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PROPEDÉUTICA BÍBLICA II
AGOSTO 28 2020
Parte I : El testimonio
de los escritos bíblicos
sobre su proveniencia
de Dios
Parte III: La
interpretación de la
Palabra de Dios y sus
desafíos
PROLOGO.
Para la Iglesia la sagrada escritura ésta inspirada por Dios, quien eligió a hombres
y los llenos de su sabiduría para que fueran comunicadores de la verdad. En este
texto la Pontificia comisión bíblica se plantea unos interrogantes para buscar la
relación que existe entre inspiración y verdad “si lo comunicado en la biblia no es
verdadero. ¿Cómo puede tener a Dios como autor? Esta relación entre Dios y el
hombre se da tanto en el Antiguo Testamento como se presenta de diferentes
manera y en el Nuevo Testamento teniendo a Jesús como directo mediador.
INTRODUCCIÓN.
El santo Padre Benedicto XVI en la exhortación postsinodal Verbum Domini,
delego tratar el tema de la palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia.
Teniendo en cuenta la reflexión teológica en la que considera la inspiración y la
verdad como dos conceptos clave para una hermenéutica eclesial de las sagradas
escrituras. Es de vital importancia ver como la Palabra en la sagrada Eucaristía
quien consta de dos partes y una de ella revela la importancia de Dios hecho
palabra. “Cristo en su misterio pascual es proclamado en la lectura de la palabra
de Dios y celebrado en la liturgia eucarística”.
Este documento está estructurado en tres partes las cuales cada una intenta darle
respuesta desde el estudio de la Pontificia Comisión Bíblica, en primer lugar trata
el tema de la inspiración de la Sagrada Escritura y su proveniencia de Dios, en
segundo lugar estudia todo acerca de la verdad de la palabra de Dios, resaltando
el mensaje de salvación y la tercera parte trata de unos retos que se plantea la
misma Palabra de Dios.
PRIMERA PARTE
El testimonio de los escritos bíblicos sobre su providencia de Dios
1. Introducción
En esta primera parte analizaremos como en la constitución dogmática Dei
Verbum que está en el concilio vaticano II y la exportación apostólica
postsinodal Verbum Domini, muestran la revelación y la inspiración, es
decir las dos acciones divinas que unifican las sagradas escrituras.
En esta parte del libro el escritor nos mostrara como algunos Libros
representativos del Antiguo Testamento expresa en ellos mismos su origen de
Dios. Siguiendo así la distribución clásica en Ley, Profetas y Escritores tomando
así para esta investigación como primer libro el Pentateuco, luego los Profetas y
los Libros históricos, y por último los Salmos y el libro de Eclesiástico.
2.1 El Pentateuco
Los cinco primeros libros de la Biblia contienen una parte narrativa, que comienza
con la creación del mundo y concluye con la muerte de Moisés donde el
Deuteronomio nos muestra que Moisés fue el mediador inspirado de la revelación
interprete autorizado de la Palabra Divina, de aquí parte la idea de que Moisés es
el autor del Pentateuco y las narraciones sirven de marco a las leyes que dieron
su impronta característica al pueblo, de modo que los libros de Moisés no solo
hablan de él, sino que además son considerados obra suya.
El primer aspecto, del Decálogo escrito por Dios mismo, quien a su vez transmite y
es el receptor de este texto particular se afirma en la tradición de la Sagrada
Escritura. Los diez mandamientos que Dios ha puesto por escrito y ha entregado a
Moisés –y aquí llegamos al segundo aspecto– apuntan a la relación especial entre
Dios y el hombre en lo que toca a la Sagrada Escritura.
Los libros proféticos y los libros históricos son, con el Pentateuco, las partes del
Antiguo Testamento que insisten en mayor medida sobre el origen divino de su
contenido. En general, Dios se dirige a su pueblo o a sus jefes mediante seres
humanos: Moisés, el arquetipo de los profetas (Dt 18,18-22). Como fin último esta
parte nos quiere presentar que los libros Proféticos y los libros Históricos afirman
el origen divino de su contenido.
Debemos tener presente que los títulos no son la única parte de los libros
Proféticos que nos muestra que son Palabra de Dios porque las demás formulas
proféticas se encuentran esparcida por el texto, ya que la expresión más frecuente
siendo la fórmula por excelencia, es <<así dice el Señor>> presentando así al
profeta como mensajero del Señor, dirigiéndose hacia los oyentes que su discurso
no se debe a él, sino que tiene al Señor como Autor. Y otras de las fórmulas que
articulan los libros Proféticos: “oráculo del Señor», «dice el Señor/Dios» y «habla
el Señor». Sirviendo de firma puesta al final de un escrito, atestiguan que el Señor
es el autor del discurso que precede.
