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LECCIÓN 1 de 2
El derecho ambiental tiene un carácter difuso por la dispersión de las normas jurídicas que tratan, directa o
indirectamente, de la protección del ambiente (Brañes, 2000). En esa línea, Mario Valls (2016) se refiere al marco
jurídico ambiental argentino como heterogéneo, disperso, extenso, cambiante, en acelerada expansión. Además,
atendiendo a la caracterización del derecho ambiental para identificar su contenido, se debe analizar una pluralidad
de fuentes y ramas jurídicas.
Durante el recorrido de esta lectura complementaremos el pormenorizado análisis realizado por Mario Valls de las
fuentes del derecho ambiental. Comenzaremos repasando los conceptos básicos, para luego, aplicando la
clasificación entre fuentes internas y externas, incursionar brevemente en algunas de ellas.
Generalidades
Por fuentes de derecho se entiende, en un sentido figurado, la designación del origen de donde proviene todo lo que
llamamos derecho. Aunque hay quienes consideran que es más claro hablar de medios de expresión del derecho
(Garrone, 1993). Las fuentes se dividen generalmente en formales y materiales, aunque esa justificación de esa
diferenciación no es uniforme en la doctrina.
Esta proviene de un acto humano, individual o colectivo, que le da origen, y la hace surgir a la
realidad; pero como la voluntad del hombre utiliza necesariamente una forma para manifestarse
(ley, costumbre, sentencia, etcétera), es esta forma la que se llama fuente del derecho, la cual no
es otra cosa que el medio de exteriorización de la voluntad creadora del orden jurídico. (Garrone,
1993, p. 177).
Entre las fuentes formales se incluye: 1) la ley (como norma legislada), 2) la costumbre jurídica, 3) la jurisprudencia.
Algunos autores consideran que la doctrina es fuente formal del derecho, mientras que otros entienden que se trata de
una fuente material (Garrone, 1993).
Desde otro punto de vista, observando la actividad del jurista que consiste en solucionar conflictos, Lorenzetti (2014)
entiende que las fuentes son “criterios a los que se recurre en el proceso de creación normativo en búsqueda de
objetividad, lo cual exige una mirada retrospectiva hacia el principio de autoridad (fuente formal) o hacia el
argumento `razonable´ (fuente material)” (p.28). Las normas formales son obligatorias conforme a una norma de
reconocimiento, entre ellas, encontramos: a) la ley, que es general y obligatoria; b) la costumbre; c) la jurisprudencia
obligatoria; d) las decisiones de tribunales internacionales y de organismos creados por tratados internacionales en
los supuestos previstos por la Constitución. Las fuentes materiales carecen de obligatoriedad, pero son importantes
porque fijan el contenido del derecho. Lorenzetti (2014) destaca la doctrina y la jurisprudencia no obligatoria.
Según una clasificación muy extendida en la doctrina, particularmente en el derecho ambiental, las fuentes pueden
provenir del derecho interno, pero también del derecho internacional. En este sentido, López Alfonsín expresa que la
incorporación del artículo 75, inciso 22, a la Constitución Nacional con la reforma de 1994 modificó radicalmente el
sistema de fuentes de nuestro sistema jurídico, “al producir la internacionalización de los derechos humanos” (López
Alfonsín, 2012, p. 42). Es decir que a partir de dicha reforma coexiste en nuestro ordenamiento jurídico un doble
sistema de fuentes. Por un lado, la fuente interna, entre las que encontramos la Constitución Nacional, las leyes
nacionales, las constituciones locales y la legislación provincial. Por otro lado, la fuente externa integrada por los
instrumentos internacionales, la costumbre internacional y los principios generales del derecho (López Alfonsín,
2012).
Las fuentes del derecho ambiental pueden ser: externas o internas; generales o específicas.
