Marrodán MD, González M y Prado C (1995). La universidad de Minnesota, por Keys el al.

(1953), si bien no
composición corporal espejo de la nutrición. En: llegaron a dar una definición exacta del concepto. De modo
Antropología de la Nutrición: Técnicas, métodos y intuitivo podemos decir que el estudio de la composición
aplicaciones. Madrid: Editorial Noesis. Capítulo V. pp.: corporal es la evaluación, por distintos métodos, de las
201-233. diferentes fracciones corporales consideradas, respecto del
peso total. El modelo más comúnmente aceptado y operativo
CAPÍTULO V es aquél que considera al cuerpo dividido en dos partes
LA COMPOSICIÓN CORPORAL, fundamentales: masa grasa y masa magra que, como
ESPEJO DE LA NUTRICIÓN podemos ver en la figura V.l, se puede fraccionar en masa
esquelética, muscular y residual.
1. Visión histórica
Hace más de 200 años, médicos hipocráticos describieron a
las personas de acuerdo a su constitución, en una
aproximación a la composición corporal. Halle (1797),
describe cuatro tipos o «hábitus»: Physicus, Apoplecticus,
Cephalicus y Pyknicus. Estas cuatro tipologías son
utilizadas para describir no sólo diferencias físicas o
fisiológicas, sino también comportamientos individuales o
sociales y hasta hábitos nutricios; así por ejemplo, a los
tipos tísicos, delgados, descarnados, magros,
individua1istas y parcos en comer, se les asociaba con la
propensión a la tuberculosis. Los apopléticos, sin embargo,
con típicas caras rojas, acúmulos de grasas troncales y
comportamientos extrovertidos, gustaban de la buena mesa
y eran descritos como más propensos a padecer
enfermedades cardiacas. Estas descripciones demuestran
que la biotipología de un individuo se abordaba atendiendo
sólo a su aspecto físico y a sus costumbres alimentarias; la
causa de este hecho podemos achacarla a los tabúes y
prohibiciones sobre disecciones de cadáveres, a la falta de
técnicas adecuadas y, en definitiva, a la existencia de un
desarrollo tardío del estudio de la composición corporal,
fiel reflejo del estado nutricional de un individuo. Desde la
óptica de la Antropología Física, este tipo de estudios
tienen su precursor y fundamento en los trabajos del checo
Matiegka, quien en 1921, describe el primer sistema para
llegar a la estima de los componentes fundamentales del
peso del cuerpo, a partir de datos antropométricos. En la
década de los 50, Brozek retorna los conceptos esenciales Figura V.1. Componentes de la masa muscular.
de Matiegka y desarrolla el estudio de la composición
corporal, ampliando el abanico de posibilidades de su La masa grasa representa el reservorio energético del
aplicación. Las alteraciones somáticas intra e organismo y comienza su desarrollo en la etapa fetal; su
interindividuales fueron relacionadas con el padecimiento misión no es sólo energético-metabólica, sino que actúa
de ciertas patologías, con las pautas nutricias y con el también como sostén, aislante térmico y nervioso. Su
rendimiento físico; se incide así en el campo de la distribución es irregular en el cuerpo humano, por una parte,
Biomedicina, la Medicina Deportiva, y la Bromatología. se encuentra la que constituye el panículo adiposo en el
Igualmente, el conocimiento de la repercusión de factores tronco y extremidades y, por otro lado, está la que rodea las
socio-ambientales sobre la variación de la composición vísceras (corazón, riñones, intestino, etc.). Su densidad varía
corporal durante la ontogenia, fue otro de los aspectos de muy poco y según Martín (1984) se estima en 0,900 g/ml.
máximo interés para disciplinas como la Ecología Humana
y la Sociología. El rápido avance de los estudios de 3. Métodos de estima de la composición corporal
composición corporal durante la década de los 60 dio paso Para la determinación de los componentes corporales es
a una gran abundancia de métodos y modelos para su posible recurrir a dos tipos de métodos, llamados
determinación, algunos no totalmente acertados y, como respectivamente directos e indirectos. Algunos autores como
veremos, con limitaciones más o menos importantes. Porta et al. (1993), añaden un tercer grupo, los llamados
doblemente indirectos, que derivan de los indirectos
2. Conceptos básicos mediante aplicación de ecuaciones o normogramas (tabla
Las herramientas para el estudio de la composición V.l). La descripción detallada de cada uno de estos
corporal fueron revisadas en el trabajo realizado, en la
procedimientos excede la intención y brevedad de este
manual, pero, no obstante, detallaremos las características
más importantes de las técnicas comunes, aconsejando, a
quien quiera profundizar en el tema, que consulte la obra de
Shephard (1991). En la tabla V.2, se valoran las diferentes
técnicas, de modo que algunos métodos bastante válidos,
ven restringida su utilización o bien por su elevado coste o
por sus posibles problemas contra la salud del individuo.
