios. Durante el mes de marzo de 2003 hizo su aparicién en Chi- , Hong Kong y Vietnam una enfermedad, denominada neu- ja atfpica, que todos acordariamos en incluirla como un :plo cldsico de enfermedad emergente. La enfermedad, que os conocida en el ambiente médico como Sindrome Respira- gudo y Grave (sars por sus siglas en inglés), comienza re alta, escalofrfos, tos y dificultad para respirar. En una mboca en una neumonfa, muchas veces mortal. umente después de la aparicién de los primeros ca- eclados, se comenzé a esparcir al resto del mundo. La acién Mundial de la Salud comenzé a recomendar que Hasta abril de 2003, en la Argentina no se habfan »to casos de la enfermedad. Muchas veces, lo que resul- resante de las pelfculas de “miedo” o de “suspenso” es licchos terribles que se describen suelen ser completa- os tranquilamente sentados frente a la pantalla. Sin em- , casos similares al descripto en la pelicula Epidemia po- ocurriendo bajo nuestras narices sin que nosotros »s enterados. En estos tiempos de vuelos transoced- vidos, nada impide que junto con algtin pasajero vue- virus causante de la enfermedad. éEstaraén nues- 18 Mario E. Lozano tros sistemas de salud y nuestras autoridades preparadas para responder a un peligro semejante? De cualquier manera no hemos contestado todavia a la pre- gunta inicial, équé son entonces las enfermedades emergentes? En realidad vamos a intentar responder a esta pregunta en el res- to del recorrido de este libro. Antes de embarcarnos de lleno en su resolucién, pongémonos de acuerdo en el uso de alguna ter- minologfa habitual en medicina. Cuando hablamos de agentes patdégenos o infecciosos o de agentes productores de enferme- dades nos referimos especfficamente a un conjunto de microor- ganismos capaces de sobrevivir y multiplicarse dentro de otros organismos, y, en algunos casos, en seres humanos. La aptitud para sobrevivir en otro organismo comienza con la capacidad de “invasividad”® del mismo. En medicina, al orga- nismo invadido se lo denomina huésped. Como di jimos, los hos- pedados son en general microorganismos que pueden ser pard- sitos, hongos, bacterias 0 virus, todos los cuales son bastante diferentes entre si, pero que desde el punto de vista del orga- nismo huésped son simplemente invasores. Otro tipo de invaso- Tes son extraterrestres que se reconocen porque no pueden mo- ver el dedo mefiique.!9 Gran parte del trabajo de los cientificos que estudian las enfermedades emergentes consiste en identifi- car ese “dedo mefiique” de los microorganismos que nos inva- den y que utilizan nuestro cuerpo como campo de crianza de nuevos y extrafios seres. Las bacterias, los pardsitos y los hongos son entidades biol6- gicas formadas por células (algunos, por una, otros, por varias). A pesar de las diferencias, todas son entidades celulares y se su- ° Frente a la falta de palabras adecuadas, siempre esté la virtud del cientifico, emulando con poca gracia al gran inventor y poeta Oliverio Girondo, de idearlas. 19 Un tal David Vincent cree en ellos, los ha visto y los persigue. Para los menos veteranos o los no adictos a las viejas series televisivas, recomendamos bus- car la serie Los invasores en algun canal de cable. AWi VIEME LA PLAGA 19 pone que una célula es la minima unidad que puede considerar- se como ser viviente. Por el contrario, los virus son bien diferen- (cs de todas las entidades celulares. Por ello, aunque estén forma- los por el mismo tipo de componentes moleculares caracteristicos de cualquier forma de vida, todavia nadie se ha puesto de acuer- sobre si los virus estan realmente “vivos”. Entonces, antes de responder al problema de la emergencia, una de las grandes pre- sunlas por abordarse es si los virus estan vivos o no. Para ello, lo mero es ponernos de acuerdo sobre qué es la vida. Los principios unificadores de la biologia moderna jologia es la ciencia que estudia a los seres vivos; y se como validos, al menos, cuatro principios generales que dan sustento, Intentaremos responder la cuestién de la natu- leza de los virus comenzando por discutir qué entienden los 408 por vida. 1, lodos los organismos obedecen a las leyes de la fisica y de la quimica. Hasta principios del siglo xx muchos bidlogos sntes crefan que los sistemas vivos eran cuantitativa y cua- iente diferentes de los sistemas no vivos, y que contenfan de si un tipo de energia, denominada “fuerza vital”, que ilaba para desempefiar actividades que no pueden ser a cabo fuera del organismo vivo. Este concepto se cono- 0 vilalismo, y a quienes lo proponen, como vitalistas, En os vitalistas tuvieron oposicién por parte de un gru- ocido como mecanicistas, quienes comenzaron mostran- @ cl cuerpo trabajaba esencialmente de la misma manera juina: los brazos eran palancas, el corazon una bom- mones fuelles y el est6mago un mortero. Aunque es- lelos mecénicos funcionaban, eran de utilidad limitada 20 Maio E. Lozano para el debate por su extrema simplicidad. En la actualidad ya no se discute dentro del mundo cientifico este postulado basico, pues hasta para una funcién tan claramente biolégica como la heren- cia se han encontrado los mecanismos fisicos y qu{micos que la sostienen. 2. Todos los organismos requieren energia. Dicho de otro modo, la vida no es autosustentable y para mantenerla debe ha- ber un aporte continuo de energfa desde el exterior. En nuestro caso el aporte energético proviene fundamentalmente del Sol.1! Los organismos fotosintéticos (como Jas plantas y algunas bacte- rias) capturan la energfa luminosa y la usan para sostener su cre- cimiento.!2 Otros organismos obtienen parte de esa energia al ali- mentarse de los tejidos vegetales (0 de los tejidos de otros organismos que se alimentaron de los vegetales), y la convier- ten en lo que necesitan (movimiento, electricidad, luz u otras for- mas de energfa quimica mas conveniente). 3. Todos los organismos vivos responden a la teoria de la evolucion. Esta afirmaci6n implica creer que las nuevas especies de seres vivos aparecen como producto de cambios realizados so- bre las especies ya existentes. Llevado al extremo, este pensa- miento indica que todos los seres vivos descienden de un tnico ser original. En ese sentido, la teorfa de la evoluci6n explica fun- damentalmente la gran diversidad de especies que existen y exis- ticron a lo largo de la historia del planeta. El concepto de que las especies actuales derivan de otras anteriores habfa sido postu- lado ya por grandes fildsofos griegos como Tales, Anaximandro, 11 Por sia alguien le interesa, son unas 13 x 1025 calorias por afio (calorfas més, calorfas menos). Hsa cifra en espafiol se mencionaria como 1,3 cuatrillones, Jo que no suena tan espectacular como un trece seguido de veintitrés ceros. 12 Véase Plantas, bacterias, hongos, mi mujer, el cocinero y su amante, de Luis Wall, en esta coleccién. Aud VIENE LA PLAGA 21 mpédocles, Epicuro y Aristétcles, pero los dogmas religiosos infantes después de la cafda del Imperio romano impidieron ifusion. La teoria que es mds aceptada actualmente para ex- ar como sucede la evolucion fue presentada por Charles Dar- win el 24 de noviembre de 1859 en un libro cuyo nombre com- pleto es Sobre el origen de las especies por seleccion natural, 0 la preservacion de las razas favorecidas en la lucha por la exis- iencia.13 Los grandes aportes de Darwin fueron la utilizacién del método cientifico, la presentacién de una enorme cantidad de evidencia experimental, el postulado de que la variacién —una acteristica innata de los seres vivos— es heredable, y la idea de cha por la existencia en la cual sobreviven principalmente los mas aptos. En la actualidad, la evidencia cientifica en favor de esta teorfa es avasalladora. 4. Todos los organismos estén formados por células. Este septo es de importancia central y tremenda para la biologia, coloca el énfasis en la uniformidad bdsica de todos los 1as vivos. Por lo tanto, concede un fundamento unitario a os tipos diferentes de organismos. Este principio, fruto de servacion, es el que permite distinguir una entidad viva (o cstuvo viva) de otra que jamas lo estuvo. La palabra célula jada por el cientifico inglés Robert Hooke hace mas de os. En una ocasi6n, en 1665, al tratar de explicar las ca- isticas del corcho, tom6 un cuchillo e hizo un corte. Al exa- © con el microscopio encontré una estructura parecida a cldas de un panal. Hooke, sin darse cuenta del estrellato que inal de este libro culmina con una frase memorable: “Hay gran- concepcién de que la vida, con sus diferentes fuerzas, ha sido alen- ren un corto ntimero de formas o en una sola, y que, mien- do girando segin la constante ley de gravitacién, se han n desarrollando, a partir de un principio tan sencillo, infi- las més bellas y maravillosas”. 22 Manto E. Lozano iban a alcanzar sus estructuras, sdlo las utiliz6 para explicar las propiedades eldsticas del corcho. Claro, también Ilamé células (celdas) a estos poros, que él consideraba vacios, y se gan6 el cie- lo, o al menos una miradita. El vocablo “célula” adopts su sig- nificado actual, la unidad basica de materia viva, unos 150 afios después, cuando René Dutrochet concluyé que “la célula es el elemento fundamental en la estructura de los seres vivos, forman- do tanto plantas como animales”. Finalmente, en 1858, el paté- logo Rudolf Virchow ampli estos conceptos y establecié que ca- da célula proviene de otra célula: “donde existe una célula debe haber habido una célula preexistente, asf como un animal sur- ge solamente de un animal y una planta surge solamente de una planta... A través de toda la serie de formas vivas, sean organis- mos animales o vegetales enteros, o sus partes componentes, go- bierna una ley de desarrollo continuo”.!5 Desde la perspectiva da- da por la teorfa de la evolucién de Darwin, publicada en el afio siguiente, el concepto de Virchow toma aun mayor significacién. Tal como el mismo Darwin declara, es mucho mas maravillo- sol6 pensar que la diversidad de la vida se haya desarrollado a partir de una tinica forma original y que las demas formas de vi- da surgieron como consecuencia de ese impulso original, que imaginar a cada uno de los diversos tipos de organismos crea- do especialmente desde la nada.” 4 Traducei6n libre pero certera, 15 Otra traducci6n libre pero igualmente certera. 160 combine el lector los adjetivos que le resulten més adecuados, entre ellos, complejo, magico, dificil de lograr, légico dentro de una concepcién mistica, 0 incluso inteligente. 1 Para decirlo de otra manera, si el autor de este libro creyera en algdn Dios, le gustarfa pensar que es tan poderoso e inteligente como para haber “creado” toda la diversidad de la vida en la Tierra (y por qué no, del universo completo) con él nico esfuerzo del impulso inicial. Ani VIENE LA PLAGA 23 Las excepciones a toda regla Todos los organismos conocidos cumplen estrictamente con (odas estas reglas. En el caso de los virus no se puede aseverar esto con completa seguridad. La principal discrepancia entre los hidlogos proviene del hecho de que en forma muy clara los vi- rus no estan formados por células. Sin embargo, también se pue- sostener que los otros principios tampoco son cubiertos por a particula viral aislada. En particular, un virus aislado es un stema estatico y, como tal, no esta bajo el influjo de las mis- as leyes fisicoquimicas que los sistemas vivos, no requiere de Particula viral Protalnes visies Gonora viral 5. Formacién do particula vi Figura Multiplicaci del virus: infec- cidn, desarrollo y reproduccién 24 Manto E. Lozano energfa para sobrevivir y no evoluciona. Sin embargo, cuando un virus infecta a una célula, sus componentes toman, literalmen- te, posesi6n de ésta y, asi, la célula infectada deja de ser lo que era antes de la infecci6n, convirtiéndose en una nueva entidad biol6gica que cumple con todos los requisitos que nosotros le pe- dimos a un ser para considerarlo vivo. Esta nueva entidad bio- légica esté controlada por el virus, y su funci6n principal es la de reproducir nuevos virus. Teniendo en cuenta el proceso glo- bal (infeccién, desarrollo y reproduccién) el nuevo “organismo” se esté multiplicando. Asf, si consideramos la célula infectada co- mo un virus, entonces el organismo si cumple con los requisi- tos mencionados. Claro que ante la dificultad de clasificarlos hay quienes los mencionan como entidades “casi” biolégicas. Con esto quieren decir que son claramente bioldgicos dentro de una célula y cla- ramente inertes fuera de ella. Sin embargo, no debemos perder de vista que esta dificultad tiene sobre todo aspectos semdanti- cos y que los virus siguen invadiendo, reproduciéndose y des- truyendo células, tejidos u organismos vivos, independientemen- te de nuestro humor al clasificarlos. En definitiva, estas partfculas complejas también son estudiadas por los especialistas de lo vi- vo. En los siguientes capftulos repasaremos qué influencia tienen y tuvieron estos pequefios agentes, vivos o no, en nuestra histo- ria y en nuestro desarrollo como especie. También veremos c6- mo, al someternos a situaciones extremas, nuestras “amigas” las plagas suelen tener la dudosa virtud de sacar a relucir nuestros peores y mejores sentimientos y reacciones. O, como solemos Ila- marla a veces, nuestra ideologia. Capitulo 2 La vida mas alla de las fronteras de la definicio6n. Los virus Habiamos luchado contra los “cascarudos”, contra los “gurbos”, contra los “hombres-robot’, contra los “manos”... Cada vez habiamos tropezado con un enemigo mds extra- jto, mds formidable... Y sabiamos que todos no eran mds que juguetes en manos de los ellos... Los ellos, los verda- deros invasores, los directores de todo...\8 la famosa historieta El Eternauta, Juan Salvo sobrevivia on una Buenos Aires asediada por una invasién de monstruo- s extraterrestires, que estaban teledirigidos por otra es- mas inteligente, los “manos”, Los hombres apresados por \ “manos” también se convertfan en “robots” sin conciencia y servian al invasor. Sin embargo, los “manos” no eran los pues ellos mismos estaban bajo el control de otros se- 5 “ellos”, Los “ellos” eran el odio césmico. Los virus son los »s” de nuestras células. El eternauta aprende a resistir a pe- destrucci6n del planeta y de sus seres queridos. Asi ha- bién las células de nuestro organismo. Como mencio- 108 cn el capitulo previo, cuando un virus infecta una célula Juan Salvo, El Eternauta, De la historieta homénima de Héctor German | (1917-1977), publicada por primera vez en la revista Frontera, en 1957, isco Solano L6pez (1928). 26 Mario E. Lozano y sus componentes toman posesion de ésta, la célula infectada se convierte en una maquina que ya no responde a sus propios de- signios sino que trabaja para el virus. Esa célula ya no es “nues- tra”. De la misma manera, un “hombre robot” controlado pox un teledirector insertado en su nuca, dirigido por un “mano”, a su vez dirigido por un “ello”, ya no era un hombre, al decir de Fa- valli, uno de los amigos del eternauta Juan Salvo. Comer y ser comidos En general, la postura mas extendida acerca de nuestra posi- cién como especie en la ecologia terrestre suele estar tefiida de una visi6n antropocéntrica. Solemos mirar demasiado hacia nuestro ombligo cuando tratamos de describir leyes generales de la natu- raleza. En este caso, nos colocamos en la punta de la pirdmide alimenticia, y de esta manera consideramos que todos los otros or- ganismos que estén debajo de nosotros en esa piraémide tienen la funcién preestablecida de servirnos. Claro que siempre olvidamos algtin detalle. Es verdad que nosotros somos omnfvoros y come- mos desde frutas hasta vegetales,19 hongos y animales. Sin em- bargo, también somos depredados por otras especies. Aunque la pequefiez de esos depredadores desluzca nuestra importancia co- mo especie, ellos no dejan de comernos. Tengan 0 no boca, apa- rato digestivo o aparato excretor, estén formados por una o por va- rias células (o por ninguna como los virus), la realidad es que nuestros pardsitos son nuestros depredadores y que ellos nos co- men. De hecho, usan los componentes de nuestros tejidos, degra- dandolos para obtener energia y convertirlos en otros componen- tes que les sirvan para multiplicarse. Nos comen vivos, y encima 19 Incluso vegetales que todavfa estén vivos en el momento de la ingesta, ipo- brecitos! AW VIENE LA PLAGA 27 muchas veces nos matan en el proceso. Lo mismo hacemos no- s con nuestra comida, éverdad? La depredacion es fundamentalmente la ingesti6n de orga- nismos vivos. Nosotros obtenemos asi nuestro alimento, también { podemos ser depredados. El tubo digestivo, donde degrada- mos los alimentos antes de absorberlos, sdlo en apariencia es “in- ior”, Aunque pueda resultar doloroso, uno puede hacer la prue- ba de utilizar un hilo suficientemente largo, que seria capaz de ‘er por completo el tubo digestivo desde la boca hasta el ano 1 necesitar, para ello, de atravesar ninguna membrana biold- 10 piel. Por lo tanto, nuestro tubo digestivo es un “exterior” esta metido hacia adentro.20 De la misma forma pueden ver- pared que recubre la tréquea y los bronquios de los pul- Asf, estos espacios “interiores” tienen una conexién di- con el exterior del cuerpo y son los sitios de entrada ccvionados mayoritariamente por los microorganismos que in- nuestro cuerpo. Estos organismos son, desde un punto visa eeolégico, nuestros propios depredadores. Durmiendo con el enemigo no sucede con las personas, entre el huésped y el invasor, 1 vez que se encuentran, se establece una gran variedad de re- pueden ser clasificadas en diferentes tipos de simbio- biosis (“vivir juntos”) es una asociacién intima y a lar- \1z0 cnire organismos diferentes?! que se clasifica en tres tipos. is mutualista cs beneficiosa para ambas especies, la sim- .clor que nuestro cuerpo embrionatio fuera un globo poco un punto del globo con un dedo, se genera una cavidad, que esté formado por el plistico exterior del globo, es de nuestro tubo digestivo. ndo, de especies diferentes. 28 Mario E. Lozano biosis comensalista es beneficiosa para una especie e indistinta para la otra y la simbiosis parasitaria es beneficiosa para una es- pecie y perjudicial para la otra. Todos podriamos establecer nume- rosas analogfas con este tipo de relacién en nuestra vida cotidia- na. La mayoria de las veces los organismos que nos invaden establecen relaciones mutualistas 0 comensalistas con nosotros, Las bacterias que sobreviven en nuestro intestino son mutualistas que utilizan la comida que nosotros no absorbemos y nos aportan algu- nas vitaminas a cambio, y las bacterias en nuestra piel o boca son comensalistas. Asi, los parasitos, aunque sean los que mas prensa tienen,2 son los visitantes mds raros u ocasionales. Cualquier pardsito necesita extraer energia del huésped pa- ra sobrevivir hasta tanto pueda salir de él con el objetivo prin- cipal de volver a reproducirse. Para ello, el pardsito se alimenta de la comida que en otras condiciones se utilizarfa en nuestras células. Deberiamos agregar que el pardsito, ademds de no apor- tar nada beneficioso al cuerpo, ni siquiera se comporta en for- ma neutra como los comensales, sino que lisa y llanamente pro- duce un perjuicio. El perjuicio es a veces tan evidente que nos impide realizar las tareas habituales a las que estébamos acos- tumbrados. Incluso solemos visualizar la regin del cuerpo que se encuentra afectada como de otro color, o directamente infla- da como un globo. Sin embargo, no olvidemos que a los pardsitos les debemos todo. Nosotros,5 cual orientales después de la guerra del 45 con los autos norteamericanos (aunque no tan rapido), les hemos co- piado su estrategia de generacién para permitir nuestra propia re- producci6n. Si no lo creen, reemplacen en el parrafo anterior la * Claro que lo que realmente tienen los pardsitos es muy mala prensa... y ya sabemos que el periodismo sélo se ocupa de las malas noticias. 