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Matrimonio y violencia domeéstica en Lima colonial (1795-1820) Luis Bustamante Otero —— ae £L ~ Luis Bustamante Otero LUcenciado y maglster en Historia por la Pontifcla Universidad catdlica del Per. Ha sido docentey coordinador de cursos de su especialidad en distintas universidades desde 1986, y director de Investigaciones y Fondos Especiales de la Biblioteca Nacional el Prd, Ena actualidad se desempefa como catecrtico en la Unlersiéad de Lima. Ha publicado versus artculos relatos a tos temas que investiga, @ nae Matrimonio y violencia doméstica en Lima colonial (795-1820) La violencia conyugal es un problema de vieja data La histriograa ta ‘exploré de manera tangenclal, pero no cuenta con un texco que de manera Integral y sistemdtica haya abordado el tema de la violencia marital en la historia del Per o en alguna etapa de ella Ccomparando informacion de otras éreas de Hispanoaméicay escrutand fuentes judiciles civiles y eclsissticas, la obra comprueba que la sevicia dentro de ls matrimonias también esta presente en la capital peruana (eon indices sumamente elevados), atravesando todos los sectores sociales, aunque con énfasis en los segmentos meds y populares Lainvestigacin no se limita un trabajo cuanitatno. Se intaresa también or las causas de la sevica, as inmediatas y vsbles, las subrepticias, las caynturales y las estructurals, asf como las elementos coadyuvantes. En conclusién, una investigacién singular que, apelando a la historia cultural de las mentalidades, ala historia de a familia ala micohistria ya labistoria de géner, demuestra que os problemas del presente tienen ‘también una tayectoray una expicaciénhistrica. Matrimonio y violencia doméstica en Lima colonial (1795-1820) Luis Bustamante Otero APAD .onry, @ sa 2 Matrimonio y violencia doméstica en Lima colonial (1795-1820) Luis Bustamante Otero aseamupn-Oter, as i Natron yvcencia dome en Lima clonal (1795-1820) / Lis Lbasaminte Otero. Prins elon. Lina: Usher de Lima. Fondo Edo Instituto de Eos Pens, 2018 1314 pps bls Eton histcos 78, Iubliogaia, manuscs, fren: pins 79-311, ating -- ma (Pet) -- Historia -- 1795-1820. Patreada Lina Per) ~~ tora 17951820. Viena faa =» tia (Pera) ~- Hoa 17951820. i Violence compu = Lima (Pes) =» Historia 1795-1820, | Universidad de Uma. Fondo Bator ! Jastkus de Estucies Persans (ima) 206.81 Bes, oN graosr245-4325 Marimonio y volencia doméstca en Lima colonial (1795-1820) Primera edicin: marzo, 2018, “Trae: 500 ejemplares © is Bastamante Oreo © Universidad de Lima Fondo Editorial | Javier Prado Este 4600, Ue Fundo Monterco Chico, Lima 33 Apartado postal 882, Lima 100, Feet ‘elelono: 437-6767, anexo 30131 F fondoedkoralGulins.edu pe 4 sworwalina.edupe © Institute de Bstodios Peruans Horacio Uneags 654, Lima 11 Telefonar SLD 332-6194 woriep org pe Ese lbso pesenece aI serie Estos Hstrcoe, volumen 74, el Instzuto de Estudios Peruano. Diseio, edici y carituls: Fondo Editorial de la Uaiversidad de Lima Inytracin de arétul smo senci, Eduardo King ‘Ole0, 95 em x 130 em, 1980, Impreso en el Peré ‘Se prohibe la eproduectén worl o parcial de este lib, por cualquier mei “in permiso expreso del Fondo Editorial. ISBN 978 9972.45-482-5 Hecho el Deptt Legal en le Biblioteca Nacional del Por ® 2018-01794 indice Introducci6a, Capitulo 1, Patriarcado, matrimonio y contflicto. a perspectiva estructural 1. El matrimonio y su controt en Hispanoamérica: Jos perfiles legales El ideal y la praxis: algunas precisiones Nulidad matrimonial y divorcio eclesiastico I patrlarcado juridica Iglesia, literatura preceptiva y orden patriarcal El sistema patriarcal: econsideraciones necesarias ‘Matrimonio, ideologia pawiarcal y sevicia La trascendencia del honor Capitulo TL. Reformismo ilustrado, control social y matrimonio 1. Un exordio. El control del orden pablico 2. Regular la vida doméstica y reforzar el patriarcado. 