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Historia, presente y utopía:

diálogos con el marxismo


Historia, presente y utopía:

diálogos con el marxismo

Cultura, Trabajo y Democracia, A. C.


Colectivo ULR-Reflexión en la Acción,
Unión Campesina Democrática (UCD)
Primera edición: 2005

Diseño de portada:
Efraín Herrera

Diseño de interiores:
Dulce María Reséndiz García
Karina Saldaña Espinosa

© Cultura, Trabajo y Democracia, A. C.

Impreso en México/ Printed in Mexico


Índice
Prólogo ........................................................................7

DIÁLOGOS CON EL MARXISMO


Semblanza de Marx ...............................................17

El hombre emancipado… o de las humanas


motivaciones de Marx ...........................................25
Miguel Ángel Vargas Reza

Acerca de la concepción marxista de las


clases sociales y la lucha de clases ......................29
Arturo Ramos Pérez

Vigencia del marxismo. Trabajo enajenado,


identidades y emancipación de todos .................39
Héctor Mora Zebadúa

Economía y actualidad de la teoría


marxista ....................................................................53
Víctor H. Palacio Muñoz

La vigencia de la crítica de la economía


política de Carlos Marx ........................................57
Miguel Ángel Lara Sánchez

La concepción materialista de la historia ...........65


Benito Méndez Castro
La vigencia del marxismo. Acerca de las claves
sobre el socialismo en la obra de Marx ..............71
Armando Martínez Verdugo

Hacia un nuevo uso del marxismo ......................79


María Teresa Lechuga Trejo

SEMBLANZA DE NUESTROS CAMARADAS


EN EL CAMINO DE LA CONSTRUCCIÓN
COMUNISTA

OJALÁ ESTUVIERAS AQUÍ. Semblanza


biográfica de “El Willy” (Guillermo González
Guardado) .................................................................89

DEL CAMPO A LA CIUDAD Y


DE LA CIUDAD AL CAMPO
¿CUÁNDO NOS REUNIMOS?
Semblanza biográfica de “El Pariente”
(Manuel Ortega González) ...................................95

…EN LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN DE


LOS CAMPESINOS… Semblanza biográfica
de Rosendo Alonso Hernández .........................103

Datos de los autores ..........................................109


7

Prólogo

En el principio está nuestra insatisfacción o


inconformidad con la sociedad actual o con algunos
aspectos de ella, nuestra decisión de luchar por una
sociedad mejor; en el principio está nuestra toma de
partido por los pobres y por los débiles, y nuestro
compromiso con el cambio social.

En el camino encontramos con quienes llevar a cabo


esos afanes, ellos nos enseñaron a ponerle nombre a
nuestros fines y objetivos, nos dijeron cuales eran las
for mas de alcanzarlos, así nos hicimos
revolucionarios, socialistas, comunistas, marxistas y
leninistas.

Participamos en los más importantes movimientos


sociales acontecidos en nuestro país desde los años
sesenta hasta esta primera década del siglo XXI,
desde el movimiento estudiantil popular del 68
hasta la lucha contra el desafuero de AMLO,
pasando por la insurgencia obrera y campesina de
los años setenta, los movimientos urbano populares,
las luchas electorales del neocardenismo, la
resistencia indígena neozapatista, las huelgas
universitarias y los movimientos ciudadanos.
8

Transitamos del marxismo-leninismo y de la


construcción del partido proletario de nuevo tipo, a
la izquierda revolucionaria y de aquí a la búsqueda
de un partido de izquierda de masas, en algún
momento vimos que el PRD podría concretar ese
partido; hoy, sin retirarnos, tomamos distancia. En
este tránsito asumimos la inviabilidad (para no
llamarle fracaso) de nuestro proyecto político
inicial, si no definitiva, cuando menos inviable para
el momento histórico.

El derrumbe del bloque socialista, nuestro fracaso


en la construcción de un partido proletario y el
alejamiento de la realización de la revolución
socialista en nuestro país, nos llamó al ajuste de
cuentas; hoy que la revolución socialista parece cada
vez más distante la revisión crítica de lo que fuimos,
de lo que hicimos y de lo que creímos se vuelve una
necesidad imperiosa.

Si se trata de una revisión profunda hay que poner en


cuestionamiento las ideas fundantes: ¿es posible un
mundo mejor?, ¿es posible una sociedad mejor?, ¿la
especie del homo sapiens puede realmente
humanizarse?; aquí la respuesta parece ser
necesariamente positiva, si no queremos quedar
atrapados entre el cinismo y el suicidio. ¿Se podrá
hacer una fundamentación científica y racional
acerca de esta elección para que no quede en una
simple preferencia ideológica o declaración de fe?
9

Al formularnos estas preguntas caemos en cuenta


que son preguntas propias de una época histórica,
la época moderna; en el mundo medieval podíamos
haber nos pre guntado si tales o cuales
comportamientos nos permitirían entrar al reino de
dios, pero si los seres humanos pueden construir por
sí mismos una sociedad mejor es una cuestión propia
de una época antropocéntrica. El reconocimiento de
la capacidad del hombre de transformar el mundo a
su conveniencia tiene que ver con el
reconocimiento de su capacidad racional; el ser
humano puede conocer, mediante su razón, el
mundo, y a partir de este conocimiento
transformarlo. El conocimiento que sustenta la
acción transformadora de los seres humanos es
también de una naturaleza nueva: objetivo,
verificable y legal, esto es, se enuncia en leyes que
regulan los fenómenos del universo y son
independientes de los sujetos, es el conocimiento
científico. Finalmente, este conocimiento aplicado
a la transformación del mundo genera tecnología
e industrialización, éstas se convierten, junto con el
conocimiento científico, en las palancas del progreso
humano.

Los elementos arriba señalados (antropocentrismo,


racionalismo, cientificismo, industrialismo,
etcétera) son plenamente compartidos por el
marxismo; desde esta perspectiva éste se nos
aparece como una corriente de pensamiento propio
10

de la modernidad, que comparte una misma


matriz con otras teorías y propuestas intelectuales,
como el positivismo. Por tanto no podemos
hacer una revisión crítica del marxismo sin hacer
una revisión de esa matriz que constituye el
pensamiento de la modernidad, sobre todo el
estatuto de cientificidad del conocimiento, en
particular en el caso del conocimiento de lo
social, ya que el marxismo se reivindica como un
conocimiento científico y, en el campo de lo
social, el único verdaderamente científico.

Quizá no estemos frente a la crisis del marxismo,


sino frente a la crisis del pensamiento moderno,
del pensamiento racional y científico. Si esto es así,
no es sólo la utopía socialista-comunista la que
está en cuestión, sino sobre todo la utopía
moderna, la utopía de una sociedad libre, justa,
igualitaria, democrática y humana; la utopía de un
ser humano racional. Para arribar a ella se nos
ofrecieron fundamentalmente dos caminos: el
capitalismo y el socialismo (el anarquismo fue una
tercera vía que floreció durante el siglo XIX y
principios del XX), el fracaso histórico de ambos
caminos es lo que pone en cuestión hoy al
pensamiento moderno.
11

Repensar el marxismo desde la perspectiva del


pensamiento moderno nos permitiría criticar
algunas tesis fundantes dentro de las cuales me
parece importante señalar las siguientes: la
existencia de una objetividad independiente del
sujeto, los determinismos materialista y económico;
la existencia de leyes del desarrollo social, y con ella
la idea de la inevitabilidad del socialismo y del
comunismo (o del progreso); el concepto de
revolución, el papel histórico de la clase obrera, el
estado de clase y la dictadura del proletariado, la
democracia de clase; en particular el tema de la
democracia es necesario discutirlo mas allá de las
determinaciones de clase, visión que a la izquierda
marxista le ha cerrado alternativas de acción, y
analizarlo desde la perspectiva de las diferentes
formas de ejercicio del poder.

En la historia de la humanidad y de los seres


humanos en particular encontramos actos
despreciables y acciones sublimes, crímenes
horrendos y heroísmos sin límite, conductas
egoístas y también solidarias, corrupción y
honestidad, traición y lealtad, pero en su conjunto
y en retrospectiva histórica no podemos dejar de ver
cómo el homo sapiens se ha ido humanizando;
bástenos una sola prueba, hace dos mil años la
esclavitud era aceptada, moral y legalmente, y
hoy en día es absoluta y universalmente rechazada;
sobre evidencias como la anterior sustentamos
12

nuestra creencia en la posibilidad histórica de que


algún día la “moderna esclavitud asalariada” sea
abolida.

En las potencialidades de los seres humanos de


conocer el mundo, de amar a sus semejantes y de
respetar a la naturaleza, sustentamos nuestro
compromiso con la utopía moderna de que una
sociedad libre, justa, igualitaria y democrática es
posible. A esta utopía no podemos renunciar, los
caminos para llegar a ella habrá que reinventarlos, la
contribución que desde el pensamiento marxista se
haga en este sentido nos parece indispensable.

Los textos que integran este folleto son las


reflexiones de militantes del movimiento
revolucionario marxista de nuestro país, con
décadas de experiencia; en estos breves textos
repiensan el marco teórico que sustentó su práctica,
ratifican concepciones, matizan tesis, sugieren
correcciones; nos ofrecen su visión del marxismo
desde las formaciones profesionales que han
adquirido: economistas, sociólogos, historiadores,
politólogos, pedagogos, diseñadores, etcétera.
Tienen una coincidencia fundamental, el marxismo
tiene posibilidades de contribuir al desarrollo de una
teoría social que sustente el planteamiento de que un
mundo alternativo al capitalismo es posible.
13

Por otro lado, la publicación de estos materiales son,


al mismo tiempo, un homenaje a camaradas que hoy
no están con nosotros, por eso se acompañan estos
textos con la semblanza de nuestros compañeros
ausentes: Guillermo González Guardado, Manuel
Ortega y Rosendo Alonso, luchadores sociales todos
ellos que murieron prematuramente o simplemente
algunos fueron asesinados. En su memoria
ratificamos el compromiso de luchar por construir,
en cualquier espacio en que nos encontremos,
relaciones sociales cada vez más humanas.

Carlos Sifuentes Martínez


15

DIÁLOGOS CON EL MARXISMO


17

SEMBLANZA DE CARLOS MARX*

Nace el 5 de mayo de 1818 y el 14 de marzo de 1883


se duerme dulcemente. Es decir, hace 187 años nació
hace 122 años murió.

Su lugar de origen es la ciudad de Tréveris en la


Prusia renana; su padre era un abogado judío
convertido al protestantismo en 1824; su familia era
acomodada y culta.

Cursa en Tréveris los estudios de bachillerato y se


matricula en la Universidad, primero en la de Bonn y
luego en la de Berlín; siguiendo la carrera de
Derecho, estudia sobre todo Historia y Filosofía.
Terminados sus estudios universitarios en 1841
presentó una tesis sobre la filosofía de Epicuro. Sus
ideas eran las de un idealista hegeliano.

________________________________________________________
*Reseña desarrollada con base en el escrito de Vladimir Ilich Ulianov
(Lenin). Breve esbozo biográfico con una exposición del Marxismo.
18

En Berlín se acercó al círculo de los "hegelianos de


izquierda" (Bruno Bauer y otros), que intentaban
sacar de la filosofía de Hegel conclusiones ateas y
revolucionarias. Después de cursar sus estudios
universitarios, se trasladó a Bonn, con la intención
de hacerse profesor, pero la política reaccionaria de
un gobierno que en 1832 había despojado de la
cátedra a Ludwig Feuerbach, negándole
nuevamente la entrada en las aulas en 1836, y que en
1841 retiró al joven profesor Bruno Bauer el
derecho a enseñar desde la cátedra de Bonn, obligó a
Marx a renunciar a la carrera académica.

En esta época, las ideas de los hegelianos de


izquierda hacían rápidos progresos en Alemania.
Fue Ludwig Feuerbach quien, sobre todo a partir de
1836, se entregó a la crítica de la teología,
comenzando a orientarse hacia el materialismo;
en 184I La esencia del cristianismo triunfa
resueltamente y en 1836 ven la luz sus Principios de
la filosofía del porvenir. "Hay que haber vivido la
influencia liberadora" de estos libros, escribe Engels
años más tarde refiriéndose a esas obras. "Nosotros"
(es decir, los hegelianos de izquierda, entre ellos
Marx) "nos hicimos al momento feuerbachianos".
Por aquel entonces, los burgueses radicales renanos,
que tenían ciertos puntos de contacto con los
hegelianos de izquierda, fundaron en Colonia un
periódico de oposición: la Gaceta del Rin (que
comenzó a publicarse el 1º de enero de 1842).
19

Sus principales colaboradores eran Marx y Bauer;


en octubre de 1842, Marx fue nombrado redactor
jefe del periódico y se trasladó de Bonn a Colonia.
Bajo la dirección de Marx, la tendencia democrática
revolucionaria del periódico fue acentuándose y el
gobierno lo sometió, primero a una doble y luego a
una triple censura, para acabar ordenando su total
supresión a partir del 1º de enero de 1843. Marx se
vio obligado a abandonar antes de esa fecha su
puesto de redactor en jefe, pero la separación no
logró tampoco salvar el periódico, que dejó de
publicarse en marzo de ese año. Entre los artículos
más importantes publicados por Marx en la Gaceta
del Rin, Engels menciona el que se refiere a la
situación de los campesinos viticultores del valle del
Mosela. Como las actividades periodísticas le habían
revelado que no disponía de los necesarios
conocimientos de economía política, se aplicó
ardorosamente al estudio de esta ciencia.

En 1843, Marx se casó en Kreuznach con Jenny von


Westphalen, amiga suya de la infancia, con quien se
había prometido ya de estudiante. Su mujer
pertenecía a una reaccionaria y aristocrática familia
prusiana. Su hermano mayor fue ministro de
Gobernación en Prusia durante una de las épocas
más reaccionarias, de 1850 a 1858.

En el otoño de 1843, Marx se trasladó a París con


el propósito de editar allí, desde el extranjero, una
20

revista de tipo radical en colaboración con Arnoldo


Ruge. De esta revista, titulada Anales franco-
alemanes, sólo llegó a ver la luz el primer cuaderno.
La publicación hubo de interrumpirse a
consecuencia de las dificultades con que tropezaba
su difusión clandestina en Alemania y de las
discrepancias de criterio surgidas entre Marx y
Ruge. Los artículos de Marx en los Anales nos
muestran ya al revolucionario que proclamaba la
"crítica despiadada de todo lo existente", apelando a
las masas y al proletariado.

