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Estudiantes: Maria Ximena Gaitan Guevara y Lizeth Daniela Baquero Jara

Materia: Bienes Civiles y Comerciales


Docente: Juan José Duque Montes
Grupo: Cuarto A

ANÁLISIS SENTENCIA STC3811 DEL 17 DE JUNIO DE 2020

1. INTRODUCCIÓN

El trabajo abordado a continuación consiste en el análisis jurídico de la sentencia emitida


por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia STC 3811 del 17 de junio de
2020 dentro del proceso bajo radicado 11001 22 03 000 2020 00121 01 con ponencia del
Magistrado Luis Armando Tolosa Villabona.

1.1. Luego de hacer una lectura profunda de la sentencia es cuestión, se advirtió que uno
de los tópicos necesarios que debía ser abordado por la Corte Suprema de Justicia, previo
a resolver de fondo era el de los requisitos generales de procedencia de la acción de tutela
contra decisiones judiciales, el cual se echa de menos y consideramos que se presenta en
el caso abordado.

1.2. El segundo tópico, que vale la pena resaltar en esta decisión, está relacionado con el
control de convencionalidad que pretendió hacer la Corte Suprema de Justicia, y fue
objeto de disenso en la aclaración de voto efectuado por el Magistrado Luis Alonso Rico
Puerta, discrepancia con la que nos encontramos de acuerdo y procederemos a sustentar.

2. ANÁLISIS DE FONDO:

2.1. La controversia presentada en el caso objeto de estudio, básicamente consiste en la


inconformidad que presenta un ciudadano ante una serie de decisiones que fueron
tomadas al interior de un proceso de la jurisdicción civil; pues adquirió por medio de una
subasta un bien de carácter inembargable por encontrarse dentro de una ronda hídrica.
Ante tal situación impetró una acción de tutela en contra de esas decisiones y el Tribunal
Superior de Bogotá negó el amparo en primera instancia, pues en su criterio no se cumplió
con el requisito de inmediatez. Finalmente, esta decisión fue impugnada y conoció el
máximo órgano de cierre de la jurisdicción ordinaria.
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Este último órgano, tomo la decisión de que “dentro de los diez (10) días siguientes a la
notificación de este pronunciamiento, deje sin efecto la decisión proferida el 4 de octubre
de 2018, así como las que de ella se desprendan y, en el mismo término, defina de fondo la
contienda conforme a lo aquí señalado.” Y la decisión del 4 de octubre de 2018, consiste
en la resolución del recurso de reposición que decidió dejar incólume la postura de
reconocer al accionante los valores correspondientes a impuestos y servicios públicos, y
aprobar la liquidación del crédito y pagar lo adeudado al ejecutante.

Visto lo anterior, se puede advertir que el fondo de la decisión corresponde a dejar sin
efectos una decisión judicial ya ejecutoriada. Situación que, si bien es cierto esta
contemplada por la jurisprudencia en casos excepcionales que impliquen una grave
vulneración a los derechos fundamentales, también lo es que esta debe ser debidamente
motivada, pues su ejercicio indiscriminado en sede de tutela por parte de los funcionarios
judiciales afecta directamente principios como la seguridad jurídica, la cosa juzgada
constitucional y la autonomía e independencia judicial.

Este punto ya ha sido definido en abundante jurisprudencia de la Corte Constitucional y


unificado en sentencia 072 del 5 de julio de 2018 con ponencia del Magistrado José
Fernando Reyes Cuartas en la que reiteraron los criterios de procedibilidad de la acción de
tutela contra decisiones judiciales, los cuales adquirieron un carácter general y especifico.

Los primeros constituyen restricciones de índole procedimental o parámetros


imprescindibles para que el juez de tutela aborde el análisis de fondo y fueron clasificados
como: i) Que la cuestión que se discuta resulte de evidente relevancia constitucional, ii)
Que se hayan agotado todos los medios -ordinarios y extraordinarios- de defensa judicial
al alcance de la persona afectada, salvo que se trate de evitar la consumación de un
perjuicio iusfundamental irremediable, iii) Que se cumpla el requisito de la inmediatez, iv)
Cuando se trate de una irregularidad procesal, debe quedar claro que la misma tiene un
efecto decisivo o determinante en la sentencia que se impugna y que afecta los derechos
fundamentales de la parte actora, v) Que la parte actora identifique de manera razonable
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tanto los hechos que generaron la vulneración como los derechos vulnerados, vi) Que no
se trate de sentencias de tutela.