25 En este caso, “nosotros” se refiere a todos los mamiferos placentarios, desde las ratas hasta las ballenas, pasando por las vacas, los felinos y los seres humanos. Aul VIEWE LA PLAGA 29 palabra “parasito” por la palabra “feto” todas las veces que la en- cuentren y diganme si no se aplica exactamente a una hembra cmbarazada?4 aunque las dificultades no sean tan graves en ¢s- (ce caso como cuando de patégenos se trata. Por supuesto, el pa- rasitismo causa problemas. Las enfermedades infecciosas que tanto nos afectan son en general el producto de una relacién sitaria. Su consecuencia mds comtin implica la eliminacién dc los miembros més jévenes, los muy viejos o los menos capa- ados. Esta eliminaci6n puede producirse como consecuencia irecta de la relacién parasitaria 0, de manera mas frecuente, lirectamente, tornando a los individuos afectados mas suscep- 's a otros depredadores 0 a los efectos del clima o de la es- z de alimento. Aun cuando sepamos poco de la dinamica de estas interac- nes entre pardsito y huésped, es posible predecir que, indepen- temente del grado inicial de virulencia con la que un agen- nfeccioso comienza una infeccién, la mayorfa de las rmedades causadas por los pardsitos se tornaraén con el pa- tiempo menos virulentas. Un razonamiento sencillo nos aria que la disminuci6n de la virulencia implica que un pa- 0 se va convirtiendo en menos eficiente, o que el huésped es- mpezando a ganar la batalla, Este aspecto eficientista pue- estar influido por la visién, muy comdn, de que los parasitos in si matan a su huésped. Sin embargo, como vamos a ver (0, nada esta mas lejos de la realidad. Los depredadores, en ral, utilizan una variedad de técnicas —o tacticas— para ob- su alimento. Lo mismo hacen los patégenos. Estas tacti- encuentran bajo una intensa presién de seleccidn, pero * quiere decir esto? c tome ésta como una expresiOn despectiva, ya que en este caso tam- a todos los mamfferos placentarios, desde las ratas hasta las ba- por las vacas o las gatas. 30 Manto E. Lozano Darwin tiene algo para contar Siempre que un pardsito intenta obtener energfa, el hués- ped cambia su comportamiento para defenderse. A largo pla- zo, una poblacién afectada, vista como un todo, puede cam- biar su composici6n genética para combatir mejor al pardsito; de esta manera se hace més resistente a la infeccién. En es- tas condiciones, al pardsito no le queda otra salida que mo- dificar su comportamiento, y para perpetuar esa modificacién debe cambiar su propia composicién genética. El parasito de- predador no induce ningtin cambio genético en los individuos afectados. Todo lo contrario, ya que ningtin individuo en par- ticular sufre tantos cambios genéticos en su vida como para adaptarse a la presencia de un depredador. Lo que sucede es que en una poblaci6n cualquiera existen ya una gran variedad de individuos, cada uno de los cuales tiene un patrén genéti- co distintivo. Alguno de estos patrones genéticos va a estar me- jor preparado que otros para resistir al depredador, o visto des- de otro Angulo, algunos patrones genéticos van a sucumbir mas rapidamente. Los individuos que posean los patrones genéti- cos menos exitosos dejarén menos descendencia o, si mueren muy rapido, directamente no dejardn ninguna. En cambio, los mas resistentes continuardn reproduciéndose a una tasa simi- lar a la de antes de que apareciera el pardsito. Por ello, muchos de los descendientes de la poblacién que fue afectada por pri- mera vez por el depredador seran hijos de individuos con un mayor grado de resistencia, y por lo tanto ellos mismos serén mas resistentes. Con el tiempo y el transcurrir de las genera- ciones, habré en la poblacién una mayor representacién pro- porcional de aquellos individuos cuyos patrones genéticos les confirieron mas resistencia a la enfermedad y que fueron mas exitosos. En cl caso mas extremo la descendencia provendra exclusivamente de los resistentes y asf toda la progenie habra adquirido resistencia. A esto Darwin lo Ilam6 seleccién natu- AWi VIENE LA PLAGA 31 ly es el fundamento principal de su teorfa. Para el depre- idor, esta teorfa indica que es probable que aquellos indivi- 1os que obtienen el alimento mds eficientemente dejen la ma- yor cantidad de descendencia. Como veremos unos pocos rafos mds adelante con el caso de los conejos australianos, los agentes infecciosos el mds eficiente no es necesaria- ite el que come mas rapido. Asf, la depredacién afecta la lucién del depredador y de la presa, y en forma simultanea. listo es lo que Ilamamos coevolucién. Normalmente, por me- dio del mecanismo de coevoluci6n, el parasito se torna mas nuado en su virulencia en definitiva, se adapta a sobrevi- r mas tiempo dentro del mismo huésped. Vivir y dejar vivir: intiene a la presa viva por mds tiempo, el depredador ten- material de sobra para crecer y multiplicarse. Y también més tiempo para pasar a un nuevo individuo y asf po- arcirse con mayor éxito. Ne hecho, algunos pardsitos conviven con nosotros duran- icho tiempo. Casi todos los humanos estamos infectados ‘| virus del herpes desde nuestra mas precoz infancia. Es- s se aloja en nuestro sistema nervioso de una forma tan a que normalmente no nos afecta en lo més minimo. »s los virus migran por las neuronas hasta llegar a la su- c de otras células, como por ejemplo las de tipo sensorial encuentran en nuestra piel. Cuando algtin tipo de shock ude instanténeamente (como un exceso de irradiacién ao una alteracién nerviosa muy fuerte), las defen- protegen a las células sensoriales decaen y estas célu- yadidas por el virus del herpes; se produce asf la fa- todo en verano) enfermedad herpética de la piel. mos o abrazamos a nuestros hijos solemos trans- 1 percibirlo, nuestro virus del herpes de la misma for- © nuestros padres lo hicieron con nosotros. 32 Mario E, Lozano Coevoluci6n o muerte Si un pardsito matase a todos los huéspedes a los cuales en- cuentra, entonces también él perecerfa. Existen al menos dos es- trategias que pueden adoptar los pardsitos para asegurar su per- manencia, y ambas dependen de su propio estilo de vida. Por un lado, si el parasito es muy rapido para multiplicarse y pasar a otro huésped y si, al mismo tiempo, hay una cantidad infinita de nue- vos huéspedes no infectados donde anidar, el pardsito puede man- tener un estado de alta virulencia?5 generaci6n tras generacién. Sin embargo, la realidad es que si este tipo de pardsitos tuviera el suficiente éxito, se harfa cada vez més dificil encontrar una can- tidad ilimitada de nuevos huéspedes no infectados. Lo ldégico en este caso es que la poblacién huésped disminuya, y por lo mis- mo la “comida” potencial del pardsito también disminuird. Por ello, el mantenimiento de un estado de alta virulencia termina siendo contraproducente para el propio parasito. Asi, si cualquie- ra de los preceptos mencionados no se cumple,?6 al parasito no le queda otro camino que atenuar su virulencia. En este caso cuen- ta con la complicaci6n de que el huésped también tendra tiem- po para combatirlo, por lo que los pardsitos deberan utilizar es- te tiempo para cambiar y adaptarse también a las nuevas respuestas del huésped. Por lo mismo, casi todas las relaciones de coevoluci6n, con el tiempo, terminan en la atenuaci6n de las res- Ppuestas entre predador y presa. Para ilustrarlo veamos una serie de desventuras ocurridas en Australia. Los disefiadores de politicas ambientales australianas no les temian a los riesgos y por ello se embarcaron en un proyecto que, 25 Lo que equivale a decir que puede continuar siendo muy patégeno o muy mortal para el huésped. 26 Por ejemplo, si el parasito no es muy rdpido para multiplicarse, o no es lo suficientemente eficiente para pasar rapido a otro huésped, 0 no hay una can- tidad suficiente de nuevos huéspedes no infectados donde anidar. VIENE LA PLAGA 33 wa controlar un desbalance grave del equilibrio ecoldgico, im- icd una serie de peligros que no se tuvieron en cuenta y gene- ‘on nuevos desequilibrios. No hubo conejos en Australia has- 1859, cuando un sefior inglés importé apenas una docena de estos encantadores animalitos desde Europa, para distraer a su josa y agraciar su hacienda. Los conejos se reproducen muy 0, apenas un poco mas rapido de lo que tardamos en re- onocer el problema que generan. Y ese “apenas” es mds que iente. En poco mas de un lustro (1865), el mencionado ca- o habia matado a un total de 20.000 conejos en su propie- | y calcul6 que quedaban todavia otros 10.000, En 1887, en Nueva Gales del Sur solamente, los australianos mataron 20 mi- mies de conejos. Llegado el siglo xx aparecieron nuevas herra- tas de combate contra las plagas. En la década de 1950, la acién de Australia estaba siendo consumida por hordas de jos. En ese afio el gobierno traté de hacer algo para dete- los simp&ticos animalitos. En Sudamérica, los conejos lo- estén adaptados a un virus con el que conviven desde ha- ho tiempo. Este se transmite cuando los mosquitos que la sangre de un conejo infectado lo depositan sobre un co- ) sano, ya sea por deposicién o por la nueva picadura. Este infeccioso, denominado virus de la mixomatosis, provo- na enfermedad leve en los conejos de Sudamérica, que huéspedes normales. Sin embargo, es mortal para el co- iropeo, que fue el que se implanté en Australia.2” Asf que ja se liberaron en el campo una gran cantidad de co- clados con el virus de la mixomatosis, esperando que itos aut6ctonos hicieran el trabajo de esparcir el agen- ioso, En un comienzo, los efectos fueron espectacula- rlacién de conejos declinéd de manera constante: Ile- ratorio se calculé que mataba aproximadamente al 98% de los pea afectados. 34 Manto E. Lozano g6 a ser menos del 10% de la poblaci6n original, cuando comen- z6 el tratamiento en gran escala. De esta manera se recupera- ton zonas de pastura para los rebaiios de ovejas, de los cuales de- pende en gran medida la economia de Australia, Sin embargo, en poco tiempo aparecieron evidencias de que algunos conejos eran mas resistentes a la enfermedad. Como estos conejos eran los que més se reproducian, sus crias también resultaron resistentes al vi- tus de la mixomatosis. Cuando el fenémeno se estudi6 en for- ma global, se observé que no sélo los conejos se volvian ms re- sistentes, sino también que el virus iba atenuando su virulencia generacién tras generacién. Asi, habia ocurrido un doble proceso de seleccién. El virus original habia resultado tan répidamente fatal que el conejo infec- tado solfa morir antes de que tuviese tiempo de ser picado por un mosquito y, por lo tanto, de infectar a otro conejo; la cepa del virus letal, entonces, moria o desaparecfa junto con el conejo. Por otra parte, en la preparacién original de virus deberfa de haber al- gunos mas atenuados. En las condiciones de muy alta mortali- dad de los conejos, las cepas virales de efectos mas atenuados te- nian una mejor probabilidad de sobrevivir, dado que disponfan de mejores oportunidades y, fundamentalmente, de mas tiempo pa- ra encontrar un nuevo huésped. De tal manera, la seleccién co- menz6 a operar en favor de una cepa menos virulenta del virus. Por su parte, un conejo que sobrevive a una infeccién inicial que- da “protegido” como si hubiera sido vacunado, por lo que no vuel- ve a enfermarse facilmente. Ademés es probable que los sobre- vivientes hayan sido los que més resistencia intrinseca tuvieron al virus original. De esta manera su descendencia también debfa ser mas resistente, por lo que cuando estos conejos comenzaron a proliferar, todos los conejos australianos fueron adquiriendo re- sistencia al virus de la mixomatosis. Hace poco tiempo, como re- sultado de la répida coevoluci6n, la relacin huésped-pardsito se estabilizé, por lo que los conejos volvieron a multiplicarse, y regeneraron la poblacién existente antes del comienzo del ataque. AWi VIENE LA PLAGA 35 En definitiva, se utilizé un arma bioldgica tremendamen- (c activa, pero las consecuencias distaron mucho de ser las es- peradas. De hecho, no se contuvo la proliferacién de los co- jos y se mantuvo el riesgo del desequilibrio ambiental comenzado hace 150 aiios, y; por el contrario, se gener6é una daptacién de los animales, se los torn6é mas fuertes para re- a una plaga como el virus de la mixomatosis. A pesar de ensefianzas que debieron haber quedado después de este tre- ndo fracaso, hace poco tiempo se intenté nuevamente en \ustralia repetir la metodologia para eliminar los conejos con nuevo patégeno cuya dinémica poblacional se desconocia por completo. Es obvio que hay gente a la que le encan- los riesgos. El problema es cuando al asumirlos se involu- demasiadas personas, 0, como en este caso, a un ecosis- completo. la carrera armamentista y ol escape de la depredacién Aun cuando Ieguen a armisticios exitosos (adaptaci6n),28 los adores y las presas estan comprometidos en una escala- mamentista interminable. Los organismos que a su pesar convierten en presa generalmente tienden a eludir a sus depre- res sin entablar combates. Algunas especies son maestras en 2 y se ocultan a simple vista, y otras simplemente sin- n su ciclo vital para darles mas chance a los individuos jares de sobrevivir a la depredacién. Nosotros ni escapa- » podriamos, los depredadores estan adentro de nosotros) acidn es el proceso por el que un individuo se acomoda al me- sus cambios. En este caso se refiere a los procesos a través de sped se acomoda a los cambios de su medio, provocados por el rsa. 36 Mario E. Lozano ni nos disfrazamos (bueno, al menos no lo hacemos para enga- fiar a los depredadores) ni cambiamos nuestros habitos de repro- ducci6n para evitar la depredaci6n. Como vimos antes, el para- sito como depredador tiende a convertirse en menos virulento. Sin embargo, nosotros, como presa, poseemos la tendencia a eli- minar a los predadores. Para ello, ejecutamos mecanismos de de- fensa que tienden en principio a protegernos y en definitiva a sacarnos de encima la pesada carga de estar alimentando a otro individuo (millones de otros, en realidad). El ataque Los animales hemos desarrollado diversas respuestas que ex- cluyen o destruyen a los microorganismos, a otros invasores Cx- trafios y a las células que no son tipicamente propias. Estas res- puestas dependen de la actividad de una variedad de tipos de células de nuestra sangre, denominadas globulos blancos. Todas estas células blancas descienden de lo que denominamos célu- Jas madre que estan en la médula 6sea. Normalmente la primera respuesta a un ataque de un depre- dador microscépico es inflamatoria. Esta respuesta no es especifi- ca ya que simplemente implica el aislamiento y la destrucci6n indis- criminada del foco infeccioso mediante la utilizacién de algunas células de la sangre. Como sabemos, la sangre recorre el cuerpo atra- vesando venas y arterias. Generalmente reconocemios las venas y ar- terias como “cafios” dentro de los cuales circula el importantisimo elemento que transporta alimentos y oxigeno a todas las células del cuerpo. Sin embargo, para poder llegar a cada una de las células cor- porales, los vasos sanguineos tienen que ramificarse y achicar su tamafio. A los vasos mas pequefios, los que sdlo tienen una capa de células que los recubren y que hacen las veces de minipared, se los denomina capilares. Para producir la respuesta inflamatoria, las células que forman la pared de los capilares de la sangre que se en: ANT VIENE LA PLAGA cuentran en la proximidad del tejido infectado (normalmente la piel) producen la liberacién de sustancias quimicas (histamina, interfe- 16n29 y otras). Estas sustancias son capaces de abrir “orificios” en las paredes del capilar. De esta manera algunos glébulos blancoss° pueden salir del torrente sanguineo (que a la altura de los capila- res es en realidad un arroyito), y junto con ellos sale también el li- quido y otros componentes de la sangre. El paso de Iiquido a la zo- na afectada provoca la caracteristica hinchaz6n del foco infeccioso, mientras que la actividad degradativa de las células muchas veces yenera el espantoso fluido que conocemos como pus. La defensa Si el predador microscépico pudo atravesar la primera barre- 1 (la piel, por ejemplo) o si ocurre el contagio directo al interior cl cuerpo a través de heridas, la tinica defensa que nos queda es ) que denominamos respuesta inmune. Esta respuesta inmune es imente especffica ¢ implica fundamentalmente dos tipos de gl6- los blancos de la sangre: los linfocitos B y los linfocitos T. Cuando algén elemento extrafio logra ingresar en nuestro erpo, los linfocitos B (que maduran en el bazo)3! comienzan .intetizar una serie de moléculas que son capaces de inmovi- .” Los interferones proveen, ademés, otro tipo muy diferente de defensa no . dirigida contra los interferones son proteinas pequefias pro- por las células infectadas por virus que estimulan a las células vecinas defenderse contra la infeccién viral. También estimulan a las que intervie- 1 la respuesta inmune. Los interferones se suelen utilizar como constitu- ; de las cremas que permiten tratar el herpes de los labios. este caso, los denominados granolucitos, fagocitos y macr6fagos, que 's nombres lo indican, se comen todo lo que encuentran. bazo es una glandula que esté situada en el lado izquierdo del abdomen, de las costillas, y se encarga de filtrar la sangre, climinar de la corriente las células inservibles y producir linfocitos y otras células. 