1a Pragmitica Sancion de 1776 Vivienda y precariedad. La “privacidad” puesta en entredicho #1 papel de la prensa limesa 1s veleidades de la moda y su impacto cn las costumbres Del recato al despejo: las resonancias en el honor El trabajo femenino y el debilitamiento det pacto patriarcal 1a sociabilided plebeya y las inquictudes de las élites m7 9. Elamor responsable y la necesidad cle apuntata el matsimonio 10, Secularizacion, conflicto matrimonial y tribunales de justia Capitulo IM. Conflictividad marital y sevicta (1795-1820) 1. Las fuentes y las cifras 2. Mujeres maltratadas en las judicaturas los factores evidentes y algunas conclusiones preliminares 3. Mujeres malratadas en las judicaturas. Los otros factores 3.1. EI matrimonio impuesto y la condicién puberal 3.2 Las circunstancias, el temor al deshonor y el engatio 33 Bl miedo al desamparo y al destino del patrimonio 3.4 El trato servi y la “insubordinacién" 35° Elencierro asfixiante 3.6 Los celos 37 1a intervencién de los parientes 38 Ia Intervencidn de las amasias 3.9 Las variantes de la sexualidad 4. "Me resivia echa una fiera": hombres maltratados Capitulo IV. Controversia e incidencia. El patriarcado, el honor y el (des)amor en la sevicia conyugal (1795-1820) 1. La alteracion del pacto patriarcal 2. Et honor en disputa 3. Las ambigiiedades del amor Conclusiones Fuentes primarias impresas Fuentes primarias manuscritas Referencias 130 139 153 155 m4 181 181 183, 186 189 191 194 195 196 197 204 ag al 247 259 29 281 285 7 Introducci6n ‘Una coyuntura como la actual, en donde Ia violencia de género y Ia in- trafamiliar alcanzan clfras estremecedoras en el Per y otros paises de la regién —situaciéa que ha despertado un singular activismo y compromise ciudadano—, ofrece una oportunidad para reflexionar, en términos histo ricos, acerca de este problematica, En efecto, la violencia de género constituye un grave problema que atraviesa y afecta a la sociedad en su conjunto, Un reporte reciente propa Jado por las Naciones Unidas (2015) reitera en gran parte la informaciéa ‘que hace algunos aftos publicé la Organizaci6n Panamericana de la Salud (OPS) GO1D. En esta se indicaba que, en los doce paises americanos que fueron materia de encuestas, la violencia contra la mujer infligida por su pareja estaba generalizada y comprendia dliversos actos que fban desde aquellos que podrfan ser considerados como moderados y ocasionales, hasta situaciones prolongadas y crSnicas cle maltrato, tanto fisico como ‘emocional. Entre muchas variables, se observ que la violencia ejercida por 41 esposo 0 compafero era significativamente mayor en las Areas urbanas ‘en comparacin con las rurales, y entre quienes proventan de los sectores ‘mis deprimidos en términos econémicos y de instruccién, aunque en este ‘ltimo caso las diferencias de prevalencla segiin las caracterisicas socioe- ccondmicas de las mujeres no siempre eran grandes 0 significativas, Fs reveladora la presencia del Peri en el informe de 1a OPS, donde ‘ocupa el tercer lugar en el porcentaje de mujeres que declaraban haber cexperimentado alguna vez violencia fisica 0 sexual por parte de sus parejas, con ef 39,5 %, La diferencia que lo separa del segundo pais, Colombia, que [present6 una cifra porcentual del 39,7 %, es estadistica. La pormenorizacién de los datos peruanos se obtuvo de la Bncuesta’ Demografica y de Satud Familiar 2007-2008 efectuada en el pats (nstituto Nacional de Estacistica a « Informtics, INE, 200, que, en tal sentido, informs sobre situaciones de control, expresiones humnillantes y amenivas elecidas por el esp0s0 © ‘companero sobre elias, asf como sobre situaciones de maltrato Fsico que ro excluyen la posibilidad