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Las Habilidades o Competencias Comunicativas se entienden como un conjunto de procesos lingüísticos que se
desarrollan durante la vida, con el fin de participar con eficiencia y destreza, en todas las esferas de la comunicación y la
sociedad humana. Hablar, escuchar, leer y escribir son las habilidades del lenguaje. A partir de ellas, nos desenvolvemos
en la cultura y la sociedad, y a través de su desarrollo, nos volvemos competentes comunicativamente.
El lenguaje verbal y el no verbal (cine, música, pintura, etc.), la diversidad lingüística, la gestualidad, la emocionalidad, la
comprensión de las diferencias, las semejanzas entre el habla y la escritura y el papel mediador de la lectura, cimientan
nuestra capacidad de comprender, interpretar y elaborar contenidos comunicativos, para la interpretación del mundo,
la expresión de la subjetividad y el ejercicio de nuestra ciudadanía.
Existen diferentes clasificaciones de habilidades comunicativas. Aquí presentamos algunas nociones básicas.
Escuchar
Es la capacidad de sentir, de percibir sensorialmente lo que transmite otra persona, comprender el mensaje; este
aspecto permite al oyente, evaluar la importancia de lo escuchado para responder acertadamente al interlocutor; exige
además tomar conciencia de las posibilidades de tergiversación de los mensajes.
Leer
La lectura es fundamental en el desarrollo de habilidades y competencias comunicativas del ser humano. Como
realización intelectual, es un bien colectivo indispensable en cualquier contexto económico y social. Como función
cognitiva, permite el acceso a los avances tecnológicos, científicos y de la información. Da la posibilidad de recrear y
comprender mejor la realidad. Leer, es ser capaz de dialogar críticamente con el texto, tomar una postura frente a él y
valorarlo integrándolo en el mundo mental propio.
Hablar
Se denomina hablar a la capacidad que tiene el ser humano de comunicarse mediante sonidos articulados. Estos sonidos
son producidos por el aparato fonador, que incluye lengua, velo del paladar, cuerdas vocales, dientes, etc. Esta
propiedad es distintiva en el hombre, ya que si bien está presente en distintas especies del reino animal, es en la
naturaleza del hombre en la que alcanza su más alta manifestación, en la medida en que despliega un altísimo grado de
complejidad y abstracción en lo referente al contenido.
Escribir
La expresión escrita representa el más alto nivel de aprendizaje lingüístico, por cuanto en ella se integran experiencias y
aprendizajes relacionados con todas las habilidades lingüísticas (escuchar, hablar y leer) y se ponen en funcionamiento
todas las dimensiones del sistema lingüístico (fonológica, morfo-sintáctica, léxica-semántica y pragmática).
La escritura es una habilidad compleja, que implica que el escritor tenga conocimientos, habilidades básicas, estrategias
y capacidad para coordinar múltiples procesos.
Habilidades no verbales
Las habilidades no verbales son todas aquellas que incluyen el lenguaje corporal y todo lo que no sean las palabras. Es el
arte de interpretación de símbolos y señales comunicados por los gestos, expresiones faciales, contacto visual, la
postura, etc. El tono de voz por ejemplo es una habilidad no verbal por excelencia porque no es la palabra, sino el matiz
de la palabra, es el lenguaje corporal de la palabra. La capacidad de comprender, resignificar y utilizar la comunicación
no verbal o lenguaje corporal, es una poderosa herramienta para conectarse con los demás y con la realidad
circundante.
Nuestra sección Caleidoscopio es un espacio en el que periódicamente publicaremos nuevos consejos, notas y artículos
relacionados con las habilidades comunicativas en sus diferentes aspectos.
TIPOS DE HABILIDADES
Estas son las principales habilidades comunicativas a las que hay que hay que prestar atención para enriquecer las
relaciones personales.
1. Asertividad
La asertividad es el núcleo de las habilidades comunicativas, y consiste en la capacidad de encontrar un equilibrio entre
lo que se quiere decir y la consideración de los intereses y posibles vulnerabilidades del interlocutor. Es decir, que quien
tiene un buen nivel de asertividad, es capaz de encontrar maneras respetuosas de decir algo que es relevante comunicar
a pesar de que puede no ser agradable para el interlocutor, y de hacerlo de la manera menos dolorosa posible.
