Está en la página 1de 9

teorema

Vol. XXVIII/1, 2009, pp. 82-90


[BIBLID 0210-1602 (2009) 28:1; pp. 82-90]

El principio de exclusión y el problema de la integración


cognitiva en la epistemología de virtudes de Ernesto Sosa

Fernando Broncano

ABSTRACT
In this paper I address a possible difficulty with the Sosa’s Principle of Crite-
rion, i.e., the question of the cognitive integration. I argue that in order to reach a re-
flective knowledge the subject must possess some degree of self-trust. But self-trust
in its turn involves a degree of self-transparency.

KEYWORDS: reflective knowledge, cognitive integration, virtues theory, scepticism.

RESUMEN
En este trabajo se propone una dificultad posible con el Principio del Criterio de
Sosa. Se trata de la cuestión de la integración cognitiva. El argumento consiste en que
el conocimiento reflexivo supone que el sujeto posea un grado de auto-confianza que,
a su vez, supone un grado de auto-transparencia.

PALABRAS CLAVE: conocimiento reflexivo, integración cognitiva, teoría de virtudes,


escepticismo.

La ilustración de la portada de la edición de A Virtue Epistemology


muestra un detalle de El arte de la pintura de Vermeer. Desconozco cuál
haya podido ser la influencia del autor en la elección de este motivo, pero es
muy interesante puesto que la ilustración y el contenido del libro comparten
una cuestión intrigante acerca del tema de la representación. El lienzo puede
verse, siempre suponiendo que es un autorretrato, como una paradoja visual:
¿cómo podría alguien pintar su propia espalda? La paradoja desaparece si en-
tendemos el cuadro como una “imaginación” de la escena. Pero entonces sur-
ge otra cuestión: ¿quién es el que está imaginando esa escena? Si
respondemos que es el propio Vermeer la paradoja vuelve a presentarse,
puesto que resulta difícil creer que uno pueda imaginar la propia espalda
fielmente. Si, por el contrario, consideramos que se trata de la percepción de
un observador indeterminado la cuestión se convierte en un problema filosó-
fico: ¿cómo puede tener un pintor la percepción de otra persona? Llegados a

82
El principio de exclusión y el problema de la integración... 83

este punto, y enfrentados al dilema de elegir entre la paradoja o la imposibili-


dad, podemos acudir a nuestras intuiciones de sentido común para que nos
disuelvan la dura encrucijada. Y, ciertamente, si dejamos el cuadro en una
meta-representación de una escena de pintura, en la que alguien (no sabemos
quién) observa a un pintor pintando (no conocemos tampoco quién es tal su-
jeto) entonces el cuadro queda como un enigma visual, como una pregunta
escéptica, lo que quizás fuera la intención del siempre sutil Vermeer. La pre-
gunta de este cuadro se dirige también al modo en el que Ernesto Sosa re-
suelve el problema escéptico de la exclusión.
Sosa se encuentra ante un escenario análogo al del pintor que quiere
pintarse a sí mismo pintando cuando se enfrenta a la problemática pirrónica,
y en particular a la exigencia de que una creencia, para ser conocimiento debe
de saberse que no hay una alternativa que la socave, en particular las alterna-
tivas radicales como cerebros en una cubeta, genios malignos, sueños etc. El
escepticismo clásico sostiene que quien pretende excluir esta alternativa se ve
abocado a un regreso infinito o a un círculo. La teoría de virtudes que sostie-
ne Sosa tiene una respuesta a esta exigencia de exclusión que, para expresarlo
por el momento en una forma poco precisa, consiste en que si un agente co-
noce bien, estará suficientemente justificado si considera que su perspectiva
epistémica es suficientemente buena. Frente a la estrategia contextualista que
relativiza la posible afirmación “S conoce que p” o, en primera persona, “Sé
que p”, a un contexto, Sosa considera que no son las aserciones, sino el cono-
cimiento mismo lo que debe ser considerado como gradual, relativamente a la
calidad epistémica de la creencia del sujeto. Esta calidad epistémica depende
de cómo las competencias epistémicas del sujeto logran excluir que la verdad
de la creencia se haya debido a un accidente o a la suerte. El grado de aptitud
epistémica de un sujeto es lo que establece la fuerza con la que el sujeto ex-
cluye la suerte y, por ello, la calidad epistémica y el mérito epistémico atri-
buible a dicho sujeto. Hay un nivel primero, la aptitud animal y un nivel
segundo, en el que se responde a la exigencia de exclusión de alternativas so-
cavantes: la meta-aptitud. Esta meta-aptitud lleva al sujeto a adoptar una
perspectiva crítica sobre su propia perspectiva epistémica y examinar si acaso
está en condiciones normales y, en caso positivo, alcanza un grado superior
de conocimiento, o de calidad epistémica que es el conocimiento reflexivo :

Reflective knowledge goes beyond animal knowledge, and requires also an apt
apprehension that the object-level perceptual belief is apt. What competence
might a believer exercise in gaining such meta-apprehension? It would have to
be a competence enabling him to size up the appropriateness of the conditions
[p. 108].

