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En su libro, el Doctor José Darío Herrera, muestra un análisis de las ciencias sociales desde la hermenéutica,

apoyado en aportes de investigadores reconocidos como Gadamer, Santos, Geertz, Le Goff, Dilthey, Bauman,
Bourdieu, Morín, Husser, entre otros, que contribuyeron a una nueva manera de concebir las ciencias sociales
dentro de la investigación científica, rescatando o mejor orientándolas hacia el mundo de la interpretación de
su praxis.

Durante la segunda mitad del siglo XX, las ciencias sociales se ven enfrentadas a un escepticismo en su validez
que hace que se den muchos debates en torno a nuevos métodos de investigación científica. Aportes como los
de Gadamer, que evidenciaron como el observador afecta a los objetos de investigación cediendo al
etnocentrismo. Así pues, estos y otros fuertes cuestionamientos hallan resultado al emprender un camino
hacia la interpretación de la vida social, donde comienza a tomar gran relevancia lo local, perdiendo fuerza lo
universal y finalmente la interpretación se acomoda en el espacio del saber. En esta relación se encuentran
posturas como la de Dilthey, que asoció la comprensión al método propio de las ciencias del espíritu, en
contraposición a las ciencias naturales. Bauman quien intenta mostrar a través de la recopilación de los
postulados de filósofos y científicos la hermenéutica como puente entre investigadores que fueron más allá de
las ciencias naturales para comprender lo humano.

Ya para adentrarnos en los aspectos del trabajo de las ciencias sociales el autor inicia desde la interpretación,
partiendo de la comprensión que la ciencias sociales tienen sobre su quehacer; reconocidos protagonistas
hacen parte de esta tarea, entre los que se destaca el antropólogo Clifford Geertz que se esmera por entender
el trabajo antropológico, el aporte a la interpretación de las culturas, el interaccionismo simbólico, el
comprender la vida de otros pueblos, el conjunto de signos, los comportamientos de manera objetiva, las
ciencias sociales y su lectura de la situación irregular, olvidando el ideal de ciencia. Pierre Bourdieu por su
crítica a la ontología hermenéutica, comprendiendo la vida social desde superponer lo objetivo y lo subjetivo. El
historiador Jacques Le Goff quien hace un balance de las ciencias históricas durante el siglo XX y destaca
también la noción de objetividad histórica como reinterpretación, el surgimiento de nuevos métodos y las
múltiples historias parciales. Y el sociólogo Boaventura de Sousa Santos quien revisó con una mirada más crítica
el proyecto moderno, para construir mil comunidades interpretativas desde lo local, con el fin de conseguir
formas más justas y equilibradas de producción económica y fortalecimiento de la democracia, que acercaron a
otras disciplinas a la hermenéutica, lo que considera hermenéutica diatópica.

Las ciencias sociales entran en una autorreflexión desde las debilidades y fortalezas que la acompañaron en el
siglo XIX y XX, desde lo sociológico y lo conceptual, aspirando a una visión más del conocimiento científico. El
autor inicia por examinar la crítica que los científicos sociales hacen al modelo de ciencia del siglo XX, desde su
interior, abriéndose caminos diferentes a las ciencias naturales. En antropología, se propende por la
comprensión de la cultura, donde según Geertz la realidad parece haberle tomado la delantera a la teoría.
Santos por su lado afirma que el capitalismo, el estado, el poder y el derecho a finales del siglo XX son confusos
y contradictorios debido a su condición atemporal, y no se pueden seguir ciñendo a los postulados de siglos
pasados. Goff, apoya la idea de deseuroperizar la historia. Bourdieu opina que existe una división entre el
mundo y la razón que hace se hallen rupturas entre el objeto y el sujeto, el objeto y el entorno y entre objetos,
lo que hace que se preocupe más por establecer relaciones distintas y distantes con las cosas, así el
pensamiento puede separar los objetos de sus contextos y de otros objetos, dando lugar a múltiples
presupuestos que se irán arraigando al interior de los universos científicos, que harán que las ciencias sociales
no puedan dar cuenta de sus objetos de estudio en buena parte del siglo XX.
Entonces al parecer las ciencias sociales para este momento abandonan el ideal de conocimiento universal,
objetividad e imparcialidad, dando paso a lo empírico y así dar cuenta del mundo a partir de sus conceptos, por
lo tanto parece abrirse al pensamiento hermenéutico para finales del siglo XX, por lo que el autor hace una
aproximación a algunas de las practicas de las ciencias sociales, entre las que cabe el papel de la antropología
como hermenéutica cultural, la historia como reinterpretación narrativa, la politología como hermenéutica
diatópica y la nueva sociología.
Ahondando en cada una, la antropología muestra que debe salir de la visión etnográfica de querer comprender
a los otros solo a través de la descripción de las formas de vida de otros pueblos, de las formas simbólicas,
palabras, imágenes, instituciones, comportamientos de la gente y volver a lo local según Geertz traducción de
las culturas, que no es más que poner la realidad de una cultura en el lenguaje y las palabras de quien
investiga. Visto así el trabajo de antropólogo es el de entender lo próximo; convenciones interpretativas.

