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SALA CONSTITUCIONAL

Exp. 08-0260

Magistrado Ponente: Marcos Tulio Dugarte Padrón

            Mediante Oficio Nº 2008-055 del 25 de febrero de 2008, el Juzgado Superior


Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, remitió a esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, el expediente contentivo de la acción de amparo constitucional ejercida por los
abogados Luis Gerardo Ascanio Estéves y Cristina Isabel Alberto Peña, inscritos en el
Instituto de Previsión Social del Abogado bajo los números 14.317 y 66.391,
respectivamente, en representación de CENTRO DE EDUCACIÓN VALLE ABIERTO
C.A., inscrita ante el Registro Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del Distrito
Federal y Estado Miranda, el 10 de octubre de 1988, bajo el Nº 56, Tomo 13-A Pro., contra
la sentencia dictada el 13 de abril de 2007, por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, que declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto por la hoy accionante
contra la decisión del 23 de septiembre de 1998, dictada por el Juzgado Octavo de
Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, que declaró
con lugar la demanda de indemnización por concepto de daños morales y materiales
ejercida por el ciudadano Isidro Antonio Rodríguez Hernández, titular de la cédula de
identidad Nº 3.244.119, contra la precitada Institución.

            Tal remisión obedeció al recurso de apelación interpuesto el 20 de febrero de 2008,


por la representación de la precitada institución, contra la sentencia dictada el 19 del mismo
mes y año, por el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, que declaró -previa audiencia
constitucional- terminado el procedimiento en la presente acción de amparo constitucional.

            El 6 de marzo de 2008, se dio cuenta en Sala del presente expediente y se designó
ponente al Magistrado Marcos Tulio Dugarte Padrón quien, con tal carácter, suscribe el
presente fallo.

            El 11 de marzo de 2008, los apoderados judiciales de Centro de Educación Valle


Abierto C.A. consignaron escrito contentivo de los fundamentos de la apelación de la
decisión dictada por el mencionado Juzgado Superior.

            Efectuada la lectura individual del expediente, esta Sala procede a emitir decisión,
previas las siguientes consideraciones:

ANTECEDENTES

            Consta en autos que el ciudadano Isidro Antonio Rodríguez Hernández interpuso


demanda por indemnización de daños morales y materiales contra Centro de Educación
Valle Abierto C.A., la cual fue declarada con lugar mediante sentencia dictada el 23 de
septiembre de 1998 por el Juzgado Octavo de Municipio de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas.

            Contra esta decisión, la parte demandada interpuso recurso de apelación, el cual fue
declarado sin lugar por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas en su fallo del 13
de abril de 2007. Igualmente, ordenó la notificación de las partes de conformidad con lo
establecido en el artículo 251 del Código de Procedimiento Civil.
            El 22 de mayo de 2007, la representación de la parte actora se dio por notificada de
la anterior decisión, y el 2 de julio de 2007, el alguacil del mencionado Juzgado dejó
constancia de haber practicado la notificación del instituto educativo demandado.

            En esa misma oportunidad, los abogados Luis Gerardo Ascanio y Cristina Alberto
solicitaron la aclaratoria del fallo dictado por el tribunal de alzada.

            El 29 de octubre de 2007, dicha representación judicial ejerció acción de amparo


constitucional contra la sentencia dictada por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas.
            El 8 de noviembre de 2007, el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas admitió la acción
de amparo interpuesta y ordenó las notificaciones correspondientes.

            El 28 de noviembre de 2007, se notificó al Juzgado Quinto de Primera Instancia en


lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicialdel Área Metropolitana de
Caracas, y en la misma oportunidad fue notificado el Ministerio Público. Finalmente, el 6
de febrero de 2008, la abogada Gladys Núñez, inscrita en el Instituto de Previsión Social
del Abogado bajo el Nº 19.049, en representación del ciudadano Isidro Antonio Rodríguez
Hernández (tercero interesado), se dio por notificada de la acción de amparo constitucional
incoada por la representación de Centro de Educación Valle Abierto C.A.

            El 12 de febrero de 2008, se realizó la audiencia oral y pública en la cual el Juzgado


Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas, a la cual únicamente compareció la representación del
tercero interesado, por lo que dicho tribunal dejó constancia de lo siguiente:
“… se deja constancia de que no se hicieron presentes por sí ni por medio de
apoderado alguno, la parte presuntamente agraviante ni la parte presuntamente
agraviada; así como tampoco se hizo presente la representación del Ministerio
Público”.
 