Las basadas en la
3.2. Métodos indirectos
Reciben esta denominación porque el cálculo de cualquier
parámetro se hace a partir de la medida de otro,
presuponiendo que existe una teórica y constante relación
cuantitativa entre ambos.
Tabla V.2. Valoración de las diferentes Metodologías en la estimación de la
composición corporal.

La proporción de masa grasa mínima para vivir -que

Wilmore (1983) sitúa entre el 3 y el 4% del peso total- fue
definida por dicho autor como «grasa esencia!»;
sobrepasando estos niveles, el porcentaje de masa grasa
presenta una notable variabilidad ontogénica y sexual. La
masa magra, por su parte, agrupa el tejido óseo y muscular,
el agua, y las fracciones minerales; su heterogénea
composición dificulta estimar su densidad con precisión
que, en términos medios, se aproxima a 1,10 g/mI.
antropometría constituyen globalmente una de las más
aconsejables herramientas por ser económicas, seguras para
el sujeto y requerir escaso aparataje.

3.1. Métodos directos *BMI. **Ecuaciones de regresión

Eseala de 0 a 5 : 5 representa la mejor opción. Según el estudio de Lukaski (1987).
Este tipo de análisis se basa en las disecciones de a: excreción de creatinina
cadáveres, pero la información obtenida hasta el momento b: espectrotomografía
c: activación de neutrones
por este tipo de estudios, no es extrapolable a la población d: radiologia
e: TAC.
general. Todavía existe una gran laguna de datos a pesar de f: ultrasonidos
que se vienen desarrollando, con este propósito, estudios
puntuales desde finales del siglo XIX; entre ellos, merece Tabla V.3. Variabilidad individual en la composición corporal
especial atención el llevado a cabo entre los años 79-80 por (estima por el método directo en dos varones de distinta edad e
igual peso)
Clarys et al. en la Universidad Vrije de Bruselas, sobre 25
cadáveres de individuos con edades comprendidas entre los
55 y los 94 años. Sus resultados -publicados en 1987- han peso piel tejido músculo resto
edad esqueleto
contribuido, por una parte, al conocimiento de los cambios total adiposo
habidos en la composición corporal durante el
envejecimiento y, por otra, a demostrar la importancia que 35 65kg 17,6% 6,3 % 11,4 % 39,8 % 24.9 %
tienen el sexo o la edad en el somatotipo humano (tabla 46 65kg 14,8 % 7,8 % 13,6 % 3,6 % 32.2 %
V.3).

3.2.1. Imagen
Tabla V.l. Métodos para la estimación de la composición a) Fotoscopia
corporal. Se encuentra prácticamente en desuso porque es muy
DIRECTOS INDIRECTOS DOBLE
INDIRECTOS subjetiva, ya que a partir de la observación visual de un
(en el vivo)
sujeto, el investigador asigna su morfología a unos patrones
fotográficos conocidos. A partir de esta herramienta,
IMAGEN Impedancia
Fotoscopia Radiología Antropometría Sheldon elaboró -en 1940- una técnica somatoscópica para
Ecografia T.A. C. Resonancia estimar la biotipología del individuo, que denominó
Magnética
(disección somatotipo. Este parámetro resumía con tres cifras la
de cadáveres) DENSIOMETRIA Pesada contribución, variable para cada persona, de los
Hidrostática
componentes del físico: endomorfia, mesomorfia y
FISICO-QUÍMICOS ectomorfia; el valor de cada uno, en una escala del 1 al 7,
Excreción creatinina representa el desarrollo alcanzado en el sujeto por los tejidos
Espectrometría
Activación neutrones derivados de las capas embrionarias. Aunque el somatotipo
no es propiamente una técnica de composición corporal,
tiene sus puntos de contacto con ella, puesto que define
cuantitativamente la adiposidad, muscularidad y linearidad
relativa (Carter et al. 1990).
b) Radiología
La utilización de rayos X permite, siempre que se
administre la exposición y dosis adecuada, delimitar con
bastante claridad los tejidos muscular, adiposo y óseo, que
pueden medirse después sobre la placa radiográfica; estos
estudios -iniciados en los años 50 por Stuart et al. (1951)-
se han utilizado hasta principios de los 70, siendo
recomendados por autores tan prestigiosos como Tanner y
Behnke (Tanner 1965). Esta técnica tiene el inconveniente
de que no define con precisión los tejidos blandos y además
supone un peligro someter a la población a radiaciones
superiores a 5 mrem; dichos problemas han contribuido al
declive de la radiología convencional, como técnica de
análisis de composición corporal.
c) Ecografía
Se fundamenta en la emisión de ultrasonidos a través de un
transductor; al chocar éstos contra los tejidos, se produce
un eco que es captado nuevamente por el transductor y
transformado en energía que, a su vez, es tratada por un
computador que genera una señal en pantalla. Las ondas
sonoras inciden perpendicularmente sobre las interfases de
los tejidos, que tienen distinta permeabilidad acústica y, por
consiguiente, ofrecen una imagen diferenciada. El
problema de este método es que el equipamiento es caro y,
por otro lado, los resultados que se obtienen no son mejores
que los logrados mediante antropometría.
d) Tomografía Axial Computerizada (T.A.C.)
