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La difusión de la anticoncepción y
la “salud reproductiva”
En esta Tema:
4. ¿Es verdad que los propios abortistas habían predicho que la anticoncepción
traería un aumento del número de abortos?
7. Resumen.
Los pasos que vamos a seguir en esta refutación son los siguientes:
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2. En 1986, Paternidad Planificada admitió que la tasa de promiscuidad entre los adolescentes que
reciben dicha educación sexual es 50% más alta que la de los que no la reciben [2].
3. Otros estudios arrojan la siguiente tabla que muestra el drástico aumento de la promiscuidad entre
las adolescentes estadounidenses desde 1970 [3], que es cuando comenzó la “educación” sexual en
las escuelas públicas de EE.UU. (de la segunda columna en adelante se indica la edad de las
adolescentes):
Notas:
[1]. The Alan Guttmacher Institute, “Teenage Pregnancy: The Problem that Hasn't Gone Away”, 1991.
[2]. American Teens Speak: Sex, Myths, TV and Birth Control. The Planned Parenthood Poll (Nueva York: Louis Harris and
Associates, 1986).
[3]. Family Planning Perspectives (marzo-abril de 1987) y Sexual and Reproductive Behavior of American Women, 1982-1988, Alan
Guttmacher Institute.
[4]. “En Resumen: Harvard, Mass” ALL About Issues, p 5.
[5]. Dr. Min-Chueh Chang, citado por Charles E. Rice. “La Intolerancia de la Naturaleza hacia el Abuso”. ALL About Issues p.6.
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4. En el 2004, David Paton, autor de cuatro estudios sobre este asunto, aseguró no haber
encontrado “ninguna evidencia” de que “la facilidad que produce la planificación familiar
[anticonceptivos], reduzca el número de embarazos adolescentes o los índices de aborto” [8]. Paton
presenta la experiencia del Reino Unido:
“Está claro que proveer más clínicas de planificación familiar, lejos de tener el efecto de
reducir los índices de concepción, ha llevado de hecho a un incremento. La
disponibilidad de la píldora del día después parece haber llevado a un comportamiento
más arriesgado. Parece ser que si la gente tiene acceso a consejos de planificación
familiar, piensan automáticamente que tienen un menor riesgo de embarazo” [9].
5. K. Edgardh encontró que a pesar de la consejería a favor de los anticonceptivos, los condones y
los anticonceptivos orales de bajo costo, hicieron que los índices de abortos de las adolescentes
suecas subieran desde el 17 por mil al 22,5 por mil entre 1995 y 2001 [10].
“El acceso más fácil a la anticoncepción puede incrementar a largo plazo los índices de
anticoncepción, incluso aunque los haga decaer a corto plazo. Por otra parte las políticas
que hacen más difícil recurrir a la anticoncepción y así llevan a un menor índice de
actividad sexual, hacen bajar los índices de embarazo a largo plazo” [11].
7. Los métodos anticonceptivos “de emergencia” (AE) tampoco reducen el número de embarazos ni
de abortos. 23 estudios publicados entre 1998 y 2006 y analizados por el Dr. James Trussell, de la
Universidad de Princeton, midieron el efecto del mayor acceso a la AE, y el índice de embarazos y
abortos. Ni uno sólo de los 23 estudios encontró una reducción en el número de embarazos ni de
abortos, subsiguiente al mayor acceso a los AE [12].
Notas:
[1]. Planned Parenthood Federation of America, Till Victory is Won Action Agenda, 1982.
[2]. The Alan Guttmacher Institute, Facts in Brief, Abortion in the United States, 1993.
[3]. Ethan Bronner, “Most in U.S. Favor Ban on Majority of Abortions, Poll Finds”, The Boston Globe, 31 de marzo de 1989, A1.
[4]. Centers for Disease Control and Prevention, Advance Data no. 350, Dec. 10, 2004: “Use of Contraception and Use of Family
Planning Services in the United States: 1982-2002”; www.cdc.gov/nchs/data/ad/ad350.pdf .
[5]. Guttmacher Institute, “Abortion in Women’s Lives”, www.guttmacher.org/pubs/2006/05/04/AiWL.pdf at 6-7.
[6]. Id., "Facts on Contraceptive Use," January 2008; www.guttmacher.orp/pubs/fb contr use.html.
