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Organización del espacio argentino.

Prof: Rosana López

UNIDAD 1: LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA, TERRITORIAL Y ECONÓMICA DE


ARGENTINA.

EJE 1: EL TERRITORIO ARGENTINO

CLASE 1: El territorio argentino hoy.

Comenzamos el recorrido de nuestro país pensando el concepto de territorio, y


además pensándolo en un mundo global, que supuestamente se desterritorializa.
Asimismo, haremos una breve referencia a tres categorías derivadas de dicho
concepto, cuya definición es fundamental para delimitar el alcance del territorio como
categoría teórica: territorialidad, desterritorialización y territorio usado.
¿Qué es el territorio?¿De qué hablamos cuando utilizamos éste concepto? El territorio
es un concepto polisémico. En este sentido, existen distintas concepciones que van
desde las “simples” definiciones de territorio, hasta otras más complejas. Para la
primera postura, el territorio es un sencillo soporte de la acción social o un
determinante de ella, un simple atributo objetivo, plano, lineal, medible, lo ve como
relación unidireccional. Nosotros, vamos a complejizar esta mirada, para pensar el
territorio como una construcción integral, dialéctica, compleja, multidimensional y
pluridimensional, donde lo geográfico, lo económico, lo social, lo cultural, lo político,
ecológico, son entendidos como partes indivisibles y en interacción, lo mismo que sus
niveles, ámbitos y escalas (aunque, con fines meramente analíticos tengamos que
dividirlos).
El vocablo territorio proviene del latín terra torium o “la tierra que pertenece a alguien”.
Es un término propio de la geografía, dentro de cuyo marco se fue redefiniendo hasta
reemplazar la noción de espacio, la cual también se transformó a lo largo del tiempo.
Sin duda, cada cual lo entiende de manera diferente, atendiendo a diferentes usos
disciplinares y perspectivas epistemológicas.
Les dejo un resumen, siguiendo a Alejandro Benedetti (2011), de estos enfoques :
El enfoque clásico (1870-1950). Propio de la geografía tradicional. En este marco, el
territorio es definido como un fragmento de superficie terrestre o la parte del medio
natural que conforma una entidad político-administrativa. Es decir que constituye el
soporte geopolítico de los estados nacionales, o el referente que describe las
condiciones fisiográficas de los mismos. Sin embargo, el territorio es un espacio de
competencias, el resultado de una repartición de la superficie terrestre entre un
conjunto de sociedades que luchan por su dominio físico, político, cultural y/o
económico.
El enfoque etológico y el enfoque humanista (mediados del siglo XX y fines de la
década de los sesenta). La etología estudia el comportamiento animal, y sus
proposiciones son recuperadas por geógrafos humanistas y aplicadas al
comportamiento humano. Estas corrientes introducen la idea de territorialidad. El
territorio constituye el terreno que un grupo de personas necesita para contar con
seguridad, estímulo e identidad.
El enfoque relacional (década de los ochenta y noventa). Desarrollado por Claude
Raffestin y Robert Sack, Marcelo Lopes de Souza, Rogério Haesbaert y, en el ámbito
local, Mabel Manzanal. Dicho enfoque recupera la concepción multiescalar del
territorio pone el acento en las relaciones de poder entre actores, que son de carácter
multidimensional e inherentes a cualquier relación social. La territorialidad es “una
acción consciente orientada a controlar e incidir sobre las acciones de otros, tanto en
lo que respecta a las posibilidades de localización (fijos) cuanto a las de circulación
(flujos). Incluye las modificaciones del espacio a través del trabajo, mediante la
inversión de capital en redes de circulación y comunicación. El área sobre la que se
ejerce control constituye un territorio, noción que pasa a involucrar “relaciones de
expropiación/apropiación, presencia/ausencia, inclusión/exclusión y algún grado de
subordinación, material o simbólico” (Benedetti, 2011, p. 45), así como un modo de
clausura o cerramiento. El territorio no es definido en forma externa, sino por el mismo
sujeto social. Dichos sujetos se constituyen de los propios grupos de actores que
mantienen las relaciones de (re)producción, vecindad, parentesco, hegemonía o
supremacía. Por ello, “los territorios son resultado de conflictivos procesos de
identificación, delimitación y apropiación (simbólica y material) de unidades espacio-
temporales”(Benedetti, 2011, p. 49). Ya no suponen áreas con límites estáticos,
pueden superponerse entre sí y no son necesariamente contiguos. Así, la