Facilita la obtención, en imágenes secuenciadas, de un
segmento o del total del cuerpo y, al mismo tiempo,
permite diferenciar la grasa más externa de la situada en los
depósitos profundos. Básicamente consiste en hacer pasar
un haz de rayos X por la región que desea analizar, de
manera que la dosis de radiación necesaria depende de la
zona corporal que se vaya a estudiar y de la morfología del
individuo. En la figura V.2, se resaltan dos aspectos
fundamentales: en primer lugar, se muestra que las dosis
que penetran en la piel tras el escaner, son muy pequeñas
comparadas con los límites permitidos por la legislación
española vigente; en segundo término, se observa que, por
ejemplo, la radiación recibida por ver la televisión, es
inferior a la de un escaner de columna, hecho a una persona
de complexión mediana. Estudios -como los de Sjöstrom et
al. (1986)- llevados a cabo en amplios grupos de población
han demostrado la adecuación de este método para estimar
la masa grasa; se han obtenido, para este componente
corporal, valores altamente correlacionados (r = 0,99) con
los conseguidos por métodos físico-químicos y
antropométricos, que trataremos más adelante. En el marco
de esta relación, podemos destacar el trabajo de Borkan et
al. (1983) que establecieron las ecuaciones de regresión que
permiten calcular la superficie de grasa abdominal:
2 D: densidad corporal
Área grasa interna del abdomen (cm )=
37,883 x perímetro del abdomen (cm)+1,328 x edad – 292,839
Siendo la edad en años.
e) Resonancia Magnética Nuclear (R.M.N.)
De forma elemental, podemos afirmar que la R.M.N.
consiste en la detección y cuantificación de las variaciones
de imanación de una sustancia, generalmente núcleos de
hidrógeno, bajo la acción de un campo magnético. Este
método -cuando se utiliza para valorar la composición
corporal permite diferenciar claramente los tejidos blandos
(grasa, músculo, fluidos) de las estructuras óseas. El
inconveniente de esta técnica reside en el elevado coste del
equipo y su mantenimiento pero, por otro lado, su ventaja
radica en la seguridad para el sujeto y en la alta resolución
de sus imágenes (Ross et al. 1991).
Figura V.2. Radiación recibida y legislación vigente.
3.2.2. Densiometría
Se basa en el principio de Arquímedes que, como es
conocido, estima la densidad de un cuerpo a partir del
volumen que se desplaza por inmersión. El inicio histórico
de este método puede encontrarse en los trabajos que
Behnke (1942) realizó, por encargo de la marina de los
EE.UU.; en efecto, cuando en 1939 se hundió el submarino
norteamericano «Squalus» se requirió la colaboración de
biólogos y médicos expertos, para preparar físicamente a los
buceadores que estarían a cargo del rescate. Ciertas
experiencias, que se llevaron a cabo durante las inmersiones,
permitieron a los científicos descubrir de qué manera
responde el organismo humano frente a condiciones de gran
profundidad y comprobar, por ejemplo, que las posibilidades
de sufrir narcosis por nitrógeno dependían de la cantidad y
distribución del tejido adiposo. El grado de flotabilidad de
un individuo depende de la proporción de masa grasa que
posea; esto se debe a la menor densidad de este componente
frente a la del magro que, como apuntamos anteriormente,
comprende el esqueleto y el músculo. El método
densiométrico consiste en pesar al individuo dentro y fuera
del agua, de modo que su densidad depende de la del agua,
ambas pesadas y del volumen de aire pulmonar e intestinal.