[7]. M. Berer, “Making Abortions Safe: A Matter of Good Public Health Policy and Practice,” Bulletin of the World Health
Organization, 2000, 78 (5), pages 580-592, http://www.who.int/docstore/bulletin/tableofcontents/2000/vol.78no.5.html. El énfasis es
nuestro.
[8]. D. Paton, "The Economics of Family Planning and Underage Conceptions," J. of Health Economics, 21.2 (Match 2002): 207-
225; vea el resumen en www.sciencedirect.coco/science/articleB6V8K-4537PJR-3/2/7b0ac0ed4b84065fae3119e1663e50bc . Este
estudio investigó 16 regiones de Inglaterra durante un período de 14 años y también se enfocó en los efectos del fallo Gillick, el
cual del 1984 al 1985, exigió el consentimiento paterno para que las menores de 16 años pudieran obtener anticonceptivos en
Inglaterra (pero no en Escocia). Como se esperaba, se redujeron grandemente las visitas a las clínicas entre las jovencitas inglesas
menores de 16 años. Muchos esperaban ver un aumento de los embarazos y los abortos en este grupo, comparado con las
jóvenes inglesas de más edad en Inglaterra y las de menos de 16 en Escocia. En lugar de esto, el estudio no encontró ningún
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4. ¿Es verdad que los propios abortistas habían predicho que la anticoncepción
traería un aumento del número de abortos?
1. En 1955, el “sexólogo” más famoso de EE.UU., Alfred Kinsey, dijo:
“A riesgo de ser repetitivo, quiero recordar al equipo que hemos hallado la tasa más alta
de abortos inducidos en el grupo que, en general, usa anticonceptivos con mayor
frecuencia… Creo que nunca podremos disponer de una práctica anticonceptiva, aparte
de la esterilización temporal, que impida este desliz ocasional que explica una alta tasa
de embarazos no deseados y de aborto, especialmente entre aquellas personas de
niveles socioeconómicos más altos” [1].
2. En 1973, el Dr. Alan Guttmacher, presidente de Paternidad Planificada en aquel entonces, dijo a
los miembros de esa institución: “Todos ustedes reconocen la lógica inclusión de la esterilización y el
aborto como componentes integrales de un moderno servicio para el control de la natalidad” [2].
3. Ese mismo año, el Dr. Malcon Potts, otro dirigente de Paternidad Planificada, afirmó: “Según la
gente vaya aceptando la anticoncepción, habrá un aumento, no una disminución, de los abortos” [3].
4. En 1981, Christopher Tietze, uno de los más conocidos expertos en estadística, dijo:
“Es de esperar una alta correlación entre la experiencia del aborto y la experiencia de la
anticoncepción en las poblaciones en las que estén disponibles tanto la anticoncepción
como el aborto… Las mujeres que han practicado la anticoncepción tienen más
probabilidades de tener abortos que aquellas que no han practicado la anticoncepción y
las mujeres que han tenido abortos tienen más probabilidades de haber practicado la
anticoncepción que las mujeres sin historial de abortos” [4].
Notas:
[1]. Mary Calderone, M.D. (Editora), El Aborto en los Estados Unidos. Nueva York: Paul B. Hoeber, Inc., 1956,
p.157.
[2]. Citado en Paul Marx, “From Contraception to Abortion”, Homiletic and Pastoral Review (febrero de 1993): 8-13.
[3]. Ibíd.
[4]. Christopher Tietze, “Aborto y Anticoncepción”. Aborto: Documentos e Investigación. Toronto: Butterworth & Co., 1981, pp. 54-
60.
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La falsa ideología de que a mayor disponibilidad y promoción de anticonceptivos habrá menores índices
de abortos, impulsó a las compañías de píldoras anticonceptivas y de otros anticonceptivos hormonales
a dedicarse a fabricarlos de tal manera que fueran cada vez más “eficaces” en impedir los embarazos. El
resultado ha sido que las píldoras lanzadas al mercado desde la década de los 80 hasta el presente son
más abortivas que las anteriores, aumentando así el
número de abortos químicos causados por los
anticonceptivos hormonales, hasta lograr que el
número de estos abortos sea mayor que el de
abortos quirúrgicos. La cifra actual de abortos
quirúrgicos es de unos 1,3 millones al año; mientras
que la de abortos causados por los anticonceptivos
abortivos oscila entre los 8 y los 13 millones anuales
[5].
