Está en la página 1de 1

*DEVOCIONAL DIARIO DE LA PASTORA MONSERRAT BOGAERT 29 DE OCTUBRE.

Dando fruto de una vida que se ha rendido para que Él sea exaltado

Humíllense delante del Señor, y él los enaltecerá. Santiago 4: 10

No todos estamos dispuestos a humillarnos, reconociendo que hemos actuado indebidamente y


que tenemos que reparar esa acción porque Dios no la aprueba. Humillarnos es aceptar, es
reconocer que no lo hicimos bien y que estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de los
hechos para enmendar cualquier daño o consecuencia de nuestras acciones, conscientes o
inconscientes, pero que están ahí y no pueden ocultarse.

Hacer esto no nos avergüenza. Al contrario, nos exalta delante de la presencia de Dios, porque
hemos dejado a un lado el orgullo para ser humildes. Pues la grandeza del hombre está en
reconocer y aceptar sus fallos, no en ocultarlos o hacerse el indiferente sabiendo que actuó mal.

Cuando lo hacemos demostramos que hemos sido cambiados y transformados, que nuestro ego
no puede dominarnos, porque queremos ser como Cristo, reflejando Su carácter y dando fruto de
una vida que se ha rendido para que Él sea exaltado.

También podría gustarte