Por ejemplo, si alguien nos pide nuestra opinión acerca de cómo toca la guitarra y creemos que lo ha hecho mal, la
asertividad consistirá en no ocultar este hecho, a la vez que se lo decimos poniendo cuidado en no ofender de manera
gratuita.
2. Contacto visual
El contacto visual es básico, y es el primer paso a la hora de establecer una conversación cara a cara que transcurra de
manera fluida. No mirarse a los ojos a pesar de poder hacerlo (porque se tiene acceso visual a la cara de la otra persona)
no solo significa echar a perder la oportunidad de conectar con alguien; además, probablemente creará un ambiente
enrarecido, en el que hay desconfianza y emergen las inseguridades, porque se nota que al menos una persona
considera que se trata de un momento incómodo.
Esta habilidad comunicativa tiene que ver con lo que conocemos como teoría de la mente, que es la capacidad de saber
en todo momento qué saben otros sujetos que no es uno mismo. Se trata de una aptitud que aparece alrededor de los 4
años de edad, aunque en algunas personas nunca llega a desarrollarse del todo, tal y como ocurre típicamente con
quienes presentan Trastornos del Espectro Autista.
Sin embargo, más allá del hecho de saber el conocimiento del que disponen los demás en cada momento (es decir, sin
confundir esto con lo que sabe uno mismo), es muy importante ser capaz de tener en mente las motivaciones e
intereses de los demás al tener una conversación. Un ejemplo claro de esto lo encontramos en lo que hacen los
comerciales: no se limitan a arrojar sin más las ventajas de lo que venden, sino que adaptan su discurso a las prioridades
y necesidades que han detectado en el potencial cliente.
4. Coherencia emoción-mensaje
Esta es una de las habilidades comunicativas fundamentales, ya que los errores en este aspecto pueden degradar
rápidamente el transcurso de una conversación. Consiste en mantener una coherencia entre lo que se dice y el modo en
el que transmitimos emociones tanto desde nuestros gestos como desde la modulación de la voz. Las incongruencias en
este aspecto pueden aparecer, por ejemplo, si experimentamos muchos nervios, así que en estos casos es importante
entrenar la gestión de la ansiedad.
5. Capacidad negociadora
Poner en práctica la capacidad negociadora no significa implicarse en una negociación formal, sino que ocurre cada vez
que nos involucramos en un diálogo en el que hay al menos dos personas con intereses parcialmente enfrentados.
Implica rechazar las formas hostiles de comunicar este choque de intereses, y apostar por mantener el foco en todo
momento en lo que ambas partes tienen en común, para llegar a acuerdos haciendo que todos pierdan algo y ganen
algo a la vez.
6. Escucha activa
La escucha activa es algo relativamente sencillo: tender, espontáneamente, a dar muestras de que estamos escuchando
lo que la otra persona nos dice. Implica afirmar con la cabeza de vez en cuando, mostrar reacciones ante lo que la otra
persona dice, hacer pequeños comentarios que expresen interés pero que no lleguen a interrumpir el transcurso del
diálogo, etc.
7. Empatía
La empatía tiene que ver más con lo que se muestra y se hace que con lo que se dice. Consiste en la capacidad para
hacer que la otra persona vea que lo que comunica es comprendido por nosotros a un nivel afectivo. Por ejemplo, una
persona que domine este aspecto de la comunicación mostrará apoyo a otra si esta dice que ha suspendido un examen
importante, incluso si para la primera los exámenes no importan demasiado
EL RESUMEN.
El resumen es una versión corta de un texto donde se pueden utilizar las mismas palabras
para presentar de manera concreta los puntos más importantes del tema. La síntesis es la
presentación corta de un texto más largo que ha sido analizado e interpretado por el
autor.
Por esta razón la síntesis requiere un proceso intelectual más profundo donde la
información debe ser reelaborada, mientras que el resumen puede limitarse a destacar
las ideas principales.
