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UNIVERSIDAD ESTATAL A DISTANCIA

ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES

CÁTEDRA DE DERECHO

TEMA DEL ENSAYO:

“Contratos atípicos: concepto, ejemplos y cuál es su uso en la actualidad”

Asignatura: Derecho Empresarial I

CÓDIGO: 05309

ESTUDIANTE: VICTOR JARA CHOW

CÉDULA: 8-0086-0625

GRUPO: 01

CENTRO UNIVERSITARIO: DESAMPARADOS

I CUATRIMESTRE-2020
INTRODUCCIÓN

Por medio de este ensayo desarrollado como parte del curso Derecho Empresarial I, se
abordarán los conceptos relacionados con los contratos atípicos, los cuales son una
modalidad jurídica de contrato que ha permitido la evolución de un ejercicio comercial
más rápido y flexible, y que además se ha ido ajustando a las necesidades de un
entorno comercial mundial altamente globalizado y dinámico.

Se resaltarán aspectos asociados a esta forma de contrato tales como su historia, los
principios que los rigen y las generalidades de cada uno de los principales tipos de
contrato atípico investigados.

La importancia de este trabajo radica en entender los conceptos básicos del contrato
atípico y sus implicaciones en las realidades jurídico-comercial, puesto que, en opinión
de muchos especialistas, este tipo de modalidad de contrato se hace cada día más
recurrente en el mundo.

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DESARROLLO

Un contrato es la relación constituida a partir de un acuerdo o convención de voluntades


entre dos o más partes (Arroyo, Bolaños, 2017, p. 229). El Derecho Romano clasifica
los contratos en nominados e innominados; sin embargo, la doctrina moderna los
denomina contratos típicos y atípicos.

Como parte del proceso de globalización, que conlleva consigo un desarrollo


vertiginoso del comercio cargado de competitividad, dinamismo y exigencia, el mundo
ha visto crecer la tendencia de prácticas comerciales más ágiles y eficaces, que
favorecen en muchos casos la flexibilidad necesaria para no entorpecer la ejecución de
negocios y relaciones de comercio.

Sin embargo, esta flexibilidad también implica una serie de ventajas y desventajas que
deben tenerse presente, pues de acuerdo a su definición el contrato atípico no tiene
“regulaciones específicas” (Arroyo, Bolaños, 2017, p. 239).

Messineo (1954, p.450) hace una diferenciación entre un contrato atípico (o


innominado) y uno típico (nominado) de la siguiente manera:

“Se los llama también atípicos, precisamente porque se separan de las figuras de
los contratos nominados, que están dotados de una causa típica que caracteriza la
respectiva disciplina; en los contratos innominados, la causa es precisamente
atípica, porque es nueva y diversa, respecto de cada una de las que son propias de
los contratos nominados”.

Es decir, un contrato atípico puede contener elementos que no sean los presupuestos
básicos de un contrato nominado. Sin embargo, es importante señalar que tanto el
contrato típico como el atípico son acuerdos que se reconocen dentro de la rama del
Derecho y que precisamente en el ámbito privado, es donde más se evidencia el
principio rector e inherente de la autonomía de la voluntad, pues cada día la realidad de

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las relaciones comerciales se distancia del atraso en muchos aspectos de las
costumbres o de los contratos nominados.

Dentro de las figuras de contrato atípico se puede encontrar al leasing, cuyo nombre
proviene del término “lease” que significa arrendamiento, y que surgió como un
instrumento que “le permite al empresario la posibilidad de realizar algún negocio sin
requerir de una fuerte inversión” (Arroyo, Bolaños, 2017, p. 239). Las operaciones
leasing son aquellas en donde (Portillo,1993).:

“(…) la arrendadora financiera se obliga a adquirir determinados bienes y a


conceder su uso o goce temporal, a plazo forzoso a una persona física y moral
obligándose ésta a pagar como contraprestación, que se liquidará en pagos
parciales, según convenga una cantidad de dinero determinada o determinable,
que cubra el valor de adquisición de los bienes, las cargas financieras y demás
accesorios y adoptar al vencimiento del contrato alguna de las opciones
terminales legales”.

