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El curriculum, con el sentido en el que hoy se suele concebir, tiene una capacidad o
un poder inclusivo que nos permite hacer de él un instrumento esencial para hablar, discutir
y contrastar nuestras visiones sobre lo que creemos que es la realidad educativa, cómo
damos cuenta de lo que es el presente, de cómo y qué valor tenía la escolaridad en el
pasado e imaginarse el futuro, al contenerse en él lo que pretendemos que aprenda el
alumnado; en qué deseamos que se convierta y mejore. El currículum, su implementación,
ha condicionado nuestras prácticas. Es un componente instituyente, pues, de la realidad
educativa que vivimos; podría decirse que la conforma. Si bien, las prácticas dominantes en
un momento dado también lo condicionan a él; es decir, que el currículum es a la vez
instituido en su realización.
Modelo Clásico
Según este modelo “el conocimiento socialmente útil es el que se deriva de asimilar,
en el sentido de apropiarse, los descubrimientos científicos y tecnológicos”, por ello la
ciencia asume el lugar de la cultura (clásica/religiosa) y el rol de la escuela se suscribe a
transmitir una versión simple del conocimiento científico, mediada por enciclopedias o
textos escolares. Este tipo de modelo curricular denominado también currículum
enciclopédico está sujeto a la educación tradicional, es decir, sustituye a la Biblia por la
enciclopedia, con la intención de dinamizar la economía y deslegitimar la superstición o
creencia.
Dicho modelo emerge en el siglo XIX y en la actualidad continua vigente, sobre todo
en instituciones secundarias y universitarias “aprender supone recoger ese conocimiento y
almacenarlo sin transformarlo, enseñar en cambio, proporcionarlo mediante los manuales
dispuesto a este uso”, de ahí que, el conocimiento es trasmitido al estudiante de forma
sintética y se pide memorizarlo. Una manera de descifrar el citado modelo es “consultar el
programa y ver si el temario constituye o no el centro del mismo”, de ahí que, existe
ausencia de objetivos de aprendizaje y las pruebas de evaluación tienen poca vinculación
con los objetivos declarados por el docente. Los auténticos objetivos de aprendizaje están
inscritos en el denominado <<curriculum oculto>> y se pueden evidenciar en las pruebas
de evaluación.
Este tipo de currículo al igual que los otros tipos lleva la visión dominante del Estado
sobre la planificación curricular es eminentemente enciclopedista, positivista-conductista.
El resultado de este tipo currículo como señala Carrión Fabián: "es el alejamiento de las
instituciones educativas de la realidad, la pérdida del sentido de lo que se aprende por parte
de estudiantes y docentes debido a la asunción dogmática de los conceptos científicos,
complementado con el autoritarismo en el trabajo de autoridades y docentes, la
desubicación de los y las docentes que se encuentran aislados de la contribución de su
conocimiento particular a la formación general..."
Este modelo se desarrolla en la segunda etapa del siglo XX, de acuerdo con De
Ketele se caracteriza por “el conocimiento socialmente útil consiste en demostrar el
dominio de objetivos traducidos en comportamientos observables que señalan los
aprendizajes a lograr" Este punto de vista, basado en el recorte de los contenidos de
aprendizaje escolar en micro unidades, corresponde a una organización taylorista del
trabajo, cuyo modelo es el trabajo en cadena.
• Los objetivos deben enunciarse de tal manera que muestren conductas observables.
• La enseñanza debe tener como eje central las tareas y la explicación del docente se
suscribe a un segundo plano.