38 Manto E. Lozano lizar al invasor. Estas moléculas se denominan anticuerpos, y tic- nen una forma caracterfstica que es complementaria a alguna es- tructura de la superficie externa de los invasores. De esta ma- nera los anticuerpos encajan perfectamente en cada porcidn de la cobertura exterior de los microbios. Un microorganismo que- da asf en poco tiempo cubierto de anticuerpos. El proceso lo in- moviliza y, asf, es facil presa de otras células de la sangre, que literalmente se lo comen y lo destruyen. Los linfocitos T son células que maduran en el timo,32 y son responsables de la destrucci6n de los agentes infecciosos y de las células que los contienen. Algunos linfocitos T acttian directamen- te contra el invasor (citotéxicos) y otros lo hacen indirectamente (cooperadores). Los linfocitos T citotéxicos reconocen células que estan infectadas con algtin par4sito intracelular y las destruyen (junto con el agente infeccioso que llevan dentro, claro), mien- tras que los linfocitos T cooperadores aumentan la respuesta in- mune. Sin la accién de las células T cooperadoras la respuesta in- mune hacia cualquier infeccién es muy suave e insuficiente. Volviendo a nuestra parabola inicial sobre El Eternauta, cuando Favalli, el amigo de Juan Salvo, dice que los “hombres robot” no son verdaderamente hombres, lo hace para justificar su matanza. Nuestro cuerpo trabaja igual que Favalli. Si encuen- tra a un “ello” (un virus aislado) lo reconoce como extraiio y lo destruye, y si encuentra a un “hombre-robot” (una célula pro- pia cuyo control esté en manos del virus que la infecta), tam- bién lo reconoce como extrafio e intenta destruirlo. Asf, nuestra respuesta a la presencia de algtin elemento extra- fio en la sangre es muy violenta. Tanto, que a nuestros depreda- 32 B] timo es una glindula indispensable para la maduracién de la inmuni- dad en todos los vertebrados. £n el cuerpo humano, se encuentra en la entrada del t6rax, delante del corazén y por debajo de la terminacién del cuello. Su fun- cidn es importantisima: interviene en la produccién de los linfocitos T, que pue- den desiruir otras células, bacterias o virus. VIENE LA PLAGA 39 dores no les queda otra salida que ser mas veloces que nuestras [ensas o cambiar. Muchos virus eligen la estrategia del camufla- : para evitar la accion de la respuesta inmune del huésped. Por plo, el virus de la gripe cambia su estructura externa y se dis- za para que el huésped no lo reconozca.55 Otros, como el virus responsable del sida (sindrome de inmunodeficiencia adquirida), denominado virus de la inmunodeficiencia humana o viH, han de- rrollado una estructura totalmente diferente que les asegura su intenimiento y proliferacién en nuestro cuerpo a pesar de todos los mecanismos de inmunidad que mencionamos. El vin invade (y destruye) principalmente las células T cooperadoras,*4 y deja el istema inmune de la victima con una capacidad muy disminuida responder contra las infecciones. En las etapas finales de la en- nedad, el virus invade otras células y tejidos del cuerpo, inclui- (los los del sistema nervioso. La deficiencia inmunolégica termina tando a los pacientes, ya que no pueden responder con efica- 1 contra otras infecciones y de esta manera quedan cada vez mds expuestos a enfermarse. El virus del sida esta presente en altos ni- s en la sangre y en el semen de los individuos infectados y, por mismo, se transmite por contacto sexual (heterosexual u homo- xual, oral, vaginal o anal), y a través del intercambio de sangre o de productos de la sangre. vel lo Somos muchos y (por eso) nos enfermamos jévenes Para muchas poblaciones la depredaci6n es la causa princi- pal de muerte. Aun asi, paraddjicamente, no esta claro en abso- 35 Véase el Capitulo 4. 54 Justamente, la medida de la cantidad de células T cooperadoras en san- - Jes da una idea a los médicos del progreso del sida en una persona infecta- por el viii 40 Manto E. Lozano luto que la depredaci6n necesariamente reduzca de manera sig- nificativa el ntimero de una poblacién de presas de una genera- ci6n a la siguiente. Por ejemplo, en el medio salvaje, la depreda- ci6n tiende a eliminar a los individuos (animales u otros) que se encuentran en una condicién fisica disminuida. Asi, muchas de las muertes producidas por los depredadores se realizan sobre los individuos que tienen mas chances de morir y menos posibilidad de reproducirse. Por lo mismo, en general, la depredaci6n no afec- ta la tasa de reproduccién de la especie depredada.35 Sin embargo, en algunas situaciones, los depredadores “limi- tan” a sus presas. Esto ha sido demostrado mds claramente en ca- sos relacionados con la introduccién de especies alienigenas (extra- fias). Volvamos a tomar a Australia como ejemplo del desbalance, total es un pafs que queda lejos y no se parece al nuestro... Otro caballero inglés, de dudosos gustos, compr6 una parti- da de cactus tuna de Sudamérica. Al poco tiempo, el cactus se di- fundi6 por los campos y las pasturas australianas, hasta que més de 12 millones de hectdéreas quedaron tan densamente cubiertas de cactus que casi no podian soportar otros tipos de vegetacién. El cactus comenz6 luego a extenderse por toda Australia, a una ta- sa aproximada de 400 mil hectareas por afio. Para controlar la pla- ga se import6 un depredador natural, una polilla sudamericana cuyas orugas se alimentan solamente de cactus. Actualmente s6- lo puede encontrarse algtin cactus ocasional y pocas polillas. Sin embargo, la introducci6n de la polilla alienfgena también fue una estrategia riesgosa, aunque ya vimos que en Australia se carac- terizan por ser demasiado afectos a las emociones fuertes. Hay otros casos de depredacién en los que el depredador afec- ta especialmente a ciertos grupos etarios ~juveniles 0 adultos, por 35 Es obvio que esto deja de ser cierto cuando se ineluyen factores psicolégi- cos en la cuestin, como ocurte en el caso de los cazadores humanos, que con su deseo de obtener un hermoso trofeo, es més probable que dafien o destruyan ani- males fuertes y sanos, fos que sf tienen la maxima posibilidad de reproducirse. VIEWE LA PLAGA 41 ‘nplo—, como en el caso de los microbios productores de las “en- medades de la infancia”. La desaparicidn de individuos jéve- ics, que mueren en general mucho antes de entrar en la edad re- roductora, afecta dramaticamente el crecimiento y el desarrollo una poblacion y en muchos casos puede promover ajustes de estrategias de reproducci6n. El hecho de que las llamemos en- medades de la infancia no quiere decir que sdlo afecten a los ni- os. En realidad lo que queremos decir es que nos afectan “des- que somos nifios, y que en una poblacién en contacto con el ente productor de esas enfermedades, la mayorfa de los adul- ; son individuos que sobrevivieron a la infecci6n infantil. Estas fermedades, que han afectado durante casi toda la historia a poblaciones humanas, rara vez se observan en otras poblacio- s animales, Aparentemente esto se debe a que las enfermeda- cs de la infancia no se establecen definitivamente en una pobla- cidn hasta que no se haya superado un determinado ntimero de idividuos, lo que sélo se logra en los establecimientos urbanos po- pulosos de los humanos. Entonces, es la organizacién social que areci como consecuencia del asentamiento de los clanes n6- nades después de la aparicién de la agricultura la que dio lugar | establecimiento de estas enfermedades como endémicas.5* Una las enfermedades de la infancia mas caracteristicas es la virue- un mal viral causado por el virus smallpox. De esta enfermedad y de su relacién con la historia de nuestro continente hablaremos ‘is detenidamente en el préximo capitulo. de 36 Ya lo habfamos mencionado pero no viene mal repetirlo: se lama epide- la enfermedad en la que el ntimero de casos aumenta sensiblemente en una blacién de un perfodo al siguiente. Por cl contrario, una enfermedad es endém 1 cuando el nimero de casos entre perfodos en la poblacién es relativamente cons- te pero se presenta en todos los periodos analizados. Una pandemia es cuando + poblacién, consideramos a toda Ja humanidad o por regi6n a toda la Tierra. Capitulo 3 Historias de virus. La viruela en América Un grupo de mujeres incas aprendieron a enfrentar la epi- demia. Sin embargo, para el afio 1525 la extrafia plaga ya se habia extendido demasiado por los Andes y nadie podia detenerla. Dos afios mds tarde, Huayna Capac, uno de los hombres mds poderosos de la Tierra, se niega a se- guir los consejos de las mujeres y, encervado en su pala- cio, no puede evitar que la enfermedad trasponga los mu- ros de piedra, y reclame su vida y poco después la de su hijo, Ninan Cuyochi, el heredero. Los dioses andinos han fallado, y es el comienzo del fin. El Tawantinsuyu (el im- perio inca) comienza a desmembrarse en las luchas pa- laciegas de Hudscar y Atahualpa, y termina siendo facil presa de Pizarro, el invasor espafiol.37 57 Daniel Peters, The Incas, Nueva York, Random House, 1991. En una no- en la que mezcla situaciones y personajes hist6ricos e imaginarios, Peters fe esta manera la influencia de una enfermedad trafda por los europeos, so- 1 cafda y destruccién del Imperio Inca. En ese sentido, probablemente se acer- ala verdad que muchas de las versiones hist6ricamente aceptadas de la ucci6n del Tawantinsuyu. 44 Mario E. Lozano Las plagas que (se) hicieron la América La historia oficial de la conquista de América por los espa- floles pone mucho més énfasis en los factores humanos para ex- plicar la cafda de las civilizaciones indigenas. Asi, la diferencia tecnolégica, arcabuces, ruedas y acero, ritos y mitos, mastines y caballos, intrigas politicas, Cortés o Pizarro, Moctezuma 0 C4- pac, Cuauhtémoc, Hudscar o Atahualpa reciben la exclusiva atencidn de cronistas de €poca e¢ historiadores modernos, Sin embargo, para un mejor entendimiento de cé6mo fue po- sible que civilizaciones tan antiguas y s6lidas como las ameri- canas (cuyas expresiones més espectaculares, desde el punto de vista europeo, fueron el Tawantinsuyu o Imperio Inca en los An- des y el Imperio Azteca en México) hayan ofrecido tan pobre resistencia a la exploraci6n e invasion europeas, no puede sos- layarse la influencia de las epidemias de 1525-1527, 1546 y 1558- 1559, cuya magnitud se encuentra documentada en las propias cronicas de la conquista. En esas epidemias, si bien resulta imposible asegurar con to- tal veracidad cual fue el microorganismo responsable,38 es el yi- tus de la viruela el que se lleva todas las palmas, debido a su clevada capacidad de difusion y alta mortalidad. Al menos, nin- gun investigador pone en duda actualmente que la viruela tuvo amplia difusi6n en América poco tiempo después del comienzo de la conquista espatiola. La viruela es una enfermedad infeccio- Sa, que se propaga con gran facilidad, y que mata en poco tiem- po al 20% de los afectados en poblaciones adaptadas, pero se su- pone que esta cifra supera el 90% en poblaciones virgenes. Aun en la década de 1960 maté a millones de personas. Esta enfer- ow Biendlo que, ademés, existen evidencias de que no fue un solo agente infec- cioso el que estuvo involucrado, ANI VIEWE LA PLAGA 45 ad era endémica en Europa (y probablemente también en en nuestro continente. Si hay viruela, que no se note Y murié Guaina Capac en la ciudad de Tumi, de pisti- lencia de saranpion, birgoelas. Y de la temoridad de la muerte se huy6 de la conuercién de los hombres y se me- tid dentro de una piedra. Y alli dentro se muri6 cin que lo supieran y mando antes que muriera que no se pu- blicara su muerte.59 La epidemia de viruela que asolé América en el siglo avD des- pués de la Iegada de los espafioles, tuvo una implicacién cen- (ral en la destruccién de la civilizacién andina del Tawantinsu- yu y, en términos mas generales, en la de toda la América indigena. Sin embargo, durante mucho tiempo, casi ningin his- loriador le dio importancia a la influencia de las epidemias sobre desarrollo de la conquista europea de América. Es probable [ue esta omisién tenga sus raices en el antropocentrismo que ca- racteriza el pensamiento de nuestra inefable cultura occidental y cristiana. : : Como bien menciona el investigador peruano Domingo Mar- ez Castilla‘? en un trabajo donde se analiza la importancia de la ‘ansmisi6n de enfermedades durante la conquista espafiola de Amé- » Felipe Guamsn Poma de Ayala, Fl primer nueva erdnica y buen gobier- 0, edicién critica de John V. Murra y Rolena Adorno, México, Siglo Veintiuno ditores, 1988. = {? Domingo Martinez Castilla, “Al getmen lo que es del germen: enferme- ades europeas y destruccidn de la civilizacién andina’, Margenes. Encuentro y debate, aiio vi, N° 10-11, Lima, Sur, octubre de 1993. a6 Mario E. Lozano rica: “el pensamiento judeo-cristiano-occidental, desde el libro del Génesis hasta el Manifiesto Comunista, esté empapado de esa idea de progreso, de marcha desde un estado primitivo hacia formas su- periores, que gira alrededor del hombre y de sus logros, de formas diversas de determinismo histérico, muchas veces disfrazadas de es- peculaciones filos6ficas complicadas y frecuentemente incompren- sibles”. Y esto viene al caso porque proporciona una de las hipéte- sis para explicar por qué se le da tan poca importancia a la muerte de tal vez 95 de cada 100 americanos en un plazo tan corto, como ocurrié durante la conquista espafiola y europea. Aparentemente, no podemos aceptar que seres simples, supuestamente inferiores, co- mo pueden ser virus o bacterias, puedan influir tanto sobre el des- tino de la humanidad. Los conquistadores, obviamente, no tienen ningtin interés en desviar la atencién de la historia de sus hazafias, de sus aceros, de su inteligencia o de sus biblias hacia unos bichos sin importancia y sobre los cuales no ejercen ningtin control. Y los conquistados, ya sin control de su propia historia, poco pueden ha- cer para escapar del prejuicio de la debilidad racial. Entre los conquistadores ha surgido una teorfa (una més) muy peculiar y relativamente reciente para explicar la catdstro- fe de la civilizacion andina, y que acd se menciona solo para ver hasta donde llega la imaginaci6n eurocentrista. El escritor perua- no Mario Vargas Llosa,#! después de realizar criticas amistosas y poco profundas sobre los conquistadores espafioles, “espada- chines, semianalfabetos [...] que, aun antes de haber terminado de conquistar el Incario ya estaban despedazandose entre ellos”, indica que ellos en realidad “representaban una cultura en la que habia germinado [...] algo nuevo y exético en la historia del hom- bre: la libertad individual, una practica desconocida frente a la cual todas las otras [culturas] sucumbirfan”. En muchos lugares, 41 Vargas Llosa, Mario, “El nacimiento del Peri”, en Oviedo, José Miguel (ed.), La edad del oro, Barcelona, Tusquets/Circulo, 1986, pp. 11-27. Aut VIEWE LA PLAGA 47 tivamente, las culturas locales sucumbieron o fueron mar- idas. En la actualidad, distintos actores con la misma ideo- sia contintian la practica de las conquistas a cualquier precio, 1dis bien basndose en el desprecio de las culturas locales. Llega el invasor Las referencias a las epidemias de viruela, particularmente 1s primeras en azotar América, son mas abundantes en Méxi- © que en el resto de Norteamérica 0 en los Andes. Esto se de- , probablemente, a que los cronistas estaban presentes cuan- do la viruela atacé en México, mientras que en las otras areas sncionadas, la enfermedad afect6 a la poblacién indigena algu- afios antes de que ellos se encontraran con los europeos.42 Es bien sabido que la conquista del continente americano tu- vo un impulso trascendental con Ia derrota de los aztecas por parte de las tropas de Hernan Cortés. México fue, mucho mas que La l'spafiola43 y Cuba, la cabeza de puente més importante de los eu- 1opeos en toda la época de la ocupacién de América. Uno de los he- chos més sorprendentes de esta conquista est relacionado con la 1 diferencia numérica entre los cjércitos. Los aztecas eran un im- ! de mas de un mill6n de habitantes, con un ejército formado por decenas de miles de soldados, mientras que los invasores cas- inos apenas superaban los mil hombres. Aunque hay un gran de- hate para explicar la causa de este hecho, muchos historiadores ima- in que la diferencia tecnoldgica puede haber sido suticiente. 42 Se erce que la viruela lleg6 al Cuzco en el Imperio Inca, transportada por as que hufan de Centroamérica o por aquellos que participaban del inci- te comercio entre los imperios autéctonos. ' ‘5 La Espafiola fue el primero de los territorios americanos que Colén avis- en 1492. Actualmente ocupan su territorio dos pases, Reptiblica Dominicana, .tnoparlante, y Haiti, francoparlante. 48 Manto E, Lozano Sin embargo, en el caso mexicano, mucho més que en otros, Ja mayoritaria explicaci6n de la diferencia tecnolégica carece de sentido real. Muchos indigenas se aliaron a los espafioles para vencer el yugo azteca, sin entender que eso los someteria a ellos también. Hay otras razones que probablemenie se sumaron, en- tre ellas la diferencia epidemioldgica, tan poco comentada. La transmisién de una variedad de enfermedades de los europeos a los americanos no sélo jug6 un papel importante en la conquis- ta del continente por parte de la corona espafiola, sino también en su consolidacin. Se tienen suficientes datos como Para ase- gurar que en el periodo de tres siglos que abarca la dominacion espafiola de América, la poblaci6n indigena fue diczmada a causa de varios factores entre los que se incluyen las matanzas indiscriminadas, los malos tratos, las paupérrimas condiciones de vida y las enfermedades, Se supone que en América el ntimero de personas desapa- recidas por dfa en promedio lleg6 a ser la mitad de la que hubo durante el plan de limpieza étnica nazi. Sin embargo, la compa- raci6n de los perfodos de cada una de las masacres (tres siglos en América contra menos de 20 afios en Alemania) resalta con cru- deza el impacto social que la conquista de América tuvo para los pueblos indigenas. De cualquier manera no deberiamos olvidar que, como en casi todas las confrontaciones, no habia malos de un lado y buenos del otro. Normalmente los poderosos siempre se aprovecharon de los mas débiles y eso era exactamente lo que sucedia en el territorio de México antes de la Hegada de Cortés. “El eéleulo incluye el perfodo transcurrido desde los comienzos del siglo xv1 hasta los comienzos del siglo x1x, aunque para los datos que estamos presentan- do bien podriamos incluir algtin siglo mas, con una América ya bajo control de los criollos. AN VIENE LA PLAGA 49 tl adelantado, Don Rodrigo Diaz de viruela Los aztecas no siempre formaron parte de un poderoso impe- , como tampoco fueron descendientes de los habitantes origi- »s del valle de México. Provenian de tierras inhéspitas mas al (c, y, en principio, tuvieron que vivir bajo la protecci6n de otros los. Para progresar, hicieron toda clase de esfuerzos tratando cvitar enfrentamientos, manteniéndose a distancia de las tie- s ocupadas por los otros pueblos, De esta manera, pasaron ca- nadvertidos durante mas de una generaci6n. Sus vecinos eran inidades pequefias pero présperas, y en poco tiempo el con- (o se volvié inevitable. La primera guerra comenz6 cuando unos venes aztecas invadieron las ciudades vecinas para robar muje- s, un método comdnmente utilizado para ganar prestigio. Sus os se disgustaron lo suficiente como para formar una liga, y ron a cabo una reprimenda ejemplar. La derrota fue de tal mag- que los aztecas huyeron abandonando su asentamiento ori- . Aunque un pequefio grupo escapé hacia las islas del inte- del lago, donde ms adelante se fundaria 'Tenochtitldn,45 la jor parte de los sobrevivientes escapé hacia el oeste. Cuenta la leyenda que el primer grupo eligié el islote donde asentarse al ob- ar una revelacién de su méxima deidad (Huitzilopochtli): un la devorando una serpiente sobre un nopal. Tenochtitlan tam- se llam6 México, voz derivada de Mexitl, expresién con que se \mencionar a Huitzilopochtli y que también significa la ciudad ue esté en medio de la Luna (0 del lago). En esta época su situa- 1 cra econdémicamente miserable. Los aztecas seguian dividi- ntre ellos mismos; un grupo se separ6 y fund6 el pueblo de olco, que fue rival de Tenochtitlan por algunos afios, hasta que \ mexicas lo anexaron a su dominio. ‘bre ese lago hoy est4 construido el Distrito Federal de la capital me- 50 Manto E. Lozano Tomando como base estas dos ciudades, los aztecas comen- zaron una expansi6n en todas las direcciones, y extendieron su dominaci6n sobre los pueblos vecinos, embarcandose en guerras, algunas de las cuales, como las denominadas guerras de las flo- res, no tenfan un impulso econémico (al menos no principalmen- te), sino que se realizaban fundamentalmente para obtener can- didatos para el sacrificio a sus dioses. Por ello, y al mismo tiempo