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La fiesta brava regresó a Bogotá luego de cinco años y con ella se intensificó el debate
entre taurinos y animalistas. La polémica se agudizó después de que la Corte Constitucional
recientemente le ordenara al Congreso que legislara, en un plazo de dos años, sobre las
corridas de toros y espectáculos similares excluidos de la Ley 1774 de 2016, que fijó
sanciones por maltrato animal. Por eso, mientras los congresistas toman alguna decisión, las
corridas siguen siendo legales y el debate se mantiene vigente.
Luego de una lectura de las opiniones, se hizo un recuento y un análisis cualitativo de
sus percepciones. En los resultados se encontró que la mayoría de los sondeados coinciden
en que las corridas de toros se deberían revaluar, pues las consideran un acto salvaje y
barbárico, que alimenta la sed de violencia de la sociedad colombiana. Además, argumentan
que es un espectáculo para una élite minoritaria. Muchas de las opiniones en contra estaban
fundamentadas en estudios que comprueban que la exposición y socialización de niños con
este tipo de actos promueve y normaliza la violencia hasta las etapas de juventud y adultez.
Por otro lado, quienes mantienen una postura a favor de la tauromaquia coinciden en
que la asistencia a estos espectáculos reafirma su derecho a la libertad de expresión e
identidad. (¿Qué piensan los bogotanos de las corridas de toros?; El Espectador; 2017)
El directivo de Asotauro también aseguró que hubo miedo de que se perdiera la
tradición de los toros en Bogotá porque pasaban los años y no se realizaba el evento. También
adujo que los toros activarán más la economía de la ciudad por los turistas y la generación de
empleo que se calcula en cerca de cinco mil fuentes de trabajo, del total nacional de 15 mil
indirectos y 1.200 directos.
Al respecto, Padilla argumentó que, si es por un tema de generación de empleo y
dinamización de la economía, los eventos culturales, artísticos o deportivos pueden tener un
resultado igual o, incluso, más sostenido que impacten positivamente a la ciudad. (Vuelven
las corridas a Bogotá y, con ellas, el debate; ADN; 2020)
Las corridas de toros, hacen pensar que no son espectáculos aptos para un público y
mucho menos que usen animales para el uso de la “recreación” de los seres humanos, son
animales que sienten también, pueda que legalmente no se les constituya unos “deberes” y
por ende no tenga unos “derechos” pero más que una ley o un dictamen público que los hagan
valer, es una conciencia que se debe tener al respecto, no tenemos autoridad sobre otras
especies para sacarles provecho para exhibicionismo, recreación, o como alimento. Por el
simple hecho que los animales no puedan comunicarse no quieren decir que no sientan, no
se tiene por qué hacerles daño aun cuando ni quiera se está siendo atacado por ellos. Es un
respeto que se debe tener entre seres humanos, con los animales y con todo lo que tienen el
planeta
Por otro lado, entidades como la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), hicieron
un llamado a la Corte, desde el lado humanitario y el respetuoso por la vida.
En este caso, la entidad eclesiástica señaló que no hay límites para el aborto, puesto
que este no debería registrarse, debido a que, según sus creencias, hay vida desde la
concepción del ser humano hasta su muerte. “La CEC se opone al aborto en todos los casos
por atentar directamente contra la vida del ser humano concebido y no nacido”, tal
aseveración la hacen desde el enunciado del papa Francisco, máximo jerarca de la Iglesia,
“Sí a la vida y al cuidado precioso del regalo”, emitida en una conferencia de Disccaterio de
Laicos.
Así las cosas, la entidad religiosa reseña que desde el día cero hay vida en el feto u
óvulo fecundado, por lo que no estiman que se pongan plazos en los que la mujer deba
abortar. (El Universal; feb 2020)