De entre los libros proféticos, cuatro narran cómo actuó el Señor para que los
autores de los escritos llegasen a ser sus mensajeros: Isaías (6,1-13), Jeremías
(1,4-10), Ezequiel (1,3-3,11) y Amós (7,15). Las misiones de Isaías y de Ezequiel
tienen por marco una visión. Probablemente lo mismo vale para Jeremías. Este
llamado que le hace el Señor a los profetas está estructurado por los verbos
«enviar, ir, decir», que tienen la tarea de trasmitir al pueblo el menaje que Dios le
tiene para comunicarse como está citado. (Ez 2,3-4; 3,4-11; Am 7,15). Estos
relatos fundan el papel de los mensajeros del Señor que los libros proféticos
reconocen a sus respectivos autores y, consiguientemente, fundan también el
origen divino de su mensaje.
2.2.2 Los libros históricos: la palabra del Señor tiene una eficacia infalible, y
llama a la conversión
La expresión «el rostro de Dios» significa Dios mismo, la persona de Dios según
su realidad verdadera y perfecta. Con la expresión «contemplar el rostro de Dios»
se entiende por lo tanto un encuentro intenso, real y personal con Dios, no
mediante el órgano de la vista, sino en la «visión» de fe. La esperanza
inquebrantable de tener esta experiencia de Dios («contemplaré», en futuro) y el
conocimiento de Dios que en ella se expresa son la fuente de la plegaria entera. El
Sal 50, en el corazón del Salterio, retoma, pues, los módulos proféticos; no sólo
hace hablar al Señor, sino que hace también que cada súplica y cada acto de
alabanza sean interpretados como obediencia al mandato divino. Toda la plegaria
está por lo tanto «inspirada» por Dios.
En esta parte del libro nos encontraremos que Dios ha comunicado su sabiduría al
autor y desde el comienzo el autor es consciente de que «toda sabiduría viene del
Señor y está con él por siempre» (Eclo 1,1) donde el autor se une con Dios y sabe
que Él es la fuente de toda sabiduría lo que le motiva escribir toda la obra de aquel
que lo ha creado manteniendo así que este libro ha sido escrito por Dios. Por lo
tanto, todo se desarrolla en una viva y continua unión con Dios. El autor asegura
no sólo para sí, sino para todos, que el temor de Dios y la observancia de la Ley
dan acceso a la sabiduría: «Así obra el que teme al Señor, el que observa la ley
alcanza la sabiduría» (15,1).
2.5 Conclusión:
Un único gran mensaje de fondo: Dios nos habla. El mismo único Dios busca al
hombre en la multiplicidad y variedad de situaciones históricas, lo alcanza y le
habla. Y el mensaje de Dios, diverso en la forma por causa de las circunstancias
históricas concretas de la revelación, tiende constantemente a suscitar la
respuesta de amor en el hombre y en el Nuevo Testamento miembros del pueblo
de Israel, conocen las «Escrituras» de su pueblo y las reconocen como palabra
inspirada que proviene de Dios. Ellos nos muestran como Dios ha seguido
hablando hasta expresar su palabra última y definitiva en el envío de su Hijo (Heb
1,1-2).
Los escritos del nuevo testamento manifiestan la relación de los autores con Dios
solamente a través de la figura de Jesús, en este sentido encontramos el papel
principal de los Evangelios al ser el principal testimonio acerca de la vida y
doctrina del salvador. Por tanto el este escrito se ocupará de los evangelios
sinópticos, luego tendrá un acercamiento al evangelio de juan para terminar con
una selección de los libros más importantes del nuevo testamento.
Estos evangelios presentan la vida de Jesús de tal modo que no dejan espacio
entre la perspectiva del autor de la narración y el retrato de la persona, vida y
misión de Cristo que él ofrece, describiendo su relación con Dios y su proveniencia
de Él.
Solamente Lucas ofrece una introducción a los dos volúmenes de su obra, así
considera su obra en el marco del testimonio apostólico sobre Jesús y la historia
de salvación iniciado por los primeros seguidores de Jesús. De esta manera Lucas
muestra la relación de su evangelio con Jesús revelador de Dios.
En el centro de todos los evangelios encontramos a la persona de Jesús, vista
desde sus relaciones con Dios manifestadas en su vida y en su papel en la historia
de la salvación.
Los evangelios ilustran de varios modos la relación singular de Jesús con Dios. Lo
presentan como:
En los relatos de la infancia de Jesús se hace una clara referencia al origen divino
de Jesús y a su relación única con su padre, esto también se nota en el hecho de
que en todos los evangelios sinópticos el ministerio público de Jesús esta
precedido por su bautismo y una teofanía impresionante (Mt 3,13-17; Mc 1,9-11;
Lc 3,21-22). Otra gran teofanía se encuentra en el final de su ministerio en Galilea,
la transfiguración, haciendo presente su autoridad al decir ¡escuchadlo! Y
vinculando su misión con la revelación de Dios en el Sinaí.
