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DE ERY oO mad wo c 70 A To @ — — md < Alfried Langle Vivir con sentido Aplicacién practica de la logoterapia LUMEN Grupo Editorial LUMEN Buenos Aires - México Coleccién Sentido Dirigida por: Eugenio Pérez Soto Titulo original: Sinnvoll leben. Angewandte Existenzanalyse © by NP Buchverlag. Niederdsterreichisches Pressehaus. St. Pdlten ~ Viena ~ Linz Traduccién revisada por el autor, con la colaboracién de Tatiana Unda, Michelle Croquevielle y Gabriel ‘Traverso. Diagramacién: Juan Santiago Ramirez Langle, Alfried Vivir con sentido - 1.° ed. - Buenos Aires : Lumen, 2008. 128 p. ; 22x14. em. Traducido por: Ignacio Vicente Prieto ISBN 978-987-00-0784-5 1. Logoterapia. I. Ignacio Vicente Prieto, trad. IL. Titulo CDD 615.852 No esta permitida la reproduccisn total o parcial de este libro, ni su tratamiento in- formatico, ni su transmisién de ninguna forma, ya sea electrénica, mecénica, por fo- tocopia, por registro u otros métodos, ni cualquier comunicacién publica por sistemas aldmbricos 0 inalambricos, comprendida la puesta a disposicin del publi co de la obra de tal forma que los miembros del puiblico puedan acceder a esta obra desde el lugar y en el momento que cada uno elija, o por otros medios, sin el permi- so previo y por escrito del editor. © Editorial y Distribuidora Lumen SRL, 2008, Grupo Editorial Lumen Viamonte 1674, (C1055ABF) Buenos Aires, Reptiblica Argentina Tel.: 4373-1414 (lineas rotativas) # Fax: (54-11) 4375-0453 E-mail: editorial@lumen.com.ar http: //www.lumen.comar Hecho el depésito que previene la Ley 11.723 Todos los derechos reservados LIBRO DE EDICION ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINA Para mi madre: tanto de todo esto se debe a ella. PROLOGO De todas las interrogantes del ser humano, la mas sig- nificativa y de mayor trascendencia es la pregunta “;pa- ra qué?”. Se concentra en ella la esencia del ser humano y se funde con lo incierto de su existencia. En esta pre- gunta culmina la busqueda del espiritu humano. La respuesta que encuentre conduce al fundamento de su obrar, de su “tener futuro”. “La pregunta por el sentido de la vida, ya sea hecha expresamente o de ma- nera no formulada, se debe designar como una pregun- ta propiamente humana. Por eso, el cuestionamiento del sentido de la vida nunca puede ser la expresi6n de lo en- fermo en el ser humano. Antes bien, es la expresi6n pro- pia del ser humano, expresi6n justamente de lo mas humano en el ser humano. (...) Exclusivamente al ser humano le esta reservado vivenciar su existencia como cuestionable, experimentar toda la cuestionabilidad del ser” (Frankl, 1982, pp. 39 y ss.). Todas las demas preguntas se orientan segtin la fun- damental “;para qué sirve eso?”. Por ejemplo, la pre- gunta por el “;por qué sucedi6 asi?”, al buscar una explicacién de los procesos y examinar los resultados en la secuencia temporal, dilucidando sus causas. A menu- do, sin embargo, se oculta nuevamente tras esta busque- da la pregunta humanamente relevante por el “spara qué?”. A través de ella, queremos comprender en qué contexto mas amplio se puede ver una desgracia 0 una pena; o la pregunta “;cOmo?”, es decir, la pregunta por el tipo y la indole de las cosas, de lo que resulta el ade- cuado manejarse con ellas. Alfried Lingle Sentido es la respuesta vivida a la candente pregunta “¢para qué vivir?”. El ser humano no quiere “dejarse vi- vir” apaticamente, con una pasividad ciega; quiere saber y sentir para qué esta, para qué hace algo. Quiere parti- cipar de su entorno natural y humano, plasmando en é1 su vida. Quiere estar alli donde el esplendor de la vida se vuelve perceptible y quiere ser testigo de lo interesan- te, bello y significativo del mundo. Esto es lo que cuenta en la vida. En comparaci6n, las circunstancias en cuyo marco se desarrolla la vida son de una importancia secundaria, si se han captado y percibi- do los contenidos. Frankl, basAndose en Nietzsche, ha resumido el valor y el significado de esta idea en la fa- mosa frase: “Quien tiene un porqué vivir, soporta casi cualquier cémo” (1981, p. 132). Este “porqué”, que pro- piamente significa nuestro “para qué”, es el contenido de la vida. El “cémo”, es decir, las circunstancias que con frecuencia hacen tan dificil la vida y que “justamente son s6lo soportables en relacién con un porqué, un para qué” (ibidem). Una orientacién de la psicoterapia, la llamada “terce- ra escuela vienesa de psicoterapia” (después de Sig- mund Freud y Alfred Adler), ha desarrollado de la manera mas exhaustiva la ayuda te6rica y practica para estas preguntas, y los problemas a ella vinculados. En mas de seis décadas, ha fundamentado (junto con el de- sarrollo de técnicas psicoterapéuticas y trabajos de in- vestigacién psiquiatrica) una “teoria del sentido contra el vacio de sentido”* y la ha hecho famosa con el nombre de “andlisis existencial o logoterapia”. * Juego de palabras en alemén: “Sinnlehre gegen die Sinnleere.” Vivir con sentido El andlisis existencial es el andlisis hacia una vida dig- na de ser vivida. En la conversacién analitico-existencial, se examinan las circunstancias concretas de la vida, bus- cando su posible contenido de sentido y el consenti- miento al propio actuar... El presente libro ofrece un resumen integral del conocimiento del sentido, tomado de todas las obras alemanas de Viktor Frankl, para una aplicacién en el Ambito no terapéutico, extraclinico. La logoterapia constituye entonces la guia practica, la ayuda y la ejercitacion en la implementacion y la ejecu- cién de los conocimientos hallados. (Logos significa, en este contexto, simplemente “sentido”. De ahi que la lo- goterapia no deba ser confundida con la “logopedia”, un procedimiento terapéutico con el idioma.) Los resultados del trabajo de Viktor E. Frankl han si- do investigados y confirmados por numerosos discipu- los en su pais y en el extranjero. Disfrutan cada vez de mas interés en los ambitos de la psicoterapia, la pedago- gia, la direcci6n espiritual, la filosofia, en el mundo del trabajo y en el trabajo social. Son de gran relevancia no solo en casos de enfermedades y trastornos, sino ya en su etapa previa: en la profilaxis psiquica y psicosomati- ca, y en la educaci6n. Finalmente constituyen una guia fundada para el desenvolvimiento personal y el mejora- miento de la calidad de la vida animica e intelectual. El presente libro se basa en las nociones del andlisis existencial y la logoterapia de Frankl, las cuales se desa- rrollan aqui con vista a su comprensién y aplicacién en el A4mbito no terapéutico, extraclinico. Este libro no pre- tende ensefar, quiere demostrar. Dado que se ocupa del sentido, se trata de una confrontaci6n personal con la propia vida, con la vida concreta. No se puede prescribir sentido, como se mostrara; tampoco lo puede proporcio- nar un libro. La busqueda de sentido es un proceso que Alfried Lingle tiene dos caracteristicas: tiene que ser constante y nadie lo puede hacer por otro. Asi, la busqueda de sentido tie- ne las mismas particularidades que la vida. Es llevada adelante siempre por la misma persona una y otra vez. El libro no desarrolla los pensamientos con rigor cien- tifico, sino que esta concebido con el anhelo de establecer contacto con los conocimientos y las experiencias propios de cada uno. Comienza con algunas reflexiones acerca de la condici6n basica del ser humano, sobre todo acerca de su libertad y su cardcter de inacabado (apertura). En el segundo capitulo, se describen comportamientos tipicos, que niegan una vida plena a algunos seres humanos. A continuacion, se trata de cémo podemos buscar eficaz- mente sentido en nuestra vida, y dénde se lo encuentra. En un capitulo aparte, se aborda y profundiza detenida- mente lo que hay que entender por sentido. éQué relacion existe entre sentido y éxito? Después nos abocaremos a esta pregunta y hablaremos acerca del prin- cipio del éxito desde el punto de vista analitico-existencial. Para concluir, se tocard el tema de la relacion auténtica y profunda del ser humano con su vida. En ella, la libertad y la busqueda de sentido alcanzan su maxima expresi6n. Viena, verano de 2007 10 Capitulo 1 SER HUMANO SIGNIFICA ESTAR EN CAMINO Lo que se entiende aqui por “sentido”. La actualidad de la biisqueda de sentido radica primero en Ia libertad del ser hu- mano, en su condici6n de inacabado. Segundo, en la valencia diferente de las cosas. Tercero, en el cambio constante de las situaciones. ¢ Es el ser humano realmente libre? Vida es el en- cargo de plasmar. La libertad y las consecuencias de decisio- nes anteriores. En este libro se hablara de sentido, de los recursos y los caminos por medio de los cuales se puede alcanzar sentido. Se tornara claro qué es sentido y cuan estrecha- mente ligado esta a la vida real. La actualidad de la busqueda de sentido radica prime- ro en la libertad del ser humano, en su condicién de inaca- bado. Segundo, en la valencia diferente de las cosas. Tercero, en el cambio constante de las situaciones. jEs el ser humano realmente libre? Vida es el encargo de plasmar la libertad y las consecuencias de decisiones anteriores. De antemano, sea dicho que sentido no se refiere aqui al unico gran sentido de la vida. Por sentido siempre se entiende aqui una manera especial de plasmar la situa- cidn. Vivir con pleno sentido significa, por consiguiente, formulado muy genéricamente, que el ser humano con sus disposiciones y capacidades, con su sentir y querer, se involucra en lo que le ofrece el presente, se confronta con ello creativamente, tanto recibiendo como dando. Sentido es una especie de compromiso, de “estar metido en la cosa”. Sentido es un tema que concierne a los seres humanos en todas las etapas de la vida, dado que la vida debe ser o bien plasmada 0 bien sobrellevada. El camino hacia de- lante no esta prefijado hacia el futuro, todo esta abierto. Quien no haya renunciado a vivir su vida activamente, quien esté dando pelea para afrontar la vida cotidiana, pa- ra atravesar una crisis, un padecimiento o esté planeando una etapa de su vida, quien quiera celebrar un aconteci- miento o llevar a la practica nuevas ideas, se encuentra to- do el tiempo vinculado mentalmente con el valor de su accién, ademas de dedicado a la tarea respectiva. Se sabe que la falta de sentido significa desesperacién. En tanto el ser humano no haya encaminado su vida, lu- cha con esta pregunta vital, de manera consciente 0 irre- flexiva, ya sea bajo el concepto “sentido” o también bajo otros conceptos. El tema sigue siendo el mismo: lo referido al sentido tiene que ver de manera central con la vida del ser hu- mano. {Por qué pasa eso? Es sélo porque la vida esta ina- cabada, porque el futuro es incierto? Entonces también los animales deberian bregar con la pregunta por el sentido. La actualidad y el significado de la pregunta por el sen- tido, su peso y su caracteristica de insoslayable provienen esencialmente de tres experiencias basicas del ser humano: * Mi voluntad libre, con la que puedo elegir entre las posibilidades. 12 La experiencia de que no es indiferente qué es lo que elijo: decido acerca de valores. © La inconstancia de las situaciones que cambian per- manentemente. Intentemos examinar por lo pronto el primer punto mas detalladamente. La vida del ser humano esta aloja- da en un medio interior y uno exterior. Todo ser huma- no se halla en un entorno fisico y social, y esta dotado de disposiciones que él no ha elegido. Todo depende enton- ces de cémo plasme su vida en este mundo. Todo ser hu- mano puede hacer algo de su vida y de si mismo. La plasmacion plena de sentido de la vida tiene que ver, por lo tanto, con dos ambitos: la situacién y el ser humano en ella. En relacion con la situacién, hay cosas y circunstan- cias en el mundo que pueden ser modificadas con pleno sentido y recibir una forma digna del ser humano. Y, en lo que respecta al ser humano, poder plasmar significa que él puede intervenir como quien actua, y experimen- ta que en su libertad esta convocado a planear, diferen- ciar y decidir entre las posibilidades que se le brindan. El es, en ultima instancia, quien plasma su vida, es aquel que puede decidir para si y para su futuro. De él depen- de aprovechar estas posibilidades y expandirlas, 0 no prestarles atencion. No se trata aqui de un debate tedrico acerca de la li- bertad del ser humano. El punto en el que queremos ha- cer hincapié es en su propia experiencia. Hasta ahora no he encontrado a nadie que niegue poseer posibilidades de elegir en su vida. Esto se manifiesta en que cada uno conoce situaciones en las que se brega por una decision, en las que se busca informacién que permita tomar la de- cision correcta. Alfried Liingle En el trabajo, se tiene a menudo esta experiencia al considerar con quién relacionarse comercialmente, qué mercaderia comprar, si atin se puede asumir este o aquel riesgo. Algunos seres humanos no pueden terminar de decidir dénde pasar las vacaciones: gjunto al mar o en las montafias? Y si algo sale mal se reprochan (en el caso de haber tomado ellos mismos la decisién) 0 le reprochan a otro (quien tom6 la decisién por ellos) no haber elegido la “mejor” alternativa. Los seres humanos son conscientes, por lo tanto, de que tienen o habrian tenido otras posibilidades y de que no han sido obligados a esa eleccién, dado que entonces el reproche seria infundado y estaria invalidado desde un principio. En la légica de esta experiencia, no se trata de cudn a menudo el ser humano carece de libertad, es decir, de posibilidad de elegir, sino que se trata de la constatacién de que todo ser humano toma repetida- mente decisiones y que se experimenta como quien de- cide, como alguien que es libre para la una u otra posibilidad que se le brinda. El ser humano si es libre. Pero su libertad es sélo hu- mana, y no sobrenatural, y por eso una libertad condicio- nada, una libertad dentro de ciertos limites. Serfa un error fatal no querer aprovechar este margen de maniobra por despecho, debido a que justamente el ser humano no es todopoderoso. En cuanto a la libertad, el fatalista reacciona enojan- dose y expresa: “Si no tengo toda la libertad, entonces re- nuncio a la restante.” De todos modos, el ser humano es tan libre como para también poder tomar una decisién asi. Pero lo que nosotros queremos es la libertad que no conlleva desesperacién sino genuina plenitud. Usted tal vez objete: Bueno, siempre supe que soy li- bre hasta un cierto grado en mis actividades cotidianas y 14 Vivir con sentido ocupaciones laborales, y que a veces puedo tomar deci- siones por iniciativa propia. Seguramente puedo elegir donde pasar las vacaciones y qué hacer el fin de semana, con quién y de qué hablar... Pero la vida..., por vida en- tiendo algo totalmente diferente. Porque, de qué vale esta libertad si no puedo hacer lo que en realidad quiero hacer? ¢Tiene algo que ver esta libertad con mi vida real? Efectivamente, mucha gente cree que sdlo tiene cierta libertad en algunas nimiedades de la vida. Pero, en aquello que atafie medularmente a la vida, se consideran marcados y atados por dotacién y educacién. Todo lo que tiene que ver con la vida propiamente dicha transcu- rre por si mismo y sigue un desarrollo con ley propia. ~Cémo es que algunos seres humanos tienen semejantes objeciones ante la libertad y no se consideran libres en las cuestiones importantes de la vida? Eso esta relaciona- do sobre todo con la idea que se tenga de la “vida”. La mayoria de las veces, pueden oirse dos tipos de respuestas. Algunos no pueden dar una respuesta exac- ta. Vida es para ellos algo totalmente difuso e irreflexivo, algo que es mas suefio que realidad, una idea tan borro- sa y alejada de la realidad, que nunca puede suceder. Es- to tiene por consecuencia que son impulsados por un hambre de experiencias que no es posible satisfacer, por- que no saben de qué tienen hambre. Sdlo saben que es- peran, esperan que “algo pase”. Una vida verdadera no es posible sdlo recién después de que se haya ganado una fortuna en la loteria. Otros si tienen una idea concreta acerca de una “vida verdadera”. Son ideas de mayor seguridad 0 salud, de mejores condiciones de vida: otra pareja, otra ocupacion, mas recursos materiales. De ausencia de sufrimiento, de mas poder para imponer répidamente y sin problemas la propia voluntad. En resumen, son ideas que giran en 15 Alfried Langle torno a la realizaci6n de deseos y metas autoimpuestas, y a menudo adquieren el cardcter de exigencias. A los ojos de estos seres humanos, su vida actual es, en el mejor de los casos (si es que atin no se han resigna- do), una etapa previa a la vida propiamente dicha, que ojala Hegue en algtin momento. Actualmente viven en un estado provisorio, y lo que hacen ahora no es realmen- te importante, dado que su vida propiamente dicha atin no ha comenzado. Por supuesto, también acontece que tal conversacién tiene lugar en un momento en el que ya ha pasado una buena parte de la vida y se preguntan asustados si eso ha sido todo lo que la vida pudo brin- darles. Parece ser constituyente de la vida el no estar nunca preparado ni arribar jamés, el estar en continuo camino y nunca en total seguridad. En nuestra vida, algo esta abierto todo el tiempo. Todos estamos toda una vida a la ex- pectativa. {Qué esperan los seres humanos? Los que no se consideran libres en las cuestiones decisivas de la vida, esperan un “regalo” de la vida, el cumplimiento de su deseo. Los otros, los que se precian de tener una influen- cia decisiva en su vida, esperan las circunstancias para plasmarlas. La vida deja a nuestro arbitrio qué posicién tomamos frente a ella. Los unos esperan entonces el cumplimien- to de sus deseos, que quieren recibir de la vida como re- galo para ser capaces de vivir (o por lo menos para no estar en desventaja porque, si no, creen estar “mutila- dos” en la vida). Es como si en esta actitud inmadura se conservara el deseo infantil frente a los padres, de ser mantenido y “alimentado”. Algunos establecen el cumplimiento de sus deseos como una justa exigencia a la vida. El hecho de haber si- do arrojados a la vida sin ser consultados, a su manera 16 Vivir con sentido de entender, les da el derecho de poder exigir las mejores condiciones. (Para que no surja ningtin malentendido, dejamos claro que aca se habla de exigencias a la vida, al destino, y no de exigencias legitimas por justicia social, interhumana.) Pero estos deseos y exigencias apuntan a algo que se quiere fener y que por eso esta constantemen- te amenazado por la pérdida, hasta que alguna vez, a mas tardar, en el lecho de muerte, se pierde realmente. Los otros eligen un “camino existencial” en aquello ha- cia lo que estan orientados. Para ellos no se trata en pri- mera linea de tener mas, sino de plasmar su vida lo mejor posible ante el trasfondo de aquella realidad en la que justamente estan parados en ese momento de su vida. Su expectativa tiene una forma abierta y, en lugar de estar orientados hacia deseos y exigencias, proyectados de adentro hacia fuera, estos seres humanos esperan intere- sados y serenos lo que la vida traiga. Su interés esta orientado principalmente hacia cémo asumir ellos mis- mos los desafios de la vida y qué haran a partir de las cir- cunstancias dadas (destino). La vida no llega a su plenitud al cumplirse sus deseos y derechos. La vida, existencialmente considerada, es antes bien tres cosas: * Vivenciar lo que tiene valor en si, lo que puede ser experimentado como bueno 0 bello y enriquecedor. Modificar y orientar, dondequiera que sea posible, hacia algo mejor, hacia algo mejor en si mismo y no algo mejor “para mi”. * Y, donde esto no sea posible, donde sea necesario soportar las circunstancias, ahi se trata de no acep- tarlas pasivamente, de crecer y madurar en ellas a pesar de todo sufrimiento, modificarse a si mismo en el pleno desarrollo de lo humanamente posible, orientarse uno mismo hacia algo mejor. 