territorialidad adquiere una doble connotación: como estrategia para captar y mantener
el dominio y/o control, por una parte, y como conjunto de representaciones, por otra.
El enfoque regional político-cultural o de la nueva geografía regional (década del 80´).
Entre sus exponentes se encuentran Anssi Paasi y Alexander Murphy; mientras que
en contexto local lo ha profundizado Gerardo De Jong. Estos geógrafos
asimilan territorio a región (Benedetti, 2011). La región constituye un espacio acotado,
controlado material o simbólicamente por un determinado sujeto que se define a partir
de las prácticas culturales y materiales de la sociedad. El vocablo territorio ya no es
sinónimo, entonces, de suelo o terreno sino que constituye una entidad geohistórica,
un proceso abierto y contingente. El interés de estos autores se centra en la dimensión
simbólico-conceptual y en las escalas intermedias o regionales. Lo cual indujo a releer
la literatura de viajeros, cartografía histórica y toponimia, a fin de comprender cómo se
construyen los sentimientos de pertenencia al lugar y los modos elegidos por los
grupos sociales para reivindicar sus formas de organización del espacio o pertenencia
a los lugares (Benedetti, 2011).
El enfoque patrimonial. Entre cuyos máximos exponentes se encuentran los catalanes
Joaquín Sabaté Bel y Joan Nogué i Font y, en el ámbito local, es precursora Claudia
Pastor. Esta concepción suele retomar el enfoque de la “nueva geografía regional” y
aplicarse en las investigaciones sobre paisajes culturales. Aquí, el territorio es definido
como patrimonio, el cual es entendido en un sentido amplio. Según esta acepción, es
patrimonio toda herencia del pasado socialmente valorada. O sea que no es
determinado únicamente por el valor estético y/o ecológico de los lugares, sino que
puede componerse de elementos materiales, naturales o artificiales, y de elementos
inmateriales, como la música y la gastronomía. El valor de los mismos es que, en su
conjunto, proporcionan una imagen de la/s sociedad/es que los produjo. El territorio
constituye: una especie de palimpsesto, cuya lectura requiere identificar los diferentes
“territorios” incorporados en él [a lo largo de los siglos]. Convierte el análisis del
territorio en un proceso de “deconstrucción” (Ortega Valcárcel, 1998, pp. 38-39).
El enfoque político-institucional. Difundido en los ámbitos políticos y en la gestión
gubernamental, particularmente en los organismos financieros internacionales de
desarrollo. Se confunde la noción de territorio con las de local, lugar y/o región, ya que
señala el “privilegio de la escala local en la enunciación de propuestas para el
desarrollo” (Benedetti, 2011, pp. 67-68).
En fin, los aspectos que definen el territorio y la territorialidad son:
1.  Una porción de superficie terrestre con la matriz biofísica ligada a la misma: tienen
existencia real. Los territorios se pueden localizar y ser observados y localizados por
otros. Si bien en la actualidad se afirma que los territorios no son necesariamente
contiguos, para la mayor parte de los autores tendrán siempre una base material,
correspondiéndose con uno o más espacios geográficos. En los territorios articulados
en red, conviven dos lógicas espaciales, una zonal (de tejido, malla o superficie) y una
reticular (de red o trama). Ambas lógicas se encuentran siempre presentes en el
territorio.
2.  Una o más territorialidades superpuestas: los territorios que se forman
continuamente tienen diferentes escalas y se superponen. Por ejemplo el lugar donde
se instala una empresa es parte del territorio municipal, este a su vez de una
provincia, y esta del territorio nacional. . Cuando las personas localizan, demarcan,
controlan y se apropian de una porción de la superficie terrestre crean un espacio de
dominio, territorializan. El territorio está vinculado siempre con el poder y con el control
de procesos sociales mediante el control del espacio.
3.  Un sujeto, agente o actor social: trátese de un individuo, grupo, Estado, empresa,
etc . que aspiran a dominar o transformar el territorio por distintos intereses.
4. El tiempo/temporalidad: en el cual se construye, deconstruye y reconstruye el
territorio. Es inseparable del espacio, por lo que algunos autores, como Tomadoni
(2007), optan por usar la categoría espaciotiempo.  Sin embargo, muchos autores, en
especial de los enfoques clásico, regional y patrimonial, aún dicotomizan ambos
conceptos. En estos casos, el elemento que compone el territorio es el tiempo
histórico, entendido como un flujo lineal, independiente del espacio.

