Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Elementos de La Redaccion PDF
Elementos de La Redaccion PDF
UNIDAD 1
Si a principios de los años 1990 alguien nos hubiera dicho que nuestra escritura en el
futuro sería hipertextual, interactiva y multimedia, habríamos pensado que a nuestro
interlocutor –al igual que a Don Quijote– se le había esponjado el cerebro por leer
demasiadas novelas de ciencia ficción.
Y, sin embargo, aquí estamos: solo dos décadas después, esos rasgos se han
convertido en elementos cada vez más habituales para cualquier profesional que
publica en internet. Porque todos hemos aprendido que un texto en internet puede ser
enriquecido con diversos recursos que no estaban al alcance de los escritores hace
apenas 25 años.
Para ser exactos, habría que matizar que esos tres rasgos ya estaban presentes en
otras plataformas comunicativas anteriores a internet. La hipertextualidad, la
multimedialidad y la interactividad no son privativas del ciberespacio. Podemos hallar
manifestaciones de todos esos fundamentos comunicativos en otros medios tan
alejados de los digitales como… un simple periódico impreso.
Sin embargo, para que los escritores avancen en esa exploración creativa de nuevos
lenguajes, primero deben hacerse cargo de los ingredientes que pueden combinar. A
ello dedicaremos las próximas páginas. Profundizaremos en los conceptos de
hipertextualidad, interactividad y multimedialidad.
1
1.2.1. Hipertextualidad
Sin embargo, si lo pensamos dos veces, nos daremos cuenta de que, sin ir más lejos,
un simple periódico tiene, de hecho, algunos rasgos hipertextuales. Su estructura
editorial, por ejemplo, se basa en secciones donde la información se ordena de
manera no consecutiva. Esas secciones y los titulares permiten «navegar» el periódico
de un punto a otro.
Esto nos muestra cómo, en efecto, podemos entender el hipertexto desde dos puntos
de vista: uno tecnológico y otro narrativo. Los periódicos impresos (así como los
informes, las enciclopedias, los textos legales y todos los demás documentos extensos
que existen en papel) no son hipertextuales desde el punto de vista tecnológico, pero
sí lo son desde el punto de vista narrativo. Su estructura sí responde a una
organización hipertextual.
De hecho, hay ejemplos literarios que tienen una concepción claramente hipertextual.
Pensemos en la novela «Rayuela», por ejemplo. Fue publicada por el narrador
argentino Julio Cortázar en 1963. Es decir, años antes de que se hicieran los primeros
experimentos de redes digitales.
Tablero de dirección
A su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros. El lector
queda invitado a elegir una de las dos posibilidades siguientes:
2
El segundo libro se deja leer empezando por el capítulo 73 y siguiendo luego
en el orden que se indica al pie de cada capítulo. En caso de confusión u
olvido, bastará consultar la lista siguiente: 73 - 1 - 2 - 116 (…)
¿No es esto algo muy parecido a lo que nos permiten hacer las publicaciones digitales
de nuestros días? ¿Acaso Cortázar no escribió su novela utilizando algo que hoy sin
duda llamaríamos «enlaces»?
En todo caso, y más allá de esos conceptos teóricos originales, lo que nos importa es
que hoy día el hipertexto nos permite enriquecer nuestros textos de dos maneras.
Lecturas complementarias
a) Conceptos clave
Borges, Jorge Luis (1941) “El jardín de los senderos que se bifurcan”, Ficciones,
pp. 43-48. Disponible en:
http://www.aldevara.es/download/Ficciones_%20JorgeLuisBorges.pdf
Bosco, Roberta & Caldana, Stefano (2013) “Cortázar y la génesis del hipertexto”,
Blog El Arte en la Edad del Silicio, ElPais.com, 10 julio. Disponible en:
http://blogs.elpais.com/arte-en-la-edad-silicio/2013/07/cortazar-y-la-genesis-
del-hipertexto.html
Díaz Noci, Javier & Salaverría, Ramón (2003) “Hipertexto periodístico: teoría y
modelos”. Manual de redacción ciberperiodística. Barcelona: Ariel, pp. 81-139
(ISBN: 84-344-1297-7). No disponible en internet.
