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Acustica Del Aula Escolar - Informe Brev PDF
Acustica Del Aula Escolar - Informe Brev PDF
Preámbulo
Antes de hablar de la casuística de comunicación oral que se puede dar en las aulas
de los centros escolares del ‘Estado español’, vamos a intentar centrar someramente dicha
problemática.
Con suficiente aproximación se puede afirmar que el siglo XIX, en sus postrimerías,
es el que ve el nacimiento de la escuela como edificio, tal como hoy se concibe: esto es, un
espacio arquitectónico no adaptado, si no creado específicamente para cumplir unos fines
educativos. A lo largo del siglo XX evoluciona desde el concepto de escuelas ‘Unitarias’, a las
‘Graduadas’, los colegios ‘Nacionales’, los antiguos institutos de ‘Bachiller’, hasta la
promulgación con Villar Palasí de la conocida y controvertida “Ley General de Educación”
(EGB, BUP, COU), que se reforma por falta de recursos económicos antes de su implantación.
Y luego en los albores de la democracia se reinventa con la “Ley orgánica de Ordenación
General del Sistema Educativo”, hasta llegar al siglo XXI donde se readapta esta última y se le
denomina “Ley Orgánica de Calidad de la Educación”.
Sin entrar en controversias sobre el contenido curricular de las diversas leyes ni sobre
su eficacia en paliar el tan manido ‘fracaso escolar’. Ni tampoco en la batalla ‘Escuela pública
vs. Escuela privada’ que en cierta manera afecta a la filosofía política de los ciudadanos y sus
representantes electos. Se puede decir sin ambages que la edificación escolar española
adolece, actualmente y a lo largo de su historia, de una falta de criterios de ‘calidad acústica’,
tan necesarios en recintos dedicados a la transmisión oral de conocimientos. Esta falta casi
enfermiza de confort se debe principalmente a una ausencia de disposiciones legales que
definan cómo debe de ser un colegio, un aula, o cualquier recinto donde se deba mantener
relaciones de comunicación en un entorno educativo y socializador como es la escuela en
general. Aunque vivamos en una época de dispersión de responsabilidades de gobierno como
procuran las ‘autonomías’; si existiera una normativa acústica reguladora a nivel estatal de
referencia, cualquier lugar destinado a la educación debería cumplir las exigencias dictadas. A
falta de eso y con las únicas directivas que regula la deficiente Norma Básica de la Edificación
en su apartado Condiciones Acústicas (NBE-CA88) nuestros hijos subsisten en las escuelas
que ya conocemos. Para apostillar esta idea valga decir que lo mismo da que sean públicas o
privadas, la promoción de la educación por entidades no estatales no ha sabido valorar con
acierto la opción de la calidad acústica de sus recintos (el Estado tampoco lo ha hecho), al
igual que ocurre con el negocio inmobiliario de viviendas en general. Aunque siempre se
pueden nombrar honrosas excepciones como el Colegio subvencionado de integración
preferente de sordos “Tres olivos” en la Comunidad de Madrid, donde se contó con el apoyo de
consultores acústicos de excepción para el desarrollo del proyecto. No quiero dejar la
sensación de que el caso anterior sea elogiable tan sólo por su relación con los discapacitados,
si no porque es único en un país donde es escaso el interés por ambientes que propicien una
buena audición. Y es por todos sabido que la falta de un entorno favorable en ese sentido va
en detrimento de la comprensión, de la inteligibilidad, de la capacidad de relación, de la
comunicación, en fin de todo aquello que buscamos y necesitamos en la realidad cotidiana
para alcanzar un desarrollo integral como personas.
Objeto
Se quiere asegurar de este modo que el niño sordo, o simplemente “duro de oído”,
disponga del 100% de posibilidades de hacer frente a su entorno sonoro de forma
razonablemente equitativa con los normoyentes y facilitar al máximo su integración, puesto que
si se consigue que el espacio arquitectónico sea potencialmente ideal para la comunicación,
podrá fluir de forma natural el proceso de aprendizaje, realimentando a su vez la comunicación,
con lo que se facilita el desarrollo personal y social de cada individuo en la medida de sus
capacidades particulares.
Para asegurar que la percepción del habla ocurra, las bases del conocimiento
almacenado deben existir y estar intactas. Dichas bases son desarrolladas, aumentadas,
completadas y mejoradas con la experiencia. Los principios de la adquisición normal del
lenguaje operan como guía en la inducción de un sistema acústico/lingüístico. Podemos decir
que una señal acústica contiene marcas estratégicas (que debemos reconocer) que ayudan a
la percepción del habla, esto induce a la atención en el sistema de desarrollo del procesado
del lenguaje. En los principios de la adquisición del lenguaje, mucha de la información acústica
es novedosa y requiere un examen cuidadoso por parte del niño. La señal es analíticamente
procesada en un modo que llamamos ‘procesado en serie’. Es durante este procesado cuando
los patrones de habla y lenguaje son: analizados, estructurados y almacenados. Un ejemplo de
un procesado en serie es el que ocurre cuando uno comienza a aprender una lengua
extranjera. Cada palabra se desmenuza en sus sonidos individuales, es necesario aprender
antes las reglas gramaticales y el vocabulario. El procesado es lento y los locutores nativos
parecen hablar a un ritmo trepidante, sin tregua ni para respirar.