La promoción de la castidad y de la
abstinencia sexual no da dinero;
mientras que la venta de anticonceptivos
sí, y mucho.
Pero, como siempre, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Notas:
[1]. Se trata del fallo “Griswold v. Conneticut” del 7 de junio de 1965.
[2]. Brian P. Young, Esq., Issue Brief: The Supreme Court's Slippery Slope, Stafford, Virginia, EE.UU.: Americans Life League, Inc.,
27 de noviembre de 1992, 1.
[3]. Este tema lo vamos a abordar en la próxima Tema de este mismo módulo.
[4]. Citado en Janet Smith, “The Connection Between Contraception and Abortion”, Homiletic and Pastoral Review (abril de 1993):
10-11.
[5]. Kuhar, Infant Homicides Through Contraceptives (Bardstwon, Nueva York: Eternal Life, 1993), 21 y 27.
[6]. J Mohn el al., "An analysis of the causes of the decline in non-marital birth and pregnancy rates for teens from 1991-1995,"
Adolescent and Family Health 3.1 (Primavera del 2003): 339-47 at xx.
[7]. J. Santelli el al., "Can Changes in Sexual Behaviors Among High School Students Explain the Decline in Teen Pregnancy Rates
in the 1990s?", Journal of Adolescent Health 35 (2004): 80-90 at 80.
[8]. D. Halperin el al., "The time has come for common ground on preventing sexual transmission of HIV," The Lancet 364.9449
(noviembre 27 del 2004): 1913-1915 at 1913. (Las frases entre corchetes [ ] son nuestras, no del original, las añadimos para
enfatizar la verdad de que las relaciones sexuales deben ser reservadas exclusivamente para el matrimonio. De nuevo, los autores
de este informe se limitan a citar lo que otros han dicho, lo cual no refleja para nada su propia postura al respecto.)
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El término “salud reproductiva” fue definido en el Programa de Acción de la Conferencia sobre Población
y Desarrollo (CIPD), que el abortista UNFPA llevó a cabo en El Cairo en 1994 con la colaboración oficial
de la también abortista IPPF. La definición de la “salud reproductiva” de la CIPD incluyó, entre otras
cosas, a la “planificación de la familia”, que para el UNFPA, la IPPF y otras organizaciones
internacionales abortistas significa el uso de los anticonceptivos, incluyendo los que son abortivos, es
decir, los que impiden la implantación del embrión humano en el útero de su madre [1].
El artículo al que se refiere el editorial guarda una muy estrecha relación con los párrafos 7.2., 7.6., y
8.25. de la Conferencia de El Cairo, que fueron los párrafos que trataron el tema de la “salud
reproductiva”, la salud pública y el aborto. El artículo de la OMS tiene un título que llama poderosamente
la atención: “Hacer los abortos seguros: Un objetivo de buenas políticas y prácticas de salud pública”. La
segunda mitad de este título ha sido sacada casi palabra por palabra del párrafo 8.25 de la Conferencia
de El Cairo. En ese artículo del boletín de la OMS se afirma lo siguiente:
1. La OMS confiesa que a pesar de la amplia disponibilidad de anticonceptivos, todavía hay abortos.
Esta confesión de una organización abortista echa por tierra el mito que ya hemos refutado arriba, de
que a mayor disponibilidad de anticonceptivos menor el número de abortos.
3. La OMS tiene la desfachatez de decir que la “salud reproductiva” debe incluir el aborto quirúrgico
legalizado, contradiciendo así a la propia Conferencia de la ONU en El Cairo, la cual dijo: “En ningún
caso se debe promover el aborto como método de planificación de la familia” y la “planificación de la
familia”, que en este contexto incluye los anticonceptivos, es parte integral de la definición de “salud
reproductiva” de esta Conferencia (CIPD, par. 7.2 y 8.25). ¿Cómo es posible que un organismo de la
ONU, como es la OMS, tenga la cara tan dura de contradecir a una conferencia de la propia ONU?
El punto aquí es que para la OMS, y para toda una plétora de organizaciones abortistas, como el
propio UNFPA y la IPPF, extraoficialmente la “salud reproductiva” incluye el aborto quirúrgico y legal,
y no sólo el aborto químico producido por los anticonceptivos abortivos.