1.2.2. Interactividad
4
La interactividad de selección se da cuando el usuario posee únicamente una
capacidad electiva ante la información. Es decir, puede elegir qué ve, pero no tiene
capacidad para personalizar lo que ve. Se trata, por tanto, de un tipo de consumo
pasivo. El modelo más común es el que se practica ante la televisión: el televidente
tiene capacidad para elegir un canal, pero no puede organizar los contenidos de ese
canal a su antojo.
Podría pensarse que, a diferencia del hipertexto, que está íntimamente a la escritura,
la interactividad en cambio no lo está. Pero no es así. Cuando escribimos en la red
debemos ser conscientes de que siempre lo hacemos para alguien. Y, por tanto, en
muchos casos convendrá incluir en nuestros textos distintos elementos que favorezcan
la respuesta activa por parte de los destinatarios.
Lecturas complementarias
a) Conceptos clave
1.2.3. Multimedialidad
5
contenidos multimedia, servicios multimedia… Pero, ¿qué significa exactamente?
¿Sabrías definirlo?
Concretamente en el ámbito de los medios, esta etiqueta suele ser empleada para
definir realidades bien diferentes entre sí. Conviene, por tanto, estar atento a los
matices. La hallamos, por ejemplo, en expresiones tan habituales como ‘redacción
multimedia’, ‘periodista multimedia’ o ‘información multimedia’. Pero, ¿acaso significa
lo mismo en todos los casos? Salta a la vista que no.
6
Sin embargo, quizá por el propósito de diferenciar ciertos contenidos digitales de otros
productos informativos distribuidos por medios analógicos, en los cibermedios se suele
calificar como ‘informaciones multimedia’ especialmente a aquellas piezas que
integran contenidos en múltiples formatos, entre los que destacan especialmente los
recursos gráficos y audiovisuales. En ese contexto, una información multimedia es, en
suma, aquella que incluye de manera destacada elementos gráficos y audiovisuales,
combinados en estructuras de navegación hipertextual relativamente complejas.
El prefijo “multi” indica una pluralidad y “media” se refiere a los medios o formatos. La
pluralidad, como es bien sabido, comienza con dos: basta, por tanto, que un contenido
sea “bimedia” para que lo califiquemos como “multimedia”. Y, ¿acaso un simple
periódico de papel no es ya un objeto bimedia? Al fin y al cabo, integra texto e
imágenes. Conforme a nuestra definición, por tanto, no solo la televisión e internet,
sino incluso el propio periódico impreso son multimedia.
7
Ahora bien, poco a poco van apareciendo páginas web donde los elementos
multimedia, en lugar de estar yuxtapuestos, se coordinan. Son páginas donde
comenzamos a atisbar lo que he dado en llamar multimedialidad por integración. En
este caso, nos referimos a aquel tipo de composición donde los elementos multimedia
poseen una unidad de discurso y pueden incluso ser consumidos de manera
simultánea. Se trata, en fin, de algo similar a lo que ocurrió con la cinematografía a
partir de los años 1920, donde la imagen y el sonido pasaron a ser indisolubles. De
manera parecida, en las páginas multimedia más vanguardistas, comenzamos a
encontrar relatos donde el texto, las fotos, el vídeo, el sonido y las animaciones se
presentan en una amalgama perfecta.
Si quieres entender bien a qué me refiero, visita este par de ejemplos de narrativa
multimedia integrada:
Nuestro objetivo como escritores no es, por supuesto, alcanzar semejantes cotas de
desarrollo multimedia. Pero sí que, al menos, tenemos el desafío de aprovechar las
crecientes capacidades multimedia de internet para extraer el máximo provecho.
Debemos aprender a coordinar el texto con los demás formatos sonoros y gráficos. Se
trata, en definitiva, de aprender cuándo una imagen vale más que mil palabras, y
cuándo un sonido es capaz de evocar más que mil imágenes.
Escribir bien en internet significa a seleccionar y utilizar con acierto todos los
ingredientes comunicativos. En las próximas unidades, profundizaremos en las claves
para conseguirlo.
Lecturas complementarias
a) Conceptos clave