Todos los evangelios sinópticos refieren que con ocasión de su bautismo que el
Espíritu de Dios descendió sobre Jesús (Mt 3,16; Mc 1,10; Lc 3,22) corroborando
la acción del Espíritu en sus acciones y en su misión de enseñar y curar.
La muerte de Jesús podría parecer un triunfo para sus detractores más sin
embargo, al morir Jesús, según los evangelios, expresa su íntima unión con el
Padre la cual es confirmada con su resurrección de entre los muertos
manifestándose como una aprobación perfecta y definitiva a su hijo.
c. Conclusión
Los evangelios sinópticos muestran la singular relación de Jesús con Dios en toda
su vida y actividad, es en Jesús en quien Dios se revela a sí mismo y presentando
a Jesús, que es palabra de Dios, los propios evangelios se convierten en palabra
de Dios. Haciendo un enlace entre el canon del nuevo testamento y el de las
Sagradas Escrituras hebreas.
3.3. El Evangelio de Juan
En otro pasaje explicita el testimonio ocular después de la muerte de Jesús (Jn 19,
35), aquí son decisivos los testimonios de ver, dar testimonio, verdad y creer.
El testimonio del discípulo resulta posible por el don del Espíritu Santo. Los
discípulos son los testigos oculares de toda la actividad de Jesús, pero el
testimonio de fe que conduce a crees en Jesús como hijo de Dios, se da por el
poder del Espíritu. La obra del espíritu queda referida enteramente a la actividad
de Jesús y se orienta a conducir a una comprensión cada vez más profunda de la
verdad.
3.4. Los Hechos de los Apóstoles
El libro de los hechos refiere la proclamación del evangelio por parte de los
apóstoles Pedro y pablo, mostrando a la comunidad de los once como la
comunidad a la que se aparece el señor resucitado. La identidad de los apóstoles
en la lista, denota la especial relación que tenía cada uno con Jesús (Hch 1,13)
favoreciendo al mismo tiempo que el relato sea escogido como proveniente de
Jesús y de Dios.
La segunda parte del libro protagonizada por el apóstol Pablo, se caracteriza por
su relación personal inmediata con Jesús.
Los discursos de Pedro (Hch 1,15-22; 2,14-36; 3,12-26; 10,34-43) y de Pablo (p.ej.
Hch 13,16-41) son sumarios significativos de la vida y ministerio de Jesús. Al
presentar la resurrección de Jesús, se subraya la actuación del Padre, que se
opone a la de los hombres y al presentar los títulos Cristológicos que le da Lucas a
Jesús en su evangelio, expresa que Dios es la fuente de estos, para expresar la
condición y misión que Él le ha otorgado, También las actuaciones milagrosas
conectan a los apóstoles con Jesús. La actividad de los apóstoles está
determinada por Jesús, acentuando la continuidad del plan divino.
En el libro de los Hechos hay unas 37 citas del Antiguo Testamento, la mayoría en
los discursos que Pedro, Esteban y Pablo dirigieron a un auditorio judío. La
referencia a los textos inspirados, mostrando su cumplimiento en Jesús, confiere
un valor similar a las palabras de los predicadores cristianos.
El libro de los Hechos atestigua de modo especial la manera en la que la Iglesia
primitiva, no sólo recibió las Escrituras hebreas como herencia propia, sino que se
apropió además del vocabulario y de la teología de la inspiración, como se
descubre en el modo de citar los textos del Antiguo Testamento.
e. Conclusión
Una de las características del libro de los Hechos es que se refiere a la actividad
de los «los testigos oculares y ministros de la Palabra», los cuales tienen una
relación múltiple con Jesús. En razón de esta clara cualidad del contenido del libro
de los Hechos, también el texto proviene de Jesús y de Dios.
Después de haber introducido su tema (cf. 2,1), el autor lo desarrolla en una larga
frase (cf. 2,2-4). Al referirse a la «palabra», el autor tiene a la vista la promulgación
de la Ley acontecida en el Sinaí. La expresión «salvación» resulta inesperada. Se
esperaría un término paralelo a «la palabra”. Manifiesta una profunda diferencia
entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. En la antigua alianza se tiene sólo una
«palabra», en la nueva alianza se ofrece una verdadera salvación.
3.7. El Apocalipsis
Constamos un primer enganche explícito con el nivel de Dios justo al inicio del
texto: la «revelación» es «de Jesucristo» (1,1a). La revelación, que ha brotado del
Padre y ha sido entregada su Hijo Jesucristo. Del nivel de Dios se desciende luego
al nivel del hombre. Es aquí donde nos encontramos con Jesucristo: todo aquello
que es de Dios-Padre se reencuentra en él, quien como hijo encarnado puede
comunicar al Padre adecuadamente a los hombres.
Ahí aparece Juan quien entra en contacto con la revelación de tal manera que la
expresa por símbolos vistos por él mismo y explicados por un ángel. A su vez
expresa esta revelación como cartas a las Iglesias para terminar siendo anunciada
en la asamblea litúrgica y asumiendo la forma de profecía.