Brañes presenta lo que sería un mapa del derecho ambiental, reseñando algunas de sus fuentes provenientes del
derecho interno. Expresa que la Constitución es la primera de las fuentes por la jerarquía de sus normas (aunque en la
mayoría de los casos, también por razones de orden cronológico). Teniendo en cuenta nuestro sistema federal de
gobierno, se toma en consideración a las constituciones locales o provinciales. La segunda fuente del derecho
ambiental se constituye por la legislación ambiental moderna o legislación propiamente ambiental, que se refiere al
conjunto de los problemas ambientales. El autor hace la salvedad de que lo más común es la legislación que se refiere
a problemas ambientales específicos o sectoriales (legislación sectorial de relevancia ambiental). La tercera fuente
del derecho ambiental está constituida por “las normas de relevancia o interés ambiental” (Brañes, 2000, p. 57)
contenidas en una legislación que versa sobre otros temas. Aquí encontramos a los distintos códigos de fondo y
legislación conexa. Por último, se incorpora a la jurisprudencia y la costumbre como fuentes del derecho ambiental.
Fuentes externas
Enumerar la totalidad de las fuentes externas es una tarea de difícil conclusión. Por ello, solo destacaremos, en
concordancia con Brañes, que los principios básicos del derecho internacional para la protección del ambiente se
encuentran tanto en la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo,
1972), como en la Declaración de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río
de Janeiro, 1992).
López Alfonsín (2012) considera que a pesar de la amplia percepción de la Agenda 21 que surgió de la Conferencia
de Río 92, continúa el tratamiento del tema ambiental de manera sectorial convencional. Luego, enumera los
obstáculos que se presentan para la codificación del derecho internacional ambiental. Entre ellos, mencionamos: a) la
complejidad que reviste dicha tarea y la posibilidad de incluir los problemas locales y regionales en un acuerdo
general; b) ante la movilidad que caracteriza a las normas ambientales,dicho Código se volvería desactualizado
rápidamente; c) además, se esgrime la inutilidad de un acuerdo general, cuando los mecanismos de aplicación y
control se enfrentan a distintos niveles de desarrollo en los países respectivos. En lecturas previas nos hemos referido
a las diferencias entre los países desarrollados y subdesarrollados.
Fuentes internas
Como se hizo referencia en las generalidades, entre las fuentes nacionales o internas podemos destacar: la
Constitución, los códigos de fondo, las Constituciones Provinciales (por la forma de Estado federal), la legislación
propiamente ambiental, otras leyes sectoriales. En este apartado haremos una breve referencia a ellas, lo que se puede
profundizar recurriendo a la bibliografía obligatoria.
Constitución Nacional
Al comenzar a referirse al marco constitucional, Valls hace la salvedad de que esta norma suprema influye de manera
genérica sobre el derecho ambiental cuando “fija las bases del derecho argentino, atribuye funciones a los tres
poderes y distribuye la competencia entre los gobiernos locales y el federal (Valls, 2016, p. 106).
Pero podemos decir que influye directamente sobre el derecho ambiental a partir de la reforma de 1994, donde se
incorpora el artículo 41 al capítulo segundo titulado Nuevos Derechos y Garantías. A través de dicha disposición, la
Constitución Nacional ha receptado el derecho a un ambiente sano dentro de los derechos de tercera generación
(derechos de solidaridad), en contraposición a los derechos civiles y políticos (primera generación) y a los derechos
sociales y económicos (segunda generación).
Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo
humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental
generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley.
Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos
naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la
información y educación ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de
protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las
jurisdicciones locales.
radiactivos.1
[1]Artículo 41. Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de:
https://goo.gl/NVXWuR
Las obligaciones de las autoridades de proveer a la protección de este derecho a un ambiente sano. Se
entienden incluidas las autoridades nacionales, provinciales y municipales, como así también las que
desempeñan funciones ejecutivas, legislativas y judiciales.
El reparto de competencias entre Nación y provincias: los presupuestos mínimos ambientales a través
de los cuales el gobierno nacional establece una protección ambiental mínima para todo el país,
debiendo cada provincia complementarla.
En concordancia con dicha norma, el artículo 124 infine de la Constitución Nacional establece que “…corresponde a
las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio”2. Por su parte, el artículo 43
establece la acción de amparo ambiental, especialmente en el párrafo segundo.
