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Estructura

En el proceder del mercado criminal, el lavado de activos se considera como el delito que
consolida el mayor % de ingresos en la operatividad del sistema formal, debido a las grandes
sumas de dinero que a diario se le inyecta a la economía a través de esta práctica delictiva,
convirtiéndose muchas veces en el motor para el adelanto de diversas acciones, tanto lícitas como
ilícitas, que intervienen directamente en la construcción y comportamiento de los indicadores
macroeconómicos.

Para ilustrar su estructura, Hernández Quintero (2006), en su libro Los Delitos Económicos en la
Actividad Financiera, describe las tres fases del proceso de lavado, una vez que se han obtenido los
dineros producto del ilícito, de la siguiente manera:

En Colombia se da esta estructura de la siguiente manera:

4.1 Primera fase

Generalmente se lleva a cabo por medio de compras de bienes raíces, en moneda extranjera,
compra de oro, esmeraldas o pólizas de seguro. También se hace a través de la utilización de
casinos o centros de juego, apareciendo como patrocinadores de eventos deportivos, culturales,
sociales o incluso religiosos, etc. Otra forma utilizada es consignando cantidades menores de
dinero en diferentes cuentas, dentro o fuera del país, con el fin de que ingresen al sistema
financiero nacional. Se dan varios casos donde se presume la operación financiera de una vez en
cuentas bancarias localizadas en paraísos fiscales o el uso de un sistema financiero análogo al
oficial, estos son reconocidos con el nombre de economía del menudeo, que brindan al negocio
liquidez inmediata.

4.2 Segunda etapa

Son utilizadas las operaciones de empresas fachada, principalmente empresas de servicios, como
también la mediación de personas en diferentes mercados o el desparramo financiero por medio
de créditos, giros, transferencias, cheques, entre otras transacciones bursátiles.

4.3 Etapa de inversión o integración

El capital lavado ingresa al mercado económico legalizado, siendo reportado aparentemente como
inversiones, créditos, a través de ingresos por exportaciones ficticias o adquisición de bienes en
operaciones que hacen pasar como transacciones legales. En esta fase, descifrar entre legal e
ilegal es extremadamente complejo, porque ya se ha dado el paso en las anteriores etapas sin
ninguna novedad, lo que supone que la existencia del dinero ingresado al sistema financiero no ha
tenido ninguna novedad de ilegalidad, es decir, ya en esta etapa es más difícil hacer un
seguimiento porque distorsionan el origen de los activos, impidiendo hacer un rastreo que permita
relacionar los bienes que han sido integrados al sistema como legales, pero que en realidad su
origen no lo es.

Los infractores financieros una vez logran blanquear el dinero proveniente de actividades ilícitas,
lo enrolan en el sistema económico legal y son elementos determinantes de los indicadores
monetarios en los que la economía del país se apoya para tomar decisiones fiscales o de inversión;
es por eso, que se vuelve muy difícil calcular la realidad dimensional de los recursos ilícitos que se
mueven en la economía del país, debido al fuerte camuflaje que los inescrupulosos tienen
diseñado y aplicado al sistema, lo que si es cierto es que interviene de un forma indirecta en el
comportamiento del PIB a nivel nacional.

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