El contacto prolongado que ha tenido con Jesucristo por mediación del Espíritu
durante su elaboración, ha impreso el mensaje del libro con una sacralización
propia: dentro de él, por así decirlo, hay algo de Cristo y de su Espíritu; de este
modo el texto queda habilitado para desempeñar el papel de una profecía que
penetra en la vida y es capaz de cambiarla.
4. CONCLUSIÓN
a. Breve síntesis
Pero el Espíritu con el que fueron escritos los libros debe ser el Espíritu con el cual
los escuchamos. Los libros del Nuevo Testamento los han escrito verdaderos
discípulos de Jesús, profundamente motivados por la fe en su Señor. Estos libros
deben ser escuchados por verdaderos discípulos de Jesús, Además somos
invitados a leer los escritos del Antiguo Testamento, junto a Jesús resucitado,
según la enseñanza que él dio a sus discípulos.
4.2 los escritos del nuevo testamento atestiguan la inspiración del antiguo
testamento y ofrecen una interpretación cristológica del mismo
a. algunos ejemplos
Para Mateo cuando habla del cumplimiento de las promesas o de las profecías en
Jesús interpreta la antigua promesa de manera cristológica, mientras Lucas afirma
que con la resurrección se muestra finalmente que toda las Escrituras hablan de
Jesús, de sus sufrimientos y de su gloria, en Juan es Jesús mismo quien afirma
que las Escrituras dan testimonio de él; lo hace enfrentándose a sus
interlocutores, que investigan estas Escrituras para obtener la vida eterna. Pablo,
como ya ha quedado expuesto ampliamente, reconoce sin vacilaciones la
autoridad de las Escrituras, atestigua su origen divino y las ve como profecía del
Evangelio.
Las dos cartas miran al pasado y resaltan el fin inminente de la vida de autores
respectivos.
Entre los diversos escritos conservados en sus archivos los escribas eligieron, por
tanto, aquellos que contenían las leyes sagradas, el relato de su historia nacional,
los oráculos proféticos y la recopilación de los dichos sapienciales en los que el
pueblo hebreo podía verse reflejado y reconocer el origen de su fe. Y lo mismo
ocurrió entre los cristianos de los primeros siglos, con los escritos apostólicos
ahora contenidos en el Nuevo Testamento.
La época preexilica
Un nuevo problema se planteó cuando Antíoco IV manda destruir todos los libros
sagrados de los judíos, la cual se hacía necesaria una reorganización, l Sirácida
clasificaba ya los libros sagrados como Ley, Profetas y otros escritos posteriores,
resume la historia de Israel desde los comienzos hasta su época, menciona
explícitamente al profeta Elías, a Isaías ya Jeremías, Ezequiel y los Doce Profetas,
Unos cincuenta años más tarde 1 Mac 1,56-57 nos informa de que los Seléucidas,
durante la persecución de Antíoco, habían quemado los libros de la Ley y el libro
de la alianza, pero 2 Mac 2,14 nos dice que Judas Macabeo recogió los libros
salvados de la persecución, En el primer siglo de la era cristiana, Flavio Josefo
refiere que los libros reconocidos por los judíos como sagrados son veintidós, por
razones internas al judaísmo, o bien para hacer frente a los libros del Nuevo
Testamento, considerados por los cristianos como Sagradas Escrituras.
el Concilio de Hipona (a finales del siglo IV) fijó el Canon del Nuevo Testamento,
confirmado por la definición dogmática del Concilio de Trento, para le Iglesia
Católica el reconocimiento definitivo y oficial, tanto del Canon «largo» del Antiguo
Testamento como de los veintisiete escritos del Nuevo Testamento, tuvo lugar en
el Concilio de Trento (D-S 1501-1503). La definición se había hecho necesaria
porque los reformadores excluían los libros deuterocanónicos del Canon
tradicional.
SEGUNDA PARTE
EL TESTIMONIO DE LOS ESCRITOS BÍBLICOS SOBRE VERDAD
1. INTRODUCCIÓN.
Teniendo como referencia el documento de la Dei Verbum y el enfoque que esta
exhortación le da acerca de la verdad bíblica, y luego se seguirá con la
perspectiva a la que se quiere llegar con el estudio de los escritos bíblicos.
A. El Dios fiel: los profetas, enviados incansablemente por el Señor son la voz
autorizada que recuerda la presencia indefectible del verdadero Dios en la
complicada historia humana, la verdad del Señor se puede comparar, por
ello , a la de la roca (Is 26, 4).
B. El Dios justo: al revelarse, el Dios fiel reclama fidelidad, el Dios santo exige
que quien entra en su alianza sea santo con Él es santo, el Dios justo pide
a cada uno que recorra el camino de la rectitud trazado por la ley, los
profetas a través de la historia son heraldos de justicia perfecta, la que Dios
realiza.