En septiembre de 1844 Federico Engels pasó unos


días en París y a partir de ese momento será el amigo
más íntimo de Marx. Ambos tomaron
conjuntamente parte activa en la vida, febril por
aquel entonces, de los grupos revolucionarios de
París (especial importancia revestía la doctrina de
Proudhon, a la que Marx sometió a una crítica
demoledora en su obra Miseria de la Filosofía,
publicada en 1847) y, en lucha enérgica contra las
diversas doctrinas del socialismo pequeñoburgués,
construyeron la teoría y la táctica del socialismo
proletario revolucionario o comunismo. A petición
del gobierno prusiano, Marx fue expulsado de París
como revolucionario peligroso, y fijó su residencia
en Bruselas.

En la primavera de 1847, Marx y Engels se afiliaron


a una sociedad secreta: la "Liga de los Comunistas"
21

y tomaron parte destacada en el II Congreso de esta


organización (celebrado en Londres, en noviembre
de 1847), donde se les confió la redacción del famoso
Manifiesto del Partido Comunista, que vio la luz en
febrero de 1848.

Al estallar la revolución de febrero de 1848, Marx


fue expulsado de Bélgica y se trasladó nuevamente a
París, desde donde, después de la revolución de
marzo, pasó a Alemania, estableciéndose en Colonia.
Del 1 de junio de 1848 al 19 de mayo de 1849 se
publicó en esta ciudad la Nueva Gaceta del Rin, que
tenía a Marx de redactor en jefe. El curso de los
acontecimientos revolucionarios de 1848 y 1849
vino a confirmar de un modo brillante la nueva
teoría.

Triunfante la contrarrevolución, Marx hubo de


comparecer ante los tribunales y, si bien resultó
absuelto, posteriormente fue expulsado de
Alemania (16 de mayo de 1848). Vivió en París
durante algún tiempo, pero, expulsado nuevamente
de esta capital después de la manifestación de 13 de
junio de 1849, fue a instalarse a Londres, donde pasó
ya el resto de su vida.

Las condiciones de vida en la emigración eran


extraordinariamente penosas. La miseria llegó a
pesar de un modo verdaderamente asfixiante sobre
Marx y su familia; a no ser por la constante y
22

altruista ayuda económica de Engels, Marx no


habría podido llevar a término El Capital. Además,
las doctrinas y corrientes del socialismo
pequeñoburgués y del socialismo no proletario en
general, predominantes en aquella época, obligaban
a Marx a mantener una lucha incesante y a veces a
defenderse contra los ataques personales más
rabiosos y más absurdos. Apartándose de los
círculos de emigrados y concentrando sus fuerzas
en el estudio de la economía política, Marx
desarrolló su teoría materialista en una serie de
trabajos históricos, como son sus obras Contribución
a la crítica de la economía política (1859) y El Capital
(t. I, 1867).

La época de intensificación de los movimientos


democráticos, a fines de la década del 50 y en la
década del 60, llamó de nuevo a Marx al trabajo
práctico. El 28 de septiembre de 1864 se fundó en
Londres la famosa I Internacional, la "Asociación
Internacional de los Trabajadores". Alma de esta
organización era Marx, que fue el autor de su primer
Manifiesto y de un gran número de acuerdos,
declaraciones y llamamientos. Con sus esfuerzos por
unificar al movimiento obrero de los diferentes
países y por traer a los cauces de una actuación
común a las diversas formas del socialismo-
comunismo premarxista (Mazzini, Proudhon,
Bakunin, el tradeunionismo liberal inglés, etcétera),
Marx, a la par que combatía las teorías de todas
23

estas corrientes y escuelas, fue forjando la táctica


común de la lucha proletaria de la clase obrera en los
distintos países.

Después de la caída de la Comuna de Paris (1871),


que Marx, en La guerra civil en Francia (1871),
analizó con gran espíritu práctico y revolucionario,
y al producirse la escisión provocada por los
bakuninistas, la Internacional no podía subsistir en
Europa. Después del Congreso de La Haya (1872),
Marx consiguió que el Consejo General de la
Internacional se trasladase a Nueva York. La
Internacional había cumplido su misión histórica y
cedió el campo a una época de desarrollo
incomparablemente más amplio del movimiento
obrero en todos los países del mundo, época en que
e s t e m ov i m i e n t o h ab í a d e d e s p l e ga r s e
extensivamente, engendrando partidos obreros
socialistas de masas dentro de cada Estado nacional.

Su intensa labor en la Internacional y sus estudios


teóricos, todavía más intensos, quebrantaron
definitivamente la salud de Marx. Este prosiguió su
obra de transformación de la economía política y se
consagró a terminar El Capital, reuniendo con este
propósito una infinidad de nuevos documentos y
poniéndose a estudiar varios idiomas (entre ellos el
ruso), pero la enfermedad le impidió dar cima a su
principal y más importante obra: El Capital.
24

El 14 de marzo de 1883, Marx se dormía dulcemente


para siempre en su sillón. Yace enterrado, junto a su
esposa, quien falleció el 2 de diciembre de 1881, en el
cementerio de Highgate de Londres. Varios hijos de
Marx murieron en la infancia, en Londres, cuando la
familia atravesaba extraordinarias dificultades
económicas. Tres de sus hijas contrajeron
matrimonio con socialistas de Inglaterra y Francia:
Eleonora Aveling, Laura Lafargue y Jenny Longuet.

Ángel Jesús Fuentes Martínez


25

EL HOMBRE EMANCIPADO
… O DE LAS HUMANAS MOTIVACIONES
DE MARX*

Miguel Ángel Vargas Reza

La naturaleza no es eterna, terminará algún día. La


naturaleza es el pan nuestro de todos los días, es la
fortaleza del espíritu del universo, es la fuerza de
todo lo que transpira. La naturaleza, está en el
corazón, en el cerebro, en las manos, en los pies, en la
risa y en el llanto, en la angustia y en el encanto. La
naturaleza está en la fuerza de los vientos, de los
mares, de los bosques, está en el instinto de cuanto
nos rodea. Está… en la esencia de los hombres.

La naturaleza es sabia, inconmensurable, ávida de


paz solemne. Ha tolerado centurias de tiempos
solos, millones de seres todos, millones de
generaciones grandes, perdidas por siempre todas,
sucumbidas, indolentes en los fríos, en fuegos y
tempestades. La naturaleza ha sido indiferente, sin

_________________________________________
*Reflexiones con base en el libro de Erich Fromm, Marx y su
concepto del hombre.
26

inmutarse nunca ante el dolor enorme y sangrante


de tantas y tantas mentes incapaces de salvar, presas
de pavor, de miedo, presas de no saber, presas de no
pensar, presas de no perder, de no vivir, de intuir el
final.

La naturaleza ha resistido el dolor natural que siente


de las formas y los tratos, de los golpes y martirios.
Se ha ofrendado completa y ha recibido hastío. Ella
sabe cuanto espera, ella sabe cuando llega el tiempo
de hacer justicia y es testigo inminente de lo que será
su tierra.

El Hombre como especie, el Hombre como talento,


el Hombre universal, el ser más capaz, el ser más
total, el ser que ante el espejo se ha tratado de mirar
convencido de la vida y de la forma de pensar;
decirse lo que está bien, pensarse que no está mal,
creerse que va mejor. Querer por siempre la obra, la
forma de producir, el estilo de acrecentar, las talegas
cual la pena de vivir. No se mira. Si disfruta del
placer de parabienes cuantiosos, logrados como
persona viril, como benefactor de cercanos y no
lejanos que le significan más, baste saber decir lo que
guarda en el baúl, todo aquello que le dice: tengo
más, tengo lo que necesito, tengo, más por mí, por
nadie más, tengo harto y bastante, no me importa
destruir, no me importan los demás, cada cuales su
propio problema y cada quien no me interesa, sólo
yo estoy aquí.
27

Ese ser individual, tan olvidado de todo, tan ciego de


no mirarse, ha encontrado su perdición, ha logrado
hacer fenecer tantas buenas voluntades, ha
cambiado los jardines de flores inmensas y bellas por
tierra de roca estéril, vana, inútil de tallar. Ha
conquistado victorias, triunfos impresionantes ha
logrado sacrificar por uno a más de mil y en el fango
han de quedar aquellos a quienes les tocó no saber lo
que es vivir, no saber que en la tierra hay que cavar
más profundo si no se sabe ganar.

A esos miles subterráneos no se les deja la luz.

¿A dónde vamos a parar? ¿En dónde terminaremos?

Siglos y siglos pasan, cuántos sabemos que han sido,


cuántos veremos pasar ¿Uno puede más que mil?,
¿eso es lo que sabemos?, ¿eso es lo que podemos
vivir?

Es la esencia de ese Hombre que se ha perdido, es la


esencia de ese Hombre que se sabe sometido, es de
ese Hombre que sabe que ha abusado, del que en
medio de lujuria se murió, se ha terminado.

Nada alcanza a la sociedad, tarde llegan montones


de necesitados, convertidos en piltrafa de hombres
que comen hombre y que están hartos de mirar; es el
momento esperado por tantos y tantos hombres, por
tantas y tantas mujeres, por las familias todas,
28

por hordas descomunales, heridas, hambrientas


siempre, olvidadas por el mundo.

Hay tanto que rescatar, hay tanto que construir.

¿Cómo podemos ser diferentes? ¿Cómo podemos


decir que es posible seguir, para pensar en
momentos, con cierta dificultad, que los hijos de los
hijos ya no verán el mar? ¿Cómo debemos actuar
para recuperar la vida que nos hemos quitado todos
y que dejamos pasar?

¿Qué es lo que tenemos que hacer para poder


entender que no soy yo, ni es aquél, el que tiene que
decir, el que tiene que escuchar, el que tiene que
gritar? Somos muchos y más allá de ésta tierra,
somos muchos y más allá de la niebla los que
tenemos que hablar, los que tenemos que ver, los que
tenemos que actuar.

Bibliografía

Fromm, Erich, Marx y su concepto del hombre, F. C. E., México


29

ACERCA DE LA CONCEPCIÓN MARXISTA


DE LAS CLASES SOCIALES Y
LA LUCHA DE CLASES

Arturo Ramos Pérez

Introducción

Como sabemos, existe una polémica extendida a lo


largo del siglo XX acerca del verdadero significado
de los conceptos, las categorías y las explicaciones
del marxismo y de su vigencia en el análisis de la
realidad social actual, lo cual nos obliga a establecer
un principio general cuando intentamos evaluar
dicha vigencia: la emulación de la actitud crítica del
propio Marx frente al conocimiento y frente al
movimiento de la realidad.

De esta manera, el punto de partida que reivindica el


espíritu crítico del marxismo radica en la necesidad
de resignificar dicho instrumental teórico a la luz de
los problemas concretos de hoy, resignificarlo en el
análisis de los procesos sociales que se despliegan en
el mundo actual. Al mismo tiempo, la mirada crítica
con la que identificamos la vigencia y pertinencia
30

del pensamiento marxista no puede evadir el


reconocimiento de la existencia de otros discursos,
explicaciones y propuestas prácticas que, sin
vincularse o corresponderse con el marxismo,
aportan por su lado elementos críticos valiosos para
la comprensión y transformación de la realidad
social.

Así, en el caso de los conceptos de clase social y de


lucha de clases, podemos indicar que si bien es cierto
que, como el mismo Marx señaló, dichos conceptos
no tienen su origen en el marxismo clásico, (Marx
1976: 542) sin embargo, es en este sistema de
pensamiento donde adquieren su significado más
reconocido y su más importante fuerza
interpretativa. Razón por la cual nos es posible
intentar su actualización desde un sentido crítico.

Hacia una visión dinámica e histórica del


concepto de clase social

Ya Marx asentó que al referirse a las clases sociales


lo hacía en el entendimiento de la necesidad de
ubicarlas siempre dentro de un modo de producción
determinado, (Ibidem) que en su caso y en el
nuestro no es sino el capitalismo. Además planteó
una diferenciación de los agregados sociales
aspirantes a su reconocimiento como clase social en
31

términos de su carácter fundamental dentro del


modo de producción capitalista. En consecuencia,
Marx advirtió que en este sistema había dos clases
fundamentales: la burguesía y el proletariado, así
como algunas otras no fundamentales con
diferentes formas y niveles de inserción en las
relaciones sociales capitalistas. (Marx y Engels
1975)

A pesar de recurrentes interpretaciones estáticas y


deterministas, en la auténtica lógica del
pensamiento de Marx las clases sociales, y en primer
lugar la burguesía y el proletariado, no podían dejar
de tener un carácter dinámico, de estar sujetas al
influjo del proceso histórico, por lo cual en buena
medida eran concebidas por Marx como clases en
potencia, como clases en formación. Esto queda
claro, por ejemplo, cuando se refiere al paso de la
clase “en sí” a la clase “para sí”, donde la constitución
de los trabajadores como clase es vivida como un
proceso constante.

De esta manera, resulta obvio que todas las clases


sociales presentes en el desarrollo capitalista sufren
los efectos del paso de la historia, experimentan
cambios y alteraciones de diversa índole. Así, hoy
podemos afirmar que en el contexto de la
globalización, en tanto nueva fase del desarrollo
capitalista, (Ramos 2004) la polarización inherente
al capitalismo ha conducido a la simplificación de las
32

fundamentales: el mundo del capital, la nueva


burguesía, y el mundo del trabajo, el nuevo
proletariado. Esto indicaría que otras clases o
semiclases presentes en el capitalismo del siglo
XIX, que al mismo Marx se le dificultaba
caracterizar como tales, como podrían ser el
campesinado, los sectores de la pequeña burguesía u
otros, habrían perdido en el curso del tiempo su
perfil autónomo en un sentido clasista y llegado a ser
claramente, hacia fines del siglo XX y principios del
XXI, expresiones particulares del mundo del
trabajo; lo mismo se podría afirmar en el caso de los
terratenientes, ya sea que hayan desparecido o bien
que hayan mutado hacia una forma particular del
mundo del capital contemporáneo.

Clases y sujetos sociales en Marx

Con frecuencia se ha querido leer en Marx una


categorización estricta de las clases sociales, sin
embargo, lo cierto es que el uso que hace del
concepto a veces tiene un carácter bastante laxo,
inclusive en obras fundamentales como el
Manifiesto, donde habla, por ejemplo, de maestros
y oficiales. (Marx y Engels 1975: 32) Por otro lado,
Marx y Engels nunca olvidan advertir acerca de la
complejidad y mutidimensionalidad de la condición
humana y de la vida social, por ejemplo, cuando
proyectan en la lucha política en Francia hacia la
mitad del siglo la particularidad de los actores
33

políticos y de sus intereses más allá de la mera


determinación clasista, o bien cuando analizan los
elementos científicos y tecnológicos o la diplomacia,
y no se diga cuando descomponen el marco de las
relaciones sociales capitalistas y ven la situación de
las mujeres, de los marginados, o de aquellas
identidades que emergen en el conflicto colonial por
el desarrollo o la imposición del modo de producción
capitalista fuera de Europa.