de violencia sexual, entre otras consideraciones, aman la atencién dos cvestiones cruciales. En primer loge, la violen- cla contra la mujer presenta un caricter histérico que, especificamente, se reconoce al afrmarse que, como prictica toleada y legitimada, se inserta en la cotkianidad de Ia interaccién intcafumilar, “perpetuéndose a través de generaciones* (INEI, 2009, p. 265), pues los hijos que presenciaon tales hechos tendan a reproducir en la adultez lo que experimentaron en su Infancia, La segunda cuestin es que la encuesta del INE menciona ln exls- tencia de pricticas de violencia fisica hacia el varn por parte de sx esposa ‘0 compatera, aunque el porcentaje de mujeres que malest6 a sw pareja sea cuantiosamente menor respecto dela stuacin invets, Este hecho, tal vez, cexplique los pocos pérrafos que el documento dedicé a esta problematica Y que, extrasiamente, se encuentran en el capitulo 13, que tata sobre la Violencia contra las mujeres, pues “la violencia fisica al varén por Ia esposa © companera es un hecho social reciente” GINEI, 2009, p. 275%, Sehalados estos asertos, la impresion generalizada que se obtiene es la ‘de una familia en crisis, a cual es exacerbada por los medios de comuni- ‘eacién que han contribuido a presentar la violencia contra la mujer como lun fensmeno relativamente reciente, Esto genera la falaz sensacién de que ‘en el pasado, si no hubiera primado la armonia en las familia, la disfun- seanos. Para el caso mesicano, véase Seed 95D y Twinam 2003), quien arma, parafaseando a Peer Laslett, qu “una promesa de matrimonio significa libertad ara copulir” (p68) caso chileno fue abordado por Cavieres y Salinas Q99D, o Colombiana por Rodriguez (1981 y el peruano por Laval (995). 26 A pesarde ls exigencas dea Iglesia en favor del ibe conseatimients, la iaduda- ble inervencin de los padres y arliares constiuia una peicsca extendida que, inclusive, contaba con ef benepicto de la ntelectualidad eclsitsteay os po ‘os, Exit, a espe, una ampliaieratura sobre consejos matrinwoatales que est To demaesea Laven, 1910, pp. 31-30) los motivos més significatives de explicackin de los matrimonios limefios (pp. 136-149). Apenas consttuidos estas o en su transcurso, se presentaban Jas demandas de nulidad matrimonial. Las causales esgrimidas por las muje- zes se ajustaban a lo dispuesto por el derecho y respondian a una realidad {que ciertamente viciaba la unién conyugal, por lo que no era de extrahar que el matrimonio pudiera anularse. En muchas otras oportunidades, la habilidad de los abogados, cuando no las artimaiias, permitian encontrar salidas, especialmente cuando hs partes, sabiendo de antemano la existencia de determinados impedimentos, hhabian logrado salvar la valla de los mismos y lograban contraer nupcias. las desavenencias surgidas en el curso det conyugio constituian la matriz causal de fondo en muchas demandas de ulidad, pero, como ellas no inva- Iidaban por sf mismas el matrimonio, se recurria a la figura de la anulacion con la complicidad del abogado. No era raro que, entre ellas, estuvieran el abandono, el abuso y, sobre todo, el maltrato (Martin, 20005 Lavallé, 1986). En conclusiGn, considerando Ia indisolubilidad det matrimonio y la exis- tencia de recursos como la nulidad, que téenicamente significaba que no habia existido, apelar a la anulacién podia representar la posibilidad de libertad, ademas “de ser una via para que, aun por procedimientos corrup- tos, una pareja pueda llegar a la separaciGn legal, religiosa y socialmente aceptada” (Ortega Noriega, 2000, p. 53). Por ende, padian volver a casarse Siempre existis la posibilidad de promover procesas de anulacién ‘matrimonial. Sin embargo, las complicaciones procedimentales y el costo ‘levado de los trimites evitaron su popularidad. Por el