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Entonces, quedó claro que para para entender el territorio, es necesario ver que no es
solamente una porción de tierra delimitada (relieve, condiciones ambientales,
biodiversidad); es, sobre todo, un espacio construido socialmente, es decir, histórica,
económica, social, cultural y políticamente. El proceso de construcción y
representación del territorio pasa por la apropiación que los diversos actores hacen del
mismo. Y esa apropiación no es solamente un apoderamiento del mismo, como simple
ejercicio en el ámbito de la economía y la política, sino una acción que al mismo
tiempo es objetiva y subjetiva. “Es decir, es la apropiación mítica, social, política (…).
En ese sentido, el territorio es resultado de un proceso de territorialización que implica
un dominio (económico y político, territorio estrictamente funcional) y una apropiación
(simbólica y cultural, lo territorial significativo) de los espacios por los grupos humanos
(Haesbaert, 2004 y 2007).
Hablamos entonces de una territorialidad como combinación de espacialidades
determinantes en la definición de un territorio; una territorialidad construida por
relaciones, representaciones, eventos y mitos, definida por los movimientos
poblacionales, construida por la concentración y desarrollo de actividades económicas.
Es decir, que resulta de la valorización producida por la intervención activa de las
personas sobre el territorio, para mejorarlo, transformarlo o enriquecerlo (Giménez,
1996: 6). Pero esta valorización y acción se produce desde “dentro” y desde “fuera” del
territorio. Territorialidad es, entonces, la relación, el dominio y la apropiación del
territorio que afectan su representación, su organización y el ejercicio de poder que lo
configuran.
Los territorios son sistemas cuya organización y límites se negocian al fragor de las
relaciones sociales, marco en el cual los actores o sujetos lo construyen combinando
lo concreto pensado (la representación que se tenga sobre el territorio) con lo concreto
real (la relación que se desarrolla con éste). Los actores lo ocupan, lo utilizan, lo
organizan, lo transforman y, en síntesis, lo construyen en la búsqueda de su
reproducción social, de un sentido de pertenencia como posesión o como identidad y
de acciones relacionadas con el dominio sobre el mismo. Las representaciones del
territorio, que pueden provenir desde matrices religiosas, cosmogónicas, políticas o
económicas, son mapas mentales que lo definen, ordenan, sacralizan, historizan,
proyectan y controlan. Tales representaciones son portadas y realizadas por sujetos o
actores sociales de distinto carácter, quienes plasman sus intereses en los
mecanismos de apropiación y transformación del territorio, haciendo de éstas un
eslabón que articula relaciones y vincula economía, política, sociedad y cultura en el
proceso y dinámica social territorializada.
El territorio es objeto de representaciones múltiples, pues múltiples son los actores que
desde sus visiones, interpretaciones e intereses le atribuyen determinadas
características, potencias, significados.
Todo este discurso sobre el territorio y la territorialidad para decirles que vamos a
empezar con estos conceptos:
- Representación del territorio
- Límites y Fronteras
- Conformación del territorio a través del tiempo
- Organización política y el papel del Estado
-
Comenzamos:
Para empezar realizaremos un TP de diagnóstico. Por ahora ninguna lectura,
sólo observando los mapas. Me entregan el TP en