RESUMEN SÍNTESIS
AUTOR Generalmente es una persona externa Suele ser la misma persona que
al autor del tema en el que se basa. escribió el tema del que surge.
¿Qué es un resumen?
Es una versión corta que incluye las informaciones más fundamentales de un tema que
suele ser más largo y complejo. Puede presentarse de manera oral o escrita.
Muchas veces lo que se hace en el resumen es suprimir algunos términos que no sean
esenciales para entender las ideas principales.
Para poder escribir una síntesis, se debe haber realizado un análisis e interpretación de
los elementos del tema y presentarlo con palabras propias, siempre sin modificar la idea
principal que quieren transmitir los autores.
El autor de la síntesis tiene una mayor libertad en comparación con el autor del resumen a
la hora de escribir y desarrollar ideas propias. En la síntesis se pueden ampliar los
conceptos y organizarlos según el criterio y el estilo de la persona que la escribe.
La síntesis suele ser escrita y publicada por el mismo autor del texto del que surge, pues
busca presentar las ideas generales de su trabajo. Aunque también puede ser escrita por
personas externas.
Características de la síntesis
Soberanía
Se refiere al ejercicio de la autoridad en un cierto territorio. Esta autoridad recae en el pueblo,
aunque la gente no realiza un ejercicio directo de la misma sino que delega dicho poder en sus
representantes. La Soberanía significa independencia, es decir, un poder con competencia total.
La seguridad
es el sentimiento de protección frente a carencias y peligros externos que afecten negativamente la calidad de vida; en
tanto y en cuanto se hace referencia a un sentimiento, los criterios para determinar los grados de seguridad pecarán de
tener algún grado de subjetividad.
Defensa: Significa tanto la acción como el efecto de protegerse a sí mismo o a otros objetos o sujetos, ante la
presencia de algo o alguien peligroso, para lo cual se emplea a veces el propio organismo, que cuenta con defensas
naturales para combatir agentes patógenos, como la piel, la saliva, las lágrimas; y más internamente cuando el agente
logra franquear las barreras exteriores, y sustancias químicas humorales, presentes en el suero sanguíneo; o apéndices
del cuerpo como brazos, manos o piernas, que sirven para golpear al atacante y repelerlo.
Nación: Es un conjunto de personas unidas por lazos patrióticos, que se consideran hermanadas por una historia
común, tradiciones, costumbres, lengua, religión, etcétera, que las enlaza, estando en un mismo pañís o región, o a
pesar de no estar juntos territorialmente.
Estado: Es una forma de organización social de un territorio determinado, aglutinando un conjunto de instituciones
que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas que regulan la sociedad, y con soberanía interna y
externa sobre un territorio definido.
Territorio: Se denomina territorio a un área poseída por una persona física o jurídica, sea una organización, una
institución, o un Estado. Desde la perspectiva de la geo semántica social se entiende por territorio la unión de un sentido
con un lugar determinado, cuya definición es validada por una comunidad.
Gobierno: Es la autoridad que dirige una unidad política y cuya función es la de administrar y controlar el Estado y
sus instituciones, ejercer autoridad y regular la sociedad.
Soberanía: Poder supremo e ilimitado, tradicionalmente atribuido a la nación, al pueblo o al Estado, para
establecer su constitución y adoptarlas decisiones políticas fundamentales tanto en el ámbito interno como en el plano
internacial
Defensa integral: Defensa integral: es el conjunto de sistemas, métodos, medidas y acciones de defensa,
cualesquiera sean su naturaleza e intensidad, que en forma activa formule, coordine y ejecute el Estado con la
participación de las instituciones públicas y privadas, y las personas naturales y jurídicas, nacionales o extranjeras, con el
objeto de salvaguardar la independencia, la libertad, la democracia, la soberanía, la integridad territorial y el desarrollo
integral de la Nación.
ALIMENTACION Y NUTRICION
La alimentación es el conjunto de actividades voluntarias que realizamos desde que adquirimos las sustancias para su
consumo, hasta el momento que las ingerimos, masticamos y deglutimos.