Tenemos de esta forma una dimensión en la que la calidad epistémica se al-


canza en grados: el grado de aptitud en circunstancias normales, y una di-
84 Fernando Broncano

mensión en la que la calidad epistémica produce no solamente conocimiento


sino también la suficiente justificación como para que el sujeto considere que
conoce que p: la reflexividad de la aptitud o meta-aptitud.
Lo que produce la justificación, y así la exclusión de la suerte o de los
socavadores, es la evaluación que un agente hace de su situación epistémica:

The object of evaluation is thus a particular item, but it is evaluated relative to


its relevant wider context. And the wider context of evaluation may include
possibility space, as when an archer hits the bull’s-eye with a shot that is not
only accurate but also “skillful” with its counterfactuals implications [p. 114].

Esta evaluación produce justificación en cualquiera de las exigencias del es-


céptico: coherencia racional, seguridad (safety) o grado en que las alternati-
vas socavantes están suficientemente lejos, etc. El mecanismo por el que se
genera esta justificación tiene dos componentes. El primero es lo que Sosa
llama Principio de ascenso epistémico:

If one knows full well that p and considers whether one knows that p, then one
must be justified in thinking that one does” [p. 114].

El segundo paso es el que permitirá excluir las alternativas socavantes.


Es el Principio de clausura:

If one is fully justified in believing that necessarily, unless it is so that q, it can-


not be so that p, then one must also be justified in believing that q [p. 115].

Estos dos principios constituyen una especie de escalera por la que un


sujeto accede a un juicio en el que afirma que conoce que p y lo afirma justi-
ficadamente. Este juicio es el que es regulado por el Principio del criterio:

PC2. In order to know full well that p one must be justified in believing (at least
implicitly or dispositionally, if not consciously) that one’s belief that p is
formed in a way that is at least minimally reliable, that it has at least minimally
reliable source (if the proposition that one’s source is thus reliable is within
one’s grasp) [p. 122].

Obsérvese que Sosa no afirma que sea necesario que el sujeto realice cons-
cientemente todos estos pasos: puede existir conocimiento reflexivo siempre
que haya una activación de la meta-aptitud aunque sea implícitamente. Lo
que sí es central es que el sujeto considere que conoce debido a que ha eva-
luado su competencia cognitiva.
Aquí es donde se suscita la cuestión de la integración cognitiva. El pro-
blema de la integración puede aparecer como un problema de confianza o au-
toconfianza del sujeto en sus propias capacidades. Pensemos en alguien que
El principio de exclusión y el problema de la integración... 85

conoce que p y a quien le preguntamos acerca de si tiene tal conocimiento


(por ejemplo, un contexto judicial en el que el abogado pregunta al testigo
“¿vio usted al acusado robar las joyas del mostrador?”). Solamente tiene tres
posibles respuestas: (a) “No lo sé”, (b) “quién sabe, puede que sí o puede que
no” y (c) “sí, lo sé”. Afirma Sosa respecto a estas tres posibles respuestas:

Answer (a), and even answer (b), would reveal a certain lack of integration in
that stretch of consciousness; only answer (c) of the three, entirely avoids dis-
harmony within that consciousness at that time” [p. 115].

El sujeto que respondiese que no conoce o que no sabe si conoce que el acu-
sado robó las joyas, estaría en problemas de integración cognitiva, que se
muestran en esta falta de confianza epistémica en sí mismo. ¿Por qué esta
cuestión de la integración nos lleva al escenario posiblemente paradójico que
ejemplifica el cuadro de Vermeer? Para responder a esta pregunta debemos
reparar en que la meta-competencia debe evaluar una creencia de una cierta
forma:

The object of evaluation is thus a particular item, but it is evaluated relative to


its relevant wider context. And the wider context may include possibility space,
as when an archer hits the bull’s-eye with a shot that it is not only accurate but
also “skillful”, with its counterfactuals implications [p. 114].