Cuando nos esforzamos por integrar en una lectura


crítica y holística de la obra y del pensamiento de
Marx su propia historicidad y subjetividad
personales, podemos darnos cuenta de la riqueza del
concepto de sujeto que nos ofrece, lo cual nos auxilia
para desprender la figura de los sujetos sociales
como complemento y enriquecimiento del concepto
de clase. Por lo tanto, creemos que sería legítimo
decir que existe una gran fidelidad al espíritu crítico
del marxismo cuando reconocemos que en el
capitalismo actual esa polarización, que ha reducido
el número de las clases sociales al mundo del capital
y al mundo del trabajo, ha traído consigo la
expansión de identidades y sujetos sociales diversos
en el interior de cada campo clasista, exigiendo
entonces de nosotros una ampliación del marco
interpretativo del marxismo, para articular el
análisis y la proyección política del sentido de clase
con la incorporación de conceptos como los de las
identidades, los sujetos sociales y la complejidad del
34

individuo y de la sociedad actuales. (Ramos 2004:


150)

Clase, sujetos sociales e individuo

No pocas veces se ha simplificado la interpretación


clásica del marxismo sobre las clases sociales
anulando o contraponiendo a ellas la noción de
individuo, y su traducción en la práctica política y en
la proyección del socialismo ha tenido un costo
enorme para las expectativas de transformación
social. Sin embargo, no hay reducto alguno en la
obra de Marx que justifique la negación de la
individualidad en su análisis social, por el contrario,
el individuo aparece una y otra vez como elemento
fundamental del mismo. Por supuesto que siempre
aparece como individuo social, como individuo
constituido en y por la sociedad, hecho en la relación
con los otros. Por ello hoy resulta indispensable
reivindicar la articulación de los conceptos de clase,
de sujetos sociales y de individuo como parte nodal
de un marxismo vivo y potenciador.

Así, en la lógica del pensamiento marxista


(enriquecido, por ejemplo, con aportes provenientes
del psicoanálisis y la psicología social, de los
enfoques de la larga duración, de la sociología y la
pedagogía críticas, o de los estudios de la
complejidad) la construcción de la persona como
sujeto y de la sociedad toda, pasa necesariamente
35

por procesos integrales y complejos que


necesitamos reconocer para formular alternativas
reales al capitalismo que vivimos y, sobre todo, para
desarrollar estrategias incluyentes que potencien a
los seres humanos que componen el mundo del
t r ab a j o. D e e s t a f o r m a , u n m a r x i s m o
verdaderamente crítico advierte que el concepto de
clase social si bien sigue siendo indispensable no es
suficiente, y que la existencia de dichas clases no
coarta la presencia de otras identidades con las
cuáles se constituyen sujetos sociales específicos
(como las mujeres, los grupos étnicos, los jóvenes,
los homosexuales, los ecologistas, etcétera), y en el
mismo sentido, ambas realidades no solamente no
suprimen ni subsumen al individuo, sino que, en
oposición a esto, lo erigen en el elemento de raíz que
las origina, entendiéndolo siempre como un
individuo social.

No podemos, por lo tanto, soslayar la importancia


que asignamos a esta articulación en el proceso de
construcción de una conciencia crítica y de una
organización autónoma y sólida de los trabajadores
(siempre en la creencia de que nos mantenemos bajo
una óptica marxista genuina y en búsqueda de una
transformación social producida por la gente real
que constituye el mundo del trabajo en este siglo
XXI), al referirnos por un lado al paso de una clase
“en sí” a una clase “para sí”, a una clase en el pleno
sentido de la palabra, y por otro a la constitución
36

del individuo en verdadero sujeto al asumirse como


actor de su propia historia. Esto quiere decir que la
transformación del capitalismo en ese otro mundo
posible al que algunos concebimos como un
socialismo verdadero (sin olvidar que para Marx esa
nueva sociedad implicará la desaparición de las
clases sociales), requiere, antes que cualquier otra
cosa, del asenso de los trabajadores a su condición de
sujetos políticos hacedores de la realidad, tanto en
términos colectivos como individuales; esto es,
edificarse como una clase consciente y activa,
conformada por individuos plenos y responsables de
sí mismos y de los otros, todo ello sin que dejen de
expresarse en las variadas formas de identidad y de
sujetos sociales en los cuáles encuentra camino la
infinita potencialidad y multidimensionalidad del
ser humano en que habita todo trabajador.

Actualidad del concepto de lucha de clases

Nunca fue pretensión de Marx reducir la


conflictividad social y política al enfrentamiento
único entre clases, sino más bien identificar el marco
general y el sentido esencial dentro del cual se
adscribían los innumerables conflictos que una
sociedad basada en la explotación y la opresión
genera. No obstante una historia larga de intentos
por clarificar este asunto, aún sigue siendo difícil el
reconocimiento del vínculo que enlaza los distintos
37

antagonismos y confrontaciones sociales con la


centralidad de la lucha entre las clases
fundamentales del capitalismo.

Tratando de superar este obstáculo en el horizonte


de un nuevo milenio, sin duda alguna tenemos que
abandonar cualquier tentación de carácter
dogmático, lo mismo que cualquier reduccionismo o
rigidez que pretenda forzar la comprensión de los
procesos reales en los que, los hombres y las mujeres
que formamos parte del mundo del trabajo, llevamos
a cabo la resistencia contra la dominación y la
hegemonía del capital. Pero sí podemos, en este
momento, dejar asentado que hay una lógica sutil y
eficaz que articula, en el marco de la lucha de clases,
múltiples experiencias de antagonismo y conflicto
como la negociación de la venta de la fuerza de
trabajo, la lucha salarial y laboral, la resistencia
contra las políticas neoliberales, la defensa de los
derechos de los ciudadanos, de las mujeres, de los
excluidos, la reivindicación de las libertades y las
preferencias sexuales, la protección del medio
ambiente y de la sustentabilidad del desarrollo, la
recuperación histórica y política de las identidades y
comunidades étnicas, etcétera.

Por lo tanto, bajo este marco de interpretación de las


clases y de los sujetos sociales, así como de las
identidades y de los individuos, la lucha de clases
más que reducir amplifica y diversifica los
38

antagonismos y la conflictividad social y política del


mundo de hoy, y al mismo tiempo nos permite (al
reconocer la legitimidad de toda oposición de los
humanos concretos contra aquello que mengüe su
libertad, su dignidad o su derecho a la vida)
actualizar el pensamiento crítico y la práctica
transformadora, ennobleciendo, sin dogmas ni
cultos pero sí amorosamente, el papel que en ello
tiene un marxismo crítico y vivificante. En esto
reside la vigencia de un sueño tan humano y de una
utopía tan elevada que nos ha hecho crecer en siglo y
medio; en ello radica la actualidad del pensamiento
legado por el Prometeo de Tréveris que hoy hemos
convertido en patrimonio histórico de la
humanidad.

Bibliografía

-Marx, Carlos, 1976, “Marx a Joseph Weydemeyer” en Marx, C. y F.


Engels, Obras escogidas, tomo I, Progreso, URSS.
-Marx, C. y F. Engels, 1975, Manifiesto del Partido Comunista,
Ediciones en lenguas extranjeras, República Popular China.
-Ramos, Arturo, 2004, Globalización y neoliberalismo. Ejes de la
reestructuración del capitalismo mundial y del Estado en e fin del
siglo XX, 2ª. reimpresión, Plaza y Valdés/ UACH, México.
39

VIGENCIA DEL MARXISMO.


TRABAJO ENAJENADO, IDENTIDADES Y
EMANCIPACIÓN DE TODOS

Héctor Mora Zebadúa

Una historia de enajenación y realización

Marx considera al trabajo como la forma primordial


en que el hombre se relaciona con la naturaleza, para
transformarla y para transformarse a sí mismo de
animal en ser humano. Pero en la medida en que el
trabajo se divide entre los miembros de la sociedad y
surge la propiedad privada, el hombre pierde
progresivamente el control sobre su trabajo, sobre
su obra, el producto de su trabajo, y sobre las
relaciones que establece con otros hombres en el
proceso de producción. De manera que las
relaciones, el producto del trabajo y el trabajo
mismo se alejan o distancian del individuo, es decir,
se enajenan cada vez más.

Así, a lo largo de su historia el hombre se humaniza


(se realiza) y a la vez se enajena en el trabajo. La
enajenación es la negación de la esencia del
40

hombre, es decir, la negación de su identidad, de su


voluntad, de su conciencia y de su obra creadora de
la naturaleza y de su propia especie. En la
enajenación el hombre se percibe ajeno a su obra; no
se reconoce como autor de la formación de su mundo
(social, cultural, político y natural), se percibe como
víctima de la naturaleza y de sus propias creaciones
(objetos y relaciones).

Al enajenarse de su obra, objetos y relaciones, como


en la idolatría, el hombre fetichiza dichos objetos y
relaciones y se postra ante ellos, atribuyéndoles
(transfiriéndoles) sus propias cualidades y
potencialidades. Puede decirse que la fetichización
de los objetos y relaciones es la forma en que el
hombre busca dar sentido y legitimidad a la obra o
creación humana, que se vuelve contra él por estar
fuera de su control, pues al dotarlas de cualidades
humanas y poderes sobre-humanos se explica que
aparezcan ante sus ojos como entes autónomos y
superiores a él que lo dominan.

El trabajo enajenado

Para Marx “el trabajo está enajenado porque ha


dejado de ser parte de la naturaleza del trabajador,
por lo que no se realiza en él, por el contrario se
niega y no desarrolla con libertad sus energías
mentales y físicas, quedando físicamente exhausto y
mentalmente abatido”. El trabajo está enajenado
41

porque no satisface una necesidad específica del


trabajador, es externo, forzoso, es sólo un medio
para satisfacer otras necesidades distintas al trabajo
mismo. Además, no es su propio trabajo pues es
realizado para otros. En el trabajo enajenado la
vida misma aparece sólo como un medio de vida,
situación que dio origen a la gran crisis existencial y
de identidad en el hombre del siglo XX y del actual.
El trabajador “no distingue a la actividad de sí
mismo, es su actividad y ésta se convierte en su
medio de vida”, por ello, la vida misma queda
reducida a un medio de vida, pues el trabajo se
reduce a un medio para obtener un salario. Por tanto,
ni el mejor de los salario, ni una mejor distribución
de la riqueza, “devuelve al trabajo o al trabajador su
significado y su valor humanos”.

El desempleo, la más profunda enajenación

El trabajador se enajena (se separa de sí mismo) en el


modo de producción capitalista porque su obra deja
de pertenecerle y el producto de su trabajo (objeto,
valor, capital) se vuelve contra él, dominándolo. Ya
adelantamos que el trabajador se percibe a sí mismo
como su actividad (mecánico, operario, electricista,
etcétera) y que esta se convierte en su vida y en su
medio de vida. Puesto que el trabajador es como
resultado de su actividad o profesión, cuando su
profesión se desarticula, por una nueva organización
y división del trabajo o caduca, pierde su ser,
42

se anula la identidad que con respecto a su profesión


ha creado, su bote salvavidas estalla en mil pedazos;
el naufragio es total. A la angustia y desasosiego
cotidianos inducidos por el trabajo enajenado se
suman la pérdida de identidad y la crisis existencial,
pues en la nueva situación el trabajador se encuentra
aún más impedido para realizarse en su trabajo, para
reconocer su acción y percibir “su obra” como el
resultado o producto de su propio trabajo.

En “El capital” Marx sostiene que el trabajador


existe para el proceso de producción y no éste para el
trabajador. Y no podría ser de otra forma en un
régimen de producción en el que el obrero existe
para las necesidades de los valores ya creados, en
lugar de que las riquezas existan para el desarrollo
del trabajador. Peor aún cuando el trabajador no
sólo se enajena o pierde a sí mismo en su relación con
la naturaleza mediante el trabajo enajenado, pierde,
además, esa relación al caer en el desempleo. En tal
situación el trabajador pierde su lugar, su ser en la
sociedad, por no participar en la actividad humana
de transformación de la naturaleza, el trabajo.
Cuando el trabajador queda desempleado padece un
grado mayor de enajenación o separación de sí
mismo, pues no sólo pierde su obra y es víctima de
ella, sino que pierde la capacidad de relacionarse con
la naturaleza, la posibilidad de desarrollar la
actividad más elevada del hombre la que lo
transforma de bestia en humano: el trabajo.
43

El desempleado crónico o permanente es un ser


excluido de la sociedad, carente de función en ella,
incluso en la familia, pues no contribuye a su
sostenimiento. El desempleado es el expulsado del
salvavidas de la identidad gremial, de la convivencia
y los rituales sociales, de la participación política. Es
el no ser, el negado por su especie cuando esta
transforma la naturaleza, creando su mundo y a sí
misma mediante el trabajo.

Vale la pena distinguir entre la pertenencia


transitoria al ejército industrial de reserva (el paro
forzado), que hacía competir a los trabajadores por
el empleo y reducía el precio de la fuerza de trabajo, y
el desempleo crónico, que se prolonga por años o por
el resto de la vida, que genera un sobreexcedente de
potenciales trabajadores, que no sólo abate los
salarios muy por debajo del valor de la fuerza de
trabajo, sino que prácticamente anula toda
posibilidad de negociación y bilateralidad en el
proceso productivo entre los trabajadores y sus
patrones, inutilizando y convirtiendo en obsoletos a
los sindicatos.

La democracia, resultado de la emancipación del


hombre

En la democracia actual, con su aparato legal, el


ciudadano enajena su voluntad al elegir
representantes y gobierno y luego quedar indefenso
44

ante ellos, ante su fuerza, que se revierte contra él.


Las relaciones políticas creadas por el hombre se
vuelven contra él sometiéndolo.