Con la deglución del alimento se inicia la nutrición; constituida por una serie de procesos inconscientes e involuntarios
que se producen en nuestro organismo para transformar los alimentos en sustancias químicas más simples que puedan
ser absorbidas en el ámbito intestinal para que conducidas a través de la sangre lleguen a los tejidos para su
aprovechamiento.
De esto se desprende la interrelación entre alimentación y nutrición ya que para una nutrición adecuada se precisa de
una variedad y proporción correcta de los nutrientes obtenidos de los alimentos y por tanto de una variedad y equilibrio
adecuados de éstos.
Por tanto sólo con una alimentación correcta se conseguirá una nutrición adecuada. Se considera una alimentación
correcta aquella que aporta cada día y en relación satisfactoria todos y cada uno de los nutrientes necesarios para el
buen funcionamiento de nuestro organismo. Tales nutrientes son:
Nutrientes Energéticos: Al ser “quemados” proporcionan calorías que el organismo necesita para mantener una
adecuada temperatura corporal y realizar las actividades habituales. Son:
- Las grasas.
- Los hidratos de carbono.
Nutrientes Reguladores: Participan en los procesos metabólicos esenciales del organismo. Son:
- Las vitaminas.
- Agua.
- Fibras vegetales.
Una nutrición equilibrada tiene gran importancia, pues incide de forma directa en el mantenimiento de la salud en
organismos sanos y favorece el restablecimiento en casos de enfermedad. Tiene especial relevancia en la infancia por
ser la etapa de mayor desarrollo físico y psíquico cuya evolución marcará necesariamente el futuro de ese individuo.
Una educación para la salud debe pretender que los niños desarrollen hábitos y costumbres sanos, que los valoren como
una de los aspectos básicos de la calidad de vida y que rechacen las pautas de comportamiento que no conducen a la
adquisición de un bienestar físico y mental.
Se sabe, que es en la infancia donde se van modelando las conductas que dañan la salud; de ahí que desde la etapa de
educación infantil resulte adecuado y necesario tratar de potenciar los estilos de vida saludables. Los hábitos
alimenticios deben ser cuidados desde las primeras etapas del crecimiento por la importancia fisiológicas y social que la
alimentación tiene en nuestros días. Así, que debemos proponernos como objetivos a primera vista, instaurar las
siguientes normas alimenticias en un plazo que sea conveniente
Es evidente que un organismo no crece sin los aportes de nutrientes necesarios. Este aporte debe de ser suficiente,
equilibrado y, a ser posible, natural y exento de elementos contaminantes, lo que, aunque parezca de lógica simple no
siempre se consigue.
Por consiguiente es fundamental vigilar la alimentación en el niño o la niña, para que esta se lleve a cabo de la forma
más equilibrada posible.
En los primeros años de vida del niño o la niña estos pasan por dos etapas fundamentales y bien diferenciadas, que son
la lactancia y la educación alimentaria, con una etapa intermedia que sirve de puente entre ambas, que es la de
introducción progresiva de alimentos.
Estas fases son las básicas en su desarrollo inmediato y futuro, tienen gran importancia en la prevención de posteriores
enfermedades y darán la pauta de los hábitos alimenticios a lo largo de la vida. De aquí la importancia que hoy día está
alcanzando la dietética y nutrición en edades tempranas.
Durante la fase de lactancia dada la inmadurez e indefensión que presenta el individuo es fundamental. Durante las
primeras semanas de vida se alimenta exclusivamente con leche; es la lactancia exclusiva, bien como lactancia natural
(la materna), lactancia artificial o siguiendo una lactancia mixta en la que se alternan las anteriormente citadas,
suplementándose.
La lactancia exclusiva debe mantenerse hasta aproximadamente los cinco o seis meses, en que se puede ir
introduciendo nuevos alimentos de forma progresivamente creciente hasta casi los dos años, disminuyendo también el
aporte lácteo, entrando sin brusquedad en la etapa en que la leche ya no es el alimento principal, aunque si básico.
En los niños o niñas alimentados con la leche de la madre, siempre que sea posible y se confirme una buena evolución,
no será necesario introducir alimentos complementarios durante los seis primeros meses. A partir de este momento se
valorará el iniciar una alimentación complementaria a la leche materna.
En los niños y niñas alimentados con lactancia artificial, la incorporación de alimentos no lácteos podrá hacerse coincidir
con el cambio a una leche de continuación, hacia los cinco meses. La introducción de estos nuevos nutrientes debe
hacerse de forma lenta y progresiva que facilite al organismo la adaptación a las nuevas sustancias, permitiendo
comprobar la tolerancia a estos primeros alimentos.
Durante la fase de educación alimentaria el niño o la niña irá adquiriendo los hábitos de alimentación que serán la base
de aquellos que mantendrá a lo largo de su vida y constituirá un reflejo de su ambiente familiar y sociocultural. El niño o
la niña en esta etapa aprenderá a escuchar las demandas de su organismo en cuanto a la alimentación. El forzarle a
comer solo le llevará a una situación de rechazo de la comida por sistema y el utilizar la comida como premio, hará que
la busque como algo gratificante ante diversas situaciones anímicas y de ansiedad que van a acompañarle a lo largo de
su vida, dando lugar a un individuo cuyo hábito alimenticio sea comer por placer o para disfrutar y no para nutrirse. Con
esto no queremos decir que la alimentación no conlleve cierta sensación placentera de la que podemos disfrutar, sino,
que no debe exacerbarse.
En esta fase de formación de los hábitos podemos diferenciar una primera etapa, entre el año y el año y medio, en que
la base de la alimentación sigue siendo la de la anterior fase con ciertas modificaciones y sin triturar tanto los alimentos,
añaden diversos derivados lácteos o bien preparados de leche como natillas o flanes. Comienza a tomar trocitos de
jamón de York, y en forma creciente para comprobar su tolerancia, margarina, tostadas, croquetas, sopas de sémola o
tapioca, trocitos de fruta y pescado sin triturar,.... En resumen, sobre la base de una dieta semiblanda iremos
introduciendo los nuevos alimentos.
La siguiente etapa de la fase de formación la centramos entre año y medio y dos años. Empezaremos a ofrecer algunas
de las comidas “menos fuertes” que habitualmente toma la familia, evitando las especias y condimentos y también de
forma progresiva.
Entre los dos y los seis años la alimentación del niño o la niña es prácticamente la del adulto, con sus consiguientes
limitaciones.
Consideramos importante puntualizar que hasta el año y medio aproximadamente, etapa esta en la que al niño o la niña
se le prepara individualmente la comida, debemos suprimir el uso de sal. Los alimentos contienen suficiente sodio para
que, en condiciones normales, las modernas pautas dietética desaconsejan la adición de sal, ya que parece existir una
relación sodio-hipertensión en la que independientemente de la ingesta de esta en la edad adulta, parece jugar un papel
importante la riqueza en sal de la alimentación en la primera infancia. A partir de que el niño se introduce en la
alimentación familiar , los alimentos irán sazonados en la forma en que habitualmente lo tomen los adultos.
Con el azúcar refinado sucede algo similar. La obesidad, diabetes, etc., en las que la ingestión de sacarosa es un factor de
riesgo, aconsejan su limitación en la dieta a lo largo de la vida.
Alrededor de los tres años el niño ya tiene capacidad para ingerir y asimilar cualquier tipo de carne y vísceras, pero se
deberá dar preferencia a las carnes y pescados magros, para no sobrecargarles de grasas animales. Una o dos veces a la
semana se sustituirá la carne por hígado, debido a su riqueza en hierro.
El huevo se administrará entero procurando no pasar de 3 a la semana, y mejor en tortilla o cocido que no frito.
Los cereales junto con la fruta serán las principales fuentes de hidratos de carbono y además contienen proteínas
vegetales. Se administrarán diariamente ya sean secos, con leche o en puré.
Las frutas se tomarán frescas y bien maduras. Al menos dos piezas diarias y preferiblemente más. Si acostumbramos al
niño a tomarla limitaremos la adicción de sacarosa (dulces) y con ello las caries dentales y otros problemas.
La ración diaria en estas edades es de unas 1.300 kcal. y deben distribuirse en 4 comidas de la forma siguiente:
Por supuesto se hará manteniendo una correcta proporción entre los distintos principios inmediatos:
Con ello, conseguiremos los objetivos nutricionales de esta etapa que son:
Si tenemos presente que pretendemos educar para la vida, no olvidemos en ningún momento que la vida empieza en el
propio cuerpo del niño y en su desarrollo, y que también hay que educarlo para que se alimente de la forma más
equilibrada posible, para que puedan desarrollarse mejor en todas sus actividades cotidianas.
Una educación para la salud debe pretender que los niños desarrollen hábitos y costumbres sanos, que los valoren como
una de los aspectos básicos de la calidad de vida y que rechacen las pautas de comportamiento que no conducen a la
adquisición de un bienestar físico y mental.
Se sabe, que es en la infancia donde se van modelando las conductas que dañan la salud; de ahí que desde estas edades
resulte adecuado y necesario tratar de potenciar los estilos de vida saludables. Los hábitos alimenticios deben ser
cuidados desde las primeras etapas del crecimiento por la importancia fisiológicas y social que la alimentación tiene en
nuestros días
Durante la fase de educación alimentaria el niño o la niña irá adquiriendo los hábitos de alimentación que serán la base
de aquellos que mantendrá a lo largo de su vida y constituirá un reflejo un reflejo de su ambiente familiar y
sociocultural.
El niño o la niña en esta etapa aprenderá a escuchar las demandas de su organismo en cuanto a la alimentación. Es
importante tener en cuenta que los niños no deben comer las mismas cantidades que los adultos. Debemos pues evitar
la obsesión por las cantidades, es decir, que son ellos mismos los que saben cuanto necesitan comer y no hay que insistir
cuando no quieren más. El forzarle a comer sólo le llevará a una situación de rechazo de la comida por sistema.
Otra cosa bien distinta es un niño que casi nunca tiene hambre y que, además, pierde peso, se acatarra con frecuencia,
se muestra apático y se distrae con facilidad, síntomas que “pueden” indicar que no está bien alimentado.
Por otro lado el utilizar la comida como premio, hará que la busque como algo gratificante ante diversas situaciones
anímicas y de ansiedad que van a acompañarle a lo largo de su vida, dando lugar a un individuo cuyo hábito alimenticio
sea comer por placer o para disfrutar y no para nutrirse. Con esto no queremos decir que la alimentación no conlleve
cierta sensación placentera de la que podemos disfrutar, sino, que no debe exacerbarse.
Hoy en día el riesgo de padecer enfermedades nutricionales por deficiencia o falta de algunos nutrientes esenciales se
ha reducido considerablemente desde principios de siglo y, gracias también a la reducción de las enfermedades
infecciosas, el hombre vive más años. Sin embargo, han aparecido o se han incrementado el número de enfermedades
propias de los países occidentales por malos hábitos alimenticios, tales como la obesidad, hipertensión, caries dentales,
enfermedades coronarias, etc.
Un error frecuente es el abusar de las carnes y pescados descuidando las dietas vitamínicas, provocando enfermedades
carenciales y desnutrición. Otro caso que nos encontramos es el empeño de algunas madres de engordar a sus hijos
abultando la dieta, de tal forma que aparece la obesidad con sus secuelas de enfermedades cardiovasculares y de caries,
tan peligrosas no solo en la infancia, sino en la vida adulta. Este exceso no tiene razón alguna, ya que el organismo
desprecia la sobrecarga alimenticia produciéndose incluso cuadros tóxicos ante la avalancha vitamínica proporcionada al
niño. La desorganización de las comidas, la ignorancia dietética, el abuso de determinados productos, la falta de tiempo
para la preparación de los alimentos, etc., son causas constantes de deficiencias alimentarias.
Es por lo tanto labor de los padres establecer unos hábitos alimenticios predicando con su ejemplo y explicando a sus
hijos la importancia de una dieta equilibrada para su salud y rendimiento físico.
El cambio de unos hábitos alimenticios no es una cosa sencilla, no puede hacerse de la noche a la mañana; todo requiere
su tiempo. Introduzca los cambios en la dieta progresivamente y más aún cuando se trata del niño en edad escolar.