Las ciencias sociales han empezado por tanto a abandonar las analogías para tomar el camino de las
humanidades, pues parecen ofrecer más interpretaciones que los de ciencia paradigmáticos, asumiendo las
metáforas lúdicas. El pensamiento científico está cambiando y para esto dice el autor hay que crear una nueva
conciencia teniendo en cuenta que se debe aceptar la profundidad de las diferencias, comprender lo que esas
diferencias son y construir un vocabulario para formular éstas públicamente.
La hermenéutica debe por tanto comprender la cultura y la ciencia, de ahí que se enuncian tres sentidos de
cómo la hermenéutica cobra importancia para la ciencia. El primero, los criterios para hacer una correcta
interpretación de las culturas, el segundo es el carácter mismo del trabajo antropológico y el tercero es la
propia situación por la que atraviesa las ciencias sociales.

Otra práctica es la historia como reinterpretación narrativa que tiene que ver en términos de Jacques Le Goff
que “no hay hecho o hecho histórico sino dentro de una historia problema”, es decir que la ciencia histórica
toma por objeto de estudio un acontecimiento y para situarlo, supone el planteamiento de una pregunta o de
un problema, como el de la objetividad que ante estos planteamientos y para una correcta interpretación del
pasado queda sin base; ante tanta nueva mirada se da la reinterpretación constante de la historia. Le Goff
muestra dos grandes transformaciones, una es la búsqueda de un conocimiento desinteresado de la verdad
pura y la otra es que todo es digno de la historia.

Los historiadores trabajan en varios retos, por un lado el que los documentos se deben desplazar a otros
campos como el de la oralidad, la fotografía, la arquitectura, etc., que para ellos son huellas del pasado y que
son sometidos a examen de validez. También es importante según Le Goff tener en cuenta los olvidos de la
historia, aquellos vacíos o espacios que carecen de documentación. Por otro lado están las aproximaciones
múltiples es decir múltiples formas de escritura según el autor. Otro reto tiene que ver con el desmote
progresivo de la causalidad histórica, y el tercer reto tiende al alcance de la ciencia histórica, de tal manera que
los historiadores también empiezan a tratar el asunto de las interpretaciones que deben ser analizadas en sus
condiciones de producción (hermenéutica) y pone a la ciencia cerca a la filosofía hermenéutica.

La tercera práctica de las ciencias sociales que menciona el Doctor Rubén Darío en su libro, tiene que ver con la
politología como hermenéutica diatópica: Santos aquí hace ver que se requiere construir comunidades
interpretativas como nuevo tipo de saber, aquí la regulación y la emancipación adquieren poder. Así mismo
plantea la crisis del proyecto de la modernidad, dado entre el exceso y la carencia, entre la transnacionalización
de la economía y la política que transforma el Estado en una unidad de análisis obsoleta y esto según Santos
hace que se desregularice la vida económica, social y política. Santos enuncia la racionalidad práctica como
fundamental para el pensamiento hermenéutico.
Finalmente la práctica de la nueva sociología acoge a uno de sus mayores representantes Pierre Bourdieu, que
defiende la postura según la cual para el estudio de la vida social no se puede distinguir entre individuo y
sociedad y que regresa al saber practico, de ahí que afiance su postura en las estructuras objetivos (campo) y
las disposiciones adquiridas en los cuerpos (formas duraderas de ser o hacer, es decir hábitus).

Todo lo anterior me lleva a sentir mayor seguridad en cuanto a la tarea que como estudiante investigadora
emprendí, pues la hermenéutica como respuesta a los nuevos retos de la ciencia social deja de lado muchas
concepciones como la de deseuroperizar, el tener en cuenta el transcurrir del tiempo, la objetividad del
investigador frente al sujeto de estudio, el deceso hasta de las mismas ciencias sociales, el etnocentrismo y
otras que hace ver en las múltiples interpretaciones las ganancias del saber social, y deja gran expectativa
frente a nuevos postulados que traerán otros autores para seguir en la búsqueda de otros conocimientos
sociales.
Preguntas:

El querer librarnos de etnocentrismo, no estamos siendo etnocentristas?


Si se dejan las analogías como está intentando las ciencias sociales, a qué podemos recurrir?

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