Nótese que, análogamente al caso del disparo del arquero, la creencia es eva-
luada en particular, pero se hace en el marco de un espacio de posibilidad en
el que se establece una relación soportada contrafactualmente entre la habili-
dad y el éxito: “este acierto se debe a la habilidad del arquero” (o cualquiera
de los juicios de una larga familia de relaciones contrafácticas). Para que la
fuerza modal surja en este espacio tenemos que correlacionar en un lado un
ítem proposicional y en el otro una disposición en condiciones relevantes, lo
que implica, a su vez, correlacionar elementos causales, presentes en el am-
biente, con un elemento disposicional, sea como sea que entendamos esta
competencia.
No tendríamos estos problemas de posible paradoja si se tratase del jui-
cio de un árbitro externo que evalúa el mérito de un arquero. Todo lo más, se
nos plantearían los problemas usuales que plantea toda explicación en la que
en el explanans aparezca un término disposicional. Pero este caso es bien co-
nocido y muy discutido en los ámbitos de filosofía de la ciencia y no nos
concierne especialmente en este momento. La cuestión se suscita porque el
juicio que realiza el sujeto que conoce es un juicio en primera persona: sola-
mente en primera persona puede producirse justificación, en otro caso esta-
ríamos aún en el “espacio de las causas” y no en el “espacio de las razones”:
la racionalidad como justificación solamente opera en primera persona. Y es-
86 Fernando Broncano

ta función justificativa solamente se produce representando conjuntamente el


proceso de conocimiento y la adscripción competencial.
Muchos epistemólogos consideran que aquí se produce un paso indebi-
do desde lo externo a lo interno. Pero no es el caso de Sosa ni de aquellos
teóricos de virtudes epistémicas que no consideran relevante la dicotomía ex-
terno/interno: el conocimiento animal, que toma elementos causales-
informacionales del medio y produce creencias, y el conocimiento reflexivo
que toma procesos competenciales y produce juicios epistémicos no difieren
en naturaleza. Mi punto, sin embargo, se refiere a la paradoja del comienzo:
una meta-representación de un arquero disparando no es un disparo de arco,
pero una meta-representación de un pintor pintando sí puede ser una pintura
(de una pintura): para que esto ocurra, el proceso debe tener una capacidad
auto-referencial, algo que solamente ciertos procesos tienen: las imágenes, el
lenguaje, la teoría de la mente, la conciencia; y, en lo que a nuestro caso se
refiere, los procesos epistémicos. Una auto-referencia conserva una propie-
dad (el contenido, la referencia) al cambiar el contexto de la representación
de ser un contexto amplio, externo, a un contexto estrecho, interno.
Sin embargo esta capacidad de conservación de una propiedad normati-
va no está claro que se conserve cuando pasamos de la primera a la tercera
persona o de la tercera a la primera persona. ¿Qué ocurre al adoptar una pers-
pectiva sobre las propiedades epistémicas de los contenidos en primera per-
sona?: el sujeto debe pasar de una descripción objetiva a una descripción
subjetiva (la tensión interno/externo es menos interesante que la tensión obje-
tivo/subjetivo [Breyer y Greco (2008)]. Quizá en este paso esté implicado el
paso que la tradición Sellars-Rorty-Bonjour ha considerado como un cambio
de categoría. La justificación que exige el coherentista necesariamente ten-
dría que realizarse sólo en primera persona. Sosa es consciente del problema
y así lo muestra al exponer de esta forma el requisito coherentista:

No belief B is fully justified because it satisfies some condition F such that be-
liefs satisfying F are probably true. The believer must also be aware, at some
level, that B satisfies the condition [p. 124].

Pero no lo considera particularmente peligroso para la teoría de virtudes:

Most interesting for us is the fact that Bonjour’s Generalization (of Sellar’s in-
sight) is a member of our family of principles of the criterion [p. 127].

Lo central –afirma Sosa, siguiendo a Descartes– es la distinción entre el mero


cognitio y scientia. Cognitio es conocimiento animal mientras que scientia es
conocimiento reflexivo, conocimiento de mucha mayor calidad:
El principio de exclusión y el problema de la integración... 87

Scientia requires more. It is attained only through an adequate perspective on


one’s epistemic doings [p. 130].