4. Es cierto, como ya hemos señalado, que la CIPD le abrió sutilmente la puerta a la posterior
inclusión del aborto en la “salud reproductiva”. Pero el hecho es que el texto oficial no dice eso, sino
lo contrario: la “salud reproductiva” no debe incluir el aborto o, al menos, no afirma categóricamente
que lo deba incluir. Ello es importante para cualquier debate provida en torno a documentos oficiales
de la ONU. Se debe insistir siempre en que ningún documento oficial de la ONU obliga a ningún país
a legalizar el aborto y menos aún el de El Cairo, ni bajo el slogan de la “salud reproductiva” ni de
ningún otro eufemismo.
5. Al mismo tiempo hay que ser realistas y darse cuenta de que estas afirmaciones de la OMS,
precisamente al ser emitidas en un documento no oficial de la ONU (un boletín), forman parte de la
estrategia de repetir y repetir afirmaciones gratuitas como ésta, ya sea en publicaciones o foros
internacionales no oficiales, pero de mucha influencia, hasta convertir en una “ley” o en un “principio
vinculante” lo que se repite. Para lograrlo, añaden falsamente, como hace la OMS en este contexto,
que esas afirmaciones constituyen la “interpretación correcta” de los tratados internacionales de la
ONU. Y es así como ha habido países latinoamericanos, como Colombia, que han legalizado el
aborto diciendo falsamente que estaban obligados a hacerlo por haber firmado tratados o
documentos internacionales de la ONU.
6. Obsérvese que la arrogancia de la OMS no se detiene con afirmar que hay que legalizar el aborto,
sino que éste debe ser efectuado sin objeción de conciencia y sin el permiso de los padres de una
menor. Ello se infiere de las últimas afirmaciones del texto citado arriba, las cuales reproducimos a
continuación: “Se deben evitar las leyes que tienden a posponer el procedimiento. Esas leyes
incluyen el tomar en cuenta las cláusulas de ‘la objeción de conciencia’ a favor de aquellos
proveedores que no quieren involucrarse, o el requerir un período de espera entre la obtención del
permiso para el aborto y la práctica del mismo”.
7. Lo más peligroso de toda esta estrategia de la “salud reproductiva” es el “argumento” que plantea
que como la anticoncepción y el aborto son “parte” de la “salud reproductiva” y como los medios
disponibles para intentar mantener u obtener la salud constituyen un derecho humano (DDHH), que
entonces la anticoncepción y el aborto son DDHH. Y como los DDHH trascienden la soberanía de los
países, entonces esas naciones que tienen leyes en contra de la anticoncepción y el aborto tienen
que cambiar sus leyes so pena de convertirse en transgresoras del derecho internacional.
Notas:
[1]. FNUAP, Programa de Acción de la Conferencia Internacional de Naciones Unidas sobre Población y Desarrollo (CIPD), El
Cairo, 13 de septiembre de 1994, parágrafos, 7.2., 7.6. y 8.25, http://www.unfpa.org/spanish/icpd/icpd_poa.htm#ch7. El énfasis es
nuestro. IPPF Corporate Brochure, págs. 20-21. Disponible (en inglés) en archivo PDF en
http://www.ippf.org/about/corporatebrochure/index.htm, haciendo “click” en el enlace “IPPF Corporate Brochure (PDF, 1631 KB)”.
Para conocer más acerca de la IPPF, visite en http://www.vidahumana.org, la sección sobre este tema en:
http://www.vidahumana.org/vidafam/ippf/ippf_index.html. Consulte también el portal de la propia IPPF: http://www.ippf.org.
[2]. J. Patrick Vaughan and Carla AbouZahr, Editorial, “Reproductive Health: Widening Horizons,”
Bulletin of the World Health Organization, 2000, 78 (5), pág. 569, disponilbe (en inglés) en:
http://www.who.int/docstore/bulletin/tableofcontents/2000/vol.78no.5.html. El énfasis es nuestro.
[3]. M. Berer, “Making Abortions Safe: A Matter of Good Public Health Policy and Practice,” Bulletin of the World Health
Organization, 2000, 78 (5), pages 580-592, http://www.who.int/docstore/bulletin/tableofcontents/2000/vol.78no.5.html. Las cursivas
son nuestras.
7. Resumen.
En este Tema hemos estudiado dos estrategias y argumentos abortistas:
o Que la difusión de los anticonceptivos “reduce” el número de abortos.
o La “salud reproductiva”.