En tal sentido, declaró terminado el procedimiento en la acción de amparo incoada


por la representación de la mencionada institución educativa. El extenso del fallo fue
publicado 19 de febrero de 2008.

El 20 del mismo mes y año, la representación de la hoy accionante apeló de la


citada decisión, motivo por el cual, se remitieron los autos a esta Sala Constitucional de
conformidad con lo establecido en el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales.

II

FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN

Señaló la representación de la accionante como fundamento de la presente acción de


amparo constitucional, los siguientes argumentos de hecho y de derecho:

            Que “se trata de una demanda incoada de responsabilidad especial por daños
morales contra el padre, madre, tutor o preceptor, por el hecho ilícito causado por un
alumno menor de edad con discernimiento siendo la víctima otro menor de edad, ocurrido
el 18 de Marzo de 1993, dentro de un salón de clase, que forma parte del establecimiento
educativo regentado por el Centro Educativo Valle Abierto”.

            Que “la demanda fue conocida indebidamente por ante un Tribunal de Municipio
siendo competente un tribunal del niño y del adolescente o de Familia”.

            Que “el hecho sobrevenido posteriormente a la sentencia del Juzgado Octavo de


Municipio, de la mayoría de edad invocado por la parte demandante, en ningún momento
sanea el procedimiento indebidamente sustanciado y decidido ante jueces incompetentes
en razón de la materia, pues la sentencia del Juzgado de Municipio es absolutamente
nula”.

            Que igualmente, “existe una incompetencia en razón de la cuantía, por motivo que
el demandante estimo (sic) la demanda por encima de los Bs. 5.000.000,00, por concepto
de los siguientes daños: daños emergentes, daño moral, gastos a posteriori y las costas y
costos (…). Para esa oportunidad el Juzgado de Municipio era incompetente para conocer
las demandas superiores a Bs. 5.001.000,00”.

            Que “Existe incompetencia por la materia en virtud de los hechos expuestos en el


libelo de la demanda, que son los siguientes:
1.- La víctima era un menor de edad con discernimiento (en la oportunidad en
[sic] en la ocurrencia del hecho y en la oportunidad de interponer la demanda).
2.- El agente material del daño era un menor de edad con discernimiento.
3.- Ambos menores de edad mantuvieron una relación contractual de prestación
de servicios educativos con el Colegio Centro de Educación Valle Abierto.
4.- El hecho ilícito tuvo lugar en un salón de clase y en presencia de la maestra
titular.
5.- La maestra titular nunca fue objeto de emplazamiento ni de citación alguna
(responsabilidad directa). Siendo un presupuesto indispensable la integración
del litis consorcio pasivo para luego exigir la responsabilidad derivada.
6.- En ningún momento se alegó ni se demostró falta de vigilancia, guarda,
dirección e incumplimiento de poderes de corrección del menor por parte del
preceptor o maestro, para luego derivar responsabilidad al Plantel Educativo.
7.- Es un hecho notorio que el maestro solo (sic) tiene facultades para impartir
una enseñanza, carece de poderes de corrección, guarda y educación del menor.
8.- La maestra actuó diligentemente, tal como afirma el accionante, al socorrer
de inmediato al menor y conducirlo a la enfermería, comunicándose con la
madre del niño lesionado, quien lo trasladó a la policlínica metropolitana.
9.- Se desconoce el tratamiento y la atención dada al menor por parte de la
Policlínica.
10.- No se alegó ni se probó relación de dependencia entre el preceptor y la
Institución Educativa.
11.- La conducta del agente material de daños no se ajusta a la conducta
racional, civilizada ordinaria, que debe mantener un menor con discernimiento
dentro del salón de clase y resulta una conducta imprevisible por parte del
preceptor.”(Resaltado de la parte actora).

Agregó, que la parte actora fundamentó su demanda en el artículo 1190 del Código
Civil “pero en ningún momento hace referencia del hecho ilícito por parte del preceptor
que responsabiliza al dueño principal (responsabilidad derivada), por el contrario se
refiere al hecho ilícito de un menor dentro de un salón de clase (…) no correspondiendo al
preceptor impartir una educación, pues la educación le compete al padre, la madre o al
tutor”.