que prosperaban desarrollando un brillante imperio, generaron una reaccion muy poderosa, mezcla de temor y odio, entre los pueblos que fueron sometidos. Muy pronto el destino de este imperio fue truncado: los es- pafioles, comandados por Hernan Cortés, desembarcaban en la costa del golfo. En la saga de Les Luthiers, que se recuerda en el titulo de esta seccién, un espafiol de suerte impar4® Ilegaba a América antes que el propio Colén (de ahi, su titulo de adelan- tado) pero sufria, como ningtin otro europeo en la historia real, del escarnio y el olvido. Cortés, una vez que desembarcé en la costa mexicana en febrero de 1519, mostrando pronto sus ansias de poder se autodesigné como Justicia mayor y Capitan General, para desligarse de la autoridad del Gobernador de la isla Espa- fiola y de Cuba, quien le habfa encomendado la mision. Muy ré- pidamente, se enter6 del tipo de dominacion establecida por los aztecas sobre los pueblos de la regi6n y decidié utilizar el des- contento a su favor. Después de varias escaramuzas iniciales, que aproveché para tejer alianzas con algunos pueblos sometidos a los aztecas, Cor- tés inicié la marcha hacia Tenochtitlan. En la capital, el grupo di- rigente conocfa el avance espafiol, y estaba analizando qué posi- cién adoptar frente al inevitable encuentro. Como en todos los gobiernos, en el alto mando del Imperio Azteca se enfrentaron hal- cones con palomas. O sea, la discusi6n estaba establecida entre 4 Don Rodrigo Diaz de Carreras, hijo de Juana Dfaz y Domingo de Carreras. ANI VIEWE LA PLAGA 51 (uienes deseaban una respuesta militar y répida frente al invasor y quienes, por el contrario, buscaban un camino de negociaci6n. I] emperador Moctezuma IJ, un hombre muy influido por lo re- ligioso, era partidario de la segunda opcién ya que crefa ver en Cor- (és una encarnaci6n del Quetzalcoatl (la serpiente emplumada, uno de los dioses més respetados). Por ello, al llegar Cortés a la ca- pital, fue recibido por Moctezuma como un enviado de los dio- s, Sin embargo, el espafiol secuestré répidamente al monarca az- (cca para asegurar su posicién en la capital del imperio. A principios de 1520, Cortés tuvo que abandonar la ciudad para enfrentarse con las tropas espafiolas que desde Cuba te- nian la orden de detenerlo. A su salida, los soldados que dejé apostados en la capital asesinaron a un grupo de sacerdotes az- (ccas mientras celebraban una ceremonia ritual. Este hecho ro- hustecié la resolucion del grupo de halcones, liderados por Cui- (léhuac y por Cuauhtémoc, hermano y yerno de Moctezuma respectivamente. Estos caciques se decidieron a actuar contra los curopeos aun desconociendo los dictados del emperador secues- (rado. Cortés, ya de vuelta en Tenochtitlén, reconoci6 la situa- ci6n y liberé a Moctezuma para calmar los animos. Sin embar- yo, el emperador fue apedreado por sus compatriotas cuando propuso rendir honores a los castellanos, y murié a los pocos dias. El dia de la muerte de Moctezuma, Cortés decidié escapar de la ciudad con todas sus tropas, que contaban unos 400 espa- ples y 800 indfgenas. Para ese momento, los halcones aztecas ya habfan prepara- do una emboscada. Esa noche, los europeos (que la recuerdan hajo el sugestivo nombre de “La noche triste”) fueron atacados con tal eficacia que el 70% del ejército de Cortés fue muerto, con muy pocas bajas aztecas. El mismo Capitén General pudo esca- par a duras penas de la ciudad. Sin embargo, aunque parezca mentira, el Imperio Azteca nunca pudo recuperarse de esa victo- ria. La sangre vertida de los europeos no sélo ensucié las armas y el cuerpo de los aztecas, El contacto tan cercano entre los con- 52 Mario E. Lozano tendientes permitié la aparicién de un arma nueva, que aun los espafioles desconocfan poseer. La mayorfa de los americanos que lucharon cara a cara con los europeos recibieron uno de los peo- res castigos que hubieran podido imaginar. A los dos dias, su cuerpo se Ilend de llagas, y murieron en medio de una terrible fie- bre que invitaba al delirio. Incluso Cuitléhuac, el hermano de Moctezuma, que habia sido nombrado emperador tras la muer- te de éste, cay6 répidamente a causa del mismo mal. El culpable de tremendo dafio no fueron los dioses, disgus- tados por la decisién de los aztecas de atacar al invasor, como pensaron los propios sacerdotes indfgenas. Por el contrario, el diminuto Caballo de Troya fue un microorganismo, al que los eu- ropeos estaban adaptados, y del cual se puede decir que todos ellos eran sobrevivientes: el virus de la viruela. El impacto psi- coldgico de esta represalia fue tal que el Imperio Azteca comen- 26 una rapida decadencia, caracterizada por la disminucién de su poblacién a manos de la difusién de la epidemia y de los malos tratos, y que, ademas, propicié el levantamiento de otros pueblos americanos, otrora vasallos, contra el poder imperial. En estas condiciones, en poco més de un afio los espafioles reconquista- ban la capital que, bajo el mando del ultimo emperador azteca, Cuauhtémoc, se habia defendido tenazmente, y qued6 practica- mente destruida. En menos de cinco afios, Cortés extendié el do- minio de la corona espafiola a todos los territorios que antes ha- bfan sido ocupados por los aztecas. Poco después, Pizarro conquistaba cl imperio Inca. Los espafioles no hicieron la cru- zada en soledad: muchos microbios los siguieron acompafiando, tantos que el descenso de la poblacién americana poco después, de la década de 1520 fue el mas dramatico de la historia. Entre los microbios se destacé siempre el virus de la viruela, un verda- dero adelantado del horror y Ja destrucci6n que sufrieron los pue- blos americanos en manos de los europeos. ANI VIENE LA PLAGA 53 Epidemia y autoestima Una sociedad que se debatié entre terribles epidemias, en las que los americanos morfan en grandes cantidades y a las que, al mismo tiempo, los espafioles parecian invulnerables, debid de haber generado una serie de pautas de conducta que afectaron el comportamiento social. Entre los americanos, se debe de haber pensado a los invasores como a los preferidos de los dioses, ya que las epidemias solfan entenderse como de origen divino. En- re los conquistadores, también es facil ver la aparici6n de, la idea ile que los nativos pertenecfan a un grupo de caracteristicas in- leriores, tecnoldgica y fisicamente. De hecho, los nativos eran in- capaces de soportar enfermedades que los europeos habian so- portado aun siendo nifios. De estas percepciones, muy facilmente se debe de haber pa- sado a la idea de la existencia de un destino predeterminado pa- ra cada grupo. Este razonamiento se grab6 profundamente en las conciencias colectivas de conquistadores y conquistados. Entre los indfgenas, el temor se habra visto reforzado por el hecho de que s maximos dirigentes, los emperadores Hudscar de los incas y Cuitldhuac de los aztecas, murieron afectados por la epidemia. La explicacién es que las enfermedades afectaron tanto a los na- livos de este continente simplemente porque carecfan de los an- licuerpos para ellas. Si uno no posee los anticuerpos para alguna enfermedad, es susceptible de contraerla. La forma de evitar esto cs con vacunas o desarrollando anticuerpos en los primeros afios dle vida, como sucede con las enfermedades llamadas de la nifiez. Que la tortilla se vuelva... Cuando se sostiene que las condiciones sociales en Améri- ca son suficientes para explicar el desenlace de la conquista, se std suponiendo que si esas condiciones (aleatorias en principio) ba Manto E. Lozano hubieran sido diferentes, los americanos no hubieran sido derro- tados 0 incluso, hipotéticamente, que podrfan haber llegado a conquistar Europa. Como situaciones alternativas no demasia- do alejadas de la realidad, podrfamos pensar qué habria sucedi- do si Moctezuma y su entorno no hubieran dependido tanto de astrdlogos (que antes, como ahora, predecfan principalmente ca- tastrofes). O sino hubieran estado esperando el retorno del Quet- zalcoatl. O si su imagen no hubiera tenido parecido alguno con Cortés. O si en los Andes, Huayna Capac no hubiera muerto has- ta sino unas décadas mas tarde. O si sus sucesores Huascar y Ata- hualpa no se hubieran embarcado en una guerra fratricida. O si Col6n se hubiera perdido en el gran océano y los europeos no hubieran legado Por otros cincuenta afios. En realidad, lo que sorprende es que imperios tan grandes ca- yeran tan faécilmente en manos de ejércitos que no los aventajaban en lo mas minimo. Es practicamente imposible que, por alguna ca- sualidad histérica increible, al mismo tiempo de la Ilegada de los espaiioles, todos los gobiernos americanos estuvieran sufriendo problemas circunstanciales internos que los hicieron débiles fren- te ala embestida europea. Entonces, deberiamos poder encontrar algunos que pudieran haberse mantenido inc6élumes, al menos por un tiempo prolongado. En América, al contrario de lo que ocurri6 en Africa o en Asia, la norma social de la conquista ha sido la pérdida continua de poblacién indigena, y su sustituci6n con inmigrantes, o el mesti- zaje genético y cultural. Son Muy contados los casos de grupos hu- manos en América que han mantenido sus tradiciones y han se- guido un camino de afirmacién étnica como el que si se puede encontrar en muchas colonias (0 ex colonias) asiaticas y africanas, Sin embargo, tanto Africa como Asia fueron conquistadas, en ma- yor © menor medida, por los europeos, y sojuzgadas de mancra andloga a lo que sucedi6 en el continente americano. De hecho, es probable que en Africa el maltrato sutrido por los humanos es- clavizados haya sido peor aun que el suftido por los americanos, VIENE LA PLAGA 55 Vor ello, las epidemias llegadas a América de la mano de los eu- ‘opeos constituyen una hip6tesis muy sdlida para explicar la catds- (vofe cultural y poblacional del siglo xvi en nuestro continente. Si esto es verdad, hubiera sido muy dificil evitar la catdstrofe o su- poner una conquista en sentido contrario. Tarde o temprano, el clecto hubiera sido el mismo, salvo que el contacto entre ameri- canos y europeos se hubiera producido después del descubrimien- o de las vacunas. Asf, la virucla fue en América un arma tan im- pensada como destructiva en apoyo del ejército invasor. ; A esta altura podemos formularnos algunas preguntas. éPor «ué los europeos no tuvieron que soportar enfermedades ame- anas? éPor qué las armas bioldgicas de los americanos fue- ton mas débiles que las de los europeos? ¢Estaba este hecho de- (crminado histéricamente? ¢Podria haber sido al revés? éPor qué ho fue al revés? éTenemos respuestas? . Al igual que a cualquier otra forma de vida, a los permenes 's interesa reproducir sus genes al maximo, Como estos germenes mn en esencia pardsitos, y no pueden arreglarselas por ellos mis- 10s, ademés de sobrevivir dentro de un organismo infectado de- ‘n desarrollar wna via de escape que les permita pasar a otro or- inismo. Para ello, provocan cambios asombrosos en el huésped, wciendo, por ejemplo, que un individuo infectado estornude o teh \ diarreas, y permita dispersar la progenie infecciosa, Algunos mi- croorganismos incluso legan a alterar el comportamiento del hués- ped, como ocurre con los perros rabiosos, que se convierten en sujetos activos en la difusidn de la enfermedad. El enfermo, por lado, trata de defenderse de muchas formas. A nivel colectivo, poblacién determinada, después de muchas generaciones, pue- adquirir un cierto tipo de resistencia, que no es otra cosa que ‘na adaptacion a la presencia del germen lograda por seleccién natural. A nivel individual, el organismo infectado se defiende co- ) puede: por ejemplo, produce més globulos blancos que destru- yen a los invasores; sube la temperatura del cuerpo para aumen- (ar el metabolismo y la respuesta inmune; cambia la dieta y 56 Manto E. Lozano produce anticuerpos especificos para algunos invasores, que hacen al individuo inmune a posteriores ataques. Muchas de estas en- fermedades humanas son o han sido, primero, enfermedades de animales que se transmiten a los humanos. De esta manera, una explicaci6n sencilla de la disparidad americana puede estar basa- da en el tipo y la cantidad de especies animales con las que han cs- tado en contacto los hombres en diferentes continentes. En ge- neral, la primera vez que una enfermedad afecta a una poblacién su desarrollo es grave. Si la poblacién tiene un numero relativa- mente grande de miembros, existe una posibilidad concreta de que algunos de los individuos, por azar, sean relativamente resisten- tes a la enfermedad y sobrevivan. De esta manera la sociedad no desaparece (de hecho, con el tiempo y las generaciones puede re- Cuperar o superar su ntimero inicial) y los microbios tampoco. En cambio, si la poblacién no tiene un ntimero relativamente gran- de de miembros, como ocurre con los grupos némades, existe una menor variabilidad genética. Esto hace que, en general, o bien to- dos sus miembros sean resistentes para una enfermedad, o bien to- dos sean sensibles. Asi, cuando un nuevo patégeno afecta a una poblacion de este tipo, o todos sobreviven o todos mueren, Co- mo esto tiltimo es lo que sucede mas generalmente, en el caso de las sociedades némades que se mantienen implica que han esca- pado del contacto con la mayoria de los patégenos. Por lo mis- mo, considerando en conjunto los dos hechos, podriamos decir que las enfermedades a las que una sociedad establecida esta expues- ta dependen del tipo de especies animales que la frecuentaron, des- de que se establecieron en forma sedentaria. Erase una vez una tribu Nosotros, al igual que todos los demés primates conocidos, nos agrupabamos en tribus mds bien pequefias y dispersas, ocupan- do, sobre todo, nichos tropicales. Si observamos lo que pasa hoy VIENE LA PLAGA 57 cn dia, la gran mayorfa de los primates que sobrevivieron man- tienen el mismo perfil: viven en pequefias tribus en climas tropi- cales (claro que hay excepciones; circos y zoos lo constatan). Sin embargo, nosotros hemos ocupado una gran cantidad (por no decir todos los posibles) de nichos ecolégicos diferen- tes en una vasta variedad de climas. Para ello, nos multiplicamos hasta el hartazgo, tanto que en la actualidad hemos desplazado o utilizado en provecho nuestro a la mayorfa de las especies ani- males que podian competir con nosotros.47 La tinica excepcion (ue se encuentra entre los animales relativamente grandes son los roedores que, para colmo, se mantienen bastante bien aun en contra de nuestra voluntad. Y esto no es poco. Nuestra especie, el Homo sapiens, surgio en Africa y salié de if hace unos cien mil afios. En esos sitios tropicales estableci- nos un equilibrio con el medio ambiente. Allf, la radiaci6n de la luz del sol era abundante y por lo mismo lo mas probable es que luestros antepasados fueran negros, Eso no quiere decir que en esa sociedad no aparecfa nunca un “mutante” blanco o rubio. Se- ramente nacfan nifios asi, pero en esos climas y sin otra pro- leccin especial, muy probablemente murieran muy jévenes (an- les de reproducirse, que es lo que a Ja evoluci6n le interesa) debido ‘enfermedades del tipo de cancer de piel u otras por el estilo. La cuestién es que no sélo en el tipo de color de la piel es- iban estos individuos adaptados a su ambiente. También debe- n de vivir en comunidad con lo que se conoce como cadena menticia. O sea, con las especies de las que se alimentaban y unbién con las especies que se alimentaban de ellos. Como ve- imos diciendo, nuestros devoradores son todos (0 casi todos, en ‘calidad) microsc6picos. Esos bichitos (ya sean virus, bacterias, Ngos 0 pardsitos) que nos infectan, enferman y (en algunos ca- )s) matan, son nuestros depredadores mas efectivos. Ya habfa- * Podemos incluir aquf a los animales de erfa y a los domésticos. 58 Manto E. Lozano mos establecido un equilibrio hasta que un craéneo inquieto in- tent6 viajar hacia otro sitio (un nicho ecoldgico diferente) y, en definitiva, poblar la Tierra. Esta tribu se llev6 de Africa un grupo reducido de sus depre- dadores y s6lo algunas de las enfermedades humanas. A medida que viajaban, algunos miembros se asentaban en nuevos territo- tios y, con el tiempo, alguno de sus descendientes continuaban el viaje de conquista. En estas nuevas etapas, los viajeros se Ile- vaban consigo todavia una fraccién menor de enfermedades a cuestas. Si alguno de estos primeros grupos némades se topaba con las viejas enfermedades para las que no estaba adaptado, en- tonces lo mas probable es que el grupo entero desapareciera sin dejar huella hist6rica. Nosotros sabemos que algunos grupos via- jaron mucho porque podemos encontrar el registro fosil que fue- ron dejando a lo largo de su viaje. Como la mayoria de los fési- les suelen perderse por descomposici6n, para dejar un registro f6sil que perdur6 hasta el presente el grupo debié ser muy nu- meroso, o sobrevivir durante mucho tiempo. Los humanos se asentaron primero en el Oriente Medio, mu- cho después en Europa y Asia, y més tarde en Oceania y Amé@i- ca. Esta dispersion de la humanidad gener6 un inmenso desequi- librio ecolégico debido a la separacién de nuestros antepasados de los organismos que los devoraban. Esta separacion le brind6 a la humanidad que se alejaba de Africa siglos de bonanza sanitaria en los nuevos territorios. Esta bonanza perduré (algunos calculan que miles de afios) hasta que otros avances tecnol6gicos se crearon pa- ra restaurar el equilibrio perdido,48 permitiendo el contacto en- tre grupos de humanos separados milenios antes. Los nuevos avances permitieron viajar entre continentes, pe- To no slo eso. Con el tiempo, hicieron més seguro el viaje y per- mitieron transportar armas cada vez mas poderosas. El afan de 48 20 no fue para eso? AWL VIENE LA PLAGA 59 conquista no ces6 ni un instante y los humanos que habian que- dado asentados en algtin punto intermedio del viaje (como Euro- pa) intentaron conquistar el viejo (Africa) o los nuevos (Améri- ca, Oceania) territorios, basados en su gran diferencia tecnolégica. Asi, América fue colonizada, y en algunos paises la poblacién in- digena fue totalmente desplazada. De hecho, tomada como un conjunto, América dej6 de ser “americana”. En cambio, Africa, que también fue conquistada, sigue siendo africana, en particular el Africa negra. En la historia de los trotamundos que venfamos contando, continente americano fue el tiltimo de los grandes territorios en s que se asenté la humanidad. Asi, los asidticos que legaron a América hace unos 12 mil afios#? venfan con muy pocos gérme- hes a cuestas. Para colmo, poco tiempo después de su entrada, se generaron grandes barreras geogrdficas que practicamente ais- on el continente del resto del mundo.5° Por ello, a la Ilegada de espafioles, los americanos tuvieron que sufrir un periodo de \daptacion brusco y en ese proceso murieron muchos, lo que per- 5 el asentamiento de los conquistadores. Al llegar a Améri- ca, los europeos se encontraron con un territorio mas virgen, sa- nitariamente hablando, que Europa y, en la mayoria de los casos, fueron ellos los que les transmitieron enfermedades a los ameri- nos. Los europeos ya estaban adaptados a estas enfermedades, cstaban acostumbrados a enfermarse de pequefios y ya habfan ge- ‘ado, como sociedad, mecanismos de resistencia que les permi- ‘an sobrevivir y llegar a adultos. En Africa pas6 exactamente lo contrario, y aqui los que su- lrieron las adaptaciones y murieron en mayor medida fueron los 49 Prdcticamente 90 mil aftos después de la salida de los humanos de Africa. 