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Las falacias se dividen en dos grandes familias: las formales y las no-
formales. Las primeras son razonamientos que se asemejan bastante a un
esquema correcto y tienen mayor interés para la lógica (los analizaremos
luego); las segundas (las no-formales) contienen burdos errores que un niño
de 5 años podría localizar... pero que pueden pasar tranquilamente por
correctos en la vida diaria. A continuación se verán 18 de esta clase de
falacias; pero su nº es, en principio, casi infinito. Tal como dijo De Morgan (y
recoge Copi): "No hay nada similar a una clasificación de las maneras en que
los hombres pueden llegar a un error, y cabe dudar de que pueda haber
alguna".
FALACIAS DE ATINENCIA:
Las "falacias de atinencia" son todas aquellas donde las premisas no tienen
"atinencia" (o pertinencia) lógica en relación con las conclusiones. Es decir
donde las premisas hablan de una cosa... y la conclusión de otra.
El que negocia en una comisión y recuerda a sus oponentes que tiene x miles
de votantes que lo apoyan, o que si no hay acuerdo tendrán que afrontar una
huelga segura, o que seguirán los actos de terrorismo... son casos habituales
de esta clase de falacia.
"Se dice que Churchill informó a los demás que el Papa sugería seguir tal o
cual curso de acción. Se afirma que Stalin manifestó su desacuerdo
preguntando: '¿Y cuántas divisiones dice usted que tiene el Papa para el
combate?'".
No es casual que sea esta clase de falacia una de las más usadas. Es barata
y permite eliminar situaciones molestas de un plumazo.
Dice Copy:
"El ejemplo clásico de esta falacia es la réplica del cazador al que se le acusa
de barbarie por sacrificar animales inofensivos para su propia diversión. Su
réplica consiste en preguntar a su crítico: "¿Por qué se alimenta usted con la
carne de ganado inocente?" (Copi).
La falacia aquí (a pesar de parecer muy persuasiva -este es el gran poder de
las falacias-) consiste en que no es igual sacrificar animales por diversión que
por necesidad (alimentaria); y por otro lado se aprovecha de la circunstancia
que su oponente no se encuentra en la clase de los "vegetarianos", lo que
haría perder toda gracia a la réplica del cazador.
Son falacias tan "persuasivas" que podríamos decir que constituyen gran
parte del discurso político habitual. Y a fuerza de repetirse terminan
pareciendo "lógicas"; pero éste es un caso muy claro donde "parecer" no es
igual a "ser".
Por otra parte hay que aclarar que si bien este razonamiento ("no se ha
demostrado...") es falaz en la mayoría de las situaciones... existe una, en
especial, donde *no lo es*, me refiero a los tribunales, a la justicia.
En el caso del Derecho se entiende que *una persona es inocente hasta tanto
no se demuestre su culpabilidad*; en consecuencia la defensa puede
sostener *correctamente* que si no se ha demostrado la culpabilidad del
acusado, debe dictarse un veredicto de inocencia. Pero -como dice Copi-
"dado que esta posición se basa en el particular principio legal mencionado,
es totalmente compatible con el hecho de que el 'argumentum ad ignorantiam'
constituye una falacia en todos los otros contextos'.
Con esa carga sobre los hombros ¡menuda tarea la del tribunal!
Este ejemplo sería hasta gracioso si no tuviera in mente otros muchos más
crueles. Pensad en tantos juicios "populares" donde se interroga a la multitud
presente sobre los delitos del acusado (delitos reales o supuestos). ¿Quién
puede oponer un razonamiento lógico pero, por su propia naturaleza, largo y
complejo frente a un fiscal que menciona los sufrimientos del pueblo
intentando liberarse?
El hecho de serlo no impide su eficacia. Quizá sea el ejemplo más claro que
uno puede encontrar para que se entienda que razonar a posta
incorrectamente puede ser una buena arma de supervivencia.
Si alguien tiene la romántica idea que la humanidad usa su cerebro... que se
siente unas horas a ver televisión; o que contemple con ojos realistas una
campaña electoral.