17 Alfried Lingle Con esto hemos esquematizado anticipadamente la ensefanza frankliana acerca de los valores creativos, vi- venciales y de actitud, como los tres caminos hacia una vida con sentido. Ellos ocupan un lugar central en el sis- tema del andlisis existencial y son de importancia practi- ca en su aplicacién como logoterapia. Regresemos a la pregunta de hace un momento. Si también hay libertad en lo que atafie centralmente a mi vida, entonces ahora se puede decir que la respuesta de- pende de la concepci6n (jmodificable!) de qué es la vida. Porque si por “vida” se entiende el cumplimiento de de- seos y exigencias, entonces esta “vida” es dependiente de las circunstancias, y en esa medida no es libre. Si la vida es considerada existencialmente como la confrontacién de mi persona con las circunstancias dadas de la situa- cién actual, entonces esta Ilena de posibilidades de como puede ser plasmada o soportada. En nuestras reflexiones acerca de la libertad del ser humano, hay que considerar atin algo importante. Si de- ciamos mas arriba que el ser humano no posee una liber- tad absoluta, sino que es libre en la plasmaci6n de las circunstancias de su vida, entonces se sigue que incluso de nuestra libertad limitada no podemos disponer en todo momento. La vida esta Ilena de oportunidades, y no s6- lo se las puede echar a perder sino también dejar escapar. Como una casa se construye a partir de muchos ladri- llos, asi también nosotros vamos construyendo nuestra vida a partir de muchas pequefias decisiones. Las ulti- mas decisiones descansan sobre muchos pisos de deci- siones anteriores, las cuales hace tiempo ya pueden haberse esfumado del recuerdo y de la conciencia. Sin embargo, ellas condicionan las posibilidades que hoy se abren y predeterminan la direccién para otras decisiones. 18 Vivir con sentido Cuando un ser humano, por ejemplo, recurre al alco- hol 0 a las drogas por pura curiosidad o por enojo debi- do a las obligaciones en su vida, entonces su decisién es absolutamente libre, como también lo son atin los expe- rimentos siguientes. Con el correr del tiempo, se desa- rrollan un automatismo y una dependencia que van estrechando cada vez més esta libertad, de manera que cada vez sera mas dificil abstenerse de estas cosas. A través de la ejecucién reiterada de ciertas acciones y actividades, sin importar si son acciones justificables o irresponsables, se allanan y ejercitan estos caminos de vida, y otros caminos, al mismo tiempo, no entran en consideracién. Nunca pasemos por alto que la libertad tiene una historia. Decisiones anteriores condicionan las posibilidades de hoy, las amplian o las limitan. A veces, cuando en conversaciones terapéuticas llega- mos a hablar de estos temas, los pacientes quedan muy asombrados al constatar cudn libres fueron siempre en realidad para plasmar sus vidas. Un paciente, por ejemplo, padecia de persistentes es- tados de angustia y de contracturas musculares doloro- sas en los hombros. Tenia miedo de que él, contra su voluntad, pudiera caerse de una escalera, 0 de que su mujer lo abandonara sin su consentimiento. Después de un esclarecimiento analitico-existencial de las circunstancias que habian conducido a los estados de angustia, debid reconocer que, en realidad, desde ha- cia afios él se habia opuesto a si mismo y a su sensibilidad para lo correcto. En innumerables pequefias decisiones —y qued6 comprobado que justamente eran decisiones—, habia obrado contra sus “propias convicciones” y habia hecho a un Jado asuntos y tareas pendientes cuando no le servian a su meta prioritaria. Alfried Léingle gEn qué consistia esta meta? Claramente, los estados de angustia habian estallado porque su vida, asi como él la pretendia, estaba en peligro extremo y ante el abismo. La estrechez en la que se habia metido se hacia visible, de esa manera, ahora en su angustia. Esto debia ser des- cifrado en la terapia y luego desarticulado en un progra- ma de ejercitacién. Tal vez también a usted le pase estar asombrado 0 incluso espantado al pensar cudn a menu- do, en un solo dia, 0 en una sola hora, tiene la posibili- dad de confrontarse con su mundo o consigo mismo, cudn a menudo usted se decide la mayoria de las veces iy con raz6n! De manera totalmente “espontanea” y sin mucha reflexién consciente. Efectivamente, cada minuto tiene docenas de posibi- lidades, las mas pequefias y las mas grandes posibilida- des, entre las que elegimos ininterrumpidamente y seleccionamos una cada vez. Asi vamos plasmando nuestra vida, cada uno, dado que con lo que nos con- frontamos en esta hora, en este minuto, eso es nuestra vi- da en esta hora, eso habra sido nuestra vida en aquella hora. 20 Capitulo 2 MANIOBRAS EVASIVAS La libertad obliga a decidir. Tipicas maniobras evasivas son la actitud conformista y la totalitaria. La desorientacion, un estado de emergencia animica de nuestro tiempo, conduce a un vacio existencial y a acciones caprichosas. Hablamos en el capitulo anterior de la libertad que tiene el ser humano en un cierto marco para configurar las circunstancias, para darle una impronta a su propia vida. Sin embargo, la libertad es simultaneamente un re- galo y una carga. Dado que, si bien la libertad le abre a uno el espacio para el acondicionamiento personal de la vida, al mismo tiempo exige ineludiblemente decisiones (ineludiblemente ya que, incluso en situaciones en las que uno no se decide ni por una ni por otra cosa, se ha decidido, justamente, por nada). Después se recordara una situacién orgullosamente, quizA también melancélicamente consciente, de que en- tonces se fue libre. Lo que haya conseguido en la vida a partir de mi libertad al tener 6xito 0 al fracasar lo he hecho yo mismo, por mi mismo he preferido una cosa y poster- gado otra. Da lo mismo si esta decision ha quedado en mi vida, en mi historia, como buena 0 mala; de todas mane- ras, soy responsable. Soy responsable en cada caso en el que soy libre. (Abordaremos esto en el tiltimo capitulo.) 21 Alfried Lingle Algunos seres humanos le temen, por esta razon, al ca- mino de la libertad personal, porque les resulta incémodo y molesto ser ellos mismos responsables si lo que hacen no sale bien. jQué agradable es tener para esos casos un “chivo expiatorio”, una excusa! Uno no necesita avergon- zarse, ni ante uno mismo ni tampoco ante los otros. Y en consecuencia, uno no necesita modificarse, lo que resulta una de las tareas de mayor esfuerzo en la vida. gComo suele excusarse la gente? Hay un grupo de ex- cusas que acaban en un conformismo. La gente dice en- tonces que no “se” puede hacer otra cosa, porque “hoy” la cosa es asi, y no se quiere estar en desventaja frente a los otros... Ademés, todos lo hacen y por una vez no pa- sa nada. Si bien se encuentran estas excusas en todas las edades (y no es necesario un vistazo en el consultorio psicoterapéutico para encontrar un ntimero demostrati- vo de ejemplos apropiados), la excusa conformista, se- guin mi experiencia, parece ser mas bien el problema de la gente joven. Otros, por el contrario, se sienten obligados por algu- na instancia a actuar asi y no de otra manera. Excusas del tipo totalitario evaden una presién, ya sea de adentro 0 de afuera, que estrecha el espacio de maniobra: una vez son las circunstancias sociales, la situacién politica 0 eco- nomica; otra vez, las necesidades laborales o también la vehemencia de los propios impulsos, la educaci6n, los padres “internalizados”. En el caso de este tipo de excu- sas, ya no se trata de adherir a la opinidn de otros, sino de sentirse expuesto a una presin a la que creen estar entregados. Un ejemplo clarificara a lo que se alude. Una vez me dijo una pedagoga y profesora de cuarenta afios de edad, durante una sesi6n analitico-existencial: “La edu- cacion es todo lo que determina al ser humano.” Al 22 Vivir con sentido preguntarle a qué se referia, me enumeré las influencias a las que esta expuesto el nifio. Y podia hablar de in- fluencias que comienzan ya antes del parto y llegan has- ta la edad adulta. “La educaci6n desfigura finalmente al ser humano. El no puede escapar de ella, esté programa- do por la educacién, dado que la educaci6n le inocula como se ha de decidir y le inculca de qué ha de alegrar- se. Vea, asi fue también en mi caso. Que yo en casa tenga alfombras orientales auténticas y que me agraden, se de- be solo a la educacién de mi madre. En realidad, yo mis- ma no le doy mucha importancia a eso.” En este punto, su voz se habia vuelto dura. Escuchan- do con sensibilidad, dolfa la manera en que habia habla- do de si misma. La sospecha de que lo dicho le servia de excusa para no tener que decidirse ella misma pudo ser confirmada por medio de un anilisis existencial. La con- versaci6n le dejé en claro a la mujer que con esa afirma- cién se habia estado escapando durante anos de un conflicto de valores. Las bellas alfombras y otros articulos suntuarios de su casa, en realidad, no los podia justificar por motivos so- ciales. Seguin su propio parecer, serfan suficientes cosas sencillas, funcionales. En algunos Ambitos, tiene efecti- vamente un estilo de vida sencillo. Ella habla basicamen- te a favor de una manera sencilla de vivir, y la considera mas natural y mejor que una vida con articulos de lujo. Este dilema de si el lujo la apartaba de la vida en si habia ido creciendo a lo largo de los afios, aparejado a la pre- gunta de si el lujo era socialmente sostenible. Mas alla de eso, encontramos que ella era en el fondo muy insegura en relacién con la pregunta de qué es lo que percibia como realmente bello. Se torné claro por qué esta mujer sostenia la influencia de su madre. Ella no queria abstenerse de ciertas cosas (lujosas). Y no queria 23 Alfried Lingle admitir su inseguridad en torno a la pregunta acerca de qué es realmente bello. Entonces se ocultaba detras de lo que la madre le habia mostrado y ensefiado. Es mera consecuencia el que ella, después de unos ajios, conci- biese justamente lo que decia: “La educacién es todo.” Por supuesto que la educacién tiene influencia sobre el ser humano, y tiene que tenerla. Una vida personal y autonoma comienza, sin embargo, recién alli donde el ser humano empieza a tomar posicién frente a las influen- cias de la educacién. Esta mujer no ha comenzado a vi- vir su propia vida en el ambito de la adquisicién de articulos de lujo. No se ha enfrentado al conflicto de la valoracion de los objetos de lujo, no ha desarrollado una opinion personal al respecto. Ella ha vivido una opinion ajena. Con excusas, la vida se vive por debajo de su valor. Entonces, el ser humano tiene que decidir de todas ma- neras, y finalmente también es una decision si se involu- cra en una maniobra evasiva “conformista” 0 en una “totalitaria”. Pero zqué nos dice c6mo debemos decidir- nos? ¢A qué debemos atenernos si la situaci6n es atin in- cierta? Lo abordaremos en el prdximo capitulo y en el subsiguiente. Ahora nos preguntaremos qué sucede si no se en- cuentra una respuesta auténtica a esta problematica. Se puede observar (ver, por ejemplo, Frankl, 1978) que la falta de ayuda para decidir en relacién con un problema particular se ha convertido en un estado de carencia ani- mica de nuestro tiempo. Frankl describe el surgimiento de la carencia de orientacién de nuestro tiempo escueta y acertadamente asi: “Contrariamente a los animales, ningtin instinto le dice al ser humano qué debe hacer, y contrariamente al ser humano de ayer, ninguna tradicion le dice al ser humano de hoy qué hacer. 24 Vivir con sentido Entonces, no sabiendo qué debe hacer ni qué hacer, parece a me- nudo que no sabe bien qué es lo que en el fondo quiere. Asi slo quiere lo que hacen los otros (conformismo). O sélo hace lo que los otros quieren de él (totalitarismo)” (Frankl, 1985). El aumento de la libertad sdlo se experimenta como li- beracién si el liberado también sabe qué quiere, ya que ser libre sin saber “para qué” utilizar esa libertad provo- ca que a la larga tal libertad sea acompafiada por una sensacion de vacio insoportable que raépidamente puede transformarse en tormento (piense en las conocidas “neu- rosis de domingo”, “depresiones del fin de semana”). Frankl ha denominado esta sensacién de vacio, que esta acompanada por una profunda sensacién de falta de sentido, “vacio existencial”. (Mas adelante, volvere- mos sobre esto.) Los comportamientos descritos mas arriba, del tipo conformista y del totalitario, también surgen de una falta de orientacion interior y representan intentos de evitar la incémoda incapacidad de decidir. Uno se amolda a los demas e intenta asi eludir un gran tormento. Uno de los mayores tormentos es estar ex- puesto a la arbitrariedad, incluso la propia. Lo insoportable de la arbitrariedad es estar rendido al dictado veleidoso, ciego, del instante. A la arbitrariedad no le importa nada, a excepcién de ocuparse de si. La ar- bitrariedad quiere sumisién por si misma. La arbitrarie- dad se fija a algo sin motivo, siempre quiere sdlo lo que la casualidad pone en las manos. Quien anhela lo que un impulso cualquiera le mete en la cabeza, quien desea caprichosamente algo, ha dese- chado su libertad, sdlo para sacarsela de encima, yno habria diferencia para él si hubiera exigido otra cosa. Ciertamente, la libertad puede ser cargosa, ya que exige orientacién para no estar desamparado frente a las deci- siones pendientes. 25 Alfried Lingle En lugar de aguzar el propio sentido de la orienta- cién, una y otra vez es tentador eludir la libertad adhi- riéndose a la decisién de otros o evadiéndose en lo antojadizo para deshacerse de ella lo mas rapido posible (por ejemplo, por medio del alcohol o de actos arbitra- rios). Todo lo antojadizo, todo lo no vinculante es indife- rente, no tiene valor en si mismo, sdlo vive de una meta breve, inmediata, que debe cumplir. De tal época de la vida (“Da lo mismo lo que haga...”), no queda mas que el recuerdo de que aquella época habria sido la oportuni- dad para algo... En este marco se movia un hombre cuya vida, a los treinta y cinco afos, se habia vuelto muy estrecha. Mien- tras que de un lado del sendero se abria el vacio de una profundidad turbadora, del otro se amontonaba una montafia de tareas sin resolver. Una montafia que era tan alta y empinada “que ya no tenia sentido hacer algo”. El camino entre medio se habia vuelto angosto desde hacia ya tiempo. Pero ahora se sumaban al miedo también in- tranquilidad y sofocones, alteraciones circulatorias y trastornos digestivos. A lo largo del dia estaba deprimido, cansado, sin ga- nas de vivir. Por las noches tenia trastornos del suefio y a menudo pesadillas que siempre tenian que ver con si- tuaciones de prueba. El decia de si mismo que era un “bicho raro”. Su casa paterna fue mala y después “no pa- s6 nada decisivo en mi vida”. Su vida habia sido desde la adolescencia una evasién, una evasién de toda decision real. Vivia desde hacia veinte afos provisoriamente, vivia para el instante, para el alivio a corto plazo, y se servia de las oportunidades que la casualidad le ponia a mano. Anestesiaba su “vacio existencial”, su vacio interior, con todo tipo de actividades dispersas, para tener la sensacion de no llevar una vida vacia de sentido. Ha 26 Vivir con sentido “postergado decisiones ya en la escuela”, continua rela- tando. Cuando tenia pruebas o trabajos especiales, no aparecia. En vez de confrontarse con sus padres, planea- ba emigrar a Australia y se evadia, con ayuda de planes por el estilo, a un mundo de ensuefios. En ensuefios, se ha estado desarrollando su vida mas propia a lo largo de anos. Cuando al terminar el colegio le habian conseguido un puesto fijo de trabajo, el primer dia, en lugar de ir a trabajar, jfue al dentista! Y no acudié nunca mas a aquel puesto de trabajo. Por afios hizo “trabajos ocasionales menores”, porque tenia pensada una larga estadia en la India. Afto tras aiio, comenzaba “un trabajo ocasional porque era sdlo por un afio”. Y afio tras afio pasaba sin que hubiera viajado a la India. Nunca se habia decidido por algo, siempre decidia contra algo. Con su parte de una herencia, por ejemplo, compro una casa. Pero no porque hubiera querido una casa, sino porque no queria que el dinero se echara a per- der. Poco después la vendio y se compré una casa rodan- te porque no queria vivir en un lugar fijo. La casa rodante era un simbolo de su manera de vivir: “Yo que- ria vivir de viaje la mayor parte del afio.” Pero pronto la vendis y se compro un velero para dar la vuelta al mun- do navegando. Al primer dia del viaje por el mundo, re- greso a puerto. Vendio el velero; le tenia miedo al extenso espacio vacio. El hacia y queria hacer lo contrario de lo que todos ha- cian. No queria ningtin conformismo. Hacia lo que todos no hacian, queria automarginarse. En su juventud, se ha- bia unido a un grupo con el significativo nombre de “Aves migratorias”. En este grupo, encontr6 contencién por primera vez en su vida. Después volvié a encontrar contencién en un automarginado que hacia trabajos 27 Alfried Lingle temporarios para luego vagabundear por ahi largo tiem- po. “Lo converti en mi guru.” Su vida estaba determinada por otros seres humanos. A.unos los seguia, como al gurd o a las aves migratorias; de los otros queria diferenciarse. Queria la desvincula- cién, la libertad total. Decidirse por algo significaba pa- ra él fijarse. Tenia en claro que con cada decisién va unida una responsabilidad que él evitaba. Tenia miedo a fallar al emprender algo concreto. Tenia miedo a no va- ler nada porque podria cometer errores al comprometer- se con algo. Tenia un miedo casi quejumbroso a todo lo desagradable, y a sus ojos nada podia ser mas desagra- dable que la realidad. El se refugiaba de “los golpes de la realidad” en el mundo de ensuefios de una vida en Australia. Se figura- ba la poderosa impresién que les causaria a sus amigos una expedicién a la India lo mas prolongada posible. So- naba con navegar alrededor del mundo y se recluia en la realidad aparente de bellas sensaciones. Si se intenta comprender por qué este hombre vivid asi, se encontraran, siguiendo sus propias palabras, mu- chas razones en su “mala infancia”. Ahi habia aprendido efectivamente a apartarse de la dura realidad, escapan- dose o refugiandose en ensuefios. De nifio le pegaron tanto que no se podia imaginar la realidad mas que vin- culada a golpes. Y los golpes tempranos lo habian heri- do mucho. Todo lo que hoy le parecia desagradable le debe haber hecho recordar aquellos golpes. Incluso co- mo adulto seguia huyendo de los golpes de su nifiez y de la ira de su madre. Se sintié muy comprendido cuando se le dijo esto. La conversaci6n analitico-existencial habia sacado a la luz algo completamente decisivo, que el terapeuta senal6é de la siguiente manera: “Lo puedo comprender bien. En 28 Vivir con sentido todas esas situaciones, no pudo hacer otra cosa. Eviden- temente debi6 hacerlo asi, y en el marco de sus posibili- dades lo hizo bien.” Entonces ocurrié algo muy extrafio. Por primera vez, el hombre tom6 conscientemente posicién con respecto a su vida y dijo: “Es correcto, siempre tuve la sensacién de no poder hacer nada contra la realidad. Siempre obré con la sensacién: ‘No me queda otra mas que obrar asi.’ Pero no lo hice bien. Realmente no. jNunca me preparé para la realidad! Me siento sin culpa, pero no he hecho gran cosa de mi vida.” Habia dado en el centro de la problematica. Este hom- bre nunca se habia sentido libre en toda su vida para “decidir”, “no podia hacer otra cosa”, siempre crefa no tener ninguna eleccién, dado que no sabia qué hacer frente a las circunstancias adversas, fuera de huir. El ser humano s6lo puede ser realmente responsable y, en caso de fracaso, ser culpable, donde haya obrado libremente. Y por eso decia: “Si hubiera una culpa en mi vida, no sa- bria dénde podria estar.” No se sentia libre porque no conocia ninguna otra es- trategia que le hubiera permitido confrontarse con la realidad, en lugar de huir de ella. La vida de este hombre era un unico intento de escapar de la falta de libertad. Pe- ro, cuanto més rapido corria, tanto mas firmemente se enmarafiaba en sus amarras. Y entonces se dio cuenta de que no era “bueno” correr, pero no sabia cémo alcanzar su meta. La terapia consistié en reflexionar con él acerca de cé- mo se puede enfrentar la “dura realidad”. Examinamos minuciosamente algunas situaciones de su vida, sopor- tamos la incémoda sensacién que las acompaniaba y re- flexionamos cémo é1 podia soportar un dia de examen (recordar las pesadillas). Encontré recursos y caminos 29 Alfried Langle para poder mirar a los ojos a lo molesto en su vida y re- solverlo en el plano de la realidad. Hablamos acerca de que no hay nadie que quiera cometer grandes errores, pe- ro que éstos desafortunadamente ocurren (lo que para él “nunca antes le habia resultado tan claro”). Hablamos acerca de que el mayor de todos los errores es no haber hecho absolutamente nada por miedo a los errores, y por eso no haber vivido nunca realmente (ver Frankl, 1984). Hablamos extensamente sobre los errores, sobre su valor y significado. Hablamos de que el ser hu- mano no es idéntico a su miedo, que no se es el miedo, si- no que se lo tiene como un objeto. (Acto seguido dijo: “Siempre consideré el miedo como algo en mi y por eso nunca podia hacer nada contra él.”) En este tiempo, él quiso saber més y ley6 el pequefto libro de Frankl Das Leiden am sinnlosen Leben (El sufri- miento en una vida sin sentido). Hablamos acerca de cé- mo, con pequefos pasos, se puede construir algo que a uno le parezca importante. Hablamos de que él nunca se habia preguntado dénde se lo necesitaba. Finalmente hablamos del éxito (ver capitulo 5), y él dijo redondean- do: “Ahora sé que debo preocuparme por el hacer, pero no por el éxito.” Las conversaciones duraron en total al- gunas horas. Cuando él volvi6 a pasar, tiempo después, comento acerca de una nueva sensaci6n en su vida que persistia. Se sentia muy liberado y bien. Ahora sabia que se podia hacer algo en la vida y que uno no es idéntico a su propio miedo. Meses después dijo que habia conse- guido tener un “buen panorama” de su vida. Que las po- cas conversaciones en sélo algunos dias hubieran podido obrar semejante cambio se debia, y no en tiltima instancia, a la flexibilidad que habia conservado a lo lar- go de su vida. 30 Vivir con sentido Por supuesto que esta historia de vida, como la de ca- da ser humano, es mucho mas compleja. De ella se po- drian elaborar muchos otros aspectos atin. Pero era decisivo elaborar el “punto de fuga” de sus acciones y vivencias, el hilo de su vida. Y éste consistia en la creencia equivocada de no poder hacer nada contra la realidad. Por eso él elegia la fuga, pero la verdad constantemente lo alcanzaba. Vivia provisoriamente, pero las molestias se convirtieron en un elemento permanente. Y, mientras intentaba salvar las sensaciones agradables, casi pierde a todo el mundo. 31 Capitulo 3 CAMINOS HACIA EL SENTIDO Diferenciar y decidir. El sentido depende de la situacién y de Ia persona. El significado del sentido. Tres vias principales hacia el sentido: valores vivenciales, valores creativos, valores de actitud. Manejarse con la pena insoslayable. La libertad del ser humano consiste en que para él es- t4 abierto un gran numero de posibilidades externas y de comportamientos personales. Pero con la libertad va unido un encargo. Este consiste en descubrir cual sera el referente que nos permitiré orientarnos al decidir. Dado que decidir requiere una certeza, se trata por cierto de un compromiso personal. En los modos de vida presentados, no se llegaba a una certidumbre personal: no se captaba el sentido de la li- bertad. El sentido de la libertad, en otras palabras, con- siste en buscar razones por medio de las cuales se torna posible decidir. A una verdadera decision anteceden dos pasos: ¢ Informaci6n. Hay que apropiarse de saber, conocer la P situaciOn. Tiene que estar en claro sobre qué se va a decidir y cuales son las posibilidades a elegir. 33 Alfried Lingle * Captar la valencia. Los datos obtenidos son contras- tados unos con otros considerando su valor propio y su valor util. De estos dos pasos resulta la * orientacién pertinente como guia para la decision. Existen, por supuesto, otras posibilidades de orienta- cién: religiones, sistemas filos6ficos, ideologias, opinio- nes grupales. Si no han influido miedo, fanatismo 0 delirio en su adopcion, entonces también aqui anteceden estos pasos. Al no ser tedlogo, no me corresponde hacer afirmaciones acerca de la fe religiosa. Pero me parece que una fe profundamente sentida no se adapta bien a este sistema de explicacién, porque se alimenta mas de una vision esencialmente intuitiva que tal vez ya tenga més un caracter de gracia. Regresemos ahora a la tematica analitico-existencial, la que desarrolla sus conocimientos mas aca de la fe reli- giosa, de modo que permanece aplicable para todo ser humano independientemente de sus vinculos religiosos. Decidirse requiere, por lo tanto, la diferenciacion. Sdlo un camino es, en las circunstancias dadas y justo para es- ta persona, el mejor camino. Como en el campo positivo, asi también en el espectro negativo hay una jerarquia de valores. Los costos, los efectos secundarios, los lados oscuros que hay que acep- tar pueden adquirir una dimensién diversa. Siendo libres, se trata de ponderar las cosas entre si, examinarlas en relacién con su valor y significado, y separar lo mejor de lo menos bueno, lo inocuo de lo da- nino. Diferenciando, comienzan a mostrarse estructuras a partir de las cuales a menudo la decision se torna evi- dente. Ponderando las cosas segtin su valor y significa- do, se va cristalizando de la cantidad indiferenciada de 34 Vivir con sentido posibilidades la perspectiva especifica para el momento correspondiente. Al aprovechar esa perspectiva, tinica en cada caso, el ser humano maximiza la plenitud de su vida; prefirien- do esta posibilidad entre todas las posibilidades, ella se torna el trasfondo de la decision. Apartando electiva- mente una posibilidad, ésta se distingue de las otras, y al levarla a cabo se torna algo especial. Por consiguiente, no es que el ser humano con su li- bertad esté desamparado y abandonado a si mismo, per- dido en un vacio interior e incapaz de procurarse orientacién. Efectivamente, podemos orientarnos en ca- da situacion, para hallar una direccién, fundada y autén- tica, a seguir en el préximo tramo de vida, porque la posibilidad captada como la mas valiosa de la situacion particular, respecto de su valor y significado, alberga la plenitud del ser actual. Ella representa el sentido de Ia si- tuacién. Lo que aqui describimos es una definicién del sentido existencial. Por eso una vida plena de sentido quiere decir, ni mas ni menos, hacer lo mejor que se pueda de las circunstancias y las posibilidades de una situacion. La realidad, el mun- do, incluidos nosotros, los seres humanos, no esta termi- nada. Ella esta atin “per-ficere”; con nuestras manos, atin debe ser “enteramente-acabada” de la mejor manera po- sible, para que se torne “perfecta”. Las posibilidades de cada instante son casi inagotables; y a quien tenga tan s6lo un poco de ejercitacién en el uso de la libertad, en la percepcién de los espacios de maniobra y en la utiliza- cidn de la fantasia (creatividad), en absoluto le alcanza una vida para hacer todo lo que le gusta, le interesa, don- de se sabe necesario. En el capitulo anterior hablamos del peligro de que con su libertad (entendida como falta de compromiso) el 35 Alfried Lingle ser humano se sienta perdido en un vacio interior y de que se aferre rapidamente a uno de los sucedaneos de la libertad. Por otro lado, existe el peligro de que pudiera perderse en la profusién de intereses y posibilidades, y asi nuevamente sentirse perplejo. Se esta frente al peso de la decision, hay que decidirse. gSe tiene demasiada libertad por tener que escoger entre un gran numero de oportunidades y posibilidades interesantes y valiosas? A diferencia de la situacién de vacio y desinterés, que fue descrita anteriormente, exis- te ahora un escenario totalmente distinto. No hay mas rastro de aquel vacio, del estancamiento de un vacio existencial. La vida se ha vuelto rica y plena. La libertad del ser humano es la misma; la intensidad y la plenitud con que se vive son, sin embargo, radicalmente distintas. Retengamos: el ser humano es libre de decidirse, y no puede sustraerse realmente de esta libertad. El encargo que va unido al ser libre consiste en diferenciar y decidir. Solo asi el ser humano puede abrirse el mejor camino en la confrontaci6én con la situacién. Se denomina este ca- mino “sentido”. Por consiguiente, sentido puede ser de- finido como una posibilidad que se abre ante el trasfondo de la realidad. El sentido siempre es, por lo tanto, un ca- mino enteramente realista, acorde con las circunstancias. gCémo se reconoce y en qué se ve la que en cada caso es la mejor posibilidad? ;Se puede saber si otra decision no seria mejor? ;Hay certeza de haber hecho lo correcto? Para poder responder a estas preguntas, es necesario ex- plicitar atin mas qué es “sentido”. Decimos que “sentido” alude a algo enteramente es- pecifico que es caracteristico para cada situaci6n particu- lar, cortado a su medida. Lo especial de cada situacién son las posibilidades que la habitan. Ellas cambian y de- ben ser descubiertas nuevamente en cada situacion. 36 Vivir con sentido Pero no sdlo deben ser encontradas, también hay que so- pesarlas entre si en cuanto a su valencia, ya que no se tra- ta de tomar una decisién cualquiera, sino “la mejor posible”, la correcta. Como veremos enseguida, existen para ello guias basicas. Hasta aqui, hemos hablado en relacién con un aspec- to del sentido, el que depende de la situacién. En este punto, usted ya se habra preguntado hace mucho si las posibilidades de la situacién no dependen también de la persona que esta en ella. Con ello se aborda el segundo factor que tiene que ver esencialmente con “sentido”. No todos aprovechan las posibilidades de igual manera. Una misma realidad es vista y apreciada de distinta ma- nera por el bagaje diferente de dos seres humanos. Los seres humanos se diferencian ademas por sus capacida- des y habilidades, es decir, por los recursos innatos y aprendidos para la ejecucién de planes, lo que conduce a que las posibilidades de un ser humano representen una imposibilidad para otro. Lo que hay que entender por sentido existencial ter- mina resultando una ecuacién con dos variables. Variables son las condiciones o las posibilidades de la situacién concreta, y variables son también las capacidades, pro- piedades y habilidades de la persona que se halla en esta situaci6n. Realista es una decisién tan sdlo si se conside- ran ambas, las posibilidades de la situaci6n y las capaci- dades de la persona, y si se las armoniza. Tan sdlo piense usted por ejemplo cuanta buena intencién pero qué po- co sentido tiene si alguien que apenas sabe nadar salta al agua tras uno que se esta ahogando e intenta rescatarlo de donde no hace pie. Para él no esta abierta la posibili- dad que para un nadador socorrista es obvia. Si no obs- tante lo intenta, entonces la sobreestimacioén de las propias capacidades conduce a una doble catastrofe. 37 Alfried Langle Quien no sabe nadar debe recurrir en este caso a otras posibilidades, a un bote, un salvavidas, dado que el sen- tido de la accion es salvar una vida, y no sacrificar dos. Una decisi6n o un acto tiene sentido sélo si a uno le sig- nifica algo. Y con esto sea mencionado un tercer compo- nente, ademas de la situaci6én y la persona. Lo que es indiferente no tiene sentido (lo que no excluye que des- pués lo tenga, es decir, se vuelva significativo). Ver sen- tido en una cosa quiere decir que a uno le importa, que hay una forma de relacién con ella (con otro ser huma- no). En el ejemplo mencionado, rescatar a un ser humano tiene sentido porque conservar la vida es considerado valioso. Seguramente a uno no le resultaria indiferente si otro ser humano, incluso un extrano, se ahogara. ;Quién podria ahi mirar sin hacer nada? Valiosas pueden ser muchas cosas en la vida, y uno se pregunta cémo encontrar el camino en esta abundancia desconcertante y c6mo lograr una vida plena de sentido. Por eso el mérito especial de Frankl es haber reunido por primera vez todas aquellas posibilidades cuyo valor in- cluye el de ser portadoras de sentido. Frankl describe es- tas tres “vias principales hacia el sentido” en sus libros y, porque ellas son de gran ayuda para plasmar la vida con sentido, especialmente cuando se lo busca desesperada- mente, se las tratara aqui. 1. Valores vivenciales. Como plena de sentido se puede experimentar la vida si en un instante algo es percibido como bello en su policromia, en la variedad de sus for- mas, en la armonia de sus proporciones. Esta vivencia, esta duracién de la vida, esta llena de sentido. En abso- luto es necesario pensar en el sentido mientras se esta entregado a la belleza de la cosa. Una flor, por ejemplo, puede decirle tanto a uno: del devenir y el transcurrir, de 38 Vivir con sentido la belleza del florecer y tener aroma, de colores y formas. Y cuan distintas las experimentamos en la naturaleza, al contemplarlas, al recolectarlas, al cuidarlas. Cuanta gra- cia y alegria puede trasmitir observar un animal: jc6mo se mueve agilmente, c6mo esta naturalmente inmerso en su medio ambiente! Seguramente usted podria agregar muchas vivencias. Sélo hay que observar con suficiente atencién. No sdlo tenemos vivencias con la naturaleza. También lo creado por el ser humano brinda abundantes oportunidades: arte, deporte, técnica, ciencia. Aqui esta a disposicién una rica oferta que se aprovecha gustosamente. La di- version, la alegria, el placer que experimentamos, :no adquieren su estimulo del valor de lo vivenciado? Uno de los valores vivenciales mas profundos es fi- nalmente el encuentro con otros seres humanos. Puede tener lugar en una conversaci6n, en el trabajo, en una fiesta, al bailar, y especialmente en el amor a un Tu, don- de el otro es captado en la unicidad de su ser. Todos co- nocen ese tipo de vivencias, pero gpor qué representan un sentido? Las vivencias se convierten en sentido, pri- mero, cuando las cosas con las que uno se encuentra son bellas en si y, segundo, cuando quien vivencia las acoge y al mismo tiempo participa activamente plasmandolas, re- produciendo internamente su ser. Por medio de esa activi- dad, acoge en si algo valioso del mundo y se “enriquece”. Nuevamente, como todo lo que tiene que ver con el sentido, depende tanto del valor de las cosas como del ser humano que se pone en relacion y se involucra con ellas. Sin entrega, las vivencias permanecen como pali- das circunstancias. Entrega, empero, nunca es pasivi- dad. En ella se da una reproduccién interior de la forma exterior, una incorporacién de aquella pronunciacién de las cosas que las hace tan agradables. 39 Alfried Lingle Vivencias con sentido reciben su cufio, por tiltimo, de la plasmacién personal, en la reproducci6n interior, en el pos-vivenciar. Los valores vivenciales son importantes desde varias perspectivas. Por medio de ellos, experimentamos la be- lleza original de la vida y obtenemos nuestras fuerzas animicas, las que nos permiten a su vez poder plasmar nuestra vida con sentido en otros ambitos. 2. Valores creativos. E] ser humano experimenta su vi- da como plena de sentido también alli donde obra crea- tivamente en el mundo. Si los valores vivenciales ayudan a acoger en si algo valioso del mundo y asi enri- quecerse uno mismo, en el caso de los “valores creati- vos” se trata de poner a cambio algo valioso en el mundo, en el que se estd momentaneamente, y con ello enriquecerlo con algo valioso. Todo crecimiento y todo desarrollo se dan en el intercambio de dar y recibir, en un ciclo de acoger, transformar y volver a dar. Este principio de crecimiento impera en todos los niveles de la vida, en el bioldgico (por ejemplo, respiracién, circulacion, ali- mentaci6én) tanto como en el psicolégico (en el mundo de los sentimientos y afectos), y por supuesto también en el nivel de la decisién y la responsabilidad. En lo que respecta a los valores creativos, se trata de realizar una obra o de instaurar un hecho. Qué tipo de obra tiene que ser? Con seguridad, cuentan aqui las obras de arte; también se deben mencionar los hechos pioneros de la ciencia y la técnica. Pero en el marco de las posibilida- des y capacidades del ser humano, ;no debe ser conside- rado también una obra cumbre cuando alguien cria un hijo, realiza su trabajo segtin sus fuerzas y concienzuda- mente, alimenta una familia, provee a una casa, cuida un enfermo, saca su vida adelante? Nunca es lo espectacular 40 Vivir con sentido lo que transforma una produccion en una obra. Es en primera instancia el compromiso, la seriedad, la entrega lo que le otorga a un emprendimiento, incluso a uno pe- queno, consistencia ante uno mismo, ante la propia tran- sitoriedad. En relacion con esto escribié Frankl una vez: “En este aspecto no podria perderse ningtin gran pensamiento, incluso si nunca llegé a ser conocido antes de ser Ileva- do con el autor a la tumba. La historia interior de un ser humano, con todo su drama e incluso tragedia, nunca podria haber acontecido ‘inutilmente’, aun si nunca se reparara en ella, aun si ninguna novela atinara a relatar- la. La ‘novela’ que uno ha vivido es siempre una produccién incomparablemente mds grande y creativa que la que alguien haya escrito” (1982). En el caso del realizar humano, no se trata tanto de la grandiosidad de lo realizado cuanto de la integridad del que realiza. Todos nosotros realizamos nuestras “obras” dia a dia, tanto en el trabajo como en el tiempo libre. La mayor obra en la que trabajamos cons- tantemente es la de sacar la vida adelante. ;No se habla con raz6n de la “obra de toda una vida” al mirar retros- pectivamente la de alguien que se la pasé cumpliendo con su trabajo y ahora se jubila? ;No es acaso la obra de toda una vida cuando los hijos se van de casa y siguen su camino aut6nomamente? Los valores creativos no s6lo se refieren al plasmar con sentido y al inventar, es decir, al realizar y al crear lo nuevo, sino que, mas alla de lo puramente material, se meten profundamente en el ambito del acrisolamiento humano. Se alude asi a aquellas situaciones en las que un ser humano, con su accién, con su decisién, con su va- liente tenacidad, contribuye a la conservacién de un va- lor o respalda una idea. 41 Alfried Lingle Para un ser humano, puede ser extremadamente sen- sato fortalecer a un grupo uniéndose a él 0, abandonan- dolo, manifestar una opinién distinta. Es uno de los grandes actos del ser humano ponerse delante de otro protegiéndolo, ser de ayuda cuando alguien tiene un im- pedimento, arriesgar el propio trabajo por la verdad. Al comprometerse por algo o alguien, el ser humano reali- za un servicio a un bien y a su vez es colmado por este bien. Estos son los dos caminos por los que el ser humano marcha por la vida. Sus capacidades originarias para plasmar la vida con pleno sentido se posan sobre estos dos pilares. Vivenciando y realizando, debemos cultivar nuestra vida. ~Qué pasa, sin embargo, con la vida que, por una en- fermedad o el destino, se encuentra tan limitada que en su cautiverio ninguna de las dos resulta posible? Alli, édénde se puede buscar atin un sentido? 