59 Por ejemplo, el deshielo del estrecho de Behring impidié cl paso a pie entre chatka y Alaska, dos terzitorios conocidos en el hermoso juego del TE, por don- se supone que algunos de los humanos ingresaron a nuestro continente. 60 Manto E. Lozano europeos, porque se encontraban con gérmenes que su cuerpo desconocfa totalmente (dado que el viejo primer grupo huma- no trotamundos se los haba dejado olvidados). La condena a muerte de un virus nuevamente aplazada La viruela fue la primera enfermedad grave eliminada comple- tamente de la faz de la Tierra por la accién voluntaria de la hu- manidad. Esto sucedi6 gracias a un proyecto de vacunaci6n aplica- do a escala global, financiado y dirigido por la Organizacién Mundial de la Salud. La confianza en el éxito de la erradicaci6n ha sido tanta que no se vacuna a ninguna persona desde 1983. Las personas que fueron vacunadas ya no estén inmunes, pues los efec- tos de esta medida preventiva tienen s6lo una duracin limitada. Alguien no completamente informado podria creer que el virus que produce la viruela ya no se encuentra entre nosotros. Sin embar- go, la realidad es que la Organizacién Mundial de la Salud deci- dié en 1983 mantener dos pequefias muestras del virus de la vi- ruela que se guardaron congeladas en dos laboratorios del mundo.>! Estas muestras virales se conservan en el Centro Federal para el Control de Enfermedades de Atlanta, en los Estados Unidos, y en los Laboratorios Vektor dependientes del gobierno ruso, en Sibe- tia. En realidad, la tinica utilidad que tenia el mantenimiento de esas semillas productoras de virus de la viruela eran para su posible uti- lizaci6n en una guerra biol6gica. Después de un anilisis rapido, resulta obvio que la Organizaci6n Mundial de la Salud no fue quien decidié mantener esas dos semillas virales, sino mas bien que tu- vo que ceder a la decisidn que tomaron las dos superpotencias, que 51 Ejemmm... Bueno, en realidad también podrfa estar en otros congeladores, como vamos a mencionar inmediatamente. VIEWE LA PLAGA por ese entonces se encontraban envueltas en el desarrollo de asi denominada Guerra Fria. De cualquier manera, la Orga- nizacién Mundial de la Salud consiguié el compromiso de las su- perpotencias para que estas tiltimas muestras del virus de la vi- ruela fueran destruidas, por incineraci6n, el 30 de junio de 2000,52 compromiso que fue aplazado por tiempo indefinido. A pesar de que la solicitud de una moratoria para la destruc- cidn del virus suele presentarse basada fundamentalmente en argu- mentos cienttficos, en el afio 2000 han pesado, con gran fuerza, con- ideraciones de estrategia militar,53 sobre todo las que tienen que er con el miedo a lo que podria ser una catdstrofe mundial inten- cional. Lo que sospechan los especialistas de la Organizaci6n Mun- ial de la Salud es que existen paises que han cultivado clandesti- amente el virus de la viruela. Asi podrian desencadenar una guerra biolégica, para la que los restantes pafses no estarfan preparados. Por ello, el miedo a no poder fabricar suficientes vacunas (para lo que se podrian necesitar las muestras resguardadas) ha sido el prin- cipal impulso a esta moratoria. Actualmente, y cuando la poblaci6n de la Tierra se acerca a los seis mil millones de personas, slo exis- ten 50 millones de vacunas. Una de las consecuencias de la cum- pre de la oms, en Ginebra, ha sido reanudar su fabricacién, para au- entar las reservas. Los Estados Unidos han expresado varias veces que los paf- ses que ellos consideran el “eje del mal”, entre ellos Irak, Corea del Norte e Irén, ocultan cepas clandestinas del virus, en un desaffo todos los acuerdos internacionales que existen actualmente con- ‘a la guerra bioldgica. Sin embargo, ninguna de las inspecciones ternacionales han podido demostrar que Irak posefa estas armas. Ademéas, es posible que tanto en los Estados Unidos y en la ex 52 £Alguion vio el fueguito? 53 Véase Bioterrorismo y guerra bioldgica, de Martin Lema, en esta misma co- 62 Mario E. Lozano Uni6n Soviética se hayan producido cantidades industriales de virus de viruela, a pesar de que ambas naciones hayan firmado en 1972 un tratado en el que se prohibfa este tipo de actividades. El problema es que la produccién rusa qued6 bajo un control muy disminuido después de la caida de la federaci6n. Muchos cienti- ficos que trabajaban en los laboratorios Vektor quedaron sin tra- bajo y a merced de las matfias. Por lo mismo existe la posibilidad de que algunos frascos que contenfan el virus mortal hayan sido vendidos a cualquier comprador interesado. En el cruce de acu- saciones y sospechias se puede recordar que el director de los labo- ratorios Vektor, donde se conservan la cepas oficiales rusas, tuvo que negar en 2001 que su pafs hubiese vendido muestras del vi- rus a Corea del Norte. Sin embargo, para Ken Alibek, cientifico ru- so que ocup6 un alto cargo en esos laboratorios, y que se pasd a los Estados Unidos en 1992, “la Unién Soviética ha fabricado cien- tos de toneladas del agente del antrax y docenas de toneladas del de la viruela y del de la peste” y Rusia no tiene el control de to- do lo producido. No debemos olvidar que probablemente esta dis- cusi6n esté mostrando sélo la punta del iceberg, ya que la informa- cion y las denuncias provienen del occidente victorioso después de la cafda del muro de Berlin. El gobierno de los Estados Unidos no fue hist6ricamente cuidadoso con la salud de sus semejantes, y mucho menos con la de esa clase de semejantes que vive mas al sur del rio Bravo, al este de Florida o al oeste de California, co- mo para confiar més en ellos que en los otros paises acusados de terrorismo biolégico. El problema fundamental es que si alguien dispersara el vi- tus de la viruela en el ambiente, se encontrarfa con una pobla- cién virgen. Como mencionamos antes, sobre esta poblacién el virus tendria inicialmente un 90% de mortalidad. Aun cuando desde las organizaciones internacionales se intentara una pro- duccién de vacunas, aquellos pafses con menor infraestructura sanitaria (como la mayorfa de los paises latinoamericanos) se ve- rfan mucho més afectados en la posible epidemia. Capitulo 4 Yo, la peor de todas Este que ves, engatio colorido / que, del arte ostentan- do los primores, con falsos silogismos de colores,/ es cauteloso engatio del sentido; éste, en quien la lisonja ha pretendido / excusar de los afios los horrores y wenciendo del tiempo los rigores / triunfar de la vejez y del olvido: Es vano artificio del cuidado, / es una flor al viento de- licada, es un resguardo inutil para el hado, / es una necia in- teligencia errada, es un afan caduco y, bien mirado, / es caddver, es pol- vo, es sombra, es nada.54 La gripe es una enfermedad sencilla. La gripe no presenta problemas al sistema de salud. La gripe no es mortal. 58 “Mi retrato”, poema de la escritora mexicana Juana Inés de la Cruz (1651- 5), quien fuc inmortalizada en la pelfeula: Yo, la peor de todas, de Marfa Lui- Bemberg (Argentina, 1990), de la que tomamos el nombre de este capitulo. 64 Manto E. Lozano Cualquiera de nosotros, tan acostumbrados a simplificar las cosas, podriamos aceptar las tres afirmaciones anteriores. Sin em- bargo, nada més lejos de la realidad, nada més vacio, nada mas falso que cada una de esas expresiones. Quiz nuestro desconocimiento se vea acentuado por el he- cho de que el mas engafioso de nuestros sentidos, el “sentido comén’, nos asegura que la gripe es una enfermedad que cono- cemos mucho y no presenta gravedad alguna. Ademas, estamos tan acostumbrados a convivir con ella, que todos los inviernos vemos c6mo nosotros o alguna persona querida se enferma y se cura “sola” 0 con poco tratamiento. —La gripe es el candidato, ya que es la enfermedad que mds muertes caus6 a la humanidad desde que salimos de Africa pa- ra poblar el mundo —podria haber afirmado cualquier epidemi6- logo si hubiera sido convocado como fiscal, al juicio para deter- minar la peor plaga que hayamos padecido los humanos y, obviamente, si estuviera obligado a decir la verdad, toda la ver- dad y nada mds que la verdad. —Es cierto —podria contraponer el abogado defensor de la plaga—. Pero eso se debe justamente a que es muy vieja, inclu- so mds que la humanidad misma. éCémo puede usted siquiera compararla con el sida, cuya aparicién reciente ha generado co- nocidos e innumerables problemas sanitarios? — No sélo hablo de la historia global; también es la enfer- medad que mds gente maté en una tinica epidemia, éo usted no recuerda el affaire espatiol? —Usted estdé exagerando, sefior. —Veinte millones de muertos poco después de 1918... éle pa- rece poco? —Vamos, sefior, no querrd achacar todas esas muertes a la gripe... —éPor qué no? VIEWE LA PLAGA 65 -Porque muchas de esas personas murieron de otras enfer- dades. ~ Si, es verdad, pero es el mismo caso del sida que usted mis- mo mencion6. Todas esas personas murieron de muchas enfer- medades diferentes (incluso algunas de la gripe misma) justa- mente porque la gripe los debilité tanto que destruy6 su capacidad de resistir a otras enfermedades. Conclusién: abogado defensor, despedido, y la gripe, en el quillo para siempre. gripe no existe (como la censura)s= Las cifras globales de pérdidas de vidas humanas en la Pri- tera Guerra Mundial la convierten en uno de los peores conflic- (os que tuvieron que soportar los ciudadanos civiles de cualquier bando. Durante los casi cinco afios que dur6, practicamente nue- ve millones de personas murieron o desaparecieron como con- secuencia de la contienda. Poco antes de que la guerra llegara a su fin, cuando los alia- de la Entente ya contaban con el apoyo tardfo de los Esta- Unidos de América, en el territorio espafiol, donde se esta- han dando las condiciones para que comenzara la dictadura de mo de Rivera, se desencaden6 una epidemia de gripe de con- nolaciones especiales. Las personas afectadas debian soportar una enfermedad de ingular dureza: su organismo se debilitaba en demasia y en mu- chos casos, sobre todo en ancianos, nifios y personas mal nutri- , sobrevenia répidamente la muerte. La epidemia se disemi- 55 BI titulo alude a la cancién “La censura no existe, mi amor’, de Juan Car- Baglietto, que aparecié en el dllbum Actuar para vivir (1982). 66 Manto E. Lozalt né mucho més rapido que la misma guerra por toda Europa, luego Ileg6 hasta Africa, América y Oceania. El rapido contah se debi6 de parecer a la ola humana que popularizaron los hin chas mexicanos en el mundial de ftithol de 1986, Probablemen: te, el foco infeccioso inicial se habria originado en Asia, en el Le jano Oriente, lo mismo que ocurrié con las epidemias gripale que se sucedieron unas décadas més tarde. La gripe espafiola, tal como se la conoci6, fue, casi sin lugar a dudas, el peor y més terrible desastre bioldgico que padecis la humanidad. De hecho, unas 20 millones de personas de todo el mundo dejaron de existir durante los dos inviernos en los que per= maneci6 la epidemia. Para ponerlo en cifras relativas, y conside- rando el tiempo de duracidn de cada una, la pandemia de gripe es- pafiola fue un 400% més mortal que la propia Primera Guerra Mundial, y tuvo el mismo nivel de mortandad que la Segunda Gue- tra, con el plan de depuracién étnica de los alemanes incluido. Fl virus que la provocé se llama virus influenza A y esporédicamen- te, entre tres y cinco veces por siglo, ha desencadenado otras epi- demias globales tan terribles como la espafiola.56 Sin embargo, esta tiltima fue indudablemente la mas mortifera, ‘ Es muy probable que las tremendas cifras de mortandad al- canzadas en la epidemia espafiola de gripe hayan sido motori- zadas gracias” a la pobreza, el hacinamiento, el hambre y el des- cuido de la mayorfa de los sistemas sanitarios que causd Justamente el conflicto previo. Sin embargo, no todo se debié a las malas condiciones externas. También es verdad que la cepa del virus influenza que aparecié en 1918 era mas letal que sus predecesoras y, ademas, que las personas carecian por comple- to de defensas inmunes a ella. 56 Como las de 1889, 1957-1958, 1968 y la ditima, de 1977. 57 éGracias? AW) VIENE LA PLAGA || tan mentado malevo del hampa a gripe fue descripta por primera vez en Italia en el siglo xv. In esa €poca, y hasta que la teorfa de los gérmenes como pro- ores de enfermedades fuera universalmente aceptada (a me- jos del siglo xix), los médicos y los cientificos crefan en la existencia de dos tipos de formas de contraer una enfermedad. n lado estaban los virus, que representaban lo que transpor- n todos los liquidos ponzofiosos. En esta categoria entra- n enfermedades infecciosas como la rabia y otras t6xicas co- io las provocadas por picaduras de serpientes. Hay que entender «jue el concepto de virus era completamente diferente del que te- nos hoy en dia, a pesar de que algunas de las enfermedades imencionadas efectivamente fueran producidas por lo que hoy co- ocemos como virus. Por otro lado estaban los miasmas, humores invisibles, parti- jarmente malignos, que se introducian en los seres humanos y provocaban enfermedades de todo tipo. En general se creia que miasmas eran producidos por la acumulacién de basura, por cadaveres no enterrados correctamente, o por fuerzas sobrena- ‘ales a veces asignadas a la célera o a la politica de algtin Dios. En el siglo xv se suponfa que la gripe era producida por un jasma, 0, como la denominaron los médicos que la describie- on, que era causada por una “influencia” maligna y sobrenatu- ral. Por ello la enfermedad recibié el nombre de influenza, toma- do del vocablo italiano. Utilizando una jerga mds especifica, se denomina virus influenza de tipo A al que produjo las grandes pan- jemias de gripe. Este virus tiene dos propiedades que lo hacen par- icularmente peligroso y, como venimos sugiriendo, es uno de los «que mas nos roba vida entre los hampones que nos infectan. La primera de estas propiedades es su elevadisima tasa de con- tagio, provocada por el hecho de que este virus infecta las célu- las que rodean los conductos que llevan aire a los pulmones o in- cta a los pulmones mismos. De esta manera, cuando las células 68 Manto E. Lozano infectadas estallan, el virus puede escapar del individuo afectado muy facilmente. El virus de la gripe permanece en las pequefias go- tas de aerosol que nosotros mismos generamos al hablar, al res- pirar o, en mucho mayor cantidad, al toser o estornudar. Una vez en el aire, queda disponible para que otro individuo, presumible- mente no infectado, lo absorba y desarrolle la enfermedad. La segunda de las propiedades es su alta capacidad para la mutaci6n 0 recombinacién genética, lo que le confiere la capa- cidad de generar nuevas variantes de virus. Los genes de estos vi- rus tienen porciones que pueden mutar (cambiar) en forma es- ponténea sin que esto implique una disminuci6n en la viabilidad del virus. Los propios virus suelen poseer componentes que fa- cilitan la aparicién de mutaciones en sus genes. Uno de los ge- nes que sucle cambiar mas rapido es el que corresponde a las pro- tefnas de cubierta del virus. Estas protefnas forman la cascara, que es lo que el organismo invadido “ve” acerca del pat6geno que lo esta atacando. Los virus, como ya mencionamos, estén compuestos princi- palmente por protefnas y dcidos nucleicos. Su forma es varia- ble, pero en general suelen parecerse a pequefios proyectiles, ca- si esféricos o cilfndricos. Por un lado, en el interior de estos proyectiles se encuentran sus Acidos nucleicos, las moléculas que: definen la herencia viral y que determinan el comportamiento del virus y su capacidad para controlar a la célula infectada, permi- tiendo que la misma se comporte como una fabrica productora de nuevos virus. Por otra parte, la cubierta exterior de los virus esté formada principalmente por protefnas. Estas protefnas le confieren una coraza protectora para sus acidos nucleicos y determinan a qué tipo de células puede in- gresar un determinado virus. Las proteinas de cubierta pueden interactuar con otras protefnas de la célula huésped (la célula que va a ser infectada), de manera que esta interaccién determina la capacidad del virus para reconocer y unirse a un determina- do tipo de células. Alt VIENE LA PLAGA 69 La interacci6n mencionada es del tipo de Ilave y cerradura. proteina del virus (la llave) tiene una forma que es practica- te la complementaria de la forma de la protefna de la célula cerradura). Las protefnas celulares de las que estamos hablan- jo se encuentran unidas a la membrana de la célula apuntando ia afuera. Normalmente estas protefnas sirven para recono- sefiales externas a las células individuales, como hormonas © ncurotransmisores. La uni6n que se establece entre las protei- llave y cerradura abre la via de entrada del virus a la célula is adelante, induce el mecanismo de entrada del material vi- iniciando el ciclo de vida interno del virus. El sistema inmune de los seres humanos es capaz de respon- cr contra los elementos extrafios que ingresan en nuestro cuer- y fundamentalmente contra aquellas regiones de los patoge- ) ES gq \ El virus contiene una “Ilave Joey molecular" en su envoltura 26 &, ss La célula contiene las 4 “cerraduras" en su envoltura yt Ye Yo Solo una de las distintas | “cerraduras" puede nirse con el virus Re a Q ; La uni6n de la "Ilave" con la “oerradura" especifica permite la entrada del genoma viral en la célula Figura 2 La entrada del virus en la célula 70 Mario E. Lozano nos que se encuentran en su superticie exterior (las “llaves” de los virus, por ejemplo). Esta respuesta es més cficiente si existe lo que se denomina “memoria inmunoldgica”, 0 sea células del sistema inmune que guardan la informacién de la estructura del patdégeno desde que el cuerpo se enfrenta por primera vez con él, De esta manera, cuando el microorganismo vuelve a ingresat, el cuerpo lo reconoce raépidamente, y ofrece una respuesta ma- yor, mas rapida y mas eficiente. Sin embargo, como mencionamos, el virus de la gripe es ca~ paz de cambiar su cubierta exterior y, por lo mismo, su forma. De esta manera, a pesar de que el virus es, en esencia, el mismo, muestra una cara diferente y nuestro cuerpo no es capaz de dar- se cuenta de que ya tuvo contactos previos con él. En general, sucede que después de una epidemia inicial, la po- blacién afectada aumenta su resistencia a la infeccion, debido a que comienza a controlar los virus de la gripe con los que se esté enfrentando gracias al funcionamiento de la memoria inmunol6- gica. Sin embargo, en ese momento es cuando suele emerger una variante mutante del virus que no es reconocida por el sistema de memoria inmune de nuestro organismo. Asf, el virus nos deja sin armas inmediatas para combatirlo, ya que s6lo estamos pre- parados para rechazar las variantes gripales previas. El virus de la gripe posee en su cubierta exterior dos tipos de proteinas que podrfamos considerar llaves. En una jerga es- pecffica estas Ilaves se denominan antigeno H (por hemaglu- tinina) y antfgeno N (por neuraminidasa). Se conocen varios ti- pos de cada una de estas protefnas: hay por lo menos 15 tipos diferentes de hemaglutinina y nueve diferentes de neuramini- dasa. Un sencillo cdlculo determina que combinando todos los antigenos H y N posibles se podrian obtener 145 tipos diferen- tes de virus de la gripe. En realidad, esa cantidad de virus po- drfan ser iguales en el resto de su composici6n y sdlo diferir en la forma que adquieren sus protefnas externas. De esta ma- nera, un mismo virus puede cambiar s6lo la mascara con la que AuI VIEWE LA PLAGA 71 enfrenta con el sistema inmune de defensa del organismo in- ido, para que éste no lo reconozca y lo evada. La realidad os que los virus nuevos ademas de cambiar la mascara también suelen cambiar otras propiedades més internas, lo que modifi- ca gran parte de su comportamiento, incluida su patogenicidad. Una vez que una cepa viral se establece en la poblacién, per- ra por varios afios en todo el mundo. Sin embargo, el tipo de fermedad que provoca suele ser cada vez més atenuado y con ores riesgos sanitarios. Esto se debe a que una vez que se pro- jo el shock inicial, en que el virus es muy letal, pues no es re- conocido por el sistema inmune de la mayoria de las personas (lo que origina las pandemias), las personas que sobreviven a la en- fermedad generan anticuerpos especfficos contra el nuevo virus. Por lo tanto, estarén mejor preparadas para las siguientes tempo- tadas de gripe. ; Muchas veces, cuando una nueva variante viral aparece y di- mina una pandemia, la variante anterior, ya mas atenuada, es (esplazada. Sin embargo, existicron situaciones en que dos varian- (cs han coexistido mucho tiempo en el mundo. Durante el siglo pa- sado se han presentado al menos cuatro pandemias producidas por cl virus influenza A. Las pandemias se inician en algtin lugar y des- dlc allf se extienden por diferentes rutas involucrando primero un pais, luego un continente y finalmente todo el globo. : Aunque se desconoce qué cepa viral circulaba por la Tie- rra antes de 1918, durante el invierno europeo de ese aiio hi- zo su aparicin el virus de influenza A de tipo HIN158, que fue cl que provocé la pandemia de gripe espafiola ya menciona- da. Esta cepa fue atenuando su comportamiento, torndndose menos virulenta, hasta que desaparecié en 1957, momento en cl que surgi6 la variante H2N2, que gener6é una nueva pande- 58 La nomenclatura indica que este virus tenfa un antfgeno hemaglutinina de 50 1 (hay 15 posibles) y un antigeno neuraminidasa de tipo 1 (hay nueve posibles). 