Que “Según los artículos 1ro., ordinal 5to., 57, 136 y 147, ordinal 3ro. De la
Ley Tutelar de Menores, vigente para el momento de la interposición de la demanda, los
conflictos sobre guarda de menores y de hechos que expongan la vida o la salud, o el
desarrollo físico, moral, o intelectual del menor, conocerá el Juez de Menores de la
residencia del causante del daño. De acuerdo con el artículo 173 de la nueva Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, la competencia para resolver
los conflictos sobre guarda de menores, es competencia  (sic) de los Tribunales de
Protección del Niño y del Adolescente (Resaltado de la parte accionante).

Indicó, que el fallo objeto de amparo “está viciado al contener un análisis


superficial de los hechos plasmados en el libelo de la demanda, extrayendo convicciones
fuera del proceso, sin ni siquiera argumentarlos de manera precisa y clara, en las normas
sustantivas de las cuales se apoya, violando de esta forma el derecho de defensa, para
concluir en su fallo a la declaratoria con lugar a la demandada propuesta fundamentada
en los artículos 1190, 1195 1196, del Código Civil, que se refiere a la responsabilidad
especial del padre, madre, tutor, artesano o preceptor, y no a la responsabilidad especial
del patrono o principal que seria  (sic) el caso del establecimiento educativo”.

Que “En el libelo de la demanda se desprende que se trata de un hecho ilícito


causado por un menor dentro de una salón de clase, quedando entendido que el Profesor
no responde   por los daños causados por sus alumnos, sino en los términos del Derecho
común, es decir con la condición que se pruebe una culpa contra él”.

Agregó, que “No consta en auto (sic) prueba que revelen hechos ilícitos por culpa
en (sic) la falta de vigilancia  del maestro, que pueda a su vez responsabilizar al dueño o
al principal, por el contrario queda de manifiesto que el agente material del daño fue un
menor de edad, dentro del salón de clases, que no es el lugar para el juego o recreación,
que la víctima es otro menor de edad; que el hecho causado por el menor fue fortuito o
accidental y no relacionado con la función de vigilancia o enseñanza”.

Que “por el contrario se observa de la narración de los hechos, que el maestro


frente al citado hecho accidental, actuó diligentemente llamando a los padres”.

Que “los hechos narrados configuran sin ningún género de dudas una evidente
violación del debido proceso, al derecho de ser juzgado por los jueces naturales y el
derecho de defensa consagrado en el artículo 49 de   la Constitución. (sic)” (Resaltado de
la accionante).

En virtud de los argumentos antes expuestos, solicitó se declarara la nulidad de la


sentencia del 13 de abril de 2007, dictada por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas “y las actuaciones posteriores al fallo recurrido incluyendo la fase de ejecución”.

Finalmente, de conformidad con lo establecido en los artículos 585 y 588 del


Código de Procedimiento Civil, solicitó medida cautelar innominada a los fines de
suspender los efectos del fallo presuntamente lesivo de los derechos constitucionales de su
representada.

III

DE LA COMPETENCIA

Debe previamente esta Sala determinar su competencia para conocer del presente
caso y, a tal efecto, observa:
Conforme a la Disposición Derogatoria, Transitoria y Final, literal b) de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia esta Sala es competente para conocer las
apelaciones de los fallos de los Tribunales Superiores que actuaron como primera instancia
en los procesos de amparo ya que, según la norma invocada, hasta tanto se dicten las leyes
de la jurisdicción constitucional, la tramitación de los recursos, como lo es la apelación, se
rige por las normativas especiales, como la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, en cuanto le sean aplicables, así como por las interpretaciones
vinculantes de esta Sala.

De acuerdo a estas últimas interpretaciones y a lo pautado en la Ley Orgánica de


Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales (artículo 35), es esta Sala, como
tribunal superior de la primera instancia, cuando ésta corresponda a los Juzgados
Superiores (con excepción de los Contencioso Administrativo), las Cortes de Apelaciones y
Cortes de lo Contencioso Administrativo, el tribunal competente para conocer las
apelaciones de sus fallos.

            En el presente caso, se somete al conocimiento de la Sala la apelación de la


sentencia dictada el 19 de febrero de 2008, por el Juzgado Superior Décimo en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas,
que conoció en primera instancia de la acción de amparo constitucional interpuesta contra
el fallo dictada el 13 de abril de 2007, por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito de la misma circunscripción judicial, motivo por el cual, la
Sala se declara competente para resolver la presente apelación, y así se decide.