Existen diferentes tipos de leasing, clasificados según el tipo de contrato en: financiero,
operativo, de intermediación, de mantenimiento, leasing-back, el apalancado e
internacional, o según el tipo de bienes en leasing inmobiliario o leasing mobiliario
(Arroyo, Bolaños, 2017, p. 250).

Las operaciones leasing más utilizadas son: el leasing financiero, una modalidad donde
una compañía a petición de su cliente, adquiere de un proveedor determinado los
bienes para dárselos en arrendamiento mediante el pago de una remuneración en
donde el punto de referencia inicial es el período de amortización de los bienes y con la
opción a favor del arrendatario de prorrogar el contrato en nuevas condiciones o
adquirir el bien a la finalización del contrato (Chaves, 2000, p.109), y el leasing
operativo, donde un sector que oferta productos de alta demanda lo realiza bajo la
opción de compra al final el contrato y sin que existe un tercero interviniente (Romero,
2001, p.120).

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Dentro de las ventajas del leasing se tiene que (Peralta, Brenes, 2011, p.219):

“(…) permite la utilización económica y productiva de un bien sin una erogación


inicial importante, ya que en principio lo que interesa es la utilización del bien y
no su propiedad, además, le permite estar acorde con el desarrollo tecnológico
porque el usuario no se preocupa por soportar la desactualización de los bienes
obtenidos (…)” y “(…) permite la adquisición de la propiedad de los bienes dados
en leasing, al incorporar una opción de compra como un derecho optativo(…)”.

Una variante del leasing es el renting el cual es muy parecido al leasing operativo. Un
ejemplo del mismo es el rent a car (Arroyo, Bolaños, 2017, p. 250), en el cual es un
contrato a corto plazo y es sumamente remota la opción de compra para el usuario
(Chaves,2000, p.109). Una de las ventajas es el interés de una empresa de no tener
que hacerse cargo de costos de mantenimiento, pues con este tipo de contrato se
contempla este y otros servicios complementarios.

Otro tipo de leasing es el franchising o franquicia comercial, en donde “se concede una
marca de productos o servicios a la cual se agrega la concesión del conjunto de
métodos y medios de venta” (Romero, 2001, p.122). Este tipo de contrato atípico es
utilizado de forma cada vez más frecuente sobre todo por emprendedores. El
franquiciado o tomador paga un canon por el otorgamiento de la licencia que le concede
el franquiciante u otorgante, más una regalía sobre las ventas (Arroyo, Bolaños, 2017,
p. 255).

El factoring es “un contrato en el cual una empresa conocida como factor adquiere de
otra empresa comercial todos los créditos que ella tenía contra sus clientes, asumiendo
el riesgo de solvencia de los deudores” (Romero, 2001, p.123-124). Se conoce también
como “contrato de descuento de facturas, donde una empresa recorre a otra la cual
adquiere estas facturas y procede a su cobro a cambio de una comisión sobre las
facturas descontadas” (Arroyo, Bolaños, 2017, p. 266).

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Un contrato de underwriting permite a las empresas acceder a financiamiento y
funciona de la siguiente manera: se establece un convenio entre una entidad financiera
y una sociedad comercial donde se pacta “que la primera se obligue a prefinanciar (en
firme o no) títulos valores emitidos por la sociedad, para su posterior colocación”
(Romero, 2001, p.126). En este contrato intervienen tres partes: la empresa emisora de
acciones o bonos, el underwriter o entidad que se compromete a adquirir las emisiones
de los títulos valores y el inversionista, que es quien adquiere los títulos negociables
(ejemplos de inversionistas son compañías aseguradoras, fondos de pensiones, bancos
de inversión, entre otros). (Arroyo, Bolaños, 2017, p. 261).

Como una forma de hacer negocios por medio de alianzas estratégicas surge otro tipo
de contrato típico, el joint venture que se destaca según Rodríguez (2013, p.46) por ser:

“(…) una asociación de dos o más personas para realizar una única empresa
comercial con el fin de obtener una utilidad” … “Es una asociación de personas
físicas o jurídicas que acuerdan participar en un proyecto común, generalmente
específico, para una utilidad común combinando sus respectivos recursos, sin
formar ni crear una corporación o el estatus de una sociedad en sentido legal, el
cual también establece una comunidad de intereses y un mutuo derecho de
representación dentro del ámbito del proyecto sobre el cual cada venturer (socio)
ejercerá algún grado de control”.