D= Pa /([(Pa - Pw)/0,996]- (Var+ 0,1))
Pa: peso fuera del agua
Pw: peso debajo del agua
Var: volumen aire residual pulmonar e intestinal
0,996: densidad del agua a 37°C
Una vez conocida la densidad corporal, se puede hallar el
porcentaje de masa grasa a partir de distintas ecuaciones,
desarrolladas al efecto por distintos autores:
Siri (1961):
% Grasa = [(4.95 / D) - 4.50] x 100
Brozek et al. (1963):
% Grasa = [(4.57/D) - 4.142] x 100
Behnke et al. (1974):
% Grasa =[(5.053/D) - 4.614)] x 100
Dichas ecuaciones se diseñaron para adultos, aunque se han
aplicado con buenos resultados en sujetos infantiles. En
1984, Lohman y sus colaboradores publicaron una
ecuación, especialmente indicada, para el cálculo de la
densidad corporal en población infantil y adolescente:
% Grasa = [(5.30/ D) - 4.89] x 100
3.2.3. Métodos físico-químicos
a) Excreción de creatinina
La creatinina, metabolito de la creatina, se encuentra en el
músculo en una proporción media del 98%, en sujetos
sanos; si se considera este valor como constante y se mide
su concentración en orina o plasma sanguíneo, puede
indirectamente estimarse la masa muscular, ya que cada mg
de creatinina equivale a 0,88 kg de músculo. Hay que tener
presente, de todos modos, que el contenido de creatinina en
los fluidos corporales se ve modificado bajo diferentes
condiciones de nutrición, así se eleva en el caso de dietas
hiperproteicas y disminuye cuando la ingestión proteínica
es deficitaria. Por este motivo, cuando el objetivo es
estimar el contenido magro del organismo, el protocolo
metodológico exige realizar varias determinaciones en el
mismo sujeto, durante un período de tiempo.
b) Espectrometría
Está basado en la medición de las emisiones de isótopos
radiactivos. .La más empleada es la técnica del potasio 40
(K4O) en la que se toma como referencia -para calcular la
masa muscular- el contenido de este elemento en el tejido
magro; este procedimiento parte de la premisa de que el
potasio se fija en el músculo, en una proporción constante
de 68,1 meq/kg y que, así mismo, el potasio 40 representa
el 0,012% del potasio total del organismo. Lukaski en 1987
comparó este método con otras técnicas -como la
densiométrica- observó unos resultados concordantes,
excepto cuando se analizan individuos muy delgados o
excesivamente obesos.
c) Activación de neutrones
Se basa en la capacidad que tienen los núcleos de algunos
isótopos para capturar neutrones termales, de alta o baja
energía, emitidos por un acelerador o fuente de berilio,
bombardeada con partículas α. Se genera, de este modo,
una emisión inmediata de un fotón y una radiación
posterior, tras la captura de los neutrones, formada por rayos
 y . Es evidente, por tanto, que bombardeando isótopos
estables de diversos elementos, se podría cuantificar su
existencia en el organismo y, a partir de ellos, abordar el
estudio de la composición corporal; así, por ejemplo, para el
cálculo de la masa muscular se puede utilizar la valoración
del nitrógeno corporal. Pero, al igual que ocurría con el
método anterior, es preciso aceptar un valor constante del
contenido de nitrógeno en la masa magra, que en promedio
se ha establecido en 30,1 g/kg. El principal problema reside
en que este valor depende de condicionantes como la
muscularidad, hidratación o densidad ósea y que, además,
dentro del propio organismo, la variación del índice K/N
(potasio/ nitrógeno) es grande y oscila entre 0,45 mequ/g en
la piel y 5 mequ/g en el cerebro. Esta disparidad supone una
probable fuente de error, que debe ser tenida en cuenta.
3.2.4. Antropometría
A partir del desarrollo de los métodos densiométricos, surge
la idea de asociar la densidad corporal con ciertos
indicadores antropométricos, como veremos seguidamente;
el conocido índice de Quetelet o B.M.I., al que nos referimos
en el capítulo anterior, se encuentra altamente
correlacionado con la densidad y por ende con el porcentaje
de grasa (Jakson et al. 1978). Sin embargo, resulta lógico
pensar que un determinado sobrepeso, puesto de manifiesto
a través del B.M.I., puede no deberse en exclusiva al
aumento de masa grasa, sino al incremento de masa ósea o
muscular. Por ello, su utilización como índice de adiposidad
puede no ser del todo adecuada en ciertos grupos de
población, como los deportistas, en los que debido al
ejercicio, se produce un incremento de masa magra. El
grosor de los pliegues grasos subcutáneos presenta una
mayor correspondencia con la densidad corporal que la que
presentan el B.M.I., o la talla y el peso por separado. Los
elevados coeficientes de correlación encontrados (tabla V.4),
impulsaron el desarrollo de diferentes fórmulas o
ecuaciones, para determinar el porcentaje de grasa presente
en un individuo, a partir de sus medidas antropométricas.