IV

DE LA SENTENCIA ACCIONADA

El 13 de abril de 2007, el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil,


Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas,
declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto por la hoy accionante contra la
decisión del 23 de septiembre de 1998, dictada por el Juzgado Octavo de Municipio de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, con fundamento en las
siguientes consideraciones:
“Estableció la recurrida la procedencia de la presente demanda en virtud del
contenido de los artículos 1190, 1195, 1196 del Código Civil Venezolano.
Ahora bien, en el libelo el actor narra que el entonces niño de diez (10) años
CÉSAR AUGUSTO RODRÍGUEZ JARAMILLO, el día 18 de marzo de 1993,
estando dentro del aula de clases del Colegio CENTRO DE EDUCACIÓN
VALLE ABIERTO, presente la Maestra Lilia Julieta Fernández, el entonces niño
JON MIKEL GALFARSORO MACHADO, compañero de estudios, le lanzó uno
de los llamados ‘taquitos’ al ojo derecho, el niño César Augusto del dolor se
lanzó al suelo del aula siendo auxiliado por  la Maestra, quien lo condujo a la
enfermería; llamada la madre del entonces menor, ésta acudió al colegio, donde
fue informada de los hechos, trasladando al hijo a  la Policlínica Metropolitana,
donde fue atendido por el Médico Oftalmólogo Stanislao Aronowicz, quien
diagnosticó: erosión corneal e hifema en ojo derecho, ocluyéndole el ojo con
Gentalyn; el 19 de marzo de 1993 el hifema se había reducido, persistía la
erosión del epitelio corneal, le vuele a ocluir el ojo por 24 horas; el día 21 de
marzo de 1993, refiere dolor intenso del ojo derecho y epifora, es atendido de
emergencia, se comprueba un hifema total con hipertensión ocular, que no se
controló con tratamiento médico (manitol 185, diamox, matilol), motivo por el
cual seis horas después se decide llevarlo a cirugía para practicar en el ojo
derecho paracentesis evacuadota bajo anestesia general, no se logra evacuar el
contenido hemático de la cámara anterior por la presencia de una hemorragia
incontrolable, decidiéndose practicar iridectomía periférica amplia con cierre de
paracentesis y tratamiento médico bajo hospitalización; el día 24 de marzo de
1993, al serle practicada una ecosonografìa del ojo derecho, se comprobó la
existencia de hifema total, cristalino aparentemente transparente con una
hemorragia vítrea y un desprendimiento plano de retina en el cuadrante infero-
temporal, en el post operatorio mantiene una hipotonía ocular y para el día 12
de abril de 1993, ya se evidencia por primera vez una impregnación hemática de
la córnea; hasta el 23 de julio de 1993 cuando se desarrolla un glaucoma
secundario que amerita un tratamiento antiglaucomatoso con betabloqueadores
e inhibidores de la anhidrasa carbónica; según el dictamen del
medico (sic) tratante y otros especialistas el niño requería un transplante de
cornea (sic), pero dicha intervención no pidía (sic) realizarse hasta tanto no se
corrigiese el glaucoma, el cual debía ser sometido a una operación,
ahbía Ç(sic) que esperar que el ojo cicatrizara para evitar otra hemorragia;
asimismo quedaba sometido a la posibilidad del rechazo de la cornea  (sic) que
se le transplantara, lo que obligaría a medicarlo con cortisona y otras drogas
que influirían en su desarrollo y crecimiento; que la administración del
medicamento diamox, tiene efectos secundarios en los riñones; según opinión de
los médicos que le examinaron, que aun (sic) después de las operaciones y el
transplante la visión no se recuperaría totalmente, y la apariencia física del ojo
no volvería a ser normal; lo que afectó al niño en su estado anímico, y tuvo que
ser sometido a asistencia psicológica; que las autoridades del colegio y el niño
autor del hecho, se mostraron totalmente indiferentes ante los hechos.
Que el 4 de marzo de 1994 los padres del menor se reunieron con las
autoridades del colegio y el representante del niño Jon Mikel Galfarsoro
Machado, en tono conciliador los padres del menor Jon Mikel Galfarsoro se
comprometieron verbalmente a un acuerdo en relación a lo que a ellos le