He aquí pues el problema para el que la distinción cognitio/scientia es la res-


puesta:

Knowing full well thus requires some awareness of the status of one’s belief,
some ability to answer that one does know or that one is epistemically justified,
and some ability to defend this through the reliability of one’s relevant compe-
tence exercised in its appropriate conditions [p. 132].

Notemos que Sosa admite que el conocimiento completo “requiere al-


guna consciencia”. Este requisito introduce una diferencia con el conocimien-
to animal, donde no se requiere consciencia, que indica que se ha pasado de
la tercera a la primera persona. Hasta este momento, la noción de virtud que
Sosa ha desarrollado se ha apoyado fuertemente en las intuiciones que sumi-
nistra el ejemplo de un arquero que logra un tiro preciso debido a su compe-
tencia. Ahora el ejemplo queda suspendido al añadir esta condición de
consciencia de las condiciones de ejercicio de la competencia.
Hay dos posibles objeciones a la diferencia entre cognitio y scientia
que, aunque muy discutidas en la literatura relevante, no me impresionan par-
ticularmente. Una es la ya citada discusión entre externismo/ internismo, en-
tendido aquí como un paso injustificado del espacio de las causas al espacio
de las razones (que supone que una descripción externista pertenece al prime-
ro, mientras que la pertenencia al segundo solamente puede hacerse en térmi-
nos internistas). La respuesta es que en ambos niveles: cognitio y scientia, el
proceso está más allá de esta distinción, el ejercicio de una competencia o
meta-competencia puede desarrollarse tanto en términos externistas como in-
ternistas. En casos como la percepción funciona en términos externistas pero
en casos como la intuición funciona en términos internistas, y en ambos lo
que es central es la correlación entre competencia y éxito. La segunda es la
presunta opacidad o falta de “luminosidad” de una creencia respecto a su es-
tatus epistémico. Esta objeción que ha liderado T. Williamson, tampoco es
aplicable a nuestro caso: aunque fuera verdad que una creencia que p no in-
dique por sí misma cuál es su estatus epistémico, sí podría hacerlo la meta-
creencia “p es un éxito epistémico de la competencia C”.
Cabría, sin embargo postular una tercera objeción más peligrosa: al pos-
tular que debe hacerse consciente la perspectiva del sujeto sobre sus propios
“epistemic doings”, se podría alegar que al sujeto quizá pueda faltarle S el
necesario auto-conocimiento relevante para el juicio epistémico. ¿Qué hace
del sujeto un ser particularmente privilegiado para saber si el éxito se debe a
las buenas condiciones de su ejercicio? Quizá la primera persona no sea pre-
cisamente el ámbito más adecuado para este juicio, del mismo modo que no
88 Fernando Broncano

es el paciente quien mejor diagnostica la propia enfermedad, por más que sea
consciente de algunos síntomas. Sosa podría responder a esta objeción recor-
dando que cognitio y scientia comparten una misma naturaleza, que lo prin-
cipal es el control cognitivo por parte de la competencia del sujeto (de una
meta-competencia, en este caso) y no la adscripción correcta de la oración
“Sé que p”. Cierto: estamos ante una cuestión de re, en la que lo importante
es el ejercicio de una meta-competencia y tal vez podría soslayarse la condi-
ción de auto-conocimiento. Pero entonces la “awareness” que Sosa reconoce
como necesaria queda poco cualificada: o bien no es más que un requisito
psicológico sin significación epistémica, lo que llevaría a Sosa a desarrollar
una teoría completamente objetivista del conocimiento reflexivo, en el que la
awareness no tiene aportaciones normativas sustanciales, o bien acepta que la
awareness inyecta normatividad epistémica en el mismo sentido en que la in-
tencionalidad convierte una conducta en acción, por lo que podríamos consi-
derar que el requisito nos lleva a una teoría de la acción epistémica, donde el
sujeto acepta su propio estatus epistémico de conocimiento porque reconoce
dicho estado como suyo, fruto además de sus competencias propias y perso-
nales, y porque ese reconocimiento es el que inyecta justificación en el pro-
ceso, algo muy similar al sujeto que decide emprender una acción porque se
siente justificado y capaz de realizarla a través de algún mecanismo de identi-
ficación con las razones y capacidades propias.
No excluyo que la teoría de virtudes pueda desarrollarse en cualquiera
de las dos direcciones. En caso de que Sosa considere que puede desarrollar-
se en un sentido completamente objetivista, sin cualificar excesivamente la
fuerza normativa de la “awareness” al menos deberá reconocer que el sujeto
debe cumplir el siguiente criterio:

Integración cognitiva: Sea implícita o explícitamente, el sujeto debe es-


tar bien integrado cognitivamente, en el sentido de que todos los proce-
sos relevantes en la producción de un juicio epistémico, y que tengan
una significación normativa epistémica deben ser coherentes en sus
evaluaciones.

