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NUEVO MILENIO.
Beccaria insistía en que “solo las leyes pueden decretar las penas de los
delitos t esta autoridad debe residir en el legislador”.
La constitución estable el principio de legalidad, en el artículo 9.3 entre
otros. Son tres aspectos los que les dan contenido al principio en materia
político criminal:
- Ley escrita como única fuente valida del poder criminalizante. Esto
quiere decir, además, la imposibilidad de aplicar el poder mediante la
vía de la costumbre y impide la creación de delitos por parte de los
jueces.
- La exigencia de que la ley sea estricta (o cierta). La interpretación
analógica de la ley penal queda prohibida, pero no solamente para
limitar el poder abusivo de los jueces, sino también para permitir la
necesaria comprensión del alcance de ese poder por parte de los
individuos, y permitirles impedir su aplicación. El legislador también
tiene que ser claro en sus enunciados.
- Irretroactividad de la ley penal. No pueden imponer penas para actos
ya pasados que no las preveían. En cambio, sí que es retroactiva la
ley penal más favorable al acusado.
Este principio atrapa a todas las fuentes estatales de las que emane poder
punitivo. Además, este principio también abarca el principio “ne bis in idem”
el cual imposibilita que a una persona que ya fue juzgada por un hecho y se
libro de la pretensión punitiva pueda ser sometida nuevamente a ese riesgo
por el mismo hecho.
El principio de culpabilidad.
Pero de nuevo, esta ley fue modificada por el PP, y supuso un cambio de
orientación claramente involutivo. Establece una distinción otra vez, de los
extranjeros regulares y los irregulares, limitando fuertemente los derechos
fundamentales a los segundos e introduce nuevamente la sanción de
expulsión.
En este afán por combatir la inmigración irregular cada vez son más las
excepciones a los viejos principios del derecho penal liberal: principio de
igualdad, principio de proporcionalidad, principio de legalidad, principio de
indisponibilidad de la acción penal, principio de preeminencia del orden
jurisdiccional penal sobre el derecho administrativo sancionador, ne bis in
idem.. etc.
Se está configurando un derecho penal y una política criminal diferenciada
para los extranjeros, rodeada de menores garantías.
Los jueces, en su condición de garantes de los derechos fundamentales de
todas las personas, deberían mostrar una mayor implicación en el ejercicio
de sus competencias respecto a un tema tan sensible como es el ejercicio
de la potestad punitiva frente a los extranjeros.