contrario, el divore io, otro recurso con el que contaban los céayuges para enfrentar las Aificultades det matrimonio, gozé de mayor aceptaciSn, Como se afirmé cen otto lugar, el divorcio candnico autorizaba 2 los consortes, si era ctor gado, a la separacion de cverpos sin que ello significara la disolucién del vinculo matrimonial, pues este era indisoluble, No leg6 a ser una medida fen extremo popular y muchas parejas optaban por la sepasacion de facto, centre otras razones, porque, como en los procesos de nulidad, implicaba gastos, los procedimientos podian dilatarse y, lo que era més importante, hho disolvia el vinculo. Sin embargo, no fue un medio despreciado para cenfrentar las desgracias de un matrimonio, y muchas mujeres apelaron a él ‘con la expectativa de obtener algo de justicia y reorientar su relacion, pues si la separacin no se concedta, quedaba al menos la esperanza de que el juzgado reprendiese al consorte y lo obligue a cumplir con sus obligacio- rnes maritales, amén de la posibilidad de conseguir proteccién contra un Cconyuge peligroso (Bustamante Otero, 2001, pp. 112, 127-128; Cavieres y Salinas, 1991, pp. 112-113; Arrom, 1988, p. 210) 4“ W200 En el discurso tomista, el divorcio supone una desviacién de la norma ‘matrimonial cristiana, porque se opone a la comunidad de vida que el ‘matrimonio implica y, aunque pudiera legitimamente logeasse la separa- ci6n, no deja de ser una desviacién, El discurso tomista considera que el divorcio es legitimo cuando uno de los cSnyuges comete adulterio y el otro es inocente; por el contratio, si las dos partes han sido culpables 0 si, producido el delito, 1a pareja se reconcilié, no cabe el divorcio Ortega Notiega, 2000, p. 54). Desde una perspectiva juridica, el divorcio eclesiéstico podia ser quoad vinculum y suponia la desaparicién de cualquier tipo de vinculo, tanto social como sacramental. Este divorcio, en realidad, es la nulidad matrimo- yy las partes que estuvieron involucradas en el vinculo, una vez anulado cl matrimonio, pueden volver a casarse, pues técnicamente el matrimonio ‘no existié por la presencia de uno 0 mas impedimentos que viclaban el ‘exo, La doctrina jurico-canénica reconocia Iz existencia de otro tipo de divorcio, el quoad thorum ot mensam, separacion de morada y de cver- ‘pos con subsistencia del vinculo, que Solo se aprobaba bajo determinadas ccausales debidamente reconocidas por la legslacién y que mo permitia 2 1a pareja la posibilidad de contraer nupcias nuevamente @ipodas Ardanaz, 1977, pp. 383-392; Kluger, 2003, p. 228). Este tipo de divorcio, l que llama temas candnico 0 eclesidstico para distinguirlo de la nulidad matrimonial, ppodia ser temporal o definitivo. La separacin solo se concedia cuando habia razones muy califcadas ‘que debian ser probadas irrefutablemente. Entre ellas estaban el adulterio, la bigamia, la amenaza de muerte, la sevicia® y la desercién del hogar © abandono. La incompatibilidad de caracteres y el maltrato aislado, even- tual y no contundente no constitulan motivos para acceder al divoscio. La separacién por mutuo consentimiento "solo se adjudicaba en el caso de que uno de los conyuges deseara ingresar a una orden religiosa. Solo el adulterio femenino podia jusificar un divorclo perpetuo y todas las demas 25. Hl vocablo sevcia es una expresion equivoca que frecventemente aparece en la documentacin judi yen ln docina frien. Sein Salinas (1994), ba trio sevicia, se escondia una ampla gama de agresiones, que ibn desde el insult has las heridas graves (p. 190). Para Pits Morea (1996), "por seviiay mss trtoe se centendi nfl de Complimiento en las cblgaciones del mardo de sosener,vestir yalimentar ala espasa y 2 I fala. Idea también los shandonos esporsicos ¥ los actos coir la iegridad fica de las personas que componian [a familia" (380), Para que el malrato fers consideado Seve, debia aber exces sctora- dn por pate el agresor, lo que no sempre era fc de comnprobar ‘causales podian dar lugar 2 un divorcio temporal” (Rodriguez Siem, 2001, . 