Dado que la composición corporal presenta una variación
ontogénica y sexual, las ecuaciones basadas en la
antropometría han de tener en cuenta ambos factores; con
respecto a la edad se debe considerar, como veremos más
adelante, que en los niños la densidad es menor que en los
adultos -ya que poseen en su organismo una mayor cantidad
de agua y menos minerales- y a medida que avanza el
tiempo, se produce una progresiva pérdida de los dos
elementos. En relación al sexo hay que reseñar también que
generalmente las mujeres poseen menos agua y más grasa
que los varones. Las primeras aproximaciones fueron
hechas, en los años 60, por Sloan a partir de una muestra
reducida de mujeres jóvenes pero, fue en la década de los 70
cuando el avance de las técnicas de cálculo por ordenador,
permitió enunciar ecuaciones basadas en amplísimos grupos
de población. Así, fue factible hallar, a través de complejos
análisis matemáticos de regresión múltiple, fórmulas
precisas para determinar los componentes corporales de
acuerdo a la edad y sexo del individuo. Existe un gran
número de ecuaciones, de las cuales reproducimos las más
empleadas y, por tanto, las de mayor utilidad a la hora de
comparar resultados. Mujeres
16-19 20-29 30-39 40-49 50 +
Tabla V.4. Correlación entre la densidad corporal y años años años años años
la grasa subcutánea (según dalos de .Jakson et al. 1980). c 1 ,1549 1 ,1599 1 ,1423 1 ,1333 1 ,1339
Pliegue Varones Mujeres m 0 ,0678 0 ,0717 0 ,0632 0 ,0612 0 ,0645
subcutáneo (r) (r) Varones
16-19 20-29 30-39 40-49 50 +
años años años años años
pectoral -0.85 -0.64 c 1 ,1620 1 ,1631 1 ,1422 1 ,1620 1 ,1715
axilar -0.82 -0.73
-0.77 m 0 ,0630 0 ,0632 0 ,0544 0 ,0700 0 ,0779
tricipital -0.72
subescapular -0.77 -0.67
abdominal -0.83 -0.75 Una vez obtenida la densidad por este método, el porcentaje
suprailíaco -0.76 -0.76 de grasa se calcula de acuerdo a las expresiones de Siri
muslo frontal -0.74 -0.74 (1961), Brozek el al. (1963) o Behnke el. al. (1974),
 7 pliegues -0.88 -0.83 plasmadas en el apartado precedente. La transformación
logarítmica de los pliegues, introducida por Durnin et al.
* Niños (8 a 12 años): Parizkova et al. (1972) (1974), obedece al hecho de que los promedios de grasa
Sexo femenino: subcutánea en una población, no se ajustan a una
% Grasa = 39,032 X – 30,084 distribución estadística normal. Este investigador analizó
Sexo masculino: muestras de población amplias y variadas, lo que confiere a
% Grasa = 32,914 x – 21,973 sus fórmulas una gran validez; al mismo tiempo observó que
Donde X = log (pliegue tríceps + pliegue bíceps) los resultados obtenidos, a partir de dos o de cuatro pliegues
cutáneos, no difieren significativamente.
* Adolescentes (12-17 años): Johnston (1982)
3.2.5. Bioimpedancia
Mujeres: Se fundamenta en la diferente conductividad eléctrica de los
Grasa (Kg) = (0,355 edad) + (1,109 P/P) +(0,170 TR) – 15,869
tejidos, ya que el músculo es mejor conductor que la grasa;
al mismo tiempo, los líquidos intra y extracelulares se
Varones:
comportan como conductores, mientras que las membranas
Grasa (Kg) = (0,492 edad) + (0,584 PIT2) +(0,668 TR) – 1,024
de las células -debido a su contenido lipídico- actúan como
Donde edad = años cumplidos; P = peso; T = talla;
TR = pliegue tricipital
condensadores. El método consiste en aplicar un ohmímetro
% Grasa = (Kg de Grasa / Peso total) X 100 de cuatro electrodos, los cuales se colocan en la parte dorsal
de las manos y pies del sujeto; seguidamente se hace pasar
* Adultos (16-72 años): Durnin et al. (1974) una corriente eléctrica, se mide la resistencia «R» y la
reactancia «Xc» y, a partir de estos parámetros, se calcula la
Ecuaciones para la estimación de la Densidad apartir de dos impedancia «Z». Esta última medida sirve para averiguar el
pliegues subcutáneos: contenido total acuoso del cuerpo, que a su vez tiene
relación con la proporción existente entre los componentes
Densidad= c - [m x log (pliegue tríceps+pliegue subescapular)]
magro y graso.
Donde las constantes «c» y «m» se buscan en la siguiente
tabla: Z =  R2+ Xc2
Mujeres
16-19 20-29 30-39 40-49 50 + Utilizando este factor, junto a otras medidas
años años años años años antropométricas, Guo el al. (1987) diseñaron las ecuaciones
c 1 ,1468 1 ,1582 1 ,1356 1 ,1230 1 ,1347 de regresión que posibilitan el cálculo del porcentaje de
m 0 ,0740 0 ,0813 0 ,0680 0 ,0635 0 ,0742 grasa corporal:
Varones
16-19 20-29 30-39 40-49 50 + Mujeres:
años años años años años % Grasa = -8,48 – 0,845(S2/Z)+ 0,383M + 0,430B+ 1,341C
c 1 ,1561 1 ,1525 1 ,1165 1 ,1519 1 ,1527
m 0 ,0711 0 ,0687 0 ,0484 0 ,0771 0 ,0793 Varones:
% Grasa = -18,0 – 0,279(S2/Z)+ 0,346M + 0,632T
b) Ecuaciones para la estimación de la Densidad a partir de
Donde: S = talla sentado (cm); M = peso (kg);
cuatro pliegues: T =pliegue tricipital (mm); B = pliegue bicipital (mm);
Densidad = c - (m X log  pliegues) C = perímetro de la pantorrilla (cm);
Z = impedancia en ohmios.
