Alejandro está en quinto ciclo. Su experiencia estudiantil en la universidad no ha sido fácil. En
Estudios Generales Letras desaprobó algunos cursos y sentía que su formación escolar no había sido suficientemente buena como para enfrentar los retos de la vida universitaria. Al entrar a Derecho tuvo también dificultades, pero logró mejorar y aprobar todos sus cursos. En algunas materias, que eran de su interés, le iba bien. De todos modos, sentía que su rendimiento era bajo y no solía hablar de las notas con sus compañeros y compañeras. Pensaba que a ellos y ellas les iba siempre muy bien y que para él sería muy difícil lograr el reconocimiento de sus docentes. Usualmente, se sentaba atrás en clase y no participaba por temor a equivocarse. Comenzando el sexto ciclo siguió un curso que le pareció muy interesante. Tuvo una excelente nota en el primer control y esto lo entusiasmó mucho. En ese curso se esforzó mucho y participó en diferentes clases. Asimismo, habló con la profesora al finalizar algunas clases acerca de los asuntos tratados. Como fruto de su esfuerzo, logró quedar entre los primeros tres estudiantes en el curso al final del semestre. Luego de una semana de concluido el ciclo, recibió un correo de la profesora en el que lo felicitaba por su participación y le ofrecía ser su asistente de docencia. Con una sensación de mucha alegría, Alejandro respondió agradeciéndole y diciéndole que aceptaba y que se esforzaría mucho. Unos días después, Alejandro le contó a Joseph que sería asistente y este le dijo: - Joseph: “Qué bien, felicitaciones. ¿Ya enviaste tu información? El plazo para entregarla vence en unos días creo” - Alejandro: “No, no me han pedido nada” - Joseph: “Fácil escríbele a la profe y dile, no se vaya a pasar el plazo … hay algunos requisitos también”. - Alejandro: “¿Sí? ¿Cómo cuál?” - Joseph: “Estar en tercio por ejemplo” Alejandro se sintió mal al oír esto y dijo: - Alejandro: “Claro, claro, no hay problema con eso”. Sin embargo, sabía que no estaba en el tercio y temió perder la oportunidad. Después de unos días, recibió un correo de Mariza en el que le pedía información para proceder a presentarla a la Facultad, de modo que su calidad de asistente sea oficial. Él envió la información. Luego de unos días más recibió un correo de Mariza en el que decía: “Lamentablemente, en principio no podrás ser reconocido por la Facultad por no estar en el tercio superior, pero trataré de hablar para solucionar el asunto y te aviso”. Alejandro comenzó con su rol de asistente antes del inicio del siguiente semestre, elaborando casos y materiales. Las clases comenzaron y siguió en su rol apoyando en el curso. Incluso la reemplazó en tres clases seguidas ya que ella tuvo que viajar. En algunas ocasiones le preguntó a Mariza si había conversado del tema del reconocimiento oficial y ella decía que todavía. Alejandro no sabía bien qué hacer porque había visto la resolución donde se designa a los asistentes y adjuntos y él no figuraba. Cuando le comentó esto a Mariza ella le dijo que no se preocupara, que ella le haría una carta indicando que había sido su asistente y que se había desempeñado muy bien, que eso bastaría para que pueda dar cuenta de su trabajo en el curso. Alejandro se sintió mejor con eso y continuó siendo asistente durante tres semestres. En ese periodo, Alejandro supo de casos similares de otros estudiantes. Alguna vez habló con uno de ellos, quien le dijo que no le parecía justo el requisito de tercio superior. Alejandro le dijo “si pues, quizá tienes razón, pero bueno en mi caso me hicieron una carta así que se solucionó el problema”.