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Profesoras. Cursos.
5to y 6to básico A
Fernanda Lara 6to básico B
Nadia Toledo 6to básico C
Jimena Yáñez
Técnico Diferencial
Gabriel Weise
TREG TREGVILU Y CAI CAIVILU
Se cuenta que en tiempos remotos había dos espíritus muy
poderosos encarnados en gigantescas serpientes: uno era Cai
Cai (espíritu de las aguas), que agitaba el mar y odiaba al ser
humano, y el otro, Treg-treg (espíritu de la Tierra), que vivía en la
cumbre de un cerro y le tenía afecto al hombre. Un día, Cai Cai
decidió destruir a todos los seres vivos, haciendo desbordar las
aguas del mar con sus fuertes coletazos.
Treg-treg, que vio desde las alturas cómo se iniciaba el desastre, se
compadeció de los hombres y los instó a que huyeran junto con los
animales hacia las montañas para poder salvarse. Es por ello que
elevó los montes, mientras Cai Cai hacía lo mismo con el nivel del
mar.
La mayoría de los animales logró ponerse a salvo. Sin embargo,
algunos hombres fueron más lentos, porque no querían dejar sus
tierras o deseaban llevarse todas sus pertenencias. Otros, incluso, no
creían que ocurriría una inundación.
Pero así fue, y las aguas comenzaron a subir, arrasando con todo.
Finalmente, y gracias a Treg-treg, un pequeño grupo de hombres
llegó a la cumbre, que, se dice, son los antepasados de los mapuches.
Algunas versiones de esta leyenda dicen que a estos se les impuso
otro castigo: sacrificar a uno de sus hijos arrojándolo al mar. De esta
manera, se logró calmar la furia de Cai Cai y las aguas retrocedieron
lentamente hasta sus márgenes originales.
AHORA ,RESPONDE LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
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Cuentan los viejos cuentacuentos del Sur, muy al Sur… De lo más al sur del mundo…
que los antiguos habitantes, que se llamaban selknam y que hoy conocemos como
Onas. Cuando veían a lo lejos, en el mar, acercarse una Ballena, acampaban en la
playa durante varios días porque eso significaba comida y alegría por mucho tiempo.
Y entonces, para calentarse, prendían un lindo fuego. Pero aquella vez no se trataba
de una ballena, sino de un barco.
Eran unos marineros, que estaban cumpliendo la hazaña de dar la vuelta al mundo
por primera vez. Y mirando la costa no dudaron al poner el nombre a la nueva tierra:
Tierra del fuego
Desde la costa, una familia ona decidió acercarse a los visitantes en canoas a darles
la bienvenida.
-Atrapadlos! rugió el capitán del barco- Servirán para diversión de los reyes en la
corte! y así la familia Ona fue hecha prisionera. Pero no todos en el barco estaban
felices con esto y en medio de una feroz tempestad, un grumete llamado Miguel, los
ayudó a escapar, y mientras los marineros temblaban de miedo porque creían haber
llegado al fin del mundo, los Onas se arrojaron al mar para llegar nadando hasta sus
playas. Preferimos nadar, antes que ser esclavos…
Pero el mar es inmenso, y por más que nadaran muy bien, nunca llegarían. Así que
algo pasó, algo fantástico, algo increíble: ¡Los Onas se transformaron en los delfines!
Y así es como nacieron los primeros delfines! Nadan como peces, pero respiran y
piensan como personas y como los Onas viven y crecen juntos, ayudándose en una
gran comunidad.
Actividades
Después de haber leído o escuchado la leyenda, ahora vamos a
conversar con la familia y contestar algunas preguntas de la leyenda.
3.- ¿Qué hacían los Onas cuando veían acercarse a una ballena?
4.- ¿Por qué los marineros le pusieron el nombre: Tierra del Fuego?
Muchísimos años antes de que los blancos llegasen a romper la paz y el encanto magallánicos,
maravillosa tierra de pampas, montañas, glaciares, fiordos, canales y bosques milenarios, habitaban
allí dos grupos de gentes vigorosas y apuestas: los tehuelches (aonikenk) y los onas (selk’nam).
El jefe tehuelche tenía una hermosa hija, Calafate, orgullo y dicha de su padre. Poseía ojos grandes y
hermosos, de un extraño color dorado, y era toda bella como el amanecer. Un día, acertó a llegar al
aiken (campamento/aldea) de Calafate un joven ona que había cumplido la edad de klóketen. Era
alto y apuesto, e iba vestido con un bello quillango, manta hecha de piel de guanaco. El joven ona y
Calafate se enamoraron, aún sabiendo que sus tribus no aceptarían esa unión. Pero como su amor
era más fuerte que todo, decidieron huir y vivir solos y felices en el wigwan (choza hecha de piel de
guanaco) que harían en Onaisin.
Pero alguien descubrió los planes de los enamorados y los denunció al viejo jefe tehuelche. Éste supo
que el gualiche (dios maligno para los tehuelches), había embrujado a Calafate instándola a huir con
un ancestral enemigo de su tribu.
La chamán pensó y pensó. Miró en torno suyo como buscando inspiración a nombre de Calafate. Fue
así como la chamán embrujó a la bella joven y la convirtió en arbusto. Y cada primavera el calafate
se cubre de flores de oro, que son los ojos de la niña tehuelche, que contempla la tierra bella y
salvaje donde conoció a su amado. El joven ona jamás pudo encontrar a Calafate, pese a buscarla
por todos los rincones de la región. Al sentirse para siempre aislado de su amada, murió de pena.
Entretanto la chamán, pesarosa del mal que había hecho a los amantes, hizo que las flores del
calafate, al caer, se convirtieran en un dulce fruto purpúreo: es el corazón de la bella tehuelche.
Quien come este fruto cae bajo el embrujo de Calafate, como ocurrió con su amante ona, y aunque
viva en otro lugar el hechizo continúa. Son atraídos por un extraño magnetismo al aiken que hoy se
llama Punta Arenas.
Y así termina la leyenda del calafate. Esta es la historia, transformada en una leyenda, que cuenta cómo
surgió este delicioso y multifacético fruto patagónico: el calafate.
Actividades
5.- ¿Qué le pasa a las personas que comen el fruto del arbusto?
Al buque pueden subir, sin embargo, los náufragos, los ahogados, quienes pueden ver las ciudades del
fondo del mar y sus tesoros, pero no divulgar lo visto. Tal como en el caso de la chalupa que salió de
Chonchi, dirigida por el hijo de un respetable habitante del lugar; La chalupa no volvió más.
Cuando el padre lo supo, se limitó a sonreír de una manera extraña ya que guardaba una revelación: el hijo
se encontraba a salvo a bordo del Caleuche. Desde ese día, el padre comenzó a enriquecerse en su actividad
de comerciante, y por las noches se escuchó el arrastre de cadenas cerca de su casa: era el Caleuche que
desembarcaba sigilosamente valiosas mercaderías, lo que revelaba las ocultas relaciones que el negociante
tenía con el barco fantasma.
A continuación pueden ver el siguiente video para
complementar la lectura:
Profesoras.
Nadia Toledo
Jimena Yáñez
Fernanda Lara