Donde:
 pliegues = (bíceps+ tríceps + subescapular+ suprailíaco)
y las constantes «c» y «m» se buscan en la siguiente tabla:
Los aparatos diseñados para medir la impedancia en
humanos pueden ser automáticamente ajustados, en función
de la robusticidad del individuo; aún así, el método resulta
más efectivo en sujetos delgados que en personas gruesas,
ya que -según comprobó Helenius et al. (1987) comparando
los resultados con los obtenidos por la pesada hidrostática-
la bioimpedancia subestima el componente graso.
4. Variabilidad racial
La variación racial de la composición corporal es punto de
controversia dado que, por un lado, es extremadamente
difícil distinguir en qué proporción contribuyen los factores
genéticos y ambientales sobre el biotipo y, por otro, que los
criterios de clasificación racial son enormemente limitados.
El análisis de diversas características somatológicas y
polimorfismos moleculares en nuestra especie, ha
demostrado que los prototipos raciales clásicos son
abstracciones muy alejadas de la realidad biológica y
además, que es imposible delimitar donde empieza una
«raza» y termina otra. La mayor parte de las poblaciones
humanas actuales poseen un mayor o menor grado de
mestizaje y, por ello, es preciso tener cautela al hablar de
diferencias raciales en el tema que nos ocupa. El Programa
Internacional de Biología, compendio de recomendaciones
sobre metodología en la investigación antropológica,
advierte sobre este aspecto. En dicho manual se menciona
expresamente, que la influencia del genotipo se pone sólo
de manifiesto cuando se comparan diversos grupos étnicos,
que conviven en un idéntico entorno climático y
sociocultural, o bien al confrontar poblaciones racialmente
semejantes que se encuentran ocupando habitats dispares
(Shepard 1991). Como ejemplo idóneo, citaremos el trabajo
que Glick et al. (1974) llevaron a cabo en Israel,
comparando cuatro grupos poblacionales de distinta
procedencia. Los individuos estudiados pertenecían desde
siempre al mismo kibbubtz, por lo que, al menos en teoría,
se podía suponer que las condiciones ecológicas y
nutricionales habían sido similares para todos desde la
infancia; los resultados de esta investigación mostraron que
los sujetos de origen europeo alcanzaron, en la edad adulta,
un mayor tamaño corporal y proporción de grasa, que
aquellos cuyos padres procedían de Iraq, Yemen o el norte
de África (Tabla V.5). En conse cuencia, en este caso
parece demostrado que la variación racial tiene un
fundamento genético.
Tabla V.5. Diferencias raciales en la composición corporal según
datos de Glick et al. (1974) en población de Israel.
Procedencia Estatura Peso Masa
paterna (cm) total magra Masa
(kg) (kg)
grasa
(%)
Europa 173 70,7 60,4 14,6
Iraq 169 62,6 56,0 10,6
Norte de África 169 59,4 53,5 9,9
Yemen 165 52.5 48.5 7,7
En una diferente perspectiva, pero igualmente adecuada para
revelar el papel que juega el factor genético sobre el
fenotipo, se encuadran los estudios realizados sobre
población migrante. Greksa el al. (1982), estudiando la
comunidad procedente de Samoa en Estados Unidos,
comprobaron que el porcentaje de grasa se incrementaba
notablemente tras la migración; sin duda, esto se produjo
como respuesta a nuevos condicionantes dietéticos (más
ricos en grasa e hidratos de carbono) y a la menor actividad
física. A idénticas conclusiones habían llegado, algunos años
antes, autores como Lasker el al. (1975) -trabajando con
colectivos de origen amerindio residentes en Norteamérica-
o Rode el al. (1984) -con población Inuit canadiense- los
cuales comprobaron que la composición corporal se
modificaba significativamente en grupos que, abandonando
su modo de vida tradicional, emigraban a las grandes
ciudades y se incorporaban al estilo de vida occidental.