233, No bastaba con demostrar la certeza de las transgresiones; la parte demandante debia convencer al uez "de que el peligro representado ‘por la continuacién de la cohabitacién era exiremadamente serio y que ‘el cOnyuge transgresor era incapaz de reformarse. El odio implacable, la ‘ebriedad consuetudinaria y la demencia eran aceptados como prueba de incorregibilidad” (Arrom, 1988, p. 256)", ‘Como en el caso de la nulidad matrimonial, las parejas que acudian a los tribunales apelaban 2 las causales reconocidas por et derecho cané- nico. Eatee las més socortidas se encontraban el adukerio y la sevicia en cualquiera de sus manifestaciones, Las demandas podlian presentar una causal, pero normalmente se asociaban dos o més para reforzar el impacto de la denuncia. Gon el fin de robustecer los argumentos y demostrar 1a ‘imposibilidad de una reconciliacién en Ia pare, las demandas, con rela- tiva frecuencia, mostraban ejemplos miltiples de indocilidad por parte det enunciado, todo ello redactado en un lenguaje que buscaba captar la simpatia y conmiseracién de los jueces para con la parte demandante, pues “las circunstancias expresadas en la denuncia quedaban realzadas o mitiga- das segiin favoreciera 0 no su coincidencia con el sistema de valores de Jos ‘grupos sociales que componian los tibunales' (Pita Moreda, 1996, p. 341). el mismo modo que lo ccurrido con los juicios de nulidad, las habi- lidades y argucias de los abogados, ademas de la capacidad de las partes ‘para soportar las normales dilaciones que estos juicios suponfan y el costo de los mismos, hacian posible encontrar salidas a problemas de fondo que, 26 Arrom (1988) matiza esta sprecacién excuyendo la bigamla yacotaotas causal: J enfermedad coataglosa © incurable de uno de los c6ayuges; SL uno de estos fempujaa al otro a cometer acos delicuvos como la prostinciia; nalmene, la heres o paganism (. 255). 27 Coma se menciond anceriormente (fr. note 15), son vasos ls textos que an bordado ls temitica de los conflitas conyugaleshispaneamericanos, entre ellos Tos que lo han hecho desde el andlisis de los jucios de divoreio, Ademas de Tos seftaados, deben considerarse principalmente Dévila Mendoza (2005), Roiguez ‘Stenz 2000), Garcia Pena (2008) yClerchia 1995) Parae caso peruano, centrale bisicamente en Lima, ademés de los textos ya mencionados, pueden afudise Gonzalez del Riego 099) y Olvera Guerra (2005). 28 Obvismente, quienes redactaban fas demandas y dems exerts de la causa esan los abogados, los cules estuégicamente hacian uso de expresiones esereot pss representaciones sociales e imagenes que persegutan mostrar a la parte Gemandada como ma) cOnjuge, a la vee que el cliente era, mis bien, presentado como vicuma (Divila Mendoza, 2005, pp. 264-268) Estas afirmaciones, ldgica- ‘mente, pueden peefecamente extrapolase 2 los juicios de elidad ey 0 por no estar reconoeiddos como causiles de divarcio, no se expontan abier- lumente, # posible encontrar, en ese sentido, y una vez més como en las aanulaciones, otras razones: un matrimonio surgida de la imposicion paterna f familiar, lis diferencias notables de edad, la dilapidacion, los celos, la aficién por el juego, el honos, entre otros. En suma, la infelicdad y la frus- teaci6n que saltaban a la vista se canalizaban a través de las rendijas que el derecho permitia (Bustamante Otero, 2001, pp. 127 y 55). En general, Jos jucios de divorcio superaron en nmero a los de nuli- dad matrimonial en la Hispanoamérica colonial, Una vez més, la ciudad de Lima sorprende a la historiografia que aborda estos temas en el conti- nente