3. Valores de actitud. El ser humano esta por naturale- za mal equipado para situaciones desahuciadas, suma- mente dificiles. No sorprende, por ello, que nos resulten muy arduas. Pensemos tan sélo en qué dificil es afrontar la muerte de un ser querido. jCudn desamparados pode- mos estar de repente, cuando tenemos que vérnosla con el diagnéstico de una enfermedad incurable! Nada nos fue dado desde la cuna para poder enfrentar el sinsenti- do de semejante sufrimiento. No ayudan ni nuestras ma- nos ni nuestra inteligencia. No tenemos a mano nada ya listo con lo cual poder eliminar efectivamente semejante sufrimiento. Por otro lado, una y otra vez vemos seres humanos que asumen con una grandeza impresionante un golpe del destino, un sufrimiento grave o incluso la propia 42 Vivir con sentido muerte. Posiblemente, dird usted ahora, a ellos los ayu- d6 su fe. Ella los hizo fuertes, ella los hizo resistir. Aque- llos seres humanos en quienes eso es aplicable quizas ya se hayan convertido en maestros de vida. A ellos apenas se les podra decir algo aca. Y para todo creyente es de es- perar que su fe le pueda brindar sostén en las horas difi- ciles de su vida. Pero qué sucede cuando la fe no sostiene? ;Si apare- cen dudas y desesperacién? ;Qué pasa con aquellos se- res humanos que no profesan ninguna confesién, que no creen en ningtin Dios? ¢Cémo pueden sobrellevar el su- frimiento? El andlisis existencial y la logoterapia de Frankl inten- tan mostrar aquellas posibilidades que estan abiertas pa- ra todos los seres humanos, independientemente de que sean creyentes 0 no. Como orientacion psicoterapéutica, naturalmente no pueden hacer ninguna afirmacién teo- légica. Ni siquiera cuestionarian su valor o la posicién de un creyente; al respecto, dejan todo abierto y todo ce- rrado. No ingresan en absoluto en el plano de la fe, pero tampoco obstruyen el acceso a ella. éQué puede hacer el ser humano en vista de la atroci- dad del sufrimiento debido a la fatalidad, en el que no hay nada mas que modificar y nada mas que evitar? Sus manos estan atadas, sus sentidos estan sordos. Se sume en la impotencia frente al destino inexorable, y es esta convicci6n de no poder hacer nada més la que transforma lo grave en tragedia; dado que, donde no poseemos nin- guna libertad mds, ahi cesa también nuestro ser persona. éPuede uno imaginarse algo mas inhumano que ex- perimentar una pérdida exterior que deba ir acompa- fiada de la liquidacion total de la existencia personal? Y, en esta situacién, grealmente somos refractarios a todo tipo de influencia y estamos entregados totalmente al 43 Alfried Lingle destino? Sentimientos de impotencia son efectivamente un componente firme del shock posterior a un aconteci- miento fatal. La mujer que después del fallecimiento de su marido habia quedado sola con cuatro hijos podia decir mucho al respecto. La conmocién la condujo en los primeros tiempos hasta el borde del desmayo. Con el tiempo y la ayuda de sus amigos, lentamente se hizo consciente de dos cosas. Por un lado, se dio cuenta de que ahora, des- pués de la muerte de su marido, sdlo depende de ella sa- car adelante a los cuatro hijos, lo que al principio tuvo la sensacion de que era imposible. Lentamente el panorama se fue aclarando, y se vio un nuevo camino alrededor del crater que el destino habia abierto justo en medio de su camino hasta ese momento. Ella vio no sélo la posibilidad de criar sola a los hijos (co- sa que logré hacer), sino que vio mucho mas. Vio una ne- cesidad, una tarea que la esperaba y que nadie mejor que ella podia cumplir. Por otro lado, aprendi6é lentamente a aceptar la muerte de su marido. ;Se trataba sdlo del acostumbrarse a su ausencia? Habia sucedido algo mucho mas importante. Habia aprendido a ver que su marido, a través de ella, podia “seguir viviendo”, si ella “en su espiritu” continuaba su propia vida y si criaba a los hijos “en el sentido de él”. zSu marido no seguiria viviendo asi de alguna forma en los hijos? En su duelo, habia notado que no se habia des- pedido totalmente de su marido, y encontré una cerca- nia mas intima a él. En vez de tener que “renunciar” a él, ella habia “internalizado” su persona. Por su propio su- frimiento, ella se habia vuelto “totalmente otra” y co- menz6 a integrar mas conscientemente el vinculo con su marido fallecido a su vida cotidiana. Vivir con sentido La sefora B. experiment6 impotencia cuando se le co- munic6 que tenia un cancer inoperable. {Qué habria po- dido hacer contra eso? Casi al mismo tiempo, se enterd de que dos de sus hijos planeaban un viaje a América del Sur. Enseguida supo de por lo menos una posibilidad de manejarse con su enfermedad: se decidio a ocultarles su enfermedad, ya que sabia que los hijos no habrian apro- vechado la oportunidad tinica de ese viaje si se hubieran enterado del estado de su madre. Ella reconocié enseguida la posicién clave en la que habia sido puesta por la enfermedad. Vio que dependia de ella posibilitarles el viaje a los hijos, a despecho de la enfermedad, o impedirselos. Resolvié no permitir que la enfermedad determinara todo (y asi adopt6 por primera vez una posicion contra ella). Por lo menos en este pun- to, habia podido refrenar la enfermedad. Y en todo su sufrimiento por la enfermedad, que ya se habia hecho presente, habfa siernpre una reparaci6n oculta en accio- nes de este tipo, al haberle encontrado un “para qué” al sufrimiento. La vida de muchos seres humanos muestra que nun- ca estamos absolutamente entregados a un destino. A pesar de su cardcter de inevitable e inmodificable, siem- pre existen posibilidades de obrar més alla de él, supo- niendo que uno no se obstine en una exigencia que pretenda que el destino vuelva atras lo inexorable; ya que se desvanecen todas las otras posibilidades si se les antepone una condicién de cumplimiento imposible. En relacion con golpes del destino, tal vez sea el ma- yor de los peligros sumirse (secundariamente) en la triste- za. Esta conmueve porque, de manera constante, se tiene presente todo lo que podria ser distinto, lo que habria po- dido ser mas lindo y mejor, tan sdlo si el destino no... j{Co- mo si la vida consistiera en que uno siempre puede 45 Alfried Lingle escoger todas las condiciones de acuerdo con lo planea- do! El destino a veces le cierra a uno una puerta, pero le deja una ventana abierta, como dice el dicho popular. Sé- lo que no hay que considerar que es indigno de uno usar la ventana... Confrontado con la fatalidad y la propia falta de liber- tad para poder modificarla, cuenta menos de qué se su- fre, eso se vuelve secundario, ya que esta totalmente fuera de mi posibilidad de influir. Lo mas importante se vuelve entonces la decisién zasumiré el sufrimiento, 0 intentaré lo imposible, sustraerme al destino (negacién, aturdimiento, adicci6n, suicidio)? A mi, y exclusivamen- te a mi, me corresponde hacerme cargo del tipo y el mo- do de sufrir y de asumir el vinculo o el valor por el que, a pesar del sufrimiento, quiero conservar mi vida, inclu- so soportarla. Por qué cosa sufro es de lo mas intimo en mi vida. 2Qué, si no la esencia de mi persona, se expresa en esta actitud? Porque el sufrir es parte de la esfera mas intima del ser humano, no debe ser utilizado para representar el papel de héroe. En el sufrimiento, s6lo se trata, en prin- cipio, de permanecer uno mismo. Entretanto deberia ha- berse tornado claro cémo, a través de la actitud ante el destino, incluso en situaciones dificiles, es posible dar sentido. La libertad exterior nos ha sido quitada por el destino. Sin embargo, ésa no es la tnica. Nos queda la li- bertad de adoptar una u otra actitud frente al destino: la de entregarnos a él sin luchar o la de arrebatarle su in- fluencia determinante. 2No puede acaso desenvolverse asi el ser humano nuevamente de manera personal (incluso si otros no lo notan)? zNo se expresa acaso, en su posicién ante lo ine- xorable, su actitud sobre el valor de toda la vida? Si esto es asi para él, y yo no dudo de ello, gno se muestra acaso 46 Vivir con sentido en estas horas de la verdad aquel valor que en altima instancia soy yo, ese que representa el fundamento de la dignidad? 47 Capitulo 4 SENTIDO, LA BRUJULA HACIA UNA VIDA LOGRADA La vida siempre tiene a disposicién posibilidades de senti- do. El sentido tiene “valor para sobrevivir”. Nueve descrip- ciones detalladas de sentido y hallazgo de sentido. La postura clave para hallar sentido. Aunque la vida es imprevisible e insdlita, en cada ca- so y en cada situacién tiene a disposicién un sentido. En el capitulo anterior, se describieron los caminos a través de los que se puede encontrar sentido: vivenciando, por medio de la entrega a una cosa 0 a otro ser humano; rea- lizando, por medio de la dedicaci6n a una obra, una tarea o a un ser humano. Los valores vivenciales y los creati- vos son los recursos con los que plasmamos nuestra vida con pleno sentido. En ambos casos, el sentido es una forma de la entrega a un valor. Donde esto no es posible, donde se ha perdi- do nuestra capacidad de trabajar y disfrutar, alli, a pesar de toda iniquidad, se abre ain una nueva posibilidad: a través de nuestra actitud, extraerle a la vida el sentido mas personal. Si es relativamente sencillo disfrutar de al- go bello o hacer algo con sentido, entonces hay un mérito 49 Alfried Langle especial de la persona en la manera en la que sobrelleva lo duro del destino y en la que supera la desesperacién cercana.* En la medicina actual, se piensa frecuentemen- te que la salud consiste en que el ser humano sea capaz de disfrutar y de trabajar. En esta idea, falta aquella di- mensi6n que pone la madurez y la grandeza del ser hu- mano en el centro: cuando un ser humano no se deja avasallar por el destino, cuando desarrolla la capacidad de oponerle resistencia y de permanecer erguido ante si mismo, cuando ha adquirido una “capacidad de sufrir”. Las tres “vias principales hacia el sentido” contienen la afirmaci6n increible de que la vida alberga posibilidades de sentido en toda circunstancia y hasta el tiltimo respiro. En la vida no hay ninguna situacién imaginable a la que por lo menos una de las tres vias no pueda acceder. Todos los puntos de la vida, incluso en las ramificaciones mas ex- tremas y sutiles de una existencia individual, estan co- nectados a estas vias del sentido. Yo mismo me he podido convencer a menudo de la esperanza, la confianza y la fuerza que conlleva saber es- to, en el caso de muchos seres humanos con quienes en- tré en contacto en las situaciones mas diversas y dificiles. Con frecuencia, encuentro seres humanos que estan hartos de su vida (actual) y piensan en suicidarse. Y to- dos tienen razones suficientes para querer quitarse la vi- da. ;Quién no pensaria por momentos en ponerle fina la vida cuando ha sido atribulado por una serie de desilu- siones, cuando algo a lo que él esta especialmente apega- do fracasa o cuando una enfermedad fisica o mental estrecha demasiado el espacio habitual de vida? Pensar * Si se desea leer mas detalladamente acerca del valor de la actitud y del po- sible sentido que se le puede ganar al sufrimiento, puede remitirse a los si- guientes libros de Frankl: El sufrimiento de una vida sin sentido, Pastoral médica y, especialmente, Homo patiens, que fue reimpreso en El hombre doliente. 50 Vivir con sentido en suicidarse es comprensible en algunas situaciones de la vida. Lo que los seres humanos no ven mas en tales situa- ciones es exactamente lo que antes denominabamos el significado potencial de la vida. Ahi, ,alguien puede ver todavia posibilidades de extraerle sentido a la vida? A quien anda seriamente con la idea de suicidarse le faltaen ese momento el contrapeso decisivo para sus pensamien- tos. Siente que “no da mas” porque ya no ve ninguna po- sibilidad viable. Se encuentra ante el vacio absoluto de sentido vital, y ahi esta la razén ultima y mas propia de por qué surge el peligro de suicidio a partir de una situa- ci6n grave. En su estrechez y desesperacién, él cree que no hay nada mas de lo que se pueda asir. En su impa- ciencia, no ve nada més en lo que él todavia se pueda desarrollar. Sin embargo, las posibilidades estan ahi, para todo ser humano. El sentido no sdlo transmite un valor vital, sino que también se manifiesta siempre como un significativo “valor para sobrevivir”. En él se reconoce la direccién que conduce la vida hacia un valor, al maximo valor da- das las circunstancias. En este punto, es necesario domi- nar mejor atin el dificil concepto de “sentido”. Para tal fin, se brindaran algunas descripciones detalladas de sentido y se clarificaran malentendidos que, seguin la ex- periencia, suelen aparecer. Preguntémonos, por lo tanto, una vez mas qué quiere decir “vivir con sentido”. 1. Si lo Ilevamos a un denominador comtn, vivir con sentido quiere decir: realizar la tarea que corresponde. La tarea puede ser no hacer nada en esta hora, descansar 0 escuchar musica, disfrutar de una buena comida. En el momento siguiente, la tarea puede consistir en prestar una ayuda necesaria o dedicarse a un trabajo. 51 Alfried Lingle Vivir con sentido quiere decir extraerle el mejor valor posible a una situaci6n y realizarlo. No un valor cual- quiera, sino aquel que se capta como el mejor valor se- guin el propio y verdadero saber y entender. Sentido es, por lo tanto, lo que en realidad debemos hacer ahora. En lugar de sentido, también se puede hablar de “lo debido en cada caso”. Es algo que todavia no es, algo que justamente yo tengo que realizar. La posibilidad de sentido es siempre una oferta o un desafio del momento para el futuro. El sentido contiene por eso un “programa -deaccién” que esté adaptado a la realidad, en el momen- to dado, de la mejor manera. 2. El sentido no puede ser dado. Los padres no pueden prescribirle al hijo cual debe ser su sentido; el jefe no se lo puede imponer a su empleado ni el médico a su paciente. No se puede ni dar ni decretar sentido; éste debe ser reco- nocido, debe ser encontrado. Todo lo que tenga sentido hay que enhebrarlo en el “ojo de la aguja” del conocimien- to personal; cada persona por si misma debe captarlo y sentirlo en su valia, en su necesidad o en su fascinaci6n. ¢De qué se trata cuando por mi mismo no puedo de- cir “Si, hacer eso es bueno”? ;Qué pasa cuando mis su- periores me lo exigen, cuando mis padres me lo indican? Lo que en cuanto a su significado pueda ser claro para algun otro representa para mi, si yo no lo veo asi, un en- cargo ajeno, una orden o una coacci6n. Sentido nunca es una coaccién. Lo que auténticamente tiene que ver con sentido nunca es un “;Tti debes!”. EI sentido es un hijo de la libertad. Que yo me dé cuenta del sentido de una cosa no es algo a lo que se pue- da obligar. Pero, si yo lo he reconocido, tampoco se pue- de anular; incluso si me opongo y no lo realizo, sigue siendo sentido (reconocido). 52 Vivir con sentido 3. Lo que se puede reconocer mirando y hallar bus- cando, debia estar ahi ya antes. Y realmente Jas ofertas de sentido estén en el mundo, que me pone en las manos las posibilidades, el “material” (en forma de situaciones, ta- reas y valores) para trabajar (ver Langle, 1985, pp. 82 y ss.). Lo que en el mundo es percibido como sentido es una posibilidad entrelineas de la realidad. Es lo que nos “Ila- ma”, lo “fascinante” que nos asombra y admira, lo que me conmueve al ver las montafias en la incandescencia de un atardecer o al estudiar un tejido celular en el mi- croscopio. El valor creativo del “entrelineas” de los obje- tos es aquella tarea que no se ha realizado y para la que yo ahora estoy siendo necesario, para la que hago falta. Por medio de mi obrar, puedo hacer realidad una po- sibilidad valiosa que esta latente en una situaci6n. Pre- guntémonos por un momento qué es lo “oculto” que puede ser descubierto detras de una situacién dolorosa. Porque también en el sufrimiento se trata de algo, a saber, de una actitud con la que se pueda mantener el influjo del destino dentro de sus limites. Pero no se trata sdlo de la actitud; en cada sufrimiento se trata de un “para qué” que debe ser encontrado atravesando el sufrimiento. Se trata de otro ser humano, de un dios, 0 por lo menos de conservar la libertad de la actitud y la dignidad de la propia persona ante el influjo destructor del destino. El sentido que se puede aprovechar para salir de situacio- nes sin escapatoria esta en cémo manejarse con ellas, en para qué sobrellevarlas. Cuanto mas dificiles las circuns- tancias, tanto mas profundo permanece oculto el sentido entre ellas. Y tanto mas debe arder en nosotros el “para qué”, para extraer esa informacién —aunque mas no sea en la forma de una sospecha—, como el mineral de la ro- ca estéril. 53 Alfried Lingle Sentido siempre es una “demanda”, en una doble acep- cin de la palabra: pidiendo y exigiendo. Con la respues- ta correspondiente a esa demanda, se incorpora una porcién mas de vida al tejido de la personalidad. 4. Ver un sentido quiere decir captar una totalidad. De lo fragmentado se establece un contexto por medio de una “cinta animica” que se nos presenta con la invita- cidn franca a meternos en ese contexto de sentido. De lo no vinculante surgen vinculos, vinculos a la situacién, a la cosa, a un ser humano. Sentido es en ultima instancia el cobijamiento de la existencia, en el que una y otra vez podemos poner a sal- vo nuestra vida. Porque sentido, como la respuesta a la pregunta “para qué?”, siempre remite mas alla de las es- trechas circunstancias, a un contexto futuro y mayor des- de el que entonces si se las puede entender. Formalmente para nuestras reflexiones no juega nin- gun rol si el ultimo, el mayor contexto en el que un ser humano cree estar, lo ve en Dios 0 en otra cosa; por ejem- plo, en la comunidad 0 en una idea. Para el vinculo de sentido, es importante tan sdlo ser conscientes de que nosotros podemos entendernos sdlo en contextos. Hace muchos afos, of una historia que ilustra bella- mente cuan distinta amplitud puede llegar a tener el ra- dio de la relacién de sentido en el que se puede ver una misma situaci6n. Por eso la quiero relatar aqui. En plena Edad Media, un hombre seguia su camino por una calle polvorienta. Donde encontraba seres hu- manos, se detenia y les preguntaba en qué trabajaban y para quién lo hacian; porque desde hacia un tiempo él ya no sabia nada mas de su vida, no sabia mas qué hacer ni para qué. Cansado de reflexionar, se march para escu- char de otros seres humanos qué los impulsaba. De esta 54 Vivir con sentido manera, queria enterarse desde la experiencia sobre lo que se le habia perdido. Entonces se top6 con un hombre que estaba sentado a la vera del camino y encorvado golpeaba una piedra. El caminante se detuvo y lo observé largamente. Dado que no comprendia lo que hacia, le pregunto: “Amigo, desde hace rato te observo golpeando esa piedra con destreza. Sélo que no atino a comprender. Amigo, a mi, un extra- fio y un lego en tu artesania, gme puedes revelar qué es lo que estas haciendo?” Sin detener su actividad, el hom- bre murmuré malhumorado a través de su barba: “Ta estas viéndolo, golpeo piedras.” E] hombre siguié cami- nando con pensamientos sombrios. “;Qué vida es ésa... —pens6—, golpear piedras todo el tiempo?” Dado que su confusién era ahora atin mayor, conside- r6 una suerte que poco después volviera a ver a un hom- bre sentado que aplicadamente golpeaba una piedra de la misma manera que antes lo hacia el otro hombre. El caminante se dirigié a él y enseguida le pregunté: “Ami- go, gpara qué golpeas esta piedra?” El hombre, algo asustado por la pregunta inesperada, contest6 después de vacilar: “;No ves? jHago piedras angulares!” Afecta- do por su desconocimiento, continud el caminante su ca- mino. La desesperacién crecia en él, dado que no podia contentarse con lo que habia visto. ;Consistia toda la fe- licidad de la vida en golpear piedras o hacer piedras an- gulares? Sumido en la pena de su coraz6n, casi no ve que ha- bia pasado nuevamente al lado de un hombre. También éste estaba sentado a la vera polvorienta del camino y golpeaba una piedra al estilo de los otros dos hombres. El caminante se detuvo y comprobé Ileno de asombro lo que hacia este hombre. Después de haberse convencido de que también este hombre con la misma habilidad 55 Alfried Lingle simplemente golpeaba una piedra, fue lentamente hacia él y, dirigiéndole las palabras que ya no podia retener, le pregunté: “Amigo, dime, ;qué estas haciendo? ;También ta sdlo golpeas piedras, o incluso haces piedras angula- res?” “No —respondio el hombre y se sacé la transpira- cién de la frente—. ;Acaso no ves? ;Yo construyo una catedral!” 