Dios misericordioso: es el Señor, por medio de los profetas, quien revela sus
proyectos, infinitamente superiores a cuanto a las criaturas pueden concebir y es
en la manifestación eficaz de la gracia como Dios da a conocer la perfección de su
verdad, llevando a cumplimiento el sentido de la historia.
2.5 Los Salmos:
Las plegarias de los Salmos presuponen y manifiestan esta verdad esencial sobre
Dios y sobre la salvación, dándonos a conocer que Dios no está lejos del hombre,
sino que es un Dios que escucha y responde al clamor del hombre enseñándonos
a través de los Israelitas quienes saben que pueden volver a Dios en cual quiera
de sus circunstancias que está viviendo como en la alegría y en el dolor. De entre
las diversas características de Dios atestiguadas por los Salmos recordamos las
dos siguientes: Dios se revela (a) como el Dios del poder protector y (b) como el
Dios de la justicia que transforma al pecador en justo. Por lo tanto, Dios siempre
Aquél que salva a los seres humanos.
Dios domina las fuerzas del caos. Aun en el caso de que atenten contra la
estabilidad de Sion, la ciudad santa «no vacila» (v. 6a), porque «tiene a Dios en
medio» (v. 6a), y el mismo «Dios la socorre al despuntar la aurora» (v. 6b).
Las dos dimensiones del amor de Dios evocadas al comienzo de Sal 51 son como
dos coordinadas de la justicia de Dios que justifica al pecador. El Dios, que ama y
es misericordioso (v. 3; cf. v. 20), es al mismo tiempo el Dios que juzga (v. 6; cf. v.
16).
La justicia de Dios justifica, esto es, trasforma al pecador en justo (vv. 6.16)
-La nueva creación: el orante pide a Dios suplica recibir el Espíritu Santo, para
que renueve su interior y permanente, para la cual es decisiva la presencia del
Espíritu de Dios, de quien proviene «la alegría de la salvación» (v. 14).
-El impulso para el testimonio: renovado por Dios, el hombre quiere comunicar
su propia experiencia a cuantos la necesitan y sobre todo esa sabiduría que el
Señor le ha inculcado en su interior.
Resulta sorprendente que el Cantar de los Cantares haya sido acogido entre los
libros de la Biblia hebrea (entre los cinco rollos); de hecho, su contenido es muy
singular y este libro celebra poéticamente el amor humano, un amor real, en su
dimensión corporal y al mismo tiempo espiritual caracterizándose por la
“polisemia”.
Con muchos símbolos el libro nos permite entender que Dios es la fuente del amor
humano: lo crea, lo nutre, lo hace crecer, le da fuerzas para buscar al otro (a la
otra) y vivir en comunión perfecta con él (con ella) y en definitiva con la familia y
con la comunidad y es así, pues, conociendo y viviendo el amor se puede
descubrir y conocer a Dios.
a. El libro de la Sabiduría
El amor de Dios por sus criaturas no es un amor estático, sino dinámico, se revela
en la acción. El hecho de que las criaturas permanezcan en la existencia y el
hecho de que se conserve su ser multiforme, activo, misterioso, son la prueba más
tangible del amor de Dios en acción.
Job entiende que el hombre no puede conocer los designios de Dios; pero al final
entiende que sus ojos han visto a Dios mismo a través de todo lo que hace en el
mundo. Mirando el universo y la humanidad con los ojos de Dios, puede confesar
su error de perspectiva y el hecho de haber ido demasiado lejos; por ello dice: “Yo
me retracto”. Para Job la sabiduría consiste ahora en confesar que es posible
reconocer que Dios es justo sin necesidad de comprenderlo totalmente; y el
hombre puede comprometerse en la fidelidad a Él sin conocer “de principio a fin” el
sentido de lo que Dios ha hecho. Dios sigue siendo un misterio insondable para
los humanos.
Conclusión
Esta subdivisión, entre los Evangelios y las Cartas Apostólicas y el libro del
Apocalipsis, determina también la presentación que ofrecemos sobre la verdad
testimoniada en estos libros.
3.1. Los Evangelios
entre los libros de la Biblia cristiana ocupan un lugar sobresaliente los Evangelios,
en cuanto testimonio escrito de la revelación divina en su punto culminante; en
ellos encontramos de hecho la auto manifestación de Dios Padre a través de su
Hijo, el cual, hecho hombre, vivió, sufrió y murió, y con su resurrección elevó
nuestra naturaleza humana a la gloria divina, Los diversos factores que modifican
los relatos y crean diferencias entre ellos no impiden una presentación atendible
de los hechos. También es inadecuado el supuesto que teoriza acerca de la
discontinuidad entre Jesús y las tradiciones que dan testimonio de él, o bien el
desinterés o la incapacidad de presentarlo de manera adecuada. Así, pues, los
Evangelios establecen una relación veraz con el verdadero Jesús.