cuando se comparan las cifras de las nulidades y divorcios para Jos siglos xv y xv Cavrin, 1991b, pp. 37-38, 52; Davila Mendoza, 2005, Dp. 25-26), El xv aparece como un siglo en el que tanto las nulidades como los divoreios presentan miimeros sorprendentemente altos, al menos si nos remitimos ala segunda mitad de esta centutia, Posteriormente, terminands el siglo, tales cifras disminuyen, para nuevamente ascender con rapidez en el tltimo tercio del xvam Gunque sin rebasar los niveles del xvi, aleanzan su pico mis alto en la década finisecular y comienzos del xrs, espectal- ‘mente los divorcios (las nulidades disminuyen) (Lavallé, 1999a, pp. 21-26). A lo largo de todo este tiempo, las cifras de divorcios siempre estuvieron por tencima de las anulaciones, lo que corroboraria lo sefalado anteriormente: el recurso del divorcio disfruté cle mayor aceptacién que las nulidudes. Liaman la atencion, a sw vez, las fluctuaciones tales como el descenso de fines del xy el impulso que toman las demandas de divorcio en el trénsto dl siglo svar al xox Mis alld de las deficiencias inherentes a la dacumen- tacion albergada en los depdsitos del Archivo Arzobispal, es probable que nos encontremos ante tres fendmenos: primero, parece indudable que las parejas tecurrian a estos recursos con mis faciliddad en el sigho xvn que en la segunda mitad del xvms segundo, es probable que entre finales del siglo xt y el segundo tercio del xvm hays habido en la capital peruana un perfodo ‘de menor tensién en lo que se refiere a conflictos matrimoniales, tercero, es factible también, como consecuencia de Io anterior, que Ia disminucién elas causes de nulidades y divorcios en este mismo lapso haya obedecico ‘a una mayor severidad cle los jueces eclestisticos, mientras que, mas bien, los momentos de ascenso de la conflictividad marital coineidirian con la presencia de jueces mas laxos (Lavallé, 1999a, pp. 21-26. 2 Para a compolsa delada dels eas que proporiona Laval para el sigo xm con las el silo am, constlese,adems, Foes Galindo y Chocano 0984, pp 405, 20-425. “Todas estas son hip6tesis interesantes y sugerentes que, sin embargo, requieren dle mayor sustento documental, Pero no hay, hasta el presente, ningtin estucio que haya cuantificado el conjunto de los recursos de nulidd + divorcio para toda la €poca colonial. Ademis, es probable que muchos de cellos se hayan extraviado. Algunos aspectos queda. por resaltar, En principio, el sostenido incre- mento de los juictos de divorcio entre fines del siglo xv ¢ inicios del xx, acompahado de una disminucién sustantiva de las mulidades. En el contexto de la moderidad iustrada, el aumento de las demandas de divorcio const- tuiréa una expresin de lucha, resistencia y critica respecto al patriacado que Jos monarcas borbones pretendieron reforzar en Fspafa y sus dominios. En segundo hugar, el evidente dominio que en las causas de divorcio presentaba Ja violencia conyugal o sevicia Bustamante Orero, 2001, pp. 121, 124-125). Estas aseveraciones requieren de mayor explicaci6n. Solo un analisis de Jo que signifies al respecto el proyecto ilustrado y sus repercusiones en la ‘poblacién americana, tomando en cuenta el contexto de entre siglos carac- terizado por el aumento poblacional, el mayor desarrollo de la economia de mercado, el inevemento del mestizaj, el trastrocamiento de las fronteras tradicionales del honor, entre otras consideraciones, ayudarfa a encontrar respuestas mis satisfactorias. Bn este sentido, y con base en las explicacio- nes vertidas, no se pueden descartar posibilidades de mayor tensidn social y privada derivadas de la comunicacion y contactos mas frecuentes en una poblaciéa que, como la limefa, presentaba un carécter muliétnico compl cado por un elemento adicional: las migeaciones internas, Cabe