Las relaciones políticas son producto de las


relaciones sociales y éstas parten de las formas de
producción. Por ello, no es esperable un sistema
político plenamente democrático en tanto la
producción esta organizada de manera que la
mayoría de los humanos son objetos (no sujetos) y
obedecen, mientras unos cuantos toman las
decisiones. Puesto que en el mundo del trabajo
enajenado se fetichizan los objetos (mercancías,
dinero, empresas) y las relaciones (capital, Estado),
postrando al hombre a sus designios, la necesidad de
apertura de espacios democráticos en el medio
productivo y más generalmente en el mundo del
trabajo, no es una demanda propia de sindicalistas
sino una necesidad social apremiante, condición sine
qua non es alcanzable la democracia y la
recuperación de la voluntad del hombre. Pero el
desarrollo pleno de la democracia está
indisolublemente unido a la des-enajenación del
trabajo, a la liberación del hombre, porque en esa
medida se percibirá a sí mismo como autor de su vida
y de su historia y estará en condiciones de establecer
relaciones políticas entre iguales, conscientes y
democráticas.
45

El trabajo enajenado daña la salud

La aparición de la depresión como síndrome clínico


y su creciente incidencia, sobre todo en el llamado
mundo desarrollado, es una más de las
consecuencias del trabajo enajenado sobre la calidad
de vida de las personas. La insatisfacción, la fatiga y
el desasosiego crónicos producidos por la perdida de
control sobre la propia vida, por la imposibilidad de
satisfacer necesidades artificiales lo mismo que el
problema existencial de no ser sino en la forma de
objeto de la explotación, de la victimización ante los
productos del trabajo, terminan por somatizarse o
materializarse, por dañar (enfermar) la psique y el
cuerpo de los individuos sin perspectivas de
redención, todos. Asimismo, en todas las sociedades,
la enajenación del trabajo se complementa o
profundiza cada vez con mayor frecuencia y
profundidad con el uso de sustancias que deprimen o
estimulan funciones del sistema nervioso central,
que permiten disfrazar la realidad, más
precisamente, alterar la percepción que de ella se
tiene o, de plano, evadirla. Son excepción de ello de
las culturas en las que el complemento de la
enajenación del trabajo es el fundamentalismo
religioso, en el que el hombre se postra ante dioses a
los que cede toda su voluntad para reducirse a mero
instrumento de los mismos.
46

Falsas necesidades: la condena a la


insatisfacción permanente

En sus “Manuscritos económico-filosóficos”, Marx


sostiene que en el capitalismo todos los hombres
especulan con la creación de una nueva necesidad en
otro hombre para atraerlo a un nuevo tipo de placer,
a una nueva dependencia y esclavizarlo, para
imponerle un poder ajeno para satisfacer su propia
necesidad. Y que al aumentar la masa de objetos,
crece el conjunto de entes ajenos a los que está
sometido; cada uno de ellos es un potencial engaño
de satisfacción de una falsa necesidad. El individuo
se empobrece como hombre pero crece su necesidad
de dinero para poder poseer esos objetos en los que
deposita una supuesta satisfacción de una falsa
necesidad, pero que no la puede saciar porque es la
sublimación de la necesidad real de recuperarse a sí
mismo, de recuperar su identidad como especie y
como individuo. Los nuevos objetos, productos o
mercancías son creados para atraer la esencia de
otras personas, es decir, en el mundo del trabajo
enajenado, su dinero.
Marx anticipó el nacimiento de mercados como el de
la música, el de la moda, el de la pornografía y el del
narcotráfico: “El empresario accede a las fantasías
más depravadas de su prójimo, desempeña el papel
de alcahuete entre él y sus necesidades, le despierta
apetitos insanos y esta en espera de cualquier
debilidad para, después, reclamar la remuneración
47

por esta obra de amor”. No se trata de un reclamo


moralista sino de la denuncia de un proceso de
creación de necesidades insuperables para tratar de
saciar otras necesidades igualmente insatisfechas
del capitalista. Todos atrapados en la insatisfacción
de necesidades fantasmales, inhumanas. Marx
previó esta obsesión interminable por esclavizar a
los demás hace 161 años, antes de que fuera evidente
para todos la manipulación publicitaria y el
consumismo, propios del siglo XX.

En último análisis no es sorprendente, siguiendo a


Marx, que el consumismo se haya convertido en un
patrón de comportamiento del hombre en el
capitalismo del siglo XX, pues el hombre convertido
en mercancía sólo puede relacionarse con el mundo
poseyéndolo y consumiéndolo. Pero también
advirtió: “a medida que seas menos, que expreses
menos tu propia vida, tendrás más; más enajenada
estará tu vida y más economizarás de tu propio ser
enajenado”.

Finalmente, en su estudio de los Manuscritos


económico-filosóficos de Marx, Erich Fromm
agrega que los trabajadores del sector servicios
están, ahora, aún más enajenados que los obreros.
En especial los que manipulan los símbolos y las
personas en vez de las máquinas, porque venden al
patrón su personalidad, su sonrisa, sus opiniones, su
belleza física. Su trabajo no depende de alguna
48

destreza sino de su personalidad y de la


manipulación que de ella se haga y, en consecuencia,
están más enajenados (separados) de su esencia
humana, convertidos en objetos; no como los
obreros, adosados a una máquina, sino simplemente
en calidad de máquinas, sin voluntad o identidad
propias.

La liberación de todos y las identidades


compartidas

En la sociedad el hombre es su papel en la


producción, porque en ella es sólo si produce, existe
en tanto trabajador o capitalista. Así, en el
desempleo o la quiebra el hombre deja de existir
socialmente como tal. Por ello, es vigente la
preocupación humanista de Marx por la existencia
del hombre, no sólo en términos de distribución del
ingreso, sino de su realización como ser humano, y
por la forma en que un modo de producción
esclaviza al hombre a su obra, a los objetos que
produce y a las relaciones por él creadas. Más allá,
incluso, del papel del individuo en el proceso, Marx
se preocupaba por la enajenación del hombre, de
todos, no sólo del perteneciente a determinada clase
social.

El capitalismo enajena también al poseedor del


capital, que es tan esclavo como el proletario; su vida
social y espiritual, su existencia, es igual de
49

miserable que la del obrero, aunque su capacidad de


posesión de objetos y de disfrute de servicios es
infinitamente superior; hecho que, por cierto, no
establece una diferencia esencial. El problema es
más el modo de producción que enajena y esclaviza
al hombre a las cosas, que la distribución de las
riquezas. Este aspecto del problema es muy vigente
y cada día más evidente.

El capital, en tanto relación, producto de un modo de


producción y en última instancia del trabajo, se
enajena (se separa) del hombre, de su poseedor, y su
materialización, la empresa, se enajena, adquiere
poder propio y ocupa el lugar y la voluntad del
capitalista, del burgués. Ahora ella manda, controla
y decide, no sus accionistas, que se encuentran
atrapados y trabajan para ella. El poder de la mega-
empresa flexible (que cambia de forma, tamaño y
orientación), de sus accionistas, arrebata la dirección
del trabajo al capitalista mismo, pues le impone sus
propias e ineludibles necesidades, surgidas en la
competencia por el mercado. Así, el capitalista cada
vez tiene menos control del proceso de trabajo y de
su orientación, pues debe obedecer los mandatos del
mercado so pena de ir a la quiebra y dejar de ser.

En principio el trabajador está más enajenado,


porque no dirige el trabajo, es empleado y cada vez
más un accesorio del instrumento de trabajo, que
pasa de la herramienta, extensión del hombre, a la
50

máquina, de la que el hombre es extensión. Por ello,


en principio, la liberación del trabajador, libera al
desempleado y al capitalista, es decir, a toda la
humanidad del yugo de la enajenación o separación
de sí, de su esencia. El marxismo es por tanto una
herramienta para diseñar un proyecto de
emancipación de toda la humanidad y no sólo de una
clase social, porque el modo de producción
capitalista profundiza y extrema la esclavitud
histórica a la que está sometida toda la humanidad a
los productos (objetos y relaciones) de su propia
obra.

La identidad del trabajador debe buscarse y


encontrarse en la naturaleza (como parte de la
biosfera), en el homo sapiens (como especie biológica),
luego en la historia, después en su modo de
producción y luego en su clase social, nación, etnia,
etcétera. Por tanto, toda acción orientada a la
emancipación del trabajador como protagonista (no
único) del cambio, debe reconocer todos estos
niveles de identidad en los que el hombre comparte
necesidades, y hacerse cargo de la tarea de convencer
a los demás de la necesidad, más allá de lo económico,
de la des-enajenación del trabajo, de sus productos y
de las relaciones resultantes, no sólo para liberar al
hombre, sino para hacer viable (sustentable) su
existencia, al recuperar su relación armónica con el
resto de la naturaleza.
51

Fe, esperanza y Marxismo

Es importante reiterar que para Marx el problema


central es la existencia del hombre real, no uno
ahistórico o ideal, y por tanto su obra es
profundamente humanista más que económica. La
filosofía de Marx es una critica y protesta ante la
historia y la acción del hombre, pero está llena de fe
(o confianza razonada, como prefiera verse) en dicho
hombre, pues considera que por su esencia y
potencialidad puede humanizarse y construir
conscientemente su destino. No obstante, a muchos
poseídos por el espíritu contemporáneo de
resignación y derrota, y fortalecido por los triunfos
políticos, económicos, ideológicos y militares del
neolieralismo, el marxismo les parece utópico, pero
para otros es fuente fundada y legitima de
esperanza. En este sentido, el propósito del
marxismo es, debe ser, la emancipación espiritual del
hombre, la recuperación de sí mismo, de su esencia,
su liberación del determinismo económico, para
restituirle su plenitud humana, en reencuentro con
la colectividad de su especie y con la naturaleza. En
otras palabras, liberarlo de la esclavitud a los objetos
y las relaciones por él mismo establecidas a partir de
sus modos de producción, que son, en última
instancia, la forma humana de relacionarse con la
naturaleza.
52

La filosofía marxista supone que la ganancia y la


satisfacción de una supuesta necesidad económica
no son el motor del hombre, sino que, por el
contrario, lo es su realización, su desarrollo pleno y
la superación de la enajenación a la que se encuentra
atado. La ganancia y la satisfacción de necesidades
económicas existen sólo en el mundo del trabajo
enajenado, por tanto no son parte de la esencia
humana; emanan de ciertos modos de producción,
son producto de la historia y por tanto transitorios y
mutables
53

ECONOMÍA Y ACTUALIDAD
DE LA TEORÍA MARXISTA

Víctor H. Palacio Muñoz

1) Decía Lenin que “el marxismo no es un dogma,


sino una guía para la acción”. Parto de esta
afirmación ya que me parece que en los momentos
por los que atraviesa la humanidad en general, y
nuestro país en lo específico, se requiere de un
sustento teórico que permita develar la esencia de
los fenómenos que ocurren y posibilite desentrañar
la estructura de los mismos.

2) A fines del siglo XIX e inicios del XX el marxismo


estaba en auge. Las revoluciones obreras se
manifestaban en varias partes del mundo y con la
triunfante Revolución Rusa y los acontecimientos
posteriores a la Segunda Guerra Mundial, más de la
tercera parte de la población mundial comenzó a
vivir en forma distinta, en lo que se conoció como
socialismo real. Evidentemente había una teoría que
le daba fuerza y aval a estos procesos: el marxismo.
54

3) Con la caída del Muro, y con todas las secuelas


que trajo consigo, se avizoró una derrota mundial de
la clase obrera, se constató que esa nueva forma de
vivir no era tal y los demonios del pesimismo y del
desencanto político se apoderaron de partidos,
teóricos y simpatizantes del marxismo, dejando
paso a una larga y tortuosa noche de pérdidas y de
búsqueda de alternativas sin encontrarlas.

4) Hoy día, con el ascenso de los partidos laboristas


y socialdemócratas al poder en Europa, con los
balbuceos políticos de los comunistas en los otrora
países socialistas y con la implantación política de la
izquierda en los países más importantes de América
Latina, así como con la crisis de todo ello, se viene
dando un proceso de regresar a las fuentes teóricas
en las que podemos abrevar para comprender y
transformar nuestras sociedades.

5) Cabe señalar que durante todos estos años


aciagos y plenos de orfandad teórica, tanto en la
academia como en algunos grupos políticos, en el
mundo se continuó la tradición de seguir tomando
como eje analítico al marxismo y, de manera
particular, a su Economía Política. Curiosamente,
este fenómeno fue más claramente perceptible en los
países desarrollados (Estados Unidos, Europa),
llegándose a un alto grado de sofisticación, en donde
se han hecho propuestas teóricas acompañadas de
un bagaje matemático importante y realizando
55

articulaciones teóricas eclécticas, en donde la


economía marxista es el eje rector.

6) En nuestro país, pese a las derrotas y autoderrotas


de la izquierda nacional, y no obstante de los
esfuerzos denodados de las instituciones
gubernamentales por no apoyar proyectos de
investigación con características críticas, se llevan a
cabo trabajos con elementos marxistas en distintas
partes del país.

7) No es fácil realizar análisis económico marxista.


Se tiene todo en contra: estadísticas, apoyos, gente
que sepa, lecturas y apreciaciones equivocadas de
Marx, etcétera. Sin embargo, hay que emprender la
tarea.

8) A mi modo de ver, para ir desbrozando el camino,


se necesita leer y releer la obra económica de Marx
(desde sus textos de Juventud hasta El Capital);
buscar y construir las mediaciones entre la teoría y
la información empírica, conocer cabalmente las
posiciones teóricas del pensamiento económico
convencional con la finalidad de criticarlo y así
poder hacer una propuesta con más sustento, hacer
una aplicación no mecánica sino creativa que
permita arribar a interpretar los fenómenos
económicos de manera adecuada, dar a conocer los
resultados de lo investigado a trabajadores,
estudiantes, pueblo en general.
56

9) Asimismo, es imperativo retomar las propuestas


teóricas y metodológicas de autores marxistas de
distintas épocas con la finalidad de enriquecer
nuestros estudios. Esto debe ir acompañado,
necesariamente, de la asimilación de las posturas
keynesianas y postkeynesianas sobre todo en
materia de política económica, ya que de lo contrario
no estaremos en condiciones de ofrecer alternativas
a los grandes problemas nacionales. Para el caso
latinoamericano es imprescindible abrevar de la
vieja y nueva CEPAL, de los teóricos de la
dependencia, etcétera.

10) En fin, sigo creyendo que “el marxismo es una


guía para la acción”. Pero para la acción teórica y
política. La ambigüedad en estos casos lleva al
desánimo y, en el peor de los escenarios, a la derrota
política. El horizonte es vasto, amplio y promisorio.
Depende de nosotros el uso que le demos a la teoría
marxista para llegar a buen puerto.
57

LA VIGENCIA DE LA CRÍTICA DE LA
ECONOMÍA POLÍTICA DE CARLOS MARX

Miguel Ángel Lara Sánchez

El derrumbe de la URSS y en general la crisis del


movimiento socialista de fines de la década de los 80
del siglo XX, provocaron una contraofensiva
ideológica de todas las fracciones de la burguesía, la
desmoralización del pensamiento revolucionario y,
en particular, el abandono de la concepción del
mundo de Marx y Engels entre muchos de quienes
habían guiado su vida en torno a esta manera de
apreciar la realidad.

Así como años antes de dicha crisis declararse


marxista se había convertido en una prestigiosa
moda entre el mundo intelectual y político, de la
misma manera a partir de los 90s renegar de él y
distanciarse lo más lejos posible se hizo algo común.
Y sucedió así tanto en la visión de conjunto como en
cada una de sus partes componentes. No se diga en el
terreno de su Crítica de la Economía Política, una
58

de las bases esenciales de la construcción del


pensamiento marxista.