De esta relación tan íntima de Jesús y Dios, se deriva que el objetivo principal de
su misión es la revelación de Dios. No sólo las palabras, sino también las obras y
todo el camino de Jesús revelan a Dios y requieren una atención continuada y
vigilante a dicha revelación. La revelación que Jesús hace de Dios como Padre de
los que lo escuchan se explicita de un modo especial en el Evangelio de Mateo.
Ello se muestra particularmente en el Sermón de la Montaña, En el Evangelio de
Lucas Jesús, al revelar al Padre, resalta sobre todo la misericordia con los
pecadores, De este modo presenta el núcleo de su misión y manifiesta la voluntad
y la actuación del Padre. Es significativo y programático el modo en el que Marcos
describe el comienzo del ministerio público de Jesús, El contenido del anuncio de
Jesús es “el Evangelio de Dios”, la buena noticia que habla de Dios y viene de
Dios. Jesús viene como revelador de Dios y su revelación es buena noticia;
proclama que el Reino de Dios ha llegado. La realidad del “Reino de Dios” está en
el centro de la predicación de Jesús en los Evangelios sinópticos; revela y subraya
la soberanía real de Dios, su solicitud de pastor hacia los hombres, su intervención
activa y poderosa en la historia humana. A través de toda su actividad Jesús
explica y explicita esta verdad sobre Dios.
El ser humano es criatura de Dios; para él, Jesús, el Hijo de Dios, constituye un
modelo siempre válido de gratitud, obediencia y apertura en las relaciones con
Dios Padre, que es la fuente de toda salvación. El carácter universal de la
salvación revelada y realizada por Jesús, se dirige primero al pueblo de Israel,
pero está destinada a todos los pueblos. Su Evangelio se anuncia en todo el
mundo y sus discípulos son enviados a todos los pueblos. Dios ha enviado a
Jesús como Salvador de toda la humanidad.
La siguiente afirmación es: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina
en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (8,12; cf. 9,5; 12,35). La frase “Yo
soy la resurrección y la vida” (11,25) expresa el papel de Jesús en orden a la
superación de la muerte. La última afirmación, “Yo soy la vid, vosotros los
sarmientos” (15,5; cf. 15,1), resume de algún modo la relación entre Jesús y los
hombres
Además de la imagen de la vid, Jesús señala dos formas de unión con él (sus
palabras y su amor), Las palabras de Jesús comprenden toda la revelación que él
ha traído, que proceden del Padre y que permanecen en el que cree en Jesús, Por
otra parte, en el amor de Jesús se permanece acogiéndolo con gratitud viva y
teniendo confianza total en él. Creer en Jesús, en sus palabras y en su amor, y
amar a los otros son la forma de permanecer en él, de mantener la unión con él,
que es la vid, es decir, la fuente de toda vida y salvación (cf. 1 Jn 3,23).
(15,15)Su relación con los discípulos se corresponde con su relación con el Padre
y es de naturaleza perfectamente persona, familiar y cordial. Permanecer en esta
relación con Jesús constituye la vida eterna, la salvación revelada por Jesús. Así,
pues, en el Evangelio de Juan se manifiesta de modo especial el hecho de que la
revelación de Dios se concentre en Dios mismo y en la salvación humana.
Los escritos de Pablo son los más antiguos del Nuevo Testamento; refieren la
verdad que Dios ha revelado a Israel y que, con el envío del Hijo de Dios,
Jesucristo, ha sido llevada a cumplimiento y anunciada más allá de los límites del
pueblo elegido, de modo que “no hay griego ni judío” (Gal 3,28). El interés
personal y pastoral de Pablo se concentran de forma casi exclusiva en la muerte y
la resurrección del Señor y en los efectos salvíficos que proceden de ellas
Aquí debemos notar además que Pablo no presenta nunca la resurrección como
un hecho independiente de la cruz. Si se mirara solo al crucificado, no se
encontraría ninguna diferencia entre Jesús y los otros dos malhechores que fueron
condenados junto con él, ni siquiera con el heroico crucificado Espartaco. Por otro
lado, si se tuviera en cuenta solo al resucitado, se acabaría en una religión
abstracta, alienante, que se olvidaría de la vía (crucis) que es preciso recorrer
antes de llegar a la gloria.
3.5. El Apocalipsis
A lo largo del libro esta verdad revelada, entregada por Dios Padre a Jesucristo,
se precisa gradualmente como una iniciativa, un proyecto creador y salvífico, que,
nacido en la intimidad de Dios, se realiza luego fuera de Dios, al nivel del hombre.
La primera de las cuatro atribuciones del término “veraz” a Dios Padre se refiere a
él personalmente. En (Ap 6,10-11) los mártires, contemplando a Dios
directamente, perciben la omnipotencia absoluta que lo hace “soberano” de todo.
ven a Dios “veraz”, con una coherencia absoluta entre todo lo que es en sí mismo
y su acción en la historia, y le preguntan, turbados, hasta cuándo se va a retrasar
su actuación mientras los mártires reciben inmediatamente una participación
directa en la resurrección de Cristo simbolizada en las “túnicas blancas” (Ap 6,11)
que se les entregan.