corresponde, por su parte el colegio no dio ninguna respuesta en ese sentido.
El demandante fundamentó su acción en los artículos 1190, 1195, 1196 del
Código Civil Venezolano; el primero de ellos señala en su primer aparte la
responsabilidad del preceptor en los daños causados por el hecho ilícito de sus
alumnos y aprendices, mientras permanezcan bajo su vigilancia e igualmente en
su último aparte señala que la responsabilidad de estas personas no tiene efecto
cuando ellas prueban que no han podido impedir el hecho que ha dado origen a
esa responsabilidad; pero ella subsiste aun  (sic) cuando el autor del
actos (sic) sea irresponsable por falta de discernimiento; por su aprte (sic) las
otras dos normas invocadas versan sobre el hecho ilícito y su sanción.
En la contestación de la demanda el apoderado judicial de la demandada señala
que el hecho alegado no existe y que el acuerdo al que ha llegado el demandante
con posterioridad a la introducción de la demanda con la ciudadana Milagros
Machado de Galfarsoro, exime a su representada de la responsabilidad, pues se
extingue la pretensión.
En la oportunidad de las pruebas solo (sic) las produjo la parte actora.
Compareció la dra. María Beatriz Balbi de Beaujon a los fines de ratificar el
informe medico (sic) consignado en autos. El cual ratificó en la oportunidad
fijada.
Asi (sic) como también compareció el médico tratante Dr. Stanislao Aronowicz y
ratificó totalmente el informe médico producido por él, el consta en autos (sic),
la demandada no compareció a los actos cumplidos, el Tribunal otorga
plano (sic) valor probatorio a la ratificación que de sus respectivos informes
hicieran ambos profesionales de la medicina, por ser médicos de reconocida
trayectoria y solvencia profesional. Así se decide.
En relación a las documentales promovidas en autos, consistentes en facturas
emitidas por la Clínica Barraquer, al no ser impugnadas por la parte
demandada, quedan reconocidas, y así se decide.
Ahora bien, en relación al alegato de la parte demandada de haber quedado
eximida de su responsabilidad, por el acuerdo privado al cual llegaron los
padres del joven Jon Mikel Galfarsoro Machado, este Tribunal considera que
dicho acuerdo, no obra en relación a la responsabilidad del demandado, ya que
el artículo 1190 es claro al establecer la responsabilidad de los preceptores, en
el presente caso el establecimiento educativo, en caso de daños por hechos
ilícitos de personas sometidos a su vigilancia.
Establece la doctrina que el incapaz que hubiese obrado sin discernimiento, en
materia de hecho ilícito no responde, y la acción por responsabilidad civil sólo
puede intentarse contra la persona que lo tenga bajo su cuidado. Para el
momento del incidente en el aula escolar el agente del daño se encontraba bajo
la supervisión del instituto educativo demandado en autos, por lo que la
responsabilidad debe recaer sobre el mismo, así se decide.
Ahora bien, de todos los elementos probatorios acompañados en autos, se
evidencia con meridiana claridad, la existencia del daño, las circunstancias en
que ocurrió el accidente y el agente del mismo. Toda vez que los padres del
causante accidental del daño asumieron la responsabilidad e indemnizaron por
su parte a la víctima, por lo que el representante de ésta desistió de la demanda
en relación a ellos. No es menos cierto que el colegio demandado no ha cumplido
con su obligación de reparar el daño, por lo que este Tribunal considera
procedente la demanda, así se decide.
Por fuerza de las consideraciones antes expuestas, este Juzgado Quinto de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, administrando Justicia en nombre
de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara
SIN LUGAR la apelación formulada por la representación judicial de la parte
demandada CENTRO DE EDUCACIÓN VALLE ABIERTO en el juicio que por
Daños Morales y Materiales incoara en su contra el ciudadano ISIDRO
ANTONIO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ, en representación de su entonces menor
hijo CÉSAR AUGUSTO RODRÍGUEZ JARAMILLO.
En consecuencia, se CONFIRMA en todas su partes el fallo apelado”.
V