Unos sostienen que lo escrito por Marx y Engels en


su Economía fue refutado por el fracaso del
socialismo que se construyó en el siglo pasado, sobre
todo el ruso y el europeo, mientras que otros, más
moderados en su descalificación, plantean que lo
rescatable es su método.

¿Por qué estudiar la Economía Política? Nos dice


Marx en su célebre Prólogo de la Contribución a la
Crítica de la Economía Política que, analizando las
relaciones jurídicas y las formas de Estado como
expresiones de las condiciones materiales vida de los
hombres y no como fenómenos que tienen
explicación por sí mismos o por alguna forma
idealista de pensamiento, encontró que el conjunto de
esas determinadas condiciones materiales,
bautizadas por Hegel bajo el concepto de sociedad
civil, tienen su explicación en la Economía Política:
“la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en
la Economía Política”.1

Por ello, al explicar el objeto de estudio de su obra El


Capital, nos dice que se propone investigar “el
régimen capitalista de producción y las relaciones de
producción y circulación que a él corresponden.” Su
_____________________________________________________________
1.Marx, Carlos. Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía
Política.
59

preocupación radica justamente en el estudio de las


condiciones materiales de vida de la sociedad
burguesa, el análisis de su origen, evolución y
decadencia. Pero no el grado de desarrollo que han
alcanzado las contradicciones que brotan de las
leyes que regulan su funcionamiento, sino las leyes en
sí, y en particular el estudio de “la ley económica que
preside el movimiento de la sociedad moderna”2, es decir
el mecanismo mediante el cual se produce la
plusvalía y la reproducción del capital, que es la base
del sistema.

Pero la investigación de Marx no se detiene aquí,


sino que además se propone estudiar las tendencias
que se derivan de dichas leyes. Así pues, si se
cuestiona la Crítica de la Economía Política de Marx
y Engels, en realidad se está cuestionando la validez
científica del estudio del régimen capitalista de
producción y de las leyes a él inherentes. Y si esto
fuera así, ¿qué explicación ofrecen estos detractores
sobre la dinámica capitalista? ¿cuál es su propuesta
sobre las leyes que determinan su funcionamiento?
¿qué explicación dan a la relación esencial que explica
el metabolismo global del sistema? Si no es la
obtención de plusvalía mediante la explotación del
trabajo asalariado, ¿cuál es su motor principal? De
esto no dicen absolutamente nada.
Pero quizás la crítica está en eso que Marx añade
inmediatamente después de indicarnos que se
_________________________________________
2.Marx, Carlos. El Capital. Crítica de la Economía Política. Prólogo
60

propone estudiar las leyes en sí, es decir, las


“tendencias, que actúan y se imponen con férrea
necesidad”, pues justamente entre tales tendencias se
encuentra la disolución misma de la relación de
capital, lo que nos hace creer que el capitalismo es
eterno, tal y como desde la edad temprana del
régimen capitalista de producción vienen coreando
sus ideólogos, economistas y defensores a sueldo.

Decir que falló Marx en el análisis de las tendencias


plasmadas en la Crítica de la Economía Política
porque colapsó el socialismo europeo y la antigua
URSS, lo que revela es que quienes así piensan no
han comprendido, aún, que lo que cayó fue una
forma de sociedad que con el tiempo se fue alejando
de las bases fundamentales económico-sociales para la
construcción del socialismo, pero no así el proceso
mediante el cual la relación de capital va perdiendo
fuerza hasta colapsar, a partir del desarrollo de sus
propias contradicciones. Tampoco comprenden la
solución que toman dichas contradicciones bajo la
forma de una sociedad donde se anula la propiedad
privada de los medios de producción mediante la
propiedad social de los mismos.

Todo lo contrario: esas tendencias expuestas


magistralmente en El Capital, en las Teorías sobre la
Plusvalía, en los Manuscritos de 1844 y sobre todo en
los Borradores (Grûndrisse), hoy vemos que no
61

sólo siguen presentándose, sino que además se han


agudizado y se siguen imponiendo con esa férrea
necesidad, como lo planteara Marx. Nada más
véase, a título de ejemplo, el proceso de expulsión
del trabajo humano del proceso laboral para
convertirse en “pastor de máquinas”, como se
demuestra en la última obra citada, realidad que ya
estamos viviendo desde hace poco más de diez años
en las ramas industriales más automatizadas, o bien,
la gran magnitud que ha alcanzado el ejército de
desempleados a nivel planetario o los grandes
volúmenes de capital parasitario que fluyen a lo
largo del sistema.

La Crítica de la Economía Política de Marx y Engels


no es un recetario ni un credo. El potente desarrollo
de las fuerzas productivas del capital produce
nuevas relaciones y formas, tales como la
multiplicación de las formas que asume la ganancia
y el enorme peso del capital parasitario; fenómenos
que tienen que descubrirse y estudiarse
sistemáticamente. Sin embargo, estas nuevas
determinaciones no anulan la presencia de las leyes
fundamentales de la relación de capital y mucho
menos su desarrollo hasta entrar en conflicto con las
relaciones de producción.

Concebir, por otra parte, que lo vigente es su


Método, equivale a escurrir vergonzantemente que
se niega la validez científica y la rigurosidad del
62

análisis de las leyes de desarrollo del régimen


capitalista de producción así como de sus tendencias.
El Método de la Economía Política que propone
Marx no son la exposición sistemática de las leyes
en sí, ni tampoco la ley fundamental que anima la
reproducción del capital, sino una manera de estudiar
las relaciones económico-sociales. Estudiarlas a
partir de las determinaciones más simples y abstractas
como la mercancía, el valor o el trabajo, hasta las
más concretas, hasta la reproducción de lo concreto
representado como síntesis de múltiples determinaciones,
tales como el Estado, la población o las clases
sociales, es el camino adecuado. Implica, pues, partir
de lo simple a lo complejo, del análisis a la síntesis en
la construcción lógica del conjunto de categorías,
relaciones, juicios y conceptos para explicarnos la
realidad.

Parte importante y esencial del Método de la


Economía Política de Marx es la correspondencia que
tiene dicha construcción lógica con la conexión y
demostración históricas, es decir, que el proceso del
pensamiento que va construyendo las categorías que
nos ayudan a explicarnos el mundo real debe ser
coherente con la trayectoria histórica real de los
fenómenos estudiados. Este es el único método
científico en la Economía Política.
63

Pero reducir la validez del análisis económico-social


de Marx únicamente a su método, equivale a aceptar
la veracidad del procedimiento, pero rechazar los
resultados, esto es, a negar el carácter científico del
estudio de las leyes de desarrollo del capitalismo, a
negar también la ley fundamental que lo anima y por
consiguiente a rechazar el carácter revolucionario
del proletariado como la clase destinada a suprimir
la relación del capital. Quienes bajo el influjo del
surgimiento de variados movimientos y sujetos
sociales en los últimos 20 años y del repliegue del
proletariado, debido a la fuerte ofensiva del brazo
neoliberal del gran capital, afirman que ya no es la
clase obrera la clase verdaderamente revolucionaria,
caen en el error de descalificar una de las tendencias
fundamentales históricas que son inmanentes al
curso mismo de las leyes de desarrollo de la sociedad
burguesa, debido a la sobrevaloración y
absolutización de la confrontación de clases en una
de sus coyunturas.
65

LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA
DE LA HISTORIA

Benito Méndez Castro

“La burguesía convierte todo en mercancía,


y por ende también la escritura de la historia.
Forma parte de su ser, de su condición para
la existencia, falsificar todos los bienes:
falsificar todos los bienes: también falsificó
la escritura de la historia. Y la historiografía
mejor pagada es la mejor falsificada para
los propósitos de la Burguesía”.

Engels, Federico Materiales para la


Historia de Irlanda

Interpretar las complejidades del mundo actual para


transformarlo hacia la construcción de un mundo
mejor, hacia una sociedad nueva, hacia el socialismo,
es una tarea a realizar.

Aún después del fracaso del Estado Soviético y


estados del Este europeo que lo acompañaron en su
versión de “socialismo real”, versión que tiene que
ser analizada a profundidad, el marxismo como
66

proyecto crítico del sistema capitalista sigue vigente


porque la teoría de Marx nos proporciona aún los
elementos para imaginar otro tipo de sociedad.

A Marx se le critica por no haber dado una


descripción minuciosa de su utopía y a los marxistas
por tener pocos estudios en el vasto y fundamental
terreno de las ciencias naturales y la tecnología. Sin
embargo, el pensamiento de Marx ésta ahí.
¿Tiene validez?, ¿a quién le interesa ignorarlo y
descalificarlo?

La teoría de Marx, en su conjunto, proporciona una


guía esencial para cambiar el mundo y relanzar al
marxismo más allá del terreno político, ¿hacia
dónde?, hacia las esferas académicas y culturales en
general.

Para transformar el mundo es necesario conocer la


vida de los hombres en el tiempo, conocimiento que
se basará en un instrumental teórico y un esquema
de trabajo científico. Es decir, contando con la
concepción materialista de la historia, la cual es
fruto común de los trabajos y esfuerzos de Marx y
Engels en diferentes etapas de sus vidas. Dicha
concepción es reconocida como el segundo eje
principal, después de la primera columna vertebral
de sus estudios: el proyecto de crítica de la economía
política.
67

La concepción materialista de la historia es la


exposición teórica de un conjunto de principios
generales, una conclusión de densos trabajos de
investigación histórica y una guía para el estudio de
esta disciplina, un hilo conductor de la investigación
social.

Así lo refieren Marx y Engels. “El resultado


general que obtuve y que, una vez obtenido, sirvió
de hilo conductor de mis estudios…”, nos dice Marx
al reseñar sus estudios críticos de juventud y como
introducción a su conocida exposición sintética de la
concepción materialista de la historia, incluida en el
Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía
política de 1859. Igualmente Engels expresa en su
carta a Conrad Schmidt del 5 de agosto de 1890:
“Pero nuestra concepción de la historia es, sobre
todo, una guía para el estudio, y no una palanca para
construir a la manera de los hegelianos. Es
necesario reestudiar toda la historia, deben
examinarse en cada caso las condiciones de
existencia de las diversas formaciones sociales
antes de tratar de deducir de ellas los conceptos
políticos, jurídicos, estéticos, filosóficos, religiosos,
etcétera, que les corresponden. A este respecto sólo
muy poco se ha hecho hasta ahora, porque pocas
3
personas se han dedicado a ello seriamente”.
________________________________________________________
3.Citado en Aguirre Rojas, Carlos Antonio, “El problema de la historia
en la concepción de Marx y Engels” en Revista Mexicana de
Sociología, No. 4, Octubre-Diciembre 1983, México, p. 1084.
68

Marx elabora la primera formulación de la


concepción materialista de la historia en el capítulo
primero de La Ideología Alemana. En este texto
Marx nos dice que existe sólo una ciencia: la ciencia
de la historia; ciencia que desde sus dos ángulos
posibles se presenta como historia de la naturaleza y
como historia de los hombres.

La concepción materialista de la historia es una guía


de estudio, un esquema de trabajo teórico abierto,
dispuesto a la comprobación, a su desarrollo y a su
perfeccionamiento.

En la época actual, para desarrollar y enriquecer la


concepción materialista de la historia requerimos
reestudiar y reexaminar las obras elaboradas por
Marx y Engels en el campo de la ciencia de la
historia. Rescatar el proyecto crítico de Marx y
conocer a los teóricos que se han inspirado en dicho
proyecto, por ejemplo, la Escuela de Frankfurt, el
austromarxismo, los historiadores de la actual
escuela socialista británica, la historiografía crítica
del análisis del sistema-mundo y los trabajos
históricos de las escuelas marxistas polaca, alemana,
italiana y latinoamericana.

Necesitamos estudiar la ciencia de la historia dentro


de un proyecto científico que abarque todos los
territorios de las ciencias sociales. Dotarnos de un
69

aparato conceptual, organizado a través de modelos


y teorías de orden general, que busque los
acontecimientos históricos para unirlos dentro de
explicaciones científicas que definan tendencias de
comportamiento de los procesos sociales.

Es conveniente realizar un análisis acerca de las


formas en que se aplicó el marxismo en las
sociedades del llamado “socialismo real” para tener
una visión crítica hacia la construcción de una
sociedad nueva. Concebir a la historia
profundamente social. Estudiar a las clases sociales
mayoritarias, a las diversas formas de la cultura
popular, a la lucha de clases, a los movimientos
sociales, a las creencias colectivas. Incluir los
diversos contextos sociales, políticos, intelectuales,
económicos, civilizatorios.

En esta recuperación de la dimensión materialista


de la historia, es indispensable considerar las
condiciones materiales para explicar los procesos
culturales, las formas de conciencia, los elementos
del imaginario social y las figuras de la sensibilidad
colectiva. Estudiar también la centralidad de los
hechos y de las estructuras económicas. Conocer la
evolución y naturaleza de los procesos sociales
globales.

Habrá que observar y explicar los fenómenos


investigados de manera integral. Descubrir las
70

conexiones que existen entre un fenómeno y las


sucesivas realidades que lo enmarcan, así como los
diferentes modos que lo condicionan y hasta lo
sobredeterminan. Reconstruir los elementos que
conectan el fenómeno estudiado con las diferentes
realidades. Preguntarse por qué un fenómeno
aconteció en un determinado contexto y no en otro.
Tomar en cuenta los contextos geográficos,
económicos, tecnológicos, étnicos, sociales,
políticos, culturales, artísticos, psicológicos,
etcétera.

Se requiere interpretar los fenómenos de la historia


desde una perspectiva dialéctica, ya que los hechos
históricos son realidades vivas y en devenir. Los
resultados de la investigación histórica siempre
están abiertos a partir de sus contradicciones
esenciales.

Construir una historia profundamente crítica.


Rescatar los pasados de los vencidos. Mostrar
explicaciones multicasuales. Construir un discurso
crítico historiográfico que recupere el pensamiento
crítico de Marx. Esa es la tarea hoy.
Bibliografía

Aguirre Rojas, Carlos Antonio, 2002, Antimanual del mal


historiador, Ediciones La Vasija, México.
Aguirre Rojas, Carlos Antonio, “El problema de la historia en la
concepción de Marx y Engels” en Revista Mexicana de Sociología,
No. 4, Octubre-Diciembre 1983, México, Pág. 1084.
71

LA VIGENCIA DEL MARXISMO.