72 Marto E. Lozano mia. En 1968 esta variante viral fue desplazada por la H2N3 y finalmente, en 1977, unos 20 afios después de su desaparicion, reaparecié la variante H1N1, que gener6é una nueva panded mia de gripe. A diferencia de los casos anteriores, la reemer- gencia de la variante HIN1 no desplaz6 a su antecesora, H2N3, por lo que en la actualidad las dos variantes del ae de la gripe circulan, atenuadas, entre la poblacion afectada. Cochinos chanchos chinos Puestos a investigar las razones de estos ciclos periddicos de surgimiento, virulencia, atenuaci6n y desaparicién, la primera sor- Presa con la que se toparon los investigadores fuc que todas las pandemias del siglo xx que pudieron ser analizadas comenza- ron en la regién del sudeste de China. Cuando se buscaron los posibles reservorios animales que hubieran podido ser la fuente desde donde el virus de la gripe emergi6, se encontré que la ma- yorfa de los mamiferos y las aves eran infectados por distintas variantes de este virus. Por ejemplo, se descubrié que los subti- pos Ht, H2 y H3, combinados con Ni o N2, pueden encontrar- se en virus que infectan a humanos, mientras que los subtipos Al Y H3 combinados con los N1 y N2 forman la esiructura de los virus de los cerdos, y los H3 y H7 combinados con los N7 y N8, la de los virus de los caballos, Cuando se analizaron los virus irs culantes en aves de corral, como patos o gansos, los investigado- res se levaron la segunda sorpresa. Todas las variantes posibles de virus de la gripe podfan ser encontradas en estas aves, incluso en las que no presentaban signo alguno de enfermedad, En las aves, el virus de la gripe afecta el tracto digestivo en lugar del sistema respiratorio, y la enfermedad que se produce es generalmente muy suave. Por Io mismo, las aves liberan continuamente distintas va- riantes del virus de la gripe al medio ambiente, que terminan con- centrandose particularmente en regiones de aguas estancadas, ANI VIENE LA PLAGA 73 Cuando se extrajo material de esta agua, también pudicron aislar- se todas las variantes virales mencionadas. De esta manera, las aves de corral surgieron como candidatos para cargar con la cul- pa de quien mantenfa y transportaba hacia los humanos el virus influenza. Sin embargo, répidamente se realizaron experimentos que demostraron que el virus extrafdo de las aves diferfa en dema- siadas caracteristicas del de los humanos y que la infeccién cru- zada era inexistente. O sea, por mas que se aislara un virus de la gripe de patos, cuya estructura externa coincidiera con la de al- guno de los virus humanos, por ejemplo H1N1, este virus de las aves no podfa infectar a los humanos. Lo mismo pasaba en di- recci6n inversa, ya que ningtin virus gripal extrafdo de humanos podfa infectar a las aves. En Hong Kong y sus regiones aledafias hay una practica muy extendida y redituable entre los campesinos. Se establecen “gran- jas integradas” para cultivar granos, y con el excedente de su pro- duccién se alimentan cerdos y patos, Las heces de estos anima- les se utilizan para nutrir peces de lagunas o de piletones. Esta eficiente metodologia de produccién, como veremos inmediata- mente, genera todas las condiciones para la emergencia de nue- vas variantes del virus de la gripe. A pesar de que los virus influenza de los patos no pueden. nfectar a los humanos, sf pueden infectar a los cerdos. Lamen- tablemente, los cerdos son lo suficientemente permisivos como para ser infectados también por los virus humanos. Asf, en las condiciones imperantes en las granjas integradas del sur de Chi- na, los cerdos funcionan como verdaderos vasos mezcladores5? de los genomas virales permitiendo que los virus de las aves se crucen con los provenientes de los humanos, De esta manera, 59 En la cocina de la casa le dirfamos olla, un quimico los denominaria fras- 0 erlenmeyer, mientras que para un bidlogo molecular serian tubos eppen- orf, nombres con los que se conocen los recipientes de uso comin entre dife- rentes cientificos. Nosotros podemos Ilamarlos chanchos 74 ce Mario E. Lozano AW VIENE LA PLAGA siempre existe la posibilidad de que se combinen entre sf y sur- jan nuevos virus patdgenos para humanos. Para que el ciclo se complete, los cerdos infectados deberfan poder transmitir la en- fermedad a algtin humano. Esto sucede de la misma manera por la que los humanos nos contagiamos entre nosotros, ya que el virus influenza infecta las células pulmonares de los cerdos yes- tos animales nos igualan en todo lo que tiene que ver con toses y estornudos. Una vez que un humano fue infectado, el virus ten- dra chances para sobrevivir y expandirse si cuenta con la suerte de que antes de morir este humano se encuentre con otros a los que pueda contagiar. Y éstos con otros y los nuevos con mas, y asi sucesivamente, de manera que a lomo de nuestra increfble ca- pacidad viajera, en poco menos de un afio el virus puede llegar a cada una de las partes del globo habitada por humanos. Inmediatamente después de su aparicién, el nuevo virus in- fluenza genera el mayor dafio en muertes y afectados, de acuer- do con su propia composicién genética y dependiendo en parte de las condiciones externas. Después de ese contacto inicial, ca- da nuevo invierno el virus se encontraré con un ntimero cada vez > | pti El virus de la gripe. ) Co exter no provaca wk la gripe humana. sie ) ye -§ SF 2. Un virus de la gripe aviar y un virus de la # 3 7 aripe humana pueden infectar 8 un cerdo, simulténeamente. #4, Alguno 7 de los nuevos alguna vez desaparezca del globo. Sin embargo, debido a la mez- a eran a virus puede mayor de individuos resistentes, por lo que la enfermedad que dei y riley Nee una ‘ é do, " produce serd cada vez més atenuada; tanto que es probable que 3. Catal eee f— epidemia en los seres se - whe i humanos. cla entre nuestras actividades productivas y el azar, probablemen- C te para ese tiempo emerja una nueva variante viral de patoge- C) nia desconocida, la que repetiré el ciclo. Figura 3 Recombinacién chanchica del virus de la gripe 2005, 2010... para cuando la préxima pandemia? En mayo de 1997 un nifio de unos tres afios ingres6 en un hospital de Hong Kong con una enfermedad respiratoria grave y fiebre clevada, de la que fallecié a los pocos dias. Este hecho hubiera pasado inadvertido si no hubiese sido porque los cien- \fficos del Departamento de Salud de Hong Kong, al no poder determinar el tipo de virus de influenza que habia provocado la Estamos a mas de 20 aifos de la tiltima pandemia, un tiem- po aparentemente suficiente (en lo que respecta a la estadistica que se observé a lo largo de los dos tiltimos siglos) para la ge- neraci6n de nuevas variantes de virus de influenza. 76 Manto E. Lozano muerte del pequefio, intentaron una identificacién mas definiti- va. Tres laboratorios de referencia de la Organizacién Mundial de la Salud tuvieron el mismo resultado. El virus era del tipo HSN1, una cepa totalmente nueva, que hasta el momento jamads habia sido aislada de humano alguno. Poco tiempo después, el mismo tipo de virus fue aislado de cientos de gallinas que habjan muerto en un mercado de Hong Kong, y de otros 17 casos huma- nos, de los cuales cuatro mas murieron. El gobierno de Hong Kong actu6 répidamente, quizd mds azuzado por la rapida cafda de las ventas en turismo o por el panico generado en la poblacién de futuros votantes, que por un cuidado genuino de la salud de sus habitantes. En estas con- diciones decidié enfrentarse con los productores y vendedores de pemess En menos de 24 horas eliminé el stock completo de 1,2 Br anes que habia en 200 granjas y en mds de mil pues- éImpidié esta actitud del gobierno una nueva pandemia? No lo sabemos, pero la realidad es que ninguna pandemia se produ. joy que la infeccién por la cepa H5N1 también se detuvo en el mismo sudeste asiatico. En realidad, a pesar de haberse realiza- do un exhaustivo andlisis de esta nueva cepa en varios laborato- rios del mundo, todavia persisten muchas dudas. éPor qué fue tan letal para los pollos? éCuél es la via de transmisién a los huma- nos? éHubo un contacto intermedio con cerdos antes de que la nueva cepa pasara de las aves a los humanos? éExistié transmi- sion entre humanos o todas las personas infectadas obtuvieron su virus directamente de los animales? En el caso de desarrollar- se una pandemia provocada por esta cepa, éla tasa de mortali- dad en humanos permaneceré tan alta como en los primeros ca- sos analizados?6° Lamentablemente, en algunos casos obtener las © Aproximadamente un 20% de letalidad, lo que implica qi epidemia 5 letalidad, | implica qu demi: . fi e esta epid podria llegar a ser hasta cuatro veces més virulenta que la espafiola. a Ani VIENE LA PLAGA vacunacion fue dejado de lado. r ‘a contra la gripe en cada regién Sin embargo, es muy probable que la cepa de virus utilizada para la formulacién de la vacuna no es- (uvo eficientemente probada con yelacion a su inocuidad para di- ferentes poblaciones, antes de liberar Ja vacuna a la poblacion en eneral. Con el tiempo, cuando los organismos internacionales (le control sanitario se pusieron de acuerdo acerca de los para- metros de buena calidad en la produccién de vacunas, se retoma- ron los trabajos para desarrollar vacunas contra la gripe. En Ja actualidad, en muchos paises, incluso en la Argentina, .¢ utilizan las nuevas vacunas contra la gripe. Por un lado, se va- na s6lo a la poblacién que tiene mds riesgo de contraer una fermedad grave y, por el otro, se busca utilizar vacunas poli- valentes que sean capaces de proteger contra mas de una varian- le de los virus de influenza circulantes. Para ello, como es prac- ticamente imposible desarrollar una tinica vacuna que contenga todas las variantes mundiales del virus de la gripe, la OMS pro- puso desarrollar vacunas regionales. Asi, basada en opiniones de comités de expertos internacionales, la oms sugiere cada afio qué po de cepas virales se deben incorporar para preparat la vacu- 77 respuestas implicaria que nos hayamos visto envueltos en una nue- va pandemia, algo que esperamos no vuelva a pasar. Poco tiempo después de finalizada la Segunda Guerra Mun- al, bajo el impulso de la recientemente creada Organizacién Mundial de la Salud, muchos gobiernos comenzaron campafias para vacunar @ las personas contra la gripe. Sin embargo, estas vacunas (algunas preparadas con virus atenuad éxito alguno en controlar la difusion de la enfermedad. Mas dra- iaticamente, en algunos casos las personas vacunadas desarro- llaron una enfermedad gripal de tipo crénica provocada por la administraci6n de la vacuna. El problema fue inmediatamente imputado a la gran variabilidad intrinseca de este virus, y todo csfuerzo adicional para el desarrollo de una mejor estrategia de os) no tuvieron el fracaso se debiera a que del mundo en particular. Ze Mario E. Lozano Como las variantes virales presentes en una regién pueden cambiar de una temporada a la siguiente, esta definicién requie- re de una continua vigilancia epidemiolégica. Entonces es ne- cesario caracterizar continuamente los virus de la gripe que es- tan afectando a la poblaci6n de cada regién del globo. Esta tarea es esencial para que la vacuna de que dispongamos en el proxi- mo afio realmente acttie contra las cepas de virus de la gripe que estén circulando en ese momento. Lamentablemente, en nuestros paises su realizacién depende de los vaivenes de las politicas de Estado aplicadas por nuestros gobiernos. Una disminucién en los presupuestos de salud, tal como la que aceptan 0 proponen continuamente muchos de los sumisos gobernantes latinoamericanos en virtud del ajuste de los nime- ros de la macroeconomia, afecta directamente la funcién de los organismos que se abocan a las tareas de vigilancia epidemio- l6gica. En la Argentina, los investigadores del Instituto Malbran, que se ocupan de la vigilancia epidemiolégica de la gripe, ven mermado el presupuesto de funcionamiento aio tras afio, y con ello, la posibilidad de realizar los relevamicntos en las mejores condiciones. A pesar de ello,S! durante el afio 2002 pudieron determinar la aparicién de una nueva cepa de virus influenza en la Argentina, la que, en acuerdo con la oms, fue tenida en cuenta para la formulacién de la vacuna que se dispuso duran- te el afio 2003 en la region. © Y, como en muchos otros casos, gracias al esfuerzo de las personas que se encuentran directamente involucradas en la realizaci6n de los proyectos. Capitulo 5 El comienzo de la epidemia mas conocida El ultimo acto es terrible, por muy bonita que haya si- do el resto de la comedia. Se echa tierra sobre la cabe- za y aht termina todo. Corrfa el afio de 1959 cuando, en la ciudad centroafricana entonces llamada Leopoldville,®> apenas un afio antes del co- mienzo de la transformaci6n del antiguo Congo Belga en la Re- ptiblica Democratica del Congo, un hombre aparentemente sa- no fue a un hospital a donar sangre para un estudio sobre enfermedades hematoldgicas llevado a cabo por laboratorios eu- ropeos y norteamericanos. El hombre se fue caminando Le quilamente del centro de salud y nunca se supo nada mas de él. Por su parte, los cientfficos que realizaban el estudio Dee parte de la muestra para analizar la presencia del rastro de cual- quier enfermedad conocida, congelaron el resto dentro de un tubo de ensayo bien rotulado y se olvidaron del asunto. Veinti- cinco afios mas tarde, a mediados de la década de 1980, un gru- 6s Atico francés. 62 Blas Pascal (1625-1662), filésofo y matematico ; , 65 BI nombre de la ciudad provente del rey belga Leopoldo Il, quien man tuvo al Congo como posesion personal entre 1885 y 1908 y exploté eruelmente a sus habitantes, torturando y ascsinando a miles de congolefios. Hoy es conoci- da como Kinshasa. 50 Manto E. Lozano po de investigacion recuperé la muestra, volvié a analizarla y des- cubrié que la sangre contenfa vin, un virus totalmente desco- nocido cuando se realizé el primer andlisis. El vitt no es un vi- rus cualquiera, es el virus responsable de una de las epidemias mas importantes que azota al mundo desde mediados del siglo pasado. El vin es el virus que provoca el sindrome de inmunode- ficiencia adquirida o sida. Varias teorfas se han lanzado sobre el origen del viti/sida, desde la de un virus fabricado en el laboratorio, pasando por ne introducido por una vacuna como la de la poliomielitis, hasta la que sostiene que una especie animal constituye el huésped principal o su reservorio. El descubrimiento del virus en la san- gre del paciente de 1959 no es trivial. El vin de la muestra de Leopoldville es, hasta el momento, el espécimen conocido més antiguo del virus que provoca sida. Muestras de este tipo pue- den ayudar a desentrafiar el misterio de cémo y cuando el virus paso a los humanos para comenzar a desencadenar la epidemia que modificé mas habitos culturales en el siglo xx. Tomando la muestra de 1959 como ariete, un estudio del Aaron Diamond arps Research Center en Nueva York, publicado en la revista cientifica Nature en 1998, sugiere que el vin salt6 desde anima- les (muy probablemente chimpancés u otros monos) a los huma- nos en la década de 1940. Para hacer un poco de historia acerca de la aparicién de es- ta epidemia debemos remontarnos a los afios 1980 y 1981, cuan- do un grupo de médicos en los Estados Unidos y Braricia reco- nocieron que una misteriosa dolencia habia aparecido afectando a hombres homosexuales y a drogadictos endovenosos. Los sin- tomas de la enfermedad implicaban un mal funcionamiento del sistema inmune que en la mayoria de los casos progresaba has- ta la muerte de los pacientes. A medida que el ntimero de casos se increment, resulté claro que una nueva enfermedad se en- contraba entre nosotros. El sindrome de inmunodeficiencia ad- quirida o sida fue identificado finalmente como nueva enferme- VIENE LA PLAGA 81 dad en 1981, aunque no se lo denominé de esa manera desde cl principio. Varios afios més tarde el investigador del Instituto Pasteur de Paris, Luc Montagnier, fue capaz de cultivar y aislar agente causal, el que fue denominado Virus de la Inmunode- ciencia Humana o vin. En un principio el cientffico estadou- nidense Robert Gallo se adjudicé el codescubrimiento del virus. De hecho, los reportes de los dos grupos con la descripcién del vin aparecieron simulténeamente. Los dos principales medios de difusidn cientifica del mundo compitieron para divulgar los re- sultados. La revista cientifica Science, norteamericana, publicé cl trabajo de Gallo, mientras que Nature, inglesa, publicé el de Montagnier. Sin embargo, poco tiempo después el grupo fran- cés presenté prucbas de que el norteamericano habia robado muestras del virus del Instituto Pasteur. Por lo tanto, nunca se habfa aislado un virus en Norteamérica, y la tinica cepa nueva descripta en los dos trabajos era la francesa, aislada por Montag- nier. Gallo, y el gobierno norteamericano,*+ teniendo en cuenta cl beneficio econdémico que podria sobrevenir por las patentes pendientes de todos los desarrollos que se basaran en este virus y que estuvicran relacionados con el diagnéstico o la cura del sida, se negaron a reconocer la denuncia de los europeos A pe- sar de ello, practicamente toda la comunidad cientifica interna- cional reconocié el fraude y la presidn fue tal en los casi diez afios que duré el litigio que, finalmente, durante el gobierno del dem6- crata Clinton, los Estados Unidos reconocieron la primacia de los franceses en el descubrimiento del virus que finalmente resul- t6 ser el viH-1. En el comienzo de la epidemia, cn los Estados Unidos se demostr6 que una gran mayorfa de los casos se presentaban en- tre hombres homosexuales. Por ello, inicialmente, la prensa ama- s¢ Esta disputa comenz6 durante el primer gobierno republicano de Ronald Reagan y perduré hasta avanzado el primer gobierno de Bill Clinton, ambos en los Estados Unidos. 