Los segundos requisitos específicos abarcan los errores judiciales que se presentan en la
decisión judicial, los cuales son conocidos como las causales especiales de procedibilidad
de la tutela contra providencias judiciales y fueron divididos de la siguiente manera: i)
defecto orgánico, ii) defecto procedimental, iii) defecto factico, iv) defecto material o
sustantivo, v) error inducido, vi) decisión sin motivación, vii) desconocimiento del
precedente, y finalmente viii) violación directa de la Constitución.

No obstante, brilla por su ausencia este valioso e imperativo análisis en la decisión objeto
de estudio, pues nótese como la parte considerativa únicamente se dedico a efectuar un
estudio bastante profundo e importante que abarco el derecho al medio ambiente, la
conservación de recursos naturales, la inalienabilidad e imprescriptibilidad de porciones
de terreno, la naturaleza de bienes inembargables, las medidas preventivas en materia
ambiental, así como hizo referencia a los instrumentos internacionales ratificados por
Colombia tales como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, la Declaración de Estocolmo, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Medio Ambiente y Desarrollo realizada en Río de Janeiro en 1992, entre otros.

Pese a que estos referentes son importantes para resolver el caso en concreto, debió
primero analizar los requisitos generales y específicos de procedencia, pues como su
nombre lo indica para que proceda a resolver una decisión de este tipo, es necesario hacer
este estudio, pues eventualmente si no se cumple alguno de estos requisitos, no es
posible pronunciarse de fondo en sede de tutela, máxime cuando la decisión tomada fue
la de dejar sin efecto una decisión ya ejecutoriada.

La Corte Constitucional en sentencia T 018 de 2011 con ponencia del Magistrado Gabriel
Eduardo Mendoza Martelo, adujo en este punto:

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“En observancia de lo establecido por esta Corporación, el ejercicio de la acción de tutela


no es procedente para controvertir decisiones judiciales proferidas dentro de un proceso
que ha cumplido con las diversas etapas establecidas por la ley y, dentro del cual, se han
agotado los recursos respectivos, que han llevado a una decisión final sobre el asunto en
discusión. Sin embargo, en la mencionada decisión se dejó a salvo la posibilidad de
interponer acciones de tutela contra providencias judiciales pero solo con carácter
excepcional, es decir, que únicamente procede en aquellas circunstancias en que se
evidencia una grave actuación de hecho por parte de los jueces ordinarios. Ello, en razón
de la necesidad de respetar el principio de cosa juzgada y de preservar la seguridad
jurídica, la autonomía e independencia de la actividad jurisdiccional del Estado, así como el
sometimiento general de los conflictos a las competencias ordinarias de cada juez.”

Esta observación, va encaminada a advertir las inconsistencias de la sentencia STC3811 y


hacer un análisis de la forma que en nuestro criterio debió pronunciarse el máximo órgano
de cierre de la jurisdicción ordinaria, pues pese a que es relevante en punto de derechos
del medio ambiente y bienes inembargables deja de un lado la técnica constitucional para
emitir una decisión de tutela, pues no puede pasarse por alto que este tipo de decisiones
afectar el principio de seguridad jurídica y cosa juzgada que permiten establecer un orden
justo en un estado social y democrático de derecho como el nuestro.

2.2. El segundo aspecto a resaltar en esta sentencia, es el mentado Control de


Convencionalidad que adujo la sala mayoritaria, pues si bien cito las normas
internacionales que por bloque de constitucionalidad son aplicables al caso en materia de
protección de derechos medioambientales, no se advirtió un vacío, inaplicación o
contrariedad con las normas del derecho interno. Lo que implica que no hay lugar a hacer
este control, y la mera mención de los ordenamientos internacionales no puede ser
asumido como un control de convencionalidad.

Este aspecto fue resaltado por el magistrado que aclaro el voto, pues conforme al caso
Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) contra Perú, en

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sentencia de 24 de noviembre de 2006 la Corte Interamericana de Derechos Humanos


expreso claramente que:

“Cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana,


sus jueces también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque el efecto útil de
la Convención no se vea mermado o anulado por la aplicación de leyes contrarias a sus
disposiciones, objeto y fin. En otras palabras, los órganos del Poder Judicial deben ejercer
no sólo un control de constitucionalidad, sino también “de convencionalidad” ex officio
entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus
respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. Esta función
no debe quedar limitada exclusivamente por las manifestaciones o actos de los
accionantes en cada caso concreto, aunque tampoco implica que ese control deba
ejercerse siempre, sin considerar otros presupuestos formales y materiales de
admisibilidad y procedencia de ese tipo de acciones.”

Esta claro entonces que su aplicación solo corresponde cuando una disposición normativa
anula el efecto de la convención y nótese como en el caso en concreto ninguna norma
tuvo este efecto, por el contrario, se acompasa con el instrumento internacional. Es por
ello que en nuestro criterio es más que aceptable la aclaración de voto que hace parte de
la sentencia.

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