Entonces, quedó claro que para para entender el territorio, es necesario ver que no es
solamente una porción de tierra delimitada (relieve, condiciones ambientales,
biodiversidad); es, sobre todo, un espacio construido socialmente, es decir, histórica,
económica, social, cultural y políticamente. El proceso de construcción y
representación del territorio pasa por la apropiación que los diversos actores hacen del
mismo. Y esa apropiación no es solamente un apoderamiento del mismo, como simple
ejercicio en el ámbito de la economía y la política, sino una acción que al mismo
tiempo es objetiva y subjetiva. “Es decir, es la apropiación mítica, social, política (…).
En ese sentido, el territorio es resultado de un proceso de territorialización que implica
un dominio (económico y político, territorio estrictamente funcional) y una apropiación
(simbólica y cultural, lo territorial significativo) de los espacios por los grupos humanos
(Haesbaert, 2004 y 2007).
Hablamos entonces de una territorialidad como combinación de espacialidades
determinantes en la definición de un territorio; una territorialidad construida por
relaciones, representaciones, eventos y mitos, definida por los movimientos
poblacionales, construida por la concentración y desarrollo de actividades económicas.
Es decir, que resulta de la valorización producida por la intervención activa de las
personas sobre el territorio, para mejorarlo, transformarlo o enriquecerlo (Giménez,
1996: 6). Pero esta valorización y acción se produce desde “dentro” y desde “fuera” del
territorio. Territorialidad es, entonces, la relación, el dominio y la apropiación del
territorio que afectan su representación, su organización y el ejercicio de poder que lo
configuran.
Los territorios son sistemas cuya organización y límites se negocian al fragor de las
relaciones sociales, marco en el cual los actores o sujetos lo construyen combinando
lo concreto pensado (la representación que se tenga sobre el territorio) con lo concreto
real (la relación que se desarrolla con éste). Los actores lo ocupan, lo utilizan, lo
organizan, lo transforman y, en síntesis, lo construyen en la búsqueda de su
reproducción social, de un sentido de pertenencia como posesión o como identidad y
de acciones relacionadas con el dominio sobre el mismo. Las representaciones del
territorio, que pueden provenir desde matrices religiosas, cosmogónicas, políticas o
económicas, son mapas mentales que lo definen, ordenan, sacralizan, historizan,
proyectan y controlan. Tales representaciones son portadas y realizadas por sujetos o
actores sociales de distinto carácter, quienes plasman sus intereses en los
mecanismos de apropiación y transformación del territorio, haciendo de éstas un
eslabón que articula relaciones y vincula economía, política, sociedad y cultura en el
proceso y dinámica social territorializada.
El territorio es objeto de representaciones múltiples, pues múltiples son los actores que
desde sus visiones, interpretaciones e intereses le atribuyen determinadas
características, potencias, significados.

Todo este discurso sobre el territorio y la territorialidad para decirles que vamos a
empezar con estos conceptos:
- Representación del territorio
- Límites y Fronteras
- Conformación del territorio a través del tiempo
- Organización política y el papel del Estado
-
Comenzamos:
Para empezar realizaremos un TP de diagnóstico. Por ahora ninguna lectura,
sólo observando los mapas. Me entregan el TP en

 Benedetti, Alejandro (2011) Territorio: concepto integrador de la geografía


contemporánea. En: Territorio, Lugar, Paisaje. Prácticas y conceptos básicos en
geografía, coord. Patricia Souto, Colección Libros de Cátedra, Buenos Aires: Facultad
de Filosofía y Letras, UBA, pp. 11-82
http://publicaciones.filo.uba.ar/sites/publicaciones.filo.uba.ar/files/Territorio%2C
%20lugar%2C%20paisaje_interactivo_0.pdf

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