ACERCA DE LAS CLAVES SOBRE
EL SOCIALISMO EN LA OBRA DE MARX

Armando Martínez Verdugo

La vigencia del marxismo preocupa hondamente a


muchos revolucionarios, sobre todo cuando la
burguesía ha profundizado sus embestidas contra la
idea de revolución y de sociedad alternativa al
capitalismo. Con la muerte “de las ideologías”, “del
sujeto” y “de la revolución”, varios ideólogos
burgueses han organizado honras fúnebres al
pensamiento de Marx.

A estos embates, muchos marxistas han respondido


de una manera que, en definitiva, poco ayuda a
ubicar correctamente el significado histórico de la
obra del autor de El Capital; han reivindicado los
principios del marxismo y enfilado sus
contraataques, defendiendo la pureza y el carácter
imperecedero de la obra de Marx. El marxismo,
suelen decir, sigue imperando. A todo esto, entonces,
le llaman vigencia del marxismo, lo cual constituye
una generalidad indeterminada.
72

En estas notas nos vamos a referir a esa cuestión, es


decir, a la pregunta sobre el mantenimiento, la
actualidad y la efectividad de la obra producida por
Carlos Marx, no por sus discípulos y continuadores.

La pregunta sobre la vigencia del marxismo, al igual


que los debates sobre su justeza, veracidad o apego a
la ciencia -¿a cuál justicia, a cuál verdad, a cuál
ciencia?-, es una pregunta antimarxista. Sobre
ninguna reflexión en torno a la realidad, menos aún
del alcance de las que llevaron a cabo Platón o
Aristóteles, Santo Tomás de Aquino o San Agustín,
Marx o Kropotkin o Bakunin, Hegel o
Schopenhauer, por ejemplo, debe plantearse el
problema de su actualidad o caducidad, de su
efectividad o ineficacia, de estar en boga o ser
obsoleto. Antes que nada, porque no puede
pretenderse que el momento histórico en el que se
produjo esa reflexión sea uno e inmutable. Pero,
sobre todo, porque ninguno de esos pensamientos es
un receptáculo de soluciones a los distintos y
variables problemas sociales. Son, simplemente,
conocimiento que enriquece el patrimonio
cognoscitivo de la humanidad y que, en un momento
histórico determinado, puede proporcionar claves
que para el investigador-transformador le ayuden a
enfrentar con cabeza propia sus problemas propios.

Profundamente dialéctico, el autor del 18 Brumario


fue enemigo de considerar que un pensamiento,
73

incluido el suyo, constituye un sistema invariable y


establecido, cuya razón de ser sería dotar
eter namente de respuestas. Esto,
independientemente de las pretensiones de uno y
otro autor.

El marxismo, como obra de Marx, implica la crítica


despiadada de todo lo existente, incluso de sí mismo,
sin retroceder ante sus propios resultados y sin
temor a entrar en conflicto con los poderes
establecidos, incluyendo el intento de erigir en un
nuevo poder establecido a las ideas marxistas. No es
casual, por ello, que algún día Marx declarara que él
no era marxista. Tampoco es fortuito que quienes se
declaran más fieles y consecuentes al marxismo,
realmente procedan como devotos, congregantes y
feligreses.

En alguna ocasión Santiago Kovadloff señaló que


ser y durar nunca serán lo mismo. Puede durar lo
que no cambia. Pero sólo puede ser lo que se
transforma.

Si de alguna consecuencia respecto del marxismo


puede hablarse, ella obliga a no situarle en su
durabilidad sino en su ser, como un complejo
abrevadero multifactorial de claves fundamentales,
con ayuda de las cuales un revolucionario puede
aprehender, explicar, interpretar y transformar la
realidad capitalista, pero haciéndose cargo, él
74

mismo, de llevar a cabo estas transformaciones


revolucionarias.

El marxismo, como la obra de Carlos Marx, es un


pensamiento sumamente complejo. Cuando de él se
habla, debe precisarse de cuál de sus dimensiones se
está pensando. De su enorme riqueza, en esta
ocasión vamos a poner el acento en dos grandes
aspectos que constituyen, junto con otros, a su ser.
En primer lugar, el marxismo es un conjunto de
teorías, de usos del conocimiento con ayuda del cual
construyó explicaciones de realidades históricas.
Por ejemplo, las teorías de la revolución proletaria,
del socialismo como primera fase del comunismo, de
la enajenación, del proletariado como la clase de
vanguardia, etcétera. O bien el marxismo es un uso
analítico del conocimiento (como guiado por la
lógico causa-efecto: “el proletariado ocupa este
lugar en el sistema de producción históricamente
determinado, por lo cual está llamado a ser la
vanguardia”) para indagar la realidad capitalista,
esto es: una captación de las situaciones
contextualizadoras, medioambientales, de un
problema, que le causan; son explicaciones (no
interpretaciones, en lo fundamental) en la medida en
que se construyen mediante los análisis de las
condiciones que parecerían ser tejido y trama del
problema en cuestión. Aunque es evidente que en
Marx no existe en absoluto el afuera y el adentro de
un problema, en sus indagaciones y construcciones
75

hacía abstracción de este carácter holístico y llevaba


a cabo estudios de las condiciones de existencia,
como realidades que contienen y causan al
problema.

Pero el marxismo es también un paradigma y por


ello, en tercer lugar, es una obra que cabe ver como
epistemología.

El marxismo es un paradigma como Concepción


Materialista de la Historia, es decir, como la gran
generalización que llevó a cabo Marx y que le
permitió proponer un componente de la realidad
social como el dínamo y el dispositivo pulsional
determinante en las acciones, conductas, obras y
concepciones de los seres humanos. No es la
conciencia social, dice Marx, la que determina al ser
social, sino a la inversa; con lo cual el marxismo no
se expresa como teoría sino con una honda
raigambre paradigmática.

Como Concepción Materialista de la Historia, el


marxismo no explica la construcción cognitiva de la
realidad para transformarla, sino que da
d i r e cci on al i d ad , e s tr ate gi a y r u m b o al
revolucionario en su proceso de conocimiento
militante-transformador del capitalismo. En sus
estudios sobre el Estado, Marx sostuvo que éste no
era el causante de la explotación, antes bien era una
de tantas manifestaciones de aquélla, con lo cual no
76

intentaba e xplicar al Estado, sino que


proporcionaba un hilo conductor que debía guiar al
revolucionario para organizar su investigación
sobre el Estado.

El marxismo, por ejemplo con el 18 Brumario, es


también un conjunto de claves epistemológicas que
permiten o, más bien, ayudan a que el revolucionario
aprehenda, o sea, desconstruya la realidad y se haga
aparecer ante sí toda la complejidad de relaciones y
de instituciones que constituyen un problema; ello
permite llevar a cabo disecciones de la realidad
problematizada para construir su radiografía, su
composición o el campo problemático.

Q u e r e m o s d e c i r, c o n e s t e c ú m u l o d e
consideraciones, que no puede hablarse del
marxismo como de una obra con una sustancialidad
única y un significado unívoco. Preguntarse por la
vigencia del marxismo es, en segundo lugar,
entonces, una generalidad indeterminada, si no se
cuestiona concretamente por el marxismo como
teorías, por el marxismo como paradigma y por el
marxismo como epistemología. ¿Qué claves puede
proporcionar la teoría de Marx sobre el socialismo?,
es la pregunta correcta. No ¿qué vigencia tiene el
marxismo? que es una cuestión de generalización
indeterminada.
77

El segundo gran aspecto en el que hoy queremos


poner el acento es nuestra tesis de que en Marx no
aparece un único sujeto de la revolución, sino que,
según la perspectiva que prepondera o resalta, la
escena principal la ocupa la clase (el proletariado),
por ejemplo en los Grundrisse, en El Capital, en el
Manifiesto; o bien lo ocupa el pueblo (sobre todo en
sus reflexiones sobre Rusia, en su correspondencia
con Vera Zazulich y Danielson) o, en un tercer
momento, el ser humano, en el mismo El Capital,
pero sobre todo en los Manuscritos Económico-
Filosóficos de 1844.

La idea de que Marx sólo pensó en la clase obrera


como el sujeto principal y el eje de los contenidos
programáticos de la revolución es, cuando menos,
reduccionista, fundada en una lectura superficial de
Marx. Y, por ello mismo, si alguien sostiene que el
marxismo sigue teniendo vigor (que eso es en
esencia una vigencia) dicho así, sin especificaciones,
está sosteniendo una generalidad indeterminada.

Para nosotros, la obra de Marx es uno de los


abrevaderos fundamentales de claves para
aprehender, explicar, interpretar y transformar
revolucionariamente la realidad capitalista. Pero, en
ese sentido, la obra de Marx, y con mayor razón la
que en nuestro país suele llamarse marxismo, no
alcanza por sí sola para dar claves (menos todavía si
lo que se pretende es encontrar en ella explicaciones
78

plenas de nuestros problemas) que nos permitan dar


cuenta de la compleja realidad que vivimos. Como
siempre, hay que buscar claves también en otros
pensamientos con una perspectiva de complejidad y,
cuando menos, de transdisciplinariedad. Hay teorías
en Marx que sólo dan claves en negativo, teorías que
deben ser cuestionadas de una manera radical.
79

HACIA UN NUEVO USO DEL MARXISMO

María Teresa Lechuga Trejo

Comenzaré por defender, como punto de partida,


que el marxismo como teoría crítica es vigente, para
exponer, entonces, que es precisamente por dicha
virtud que le adjetiva que se valida su presencia
atemporal y por ello actual. A decir de algunos
estudiosos de los procesos de construcción del
conocimiento4, las teorías con las que se intenta
ofrecer una explicación de los recortes que de la
realidad se hacen como posibles acercamientos a la
misma, son vigentes en tanto se haga un uso crítico
de ellas. Así pues, lo que en las subsecuentes líneas se
presentará será un conjunto de reflexiones acerca de
la presencia continua e incluso necesaria de la teoría
marxista, con base en la propuesta de un nuevo uso,
de un uso crítico de la propia teoría, que en sí misma
se erige sobre la crítica tanto en su corpus filosófico
como en su metodología.

________________________________________________________
4.V. Zemelman, Hugo, Uso crítico de la teoría. En torno a las
funciones analíticas de la totalidad.
80

Considero que el pensamiento marxista es


atemporal debido a que algunos de sus postulados,
en tanto que contextualización, son epocales, es
decir, se ajustan a los cambios que la realidad
bosqueja en su constante dinámica. Bien se conoce
una de las aportaciones centrales del marxismo:
enfrentarse con valentía, a través de una admirable
5
labor de exégesis, a lo “dado dándose” , escudriñar el
presente continuo en recuperación de una memoria
histórica y apuntando hacia un futuro a través de la
construcción de la utopía. Todo lo cual se posibilita
desde una propuesta metodológica dialéctica e,
incluso, dialógica. Hoy en día, por ejemplo, en el
ámbito de la construcción del pensamiento se
discute mucho pero se dialoga poco o nada, no hay
análisis dialéctico de la realidad y mucho menos
proposición constructiva; es por ello que
proponemos la recuperación del marxismo como
instrumento de análisis de la realidad potenciador
de nuevos pensamientos.

Al respecto es menester aclarar que nuevas


propuestas teóricas, filosóficas y metodológicas,
cuyo punto de origen sea el marxismo, no tendrían
que añadir en su nomenclatura el prefijo post,
indicando con ello una superación que anula la
propia génesis; es decir, no se trata de hablar de un
posmarxismo cuando lo que se requiere es un nuevo
uso del marxismo, un uso crítico.
_________________________________________
5.Ibidem.
81

En la época de Marx, detrás de los planteamientos


teóricos, había una esencia prefigurada; por ejemplo,
para los economistas clásicos detrás de la economía
estaba la mano invisible del mercado, así como para
la filosofía hegeliana estaba “el espíritu”; con estas
herramientas aquel pensador emprendió la labor
epistemológica y ontológica para arribar a la
propuesta del materialismo dialéctico. Es en ese
6
origen en donde algunos autores han encontrado el
posible pecado del marxismo: ser esencialista y, por
lo tanto, idealista; acusando al idealismo de
conllevar la reductibilidad de lo real al concepto y
negando a la vez la posibilidad de la contingencia, ya
que el idealismo tiende a la arrogancia del control
racional y mental de la realidad. Mi apreciación al
respecto es que el marxismo supera dicho idealismo
en tanto que propone una nueva relación sujeto-
objeto y rebasa también la idea de que la materia
irradia el ser del objeto, es decir, el marxismo no
afirma que de la materia se deriva el ser de las cosas,
y sí propone en cambio una mediación, por lo que no
habla de un materialismo sin adjetivos, sino de un
materialismo dialéctico, es decir, reconoce la
mediación y dicha mediación es la materia. Ahora
bien, esto último no lo hace esencialista en el sentido
de considerar que la esencia última de las cosas para
el marxismo está en la materia, ello es apenas parte

_________________________________________
6.V. Laclau, Ernesto, “Posmarxismo sin pedido de disculpas (con
Chantal Mouffe)”
82

de las herramientas intelectuales de las que Marx


hace uso para tejer su discurso explicativo de la
realidad que él estaba analizando.

Ahora bien, lo que sí se debe cuestionar críticamente


es que no obstante que el materialismo histórico
movió los principios de la ciencia, es lamentable que
muchos estudios que se hicieron posteriormente en
ciencias sociales y políticas con inspiración marxista
(durante varias décadas del siglo XX y que hoy en
día algunas organizaciones y sujetos reivindican),
no lograron reflejar una verdadera crítica ni una
problematización dialéctica de la realidad, sino que
se convirtieron incluso en dogmas hasta llegar a
parecerse más a la tradición escolástica que al
marxismo; es decir, no se hizo un uso crítico de la
teoría marxista, lo que provocó que en un momento
dado, desde el punto de vista ontológico, su
interpretación se volviera, entonces sí, esencialista,
idealista, y hasta ideologicista y cerrada como otras
teorías. Del nivel crítico que ocupaban las categorías
marxistas, sus usuarios descendieron hasta el
subsuelo de los manuales, ya no había conceptos que
se repensaran, se resignificaran e incluso se
criticaran, sino que se elaboraron
esquemáticamente recetas para aplicar.

Algo digno de destacar es que Marx hizo una


importante reflexión histórica y ontológica acerca
de las posibilidades reales del socialismo como una
83

forma de sociedad más justa y humana que el


capitalismo imperante, además pudo establecer
científicamente que sería el proletariado quien
encabezaría el movimiento que conduciría a ello. Sin
embargo, algunos de sus 'intérpretes' hicieron de su
reflexión histórica y ontológica un esencialismo,
entendido éste en el sentido de dogmatismo. La
consecuencia de esto fue no sólo llevar el proceso
hacia un sistema autoritario en detrimento de la
construcción democrática, libre y plural de las
formas de ser y de pensar de la gente, sino también
convertir un pensamiento tan rico y una visión tan
crítica como el marxismo en supuestas e inútiles
verdades únicas. ¿Qué habría dicho Marx de este uso
acrítico de su teoría crítica?

