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Exp. 08-0260
El 6 de marzo de 2008, se dio cuenta en Sala del presente expediente y se designó
ponente al Magistrado Marcos Tulio Dugarte Padrón quien, con tal carácter, suscribe el
presente fallo.
Efectuada la lectura individual del expediente, esta Sala procede a emitir decisión,
previas las siguientes consideraciones:
ANTECEDENTES
Contra esta decisión, la parte demandada interpuso recurso de apelación, el cual fue
declarado sin lugar por el Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas en su fallo del 13
de abril de 2007. Igualmente, ordenó la notificación de las partes de conformidad con lo
establecido en el artículo 251 del Código de Procedimiento Civil.
El 22 de mayo de 2007, la representación de la parte actora se dio por notificada de
la anterior decisión, y el 2 de julio de 2007, el alguacil del mencionado Juzgado dejó
constancia de haber practicado la notificación del instituto educativo demandado.
En esa misma oportunidad, los abogados Luis Gerardo Ascanio y Cristina Alberto
solicitaron la aclaratoria del fallo dictado por el tribunal de alzada.
II
Que “se trata de una demanda incoada de responsabilidad especial por daños
morales contra el padre, madre, tutor o preceptor, por el hecho ilícito causado por un
alumno menor de edad con discernimiento siendo la víctima otro menor de edad, ocurrido
el 18 de Marzo de 1993, dentro de un salón de clase, que forma parte del establecimiento
educativo regentado por el Centro Educativo Valle Abierto”.
Que “la demanda fue conocida indebidamente por ante un Tribunal de Municipio
siendo competente un tribunal del niño y del adolescente o de Familia”.
Que igualmente, “existe una incompetencia en razón de la cuantía, por motivo que
el demandante estimo (sic) la demanda por encima de los Bs. 5.000.000,00, por concepto
de los siguientes daños: daños emergentes, daño moral, gastos a posteriori y las costas y
costos (…). Para esa oportunidad el Juzgado de Municipio era incompetente para conocer
las demandas superiores a Bs. 5.001.000,00”.
Agregó, que la parte actora fundamentó su demanda en el artículo 1190 del Código
Civil “pero en ningún momento hace referencia del hecho ilícito por parte del preceptor
que responsabiliza al dueño principal (responsabilidad derivada), por el contrario se
refiere al hecho ilícito de un menor dentro de un salón de clase (…) no correspondiendo al
preceptor impartir una educación, pues la educación le compete al padre, la madre o al
tutor”.
Que “Según los artículos 1ro., ordinal 5to., 57, 136 y 147, ordinal 3ro. De la
Ley Tutelar de Menores, vigente para el momento de la interposición de la demanda, los
conflictos sobre guarda de menores y de hechos que expongan la vida o la salud, o el
desarrollo físico, moral, o intelectual del menor, conocerá el Juez de Menores de la
residencia del causante del daño. De acuerdo con el artículo 173 de la nueva Ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, la competencia para resolver
los conflictos sobre guarda de menores, es competencia (sic) de los Tribunales de
Protección del Niño y del Adolescente (Resaltado de la parte accionante).
Agregó, que “No consta en auto (sic) prueba que revelen hechos ilícitos por culpa
en (sic) la falta de vigilancia del maestro, que pueda a su vez responsabilizar al dueño o
al principal, por el contrario queda de manifiesto que el agente material del daño fue un
menor de edad, dentro del salón de clases, que no es el lugar para el juego o recreación,
que la víctima es otro menor de edad; que el hecho causado por el menor fue fortuito o
accidental y no relacionado con la función de vigilancia o enseñanza”.
Que “los hechos narrados configuran sin ningún género de dudas una evidente
violación del debido proceso, al derecho de ser juzgado por los jueces naturales y el
derecho de defensa consagrado en el artículo 49 de la Constitución. (sic)” (Resaltado de
la accionante).
III
DE LA COMPETENCIA
Debe previamente esta Sala determinar su competencia para conocer del presente
caso y, a tal efecto, observa:
Conforme a la Disposición Derogatoria, Transitoria y Final, literal b) de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia esta Sala es competente para conocer las
apelaciones de los fallos de los Tribunales Superiores que actuaron como primera instancia
en los procesos de amparo ya que, según la norma invocada, hasta tanto se dicten las leyes
de la jurisdicción constitucional, la tramitación de los recursos, como lo es la apelación, se
rige por las normativas especiales, como la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, en cuanto le sean aplicables, así como por las interpretaciones
vinculantes de esta Sala.