Con el tiempo, cuando las estrategias de aprendizaje han dado sus frutos, las señales
no necesitan ser diseccionadas para ser comprendidas: ahora se puede aplicar un procesado
sintético en bloque de cadenas largas con un gasto cognitivo menor, que se llama ‘procesado
en paralelo’. A partir de ese momento y siguiendo con el símil de la lengua extranjera, cuando
uno escucha una conversación de un locutor nativo, se le entiende a la primera sin necesidad
de pensar, cualquier distorsión afecta sólo ligeramente a nuestra comprensión. Se debe
resaltar que mientras la señal acústica recibida es importante, la interacción con el
conocimiento del lenguaje y las denominadas marcas circunstanciales son también variables
de gran importancia.
La inadecuada percepción del habla puede ocurrir a causa de cualquier fallo en una de
las variables de entrada necesarias. Esto puede ocurrir se cuando se sufre una perdida de
audición, aunque sea ligera, entonces alguna de las marcas que acompañan al habla y que nos
ayudan a su discernimiento, puede ser atenuada, filtrada o distorsionada. De la misma forma
un aula con acústica ‘pobre’ puede producir los mismos efectos sobre la señal y por lo tanto
sobre el proceso cognitivo. Siempre que una señal está distorsionada en frecuencia, intensidad
o en su evolución temporal, el alumno receptor de ese mensaje se ve forzado a realizar un
procesado en serie antes que el eficiente procesado en paralelo. Como parte de este proceso
fallido, los apoyos sobre los conocimientos previos que se realizan se convierten en trabajo
arduo. Y lo peor de todo es que en niños muy jóvenes, estas señales degradadas se convierten
en los apoyos base primigenios, que serán por supuesto incompletos, lo que hace que el
desarrollo del habla y por lo tanto intelectual sea deficiente y con las consecuencias por todos
conocidas.
Un mal acondicionamiento hace que un mensaje sufra distorsiones a lo largo del canal
de transmisión y sea difícil discernir su significado. Esto es lo que en esencia hace la
reverberación cuando es elevada, puesto que al receptor no sólo le llega el mensaje directo,
sino que además y en función de ésta le llegan ‘N’ mensajes reflejados que se superponen al
primero, con efectos, a veces, indeseados.
Por lo tanto, el acondicionamiento acústico consiste principalmente en controlar cuál
debe de ser el tiempo de reverberación adecuado para una máxima inteligibilidad de la palabra,
y también analizar la forma de las aulas para una mejor uniformidad en la recepción, aunque
este último aspecto sea secundario cuando el volumen de las mismas es menor de 500 m3,
como es el caso de las aulas de enseñanza en las enseñanzas primaria y secundaria.
Existe una relación, de importancia insoslayable, entre las distintas etapas por las que
pasa la madurez intelectual de los alumnos en su vida escolar y la existencia de unas buenas
condiciones acústicas en las aulas. Simplificando, se pueden considerar al menos tres grandes
etapas, que corresponden a los primeros tiempos de la escolarización, y que son las
siguientes:
a) Etapa de 0 a 2 años
En esta etapa es cuando se aprenden los rudimentos del lenguaje, los fonemas.
Para que esto se lleve a cabo de forma satisfactoria, la emisión y recepción debe ser
perfecta, ausente de distorsiones. Por ello el mensaje debe cumplir las dos
condiciones siguientes:
-- Llegar con suficiente relación Señal / ruido.
-- No sufrir alteraciones en su composición espectral.
b) Etapa de 2 a 5 años
En este periodo se comienza a estructurar el lenguaje hablado, y se adquieren
los primeros rudimentos del lenguaje escrito. Se puede decir que las premisas
acústicas en esta etapa son análogas a las de la anterior, con el agravante de que en
esta etapa sólo se puede desarrollar a plena satisfacción, si se ha superado con éxito
razonable la primera.
b) Etapa de 5 años en adelante
Aquí los procesos intelectuales, a nivel de aprendizaje, los podemos considerar
que no son básicos o elementales, ya que tienen una dimensión más amplia. Se
afianza la capacidad de interrelación y los conocimientos deductivos hacen su
aparición de forma distintiva. Se ponen las bases del lenguaje matemático, lógico y
descriptivo, que se podrán desarrollar más tarde. En este periodo las necesidades de
comprensión oral van dirigidas tanto al afianzamiento de los propios recursos de
expresión y comunicación social, como a la adquisición de nuevos conocimientos. Se
vertebran las bases de futuro en la consecución de la madurez del individuo. Por ello,
si no se dan las condiciones acústicas óptimas, todo este proceso de formación socio-
intelectual quedará invalidado.