sefalar, asimismo, que en el marco modemnizador ihustrado, con sus ingredientes regalistas y secularizantes, [a obsesiva administracién borbénica y la propia Iglesia ordenaron y mejoraron sus registtos burocrdticos, de manera que li ‘mayor cuantia de causas judiciales en los archivos seria el resultado también de la mayor acuciosidad de los Borbones. Por wlkimo, es necesario acotar que, en este contexto, existian otros recussos que judicialmente la Iglesia ofrecia para las parejas en conflicto. Al respecto, el jurgado eclestistico recibia diversos escritos —ltigios matrimo- nlales—, en donde maridos y esposis expresaban sus pesires y quejas, sin que ello implicara la bsqueda del divorcio o la aulidad, De otra parte, en el contexto del siglo xv, el regalismo borbSnica hizo posible recurrr también los fueros civil o militar para enfrentar los problemas de los eSnyuges, sin ‘ella de continuar acudiendo al eclesisstco, st Les Bswunce Om 4, Elpatriarcado juridico Desde una perspectiva juridica, podria colegiese con relativa facilidad la sstuacién cle sumision de la mujer respecto del var6n. Una lectura somera de Ia legislaci6n civil o canénica aplicada a América dejaria la impresion de que las mujeres se encontraron siempre sometidas @ la tutela del var, al padre en principio y, luego, al marido, Por tal motivo, interesa zevisar el ‘contenido del derecho iadiano relative 2 la condicién juridica de la mujer en ‘contraposicién ala situacion de mayor permisividad y autoridad del hombre, cenfatizando las posibles relaciones entre ambos, especialmente dentro de la esfera familiar, pues es claro que, aunque la legislacion diferenciaba a las personas segiin multiples eriterios @e edad, éinicos, de legitimidad, etcstera), el sexo recorria todas las categorias sociales. De esta forma, podrd observarse si las mujeres eran vistas primordialmente como madres ¥ espo- sas, ¥ si sus actividades estaban confinadas al hogar, por lo menos desde el punto de vista jurdico. Fl andlisis de la sitacién legal permitiré, por otra parte, conocer cules fueron las reas en las que las mujeres ejercieron autoridad de forma legitima y legal, a la vez que sugiere que otros espacios podian ser usufructuados por ellas para ejercer un poder informal ¢ indi- recto a través del uso de: los recursos insttucionales previstos por la ley. ‘Obviamente, los sistemas legales no describen la vida de las mujeres y ello, con las excepciones del caso, constituye una limitacién para el andll- sis i situ de las relaciones entre hombres y mujeres, Sin embargo, las rnormas establecen limites dentro de los cuales, se supone, podian actuar las mujeres, ademas de reflejar ideoldgicamente cudl era ol rol que ellas ‘desempentaban y sus vinculaciones con los hombres. Se ha afitmado con frecuencia que la legislacion espafola consideraba 4 las mujeres como seres frigiles € indefensos, necesitados de protecci6n. a “imbecilidad! del sexo, expresién comin en el Ienguaje juridico y pres- ‘Gos se quedaron con numerosss deudas que tnfan que pagar, ademas de tener ‘abe enfrentrjuicios pendicnts. Ge viudas exitosas, con recursos y autoridad, la impronta del espititu patcarcal pudo ser obviada. En este sentido, muchas de ellas"propiciaron la conservacion de los modelos familiares que prvilegiaban la posicion de Jos varones, dispusieron los matrimonias de sus hijas segin conveniencias econdmicasy consideraciones de prestigio social, aceplaron ls imitaciones aque se les imponian’, aa vez que preservaron does para Sus hijasy promo- vieron capellanias y obras pias. Hasta podria aflrmarse que elas, pese ala cencrgia con la que manejaron sus negocios y el personal involucrado en estos, pese al reconacimiento social adquirido y las pocas o muchas ganan-

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