2 Manto E. Lozano rilla y los movimientos de la derecha norteamericana difundie- ron el nombre de “peste rosa” para referirse a la enfermedad. Con ello querian resaltar el estigma que se cernia sobre aquellos que tenfan prdcticas sexuales no aceptadas por la ortodoxia de las so- ciedades. Cuando también se reconocié que otro de los grupos afectado correspondia a los drogadictos endovenosos, muchos legaron a expresar su nocion de que esta enfermedad era el tan esperado® castigo divino hacia individuos con actitudes que con- sideraban pecaminosas y denigrantes. Los homosexuales son maltratados socialmente desde hace bastante tiempo y esta nue- va infamia lleg6 en el medio de un periodo en el que las luchas por los derechos de los homosexuales habfan comenzado a dar sus frutos. Por ello, los movimientos por los derechos gay nortea- mericanos plantearon al sistema de salud la necesidad de gene- rar un nombre oficial para la enfermedad que impidiera la utili- zacion despectiva contra cualquier persona. De esas discusiones surgi el nombre de sindrome de inmunodeficiencia adquiri- da, que hoy se utiliza. Més adelante se reconocié que la trans- misi6n del virus puede presentarse por prdcticas heterosexua- les tanto como homosexuales 0 que los pacientes que deben usar transfusiones periddicamente estén tan en riesgo como los drogadictos, y parte del estigma se fue diluyendo. En la actualidad, se supone que existen al menos dos varian- tes principales de virus que provocan sida, y cada una de ellas ha surgido de un virus Progenitor que se cree estaba adaptado a alguna especie de simio. Uno de los virus que provoca sida es el ViH-1, expandido en todo el mundo, y el otro es el vi-2, que se encuentra principalmente en Africa.66 E] gran conocimiento acer- §5 Por ellos, por supuesto. *° Bxiste la posibilidad de que haya una tercera variedad de vin aislada en Corea, aparentemente también proveniente de Africa, pero su inclusién como vini- 3 todavia esta en discusién. 83 ANI VIEWE LA PLAGA de las caracteristicas particulares de los diferentes virus que provocan sida ha permitido una clasificacion mas precisa. Asi, se ha descripto que todos los virus que denominamos como NIE | pueden ser clasificados en tres grandes grupos (M, N y O).' ' To- los ellos provocan el sida en humanos, pero cada grupo tiene caracteristicas que lo diferencian del resto. Ademés, hay al menos cis grupos de viH-2. El grupo M de vin-1 es el responsable ee la epidemia global de sida y contiene la mayorfa de Tas cones le vii aisladas hasta la fecha. Este grupo ha sido subdividido, a su vez, en diez subtipos, que van de la A hasta la J, cada uno de los cuales ocupa diferentes regiones del globo. EL grupo O esta repre- sentado por unas pocas cepas aisladas, principalmente de Came- rén, Gabon y Guinea Ecuatorial, mientras que el grupo N, encon- (rado s6lo recientemente, ha sido documentado en unas pocas personas procedentes de Camertin. Conociendo al villano de la pelicula Cuando el vii se introduce en el organismo de una perso- na, inserta su material genético dentro de la cabina de mandos (el nticleo) de ciertas células (sobre todo en los linfocitos T or peradores)®8 de nuestro sistema de defensa, toma el contro! vt las obliga a producir copias de sf mismo. Entre 18 y 72 horas es tarde, se difunde a los nédulos linfaticos6? cercanos al lugar de © Los nombres de ests gros coresponden als incis de sus denomi naciones en inglés, M demain (principal) © de outlier (eeundasio) ¥N, con i inacic i “ni M ni impresionante falta de imaginaci6n, viene de “ni ; . i ner ein el Capftalo 2, subcapitulo “La dofensa’, se describe la funcion de es ts eélulas en el sistema inmunc. Bn tos enfermos de sida se suele seg I pro- aresi6n de la enfermedad midiendo la cantidad de algumos de estos gldbulos blan- i infocit dores, ¢ son mayoritariamente linfocitos T cooperadores. 7 : oe eniehae Srganos que contienen las células del sistema inmune en el es tado anterior a su maduraci6n definitiva. 84 Manto E. Lozano la infecci6n. Y entre cuatro y 12 dias después, a todos los né- dulos linfaticos del cuerpo. Al principio, nuestro sistema inmu- ne responde e intenta evitar el ataque, pero, superados ciertos ni- veles, se producen més virus que los que se pueden eliminar y nuestra respuesta natural se desploma. Cuando esto sucede de- cimos que el individuo esta afectado de sida. Este tltimo proce- so puede tardar ajios, Justamente el virus de la inmunodeficien- cia humana (viH) es un lentivirus miembro de la familia retroviridae. Un lentivirus es, como su nombre lo indica, un virus “lento”, o sea un virus caracterizado por un intervalo largo en- tre la infeccién y la aparicidn de los sintomas de la enfermedad. Su genoma estd compuesto por dos hebras muy similares de ARN de cadena sencilla. Los acidos nucleicos (ADN 0 ARN) son moléculas lineales muy largas, como si fueran una gran escalera. Las moléculas es- tan formadas por la sucesiOn de cuatro tipos diferentes de mo- léculas mas pequefias que se denominan nucledtidos. La suce- si6n secuencial de nucledtidos contiene la informacion hereditaria. La familia retroviridae debe su nombre justamente al hecho de que en todos los virus que la conforman, la enzima mas im- portante en el ciclo de multiplicaci6n viral es una transcriptasa reversa. El genoma de los retrovirus esta formado por ARN, mien- tras que el de las células, por ADN. El mecanismo de multiplica- cidn del genoma tiene una primera etapa en la que el ARN viral es convertido en ADN gracias a la acci6n de la transcriptasa re- versa. De esta manera el virus mimetiza la forma en la que las cé- lulas infectadas almacenan su informaci6n genética. Este ADN co- piado, denominado proviral, puede integrarse en el genoma humano y luego es utilizado como molde para generar numero- sas copias del ARN viral, que seran incorporadas en los nuevos vi- rus procedentes de la infeccién. Los virus que tienen ARN en su genoma utilizan para su mul- tiplicacién enzimas que no poseen mecanismos de correccién de VIENE LA PLAGA Figura 4 Fa NIH Mors Invasién del VIH a la célula 1. El receptor celular es ree ciara Ann See Receptores del VIH (CD4) Otros receptores YY yy ena célula celulares XT — Membrana celular“ ‘Transcriptasa reversa~ ARN viral ra nel ADN viral / RON viral ~ \ | 4,EIADN viral se integra al cromosomal sromosoma, ae | ys \ Chesed wicieo _/ 7 a errores.70 Dicho de otra manera, el mecanismo de multiplicaci6n del genoma de estos virus comete muchos errores. Por esta ra- z6n, la frecuencia de introduccién de mutaciones durante la mul- tiplicacién de los retrovirus (0 de los virus hemorragicos) es mu- cho mayor. Esta caracterfstica, que para una célula compleja resultarfa deletérea, para un virus como el viH es muy benefi- ciosa, ya que con cada multiplicacién viral se genera una gran 70 En este caso, la transcriptasa reversa. Eo Mario E. Lozano VIEWE LA PLAGA 87 cantidad de diferentes tipos de virus descendientes. Con ello, el particularmente médicos veterinarios, han venido acumulando potencial de modificacién genética en estos agentes infecciosos sumentos cientificos para sustentar tal relaci6n, entre el len- se hace muy elevado. Es por eso que se habla del alto grado de virus de primates y el VIH. variabilidad de los virus de tipo ARN. En el caso del viH, esta va- En realidad, no existe ninguna evidencia de que el viH fue- riabilidad es la responsable de la aparicién de los virus que po- ra construido por el hombre. Y esto es especialmente cierto si nos lijamos en el nivel de tecnologfa que existia cuando el vin pa- rece haber hecho su aparicién en el mundo, entre las décadas de 1940 y 1950. Por aquellos afios no sdlo no tenfamos las he- mientas técnicas que nos permitieran generar “nuevos” virus, ino que tampoco tenfamos los conceptos te6ricos suficientes. Solo hace falta recordar que ni siquiera se conocfa la estructu- ra del ADN, que fue la novedad mds importante en la biologia del siglo xx y que salié a la luz recién en 1953 a partir de la des- ipcién por la que obtuvieron su premio Nobel Watson, Crick y Walkins. Pero ni siquiera hoy se posee la tecnologfa suficien- {e. De alguna manera, podemos alterar virus existentes para con- vertirlos en mds 0 menos patdégenos, si es que se los ha estudia- do lo suficiente, 0 para incorporarles algunas caracterfsticas especificas. También podemos observar su forma en el microsco- pio y estudiar extensivamente su composicién genética. A par- lir de todo esto estamos facultados teéricamente para imaginar construir nuevos virus. Sin embargo, la verdad es que todavia no se conoce lo suficiente como para armar algo parecido a un. virus del tipo del vin, con una baterfa de regulaciones internas todavia desconocida. En la actualidad, la mayorfa de los cientificos creen que la hi- potesis mds valedera es la que supone un origen zoonético del vi- rus. El hecho del pasaje de virus del sida entre simios y humanos no parece ser un acontecimiento aislado dentro de ese grupo viral. Estudios filogenéticos”? sugieren que han ocurrido de una a tres seen mayor resistencia a las drogas usadas para tratar el sida. En la actualidad los tratamientos combinados (que utilizan mas de un tipo de droga al mismo tiempo) intentan resolver el pro- blema de la aparicion de variantes resistentes. éDoénde se origind el vin? Desde el descubrimiento del vii, en 1981, comenzaron a for- mularse algunas preguntas: éd6nde se originé el virus?, éc6mo paso este virus de ser una de las formas de vida menos conside- radas a causar la pandemia global del sida? Muchas teorfas se han propuesto para intentar explicar este hecho, desde quienes, dicen que el vi fue construido artificialmente por la c1A 0 la KGB. con propésitos bélicos o para controlar a la poblacién, hasta quienes afirman que el virus fue originado como coproducto du- rante la generaci6n de una vacuna oral contra la poliomielitis a principios de la década de 1950. En este contexto, desde hace va- trios afios se ha lanzado la hipotesis segtin la cual el vin tuvo su origen en el Virus de la Inmunodeficiencia de los Simios (vis) en algunos sectores de Africa, principalmente de la regién cen- tro-oeste del continente. Segtin esta teorfa, el sida tendria un ori- gen zoondético,”! o sea una enfermedad transmitida naturalmen- te desde un animal al humano. Varios expertos en zoonosis, 7) Una transmisin zoonética implica la transferencia de un patégeno a los humanos a partir de un animal que es su reservorio y acta como huésped natu- 72.O sea, estudios que intentan determinar las relaciones de parentesco en- ral del agente infeccioso, tre especies oe Mario E. Lozano introducciones de virus de simios que dieron lugar a los tres gru- pos del vitt-1 y probablemente otras seis introducciones para el ca- so del vin-2. La hipdtesis de que el vit evoluciono a partir del vis se basa fundamentalmente en la gran cantidad de similitudes que existen entre estos dos virus. Asf, a pesar de que viH solamente cau- sa sida en humanos y vis solamente causa sida en monos, los dos virus son muy similares a nivel genético, se transmiten de la mis- ma forma y ambos se encuentran en la sangre. De esto tiltimo se deduce que el virus vin entr6é por primera vez en un ser humano a través de la sangre de un mono infectado con un virus vis ati- pico.’5 Este tipo de transmisién pudo ser posible tanto por beber la sangre de los monos, por comer carne de monos cruda, 0 por cualquier otro tipo de exposici6n directa con sangre de simios. Una vez que este primer vis atfpico ingresé en los humanos, empez6 a adaptarse a la nueva situacién, y de esta manera comenzé6 a di- ferenciarse del vis del cual fue originado; finalmente dio lugar aun vin. A partir de ese momento, el virus fue transmitido dentro de la poblaci6n humana, de persona a persona, primariamente por contactos heterosexuales. De hecho, atin hoy la mayorfa de los ca- sos de viH/sida son transmitidos por contactos heterosexuales mas que por contactos homosexuales o mediante el uso compartido de agujas y jeringas. Siglos atrés, cuando una nueva enfermedad aparecia en una comunidad, la dispersién en todo el mundo tomaba muchos me- ses, aflos o incluso décadas. Con el uso de los aviones en el si- glo xx, las nuevas enfermedades se dispersaron alrededor del mundo muchisimo més rapido que antes. Una persona puede via- jar de Buenos Aires a Moscti o de Alaska hasta Ciudad del Ca- bo en un dfa. No es necesario resaltar que a la misma velocidad que las personas, viajan los virus o las nuevas enfermedades que 3 Atipic i i Atipico en el sentido que este vis pudo infectar tanto a simios como a hu- manos, y convertirse en el primer Vis. AWi VIENE LA PLAGA 89 pueden afectarlas. En este sentido, muchos de los casos inicia- les de sida que fueron detectados en los Estados Unidos pudie- ron ser relacionados con un tinico transmisor original. Este in- dividuo era un auxiliar de aviacion que volaba alrededor de todo el mundo, incluyendo Africa. Este hombre tenfa, literalmente, mi- les de parejas sexuales. A medida que volaba por el mundo, pu- do esparcir el viH a través de contactos hétero y homosexuales con sus numerosas parejas.”4 Las evidencias que se han acumulado apoyan la teorfa de que alguna vez, en el pasado no tan reciente, los socios en el cri- men, VIH-1 y VIH-2, saltaron la barrera interespecie entre huma- nos y primates, una vez, dos veces, muchas veces. El origen de la epidemia de sida es todavia controversial, en parte por el es- tigma al que esta unido este virus y por los cuestionamientos ra- cistas implicitos en ligar a los africanos negros con una enfer- medad de transmisi6n sexual e, indirectamente, con los primates. Para identificar la fuente natural del viii es necesario reconocer una serie de procesos. Primero deberfa encontrarse una especie animal que transportarse un virus similar. Segundo, la distribu- cin geografica de este animal deberfa corresponderse con la dis- tribucién inicial de la enfermedad.’5 Tercero, el virus que trans- porta la especie animal deberfa tener algtin tipo de similitud genética y estructural con el virus humano y, finalmente, debe- ria existir una ruta de transmisién posible del virus entre las dos especies. Los bidlogos evolutivos sugieren que el vis ha vivido en diferentes partes de Africa por miles de afios. Y hace poco tiem- po, se han encontrado evidencias acerca de su origen. 74 Para una mejor comprensién de la historia de los hechos tempranos en la epidemia de sida se recomienda leer el libro Y la banda siguié tocando (And the band played on), escrito por Randy Shilts, que fue Ilevado al cine en la peli- cula del mismo nombre. 75 En el caso del sida deberfa corresponder al Africa occidental ecuatorial. 90 Manrio E. Lozano éCuando? Para aproximarse a esta respuesta se construy6 una especie de drbol genealdgico de los virus vin conocidos, comparando las secuencias genéticas del virus de 1959 con la de los virus actua- les, aislados en las tiltimas décadas. Imaginemos que construimos un arbol genealégico que combina todas las relaciones familia- res de los habitantes de una ciudad pequefia, por caso pongamos Gainman (el primer asentamiento de los galeses en la provincia de Chubut). Muchos de los habitantes de la ciudad descienden de los pocos galeses que se asentaron originalmente en ese pue- blo y por lo mismo encontraremos primos en primer grado y en grados posteriores. Un andlisis completo de todos los habitan- tes de Gainman nos daria un conjunto de arboles en cuyas rai- ces estarfan los primeros inmigrantes de la colonia. Subiendo las ramas més cercanas a la base encontrarfamos a sus hijos, y més arriba a sus nietos y asi sucesivamente hasta que en las ra- mas superiores, mas alejadas de la base, estarian los habitantes actuales del pueblo. Con los virus que provocan el sida se cons- truy6 un arbol familiar similar al mencionado. Si los virus ac- tuales descienden de muchos progenitores diferentes, entonces el resultado es la generacién de muchos arboles, cada uno con su base independiente de otras bases. Sin embargo, si todos los vi- rus actuales descienden de un tnico progenitor, se deberfa es- perar que apareciera un tinico drbol. En el arbol familiar de los vin, la muestra de Leopoldville se localiza muy cerca de la raiz, en el punto a partir del cual tres de los grupos actuales comien- zan a divergir formando cada uno de ellos un conjunto tinico de ramas. Este resultado apoya la idea de que todas las cepas mo- dernas de vin-1 pueden ser descendientes de un tinico virus ori- ginal. Este virus ingres6 por primera vez en un humano proba- blemente en la década de 1940, se adapté a ély se esparci6 al resto de la poblacién a través de la urbanizacion y comporta- mientos sociales adecuados. Todavia debemos discutir con mas AWE VIENE LA PLAGA 91 firmeza las formas por medio de las que se supone que este vi- rus llegé a los humanos (ya sea partiendo de un mono infecta- do o de otra fuente) y, ademas, falta determinar si el resto de las cepas humanas son también descendientes de este proceso ori- ginal o si, por el contrario, hubo varios eventos de incorporacién diferentes. En cualquier caso, las caracteristicas de los genomas de los distintos virus de vin-1 deberian estar relacionadas entre siy con las de los virus de simios que les dieron origen. Después de establecer estas relaciones, y suponiendo una determinada ta- sa de mutaci6n, se puede colegir cudnto tiempo hace que apa- recié el primer viH-1. Estos datos sugieren que las primeras trans- misiones entre especies ocurrieron en la década de 1940. éTu también, Brutus? A principios de 1999, un grupo de cientfficos de la Univer- sidad de Alabama inform6 que habia descubierto el origen del viH-1. Aparentemente, un conjunto de chimpancés originarios del Africa occidental ecuatorial actuaba como la fuente primor- dial del virus. A pesar de que se sabe que hay personas con sida desde 1950, todavia no se conoce con exactitud cudndo y cé- mo se infect6é el primer ser humano. Los cientificos habfan sos- pechado durante mucho tiempo que un chimpancé era la fuen- te del virus vin-1, que en la actualidad infecta a mas de 30 millones de personas en el mundo. Otros estudios habian demos- trado que una especie de monos (Sooty mangabey) era probable- mente la fuente del menos comtin de los virus del sida, el viH- 2. Inmediatamente se conjetur6é que algunos comportamientos sociales de los habitantes de la regién de Africa donde estos mo- nos tienen su habitat debfan ser los responsables de la transmi- si6n del virus entre nuestras especies. Los chimpancés son ca- zados como alimento y, en la actualidad, se encuentran en peligro de extincién. La