DEL FALLO APELADO

            El fallo objeto de la presente apelación declaró -previa audiencia constitucional-


terminado el procedimiento en la acción de amparo incoada por la representación de
Centro de Educación Valle Abierto C.A. contra la sentencia dictada el 13 de abril de 2007,
por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, en el juicio por indemnización
de daños morales y materiales incoado en su contra.

            En este sentido, el a quo determinó que la parte presuntamente agraviada no


compareció a la audiencia oral “por sí o por medio de apoderado alguno”, por lo que
concluyó que no estando involucrado el orden público en la acción de amparo sometida a
su conocimiento, lo procedente era declarar su terminación “De conformidad con el
procedimiento de amparo constitucional establecido mediante sentencia del 1º de febrero
de 2000 por la SalaConstitucional del Tribunal Supremo de Justicia”.

VI

FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN

            Luego de reproducir casi en su totalidad los argumentos que motivaron el ejercicio


de la acción de amparo constitucional -entre los que figuran, la incompetencia del tribunal
que conoció de la demanda por indemnización de daños morales y materiales ejercida por
el ciudadano Isidro Antonio Rodríguez Hernández en su contra-, la representación judicial
de la accionante señaló en su escrito de fundamentación del recurso de apelación lo
siguiente:
            Que “la sola incomparecencia de la parte agraviada y del representante del
Ministerio Público a la audiencia constitucional, por si (sic) mismo, no es
motivo  suficiente para que sea declarado sin lugar la acción de amparo constitucional
intentada.” (Resaltado de la accionante).

            Que “en la oportunidad de celebrarse la audiencia de fecha 12 de Febrero del


2008, las partes no estaban a Derecho, en especial, el juez presuntamente agraviante, el
ministerio público (sic) y la agraviada, de manera que se violentó el principio de igualdad
de las partes”.

            Que el 28 de noviembre de 2007 se notificó al Ministerio Público, “habiendo


transcurrido más (sic) de sesenta días entre la notificación del fiscal y la oportunidad de
comparecencia dándose por notificado del  (sic)  apoderado de (sic) tercero interesado”.
            Que de conformidad con el artículo 228 del Código de Procedimiento Civil “si
transcurriere mas (sic) de sesenta días entre la primera y la última citación, las
practicadas quedarán sin efecto y el procedimiento quedará suspendido. Igualmente la
citación o notificación del juez presuntamente agraviante se verificó en fecha 28 de
Noviembre del 2007, habiendo transcurrido más de sesenta días entre la notificación del
fiscal y la oportunidad de comparecencia del apoderado del tercero, dándose por
notificado”.

            Que “Es obvio, la violación del principio de la igualdad de las partes y de la


seguridad jurídica”.

            Que “el procedimiento se encontraba suspendido en espera de las resultas de la


comisión y boleta de notificación librada al ciudadana (sic) ISIDRO ANTONIO
RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ al Juzgado distribuidor (sic) de los Municipios Libertador y
Santos Marquina del Estado Mérida, pues el tercero tiene su residencia en la ciudad de
Mérida”.

            Que la referida comisión “fue conferida en virtud del carácter especial y


personalísimo del juicio o de la Acción de Amparo, que hacía improcedente la
notificación del amparo al apoderado instituido en el proceso civil que derivo (sic) en la
sentencia aquí recurrida en amparo”.

            Que por otra parte, “cabe señalar la insuficiencia del poder exhibido por la
abogada GLADYS MARGARITA NUÑEZ (sic) BRICEÑO, para darse por citado (sic) y
representar al tercero interesado (…) pues en virtud del carácter personalísimo del
Amparo se requiere poder especial”.
            Que en consecuencia, “estando el proceso suspendido o paralizado y habiendo
transcurrido más de sesenta días de las notificaciones del Ministerio Público y del juez
presuntamente agraviante, las nuevas notificaciones era  (sic)  un acto de procedimiento
indispensable en virtud del principio de la igualdad de las partes, por seguridad jurídica,
que son dos principios que rigen en el desarrollo de todo proceso y que debe mantenerse
en plena vigencia en resguardo del Derecho a la defensa.” (Resaltado de la parte
accionante).

            Por lo anterior, solicitó se declare con lugar la presente apelación, se revoque el


fallo apelado y se declare con lugar la acción de amparo interpuesta, en razón de las
presuntas violaciones constitucionales alegadas.

