Está en la página 1de 3

UNA MENTE BRILLANTE.

PRESENTADO POR:

MANUEL ANTONIO CARRASQUILLA SANCHEZ.

PRESENTADO A:

JAVIER MENDOZA BELTRAN.

FUNDACION UNIVERSITARIA TECNOLOGICO COMFENALCO.


FACULTAD DE INGENERIA
PROGRAMA DE TECNOLOGIA EN PRODUCCION INDUSTRIAL.

III SEMESTRE, SECCIÒN 9


CARTAGENA D T H Y C.
COLOMBIA.
La historia se desliza en buena parte por los recintos sagrados de las
prestigiosas universidades de la “ivy league” norteamericana, concretamente
por Princeton, el venerable centro en uno de cuyos institutos enseñó Einstein.
Es un ambiente en el cual compiten los mejores, en medio de edificios de
aspecto medieval, jardines y prados bellamente cuidados, elegantes salas de
estudio y bibliotecas de corte tradicional; pero también de bares estudiantiles,
de bromas pesadas y de conversaciones en las que se mezclan la inteligencia
aguda y la banalidad superficial y ligera. Podríamos decir que es un ambiente
de ensayo y error, en el cual dominan la actuación y el teatro de tal manera que
es muy posible que lo que se diga y lo que se experimente, tengan doble
sentido.

Este es un mundo desafiante, a la vez perfecto e imperfecto, para la mente


brillante de Nash, magistralmente interpretado por Russell Crowe, que
personifica las dudas, los temblores nerviosos y las dificultades del joven y
brillante estudiante, distinto a todos en todo, siempre rompiendo esquemas,
pero en medio de la dualidad, oscilando entre una manifiesta inseguridad y
ocasionales momentos de brillo en los cuales todo se ve claro, evidente y
diferente.

Entonces ocurre la instancia absolutamente teatral en la vida del ya afamado


matemático: la creación ilusoria de un mundo nuevo, con personajes y
escenarios de realismo absoluto que solo son vistos por él mismo y que lo van
llevando hacia la locura esquizofrénica. A partir de estas experiencias extrañas
se va tejiendo la vida profesional y familiar del personaje, como una mezcla de
genialidad y tontería que nos podría desesperar si supiéramos lo que está
pasando. Pero la realidad es que tardamos en enterarnos del juego teatral que
es la existencia del protagonista y nos dejamos llevar, como él, por las
peripecias de su doble vida: la de hombre de hogar, enamorado y lleno de
esperanzas, y la de espía internacional, atrapado por juegos de guerra y
conspiraciones, atormentado y fatalista.

Ego real en el cual no se cree y alter ego imaginario que se vuelve real. Entre
estas contradicciones se mueven la película y el personaje, hasta que asume el
protagonismo decididamente, en ambas situaciones, su dulce esposa,
personificada por Jennifer Connelly. Dispuesta a resolverlas y convencida de la
inteligencia y de la cordura esencial de su pareja, ella va descubriendo la trama
que subyace en su mente perturbada y se la va narrando a él mismo, en
escenas impactantes, hasta generar, a base de ensayos y de errores, una
salida posible para escapar al manicomio y al abandono.

Es así como se cierra el círculo de una vida que pudo ser miserable y triste,
pero en cambio se logró  convertir en ejemplo de superación y de triunfo
personal, académico, científico y familiar. En el fondo, ¿qué fue lo que pasó?
Nos lo dice el personaje, cuando en medio de aplausos recibe el  Premio Nobel
de Economía en 1994 por sus aportes a la teoría de juegos y los procesos de
negociación. Nos da a entender que una mente realmente poderosa es aquella
que se abre a la más brillante y maravillosa de las ideas, que es la de la
aceptación de la presencia y la importancia del amor como posibilidad real, que
vale la pena experimentar. Como decía su esposa en algún momento
memorable, invitándolo a que le tocara su cara: esto es lo real, la presencia
cercana del que ama es lo real, es lo que es capaz de tornar la locura
perturbadora en sanación, en vida que vale la pena vivir.

¿Y qué otra cosa ha sucedido? Por una parte, que en la teoría de juegos y en la
teoría de los procesos de negociación de la vida, en verdad es importante
confiar en el otro, única posibilidad de lograr que el mejor resultado para cada
miembro de los grupos en que nos movemos, sea hacer lo mejor para cada uno
de nosotros mismos y para el grupo. Y por otra parte, que vale la pena aplicar
las ideas brillantes que se tienen a la propia vida, aunque sea a base de
frustrantes pruebas de ensayo y error.

También podría gustarte