De esta forma se evita el problema creado por el caso conocido pro-


puesto por Bonjour1 del clarividente que posee una extraña clarividencia para
situar al presidente, pero no acepta que tiene tal capacidad. La integración
cognitiva podría realizarse quizá de forma implícita y no necesariamente co-
mo resultado de un proceso consciente de reflexión, pero que el examen que
realiza la meta-competencia se armonice con las competencias de primer or-
den no puede ocurrir en un sujeto que esté organizado como una mera suma
de facultades o virtudes cognitivas. Necesita una arquitectura coherente2 en la
que cada proceso sea sensible a las propiedades y logros epistémicos del otro.
Necesitamos así que el juicio reflexivo resulte meramente no sea una simple
El principio de exclusión y el problema de la integración... 89

facultad que se ejercita a la vez que otra facultad, en el mismo sentido en que
por ejemplo el pensamiento y la emoción se pueden ejercitar en interacción
uno y otra, sino en un sentido más fuerte de control en el que el sistema re-
flexivo sea sensible a las propiedades y situaciones epistémicas del conoci-
miento animal. Hasta qué punto la consciencia pueda ejercer o no un papel
marginal en este proceso es algo por discutir, pero yo creo que la segunda al-
ternativa, en la que el papel de la “awareness” aparece más claramente es
mucho más promisoria. En caso de que lo que añada la “awareness” sea una
inyección normativa, lo hará en el sentido en que la intencionalidad añade
normatividad a la conducta convirtiéndola en acción. Pero entonces debere-
mos garantizar un segundo requisito:

Sentido de propiedad del estado epistémico: El sentido de propiedad de


un estado como condición de un juicio es una garantía de que el juicio
resulta de que el sujeto asume ese estado como resultado de sus propias
competencias, lo que equivale a que asume su propia responsabilidad
epistémica en el juicio “sé que p”.

El requisito es análogo al criterio de “propiedad” en primera persona de


una acción: exigimos que el sujeto “sienta” que la acción que está realizando
es la acción que ha decidido. Sin ello no se completa la acción, que podría
quedar reducida a mera conducta como algunos casos de “mano anárquica”
(un síndrome en el que la mano realiza una acción inteligente que no es deci-
dida por el sujeto).
Las dos condiciones tienen diverso alcance: la primera es una condición
objetiva de racionalidad. La segunda es una condición subjetiva. No me atre-
vo a postular que la segunda sea imprescindible en el juicio para alcanzar co-
nocimiento reflexivo. ¿Cabría una teoría de virtudes con una teoría muy
fuerte de la integración cognitiva sin exigir una identificación en primera per-
sona con el estado epistémico en tanto que estado propio? Tal vez así Sosa
podría evitar un escenario de posible paradoja, pero entonces no debería im-
plicar como necesaria la “awareness” del proceso a menos que esa “aware-
ness” sea sobre algo describible en tercera persona, como quien mira una
mancha en su traje en el espejo. Y si Sosa adopta ese camino, ¿sería suficien-
temente fuerte su teoría de la integración cognitiva?

Departamento de Humanidades: Filosofía, Lenguas,


Teoría Literaria y Cultura Clásica.
Universidad Carlos III
C/ Madrid 126, 28903 Madrid
E-mail: Fernando.Broncano@uc3m.es
90 Fernando Broncano

NOTAS
1
Discutido en el sentido de la integración cognitiva en Breyer y Greco (2008).
2
Me parece especialmente sugerente la exposición de la coherencia en un doble
nivel de capacidades que propuso Lehrer (1997).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BREYER, D.y J. GRECO (2008) “Cognitive Integration and the Ownership of Belief:
Response to Berneker”. Philosophy and Phenomenological Research LXXVI/1,
pp. 173-184.
LEHRER, K. (1997). Self-Trust. A Study of Reason, Knowledge, and Autonomy. Ox-
ford: Clarendon Press
SOSA, E. (2007). A Virtue Epistemology. Apt Belief and Reflective Knowledge, Volume
I. Oxford: Oxford University Press.

También podría gustarte