En ese sentido, por un uso nuevo del marxismo, por


un uso crítico de dicha teoría, no entenderemos la
anulación de la misma sino la no dogmatización de
los principios que la componen. ¿Y cómo se lograría
no dogmatizar?, quizá con la praxis, es decir, no sólo
moviéndonos en el terreno de la teoría sino en el
campo de lo concreto, de la práctica. Aquello por lo
que más resalta la vigencia de la teoría marxista, es
porque los humanos que hemos conformado
generaciones posteriores a las de Marx no hemos
sabido, la mayoría de las veces, llevar a la práctica esa
teoría; hasta el momento sólo ha habido una serie de
ilusionismos: el llamado “socialismo real” que no fue
en realidad socialismo, así lo demostró; es decir,
84

la vigencia del marxismo radica en que la tarea está


pendiente: hacer realidad vivida la realidad pensada
por Marx, y hacerlo de la única forma posible: por
amor a la humanidad y en defensa del sueño de que
los sujetos podemos ser históricos y construir
nuestra propia realidad.

Como sabemos, Marx no llegó de inmediato a la raíz


de su filosofía crítica sino hasta sus “Manuscritos
económico filosóficos de 1844”, como un primer
paso que después seguiría por la “Ideología
alemana” y llegaría hasta “El capital”, así se presenta
una perspectiva que muestra cómo su pensamiento
va pasando del accidente a la contingencia, del
titubeo a la crítica, de la reflexión superficial y
engañosa a la ontológica profunda; pensamiento
que además concretavalor añadido a la herencia que
deja a la humanidad con su teoría- en una dialéctica
posible a través de la reflexión epistemológica. He
aquí, entonces, que no es simplista el recorrido
concreto abstracto-concreto pensado que logra.

Por último, si buscara un calificativo para definir al


Marx pensador, tratando de salir de los muchos que
recibe convencionalmente tanto a favor como en
contra, diría que fue un hacedor de horizontes, mismos
que hoy requerimos otear para resignificar la
posibilidad de construir un socialismo si en ello
creemos, pero que no será factible sin un nuevo uso
de la teoría, un uso crítico, sin una nueva forma de
85

asomarse a la misma, que hoy sólo puede


reivindicarse en una contundente defensa de la
democracia como proyecto político y del
pensamiento libre y crítico como sustento de la
misma.

Bibiografía

De la Garza, Enrique. El método del concreto-abstracto-concreto.


Ensayos de metodología marxista, UNAM/ Porrúa, México, 1983.

Laclau, Ernesto. “Posmarxismo sin pedido de disculpas (con Chantal


Mouffe)” en Laclau, Nuevas reflexiones sobre las revoluciones de
nuestro tiempo, Nueva visión, Buenos Aires, 1994.

Marx, Carlos. Manuscritos económico filosóficos de 1844,


Ediciones de Cultura Popular, México, 1979.

Marx, Carlos y F. Engels. La ideología alemana/ Ludwig Feuerbach


y el fin de la filosofía clásica alemana/ Tesis sobre Feuerbach,
Ediciones de Cultura Popular, México, 1978.

Zemelman, Hugo. Uso crítico de la teoría. En torno a las funciones


analíticas de la totalidad, UNU/ Colegio de México, México, 1987.
87

SEMBLANZA DE NUESTROS
CAMARADAS EN EL CAMINO
DE LA CONSTRUCCIÓN
COMUNISTA
89

OJALÁ ESTUVIERAS AQUÍ

Semblanza biográfica de "EL WILLY"


(Guillermo González Guardado)

Héctor Mora Zebadúa

Llovió cuatro años,


once meses y dos días
García Márquez, Gabriel.
Cien años de soledad

El Willy llegó al D.F. desde Mexicali como


predestinado para luchar por el socialismo. Se inició
en el extraño camino de los que pretenden cambiar
el mundo apenas incorporado al Instituto
Politécnico Nacional (IPN). Apoyó la primera gran
oleada del movimiento ferrocarrilero a mediados de
los 50 y participó activamente en la huelga
estudiantil del IPN en 1956. Al mismo tiempo se
integró como militante al Partido Comunista
Mexicano (PCM), del que se separó al frente de
otros 59 compañeros en 1966, inconformes con la
línea política y con las prácticas internas de ese
partido.
90

Estudió la carrera de Administrador de Empresas


en la Escuela Superior de Comercio y
Administración (ESCA), en la que fue dirigente
estudiantil, y posteriormente inició una segunda
licenciatura en la Escuela Superior de Economía
(ESE), ambas del IPN, que dejó inconclusa por la
represión al movimiento estudiantil de 1968 y por la
persecución política posterior.

En esos años logró generar una importante fuerza


estudiantil en el Politécnico, que formó parte de la
Coordinadora Nacional de Estudiantes
Democráticos (CNED), a través de la cual tuvo un
destacado papel en la derrota de la organización
porril Federación Nacional de Estudiantes Técnicos
(FNET) en 1967 y que lo convirtió, en las jornadas
del 68, en uno de los tres dirigentes más influyentes
del IPN en el Consejo Nacional de Huelga (CNH).
En esos meses de lucha organizó brigadas hacia los
centros fabriles en busca del apoyo obrero para la
causa estudiantil; de manera especial promovió la
alianza con ferrocarrileros, petroleros y
electricistas. Perteneció a la llamada "línea dura" del
CNH; participó en la organización de la defensa del
Casco de Santo Tomás el 23 de Septiembre del '68 y,
quizá por alguna filtración de información al
respecto, fue acusado por agentes del gobierno de
encabezar las "columnas armadas" del CNH, razón
por la que el ejército y todas las policías lo buscaron
afanosamente durante años.
91

El 2 de Octubre de 1968, Guillermo González


Guardado no fue capturado por el Batallón Olimpia
en la Plaza de las Tres Culturas y debió permanecer
oculto varias semanas en casas de diversos
compañeros solidarios, hasta que logró salir de la
ciudad de México. Así, vivió años en la
clandestinidad, no por posición política sino como
condición indispensable para conservar la libertad.
Puesto que nunca estuvo preso, no alcanzó el
beneficio de las primeras amnistías echeverristas y
hasta 1978 recuperó su derecho a la participación
política abierta sin grave peligro. No obstante,
durante toda la década de los 70 organizó grupos de
obreros para luchar por salarios, por democracia
sindical y por el socialismo, logrando, junto a sus
compañeros de lucha, tener importante presencia en
el movimiento sindical del Valle de México. Al
mismo tiempo promovió y participó en la
constitución de diversas organizaciones políticas
revolucionarias de ideología Marxista-Leninista, la
mayoría obligadas a la clandestinidad o a la
semiclandestinidad por la represión y la persecución
ejercidas por el gobierno contra todas las
oposiciones políticas a lo largo del periodo conocido
como de la “guerra sucia”. En la primera mitad de
los setenta participó en la constitución de la
Organización Socialismo Obrero (OSO).

Fue promotor, como muchos otros, de las


coordinadoras de masas: Coordinadora Nacional
92

Sindical (COSINA), Frente Nacional Contra la


Represión (FNCR), Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación (CNTE) y de intentos
de coordinación superior del movimiento social
como el Frente Nacional en Defensa del Salario y
Contra la Carestía (FNDSCAC), la Asamblea
Nacional Obrero Campesino y Popular (ANOCP);
instancias que organizaron los Paros Cívicos
Nacionales en 1983 y 1984.

Durante el cambio de década, en 1981, al escindirse


de la Corriente Socialista (CS), fundó, con
compañeros estudiantes, obreros y maestros, la
Tendencia Marxista Leninista (TML) y
posteriormente la Unión de Lucha Revolucionaria
(ULR), desde la cual fue decidido promotor del
Frente Político de la Izquierda Revolucionada
(FPIR), con organizaciones como el Movimiento
Revolucionario del Pueblo (MRP), la Organización
Revolucionaria Punto Crítico (ORPC), la
Asociación Cívica Nacional Revolucionada (ACNR),
la Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea
de Masas (OIR-LM), etcétera. A fines de 1985 el
FPIR apareció públicamente con el nombre de
Unión Nacional de la Izquierda Revolucionaría
(UNIR), misma que se diluyó en 1988 durante la
campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas, a la
que se sumó en la recta final la ULR.
93

Comunista democrático, González Guardado


siempre fue amigo y compañero de las Comunidades
Eclesiales de Base, de filiación católica, y de las
organizaciones centroamericanas Frente Sandinista
de Liberación Nacional (FSLN), de Nicaragua y
Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional (FMLN), de El Salvador.

El Willy González se integró, como miembro


fundador, al PRD en 1989 y desde entonces hasta su
muerte, el 27 de mayo de 1995, no paró un sólo día de
trabajar en su construcción; siempre haciendo
esfuerzos en favor de la coordinación de las
corrientes de la izquierda social dentro de ese
partido. En el PRD fue miembro de la Comisión
Nacional Organizadora, después integrante del
Consejo Nacional, posteriormente del Comité
Ejecutivo Nacional y por último Diputado Federal.

Sus compañeros en la ULR lo tratamos como


camarada y amigo los últimos 20 ó 25 años de su
intensa y fructífera vida. Fue un optimista obstinado
y contagioso y, por raro que parezca, no era un
soñador, era un Revolucionario. Recordamos que lo
único que a veces lo deprimía un poco era pensar en
morir sin ver el triunfo de la Revolución Socialista
en México, triunfo del que siempre estuvo seguro y
en el que nos ayudó a creer, incluso ahora.

¡HASTA SIEMPRE CAMARADA!


95

DEL CAMPO A LA CIUDAD Y DE LA CIUDAD


AL CAMPO
¿CUÁNDO NOS REUNIMOS?
Semblanza biográfica de “EL PARIENTE”
(Manuel Ortega González)

Benito Méndez Castro

Los años de formación

Después del movimiento estudiantil popular de


1968 que se llevó a cabo en diferentes partes del
mundo, en México vivimos un proceso político
de formación de nuevas organizaciones de
izquierda que tuvieron como eje de trabajo la
formación del Partido Proletario de Nuevo Tipo
para la realización de la revolución socialista, la
toma del poder político del proletariado y la
construcción del socialismo.

Corría el año de 1974 cuando el anterior


planteamiento se difundía sistemáticamente en
las escuelas vocacionales y superiores del IPN,
difundido por la revista Marcha Hacia el
Socialismo y por el periódico Socialismo Obrero.
En la vocacional no. 6 el Comité de Lucha
realizaba propaganda sobre las experiencias del
96

movimiento estudiantil del 68 y el 71. Apenas en


1973 se había iniciado una crisis general del sistema
capitalista. En la vocacional luchábamos por
mejores condiciones de estudio, becas para los
estudiantes de escasos recursos y buscábamos las
formas más efectivas para combatir a los grupos
porriles financiados por el PRI-gobierno de esa
época.

En este ambiente, una tarde de ese año 74, Manuel


Ortega González, “El Pariente”, se integró a uno de
los círculos de estudio del Comité de Lucha,
iniciando así una primera formación política con el
estudio del Manifiesto del Partido Comunista,
Trabajo asalariado y capital, Salario, Precio y
Ganancia y el Qué Hacer de V.I. Lenin.

Desde esos círculos de estudio en la vocacional 6, en


la Escuela Superior de Medicina y en la Escuela
Nacional de Ciencias Biológicas, se contribuía a la
reorganización del movimiento estudiantil y a la
edición de varios periódicos: El Vir us
Revolucionario, Luchemos en Conjunto y Unión de
Lucha Estudiantil.

El Pariente, como sus camaradas le llamábamos, se


preocupaba por la situación de la Casa de
Estudiantes de Zacatecas y por los problemas del
campo en su estado. En los círculos de estudio se
inicio la coordinación de su participación en el
97

Consejo Nacional de Casas de Estudiantes de


Provincia y el apoyo al movimiento estudiantil de la
Preparatoria Popular Tacuba. Junto al trabajo en las
casas de estudiantes se integran otros compañeros
como Alfonso Ramírez Cuellar y Juan José Quirino
Salas, con quiénes se prepara un periódico mural con
noticias de Zacatecas y se organizan varios círculos
de estudio.

“El movimiento estudiantil debe apoyar al


movimiento obrero”, con esta idea los compañeros
de la Casa de Estudiantes de Zacatecas apoyaban la
distribución del periódico “La Matraca” a los
obreros de General Motora. Durante los años de
1975-80, El Pariente es parte de la dirección del
Consejo Nacional de Casas de Estudiantes de
Provincia.

Su participación en el Movimiento Obrero

El Pariente venía participando en la Alianza


Marxista Revolucionaria, organización que se
integró al Frente Marxista de donde surgieron: la
Organización Marxista para la Emancipación del
Proletariado, la Corriente Socialista y la Unión de
Lucha Revolucionaria.
A principios de los años ochenta se integra a la
coordinación del trabajo político de los electricistas,
telefonistas, trabajadores de la energía nuclear, de la
reforma agraria, liga de soldadores y a la difusión
98

de la experiencia vietnamita. Participa en


actividades de asesoría con los compañeros del
Comité Ejecutivo del Sindicato de General Motors.

Ingresa a trabajar asalariadamente en el Instituto de


Energía Nuclear y forma parte del Sindicato Único
de Trabajadores de la Energía Nuclear (SUTIN).
Participa en la organización de las huelgas de junio.
El Pariente es despedido por su actividad sindical y
emigra hacia otros frentes de lucha.

Reflexión, estudio y despliegue

Hacia 1985 El Pariente regresa al IPN, a la Escuela


Superior de Economía, donde realiza estudios de
licenciatura. Las condiciones materiales de
existencia de la vida estudiantil lo llevan en 1987,
después del movimiento del CEU en la UNAM, a
participar en la Coordinadora Estudiantil
Politécnica, donde Manuel destaca en la derrota del
porrismo y en el apoyo a la candidatura de
Cuauhtemoc Cárdenas en 1988.

Su preocupación por el desarrollo de los


movimientos sociales y de la situación del campo
mexicano, sumada a su nobleza y desinterés
personal, lo llevaron hacia su estado natal en donde
fue asesor de proyectos productivos con grupos
campesinos durante los años de 1990 y 1992.
99

Es el tiempo de implantación del proyecto salinista


en el campo, los embargos, remates, adjudicaciones y
desalojos se hicieron parte cotidiana de los
productores del campo. Ante el desmantelamiento
del campo en México surgen protestas en
Chihuahua, Sonora, El Bajío y Zacatecas.