5. Es evidente que una vida plena de sentido esta en otro nivel que la comodidad, el arribismo o el bienestar. El sentido sobrepasa el nivel de los recursos que propia- mente no representan la finalidad altima. Bienestar, ;para qué? Por el bienestar en si mismo? El sentido tampoco es una seguridad que le promete a uno tener una vida lo mis agradable posible por el camino mas sencillo. En lugar de ser una cémoda péliza de seguros, el sen- tido se presenta como un desafio vinculado con todo el riesgo que deben asumir empresas de cualquier enver- gadura. Es también el curso que mantiene un barco si- guiendo a su brijula y que queda confirmado recién posteriormente, cuando se ha alcanzado el puerto de destino. La direccién emprendida no es, como tampoco el sentido, una garantia para la seguridad del barco, sino que contiene tan sdlo “una esperanza de la meta” por la que incluso se abandoné un puerto seguro. Sentido es el curso de la vida para un determinado periodo. Siguiéndolo, se toma la huella en direccién a algo “dig- no de ser vivido”, se la toma a cargo. Y, como todo viaje esta Ileno de sorpresas y por momentos de privaciones, asi también sucede con el sentido. Que privaciones sean parte del estar en camino es considerado a menudo inne- cesario, porque le son atribuidas a la propia torpeza. ;La realidad como “la tierra de Jauja”? 56 Vivir con sentido Si yo pienso en mis propias vivencias y actividades, por las que fui viviendo mi vida de a tramos, entonces no recuerdo ni una satisfaccién que no esté vinculada a un esfuerzo. De la ocupacién con el arte, la literatura, los idiomas o los paises, obtuve profundas satisfacciones. Pero gcuanto trabajo lleva dedicarse a una inclinaci6n y ocuparse realmente, interesadamente, de algo? ;Cuanto esfuerzo realicé con gusto, incluso habiendo rezongado a veces? Y asi me pas6 también repetidas veces en el caso de los “valores creativos”, como los hemos llamado. Inclu- so las actividades mas interesantes pueden incluir un tramo en el que hay que resistir arduamente, en alguna parte, en el medio, después de que aflojé el primer esti- mulo, y el éxito atin no se alcanza a ver. Esto fue asi en todos los grandes proyectos, en la carrera como en el doctorado, cuando yo ya queria estar listo y atin no lo es- taba, y vuelve a ser asi cuando escribo un trabajo grande o simplemente pinto un cuarto. Seguro que podria haberme organizado de una mane- ra mas cémoda en la vida, y podria tener algunas cosas de una manera mas barata. Pero justamente hay una di- ferencia entre recorrer un pais viajando 0 sélo conocerlo por folletos. 6. El sentido para siempre, ése no lo concebimos. El sen- tido para nuestra vida no lo podemos poseer. A lo que nos referimos con sentido es siempre una posibilidad con- cretamente concebible y realizable. ;Qué forma tiene el sentido concreto? Siempre nos sale al encuentro con el ropaje de situaciones concretas. De manera que el sentido cambia con cada modificacién de la situacién; de un momen- to para el otro ya puede tratarse de algo totalmente dis- tinto. Vivir con sentido quiere decir flexibilidad en la percepcién de los valores. 57 Alfried Lingle La siguiente cita pretende subrayar, una vez mas, cuan intensamente se mezclan, en el concepto de sentido, lo in- dividual de la persona con lo concreto de la situacién: “Sentido es, por lo tanto, en cada caso el sentido con- creto de una situacién concreta. En cada caso es ‘la exi- gencia del momento’. Pero remitida en cada caso a una persona concreta. Y de la misma manera como cada si- tuacién particular es algo tnico, exactamente asi cada persona particular es algo unico. Cada dia, cada hora aguarda, por lo tanto, con un sentido nuevo, y otro sen- tido aguarda a cada ser humano. Entonces hay un sentido para cada quien, y para cada quien hay un sentido especial. De todo esto resulta que el sentido de lo que ahi se trata debe cambiar tanto de si- tuacidn a situaci6n como de persona a persona. Pero él es ubicuo. No hay situacién en la que la vida deje de ofrecernos una posibilidad de sentido, y no hay persona para la que la vida no tenga una tarea a disposicién. La posibilidad de cumplir un sentido es en cada caso unica, y la personalidad que la puede realizar es en cada caso linica” (Frankl, 1985). De la orientacién hacia lo correcto de cada situacién (haciendo lo mejor posible de cada situacién y creando las mejores condiciones para las siguientes situaciones), resulta la totalidad de sentido de nuestra vida. Piedra a piedra, puestas a plomo, se construye la casa. Paso a pa- so, se recorre el tramo. La direccién del curso basico es hallada por un “6rga- no perceptivo” interior, una plomada interior por asi de- cir. Un sentimiento de lo que es correcto, una profunda e interior ciencia (“conciencia”) nos da a entender, inde- pendientemente de toda racionalidad y toda ciencia aprendida, qué es lo que hay que hacer justo en esta si- tuacién, para experimentar, crear o conservar lo bueno 58 Vivir con sentido en ella. Esta sensibilidad personal despeja el camino ha- cia una plenitud de vida, de otro modo inexplorada. Sentido es algo que nos ataiie dia a dia, incluso si no hablamos de eso 0 si no reflexionamos a propésito sobre el sentido, como lo hacemos en situaciones excepciona- les de la vida. Que sentido es un asunto de todos los dias, que también alli se trata de posibilidades de sentido (la mayoria de las veces, pequefias y en absoluto de mucho peso), es lo que pretende demostrar la siguiente historia de la vida cotidiana. Tiene su peligro relatar algo “coti- diano”, dado que la expectativa del lector esta dirigida a lo “especial”. En este caso, lo especial se encuentra en us- ted, en su cotidianidad, que tal vez pueda ser plasmada después mas conscientemente por medio de sus reflexio- nes, al leer esta historia. El senor B. relata en rueda de amigos una noche llena de obstaculos. En medio de los preparativos para el si- guiente dia de trabajo, su mujer lo llama a cenar. “jReal- mente, qué tarde que se hizo!” Pensar en los nifios, que pronto debian irse a la cama, lo hizo interrumpir su tra- bajo y se unio a la familia; bastante tarde, como pudo comprobar, dado que los nifos enseguida lo bombardea- ron con preguntas y deseos que se habian acumulado a lo largo del dia. gQué podria haber hecho distinto? A pe- sar de que él no queria otra cosa que prestarles atenci6n, y mafiana nuevamente todo el dia... Soné el teléfono: un amigo de negocios. Si ellos hoy a la noche... —Imposible, justamente ahora que tengo tanto que hacer... A propésito, muchas gracias por tu ultima carta con los amables consejos. Realmente, deberiamos encon- trarnos lo antes posible. ;Qué tal la préxima semana?, yo estoy de todas maneras en... La comida estaba sabrosa. No habia notado en abso- luto que tenja tanto apetito. Fue a buscar una botella de 59 Alfried Lingle cerveza y, mientras él terminaba la comida con ganas, los esposos intercambiaron las novedades del dia. En reali- dad, él queria seguir trabajando después de la cena, ya que las reuniones urgian y eran importantes. Pero la co- mida le habia dado sueno. Encendi6 un cigarrillo y se sent6 junto a su mujer en la sala. Ella leia una novela y él también se alegr6 de disten- derse unos minutos leyendo. Se habia “obsesionado” le- yendo un articulo. Se puso de pie de inmediato en cuanto miré el reloj y fue rapidamente al escritorio. “Se necesitan unos minutos hasta que uno se vuelve a meter bien en el trabajo”, pens6, cuando de repente, de mane- ra totalmente desacostumbrada para esa hora, soné el timbre de la casa. Era un conocido que pasaba ocasional- mente. Entré con tanta determinacion que el senor B., sorprendido, no atiné a proponerle que viniera otra no- che, como tenia en mente. —jVengo de una reunién muy larga, necesito impe- riosamente un whisky! —Bueno, esta bien, pero... —Estoy mal. Contrariado y ofuscado interiormente, B. lo invité a pasar a la sala de estar. ;Seguramente ya era mediano- che, y qué hora llegaria a ser! —Me acaban de despedir —conté el visitante. En sus ojos aparecieron lagrimas. Un rato antes habia pensado en suicidarse, entonces se acordé de B. Sin pen- sarlo mucho, vino. Recién ahora se empieza a dar cuenta... B. le pregunt6 cédmo sucedié el despido. Reflexionaron sobre qué se debia hacer en los dias siguientes. El nece- sitaba dinero. B. se lo dio. Después de una hora, B. le pi- dié a su conocido poder regresar a su trabajo. —Ya aclaramos todo por hoy. jSi algo sale mal, 11a- mame! Vivir con sentido Lo despidi6 y regresé a su escritorio. Era muy tarde, estaba muy cansado. ;Simplemente no deberia haber atendido cuando soné el timbre? ;Deberia haber despa- chado al conocido mas rapidamente aun, haberle pregun- tado enseguida si necesitaba dinero, y haberle contado del trabajo urgente que tenia? ;Qué tipo de ser humano seria si no se hubiera involucrado a su manera? Lo em- pezaron a ocupar preguntas por el estilo. Entonces se dio cuenta de lo que antes habia sentido intuitivamente. No, por mas inoportuna que hubiera sido la visita, si era co- rrecto cémo habia obrado. Incluso no pudiendo concluir los preparativos esa noche... Hasta aqui la historia de B., mi conocido. Por cierto, no es tan cotidiana, ya que por suerte un amigo con la idea de suicidarse no pasa todos los dias. Pero la historia podria haber sido tan cotidiana que no valdria la pena relatarla, si B. por la sorpresa se hubiera cerrado; si no hubiera abierto, si enseguida le hubiera mostrado la puerta a su conocido y por su brusquedad no se hubiera enterado de la idea de suicidarse. Quien esta dispuesto a abrirse encuentra que en toda situacién, como en la noche descrita, hay cosas de valor que hay que experimentar, crear o conservar. Y siempre se trata de obrar de modo que incluso a posteriori poda- mos reivindicar todo. Aunque la satisfaccién no siempre pueda consistir en haber hecho algo perfecto, si puede ser por lo menos el reconocimiento honrado de que no se lo podria haber hecho mejor. 7. Asi de dificil como puede ser, por un lado, captar lo correcto que hay que hacer en una situaci6n, asi de poco depende, por otro lado, del coeficiente intelectual. El sentido no se inventa. El pensamiento reflexivo pue- de ser incluso un obstaculo en el camino al sentido, 61 Alfried Lingle cuando es utilizado como mecanismo de defensa para borrar lo que se siente intimamente, racionalizéndolo. Lo que representa un sentido me capta totalmente, lo siento y lo percibo ya antes de que lentamente se me vuel- va consciente. La sefiora N. esta a los comienzos de los cuarenta. Tie- ne un largo camino tras de sf en la historia del desarrollo de su personalidad. Fue educada muy apegadamente a tradiciones convencionales. De eso se habia podido libe- rar finalmente. Por sobre todo, habia leido mucha biblio- grafia correspondiente a la represién de la sexualidad en general y de la mujer en particular. Después de una primera experiencia, sorpresivamen- te placentera, con un hombre extrafio, descubrié que po- dia ser ella misma en la sexualidad libre, y no en el matrimonio convencional en el que vivia. Secretamen- te y sin que su marido y sus hijos ya crecidos se entera- ran, se entreg6 a aventuras erdéticas tana menudo como pudo. Desde hacia un tiempo, sin embargo, esto no funcio- naba tan bien: tenia sentimientos de culpa. Especialmen- te frente a su marido, quien en el ultimo tiempo se esmeraba mucho mas por ella. Pero ella siguié secreta- mente su camino de autoencuentro. Cuando después de unas semanas los sentimientos de culpa se le tornaron demasiado molestos, buscé a un psicoterapeuta para que la “liberara de eso”. En ese momento, éste le hizo ver cudnto necesitaba ella estas aventuras para soltarse finalmente frente a los otros seres humanos y su “imagen parental internaliza- da”. Ella lo comprendié enseguida y desde aquel mo- mento y por un largo tiempo fue “finalmente libre de poder dar rienda suelta a mis inclinaciones y con ello a mi misma. Tuve suerte de haber encontrado un terapeuta 62 Vivir con sentido que me pudo liberar de mi culpa, porque é1 aprob6 lo que yo habia empezado”. No caben dudas: esta mujer percibia exactamente lo que debia hacer, pero no lo queria saber. Ella sentia culpa, pero no queria registrarla. Leia mucho... para justificarse. Queria que su terapeuta la absolviera formalmente de su culpa (haciendo que él caracterizara estos sentimientos como un resto de una neurosis no tramitada) y se arma- ba una teoria del autoencuentro, que se le habia transfor- mado en una ideologia. A pesar de toda su destreza, se volvian a presentar estos jmalditos! sentimientos. Con la raz6n, no se podia mas con ellos. Para la logoterapia, nunca se trata de condenar a un ser humano, pero tampoco puede justificarlo. Ambas co- sas s6lo las puede hacer el ser humano ante su propia conciencia 0 por medio de una religién aceptada por él. Que esta mujer hubiera obrado asi era totalmente comprensible en el trasfondo de su biografia. Su manera de proceder, empero, no era la tinica posibilidad que te- nia a disposicién. Su comportamiento no resultaba ine- xorablemente de su pasado. De lo que hacia, era responsable sdlo ella, aunque no lo fuera de los errores cometidos en su educacién. Su camino ella lo habia ele- gido intencional y conscientemente. A pesar de toda la comprensién que ella misma apor- taba a su situaci6n, no podia absolverse por eso de la cul- pa sentida. La sefiora N. repetia ahora aquellos errores que les reprochaba a sus padres: sofocar los sentimientos auténticos. El sentimiento que emergia nuevamente y ahora tan persistentemente, de haberse hecho culpable por las muchas aventuras amorosas ante su marido y an- te si misma, no era justamente producto de la educaci6n. Era ella misma la que habia empezado a resistirse contra su propia represién. Porque estaba a punto de realizar 63 Alfried Lingle “aborto animico” con su juicio perspicaz y con su in- teligencia aguda. Con mucha mayor frecuencia, se percibe el sentido de una situaci6n vital intuitivamente, es decir, “esponta- neamente”, que reflexionando conscientemente y pen- sando mucho. Hacer valer como auténtico slo aquello de lo que el ser humano es plenamente consciente seria una arrogancia intelectual de la que caeria victima la di- mensién humana, dado que las antenas del ser humano alcanzan mucho més alla de aquel terreno enteramente cuantificado del que ha tomado posesi6n intelectual- mente. 8. Todo ser humano puede encontrar sentido indepen- dientemente de su coeficiente intelectual y de su edad, en tanto y en cuanto sea capaz de tomar decisiones, por mas simples y poco sensacionales que ellas sean (desde afue- ra, tal vez completamente inadvertidas). No necesita ni siquiera sus cinco sentidos, dado que el érgano del sen- tido (Frankl) es una sensibilidad interior para lo correc- to, es lo que también se puede denominar “conciencia”. Obrar a conciencia es posible a cualquier edad, con cualquier inteligencia; es posible independientemente del género o de la religion, incluso de cualquier confe- sién. Numerosas investigaciones empiricas corroboran (ver por ejemplo Frankl, La pregunta por el sentido en la psicoterapia) que la capacidad de hallar sentido es parte de lo mas propio del ser humano. Edad, experiencia, educaci6n, trasfondo cultural, ni- vel de formaci6n, estructura de cardcter, vinculo religio- so 0 inteligencia son parte del sistema de condiciones en cuyo marco se abren la libertad y la responsabilidad pa- ra hallar sentido como la posibilidad adecuada para esta persona en esta situacion. 64 Vivir con sentido 9. El sentido tiene numerosas facetas. Algunas que se revelan como especialmente ttiles e importantes para manejarse prdcticamente con sentido han sido mostra- das en las descripciones precedentes. Ahora nos aparta- remos de la diferenciaci6n y, para finalizar este capitulo, buscaremos una Ilave con la que se puedan abrir todas las puertas a las posibilidades de sentido. En este libro se ha sefialado repetidamente que el sen- tido representa una ayuda para orientarse, de la que se puede esperar que le muestre a los seres humanos la di- recci6n hacia una vida plena y lograda. Si éste es efectiva- mente el caso, entonces debe haber, independientemente de todas las reflexiones acerca del sentido (y ellas Ilenan muchos libros), un concepto simple segtin el cual sea po- sible una vida plena de sentido en todo momento. Decimos que en cada caso el sentido no esta en noso- tros; hay que buscarlo. Sentido es justo lo que hay que hacer de manera adecuada y considerada a cada situa- cidn. Todo esto ya lo hemos escuchado. Entonces, segui- mos preguntando: gcémo reconozco lo que hay que hacer? Y encontramos que es percibido como “deman- da”, como lo que pide y/o como lo que exige, como algo fascinante 0 como algo necesario. Bueno, diran algunos, jlo que se siente asi no es ni de lejos algo comprobado! Es cierto, pero zqué se habria ga- nado con ello? Mas alla de la imposibilidad de semejan- tes pruebas, ellas son innecesarias, dado que un sentido realmente reconocido y sentido ya representa lo “mas certero”. A ir mas alla de la falta de entusiasmo y de de- cision, no ayuda ninguna prueba. Depende esencial- mente del valor de la cosa de la que se trata. Sin embargo, si lo “mas certero” se justificara final- mente, eso deberd demostrarse, se manifestara en el de- sarrollo de la vida. En toda vida plena de sentido, 65 Alfried Lingle subyace una actitud clave muy determinada: es la acti- tud del permitir preguntarse. Existir quiere decir “estar en cuesti6n”, “ser-preguntado”. Vivir quiere decir dar respuesta, responder las pre- guntas de cada momento particular. Frankl escribe que a la pregunta por el sentido de la vida hay que darle un giro de 180 grados para que se la pueda responder en su origen. “Es la vida misma la que le hace preguntas al ser humano... El es a quien Ja vida le pre- gunta, quien debe responder a la vida y responder por la vi- da. Pero las respuestas que da el ser humano s6lo pueden ser respuestas concretas a ‘preguntas vitales’ concretas. En la responsabilidad por la existencia acontece la res- puesta que se le da; en la existencia misma ‘consuma’ el ser humano el responder a sus propias preguntas” (Frankl, 1982). La clave para el sentido es la apertura del ser huma- no, radica en el orientarse hacia la vida. Hemos nacido, por cierto, en un mundo que es cualquier cosa menos in- tegro. Pero en él ni por un momento faltan ofertas de sentido. Sustraerse a ellas querria decir rehuir el mundo que nos ha originado. Pero no sélo el mundo, también nosotros seriamos los defraudados, nos defraudariamos nada menos que en el desarrollo de nuestra existencia. Adoptando la actitud conveniente segun el sentido en cada caso, afrontando- lo, llevamos nuestra existencia a la plenitud. 