VII
MOTIVACIONES PARA DECIDIR

            Visto lo anterior, pasa esta Sala a decidir el recurso de apelación interpuesto por la
representación de Centro de Educación Valle Abierto C.A., contra la sentencia dictada el
19 de febrero de 2008 por el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de la Circunscripción Judicialdel Área Metropolitana de Caracas, para lo cual resulta
ineludible aclarar, como punto previo, que la representación antes mencionada consignó el
escrito de fundamentación el 11 de marzo de 2008, es decir, dentro del lapso de los treinta
(30) días establecido en el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, por lo que la Sala estima que dicho resulta tempestivo (Vid.
sentencia No. 442/2001 caso: Estación de Servicios Los Pinos S.R.L).

Establecido lo anterior, pasa la Sala a pronunciarse sobre la apelación sometida a su


consideración y, al respecto, observa:

            La acción de amparo constitucional fue intentada por la representación de Centro de


Educación Valle Abierto C.A. contra la sentencia dictada el 13 de abril de 2007, por
el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, que declaró sin lugar el
recurso de apelación interpuesto por la hoy accionante contra la decisión del 23 de
septiembre de 1998, dictada por el Juzgado Octavo de Municipio de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, con ocasión de la demanda por indemnización
de daños morales y materiales ejercida por el ciudadano Isidro Antonio Rodríguez
Hernández, contra la precitada institución educativa.

            Al respecto, la representación de la accionante denunció la violación del principio


de la igualdad de las partes y de la seguridad jurídica en la tramitación de la acción de
amparo interpuesta, ya que “estando el proceso suspendido o paralizado y habiendo
transcurrido más de sesenta días de las notificaciones del Ministerio Público y del juez
presuntamente agraviante, las nuevas notificaciones era  (sic)  un acto de procedimiento
indispensable”, de conformidad -a su decir- con el artículo 228 del Código de
Procedimiento Civil.

            Adicionalmente, alegó la infracción de los derechos constitucionales a la defensa y


al debido proceso, por cuanto el fallo objeto de amparo “está viciado al contener un
análisis superficial de los hechos plasmados en el libelo de la demanda”, toda vez que “No
consta en auto (sic) prueba que revelen hechos ilícitos por culpa en la falta de
vigilancia  del maestro, que pueda a su vez responsabilizar al dueño o al principal”.
            Ahora bien, evidencia esta Sala que en la presente acción de amparo se
declaró terminado el procedimiento al constatar que la parte accionante no compareció a la
audiencia constitucional. En efecto, de las actas que conforman el presente expediente se
desprende, que una vez llegada la oportunidad para la celebración de la audiencia de
amparo constitucional, la parte presuntamente agraviada no asistió a la misma ni por sí ni
por intermedio de su apoderado judicial, razón por la cual el a quo declaró terminado el
procedimiento.

Sobre el particular, esta Sala en sentencia Nº 7 del 1º de febrero de 2000 (caso: José
Amado Mejía Betancourt y otro), interpretó el contenido y alcance de los artículos 27 y 49
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, con relación al procedimiento
de amparo previsto en la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales. En tal sentido, con respecto a la falta de comparecencia de alguna de las
partes a la audiencia constitucional, se determinó lo siguiente:
"(…) En la fecha de la comparecencia que constituirá una audiencia oral y
pública, las partes, oralmente, propondrán sus alegatos y defensas anta la Sala
Constitucional o el tribunal que conozca de la causa en primera instancia, y esta
o este decidirá si hay lugar a pruebas, caso en que el presunto agraviante podrá
ofrecer las que considere legales y pertinentes, ya que este es el criterio que rige
la admisibilidad de las pruebas. Los hechos esenciales para la defensa del
agraviante, así como los medios ofrecidos por él se recogerán en un acta, al
igual que las circunstancias del proceso.
La falta de comparecencia del presunto agraviante a la audiencia oral aquí
señalada producirá los efectos previstos en el artículo 23 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
La falta de comparecencia del presunto agraviado dará por terminado el
procedimiento, a menos que el tribunal considere que los hechos alegados
afectan el orden público  (…)". (Subrayado de este fallo).