Esta forma de alianza tiene grandes ventajas como lo señalan Arroyo y Bolaños (2001,
p.272), entre ellas iniciar un negocio cuando no se cuentan con los suficientes recursos
o bien cuando no es mucha la experiencia de una de las partes.

Las tarjetas electrónicas sean de débito o de crédito son otra forma de contrato atípico.
Las de crédito son instrumento crediticio emitido por un banco o entidad financiera, que
se le provee a una persona (cliente), para que junto con su identidad (cédula) adquiera
bienes o servicios en los comercios mediante un convenio. Por su parte las tarjetas de
débito son tarjetas que le permiten a los tarjetahabientes realizar operaciones
comerciales en negocios afiliados al contado, es decir, descontando inmediatamente el

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monto de la operación negocial de los fondos que tenga esa persona en esa entidad
(Romero, 2001, p.116).

Adicionalmente a los contratos anteriormente mencionados se encuentran el


outsourcing, que Romero (2001, p.116) define como un contrato de servicios, tales
como los servicios de seguridad, de limpieza, de computación, entre otros, y tienen el
objetivo de contribuir a la realización de los objetivos comerciales de la parte
contratante.

La distribución es otra modalidad de contrato atípico. Mediante este contrato según


Romero (2001, p.125):

“se promueve la introducción al mercado de una demarcación territorial, de un


específico servicio, bien o producto manufacturado por otra persona, mediante
un sistema de reventa… previamente planificadas en cuanto a la unidad de
precio, tiempo determinado y con exclusión de la competencia a cargo de uno
solo de los contratantes o de ambos”.

Otras formas de contrato atípico son: offshore, tiempo compartido o timesharing, el


conocido catering service, know how, y los contratos de seguros y de reaseguros.

Romero (2001, p.129), comenta que en Costa Rica, los contratos atípicos con mayor
grado de incidencia en el Poder Judicial son los de tarjeta de crédito y los de
fideicomiso.

Como se menciona anteriormente, los contratos atípicos poseen ese nombre debido a
que no está especialmente regulado jurídicamente, por lo cual dada esa particularidad,
las dificultades que los rodean son básicamente ”(…) la de precisar su admisión y
validez, habida cuenta que es necesario establecer que su función económico-social se
encuentra conforme los principios ético-jurídicos rectores del ordenamiento y por otro
lado, la de establecer las reglas jurídicas que los disciplinan” (Salcedo, 2015, p.267).

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Por lo anterior, resulta fundamental reflexionar de antemano en lo peculiar de estos
contratos y saber que la interpretación de elementos en muchas ocasiones se realizará
acudiendo a lo estipulado para los contratos típicos o de acuerdo a sentencias judiciales
similares anteriores.

CONCLUSIONES

1. Como parte de la realidad económica globalizada, los contratos atípicos han


evolucionado vertiginosamente, creándose nuevas modalidades con el fin de
adaptarse a la necesidad de flexibilidad y dinamismo en las relaciones comerciales.

2. Los contratos atípicos se fundamentan en la libertad de establecer contratos y en el


principio de la autonomía de voluntad de las partes.

3. Los contratos atípicos a diferencia de los típicos, no cuentan con una regulación
legal en concreto, sin embargo, esto no significa que no estén reconocidos por el
derecho comercial y que no puedan resultar efectos jurídicos de ellos.

4. Las formas de contrato típico más comunes son: leasing, renting, franquicia
comercial, factoring, underwriting, joint venture, distribución, outsourcing, tarjetas
electrónicas y los contratos de seguros y de reaseguros.

5. Otras modalidades de contratos atípicos son: offshore, tiempo compartido, el


catering service, know how, entre otros.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Arroyo, J., Bolaños, J. (2007). Derecho Empresarial I. Editorial Universidad Estatal a


Distancia (EUNED), San José, Costa Rica, 436 p.

Chaves Alvarado, L. (2000). El contrato de leasing financiero en Costa Rica.


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Peralta, F; Brenes, J. (1999). Tesis: Reflexiones en torno al tratamiento jurídico-


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