Nota: Yo pido que, por respeto a la dignidad humana (en la medida que
puede haber muchos tontos pero es humillante que nos lo digan a la cara) se
supriman de una vez y para siempre todas las campañas electorales. Los
partidos tienen muchas oportunidades, a lo largo del período entre
elecciones, para hacer conocer a sus votantes lo que piensan y lo que
desean sobre cualquier cuestión; en consecuencia una campaña electoral no
aporta más información y sí una clase de circo que molesta a cualquier
persona sensible (además de obligar a los candidatos a realizar actos
peligrosos cuando no francamente indecorosos o extravagantes). Reconozco
que soy consciente que me pedido no tiene ninguna posibilidad de
fructificar... pero dejo aqui constancia, quizá como un aporte a una sociedad
futura algo más racional.
Como dice Copi, "Si en una discusión sobre religión uno de los antagonistas
apela a las opiniones de Darwin, una gran autoridad en biología, esa
apelación es falaz".
De la misma forma que la falacia anterior es muy burda (aunque también muy
efectiva), la que ahora discutimos es más sutil. Obliga a pensar si la autoridad
mentada tiene relación con lo que se argumenta. Y esto no siempre es fácil
porque dependerá, entre otras cosas, de la ideología de quien la usa y de
quien escucha.
Pongamos un ejemplo.
8. FALACIA DE ACCIDENTE
"Lo que compramos ayer, lo comemos hoy; ayer compramos carne cruda, por
lo tanto hoy comemos carne cruda" (Copi)
También se le da nombres latinos como "non causa pro causa" o "post hoc
ergo propter hoc". En todos los casos se indica el error de tomar como causa
algo que no lo es, aunque se aparezca relacionado. Este error del
razonamiento será analizado con mayor detalle (por su importancia científica)
más adelante, aquí baste con decir que si un día nos sorprende el amanecer
bailando... no se puede deducir de ello que el baile produzca la salida del sol.
Sin embargo en otras circunstancias (como una eclipse) la mentalidad
primitiva sacó conclusiones parecidas.
Que nadie piense que esta falacia es poco habitual. Podemos verla en las
películas (que reflejan, por supuesto, la vida real) cuando el detective
pregunta "¿Dónde ocultó las pruebas?", etc. a alguien que es totalmente
inocente.
1. EL EQUÍVOCO.
Si alguien nos dice:
Algunos perros tienen orejas peludas. Mi perro tiene orejas peludas. Por lo
tanto, mi perro es algún perro.
Todos sentimos que algo no funciona bien en el razonamiento expuesto. Sin
embargo no todos pueden encontrar rápidamente que es lo que falla.
Las palabras suelen tener más de un significado: "pico", puede ser una
herramienta, la cima de una montaña, o la boca típica de un ave.
Normalmente estos significados diferentes no traen confusión porque el
mismo contexto discrimina el significado adecuado, pero ¿qué pasa cuando
se provoca adrede la confusión usándo la palabra de manera equívoca?
El ejemplo expuesto más arriba es absurdo, pero hay otros más sutiles, como
cuando se dice que: "El fin de una cosa es su perfección" y que "La muerte es
el fin de la vida", ergo "la muerte es la perfección de la vida".
Estas falacias suelen confundir más cuando se usan términos relativos, como
la palabra "alto", que está implicando una comparación con otra cosa. "Un
hombre alto es el que es más alto que la mayoría de los hombres; un edificio
alto es el que es más alto que la mayoría de los edificios"(Copi); pero ¿qué
pasa cuando se afirma? "Un elefante es un animal; por lo tanto, un elefante
pequeño es una animal pequeño"
No es lo mismo decir que "Un elefante es un animal; por lo tanto un elefante
gris es un animal gris". En el segundo caso el razonamiento es válido, en el
primero no lo es. Y la diferencia está en que "pequeño" es un término relativo
y, en cambio, "gris" no lo es.
2. LA ANFIBOLOGÍA
También aquí la confusión se produce por la ambigüedad de las palabras
pero ello sucede por la construcción de la frase que o está descuidadamente
construida o está deliberadamente hecha para tener varios significados
posibles.
El caso más típico es el de los horóscopos astrológicos, cuyos dictámentes
abarcan una inmensidad de posibilidades que en sí mismo pueden ser
contradictorias. El horóscopo más famoso es el que hizo el oráculo de Delfos
(Grecia) al rey Creso, de Lidia, que planeaba una guerra contra Persia. El rey
recibió la siguiente respuesta a su consulta: "Si Creso emprende la guerra
contra Persia, destruirá un reino poderoso". Feliz con tan optimista predicción
Creso emprendió la guerra... y la perdió. Sin embargo la predicción se había
hecho realidad; una gran reino se había destruido ¡el propio de Creso!