Así las cosas, se advierte que el efecto inmediato de la falta de comparecencia del
accionante a la audiencia oral en el proceso de amparo, es la terminación del procedimiento
por abandono del trámite, circunstancia que se evidencia en el presente caso, en el que la
quejosa no acudió a la celebración de la audiencia, ni por sí ni por medio de apoderado.
Asimismo, esta Sala anota que en el caso de autos no se encuentra involucrado el orden
público a los efectos de la acción de amparo, dado que no existe una infracción de derechos
constitucionales que afecte a colectivo alguno o al interés general, más allá de los intereses
particulares de la accionante y, además, dicha infracción no es de tal magnitud que se vean
vulnerados los principios que inspiran el ordenamiento jurídico (Vid. Sentencia No. 1419,
del 10 de agosto de 2001, (caso: Gerardo Antonio Barrios Caldera).

Por otra parte, la Sala debe desestimar los alegatos de la parte actora en relación a
que el procedimiento de amparo se encontraba “suspendido” en espera de las resultas de la
comisión conferida al Juzgado Distribuidor de los Municipio Libertador y Santos Marquina
del Estado Mérida -quien debía practicar la notificación del tercero interesado-, ya que, de
las actas que conforman el expediente se evidencia que el 6 de febrero de 2008, compareció
ante el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, la abogada Gladys Núñez, en representación
del ciudadano Isidro Antonio Rodríguez Hernández (tercero interesado), a los fines de
darse por notificada de la presente acción de amparo, por lo que resultaba innecesario
esperar las resultas de la mencionada comisión.

Adicionalmente, la representación de la parte accionante denunció la insuficiencia


del poder alegado por la referida abogada para darse por notificada en representación de
tercero interesado, lo cual resulta totalmente falso, pues consta al folio 19 del expediente
poder general otorgado por el ciudadano Isidro Antonio Rodríguez Hernández a la abogada
Gladys Núñez con expresa facultad para darse por citada en nombre de su mandante, por lo
que tal argumento debe también desecharse.

Por último, la Sala rechaza la defensa invocada por la accionante en el escrito de


fundamentación del recurso de apelación, respecto a que el fallo apelado resultaba
violatorio de lo establecido en el único aparte del artículo 228 del Código de Procedimiento
Civil ya que, desde el momento en que se notificó al Ministerio Público hasta el momento
en que se notificó al juez presuntamente agraviante, transcurrieron mas de sesenta (60) días,
por lo que -a su decir- el procedimiento se encontraba “paralizado”, siendo necesario
practicar nuevamente las notificación de las partes para la celebración de la audiencia
constitucional.

En este sentido, se evidencia que la disposición contenida en el artículo


228 eiusdem, está dirigida a un supuesto de hecho diferente al del caso bajo estudio, ya que
se refiere expresamente a los casos de citación de los litisconsortes para el acto de la
contestación de la demanda, para lo cual -con el objeto de no retardar la expectativa del co-
demandado sobre el resultado de las gestiones de citación de sus co-litigantes- establece un
lapso prudencial de sesenta (60) días para la práctica de las mismas, y en el caso de que
transcurriere con creces dicho lapso, quedan sin efecto y se suspende el procedimiento
hasta tanto el demandante solicite nuevamente la citación de todos los demandados. Dicha
norma no resulta aplicable para el caso de las notificaciones en el procedimiento de amparo
constitucional, pues se trata de una norma de carácter sancionatorio, que no puede
interpretarse de manera extensiva ni aplicarse por analogía a casos distintos del
expresamente contemplado (Vid. sentencia del 28 de mayo de 2002, caso: RINCON & CO,
S.A.).

Con fundamento en lo antes expuesto, la Sala declara sin lugar la apelación


interpuesta por la parte accionante y confirma la sentencia dictada el 19 de febrero de 2008
por el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, que declaró terminado el procedimiento por
abandono del trámite en la acción de amparo constitucional interpuesta. Así se decide.

DECISIÓN

            Por las razones que anteceden, esta Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela por autoridad de la ley:

            1.- Declara SIN LUGAR el recurso de apelación interpuesto por la


representación de CENTRO DE EDUCACIÓN VALLE ABIERTO C.A., contra la
sentencia dictada el 19 de febrero de 2008 por el Juzgado Superior Décimo en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas.

            2.- CONFIRMA el mencionado fallo dictado por el Juzgado Superior


Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, que declaró terminado el procedimiento por abandono del
trámite en la presente acción de amparo constitucional.
            Publíquese, regístrese y notifíquese. Remítase el expediente al tribunal de origen.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Sesiones de la Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los  24 días del mes de abril de dos mil
ocho. Años: 198º de la Independencia y 149º de la Federación.
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/Abril/656-240408-08-0260.htm

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