Estas investigaciones y otras muchas muestran, por tanto,
que la composición corporal está notablemente influida por
el medio ambiente, en concreto por el entorno sociocultural
y las condiciones de nutrición; pero evidentemente, no
puede descartarse un condicionamiento hereditario que es
responsable, al menos en parte, de la variabilidad individual
y racial. La existencia de correlación positiva entre
hermanos y padres-hijos, para características como el peso
magro o el porcentaje de grasa, es incuestionable, como han
demostrado estudios en familias de diversos países y origen
racial (Mueller 1983; Bouchard el al. 1985; Sánchez Andrés
1992). Se admite en la actualidad que, en concreto para el
porcentaje de grasa, aproximadamente un tercio de las
diferencias entre individuos se deben a la herencia (Garn
1986); por otra parte, estos estudios intergeneracionales han
llegado a la conclusión de que el reparto o regionalización de
la grasa tiene un condicionamiento genético, aún más
marcado que el porcentaje de grasa en su conjunto.
Johston el al. (1982), plantearon que el condicionante
genético es más fuerte para la cantidad de grasa subcutánea
de las extremidades, que para los depósitos del tronco más
influidos, a su vez, por causas ambientales. En la misma
década, Eveleth (1979) ha descrito que, en similares
condiciones de nutrición, los europeos y euroamericanos
tienen una mayor propensión a acumular grasa en el brazo
que los afroamericanos, asiáticos o amerindios. Como hemos
expuesto brevemente, es sumamente difícil precisar hasta
qué punto las diferencias de composición corporal entre los
grupos humanos, se deben a una diferenciación genética o
bien, son la expresión de una adaptación morfofisiológica a
causas ecológicas diversas, entre las que la nutrición ocupa
un papel preponderante. Datos empíricos muestran que, por
lo general, los individuos de climas cálidos poseen menos
grasa, que los que habitan climas templados o fríos.
Ciertamente, un tejido graso abundante que protege contra
las bajas temperaturas es, sin embargo, un inconveniente
para una eficaz termorregulación durante el ejercicio, sobre
todo, cuando hace mucho calor. No podemos descartar que
herencia y ambiente hayan interactuado en un proceso de
selección natural, a lo largo de generaciones, confiriendo una
ventaja adaptativa a los individuos más delgados, que
colonizaron hábitats calurosos; pero, no es menos cierto
que, en las áreas tropicales el tipo de alimentos disponibles
es muy diferente en calidad y cantidad, además de que la
mayor parte de las poblaciones sometidas por necesidad a
una dieta restringida se hayan, geográficamente ubicadas,
en las zonas más cálidas del planeta. Reflexionando sobre
los argumentos anteriormente expuestos, podemos concluir
que la variabilidad racial de la composición corporal es un
fenómeno cierto, probablemente derivado de la conjunción
dieta-hábitat a lo largo de generaciones, pero que, en modo
alguno, se puede desvincular del contexto socioeconómico
y cultural en que los grupos humanos se desenvuelven.

5. Cambios ontogénicos y sexuales

La composición corporal varía notablemente en función de
la edad y el sexo; efectivamente, de la infancia a la edad
adulta se producen cambios, que reflejan el diferente ritmo
de crecimiento de cada uno de los componentes de la masa
corporal y que están, a la vez, relacionados con los distintos Figura V.3. Evolución ontogénica del componente graso.
requerimientos energéticos del organismo y con la
maduración sexual. Las modificaciones ontogénicas que
afectan a la composición corporal comienzan antes del
nacimiento; como podemos apreciar en la figura V.3, en el
último trimestre de la etapa intrauterina se produce un
notable y progresivo incremento de peso, con una velocidad
de crecimiento máxima en la 40 semana, justo antes del
parto.

En nuestra especie, a diferencia de lo que acontece en otros

Primates, la cantidad de tejido adiposo aumenta en el feto a
partir del 7º mes, siendo menor la ganancia en tejido magro.
Un niño que haya completado su tiempo gestacional posee
al nacer, aproximadamente, un 20% de grasa corporal, pero
esta proporción aumenta rápidamente, hasta alcanzar un
máximo entre los 6 y 8 meses de vida postnatal,
consiguiendo cifras cercanas al 35%. Entre los 9 meses y el
año de edad, hay una velocidad de crecimiento negativa lo
que significa, al no disminuir el peso, que se está
incrementando fundamentalmente la masa ósea y muscular,
y el bebé comienza a ser más esbelto. Por su parte, el agua
corporal total decrece desde el 94% al 82% en el octavo
mes de vida intrauterina, representando al nacimiento casi
un 80%; durante el primer año de la etapa postnatal, la
proporción de agua continúa disminuyendo hasta
representar el 60% del peso total. Este proceso de
deshidratación se detiene en la primera infancia y
disminuye, si acaso de manera muy ligera, entre la segunda
infancia y la pubertad; es precisamente a partir de entonces,
cuando se observa un comportamiento antagónico en los
varones y en las mujeres, produciéndose un drástico
remodelado en la composición corporal de uno y otro sexo.
A partir de la adolescencia, la deshidratación es progresiva
y mucho más marcada en el sexo femenino, como podemos
apreciar en la figura V.4.
Figura V.4. Evolución ontogénica del componente acuoso.