En Zacatecas con la experiencia e iniciativa de


Manuel Ortega González, Juan José Quirino Salas y
Alfonso Ramírez Cuellar, se asienta el núcleo más
sólido de dichas protestas espontáneas. Manuel
Ortega y Juan José Quirino son encarcelados. De
este movimiento nació El Barzón en el campo
mexicano, como un movimiento social que se ha
opuesto a la política de despojo implementada por el
capital financiero y especulativo. El Pariente fue
fundador de El Barzón Zacatecano en octubre de
1993, presidente del mismo en 1995, miembro de su
Comité Ejecutivo Nacional y Secretario de Acción
Política.

En julio de 1996 El Barzón y el EZLN firman un


pacto político de reconocimiento de sus fuerzas y de
posibles apoyos mutuos. El Pariente participa en la
dirección de la Cabalgata por la Dignificación del
Campo Mexicano de octubre a diciembre de 1999
siguiendo una ruta parecida a la seguida por el
Centauro del Norte en la revolución de 1910. Fue
también fundador y dirigente del Frente Nacional
100

en Defensa de la Agricultura Mexicana en el año


2000.

Manuel Ortega venía desde el movimiento


estudiantil, se integró al movimiento obrero y
después al trabajo político en el campo mexicano,
como un dirigente muy destacado. Su olfato político
le permitió estar con nuevos actores sociales
dispuestos a organizarse y a luchar por sus propios
proyectos.

Su militancia en el PRD

El Partido Proletario de Nuevo tipo no se formó, la


realidad social y el pueblo se expresaron por un
cambio por la vía electoral en 1988. Se creó el PRD
con la integración de la Corriente Democrática del
PRI, representante del nacionalismo
revolucionario, y con los partidos y organizaciones
del campo de la izquierda, en este proceso
encontramos a Manuel Ortega; su experiencia
acumulada desde 1974 y su participación en los
movimientos sociales, crearon las condiciones para
que lograra la presidencia del Comité Municipal del
PRD en el Municipio de Gral. Francisco R.
Murguía, Zacatecas, en los años de 1992-1995. Fue
integrante del Comité Ejecutivo Estatal del PRD en
Zacatecas de 1993 a 1996. Formó parte del Comité
Ejecutivo Nacional del PRD, ocupando la cartera de
asuntos agropecuarios de 1996 a 1999.
101

El Pariente participó en los cuatro consejos


nacionales del PRD, de 1989 a 2000. Posteriormente
se integró al gobierno perredista estatal de
Zacatecas como Subsecretario de Gobierno, en
donde atendía un conflicto agrario en Durango. Una
noche de fines de marzo de 2003, al regresar a su
domicilio, fue acribillado por los esbirros de la
destrucción sin que hasta el momento se haya
esclarecido su muerte.

Físicamente perdimos al Pariente, a un militante


noble, justo y desinteresado, forjado en la lucha
cotidiana y gris de los años setenta en el Distrito
Federal. Un cuadro político que ante la adversidad
decía que el ánimo y la moral no deberían decaer,
era alegre y antisolemne. Hoy, Manuel, tratamos de
recuperar tu trayectoria y no olvidamos aquella
tarde del 74 en el Comité de Lucha cuando nos
dijiste: “Pariente. ¿Cuándo nos reunimos?”

Por eso hoy decimos: que el ánimo no decaiga, la


lucha siga por la construcción de una nueva sociedad
en nuestro país.
103

…EN LA LUCHA POR LA LIBERACIÓN


DE LOS CAMPESINOS MEXICANOS…
Semblanza biográfica de
Rosendo Alonso Hernández

José Durán Vera

Rosendo Alonso Hernández, disfrutó 47 años de


existencia. Hijo de campesinos guerrerenses,
nació en el Ejido de Escuchapa, Municipio de
Huitzuco, Guerrero el 1° de Marzo de 1958.
Estudio su educación básica de 1964 a 1973 en la
Escuela Primaria Francisco Figueroa de
Escuchapa y en la Secundaria Manuel Sáenz del
Municipio de Huitzuco.

Como los hijos de los campesinos con visión de


futuro, a partir de 1974 logró trasladarse a la
Ciudad de México y estudiar el bachillerato en la
Escuela Vocacional número 5, Plantel
Jacarandas, del Instituto Politécnico Nacional
(IPN). Logró su meta académica como
Licenciado en Economía graduándose en 1983
en la Escuela Superior de Economía del IPN.
104

La conjunción de una identidad rebelde con la


formación académica de vanguardia en el IPN,
propició el inicio de su extraordinaria vocación de
luchador social; desde su etapa de estudiante de
educación media superior se incorporó al
movimiento estudiantil de forma espontánea, pero
valiente y decidida, la única posible siete años
después de la masacre de 1968, en una etapa en que
el mundo y México en particular padecían
gobiernos siervos de la burguesía cuyo dominio se
mantenía reprimiendo cualquier manifestación
social contraria a su modelo político económico, por
lo que despertar a la lucha estudiantil después del
1968 exigía juventud y valentía.

Su rápido acercamiento a la teoría marxista-


leninista de aquella época le impuso como modelo de
vida la aspiración de convertirse en cuadro
revolucionario, aprendió como muchos a hablar y a
volantear en los camiones urbanos, en los salones de
clase, en las asambleas estudiantiles. Se inició como
organizador en la estructura de la Organización
Nacional de Estudiantes (ONE) y consolidó sus
cualidades propagandistas con el proyecto de la
instauración del socialismo que propugnaban las
organizaciones clandestinas en las que participó.
Por cierto se pronunció, junto a muchos otros por la
participación pública, abierta y legal que llevó a la
conformación de la Corriente Socialista y
posteriormente fue un extraordinario militante
105

de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR).

Para la década de los noventa era, sin lugar a dudas,


un luchador social convertido por estas experiencias
en dirigente de la izquierda revolucionaria. Asumió
sin dudar su incorporación al movimiento
Cardenista de 1988, convencido de la alianza que la
izquierda revolucionaria asumía con una vertiente
de la burguesía nacionalista, con el claro objetivo de
la transición a la democracia. Su experiencia política
y profesional lo ponían muy por encima de muchos
compañeros en el proceso de constitución del
Partido de la Revolución Democrática, no obstante,
aceptó con humildad acompañar como suplente al
diputado federal Salomón Jara Cruz en la LXII
legislatura del Congreso de la Unión.

Después de su graduación se incorporó rápidamente


a la actividad magisterial como profesor de
Secundaria, pero, con la misma rapidez, encontró en
el movimiento campesino su verdadera vocación de
luchador social, sin duda su origen campesino peso
más que su formación académica y, desde 1992, se
incorporó a la construcción y consolidación de la
Unión Campesina Democrática.

En la UCD, paralelamente al proceso de maduración


de este proyecto, sus cualidades humanas y de
liderazgo se definieron. Fue siempre aquí el
contralor político, el compañero al que siempre
106

había que pedir consejo, sabiendo que se encontraría


a un dirigente honesto, incansable, capaz de
privilegiar las demandas de la gente por encima de
sus intereses personales, calificado, sin lugar a
dudas, para no perder el rumbo en las tareas de la
lucha gremial y de la transformación política del
país, incapaz de sacar provecho personal de ningún
movimiento, disfrutando siempre del placer de
asestar pequeñas derrotas al capitalismo.

Rosendo Alonso no fue uno más, fue un dirigente


real que contribuyó personalmente al avance
democrático del país, siempre desde de la trinchera
de la organización social y aspirando a un mejor
nivel de vida para nuestros compañeros, influyendo
directamente en la formación política de cientos de
dirigentes naturales y aportando su esfuerzo en la
lucha político electoral. Así, en 1990 fue el primer
candidato del PRD a Presidente Municipal en la
tierra de uno de los caciques más sangrientos de
Guerrero, Rubén Figueroa. Y en la campaña del
2004-2005 organizó y potenció el apoyo de la Unión
Campesina Democrática en Guerrero en favor de
Seferino Torreblanca, actual Gober nador
Constitucional del Estado de Guerrero. Siempre con
optimismo, siempre superando su propia
vulnerabilidad como ser humano, sobreponiéndose
a enfermedades como la histoplasmosis que diezmó
su salud en el año de 1999.
107

Rosendo fue además, por encima de todo, un


verdadero ejemplo de hijo, de hermano, de esposo, de
padre. Una de las cualidades que más admirábamos
en él era su profunda sensibilidad ante los problemas
de nosotros, sus amigos. Desde el 22 de Marzo de
2005, su pérdida es irreparable, pero para quienes lo
quisimos y hoy lo extrañamos, Rosendo es y seguirá
siendo de los camaradas que continúan, en nuestra
memoria, guiando la lucha por la liberación de los
campesinos mexicanos y por la conquista de un
futuro socialista para todos.
109

DATOS DE LOS AUTORES

Miguel Ángel Vargas Reza (49 años) Comunicador Gráfico, egresado de


la Escuela Nacional de Artes Plásticas, de la UNAM. Docente en Artes
Plásticas en nivel básico y de Diseño Gráfico y Expresión Gráfica en
nivel medio superior. Ha presentado obra plástica en la Universidad
Autónoma Chapingo, en el Centro de Actualización Docente de la SEP y
en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

Arturo Ramos Pérez (48 años) Profesor-investigador en la Universidad


Autónoma Chapingo y profesor definitivo en la UNAM. Sociólogo con
estudios de maestría y doctorado en Educación Superior y Pedagogía.
Entre sus publicaciones más recientes están los libros Globalización y
neoliberalismo. Ejes de la reestructuración del capitalismo
mundial y del Estado en el fin del siglo XX, 2ª reimpresión, Plaza y
Valdés/ UACH, 2004 y, en coautoría, Enfoques metodológicos
críticos e investigación en ciencias sociales, Plaza y Valdés/ UACH,
2004. Ha sido Secretario General del Sindicato de Trabajadores
Académicos de la UACH, miembro del STUNAM e integrante de la
Coalición Trinacional en Defensa de la Educación Pública. Fue
militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR).

Héctor Mora Zebadúa (42 años) Profesor de la UNAM. Activista sindical


y político participante en organizaciones como la ANT y la ORT y
delegado de a sección académica en el STUNAM por el CCH Vallejo.
Fue integrante de la CNTE durante 10 años. Editor y articulista en
publicaciones como Los de Abajo y Al Filo. Entre sus publicaciones
más recientes está el folleto En busca de la identidad perdida, y el
libro en coautoría La perversión del capital y el sentido del cambio
(en prensa). Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR).
110
Víctor .H. Palacio Muñoz (51 años) Profesor-investigador en la
Universidad Autónoma Chapingo. Economista con estudios de
maestría y doctorado en Urbanismo, y de doctorado en Economía
Internacional. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Actualmente se desempeña como Coordinador del posgrado de alto
nivel del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y
Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial
CIESTAAM de la UACH. Entre sus publicaciones más recientes están
los libros Teoría de la renta y recursos naturales, UACH, 2003,
Ensayos de economía mexicana: una visión no convencional,
UACH, 2003 y en coautoría La perversión del capital y el sentido del
cambio (en prensa). Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria
(ULR).

Miguel Ángel Lara Sánchez (47años) Profesor de la UNAM en la FES


Aragón. Economista con estudios de maestría y doctorado en la misma
área. Activista sindical y político, miembro del Sindicato de Telefonsitas
de la República Mexicana (STRM), donde ha ocupado cargos de
representación y participado en numerosas negociaciones laborales.
Editor y articulista en medios sindicales, como el periódico Fibra
Telefonsita y otras publicaciones como la revista Al Filo. Algunos de
sus trabajos publicados son los ensayos Proceso de trabajo y
automatismo y Productividad y trabajo, el caso de TELMEX, así
como el artículo La situación mundial de las telecomunicaciones
(Revista de Economía Internacional de la Universidad Autónoma de
Puebla). Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR).

Benito Méndez.Castro (48 años) Con estudios de Historia en la Escuela


Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Activista sindical y
político y miembro del Sindicato de Telefonsitas de la República
Mexicana (STRM), donde ha ocupado cargos de representación. Editor
y articulista en publicaciones sindicales, como el periódico Fibra
Telefonsita. Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR).

Armando Martínez Verdugo (64 años) Profesor-investigador en la


Universidad Autónoma Chapingo y en la UAM-A. Abogado con
estudios de maestría y doctorado en Sociología. Activista político. Entre
sus publicaciones están los libros Poder, política y sociedad, UACH,
2003; Los métodos. Nuevas lecturas de viejos conceptos,
Jitanjáfora, 2002; y La crisis, Ediciones Autodeterminación, 1983.
Editor y articulista. Fue militante del Partido Comunista Mexicano y de
la organización Rumbo Proletario.
111
María Teresa Lechuga Trejo (29 años) Profesora de la UNAM en la FES
Acatlán. Pedagoga con estudios de maestría en la misma área.
Articulista. Miembro del STUNAM e integrante de la Coalición
Trinacional en Defensa de la Educación Pública.

Carlos Sifuentes Martínez (54 años) Profesor-investigador en la


Universidad Autónoma Chapingo. Economista, con estudios de
maestría en Educación con especialidad en Planeación Educativa. Ha
sido activista político y sindical en diversas organizaciones. Miembro
del Movimiento Democrático Nuevo Sindicalismo, en la sección
XXXVI, donde ha participado en diversas comisiones. Fue militante de
la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR) y del Partido de la Revolución
Democrática (PRD).

José Durán Vera (47 años) Dirigente y fundador de la Unión Campesina


Democrática (UCD). Ingeniero Agrónomo con especialidad en
Sociología Rural. Activista político y promotor de organizaciones
campesinas. Miembro del Congreso Agrario Permanente (CAP) y
Consejero Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Fue militante de la Unión de Lucha Revolucionaria (ULR).

Angel Fuentes Martínez (52 años) Activista político y sindical, vinculado


en diferentes épocas con sindicatos como el Sindicato de Trabajadores
de la UNAM, el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana
(STRM), y el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social.
Fue militante de la organización Rumbo Proletario y responsable de la
Coordinadora Proletaria (COPROL) y del Frente de Izquierda
Revolucionaria (FIR) y actualmente participa en la Promotora Nacional
contra el Neoliberalismo.

Todos los autores son miembros de la Asociación Civil “Cultura, trabajo


y democracia” y de los Colectivos ULR y Reflexión en la Acción, que
como tales participan en la Asamblea Nacional de la Izquierdas
Socialistas y en el Diálogo Nacional. Si bien José Durán no forma parte
de estas organizaciones, ha promovido una estrecha relación de la UCD
con ellas en diferentes actividades.

Correo electrónico y página WEB de


Cultura, trabajo y democracia, A. C.

cutradem@yahoo.com.mx
autotr2004@yahoo.com.mx
http://mx.geocities.com/cutradem

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