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PREGUNTAS
A tal punto no está permitida la discriminación por este virus, que está
expresamente prohibido exigir pruebas para detectar la presencia de VIH para
ingresar o permanecer en el trabajo (artículo 22 Decreto Reglamentario 559 de
1991). Es más, es facultativo del trabajador infectado con el virus informar a su
empleador esta circunstancia (artículo 35).
El Decreto 559 de 1991 por medio del cual se reglamentó el manejo de la infección
por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida (SIDA) y otras Enfermedades de Transmisión Sexual, señaló en su artículo
22
Estas normas responden a la demanda de una mayor protección a los
trabajadores que estaban siendo víctimas de una ominosa discriminación, pues no
se trataba simplemente de privar del trabajo a una persona y por ende del
sustento a su núcleo familiar, sino de borrar del panorama laboral a quienes
padecían la enfermedad (SIDA) o estaban infectados con el VIH, pues el examen
de ingreso les impedía acceder al trabajo y la infección posterior del trabajador le
condenaba al despido.
La Corte Constitucional por vía de tutela no sólo reconoció tal protección, sino
que creó una protección especial que no dudamos en calificar de Fuero, pues
aun en ejercicio de la facultad otorgada por el artículo 64 del Código Sustantivo
del Trabajo (subrogado por el artículo 8 Decreto 2351 de 1965), es decir
mediando el pago de la indemnización, el empleador no puede terminar
unilateralmente y sin justa causa el contrato de trabajo de una persona infectada
con VIH, padezca o no la enfermedad (SIDA).
El caso de la facultad para dar por terminado con justa causa el contrato de
trabajo cuando el trabajador padece una enfermedad contagiosa o crónica de
imposible curación luego de 180 días, consagrada en el numeral 15 del literal a)
del artículo 62 del Código Sustantivo del Trabajo.
Por ejemplo- un médico cirujano infectado con VIH no podrá continuar prestando
sus servicios y, antes de ser despedido con justa causa, deberán brindársele las
garantías y oportunidades para su reubicación, conservando su condición
laboral, según las voces del Parágrafo 1º. del artículo 35 del Decreto 1453 de
1997. Esta última obligación legal tiene como fundamento el deber de
solidaridad previsto principalmente en el artículo 1º. y en el numeral 2º. del
artículo 95 de la Constitución Política de Colombia.
Se aplicarán las reglas que ha fijado la Corte Constitucional, según las cuales el
empleador debe reubicar al trabajador, capacitándolo en caso de ser necesario. Si
la capacidad del empleador desborda esta obligación, debe poner en conocimiento
del trabajador este hecho, permitiéndole proponer soluciones razonables a la
situación.
En la empresa:
La productividad de la empresa se ve seriamente afectada.
Genera malestar en los demás colaboradores, ya que tendrán que cubrir las
inasistencias y cumplir con las tareas inconclusas.
Aquellos colaboradores que cumplen las funciones de supervisores son los más
afectados, ya que son los que tienen que lidiar y controlar las inasistencias.
El cumplimiento de las metas y objetivos se ve afectado.
En el caso de las fábricas o constructoras, genera fallos directos en el servicio. En
muchos casos, se presenta una pérdida considerable de clientes.
Muchas empresas optan por contratar personal de reemplazo, provocando gastos
adicionales en los pagos y capacitaciones.
Para el colaborador:
Las inasistencias y tardanzas representan descuentos en sus salarios.
Provoca la desmotivación y desvinculación con la empresa.
Genera conflicto con sus compañeros por la carga extra de trabajo que representó
su ausencia. Especialmente si la falta o tardanza no fue justificada.
REFERENCIAS
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internacional de enfermedades y problemas relacionados con la salud.
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2016.
Organización Mundial de la Salud. Plan de acción mundial para la
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Disponible
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revised_draft_action_plan_spanish.pdf?ua=1
Organización Mundial de la Salud. International Guide for Monitoring
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Ausentismo: un Costo Oculto Cada Vez Más Significativo. Reporte BIG.
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