IV
DE LA SENTENCIA ACCIONADA
VI
Que por otra parte, “cabe señalar la insuficiencia del poder exhibido por la
abogada GLADYS MARGARITA NUÑEZ (sic) BRICEÑO, para darse por citado (sic) y
representar al tercero interesado (…) pues en virtud del carácter personalísimo del
Amparo se requiere poder especial”.
Que en consecuencia, “estando el proceso suspendido o paralizado y habiendo
transcurrido más de sesenta días de las notificaciones del Ministerio Público y del juez
presuntamente agraviante, las nuevas notificaciones era (sic) un acto de procedimiento
indispensable en virtud del principio de la igualdad de las partes, por seguridad jurídica,
que son dos principios que rigen en el desarrollo de todo proceso y que debe mantenerse
en plena vigencia en resguardo del Derecho a la defensa.” (Resaltado de la parte
accionante).
VII
MOTIVACIONES PARA DECIDIR
Visto lo anterior, pasa esta Sala a decidir el recurso de apelación interpuesto por la
representación de Centro de Educación Valle Abierto C.A., contra la sentencia dictada el
19 de febrero de 2008 por el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de la Circunscripción Judicialdel Área Metropolitana de Caracas, para lo cual resulta
ineludible aclarar, como punto previo, que la representación antes mencionada consignó el
escrito de fundamentación el 11 de marzo de 2008, es decir, dentro del lapso de los treinta
(30) días establecido en el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales, por lo que la Sala estima que dicho resulta tempestivo (Vid.
sentencia No. 442/2001 caso: Estación de Servicios Los Pinos S.R.L).
Sobre el particular, esta Sala en sentencia Nº 7 del 1º de febrero de 2000 (caso: José
Amado Mejía Betancourt y otro), interpretó el contenido y alcance de los artículos 27 y 49
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, con relación al procedimiento
de amparo previsto en la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales. En tal sentido, con respecto a la falta de comparecencia de alguna de las
partes a la audiencia constitucional, se determinó lo siguiente:
"(…) En la fecha de la comparecencia que constituirá una audiencia oral y
pública, las partes, oralmente, propondrán sus alegatos y defensas anta la Sala
Constitucional o el tribunal que conozca de la causa en primera instancia, y esta
o este decidirá si hay lugar a pruebas, caso en que el presunto agraviante podrá
ofrecer las que considere legales y pertinentes, ya que este es el criterio que rige
la admisibilidad de las pruebas. Los hechos esenciales para la defensa del
agraviante, así como los medios ofrecidos por él se recogerán en un acta, al
igual que las circunstancias del proceso.
La falta de comparecencia del presunto agraviante a la audiencia oral aquí
señalada producirá los efectos previstos en el artículo 23 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales.
La falta de comparecencia del presunto agraviado dará por terminado el
procedimiento, a menos que el tribunal considere que los hechos alegados
afectan el orden público (…)". (Subrayado de este fallo).
Así las cosas, se advierte que el efecto inmediato de la falta de comparecencia del
accionante a la audiencia oral en el proceso de amparo, es la terminación del procedimiento
por abandono del trámite, circunstancia que se evidencia en el presente caso, en el que la
quejosa no acudió a la celebración de la audiencia, ni por sí ni por medio de apoderado.
Asimismo, esta Sala anota que en el caso de autos no se encuentra involucrado el orden
público a los efectos de la acción de amparo, dado que no existe una infracción de derechos
constitucionales que afecte a colectivo alguno o al interés general, más allá de los intereses
particulares de la accionante y, además, dicha infracción no es de tal magnitud que se vean
vulnerados los principios que inspiran el ordenamiento jurídico (Vid. Sentencia No. 1419,
del 10 de agosto de 2001, (caso: Gerardo Antonio Barrios Caldera).
Por otra parte, la Sala debe desestimar los alegatos de la parte actora en relación a
que el procedimiento de amparo se encontraba “suspendido” en espera de las resultas de la
comisión conferida al Juzgado Distribuidor de los Municipio Libertador y Santos Marquina
del Estado Mérida -quien debía practicar la notificación del tercero interesado-, ya que, de
las actas que conforman el expediente se evidencia que el 6 de febrero de 2008, compareció
ante el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, la abogada Gladys Núñez, en representación
del ciudadano Isidro Antonio Rodríguez Hernández (tercero interesado), a los fines de
darse por notificada de la presente acción de amparo, por lo que resultaba innecesario
esperar las resultas de la mencionada comisión.
DECISIÓN
Por las razones que anteceden, esta Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela por autoridad de la ley: