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LA RETÓRICA DE ARISTÓTELES

Inicialmente debemos decir que Aristóteles fue un filósofo griego del siglo IV a.C, que nació
en la ciudad de Estágiro, en el año de 367 a.C, se trasladó a Atenas a estudiar en la
Academia de Platón y estuvo en ella durante veinte años hasta la muerte de su maestro. El
primer trabajo de Aristóteles frente a la retórica es el diálogo de Grilo, donde mostraba
argumentos muy distintos a los posteriormente expuestos en La Retórica.
La Retórica de Aristóteles, para el autor de la lectura, es tratado teórico-práctico sobre la
palabra persuasiva, previo a La Retórica de Aristóteles, hubo varios autores que se refirieron
a este tema de las Artes Retóricas, entre ellos, según Cicerón, fueron los inventores de la
Retórica, Tisias y Córax, que tuvieron su inspiración en las situaciones socio-políticas que
existieron en el momento en Siracusa.
Para Tisias y Córax, el argumento esencial para el litigio era el concepto de la probabilidad,
dicho concepto, para el momento, tenía que ver en la “generalizada confianza en la razón”,
partiendo del argumento de que el ser humano suele de forma racional y predecible. En la
actualidad, el argumento de la probabilidad, tiene que ver desde el punto de vista del
favorecimiento, es decir, a quién favorece la situación en litigio.
Volviendo al filósofo objeto principal de estudio, Aristóteles, a pesar de ser el discípulo más
aplicado de Platón, se aparte de él al inclinarse por la corriente empírica, totalmente alejada
del mundo de las ideas de su maestro. En este tratado Aristóteles le da ideales y bases
fundamentales a la retórica, pero también, tiene en cuenta la utilización y la finalidad de la
misma para la época, claramente por el empirismo, que era su corriente de pensamiento.
Aristóteles, como lo describe el texto, era un gran biólogo y estudioso de los seres vivos, en
el cual empieza a esbozar su pensamiento netamente teleológico, en el cual es fiel creyente,
de que existe una finalidad en la marcha del universo, en sus estudios sobre los animales
aparece la distinción entre causa final y causa eficiente. Teniendo como causa final aquello
para lo que existe ese algo, a lo cual tiende o puede llegar a ser, lo cual para Aristóteles es
más importante y causa eficiente aquello que ha producido ese algo.
Las ideas expuestas por Platón, abandonan su lugar en el mundo de las ideas y empiezan a
ser cercanas a los hombres, con Aristóteles podemos distinguir las cosas con nuestros
propios ojos, creado de esta manera una filosofía platónico-empírica y de la misma manera,
lo hace con la retórica, aceptando lo bueno y lo malo de la misma y a partir de las ideas de
Platón, dignificarla. No destruye la retórica por la manera en la que es utilizada ni por los
fines que consigue y le sublima a la categoría de arte y disciplina, a la cual se le puede
ejercer un control, sometiéndola a la ética y la moral para hacerla positiva dentro de la
humanidad.
Opiniones dividas encontramos en el texto sobre la categoría a la que pertenecía la retórica,
por el contrario, a lo que pensó su alumno, Plantón pensaba que la retórica estaba muy lejos
de ser un arte, puesto que nada tenía que ver con la verdad, puesto que se defendía con
igual esfuerzo tesis contrarias y esto, él lo consideraba profundamente inmoral. Para
Isócrates, el cual era un maestro de la oratoria, consideraba la retórica como una filosofía
puesto que era la única manera de conocer la verdad humana, esta verdad siempre es
convencional proveniente de un pacto de los hombres por medio del leguaje.
A partir de lo expuesto por Isócrates, la retórica posee el control del leguaje y a través de la
comunicación, del conocimiento mismo, puesto que, por ese medio, aunque no fuera un
conocimiento esencial de las cosas, podemos saber qué es algo, como cuando éramos niños
y le preguntábamos a nuestros padres.
La retórica platónica de Aristóteles, se debe apoyar sobre tres pilares fundamentales:
El primero, es que la retórica y el orador, debe siempre trasmitir un conocimiento verdadero,
por eso el orador, debe tener pleno y cierto conocimiento sobre el tema que va a comunicar.
En segundo lugar, debe conocer el alma y el tipo de discurso que más le conviene a su
oyente por medio de técnicas discursivas, dándole paso al arte de la retórica.
Y, en tercer lugar, este discurso debe estar correctamente organizado, con partes dentro del
mismo, bien estructuradas, proporcionales e interrelacionadas entre sí.
Conforme a lo anteriormente expuesto, con estos tres pilares fundamentales de la retórica,
nos encontramos más cercanos a la calidad que debería tener la retórica para que Platón la
considerara un arte, puesto que para él, la retórica debía estar sometida a la ética política.
Desde siempre, todo el mundo ha practicado la dialéctica y la retórica, desde los asuntos
más simples hasta los más complicados del mundo, puesto que el argumento principal de los
mismos, es el lenguaje. Con lo que podemos concluir que el que la dialéctica y la retórica no
son disciplinas concretas, si no se podrían definir como metodologías.
Teniendo en cuenta lo anterior, la retórica es un arte controlado por la dialéctica, con la que
se puede supervisar la lógica de los argumentos retóricos que expresamos, que, aunque no
hablen de lo absolutamente verdadero sino de lo que pueda parecerlo y que no por eso, no
es verdadero, puesto que es más fácil de probar algo moral o ético que algo que no lo es.
Aristóteles plantea unos objetivos para la retórica en el cual concurren tres factores: el alma
del orador, el alma de los oyentes y sus respectivos caracteres y pasiones, porque el
discurso retórico parece probar o prueba algún asunto por sí mismo, pero el carácter y la
emotividad que se le imprime a las palabras accionan de manera persuasiva al auditorio. Con
lo anterior la retórica, pasa de ser un arte que se dedica simplemente al lenguaje, para
incursionar en la sociabilidad humana, la ciencia de las almas y la ética.
El autor divide la oratoria en tres especies: la judicial, la deliberativa y la epidictica o de
exhibición; a partir de que, en un discurso judicial, el oyente juzga sobre hechos ya ocurridos,
en un discurso deliberativo el oyente juzga sobre unas propuestas políticas encaminadas
hacia el futuro y un discurso de exhibición, el oyente hace dos acciones simultaneas: disfrutar
lo que se le dice y juzgar la capacidad oratoria del orador.
Para Aristóteles el estilo ideal de un discurso retórico, resulta ser aquel que sencillo y
brillante a la vez, aquel que es muy cercano al estilo poético, con la diferencia de la de la
virtud específica de su función persuasiva; Todo esto porque debe haber una congruencia
entre la finalidad y la manera en la que se expresa el discurso, puesto que si el discurso tiene
la finalidad de persuadir aquel debe ser expresamente claro y bien ordenado y no debe tener
aditamentos que sustraigan la atención del oyente.
Para finalizar podemos concluir, que Aristóteles es el filósofo antiguo que refunda la Retórica,
a partir de la finalidad de la misma; ignorando la utilización que se le daba en el momento,
para dignificarla a través del pensamiento de su maestro Platón, aun cuando él estuviera en
contra de ella; Logra humanizar la retórica a nivel social para darle unos límites y unos
lineamientos para su correcta utilización, aunque ya en la actualidad podemos ver que, la
retórica y la dialéctica, al igual que en la época de la antigua Grecia sigue siendo utilizada
para engañar y difamar, ignorando totalmente las bases platónicas que le otorgó Aristóteles.

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