Los diarios también traen enunciados anfibológicos pero normalmente no por
habilidad en construirlos sino por prisa y poca predisposición a la gramática.
Un ejemplo podría ser el que menciona Copi: "Un granjero se saltó la tapa de
los sesos después de despedirse afectuosamente de su familia con un
revólver".
3. EL ÉNFASIS
Si afirmamos "No debemos hablar mal de nuestros amigos", no decimos nada
incorrecto; pero si acentuamos la palabra "amigos", ahora creamos otro
significado (muy diferente al que podría clasificarse como moral). Lo que
ahora afirmamos que es permisible hablar mal de las personas... a condición
que no sean nuestros amigos. La falacia del énfasis es mucho más sutil de lo
que parece, y en esta somera revisión de las principales no desarrollaremos
todas sus peculiaridades, pero es de un uso muy habitual por políticos,
jurístas, negociadores de toda clase, e incluso... por los terroristas (y sus
amigos). Basta con que se remarque dentro de un principio general una
palabra o un fragmento de él, para que se altere sustancialmente lo que el
principio establece.
No basta decir la verdad, también hay que decirla entera y sin énfasis
traidores.
Para alegrarnos un poco (porque esta falacia puede ser tétrica) veamos un
ejemplo de Copi:
"Casi a punto de partir cierto barco, hubo una disputa entre el capitán y su
primer oficial. La disensión se agravaba por la tendencia a beber del primer
oficial, pues el capitán era un fanático de la abstinencia y raramente perdía
oportunidad de regañarlo por su defecto. Inútil decir que sus sermones sólo
conseguían que el primer oficial bebiera aún más. Después de repetidas
advertencias, un día que el primer oficial había bebido más que de
costumbre, el capitán registró el hecho en el diario de bitácora y escribió:
"Hoy, el primer oficial estaba borracho". Cuando le tocó al primer oficial
hacer los registros en el libro, se horrorizó al ver esta constancia oficial de su
mala conducta. El propietario del barco iba a leer el diario y su reacción,
probablemente, sería despedir al primer oficial, con malas referencias,
además. Suplicó al capitán que eliminara la constancia, pero el capitán se
negó. El primer oficial no sabía qué hacer, hasta que finalmente dio con la
manera de vengarse. Al final de los registros regulares que había hecho en
el diario ese día, agregó: "Hoy el capitán estaba sobrio".
4. LA COMPOSICIÓN.
5. LA DIVISIÓN.
De la misma manera, dado que una máquina es muy costosa, éste elemento
que debemos reponer de ella debe ser, también, muy costoso. Aunque ello
se cumpla en algunos casos la falacia consiste en entender que *siempre*
funcionará así; dejando de lado el caso real que en una empresa no todos
son presidentes y que en una máquina no todas las piezas son claves y por
lo tanto muy caras.
"Los perros son carnívoros. Los pekineses son perros. Por lo tanto los
pekineses son carnívoros".
"Los perros son comunes. Los pekineses son perros. Por lo tanto los
pekineses son comunes" (Copi)
¿Se entiende?
La clave está en que "carnívoro" es una cualidad que incluye a todos los
perros (no se conocen perros vegetarianos), en cambio "comunes" es un
término relativo, que indica sólo la frecuencia de estos animales en relación
con otros de compañía. Es evidente que los perros son más comunes que los
pitones (como animales de compañía); pero esto no quiere decir que los
pekineses sean, entre los perros (y por lo menos en España), una de las
razas más habituales.
Y con este último chiste cerramos este tema. No se trata que el lector sepa
clasificar siempre adecuadamente que clase de falacia es la que está
escuchando. Este tipo de tarea (propia de especialistas) la consideramos
inútil, además es muy posible que nos haga perder el hilo de lo que estamos
oyendo. Lo importante es que, luego de conocerlas y comprenderlas una a
una, sepa que no es *oro todo lo que reluce*, y se acostumbre a analizar lo
que escucha o lee buscando si existe alguna trampa verbal o lógica en lo
expuesto. Que sepa que las emociones no sirven para descubrir la verdad de
un razonamiento (tienen su propio y legítimo campo), y que puede ser
*manipulado* con mayor o menor buena fe para hacerle "comulgar con
ruedas de molino".