[2] Artículo 124. Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de:
https://goo.gl/NVXWuR
Constituciones Provinciales
Esta fuente del derecho ambiental es de particular importancia por nuestra forma de Estado federal. Debe tenerse en
cuenta lo prescripto por el artículo 31 de la Constitución Nacional, que establece que las leyes federales son ley
suprema de la nación, estando obligadas las autoridades provinciales a conformarse a ellas.
En casi todas las provincias se consagran normas protectoras del ambiente a nivel constitucional, aunque con
diferente alcance. Es de destacar que, en un primer momento, las Cartas Magnas provinciales se preocuparon por
tutelar aquellos recursos naturales que tenían mayor influencia en sus economías, resabios que aún quedan presentes
en varias de ellas.
La Constitución Nacional en su artículo 41, al hacer el deslinde de competencias entre Nación y provincias, establece
que “corresponde a la Nación dictar las normas que contengan presupuestos mínimos de protección y a las provincias
las necesarias para complementarlas, sin que aquéllas alteren las jurisdicciones locales”3
[3] Artículo 41. Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de:
https://goo.gl/NVXWuR
desarrollo sustentable.4
[4]Artículo 6. Ley 25.675. (2002). Ley General del Ambiente. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de:
https://goo.gl/75jNXA
Ley Régimen de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente
Periglacial Nº 26.639 (28/10/2010).
Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para la Gestión de los Envases Vacíos de
Fitosanitarios Nº 27.279 (11/10/2016).
Códigos de fondo
Según el artículo 75, inciso 12, de la Constitución Nacional: “corresponde al Congreso… dictar los Códigos Civil,
[5] Artículo 75. Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de:
https://goo.gl/NVXWuR
Esta normativa nacional también constituye una fuente del derecho ambiental, aunque directamente no se refiera a la
temática. En el nuevo Código Civil y Comercial sancionado en 2014 se incluyen normas importantes, como por
ejemplo: los artículos 14, 240 y 241 hacen referencia a los derechos de incidencia colectiva y a los presupuestos
mínimos. Con respecto al Código Penal, destacamos el capítulo de daños dentro de los delitos contra la propiedad, y
otros artículos que se refieren a incendios, explosiones e inundaciones, envenenamiento o adulteración de agua
potable, entre otros. En cuanto al Código de Minería, en el año 1995, por la Ley 24.585 se incorporó la sección 2, De
la protección ambiental, para la actividad minera dentro del título 13, Condiciones de la explotación.
¡Atención!
Estudiar las otras fuentes del derecho ambiental que enumera Valls: jurisprudencia,
doctrina, costumbre y acuerdos interjurisdiccionales.
Reflexiones finales
Para concluir esta lectura, retomamos lo expuesto por Valls al considerar que el sistema jurídico ambiental en nuestro
país se caracteriza por su extensión, dispersión y continuo crecimiento, sin un enfoque sistemático que oriente a los
individuos, a los intérpretes y aplicadores del derecho. Ante ello, se plantea la necesidad de un ordenamiento
sistemático de dicha normativa, ya sea a través de una ley nacional general del ambiente (más completa que la actual
Ley 25.675) o de la sanción de un código nacional del ambiente (Valls, 2016).
Referencias
Brañes, R. (2000). Manual de derecho ambiental mexicano. México: Fondo de Cultura Económica.
Constitución de la Nación Argentina. (1994). [Sancionada por el Congreso General Constituyente el 1° de mayo de
1853, reformada y concordada por la Convención Nacional Ad Hoc el 25 de septiembre de 1860 y con las reformas
de las Convenciones de 1866, 1898, 1957 y 1994]. Recuperada
dehttp://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm
Drnas de Clément, Z. (2010). Fuentes del derecho internacional del medio ambiente. En F. Sindico (Coord.)
Environmental Law. Londres: CMP Publishers.
Ley 25.675. (2002). Ley General del Ambiente. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperada de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/75000-79999/79980/norma.htm
Lorenzetti, R. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado. Santa Fe: Rubinzal Culzoni.