66 Capitulo 5 {COMO SUCEDE EL ExITO? Exito: resultado del esfuerzo y la suerte. La obsesién por el éxito conduce a una sensacién de vacio, contractura interior e inseguridad. Tres perturbaciones animicas de la obsesién por el éxito: adicci6n al éxito, miedo al fracaso, bloqueo animi- co. El eco del sentimiento. Ser exitoso es uno de los atributos mas bellos, espe- cialmente en nuestro tiempo. Por eso vale la pena preci- sar en qué condiciones surge el éxito y qué es lo que en realidad debe significar. Dado que en este libro nos dedi- camos basicamente a la pregunta de cémo logra el ser humano vivir con pleno sentido, entonces también va- mos a preguntarnos acerca de la relacién entre sentido y éxito. ¢Es el sentido una receta para el éxito? O el senti- do requiere que debamos abstenernos del éxito? Vamos a preguntarnos primero qué quiere decir tener éxito. {Para qué situaciones utiliza usted esa palabra? Si comenzamos a reflexionar, nos llama la atencién que por éxito se entiendan cosas muy disimiles y ocasionalmen- te contrarias. Esto se relaciona con la evaluacién del ob- jetivo del éxito. Un “suficiente” en un trabajo en clase puede ser para un escolar un éxitg gam para otro repre- sentar un fracaso. By 67 Alfried Langle A pesar de toda diferencia en la evaluacién del objeti- vo del éxito, hay cosas en comtin que legitiman el uso unificado del concepto. De éxito sdlo se habla cuando lo precedié un obrar perseverante cuyo esfuerzo colabor6é esencialmente para alcanzar el objetivo. Cuando los acontecimientos por si mismos conducen al objetivo, “casualmente” u observando una regularidad inexora- ble, dificilmente se pueda hablar de éxito. Tiene éxito quien puede considerarse a si mismo causante del resul- tado ambicionado. Y, donde el ser humano pone manos a la obra, ahi hay inseguridades. Asi, a pesar de todo esfuerzo y de toda habilidad, se puede tener “mala suerte” y fracasar. El éxito le puede ser esquivo a uno, y el trabajo no es “coro- nado” por un éxito. Que esto pueda pasar es lo que constituye el problema con el éxito. Con éste se describe un Ambito ubicado entre la necesidad de las leyes, por un lado, y el surgimiento puramente casual del efecto, por otro. 100 % casualidad (“suerte” o “mala suerte”) Necesidad Casualidad —_ Ambito del obrar orientado al obje- tivo, que conduce al éxito (fr. 100 % seguridad ote {fracaso) (transcurso necesario) 68 % de esfuerzo Vivir con sentido En este Ambito intermedio, se encuentra el obrar orientado al objetivo, el esfuerzo del ser humano para al- canzar un efecto determinado. De ello resultan dos cosas importantes para el manejarse con el éxito: 1. Lo que representa un éxito lo fija el ser humano (de- terminaci6n definitoria del éxito). Hay que saber, por lo tanto, qué se considera éxito y qué fracaso. 2. El éxito puede ser allanado por el ser humano, pe- ro no enteramente producido. El esfuerzo por si solo no provoca necesariamente el éxito (insuficiencia en la rea- lizacién del éxito). El primer punto, la “localizacién del éxito”, acontece s6lo por medio del ser humano. Para el segundo punto, para el “camino al éxito”, se necesita, ademas de nues- tros esfuerzos adecuados en intensidad y orientacién, una cuota mas 0 menos grande de suerte. Se necesita el “favor del momento”. El ser humano religioso diria tal vez: se necesita la bendicion o la gracia. El éxito es un producto de dos componentes. Como una amalgama, se compone de la mezcla de esfuerzo y “casualidad”: plano del éxito Petit auténtico % de casualidad (suerte) plano del obrar la accién exitosa 69 Alfried Langle Porque el surgimiento del éxito no depende sélo del ser humano, tampoco puede ser asentado totalmente co- mo mérito propio. Y, de la misma manera, el fracaso no puede ser equiparado totalmente y sin mas con incapa- cidad (lo que, por ejemplo, suele hacer el depresivo 0 in- seguro). Por supuesto que de la misma manera es valedero que el fracaso tampoco puede ser atribuido sin mas a la pura “mala suerte”, a lo que a su vez tiende el seguro de si mismo, dado que piensa que a él no se pue- de deber nunca cuando algo sale mal. En verdad, el éxito real tiene como base, es decir como condici6n previa, un esforzarse auténticamente. Sin em- bargo, el “salir bien” le “cae en suerte” a esta base. El es- forzarse eleva la probabilidad del surgimiento del éxito; con habilidad, ejercitacién, aplicacién y experiencia, el ser humano puede aumentar las perspectivas de éxito y disminuir el influjo de la casualidad. plano del éxito ) on, experiencia. % de esfuerzo auténtico (aplicacion, habilidad, % de casualidad ————— plano del obrar S6lo si precedié este ingrediente de la mano del ser humano, se puede hablar de un auténtico éxito. Si al- guien encuentra un anillo de oro casualmente y sin bus- car, esto no puede ser designado como éxito, sino que es 70 Vivir con sentido justamente pura casualidad. Esta diferencia debié apren- derla también aquel rabino quien, debido a su falta de éxito, habia caido en serias dificultades econémicas y ya no sabia cémo alimentar a sus cinco hijos. En su deses- peracién, le implor6 a Dios un milagro al jugar a la lote- ria. Cuando después de varias semanas no se insinu6 ni la menor ganancia, fue al templo e increpé a Dios: “Se- for, gno te pedi hasta el hartazgo que ayudaras a mis hi- jos y a mi? Primero me das cinco hijos y ahora no haces nada. ;Cémo podré seguir creyendo en ti?” Entonces re- son6 la poderosa voz de Dios: “Rabino, veo tu necesi- dad, jpero dame una oportunidad! jVe y por lo menos compra un billete de loteria!” El esforzarse eleva las perspectivas del surgimiento del éxito, deciamos, pero el radio de accién de nuestras manos requiere la prolongacién por medio del favor del momento, para alcanzar el objetivo del éxito. objetivo del éxito JA “suerte” accion éxitosa “esforzarse” punto de partida Hagdémonos nuevamente conscientes de que el éxito es definido enteramente por el ser humano. Por estas dos razones —el éxito necesita nuestro esfuerzo y es de- finido por nosotros—, se produce facilmente una grave confusion, que encima es alimentada por el pensamiento idealista. Sin haberlo reflexionado bien, se comienza a vivir como si directamente se ambicionara el éxito. La 71 Alfried Langle motivaci6n para obrar es tan sdlo tener éxito (como si se lo pudiera alcanzar inicamente obrando). Se pasa por alto que el éxito consta de dos elementos que desde cierta perspectiva son contrarios. Sdlo uno puede aportar el ser humano para su consecucién. El otro se tiene que dar por si solo. Escapa a nuestro domi- nio. Cémo y por qué se da el encuentro de estos dos ele- mentos, permanece como un misterio para nosotros. Por eso, cuanto mas intentamos intervenir en este proceso y manipularlo, tanto mds se trastorna y el éxito ocurre con mayor dificultad. La verdadera receta es limitarse al es- fuerzo adecuado sin hacerse dependiente del éxito. El se mostrara. Frankl (1985) representa esta situacién con un dibu- jo que explica graficamente el éxito como “efecto se- cundario”: razon efecto LT | Jo el efecto El querer alcanzar directamente un efecto es efectismo; es mas “parecer” que “ser”. Para un efecto auténtico, es fundamento y condicién previa el “desvio” por la confron- tacién con las cosas en el mundo (como valores propios). voluntad para el sentido 72 Vivir con sentido Para ejemplificarlo brevemente: los padres son para sus hijos una auténtica autoridad cuando la influencia se basa en el ejemplo de vida, en su saber previo y en su ca- pacidad. Una indicacién que esta fundamentada de esa manera tiene un efecto totalmente distinto sobre el ado- lescente, a que si los padres quieren ahorrarse esa moles- tia e intentan provocar determinado comportamiento de los hijos por el camino directo. éComo se hace eso? Se elude la molestia y se imponen represalias, o el comportamiento deseado se compra, por asi decir, por medio de un intercambio. También el joven nota que aqui no hay una autoridad competente, percibe a los padres como autoritarios 0 extorsionado- res. Siente la falta de autenticidad de los medios con los que debe ser logrado en é] un determinado efecto y, con razon, se resiste a esa intromisi6n en su libertad, rebelan- dose contra la coaccién objetivamente infundada o redo- blando la apuesta a la extorsién. El esforzarse intensamente por el contenido, el esme- rarse al obrar, es parte del éxito. Lo decisivo es que el es- fuerzo se limite al “campo del material” y deje suceder lo que esta mas alla del limite. razon voluntad para el sentido esforzarse dejar suceder 73 Alfried Langle En la dedicaci6n a algo que represente algtin valor, es- td el sentido. De esa manera, el sentido esté enteramente del lado de lo realizable, siempre esta dentro del alcance del ser humano. El sentido no esta en el tener éxito, sino en la decidida dedicacién a un valor (como por ejemplo a una tarea, a un ser querido). Tener éxito significa que en mi esfuerzo me he orien- tado hacia algo valioso. Por eso conserva pleno sentido incluso si no se alcanzé el objetivo o no se pudo finalizar el trabajo. La falta de éxito de una obra de arte que falla en su estreno no menoscaba su belleza, y algunas obras in- conclusas cuentan entre las mas bellas de nuestra cultura. Si el sentido se debiera buscar en el éxito, :qué diferen- ciaria entonces la busqueda de sentido y un juego de azar? Una motivacién para obrar, que no se restringe a aquellos valores con los que se tiene que ver inmediata- mente, es en el fondo exagerada, es decir, va demasiado lejos porque invade el campo del éxito. El intento de que- rer forzar el éxito a contrapelo de la naturaleza de la cosa es una “frustraci6n existencial” preprogramada (Frankl). ~Adénde conduce ésta? Esencialmente, a tres efectos: 1. Sensacion de vacio (la mayoria de las veces, pasa por depresidén). 2. Contractura interior (seguida por contractura mus- cular). 3. Inseguridad (animica e intelectual). Cémo se llega a esto, ya le resultard a usted com- prensible. 1. La persona orientada al éxito se concentra en su de- seo (tener éxito) y pierde de vista cada vez mas el piso de los hechos (la base que conduce al éxito). Ademas, el para 74 Vivir con sentido qué de su obrar es tener éxito y si esto ocurre ya no tiene ningun “para qué?” mas. Tiene la satisfaccién (de su de- seo) pero no la realizacién (de su persona). La concentracién en el tener éxito implicé un déficit en la base y en el objetivo: en razones reales y valores perdurables. Tarde 0 temprano, sigue forzosamente un vacio interior. O el éxito no se dio (lo que no es improba- ble) o si se tuvo éxito, pero se trataba sdlo del éxito por si mismo y, por lo tanto, vacio de contenido. 2. Se intenta compensar el vacio surgido; ya sea porque no se conoce ningtin otro camino, ya sea porque no se quiere ningun otro camino. Se intenta forzar nuevamen- te la suerte con la misma receta para el éxito. Se percibe cuan dificilmente funciona. Los esfuerzos se vuelven tanto mas intensos cuanto mas dificil es lograr la suerte. Uno se aferra a su postura, se obstina en sus esfuerzos (rigidez). La contractura se extiende al cuerpo (contrac- tura de los musculos del hombro, presi6n arterial alta, respiraci6n superficial). Surge el estrés. 3. Aparece una profunda inseguridad, a menudo desa- percibida por mucho tiempo. Es alimentada por dos ex- periencias: a) Uno se siente amenazado, porque se experimenta constantemente que el éxito también depende de in- fluencias “ajenas al yo”. Uno se siente expuesto. Se expe- rimenta la limitacién de la propia capacidad de obrar. b) A causa del “vacio posterior al éxito”, a causa de la creciente falta de éxito de los esfuerzos 0 a causa de la magnitud de la dedicacién, surge mas y mas la pregunta de si realmente vale la pena vivir para el éxito. Incluso eso puede ir tan lejos, que se produzca una conmocién 75 Alfried Langle de la cosmovision y a uno le parezca sin sentido y vacio todo lo que hace (a pesar de no ser depresivo). La obsesion por el éxito, con los tres sintomas, puede conducir también a perturbaciones animicas. Esto es a comportamientos similares a las adicciones, miedos y bloqueos animicos. Miremos mas detalladamente este conjunto de problemas. Dediquémonos primero a los comportamientos simi- lares a las adicciones, y en particular a la adiccién al éxito. La adiccidn al éxito se parece a aquella conocida pasién por los juegos de azar (Dostoievski la ha descrito exce- lentemente en El jugador). Como en éstos, en la adiccion al éxito se trata de desafiar la suerte, dado que todas las fibras del ser humano estan orientadas hacia una sola co- sa: justamente el tener éxito. Un adicto al éxito puede trabajar dia y noche para de- sarrollar su carrera. El valor de toda la vida depende de en qué se vea el éxito: prestigio, dinero, poder, lujo, autoa- firmacién. Entonces no queda en absoluto muy apartado del camino jugar con “cartas marcadas”, manipulando la situaci6n para forzar éxitos, alardear de trabajos que nunca se hicieron y adornarse con plumas ajenas. El adicto al éxito no vive del cumplimiento sino de la satis- faccién; lo que hace lo deja interiormente vacio. Porque siente esto, corre mas para no tener que sentir su vacio existencial, su vacio interior, se aturde. En estadios pos- teriores, comienza a jugar un rol también el alcohol. El adicto al éxito es un ser humano en peligro, porque équé le queda cuando se derrumba su castillo de naipes? El vacio y el aburrimiento se abren, y se torna conscien- te del sinsentido de su estilo de vida. El adicto al éxito necesita del éxito, se ha definido por medio del éxito, pe- ro. asi se ha enajenado (porque es claro que para el éxito debe afiadirse algo de afuera). 76 Vivir con sentido La obsesi6n por el éxito esta unida, ademas, como ya fue dicho, a miedos que principalmente se tornan per- ceptibles como miedo al fracaso. En el caso del miedo al fracaso, se trata de la imagen en espejo de la adicci6n al éxito. Aqui hay un recelo ante el riesgo y el juego con la suerte. Amenudo, precedieron malas experiencias con el juego de la casualidad, de manera que estos seres huma- nos son como nifos quemados que se quieren prevenir lo mas posible. También aqui hay una sobreestimaci6n del éxito, en el cual se ve el maximo objetivo de la vida. A sus ojos, no hay nada peor que haberse esforzado inutilmente, que regresar de la caceria sin presa, que no ser el vencedor celebrado. Estos seres humanos son malos perdedores. Por miedo a ser desairados, no invitan a bailar a la mu- jer de su vida. En el miedoso reparo ante el fracaso, ante errores, ante el fallar o ante la mala suerte, se privan del desarrollo de sus vidas. El tercer trastorno conduce por eso a un bloqueo animi- co, porque se fuerzan procesos que naturalmente ocu- rren de manera espontanea y por si solos, y que en realidad sdlo asi ocurren sin inconvenientes. Frankl ha- bla de “modelo de reaccién neurético-sexual” porque esta actitud aparece con mayor claridad en los trastornos se- xuales. El modelo de reacci6n no se observa solo en el ca- so de neurosis sexuales, sino que también es pertinente en todas las vivencias que (después del esfuerzo prece- dente) deben producirse por si solas y sdlo entonces pueden ser consideradas auténticas. Quien quiera ser gracioso, quien quiera experimentar a toda costa una alegria, quien quiera ser feliz, cuanto mis forzada y directamente anhele esto, tanto mas inhi- bida, exigida y sobre todo vacia llegar a ser la vivencia. Uno se bloquea a si mismo porque “pone manos a la 77 Alfried Lingle obra sobre si mismo”. En el modelo neurético-sexual, subyace un triple error (ver también Frankl, 1985): 1. Una sobreelevada valoracién del éxito (por ejemplo: “Debo llegar al orgasmo; si no, me pongo en ridiculo”). 2. Un reflexionar exageradamente acerca de las posibi- lidades para llegar de todas formas al (tan ansiado) objeti- vo (dias enteros pensando, fantaseando y preparaéndose para la pr6xima relacién sexual). 3. Una autocontemplacién en el acto (durante la con- sumaci6n), en lugar de la entrega a la pareja (“zCuan cer- ca estoy ya del orgasmo? ;Sera mejor esta vez?”). En la sexualidad, tal comportamiento desemboca tar- de o temprano en trastornos como impotencia o frigidez. Porque lo que acontece natural y autonomamente, es de- cir, por si mismo, a través del sistema nervioso central para el plano corporal y en el acto sexual en el Aambito psiquico, es entorpecido en su transcurso espontaneo a través de la actitud y un proceder manipulador. Se llega finalmente a un bloqueo. El modelo de trastorno también se da, como ya fue mencionado, cuando alguien se esfuerza por hacer espe- cialmente divertida una noche con invitados, cuando se quiere causar la impresién de relajado e indiferente, cuando se quiere estar especialmente de buen humor pa- ra un momento determinado. El mismo modelo de trastorno se halla no sdlo en el caso de éxitos puntuales. Del mismo modo, puede diri- gir el obrar como actitud de vida a través de muchos afios; por ejemplo, cuando seres humanos intentan ser felices e intentan asegurar este ser felices lo mas posible, de modo que permanezca independientemente de las circunstancias. 