Por ello, es evidente que cualquier establecimiento escolar, donde el mensaje hablado
es la herramienta principal, se debe conseguir que las condiciones arquitectónicas de las aulas
sean tales que:
Todo ello, produce unas consecuencias que, en líneas generales, suelen ser:
Y en particular para los niños sordos o duros de oído, se pueden añadir estas otras
consecuencias:
Una vez esbozada la problemática desde los distintos puntos de vista (legislativo,
humano y arquitectónico) que pensamos tienen influencia directa sobre la cuestión planteada,
se puede pasar a enjuiciar la situación actual desde la objetividad que ofrecen las medidas
experimentales de los indicadores acústicos pertinentes.
Para evaluar el panorama que presenta la escuela española desde la perspectiva del
confort acústico, se van a definir o describir aquellos parámetros que creemos hay que ser
capaces de controlar y cuantificar y que deben intervenir (vertebrar) el diseño de los espacios
educativos. Estos son:
Factores relativos a la ubicación del aula dentro del edificio escolar y de éste
último respecto al exterior.
Si esto es así, el nivel de ruido de fondo en el aula: sin alumnos, con las ventanas cerradas,
los sistemas de aire acondicionado o de renovación en funcionamiento. Debe corresponder
a una curva de ruido Noise Criteria NC = 20 ÷25 dBA, o a un nivel sonoro continuo
equivalente de entre 30 y 35 dBA.
Las aulas tendrán una capacidad aproximada de unos 25 alumnos. Se opta por aulas
de planta rectangular, que tiene una fácil inserción modular dentro del desarrollo de
cualquier proyecto arquitectónico escolar; siendo el lado donde se sitúa la pizarra tan largo
como lo permita el confort visual de los alumnos; y con una profundidad tal que la
disminución del nivel de presión sonora entre las primeras filas y las últimas no sea elevado
(< 6 dBA). Y, por supuesto, que esta dimensión no sea mayor de unos 7,5 ÷ 8,0 m, para
evitar la presencia de ecos. Unas dimensiones típicas pueden ser: 7,20 m (ancho) x 6,4 m
(largo) x 3 m (alto). El volumen del aula será entonces de unos 138 m3, y la superficie en
planta de 46 m2.
‘Ruido de Fondo’ (BNL) ≤ 35 dBA; con una curva de ‘Criterio de Ruido’ 20 dBA< NC < 25
dBA.
Lo que asegura un cierto grado de privacidad (sin disminuir la inteligibilidad por debajo del
90%. Esto induce que el conjunto de índices que valoran el aislamiento acústico normativo 1
(‘in situ’ conforme a las normas ISO 140 e ISO 717) tengan que poseer los valores
siguientes:
Aislamiento a ruido aéreo entre aulas: Dnt,w (C;Ctr) ≥ 45 dB
Ruido de impacto normalizado entre aulas: L´nt,w ( CI ) ≤ 60 dB
Aislamiento a ruido aéreo entre el aula y los espacios comunes: Dnt,w (C;Ctr) ≥ 45
dB
Aislamiento a ruido aéreo entre el aula y el exterior: Dls,2m,nT,w(C;Ctr) ≥ 30 dB
La problemática añadida por los pasillos y zonas comunes del edificio escolar radica en que
estos lugares no se contemplan como espacios de relación, puesto que parecen no formar
parte del aula pero son, en realidad, una continuación de ésta, con un gran valor social y
también un más que posible foco de contaminación sonora de difícil control. Por ello, dichos
lugares deberán estar correctamente acondicionados para bajar su potencial reverberante
con lo que se podrá conseguir hasta una disminución de entre 3 y 8 dBA del ruido que allí
se pueda generar.
Otro factor a considerar es la disminución en la capacidad de aislamiento de la pared
separadora aula-pasillo por la presencia de las puertas de acceso al aula, por lo que es
conveniente diseñar sistemas de ‘puertas dobles’, única manera de conseguir que su
aislamiento sea ≥ 45 dBA.
Es obvio que también es necesario controlar los ruidos de las instalaciones y los
provenientes de cuartos de aseo cercanos, donde el ruido de la descarga de las cisternas,
las cañerías, las entradas del aire acondicionado, etcétera; puede ser demasiado intrusivo,
Factores que afectan las condiciones del campo sonoro interior del aula
(acondicionamiento acústico).
Es necesario decidir a nivel de proyecto, los siguientes aspectos que gobiernan la
absorción del campo acústico y servirán para ajustar el nivel de reverberación:
• Materiales de acabado de los cerramientos del aula: paredes, techo y suelo; lo que
permite definir de paso la textura interior del recinto.