En el paso de don desde Jesucristo a los hombres, propio del proyecto del Reino
de Dios, se inserta tres veces el término “verdadero” (Ap 3,7.14; 19,9),
introduciendo una comprensión más completa del propio Reino y de su desarrollo.
En el primero de estos usos, Jesús se define como “el santo, el Veraz”, (Ap 3,7),
situándose así al mismo nivel que el Padre, Al definirse a sí mismo como “el
testigo fiel y veraz” (Ap 3,14), subraya que su testimonio “fiel” se corresponde
completamente con la riqueza infinita del Padre y está al mismo tiempo en un
contacto de adhesión con el hombre.
4. CONCLUSIÓN
El proyecto que unifica los libros del Nuevo Testamento es el de llevar al lector al
encuentro con Cristo, esta perspectiva común asume pedagogías diversas.
Esta “lógica canónica” da cuenta de las relaciones que existen entre el Nuevo
Testamento y el Antiguo: las tradiciones neotestamentarias recurren al vocabulario
de la “necesidad” y al del “cumplimiento”. La verdad de Cristo se consigna en las
tradiciones neotestamentarias, que vinculan de manera inseparable el testimonio
ocular de los primeros discípulos con la recepción, en el Espíritu, de aquel
testimonio por parte de las primeras comunidades cristianas.
¿En qué consiste esta verdad sobre Dios y sobre la salvación del género humano,
que constituye el centro de la revelación divina y alcanza su última y definitiva
expresión en Jesús? La respuesta a esta pregunta la encontramos en la actuación
de Jesús.
TERCERA PARTE
LA INTERPRETACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS Y SUS DESAFÍOS.
1. INTRODUCCIÓN.
Hemos aprendido que la verdad que la Biblia quiere comunicarnos atañe a Dios
mismo y a su proyecto de salvación sobre los seres humanos. En la Biblia
encontramos contradicciones, inexactitudes históricas, narraciones inverosímiles
y, en el Antiguo Testamento, preceptos y comportamientos morales que entran en
conflicto con la enseñanza de Jesús. ¿Cuál es la verdad de estos pasajes
bíblicos?
En la Biblia encontramos diversos géneros literarios que estaban en uso en aquel
área cultural: poesía, profecía, narración, dichos escatológicos, parábolas, himnos,
confesiones de fe, etc.; cada uno de ellos tiene su propia forma de presentar la
verdad.
En el relato del pasó de los israelitas A través del mar constituyen una parte
esencial en la vida cristiana, en la Pascua, la cual está tradición oral, puesta por
escrito sufrió múltiples “relecturas" y así fue insertada en la narración del éxodo y
en la Torá y está se presenta como una nueva creación así como Dios creo el
mundo y separo el agua de lo seco, así mismo hizo cuando creo a su pueblo
sacándole de la esclavitud. El relato del éxodo no tiene el objetivo primero de
transmitir la crónica de los eventos antiguos según la modalidad de un documento
archivo, sino más bien de hacer memoria de una tradición que sigue dando
testimonio de que hoy como ayer, Dios está presente junto a su pueblo para
salvarlo.
Se Exponen las diferencias y las convergencias que se descubren entre los dos
relatos de Mateo y Lucas, y tratamos de determinar el mensaje de los mismos.
a. Las diferencias
Ninguno de los relatos que se encuentra en Mateo está presente en Lucas;
y viceversa. Entre los dos relatos hay además diferentes notables: según
Mateo, María y José, antes del nacimiento de Jesús, viven en Belén, y sólo
van a Nazaret después de la huida a Egipto y como consecuencia de una
advertencia especial. Según Lucas, María y José viven en Nazaret, el
censo los lleva a Belén y, sin huir a Egipto, vuelven a Nazaret. Es difícil
encontrar una solución a tales diferencias, que, por otra parte, revelan que
los dos evangelistas son independientes uno del otro. Pero este último
aspecto hace más significativas las convergencias.
b. Las convergencias
Los dos evangelistas tienen en común los datos fundamentales sobre las
personas, los lugares y el tiempo. Una importancia particular tiene su
convergencia sobre la concepción virginal de Jesús por obra del Espíritu
Santo, la cual excluye que José sea el padre natural de Jesús.
c. El mensaje
Considerando las diferencias y las convergencias que encontramos en los
evangelios de la infancia de los dos evangelistas, se debe afirmar que la
revelación salvífica consiste en todo lo que se afirma sobre la persona de
Jesús y sobre su relación con la historia de Israel y del mundo, como
introducción e ilustración de la obra salvífica que se narra en el resto del
evangelio. Las diferencias, que pueden ser armonizadas en parte, se
refieren a aspectos secundarios respecto a la figura central de Jesús, Hijo
de Dios y salvador de los hombres, que es común a los dos evangelistas.