78 Vivir con sentido “Para la felicidad no existe ningtin cupén de raciona- miento.” Asi resumié una vez una paciente, de manera acertada, los conocimientos de las horas de terapia pre- cedentes. También para la felicidad es valido el “princi- pio del éxito”: “Lo que el ser humano quiere realmente no es, en ultima instancia, el ser feliz en si, sino una ra- z6n para ser feliz. Porque tan pronto como hay dada una raz6n para ser feliz, se instala la felicidad, aparece el pla- cer por si solo” (Frankl, 1985). En el pasaje del que proviene esta cita, Frankl no ha- bla sdlo de la felicidad, sino también del placer, que obe- dece al mismo principio. Al placer hay que atraerlo, y no hay nada que lo espante mas que el ruido de pelea. En la “lucha por el placer”, se intenta obtener placer directa- mente “sin muchos rodeos”. “Pero, lamentablemente, cuanto mas se propone uno el placer, tanto mas se le es- fuma” (Frankl, 1986). ¢Por qué? Porque el experimentar placer satisfactoria- mente es un efecto, una consecuencia de otra cosa que lo precedié. El experimentar placer satisfactoriamente es en realidad un efecto secundario, “efecto secundario de un sentido cumplido y de un ser que encuentra” (Frankl, 1985). Si por el contrario el experimentar placer, es decir, el estado psiquico interior y no por ejemplo el objeto atrayente en el mundo, es transformado en objetivo in- mediato del anhelo, entonces reclama toda la concentra- cién y se convierte “en el tinico contenido y objeto de la atencién. En la medida en que el ser humano neurético se preocupa por el placer, pierde de vista la razon para el placer, y el efecto ‘placer’ ya no puede surgir”. ~Cémo se ve, someramente, una ayuda especifica que conduzca fuera de los mencionados trastornos? Noso- tros decimos que la razén de estos trastornos se halla en una actitud que procura forzar los efectos por caminos 79 Alfried Langle directos, lo que va a contrapelo de la naturaleza de la co- sa. Quien esta metido en tal problematica podra decir con Aldous Huxley: “Cuan feliz se podria ser sino se ne- cesitara pensar en ser feliz.” Una terapia adecuada inducira por eso la descontrac- tura, guiando las intervenciones y el obrar del paciente hacia el campo de las razones, congruentemente con el alcance limitado de los brazos humanos, que no pueden alcanzar el otro lado, el del éxito; es decir, hacia lo que se puede sostener efectivamente en las manos. Para el sen- tido, cuenta el comprometerse con algo o alguien por su va- lor, pero no por éxito propio, inmediato. Este ya vendra, no hay que preocuparse. No preocuparse especialmente por ello conlleva una serenidad sanadora, con la que se puede evitar mucho estrés; lo que a su vez deja mas fuer- za para el esfuerzo que conduce al objetivo. El neur6tico sexual encuentra un camino de salida cuando se acerca a la pareja ya no mas como a un “dis- pensador de placer”, y aprende una manera de ver que le permite divisar al otro como amable e incluso amado. Se trata de que en la relacién sexual quite su atencién de si mismo (esto es, de los efectos placenteros de su parte). En lugar de eso, entregado al tui de la pareja, estard aten- to a la belleza de sus atractivos sexuales, al encanto de la persona, a su ternura en la donaci6n, y a las muchas cua- lidades atractivas y amables del ser humano amado. Las tiene que disfrutar, en lugar de acechar su orgasmo. Es- te acontece por si solo y, por cierto, tanto mas intensa- mente cuanto mas libre y esponténeamente se lo deja llegar. Este es el principio basico de un método que Frankl denomin6 “derreflexién”. El nombre dice que se aparta la reflexion del éxito y se la dirige a las tareas, los valores y las bellezas en el mundo. Es conocido, pero se olvida a 80 Vivir con sentido menudo por la influencia de trastornos animicos, que también los sentimientos siguen una raz6n. Se los puede considerar el “eco interior” de la constelacién de la situa- cion (estimulos, recuerdos, pensamientos...). Por eso son parte de la misma categoria de fendmenos, que suceden por si mismos si son auténticos (estan exceptuadas cier- tas enfermedades, como por ejemplo formas de depre- si6n, que pueden aparecer en fases y practicamente sin razon). El intento de modificar sentimientos por caminos di- rectos (inducir sentimientos agradables y descartar sen- timientos desagradables) representa un violentarse a si mismo, dado que desdefia la razén de su surgimiento. De ahi que sea psicologicamente comprensible que la mejor manera de superar el mal humor sea confrontando- se inmediatamente con su razén, prestandole la menor atenci6n posible 0 dedicandose a una tarea pendiente o a una pequena ocupacion. {Quién no ha observado cudn rapidamente se disipa entonces el mal humor, a veces para la propia sorpresa? El principio basico del acontecer de los sentimientos y los humores se encuentra también en miedos y en algu- nas formas de depresién. Sin embargo, a menudo se re- quieren ciertas técnicas y conocimientos metédicos para aplicarlo en trastornos clinicos. Se hace notar que lo aqui expuesto no debe inducir a intentar todo unilateral y ex- clusivamente desde la perspectiva de este capitulo. Con seguridad, se trata de un aspecto importante que adop- ta una funcién clave en muchos modos de comporta- miento, pero sigue siendo justamente s6lo un aspecto del comportamiento y de la actitud. Algunos seres humanos piensan que esta “actitud de- rreflexiva” va unida a una renuncia, esto es, la renuncia a la felicidad, el placer, el Prestigio, el éxito. En realidad, lo 81 Alfried Lingle cierto es lo contrario, como hemos visto. Se renuncia tan s6lo a la sobreestimacién manipuladora de si (algunos dirian también narcisista), que cree poder disponer del destino. La actitud derreflexiva se basa en un realismo funda- mental que coloca el tamaiio y la influencia real del obrar humano en las proporciones correctas. Semejante realis- mo vale la pena de todos modos. Se puede plasmar la vi- da mas efectivamente y se torna asi esencialmente mas plena. Uno no se ahorra el trabajo, pero si se ahorra un estrés innecesario. Comprender esto fue para un médico jubilado la cla- ve para una clara mejoria de su disposicién de animo y, por sobre todo, de la relaci6n con su mujer. El busc6 ayu- da psicoterapéutica porque su espiritu emprendedor co- mo jubilado decaia mas y mas, y sufria perturbaciones angustiantes-depresivas. Su estado le obstaculizaba “di- rectamente la felicidad”, como é1 decia. Consideraba la felicidad como un estado que simplemente se posee. No le parecia que la felicidad debia tener una raz6n conco- mitante en la que se invierte el trabajo. Toda su vida vivid bajo el aspecto de la utilidad. La carga era en primer lugar su mujer. Ahora que él estaba constantemente en casa, no podia soportar las enferme- dades (neuréticas y corporales) de ella. Se sentia respon- sable por ella, sin poderle conseguir realmente alivio, y ella rechazaba la ayuda de extrafios. La falta de éxito de sus esfuerzos lo ofendia, soportaba cada vez menos estar con su mujer, e incluso pequefias ayudas comenzaron a resultarle una carga. En qué consistia aqui el problema? A los ojos de un ser humano que en su vida sdlo se guia seguin la utilidad, una ayuda recién tiene valor cuando conduce a la cura- cién. Que la ayuda sea simultaneamente expresién de la 82 Vivir con sentido relacién, del amor, la dedicaci6n, cae fuera de este mode- lo de percepci6n. Sdlo cuenta el éxito. Si éste no se da, en- tonces el esfuerzo fue una inversién equivocada. La frustracién permanente de sus esfuerzos condujo a que sucumbiera su autoestima (“Soy un fracasado, hago to- do mal”). Con este desarrollo, es comprensible que co- menzara a evitar a su mujer, dado que le resultaba cada vez mas dificil estar junto a la supuesta causa de su frus- tracion. La mujer reaccion6, por supuesto, con reproches por su alejamiento. Y falté poco para que, debido a la escala- da, se llegara a una explosidn. La depresi6n ofrecia cierta proteccién, dado que una separacién habria contradicho su actitud, en ultima instancia amorosa, ante su mujer. éCémo podia salir de su situaci6n empantanada? Se necesitaron algunas horas de conversacién hasta que él Ilegé a una idea decisiva. Esta consistia para él en que podia conservar un orgullo real como médico y es- poso porque él podia decir: “Por mi mujer hice todo lo que se puede hacer en cuanto a ayuda médica para su mejoria. Mas no es posible, incluso para un esposo mé- dico.” En su escrupulosidad, no habia asi dudas. Pero su orgullo estaba ahora acompanado por la modesta idea: “Por el éxito de mis esfuerzos, yo no soy responsable. La curaci6n ya no es mi tarea, de acuerdo con el viejo prin- cipio medicus curat, natura sanat (el médico cuida, la na- turaleza sana).” La otra cara de la moneda de esta modestia fue una descompresién de la situacién: “jNo tengo que hacer na- da mas, por lo tanto!” Justo como esposo, deber tener éxito con la propia mujer (y tinica paciente como jubila- do) representaba una pretensi6n exagerada constante. Esta habia cedido el lugar a una responsabilidad realista 83 Alfried Lingle y auténtica. Cumplir con ella era lo que tenia que hacer, y tuvo efectos decisivos para la nueva autoestima. La inseguridad de ser un fracasado habia cedido. La relaci6n crispada con su mujer se relajé tanto de ese mo- do, que pudieron conversar nuevamente. La pudo ex- hortar a expresarse acerca de su estado de sufrimiento, dado que él ahora tenia la fuerza de participar de su su- frimiento. Su vida habfa obtenido un sentido, estaba orientada segun el lema “jLo logré!”, en lugar de “jLogré arruinarme!” 84 Capitulo 6 ¢TIENE SENTIDO LA RESPONSABILIDAD? El sentido de la libertad es ser responsable. La responsabi- lidad esta ligada irrevocablemente a la libertad. Responsabili- dad: un concepto relacional. Manejarse con la culpa. Lo logrado por accién propia es mi mérito. Lo que fra- cas6 por mi acto libre es mi culpa, se asienta como défi- cit en mi existencia. Cada acontecimiento para cuyo surgimiento jugé un rol mi participacién esta entre los polos del mérito y la culpa, me favorece o me hace que- dar mal parado ante mi mismo (0 también ante los de- mas), presuponiendo que participé como ser humano libre, es decir, decidi y obré en conocimiento de aquello en lo que me metia y de lo que se trataba. En ninguna otra cosa se manifiesta mas claramente quién soy, que en acontecimientos que dependen de mi. Mi reacci6n, mi respuesta al sentido de la situaci6n (si y cémo le correspondo o lo dejo pasar), genera aquella luz en la que aparezco ante mi mismo y ante los demas. Dado que como ser humano libre no obré en nombre de otro, no estaba como instrumento bajo coaccion. Fui yo solo quien le puso su sello al acontecimiento, esta es- crito con mi letra. Porque fui yo quien lo quiso hacer y lo 85 Alfried Lingle llev6 a cabo, es mi mérito. Incluso si otro se beneficia con el éxito 0 lo da por propio. Y es mi culpa si obré injustamente, incluso si otros lo consideran de otro modo. Alli donde haya obrado libre- mente, no puedo hacer responsable a nadie mds (atribuir la culpa a otro), y tampoco otro puede hacerse pasar por responsable (adjudicarse el éxito). El hecho queda adhe- tido a mi; es expresién de la persona auténoma, real, y de los objetivos a los que se siente vinculada. Si obrando libremente se pudo obtener algo valioso, si fue exitoso, entonces no se quiere ceder la responsabilidad. Si por el contrario surgi6 un dafio, entonces no hay que intentar en absoluto responsabilizar a otro, puesto que no se pue- de dejar de ser ni no ser uno mismo. De lo que haya hecho voluntariamente, soy responsa- ble. Lo que no habria llegado a ser sin mi también da tes- timonio de mi. jSi primero yo tuve que ver con eso, después eso tendra que ver conmigo! En lo que sigue, se clarificara qué es verdadera respon- sabilidad, para después llegar a hablar del asumir res- ponsabilidades y finalmente hacer algunas reflexiones acerca de cémo poder manejar la culpa con mas sentido. Ser responsable significa meterse en el juego. En otras palabras, la responsabilidad aparece donde algo me im- porta. Alli donde se trata de mf (c6mo obro y si obro), en consecuencia, dondequiera que deba decidir, me en- cuentro en medio de la responsabilidad. Toda responsabilidad presupone la libertad de la per- sona. (Por eso nadie puede ser culpable por algo que ocurri6 a pesar de la debida precaucidn y contra su vo- luntad, o por algo que él mismo no hizo. En tales casos, no se trata de culpa y no existe por eso ninguna culpa colectiva. A lo sumo, sé puede debatir la pregunta por la responsabilidad.) Libertad y responsabilidad estan 86 Vivir con sentido indisolublemente unidas, son como dos caras de una moneda. Libertad quiere decir justamente decidir uno mismo, y de ese modo ser el causante de un efecto. Obrar libremen- te implica necesariamente responsabilidad, sin importar si se lo sabe o no. Esta responsabilidad fundamental es la base para la responsabilidad concreta en cada situaci6n. Ala responsabilidad, por lo tanto, le antecede la libertad. Si contemplamos estos pensamientos desde el otro la- do, entonces esto quiere decir que, en el vinculo indiso- luble de libertad y responsabilidad, se trata de c6mo utilizar la libertad con sentido. Ser libre por ser libre en si desemboca en el vacio y la ausencia de todo compro- miso. Si se tratara sdlo de la libertad, no podriamos ha- cer nada mas, dado que de inmediato se desistiria de la libertad por una decisién. Ya hemos visto antes (capitulos 1 y 2) que debemos de- cidirnos de todos modos. Y vimos que la mejor decision se llama “sentido” (capitulos 3 y 4). Si uno pretende ha- cer con su libertad lo mejor, entonces eso sucede entre- gandola por el sentido de la situacién, dejandola consumirse en una decisién por éste. Asi, el vacio del “li- bre de” se transforma en la plenitud del “libre para”. Al aspecto negativo de la libertad, lo sustituye uno positi- vo: la libertad fue colmada con un sentido; el sentido de la libertad es la responsabilidad. Al final del cuarto capitulo, hablamos de una actitud de vida como clave para todo hallazgo de sentido. Alli di- jimos: el ser humano es basicamente y desde el principio “al que la vida le pregunta y el que debe responderle a la vida” (Frankl, 1982). Al dar respuesta a las “preguntas vi- tales” pendientes, al realizar las tareas y comprometerse con los valores vivenciales, se responde por la vida. En el responder concienzudamente la pregunta por el sentido, consiste la responsabilidad. 87 Alfried Lingle Para qué es responsable el ser humano ya fue dicho en lo expuesto en este libro: para la realizacién del sentido da- do por las mejores posibilidades de cada situacién particu- lar. Y {qué es eso ante lo que el ser humano es responsable? éAnte quién, ante qué instancia porta la responsabili- dad? “Bien, {quién podria responder a esta pregunta por el otro? :Acaso no tiene que decidir esta pregunta cada uno para si?” (Frankl, 1981). gEntonces no se puede dar a eso ninguna respuesta? Se muestra una direccié6n para la respuesta, como antes esto fue posible a la pregunta de para qué es responsable el ser humano. Cul es el sentido concreto tampoco fue dicho. Depende de la situacién y de la persona, y tampo- co puede ser determinado por el terapeuta. De ahi que la respuesta sdlo pueda ser decir cémo puede ser hallado este sentido. Entonces, zante qué es existencialmente responsable el ser humano? Es responsable ante el valor mas alto que él conoce en su vida. Esto es para uno el valor que él mismo es: su conciencia. Otro se sentira responsable ante un ser amado, ante quien quiere mostrarse digno. Para un ter- cero, sera su Dios ante quien quiere ser justo (ver Frankl, ibidem). Es totalmente posible e incluso hay que supo- ner que estos 4mbitos no se excluyen unos a otros, en tanto y en cuanto ellos son verdaderos para el ser huma- no, “congruentes” con él; dado que “conciencia” no se refiere en su acepci6n existencial a adoptar valores tradi- cionales 0 aprendidos, sino a una congruencia percibida personalmente. Por medio de esta sensibilidad personal a lo que esta bien y es correcto, obtenemos una orientacién para deci- dir y obrar de manera sensata y satisfactoria. Es en esta sensibilidad en la que se muestra, en Ultima instancia, la responsabilidad existencial. 88 Vivir con sentido En favor de la claridad, vale la pena describir la esencia de la responsabilidad con otras palabras (jinusuales?). Responsabilidad es mi respuesta al sentido particular que se encuentra en resonancia con mi valor mas alto. De ahi que la responsabilidad no tenga nada que ver con ejerci- cios obligatorios que alguien extraho demanda de mi. Responsabilidad es un concepto de la libertad. Y no hay que confundirlo por eso con normas, leyes, instrucciones de uso y operacion. Responsabilidad es expresién de mi vinculacién con un ser humano, una idea 0 una cosa. jResponsabilidad es un concepto relacional! La magnitud en la que se asume una responsabilidad (sobrellevando tiempo, esfuerzo y preocupacién) indica cudn valioso me resulta el objeto de mi responsabilidad. Ser responsable quiere decir dedi- carse. Querer entregarse, querer estar para algo, es com- prometerse voluntariamente. Ser responsable por algo quiere decir amarlo a conciencia, vivir con ello en el sen- tido de mi valor mas alto. Responsabilidad es compromiso por sus valores. En el obrar responsable, culmina la autonomia de la persona, y la libertad es llevada a su sentido. De este modo, no asombra que el maximo objetivo de la logoterapia y del andlisis existencial de Frankl sea conducir al ser humano a su propia responsabilidad, dado que vida sin respon- sabilidad es como “una vida no vivida”, es una vida vi- venciada* pero no vivida. Algunos seres humanos se estremecen ante la propia responsabilidad. Tienen miedo porque muy frecuente- mente ven en ella una coacci6n, una instancia ante la que deberian abandonar su libertad y serian despojados de lo amado. Es necesario mucho tacto para poder llegar a * De “vivencia”, palabra que introdujo al espaiiol el fildsofo Ortega y Gas- set para poder traducir el término aleman Erlebnis. 89 Alfried Lingle hablar sobre eso con ellos, y no imponer nada, no presio- narlos, dado que la responsabilidad es hija de la libertad personal. Justamente porque se los apremi6, a menudo los seres humanos desarrollan un recelo a tomar en sus propias manos su responsabilidad, su vida. Y por eso es tan im- portante saber que la responsabilidad no puede ser en- senada por medio de castigos y amenazas. Hacia la responsabilidad, uno sélo se puede sentir “atraido”. Pero, para poder asumir una responsabilidad, es im- portante estimar, ademas de la competencia, la magni- tud de las exigencias que uno puede imponerse. La responsabilidad existencial por un hijo, por ejemplo, no quiere decir hacer uno mismo “todo” por el hijo. La responsabilidad existencial tiene por condicion previa poder hacer frente a la situaci6n. La forma de vida en la que la responsabilidad queda rezagada por trechos prolongados es la neurosis, es decir, una enfermedad causada animicamente. Esto no quiere decir que uno se vuelva inmediatamente neurético si uno no vive su res- ponsabilidad. Sdlo hay que decir en este lugar que el neurético ad- vierte de manera tipica constantemente que no puede obrar de otra forma y que por eso no es responsable. En su neurosis, se experimenta pasivamente; es mas lo que él es vivido que lo que él mismo vive. Cuando tiene mie- do, por ejemplo, éste lo determina y dispone de él. No se anima a salir de su casa por miedo a sufrir un infarto, si bien tiene un corazén totalmente sano. Algo similar le pasaba a un hombre joven. Después de muchas horas de analisis existencial (entre tanto, habia recuperado una apreciable libertad de movimiento), se volvié claro qué gran necesidad habia desarrollado, des- de su adolescencia, de que se le prestara atencién. En ese 90 Vivir con sentido momento, se habia separado su madre, algo que lo habia hecho sufrir mucho. Seguia pendiendo sobre él el miedo de ser separado de sus seres queridos. Entonces se esfor- zaba temerosamente por recibir la solicitud de ellos. En eso veja la garantia de no ser dejado solo en lo inmediato. Hasta aqui, brevemente, el mecanismo psiquico de es- te neurdtico fobico. Mucho mas oculta en su pasado se hallaba una decisién que en su momento fue efectiva por poco tiempo y por eso habia caido bastante en el olvido. Ella habia determinado el rumbo del resto de su vida. A los catorce afios de edad, él no estuvo de acuerdo con la separacién de sus padres y se habia decidido a luchar. Pero gcémo hacerlo? El padre desaparecié del horizonte, y él dependia de su madre. {La iba a agraviar mientras ella se preocupa- ba realmente por él y hacia de todo por él? En su obsti- nacion, se decidi6 por una “huelga de brazos caidos”: no queria convertirse en adulto. En aquel momento, empe- ZO a propésito a no asumir ninguna responsabilidad en muchos ambitos, y a pasarsela a su madre. Tacticamen- te, eso fue habil en tanto y en cuanto asi no ponja en pe- ligro la relaci6n con su madre, y ademés se aseguraba los esfuerzos de ella y, por lo menos segtin su percepcién, podia castigarla por lo que hab{a hecho. Crecié con ocasionales molestias psicosomaticas. En su matrimonio desaparecieron, y por un buen tiempo vi- vid enteramente cobijado y practicamente libre de preo- cupaciones. Entonces lleg6 un hijo. “Con mi hijo cambié todo, ahora ya no habia una vida paradisfaca, dado que por mi hijo yo queria asumir responsabilidades. jPero no me habia preparado en absoluto para eso!” Poco des- pués del nacimiento del nifio, estallé la neurosis fobica. Sélo podia salir de la casa acompanado. 