transmisién interespecies del virus podria ocu- 92 Manto E. Lozano rrir cuando los cazadores se ponen en contacto con la sangre de sus presas, en una prdctica que continta hasta cl presente. Hasta hace poco tiempo se habfan encontrado s6lo cuatro chim- pancés infectados con algtin vis y no existfa la tecnologia que per- miticra investigarlos adecuadamente. Sin embargo, utilizando los mas modernos ensayos genéticos y gracias a un poco de suerte (una llamada telefénica de otro investigador que estuvo a pun- to de eliminar los restos congelados hacfa décadas de uno de los chimpancés infectados) se pudo describir con precisién ca- da uno de estos virus, vis-ch.76 Inmediatamente compararon su secuencia genética con la de las diferentes cepas de vin cono- cidas hasta el momento. Tres de los cuatro vis-ch encontrados estaban claramente muy relacionados con vin-1. Ademés, los tres chimpancés de los que se habfan tomado esas muestras perte- necian a una misma subespecie, Pan troglodytes troglodytes. Es- te grupo de chimpancés vive en la misma region del Africa en donde fueron detectados los primeros casos de sida. El cuarto chimpaneé, que estaba infectado con un virus no relacionado con el viH-1, correspondia a una subespecie, que ocupa otro territo- rio en el Africa oriental, y conocida como Pan troglodytes sch- weinfurthii. Para mayor sorpresa, cada uno de los tres virus ais- lados de Pan troglodytes troglodytes se asemeja a cada uno de los grupos, que mencionamos antes, de vin-1 (M, N y O). El grupo Mes el responsable de la pandemia de sida mientras que los gru- pos N y O solo fueron encontrados en habitantes del Africa ecua- torial occidental. Todos estos datos genéticos, en conjunto con el hecho de que el habitat natural de estos chimpancés coincide con el patrén de la epidemia inicial de vii-1 en esta regi6n del Afri- ca, permiten concluir que Pan troglodytes troglodytes es el re- servorio natural del vii-1. Ademés, de los mismos datos se pue- de deducir que podrian haber ocurrido tres diferentes eventos de 7% Por virus de la inmunodeficiencia de simios que afecta a chimpancés. Ani VIENE LA PLAGA 93 transmisién del virus de uno de nuestros mas cercanos parien- tes en la naturaleza,”’ los chimpancés, a los humanos. Cada una de estas transmisiones podria haber dado lugar a cada uno de los grupos actuales del viH-1. Sin embargo, no deberfamos apresurarnos en echarles culpas a nuestros parientes. Ellos pueden transportar un virus mortal para nosotros. Pero el virus no hubiera cruzado nunca, o casi nunca, la barrera entre las especies de no ser por nuestro com- portamiento social. Es muy probable que las personas més ex- puestas al contagio hayan sido quienes participaron en activi- dades que los pusieron en contacto muy cercano con los chimpancés. Entre ellos, los candidatos a ser infectados inicial- mente fueron los cazadores 0 quienes preparaban los chimpan- cés cazados, ya que necesariamente estuvieron expuestos al con- tacto con grandes cantidades de sangre de los animales. Y —aunque todavfa se desconoce si las personas han sido infecta- das al comer carne de chimpancé o por otra via— el virus po- drfa haberse incorporado a través de pequefias heridas de la piel, o haber ingresado por el tejido de los ojos o la boca y causar la infeccién. Una cuestién que conviene recordar es que estos chimpan- cés, a pesar de transportar el vis, nunca desarrollan sida a causa de su virus. Sin embargo, cuando su cepa de virus, denominada vis-ch, era administrada a otra especie de monos, éstos sf desa- rrollaban una enfermedad del tipo del sida, y muy rapidamente. Por lo mismo existe una necesidad imperiosa de estudiar sus me- canismos de adaptacion y de entender de qué formas se atentia la infeecién en estos monos, ya que en ellos podrfa estar la Nave que conduzca al desarrollo de una vacuna o de un tratamiento pa- ra la enfermedad. Por ello, es importante detener la depredacién 77 Pan troglodytes troglodytes puede ser considerado un primo hermano del Homo sapiens ya que nuestras especies comparten casi el 98% de sus respectivos patrones genéticos. 94 Mario E. Lozano de esta subespecie de monos y, en cualquier caso, como dice la mis- ma Beatrice Hahn, directora del proyecto de la Universidad de Ala- bama, “ellos?§ deberfan dejar de terminar en una olla”. Surge siempre la pregunta de por qué la pandemia del sida apa- reci6 a finales del siglo xx y no antes. Algunos grupos de cientifi- cos resaltan que lo que es realmente nuevo es la epidemia y no la transmisi6n del virus. Dicho en otras palabras, estén proponien- do que a pesar de que el virus se pudo haber transmitido muchas veces entre simios y humanos a lo largo de la historia, sélo el com- portamiento social de la época y la globalizacién que se alcanz6 amediados del siglo pasado hicieron posible la diseminaci6n mun- dial de la epidemia. Algunos epidemiélogos establecieron median- te modelos matematicos que se requieren miles de eventos de transmisién para que una transmisiOn estable ocurra. Ademas se- ria necesaria la presencia de una poblaci6n suficientemente gran- de y con practicas que facilitaran la dispersién del virus. Sabien- do que la poblacién humana en esas regiones africanas no ha sido suficientemente numerosa para que esto ocurriera con anteriori- dad, ésa podria ser una explicaci6n légica de por qué s6lo ahora podemos observar esta epidemia. La teoria de la vacuna contra la polio En su libro The River,7? Edward Hooper —un antiguo corres- ponsal de la gc en Africa— postula que el virus del sida fue ino- culado inadvertidamente a los humanos durante los ensayos tem- pranos del desarrollo de una vacuna contra la poliomielitis en Africa en la década de 1950. Esta teorfa salié a la luz publica a par- tir de su difusién en la revista norteamericana Rolling Stone. The 78 Los monos, claro. 7 Edward Hooper, The River: A Journey to the Source of niv and ais, W. D, Hamilton, (1999). AHI VIEWE LA PLAGA 95 River sugiere que la vacuna oral contra la poliomielitis podria ha- ber sido manufacturada utilizando células en cultivo contamina- das con tejido de rifi6n de chimpancés infectados. Si la teorfa de Hooper es correcta, el ancestro del vin podria haberse multiplicado en los preparados de la vacuna utilizada en. los ensayos experimentales. Sin embargo, podria provenir del mis- mo virus VIS que se propone en la teorfa de Hahn, e incluso el te- jido contaminante deberfa ser del mismo tipo de chimpancé que en. esa teoria, o sea Pan troglodytes troglodytes. En este caso lo tinico que cambia es el modo en que el virus fue incorporado a los hu- manos. Cuando la vacuna oral fue administrada a las personas, el virus de simios podria haber pasado cerca de una herida en cual- quier parte del tracto digestivo entre la boca y el estémago y al- canzar la circulacidn sangufnea del paciente. Una vez en cl inte- rior de un humano el virus puede haber ido evolucionando hasta convertirse en el primer viH-1. A partir de ese momento, continud siendo transmitido por contacto de sangre o sexual. En septiem- bre de 2000 la teorfa de Hooper sufrié un importante revés. Se en- sayaron muestras de la vacuna en cuesti6n, que habfan sido guar- dadas por 40 afios, y no mostraron ni siquiera rastros de ViH 0 vis. Ademés, estudios realizados sobre el ADN de los tejidos con los que se obtuvicron las muestras indicaron que aun cuando las muestras contenfan tejidos de monos, ninguna de ellas presentaba tejidos de chimpancés. Sin embargo, es imposible ensayar todos los lotes de vacuna pues muchos fueron usados y terminados. Ademiés, el tiempo y el lugar de los primeros casos de sida y los del ensayo de la vacuna coinciden totalmente con la teo- ria propuesta por Hooper. Entre 1957 y 1960, la vacuna contra la polio fue administrada a un mill6n de personas en el territo- rio de lo que hoy es Rwanda, Burundi y Congo. Por otra parte, la teorfa de Hooper responde mejor a una de las principales cri- ticas que pueden hacerse a la teorfa de Hahn, y es la que corres- ponde a la transmisi6n entre especies. Si la préctica de caza de chimpancés a la que se atribuye las mayores probabilidades de 96 Mario E, Lozano ser la causante de la transmisi6n del virus a los humanos ocu- rre desde hace siglos, épor qué entonces sdlo recientemente se ha logrado establecer el vit entre los humanos? Perspectivas El sida contintia creciendo peligrosamente en todo el mun- do, mientras Africa, con 30 millones de afectados y 2,4 millones de muertos causados por la pandemia, sigue siendo el centro princi- pal de la devastaci6n. Segtin el informe anual elaborado por ONU- siDA, la agencia creada por las Naciones Unidas para combatir la enfermedad, el sida es la primera causa de mortalidad en el Afri- ca subsahariana: de los 42 millones de infectados, el 70% esta alli, donde la esperanza de vida es de 40 afios, hay 12 millones de huér- fanos del sida (cifra que puede duplicarse en diez afios) y la pre- valencia de la enfermedad entre los habitantes del Africa austral supera el 30%. De los 42 millones de contagiados, cinco millones han adquirido la enfermedad a lo largo de 2002 y aproximadamen- te un tercio tiene menos de 24 afios. En la Argentina hay en la actualidad 130 mil infectados y ha aumentado la propagacién del VIH a través del uso compartido de jeringas. Segtin el informe de onusipA, el consumo de drogas intravenosas es responsable del 40% de las nuevas infecciones comunicadas en la Argentina y del 28% en el Uruguay. Algo similar ocurre en otros paises de Suda- mérica como Brasil, Chile y Paraguay. Cualquiera podria preguntarse si el mantenimiento de estas condiciones de epidemia en continuo crecimiento podria llegar a aniquilar totalmente la especie humana en el planeta. A pesar de que la respuesta no es sencilla, existen evidencias de que ese es- cenario no es posible. Hace tiempo se conoce que en Africa, don- de la enfermedad tiene el mayor indice de prevalencia, personas con muy alto riesgo de contagio, como las prostitutas, contintan sanas. Estas mujeres debicron ser resistentes a la infecci6n o a la 97 (ZED = ZZ [oEbROPA, | TeuRoPAmieNTAL]) Brtente. joebenn! Vash ait] OEM J 890 @ ra00000 || “tzre000 | / ort cearnca@ \ “@ _ ‘YORIENTE MEDIO & [suneste)\, sst.000 st ASIATICO ‘eon000 \ DEL suR \sscaeo ~~ Figura 5 Casos de sida a nivel mungial (numero de infectados) progresién de la enfermedad. En los Estados Unidos se realiz6 un estudio genético en miles de voluntarios que pertenecfan a gru- pos de alto riesgo de contagio de sida®° para buscar genes que es- tuvieran relacionados con la resistencia a la enfermedad. El grupo pudo relacionar la presencia de una mutaci6n en un determina- do gen con una inusitada baja frecuencia de desarrollo del sida en los individuos que posefan esa mutacién. Mas adelante se de- mostr6 que la protefna que estaba codificada en este gen muta- do correspondia a una de las cerraduras que permitian la entra- da del virus en las células sanguineas (véase la Figura 2 en el Capitulo 4). De esta manera, aun en el caso de que el vin logra- ra infectar al 100% de la poblacién, algo bastante improbable, al- gunos individuos podrian sobrevivir a la infeccién, sin enfermar- se porque poseen la mutaci6n mencionada u otra similar. Los descendientes de estos individuos heredarfan la resistencia de sus progenitores, de manera que la resistencia al viH se esparcirfa en las nuevas generaciones. Sin embargo, ésta seria una victoria pi- 80 Bl estudio se llevé a cabo en grupos de drogadictos endovenosos, hemo- {ilicos y trabajadores sexuales. 98 Manto E, Lozano trica, ya que més del 90% de la poblacién (que no posee la mu- tacién protectora) habria fallecido a causa de la enfermedad. En todo caso, también habria que contabilizar los esfuerzos que se realizan para encontrar nuevos tratamientos y una cura para la enfermedad. Los principales tratamientos en la actualidad estan ba- sados en el uso de drogas antivirales, que pueden disminuir su efi- cacia en presencia de virus mutantes (como el azr, el ddC u otras). Por ello, a pesar de que se reconoce la utilidad de las drogas anti- virales para enfrentar y detener el desarrollo de la epidemia, se sa- be que la solucién definitiva deberfa venir de la mano del desarro- Ilo de una vacuna.S! El esfuerzo en pos de la vacuna contra el viet conforma una vasta iniciativa internacional, ptiblica y privada, que comenz6 hace ya 15 afios y que a pesar de haber sufrido sucesi- vos traspiés se espera que en el mediano plazo comience a ofre- cer perspectivas prometedoras. Las vacunas son el método més efectivo para prevenir enfermedades y el tinico que puede realmen- te eliminarlas. En este perfodo se estudiaron més de 30 estrategias de inmunizaci6n y se realizaron mas de 50 pruebas clinicas en las que participaron unas 12.000 personas. Actualmente se esta tra- bajando con la tercera generacién de vacunas; en 2004 se empe- zarian los estudios de fase 111 (el paso previo a la aprobaci6n; prue- ba la eficacia en miles de voluntarios) de varios intentos. Entonces, asi como las tendencias epidemioldgicas son sombrias en muchos paises, los avances en la investigacién son rapidos y esperanzado- res, aun cuando, desde el punto de vista de su aplicaci6n, no Ile- gan todavia mas que a una fracci6n minima de la poblacién afec- tada, ya que los recursos disponibles para investigacién en la mayor parte del mundo son absolutamente insuficientes. 81 Una vacuna es un medicamento que es administrado para aumentar la res- puesta inmune (y por lo mismo, el estado de proteccién) de un individuo contra algin agente pat6geno. En general las vacunas son partfculas que se mimetizan. lo més perfectamente posible con las particulas de los agentes infecciosos, pero sin producir los efectos adversos de la infeccién. Capitulo 6 Qué febril la miradaz No te ilusiones con tu riqueza y tu belleza, puedes per- der ambas: aquélla en una noche; ésta, en una fiebre.83 Las enfermedades hemorrdgicas son unas de las afecciones mas importantes entre los males virales. Los virus que las produ- cen se encuentran entre los mas peligrosos y los mas antiguos que se conocen. Son tan peligrosos que muchos de estos agentes han sido imaginados como posibles armas bioldgicas de destruccién masiva. Y tan antiguos, que hay gente que data su origen en tiem- pos anteriores, incluso, a la aparicidn de la primera célula viva en la Tierra. Se supone que todos estos virus tienen un origen zoo- ndtico. Esto quiere decir que se mantienen en la naturaleza den- tro de algtin animal, al que afectan poco o no afectan practicamen- te nada. Cuando pasan a un ser humano, provocan una enfermedad grave, cuya manifestacién més tfpica incluye el mal funcionamiento de los vasos sanguineos. Cuando el virus entra 82 Pérrafo del tango “Volver” (1934), de Aliredo Le Pera, que con miisica de Carlos Gardel fue cantado y grabado por el mismo Gardel para la pelicula El dia que me quieras (Long Island, 1935), El titulo fue utilizado por primera vez en un artfculo sobre enfermedades hemorragicas por el periodista Sergio Loza- no, publicado en 1989 en el diario Pdgina/12 en una nota referida a los trabajos del autor de este libro. *® Omar Khayyam (1037-1125), poeta y matematico nacido en Persia (hoy Irén), fue uno de los primeros fildsofos agndsticos. 100 Manio E. Lozano en el organismo, las paredes de los vasos sanguineos (denomina- das endotelio) se debilitan y pierden capacidad de mantener la san- gre dentro del tubo; asf, el Ifquido puede salir de los vasos produ- ciendo las hemorragias. Entre estas enfermedades se encuentran la fiebre de Ebola, que ya hemos mencionado en el Capitulo 1, el sindrome pulmonar provocado por los hantavirus, las fiebres he- motragicas americanas producidas por arenavirus, el dengue he- morragico y la fiebre amarilla. Ademis de las manifestaciones hemorragicas, estas enfermeda- des tienen otra caracteristica comtin, Todas provocan fiebre muy elevada en los pacientes, en general superior a los 40°C, La apari- cidn de los primeros sintomas y su progreso son muy rapidos, no hay tratamientos especificos, salvo algtin ejemplo que vamos a ver unos parrafos mds adelante, y tienen una tasa de mortalidad muy elevada. El problema con estas enfermedades, asf como con la gue- rra biol6gica,*+ es que no importa cuél sea nuestra posicién social, ni tampoco cuanto dinero hayamos acumulado en los bancos, ni cudntas propiedades poseamos, ni cudn buena sea nuestra com- paiifa aseguradora de salud. Vamos a morir 0 no, casi exclusivamen- te de acuerdo con Ia forma en la que nuestro organismo enifrente la enfermedad. Y, aunque hay factores sociales que pueden em- peorar o modificar la respuesta en determinados casos, la posibi- lidad de sobrevivir es sobre todo un producto del azar con el que nos fue provista nuestra dotacion inicial de genes. Entre las enfermedades hemorrdgicas que mas han afectado a los argentinos se encuentran la fiebre amarilla, el sindrome pulmo- nar provocado por los hantavirus y la denominada “fiebre hemo- rragica argentina” Esta ultima es provocada por el virus Junin, que fue detectado por primera vez en la localidad hom6nima de la pam- pa hiimeda argentina. La ficbre hemorrégica argentina hizo su “emer- #4 Véase Guerra bioldgica y bioterrorismo, de Martin Lema, en esta misma coleccion, ANT VIENE LA PLAGA 101 gencia” y su presentaci6n en sociedad a mediados de la década de 1950 en la zona rural de la provincia de Buenos Aires y desde enton- Ces se constituy6 en uno de los principales problemas sanitarios de la regién, La enfermedad afecto a entre 300 y 3.000 personas por afio desde su descubrimiento. Lo primero que notaron los cientfficos ar- gentinos que estudiaron el brote fue que afectaba principalmente a hombres y que la mayorfa de éstos eran trabajadores rurales. Antes de que se desarrollara un tratamiento especifico, un 30% de los pa- cientes fallecia a causa de la enfermedad. Trabajos de varias gene- raciones de cientfficos argentinos (muchos de los cuales formaron parte del actual Instituto Nacional de Enfermedades Virales Huma- nas —INEVH— de Pergamino) Ilevaron al desarrollo de un tratamien- to que reduce la mortalidad a menos de un 19, al disefio de méto- dos de diagnéstico modernos, y rapidos y al desarrollo y produccién de una vacuna para prevenir la enfermedad. Aunque se detectan casos aislados de fiebre hemorrdgica ar- gentina en cualquier periodo, esta enfermedad tiene una distribu- cion estacional. Esto quiere decir que Ia mayoria de los casos se presentan en una determinada época del afio. En el caso de “nues- tra” fiebre hemorragica, esto ocurria durante el otofio, con un ma- yor numero de afectados en el mes de mayo. Este hecho esté re- lacionado con el ntimero de un determinado tipo de roedores dentro del area afectada. La poblacién de las asf denominadas lau- cha chica y laucha manchada,85 dos roedores de habitos rurales, aumenta considerablemente durante estos meses del afio, proba- blemente debido a un cambio en las condiciones ambientales que favorecen su desarrollo, En ese sentido, se han hecho especulacio- nes que sugieren que el cambio en el tipo y las condiciones de cultivo en la pampa htimeda durante la Segunda Guerra Mun- dial, promovido por un aumento en la necesidad de produccién de § Sus nombres cientificos son Calomys laucha y Calomys musculinus, res- pectivamente.

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