• Las tareas enviadas al educando deben motivar “el aprendizaje, estar ordenadas,
secuenciadas, escalonadas, de manera que sigan un proceso en el que cada paso pueda ser
evaluado y permite seguir al siguiente”
Modelo Constructivista
Para Jonnaert (2006) citada en Zabala (2014) la competencia se asume como <<La
inteligencia de las situaciones>>, es decir, el intelecto que permite la resolución de
problemas en la vida “el conocimiento aplicado a situaciones, el conocimiento
competencial, el conocimiento útil para el desarrollo de la vida personal, social y laboral,
por oposición al conocimiento académico…”. Desde la propuesta de Roegiers (2007) citado
en Zabala (2014) «La competencia es la posibilidad, para un individuo, de movilizar de
manera interiorizada, un conjunto integrado de recursos con miras a resolver una familia de
situaciones problema»
Las agitaciones sociales provocadas, sobre todo, por la tecnología han fomentado
nuevas lógicas de actuación en el mundo real; el aprendizaje enciclopédico no cabe en la
medida en que las exigencias de la realidad actual llevan a las personas a hacer sabiendo
antes que solo saber. En las últimas décadas, el modelo basado en competencias ha dado
origen a un nuevo movimiento que busca adaptarse a un ritmo cada vez más cambiante de
la humanidad. En la actualidad, según De Ketele, existen signos precursores de este
movimiento, al que se puede llamar el Modelo del saber estar, que se caracterizaría por un
enfoque más holístico donde la primera preocupación sería desarrollar saberes para vivir en
un mundo en mutación permanente y rápida. Sin que signifique que este enfoque ignore la
transmisión de saberes y de aprendizajes como el saber hacer.
El tratamiento del saber estar pasa la mayoría de las veces por el aprendizaje de
saberes y del saber hacer. De Ketele se apoya en un ejemplo para explicar su propuesta
"Tener la costumbre de presentar bien un trabajo que nos han mandado supone el
conocimiento de lo que supone un trabajo bien presentado y al mismo tiempo que el
aprendizaje de tal saber se haya convertido en un comportamiento habitual, es decir, un
saber estar. El enfoque del saber estar es, por lo tanto, un enfoque integral". Para De Ketele
bajo este enfoque no tienen sentido concebir una evaluación certificada en términos de
pruebas puntuales, puesto que lo que se espera es interiorizar el saber-estar, lo que supone
observar de forma continuada y en diferentes situaciones; para este enfoque no es suficiente
con dar clases; la manera de gestionar la clase y la escuela está indisociablemente ligada al
desarrollo del saber-estar.
Dentro del marco del nuevo enfoque pedagógico, los contenidos son un conjunto de
conocimientos científicos, habilidades, destrezas, actitudes y valores que deben aprender
los estudiantes y que los maestros deben estimular para incorporarlos en su estructura
cognitiva. Si bien es cierto que los contenidos son un conjunto de saberes o formas
culturales esenciales para el desarrollo y de socialización de los estudiantes, la manera de
identificarlos, seleccionarlos y proponerlos depende del enfoque teórico que se decida, sin
embargo, independientemente de dicho enfoque, los contenidos son el elemento de
convocatoria de estudiantes y docentes, es decir son el elemento central del proceso
Enseñanza y Aprendizaje. Los criterios básicos de selección de contenido son:
• De orden epistemológico y actuales.
Son muy importantes los elementos que conforman el currículo todos cumplen su
función dentro del proceso de enseñanza aprendizaje a continuación se detallara cuales son
y su referencia.
Objetivos: deben ser referentes y relativos a todos los logros que los estudiantes
deben alcanzar al culminar el proceso de enseñanza y a aprendizaje no hay que olvidar que
los objetivos deben ser referentes y de acorde a las planificaciones.
Se puede decir que currículo es el proyecto a través del cual se hace disponible en
forma pública, la experiencia, que consiste en tratar de llevar a la práctica una propuesta
educacional. Posee contenido, método, y en un sentido más amplio toma en cuenta la
posibilidad de su realización en el ámbito educativo”. Comprende desde este punto de vista
dos aspectos: lo que debería ocurrir en las aulas de acuerdo al plan, y lo que en la realidad
está aconteciendo, o sea, en la práctica de enseñanza. Existe también un currículo oculto, no
exteriorizado o exoplicitado que se vivencia en la práctica diaria, y se incorpora a la
enseñanza de modo espontáneo e imperceptible, dejando huellas duraderas, tanto buenas
como malas.