91 Alfried Lingle Después de muchas horas de terapia, supo de la razon de su enfermedad. “A lo que le tengo miedo, en realidad, es a tener que arreglarmelas solo en la vida. jLa neurosis es en realidad tan sdlo el miedo ante la responsabili- dad!”, dijo. Y continué: “Ahora me resulta claro por qué una neurosis puede llegar a ser tan fuerte. Se trata de to- da la actitud frente a la vida. Por eso no se puede salir de alli tan facilmente.” Repentinamente se le volvieron comprensibles mu- chas maneras de comportamiento en la neurosis. Por ejemplo, por qué sdlo podia salir de la casa acompaniado de ciertas personas, por qué no podia usar taxis, por qué s6lo podia trabajar con determinadas personas, y en pre- sencia de otras le daba miedo. “Podia hacer de todo si sa- bia que habia alguien junto a mi, dispuesto a asumir responsabilidades por mi y al que yo le tuviera confian- za si la cosa se ponia seria.” En la entrevista siguiente: “Entretanto se me torné claro que no he asumido la responsabilidad en muchos otros ambitos. Ahora he comenzado a asumir yo mismo laresponsabilidad en muchas cosas pequenias: en la asig- nacion de dinero, la compra de ropa, de comida...” No por miedo sino por una comprensi6én equivocada, rehusaba la senora A. la responsabilidad. Tenia muchas dificultades en el trato consigo misma y por eso queria tener una conversacién aclaratoria. Su historia ilustraba cémo por la presién de la educacién puede surgir un concepto equivocado de responsabilidad, contra el que circunstancialmente se resiste un ser humano por largo tiempo, y al mismo tiempo desagua la tina con el nino adentro. (El relato esta limitado a una breve presenta- ci6n del aspecto de la responsabilidad.) Lasenora A. creia que su educacién como joven adap- tada, y no ella misma, era culpable de sus problemas. Se 92 Vivir con sentido le habia ensefado que una muchacha debia estar dis- puesta a asumir responsabilidades, y ya en la pubertad empez6 a rebelarse contra esto; dado que responsabili- dad significaba para ella ser sumisa, tener que negarse, no poder ser ella misma, tener que obedecer normas. Por eso ella era alérgica a todo lo que tenia aspecto de res- ponsabilidad. Finalmente esto lleg6 tan lejos que ya con pequefieces tenia sentimientos encontrados; por ejemplo, cuando queria comerse ella sola un chocolate entero. Por su- puesto que sabia que dependia sdlo de ella si lo comia, pero el hecho de que consumir chocolate a menudo pro- duce caries, por lo cual ella sola debia asumir la respon- sabilidad, la hacia rebelarse un poco, ya que no queria recibir nada “impuesto” desde fuera. Lo que la habia ayudado a largarse del callején sin sa- lida fue la cuidadosa conversacién en la que conocié un concepto vital de responsabilidad, el mismo que ha sido descrito aqui. Fueron necesarias muchas aclaraciones, y manejarse con el concepto de responsabilidad orientado al sentido requirié mucha ejercitacion. Surgié que ella desde siempre habria asumido gusto- samente una responsabilidad asi. Y también se torn6 cla- ro que esencialmente su rebeli6n ya estaba sostenida por una responsabilidad por si misma. Sobre esto pudo construirse finalmente el concepto voluntario de respon- sabilidad. Mas arriba, dijimos que uno se siente atraido hacia la responsabilidad. De ello se concluye que es posible sus- traerse a ella. También dijimos que aquello con lo que ahora tengo que ver, después tiene que ver conmigo. ~Qué puedo hacer si de eso surgié algo con lo que no es- toy de acuerdo porque me equivoqué o porque fui cul- pable? Ya sucedio y no puede retrotraerse. 93 Alfried Lingle Ese es justamente el peso de que no poseamos la liber- tad de transformar en no ocurrido lo que si ha ocurrido, lo cual deja ver de manera especialmente clara nuestra limitacién. ;Para qué entonces dedicarle muchos pensa- mientos a eso, si de todos modos no se puede hacer nada? Un ser humano creyente objetarfa esto de inmediato. El conoce el arrepentimiento, la confesi6n, liturgias peni- tenciales. ;Se halla en una situaci6n peor porque debe expiar, mientras que el no creyente puede mirar c6mo- damente, dado que para él la cosa ya sucedi6 y listo? Como lectora atenta 0 como lector atento, habra usted notado que a todo manejarse sensatamente con una cosa o un problema le precede un principio basico: lo que se puede modificar hay que plasmarlo. Donde algo es inmo- dificable, ahi puedo modificarme yo. Con la culpa, se abordan muchas problematicas. Desde un punto de vista psicoterapéutico, el problema de la culpa es la impotencia del ser humano frente a lo in- modificable de lo acontecido. Porque los seres humanos no se las arreglan con ella, a menudo resultan de ello re- signacién y un comportamiento equivocado. La culpa es negada o considerada una bagatela. O bien los seres hu- manos reaccionan con furia impotente hacia si mismo, con autorreproches incesantes y sentimientos compungidos, “depresivos”. Reacciones, por lo tanto, que se hallan en- tre el polo de la ligereza y el de la autodesmoralizaci6n. En un manejo adecuado de la culpa, se intentard, por el contrario, reintroducir la dimensién perdida de la li- bertad, para arreglarselas con lo sucedido. Para ello se requieren nuevamente los principios basicos menciona- dos; sin embargo, esta vez, en el orden inverso, dado que en los acontecimientos que estan tras de mi, en el pasa- do, donde todo ya esta tan fijo que no es posible trans- formarlo en no ocurrido, son necesarios primero los 94 Vivir con sentido valores de actitud; después sigue el hacer. Y realmente todo lo que hemos dicho acerca de los valores de actitud (ver capitulo 3) se puede aplicar a la culpa donde, del mismo modo, lo ocurrido se ha vuelto ineludible. Ahora bien, lo acontecido esta cerrado, pero yo no ter- miné de vérmelas con eso. Me puedo modificar a mi mis- mo; también, mi posicidn hacia el acontecimiento, hacia mi hecho. De una actitud porfiada o rebelde, por ejem- plo, puedo salir (a veces, s6lo con ayuda de otros), pue- do mirar la situacién con tranquilidad, admitir el hecho, reconocer mis debilidades. El reconocimiento de lo facti- co, es decir, de aquello que realmente pasa conmigo, re- cién muestra el abismo hasta el ideal. Comienzo a ver lo que es necesario modificar y trabajar en mi, para no se- guir huyendo de mi mismo. Después de la comprension de la culpabilidad del he- cho, sigue como segundo paso el determinar obligaciones aun pendientes, esto es, aquello que a pesar de lo sucedi- do atin puede ser modificado. Muy a menudo, se pue- den aprovechar para eso las posibilidades de enmendar y practicamente siempre las de enmendar sustitutiva- mente. De manera realista, no hay que pasar por alto que un dafio a menudo puede ser eliminado o reemplazado. éNo seria la culpa incluso mayor si uno se desentendie- ra de eso, si uno reconociera haber sustrafdo algo, pero se negara a devolverlo? A veces, ya no es posible resti- tuirle al ser humano afectado lo que se le ha quitado. Recuerdo a una mujer que me conté que, muchos aftos después de haberse hecho un aborto, ya no lo con- sideraba correcto y entonces habia comenzado a relevar con frecuencia y regularmente a sus vecinas en el cuida- do de sus hijos; se ocupaba mucho de hijos ajenos. Ella queria enmendar en ellos aquello de lo que se habia he- cho culpable en su propio hijo. 95 Alfried Lingle Sin este hecho, el reconocimiento tardio de su error habria sido para ella demasiado barato (ver Frankl, 1984). Queria que este reconocimiento le costara algo, correspondiente al valor que para ella personalmente iba unido a ello. Y no reparé en los costos econdémicos, en el tiempo, y tampoco en los esfuerzos. (Semejante acto voluntario de un ser humano esta mucho mas alla de la compensacién de una pérdida que solo serviria a la pro- pia pretensién.) Quien haya comprendido que la culpa no es un desti- no por el que la vida con sentido se torna imposible se volvera més libre para asumir responsabilidades, dado que ya no debera retroceder espantado por miedo ante una posible culpa. Se volvera mas maduro para una vi- da autodeterminada. Sin embargo, la vida no se volvera asi mas cémoda; sélo mas sustancial, mas provechosa, mas plena. Estos dos lados de la responsabilidad, lo dificil y lo be- llo en ella, seran abordados en el texto siguiente y se cla- rificara una vez mas la dimensién de la responsabilidad: “Responsabilidad es aquello que a uno lo atrae, y a lo que uno se sustrae. La sabiduria del idioma insinua asi que en el ser humano hay fuerzas opuestas que lo retienen de asumir responsabilidades. Y, de hecho, hay algo en la responsabilidad que es abismal: cuanto mas larga y pro- fundamente se la mira, tanto mas nos percatamos de eso, hasta que finalmente nos invade una especie de mareo. Si profundizamos en la esencia de la responsabilidad humana, entonces advertimos que es algo terrible y a la vez magnifica. Es terrible saber que en cada momento tengo la responsabilidad por el siguiente, que cada deci- si6n, tanto la mas pequefia como la mas grande, es una decisién para ‘toda la eternidad’, que en cada momento realizo o desaprovecho una posibilidad, la posibilidad de 96 Vivir con sentido cada momento. Cada momento entrajia miles de posibi- lidades. Y puedo elegir una sola para realizarla. Pero con eso ya sentencié todas las demas y las condené a no ser nunca, y también esto ‘para toda la eternidad’. Sin embargo, es magnifico saber que el futuro, mi pro- pio futuro y con él el futuro de las cosas, de los seres hu- manos en torno a mi, depende de mi decisién en cada momento, de algtin modo aunque mds no sea en una pe- quefia medida. Lo que realizo a través de ella, ‘lo que traigo al mundo’, como dijimos, eso lo rescato hacia la realidad y asi lo resguardo de la transitoriedad” (Frankl, 1981). 97 Capitulo 7 TRANSITORIEDAD Y SENTIDO ¢Cémo puede tener la vida pleno sentido si sabemos que ella es limitada? ; Asi no se tornan fitiles muchas cosas? En- contramos respuestas a esta pregunta en la confrontacién con la muerte, el miedo a la muerte y las regularidades de nuestra existencia que alli subyacen. Precisamente al ser conscientes de nuestra finitud surgen posibilidades de una vida plena de sentido y puntos de partida hacia un poder morir libre de mie- do. La vida desaprovechada dificulta morir. ;Comencemos a vivir desde el principio considerando el final, para finalmen- te poder empezar a vivir! Por qué solemos dejar de lado la muerte Al final de este libro, volvamos a hablar acerca de la vida. De la vida en su totalidad, no sélo de aspectos par- ciales. De aquello que hace esencial a la vida. El tema “vida en su totalidad” tal vez lo podemos explorar de la manera mas répida con una pregunta poco comtn, la del miedo. éQué es lo que da el mayor miedo en la vida? Como el mayor miedo de la vida, mencionan muchos seres hu- manos la muerte 0 una agonia penosa. Si pensamos en ella, entonces la sentimos como un cuerpo extrafio o un intruso amenazante. Intuitivamente se diria, en realidad 99 Alfried Langle en una buena vida la muerte no tiene nada que hacer. S6- lo hurta y destruye la vida. Y, cuando llega la muerte al final de la vida, no hace- mos mas que desear que venga rapidamente, sin gran- des dolores, sin la necesidad de cuidados prolongados. Ojala en un entorno intimo, que podamos morir con sa- lud, por asi decir, y sin enterarnos mucho. Percibimos la muerte como un principio enemigo de la vida. Pero lamentablemente a la larga no se lo puede apartar de la vida. Con las primeras arrugas, las canas, los olvidos, etc., se mete furtivamente en la vida y co- mienza a molestar. Y por cierto que nos puede resultar un poco inquietante ver cuan ocultamente obra el prin- cipio mortal. Peor es el contacto abrupto con la muerte. Nos asusta- mos cuando insospechadamente ella nos toma por sor- presa y sin consideracién penetra en nuestra vida; un amigo de nuestra misma edad se enferma de cancer, otro muere de un infarto al coraz6n, un nifo tiene un acci- dente fatal, etc. Si lo afecta a uno mismo el diagnéstico de una enfermedad con posibilidad de muerte, entonces estamos totalmente conmocionados y nos sentimos im- potentemente expuestos a la desgracia. Aparece la de- sesperaciOn, especialmente cuando fracasa nuestra actual estrategia frente a la vida, porque estaba orienta- da hacia una vida sin una muerte. Seguramente los avances de la técnica y el poder de la ciencia han impregnado el espiritu de la época de tal mo- do que él se caracteriza por la posibilidad de hacer y con- trolar. Las grandes invenciones de nuestro tiempo nos han tranquilizado y realmente han conjurado muchas amenazas de antes. Nunca fue tan sencillo volverse vie- jo. Todo eso nos ha inducido a creer que podemos hacer casi todo. Asi comenzé a imponerse el vago parecer de 100 Vivir con sentido que ya no necesitamos considerar seriamente la muerte en nuestra vida, gracias a los avances de la medicina ya la buena prevision. Por supuesto, si nos hacemos conscientes de ello asi, nos resulta claro de inmediato lo cuestionable de esta to- ma de posicién. Sin embargo, una consecuencia esté vin- culada al espiritu de la época. Si bien no de nuestra vida, la muerte esta ampliamente desalojada de nuestro cons- ciente. Por eso, una y otra vez, despertamos de esta creencia espantados, cuando realmente experimenta- mos lo que sabe todo nifio: que a pesar de todo el progre- so somos mortales y que incluso el ser humano moderno del majiana puede morir en cualquier momento. La muerte, que hemos creido olvidar en lo cotidiano, aparece una y otra vez, ya sea en nuestra vida, en nues- tro entorno personal, ya sea en las noticias acerca de ca- tastrofes, tsunamis o enfermedades como sida, gripes epidémicas, etc. Desde siempre tuvieron los seres humanos miedo a la muerte. Y desde siempre estuvo amenazada la vida. Al- gunas amenazas ya no son tales actualmente. La peste es- ta extinguida; contra el cdlera existen medicamentos efectivos. Sin embargo, han aparecido nuevos peligros. El mas grande es haber desalojado la muerte del estado consciente y no querer convencerse de la mortalidad, pos- tergarla “hasta que sea el momento”. Pero ahora es el mo- mento de poder morir, porque este momento es siempre. Todo momento es también momento de morir. Cuanto mis se reprima esta realidad, tanto mayor es el miedo. Es realmente la muerte lo que da miedo? En una época que ha olvidado la muerte y que ha de- sarrollado defensas eficientes frente a sus precursores —la vejez, la enfermedad y el sufrimiento—, es compren- 101 Alfried Lingle sible que la medicina y las ciencias naturales adquieran gran relevancia en la sociedad. Sus representantes (mé- dicos, cientificos) gozan de gran prestigio, y la ciencia se ha convertido en la religién de hoy, a la que se le cree mas facilmente que a las religiones tradicionales. La muerte es aceptada como permitida recién a una edad avanzada. E incluso entonces tiene lugar en otra parte, alejada de lo cotidiano. La gente mayor vive fuera del Ambito familiar, en geridtricos, y la mayoria de los se- res humanos muere en el entorno aséptico de un hospi- tal. Hoy tenemos més una muerte institucional que una muerte individual. La muerte es un cuerpo extrafio que desalojamos de nuestro campo de visi6n; si es necesario, incluso con la més moderna tecnologia. Pero por suerte la vida no nos da descanso. Ella es persistente. No se contenta con cosas por la mitad. Ella quiere que se la viva enteramente. Y por eso debe irrum- pir una y otra vez en nuestro cémodo mundo de deseos y ensuefios, y asustarnos con sus exigencias y catdstrofes reales, justamente con el deber-morir. Eso puede hacer- nos sentir muy inseguros. Y entonces, paradéjicamente, nos sentimos inseguros incluso de lo unico que es segu- ro en el futuro: de la muerte. Reprimiendo y excluyendo la muerte, por poco nos deshacemos de una buena parte de la vida. De una vida que ahora ya no buscamos en la omnipotencia del ser hu- mano, sino en el florecer del Arbol, en la vida de los espe- jos de agua, en los ciclos naturales sin perturbaciones, en el crecer, madurar y transcurrir. Asumiendo e incluyendo la muerte, estamos nuevamente abiertos a las leyes pro- pias de la naturaleza. Podemos ver su valor propio, en lu- gar de deshojarla en pos de su valor de uso (utilitario). + FF 102 Vivir con sentido Eneste punto, volvamos a preguntarnos: jes realmen- te la muerte la que da miedo? ;Acaso no encontramos, una y otra vez, seres humanos que permanecen seguros a pesar del miedo natural a la muerte? Y no estoy pen- sando sélo en los grandes de la historia, como por ejem- plo Sécrates 0 algunos santos y héroes, sino en los muchos seres humanos desconocidos y sencillos con los que nos hemos encontrado, quienes con una calma ad- mirable pudieron mirar la muerte a los ojos y morir tran- quilos. Para ellos, morir no era parte de lo mas terrible de la vida. Entonces, gqué dificulta tanto el morir? gCudndo se convierte en el terror de la vida? Lo que hace de la muerte un enemigo, y dificil el morir, es la vida desperdi- ciada. Dicho mas precisamente, es haberla desperdicia- do en incontables situaciones de amor, de produccién y de sufrimiento.* La muerte se vuelve espantosa por sentir que todavia no se ha vivido realmente en absoluto. Cuando se siente que atin no se ha captado la vida, que uno atin no fue captado por la vida. Esta muerte seria prematura, ya que lo que fue hasta ahora no puede haber sido la vida. En tanto continue doliendo la profunda aforanza por la vi- da verdadera, integra, plena de sentido, en tanto esta sed no haya sido aplacada, el ser humano se yergue y se re- siste a esta forma de “morir de sed espiritual”. Morir sig- nifica, entonces, irse prematuramente. Vida desperdiciada Lo peor es la vida desperdiciada por culpa propia. Hay muchas maneras de desperdiciar la vida. General- mente son aspectos unilateralmente acentuados que * Esto se corresponde exactamente con “las tres vias principales hacia el sentido” de Frankl, los valores vivenciales, los valores creativos y los valo- res de actitud (ver capitulo 3). 103 Alfried Langle afectan la totalidad. Asi es como algunos desperdician vivir porque estan demasiado ocupados por la seguridad en la vida. Para ellos la incertidumbre en torno a la hora de la muerte se convierte en un espanto y resulta inso- portable, porque se les escapa de su control. Otros, en su miedo, se ocupan mas del de qué podrian morir y ponen todo su empefio en aventar ese mal. Pero el sentido de la vida no consiste sdlo en impedir un mal, sino en vivir para un bien, para algo valioso, como asi también en experimentar el bien. Y a su vez otros les temen al dolor y al sufrimiento al morir. También en ese momento puede ocurrir algo pe- noso, y tal vez no se pueda evitar algun dolor. ;Pero no existe acaso la posibilidad de que eso tenga sentido, sin que signifique embellecer la realidad de alguna manera? Tal vez alguien haya conocido el sufrimiento como algo que puede ser mas que sélo molesto; que, a pesar de la gravedad, ha conducido a un crecimiento. Quien haya tenido una experiencia asi puede entrar mas esperanza- damente en la ultima fase de la vida. Y nuevamente, para otros, la despedida de los familiares es la mayor preocupacién. Hay malas pasadas del desti- no, cuando los hijos son atin pequefios, cuando uno es aun muy necesario para la familia, cuando el nuevo amor recién ha comenzado. Con un giro existencial, el sufrimiento conduce a la pregunta de si ya anteriormente estabamos enteramente presentes, enteramente junto a nuestros seres queridos; si nos encontrdbamos interiormente alli cuanto estaba- mos con ellos. Mas no podemos hacer, pero eso si lo po- demos hacer enteramente. Podemos intensificar el encuentro, si lo vivimos conscientes del caracter de irre- cuperable, de tnico, de cada momento. Si ocasionalmen- te nos animdéramos a pensar qué haria o dirfa si supiera 104

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