He aquí uno de los retos más importantes para los padres, que el niño avance en su alimentación por los caminos del
equilibrio, al mismo tiempo que satisface su natural y conveniente goce en el acto de comer.
No olvidemos el aspecto afectivo que la alimentación guarda en estas edades. Debemos crear un ambiente de
cordialidad a la hora de comer sin prisas, ni gritos y por supuesto nunca utilizar la comida como castigo.
Por último el acto de comer supone una de las primeras relaciones sociales del niño, será un inicio de la enseñanza en el
comportamiento con los demás, inculcándoles desde pequeños una disciplina, corrección en los modos y hábitos
higiénicos que mantendrán de por vida.
GRASAS
El papel principal de las grasas es transportar las vitaminas solubles en grasa y proporcionar estructura a las membranas
celulares. Amortugua órganos del cuerpo y contribuye a los nervios y el desarrollo del cerebro. La grasa es una parte
esencial de las hormonas que regulan las funciones del cuerpo.
El cuerpo necesita grasas, pero algunas grasas son más saludables que otras, y algunas grasas son realmente
perjudiciales para el cuerpo. Elija grasas saludables como las grasas monoinsaturadas que se encuentran en el aceite de
oliva, frutos secos, semillas y aguacates, o grasas omega-3 que se encuentran en las nueces, salmón, semillas de lino y
las semillas de chía. Las grasas saturadas (aquellas que son normalmente sólidas a temperatura ambiente) no son grasas
nocivas o malas, a menos que se consuman en grandes cantidades. A pesar de que no son perjudiciales en sí mismas, es
muy fácil consumir grandes cantidades en la dieta típica americana.
Las grasas saturadas se encuentran principalmente en las grasas sólidas, como los de alimentos de origen animal como
carne de res, cerdo, carnes procesadas, mantequilla y crema. Un mal tipo de grasa que debe ser evitado por completo
son las grasas trans artificiales. Las grasas trans se encuentran en los aceites hidrogenados o parcialmente hidrogenados.
Estos se encuentran en muchos alimentos procesados, así que asegúrese de leer la lista de ingredientes.
PROTEÍNAS
El papel principal de las proteínas es construir y mantener los músculos, tejidos y células sanguíneas. Es una parte
esencial de las enzimas y las hormonas que regulan las funciones del cuerpo. La proteína también mejora el sistema
inmunológico y al comer nos ayudan a sentirnos mas llenos.
La mejor fuente de proteínas son los alimentos vegetales no procesados tales como nueces, semillas y leguminosas
(frijoles secos cocidos). Si usted elige alimentos ricos en proteínas de origen animal, escoja las versiones bajas en grasa.
Por ejemplo, elija carnes y aves magras o de bajo contenido graso. Recorte grasas adicionales para limitar las calorías
vacías y las grasas saturadas. Las carnes procesadas como jamón, salchichas y embutidos tienen sodio añadido y nitratos
y también grasas añadidas a menudo. La leche, el queso y el yogur son fuentes ricas en proteínas y calcio, pero son más
altos en grasas saturadas a menos que se utilizan versiones más bajas en grasa.
CARBOHIDRATOS
Los carbohidratos son la principal fuente de energía del cuerpo y una fuente importante de energía para el cerebro y el
sistema nervioso central.
Los alimentos ricos en hidratos de carbono más altamente procesados son azúcar refinada, almidón refinado, harina
blanca, y los alimentos que contienen estos. Son de color blanco, ya que han sido despojados de valiosos nutrientes
como fibra, vitaminas, minerales y fitoquímicos de colores.
Elija alimentos ricos en hidratos de carbono que son ricos en fibra y mínimamente procesados tales como frutas,
verduras y leguminosas (frijoles secos cocidos). También los granos son ricos en hidratos de carbono, pero asegúrese de
elegir las versiones de grano entero 100% integral de panes, cereales, galletas, fideos y tortillas, en lugar de sus
versiones blancas, procesadas, y elija el arroz integral en lugar de arroz blanco.
La mayoría de los alimentos naturales tienen combinaciones de hidratos de carbono, proteínas y grasas. Cada uno de
estos tres nutrientes energéticos juegan un papel muy importante en el cuerpo