• Tipo de mobiliario a emplear junto con el resto de enseres necesarios para realizar
la actividad que allí se va a desarrollar.
1
Dichos valores se asemejan, una vez corregidos espectralmente, a los que usualmente se dictan en dBA. O si se quieren a los valores que se
dictan en el mundo anglosajón a partir de la calificación de Sound Transmisión Class (STC) real o ‘in situ’.
• Prever el tiempo de reverberación que se considere idóneo y la tener en cuenta la
necesidad de que se produzca una uniformidad en la distribución de la energía
sonora.
A nivel objetivo se puede afirmar que nuestra aula ideal debe tener un tiempo de
reverberación de entre 0,3 y 0,5 s (con alumnos), lo cual hará necesario el uso de
materiales absorbentes. Con lo que se conseguirá que la Inteligibilidad superior al 90%
(medida a partir de su valor de RASTI >0.8).
Además se procurará que los 2/3 iniciales del aula sean reflectantes al 100 %, reservando
los materiales absorbentes en el 1/3 final y sobre la pared del fondo del aula. Para eliminar
frecuencias propias resonantes (en bajas frecuencias) y conseguir una adecuada
ecualización, se procurarán eliminar las dos esquinas de la parte trasera, redondeándolas o
aumentando el número de planos, con el fin de conseguir una especie de sistema
atrapabajos.
A modo de colofón; en este punto se puede decir, recogiendo una de las ideas expresadas al
principio del texto que:
“Escuchar es la primera modalidad de aprendizaje y si el Canal de Transmisión del lenguaje
(aula) es deficiente: no se puede enseñar, no se puede aprender. La premisa de dicho proceso
está corrompida usualmente. Y puesto que no existen lugares adecuados para que se pueda
enseñar, es muy difícil que se pueda producir ese milagro que es el desarrollo intelectual
íntegro.”
Siempre que hago reflexiones en el tono del anterior párrafo, a renglón seguido me
surge el siguiente dilema: A pesar de todo lo dicho y bajo todas las circunstancias adversas
imaginables, siempre se produce el aprendizaje, creo que es una realidad demostrable. Pero lo
que nos falta es valorar si ese aprendizaje se promueve de forma universal para todas las
personas, que es lo que se debe alcanzar en el estado de desarrollo social que pretendemos
ostentar hoy, o tan sólo es un privilegio que puede disfrutar de forma sesgada aquella parte de
la población que cumpla ciertas condiciones (siempre excluyentes para el resto), donde no hay
cabida por principio a cualquiera que sufra una discapacidad por leve que ésta sea.
Hasta ahora solamente hemos tenido en cuenta, por decirlo de alguna manera, los
condicionantes acústicos relacionados con el concepto del aula en el ámbito arquitectónico:
forma, ubicación, tipología cerramientos, texturas superficiales, mobiliario, volumen. Y hemos
supuesto tácitamente ciertas condiciones neurofisiológicas, de forma muy general, para los
alumnos; en todo momento se plantean los resultados o los valores de referencia para una
población normoyente media, aunque las exigencias descritas si se llegaran a cumplir serían
las máximas posibles que se pueden dar en la realidad (sin que medien soluciones
electroacústicas especializadas: léase Frecuencia Modulada u otras posibles). Lo que se
pretende es que el mensaje (la palabra) después de viajar a través de las vicisitudes de un aula
común, llegue al pabellón auricular lo menos deteriorado posible.
Pero en ningún momento hemos tenido en cuenta las cualidades de voz del orador:
articulación, lenguaje, idioma, nivel y espectro de emisión, ritmo El papel que juega el orador
en esta partida es de gran importancia, si consideramos que el tipo de enseñanza es
mayoritariamente magistral (con un sentido casi único: profesor-alumno), aunque esta
modalidad no sea del todo real ni refleje la filosofía de pedagogía actual al menos en los
niveles educativos iniciales que son los más delicados.
Se plantea esta situación, porque cuando las condiciones acústicas son adversas, el
único que puede salvar del naufragio al proceso de aprendizaje (frágil en sobremanera) es el
orador (profesor) y la infinita sed de conocimientos (crecimiento global) que envuelve a los
alumnos en su etapa infantil si no se sienten ninguneados.
Para una información más detallada, con mayor profundidad todo lo expuesto en este
2
artículo y justificación de las opiniones vertidas a lo largo de él se debe consultar al menos la
primera referencia de las siguientes.
“El aula como canal de transmisión del habla” Informe elaborado para PIP-
PHONAK
http://www.clipmedia.net/galera/PiP/material/index.htm
2
Se puede hacer uso del material aquí expuesto sin más restricciones que las que dicta la cortesía: referenciar su origen, autores y filiación.