El estudio de sus tres diferencias principales –el terremoto, la huida de las mujeres
y el mensaje celestial– ha puesto de manifiesto un significado común, es decir, dar
testimonio de Dios y de la intervención decisiva de su poder salvador en la
resurrección de Jesús.
Uno de los mayores obstáculos para aceptar la Biblia como Palabra inspirada lo
constituye la presencia, sobre todo en el Antiguo Testamento, de manifestaciones
repetidas de violencia y crueldad, ordenadas en muchos casos por Dios, en otros
muchos objetos de súplicas dirigidas al Señor, y en otros atribuidas directamente a
Él por el autor sagrado. Por ello se considera indispensable señalar algunas líneas
de interpretación que permitan una aproximación más adecuada a la tradición
bíblicas, precisamente en relación con sus textos más problemáticos, los cuales
deberán interpretarse, en todo caso, en el contexto global de la Escritura, y en
consecuencia a la luz del mensaje evangélico del amor incluso a los enemigos (Mt
5,38-48).
3.1.1. La violencia y sus remedios legales
Ante esta situación de violencia se coloca la ley de Dios como remedio, para evitar
la injusticia, pero también para hacerle frente al culpable para que cambie de
proceder, pero además con la intención de exterminar el mal y promover la paz.
De hecho, no se puede abolir el castigo pues sería una actitud de complicidad
ante el hecho causado.
El lector de la Biblia podría quedar asombrado ante los castigos que se realizaban
en el pueblo de Israel (Dt 25, 1-3. 11-129 pero cabe resaltar el carácter histórico
de la legislación que después es superada por una mejor comprensión de los
procedimientos jurídicos. Ante la ley de Dios ningún delito que impune, sin
embargo, ante el orden divino que antecede a la ira del Padre, queda perdonada
toda culpa que se manifieste con un sincero arrepentimiento de corazón, para que,
los legisladores imiten la responsabilidad de la justicia y la concordia social.
Expresa que se acude su desdicha, que sean aniquiladas las fuerzas del mal, por
esa razón al orar con el salterio y encontrarnos con este tipo de oraciones
debemos inmediatamente aplicarlas a nuestra vivencia personal, tal cual, como lo
hizo la persona que la escribió.
Las cartas a los Colosenses, Efesios y a Tito, expresan el estatuto social inferior
de la mujer, algo que no ocurrirá en Gálatas 3, 28 cuando Pablo asegura que no
debe existir discriminación de ninguna clase.
El pasaje bíblico 1 Cor 14, 34-38 no está asegurando que las mujeres no deban
profetizar, sino que estas deben respetar la palabra de sus maridos, lo que
implicaría el respeto y la cordialidad de los cónyuges.
4. CONCLUSIÓN
a. Breve síntesis
Los cuatro relatos del antiguo testamento no pueden ser considerados como
hechos realmente ocurridos, porque se perdería la intención verdadera del texto
por encima de cualquier ciencia histórica, pues sus relatos dan testimonio de la fe
incondicional en Dios y en su poder ilimitado.
Hay que tener en cuenta el sentido verdadero del hecho bíblico, pues algunas
ciencias modernas como la historiografía, la filología, la arquitectura y otras,
pretenden dar menos razón de dichos hechos, pues la biblia debe leerse en
nuestra época actual, ya que, es Dios el que siempre habla.
Dios se revela en la historia, por eso no podemos creer que los relatos bíblicos
sean mera invención humana. La biblia debe de entenderse dándole su valor en
su relación plena con la obra salvífica de Jesús, lo que dice sobre Dios y sobre la
salvación de los hombres.
CONCLUSION GENERAL
Hay que tener en cuenta que en las os partes de la Biblia es evidente la variedad
de géneros literarios, categorías teológicas, visiones antropológicas y sociológicas.
Así la iglesia reconoce por el Espíritu aquella palabra inspirada que vaya acorde a
la verdad de la revelación.
No cabe duda que el carisma profético estivo activo en estos escritores sagrados,
los cuales atestiguan indirectamente su conciencia de transmitir las palabras del
Señor. Además de ser abalados por corrientes, escuelas o grupos religiosos que
custodiaron las tradiciones literarias.
Poseemos las palabras de los discípulos y no del profeta inspirado, en el caso del
Nuevo Testamento fueron testigos fieles del Maestro o en algunos casos,
discípulos primeros de los primeros discípulos, no mencionados en la lista de los
Apóstoles.
Por ser inspirada por Dios, la Escritura posee cualidades divinas, como revelación
de Dios mismo y de su plan de salvación. Dios manifiesta su amor en el verbo
hecho carne, que conduce a los hombres a una autentica comunión con Dios.
Verdad multiforme
Los escritos del Antiguo testamento y del nuevo testamento son deudores de la
literatura mesopotámica, Egipto y del mundo griego, lo cual facilitarían el diálogo
interreligioso al comprender de esta manera la revelación de Dios.