La etapa prepuberal es un período clave que marca el inicio
del dimorfismo sexual, que se mantendrá en la edad adulta;
en los niños, entre los 10 y 13 años, el porcentaje de grasa
permanece estable e incluso disminuye de esta edad en
adelante. Esto sucede como respuesta, en parte, a los
mayores niveles de actividad desarrollados y, sobre todo, a
mecanismos hormonales que se inician a esta edad como,
por ejemplo, la secreción de testosterona; esta hormona
interviene en el metabolismo de las proteínas y en la fijación
de sales cálcicas a los huesos, lo que provoca un importante
desarrollo muscular, así como un aumento del peso
esquelético, de manera que, aún cuando la cantidad total de
grasa siga aumentando en el sujeto, representa cada vez un
tanto por ciento menor del peso total. Por el contrario, en las
niñas el porcentaje de grasa se incrementa gradualmente a lo
largo de la infancia y, de forma más marcada, a partir de los
10-11años, preparándose así el organismo femenino para la
maduración sexual. De hecho, para que se produzca la
primera menstruación es necesario que se cuente, al menos,
con un 17% de grasa. La relación entre composición
corporal y menarquia ha sido ampliamente tratada; nosotros
comprobamos, en una investigación sobre población distintos segmentos de la población femenina; así por
española (Marrodán 1983), que las niñas con pubertad ejemplo, en Nueva Guinea, Gray (1976) constató que las
precoz -es decir aquellas cuya edad de menarquia era mujeres pertenecientes a las clases mas desfavorecidas, peor
inferior a un año con respecto a la población general- alimentadas y con un porcentaje de grasa corporal más bajo,
presentaban promedios más elevados, para el porcentaje de tenían la menopausia a edades más jóvenes (43,6 años) que
grasa corporal, que las clasificadas como grupo de pubertad las socialmente más acomodadas, que llegaron a tal situación
tardía, o sea, las que tuvieron su primera regla con un año fisiológica a los 47,3 años de media. Evidentemente, el
de retraso en relación a la media (tabla V.6). panículo adiposo es fuente para la síntesis de estrógenos
extraováricos por lo que, cuando el componente graso es
Tabla V.6. Componente graso según la edad de menarquia(*). deficitario a consecuencia de la nutrición insuficiente, se
edad pubertad % grasa corporal
provoca el acortamiento del período fértil, hecho que
11 . precoz 17,62 indirectamente va en detrimento de la longevidad femenina
11 media+ tardía 12,80 (Botella 1990). Según la recopilación llevada a cabo por
Frisch (1984), se conoce que la grasa corporal convierte los
12 precoz 17,97 andrógenos en estrógenos; si bien es verdad que la cantidad
12 media+ tardía 12,66 convertida supone tan sólo un tercio de los estrógenos
circulantes en la sangre de una mujer en etapa fértil. Esto
13 precoz 14,97 explica la aparición de ciertos caracteres feminoides en
13 media+ tardía 12,06
jóvenes y hombres adultos obesos. Según el mencionado
14 precoz 15,55
autor, la grasa corporal no sólo incide en la producción
14 media 15,21 cuantitativa de estrógenos, sino también en la calidad de los
14 tardía 12,39 mismos. La conversión de andrógenos en una forma
pubertad preeoz = menarquia inferior a un año con relación a la media poblacional. «potente» o «no potente» de estrógenos, depende del grado
pubertad media = menarquia  1 año con relación a la edad promedio en la población. de obesidad de la persona; efectivamente, las adolescentes
pubertad lardia = menarquia superior a un año en relación a la media poblacional. anoréxicas pueden presentar niveles elevados de estrógeno s
*la edad media de menarquia en la población madrileña estudiada fue de 13,111
inactivos, mientras que las mujeres obesas presentan niveles
Datos procedentes de Marrodán (1983) altos de las formas estrogénicas más activas o potentes. El
dimorfismo sexual, que se agudiza a partir de la
La menopausia es otro evento biológico susceptible a las adolescencia, no solo se relaciona con el porcentaje de grasa
influencias nutricionales y dependiente de la composición total del individuo, sino también con la distribución de los
corporal que, a su vez, es un reflejo de las mismas. El depósitos lipídicos. Datos de Vogue el al. (1984) demuestran
estado nutricional evaluado a través de parámetros que los andrógenos actúan deprimiendo el número de
morfofisiológicos -como el índice de masa corporal, el adipocitos en la mitad inferior del cuerpo, mientras que los
grosor del panículo adiposo tricipital o el porcentaje de estrógenos incrementan su número en la misma zona; por su
grasa- está significativamente relacionado con la variación parte, el cortisol aumenta el volumen de dichas células en la
en la edad a la que se interrumpen las reglas; así lo otra mitad corporal. Como se observa gráficamente en la
demostró un estudio a nivel nacional realizado, en Estados figura V.5, la línea horizontal que define el plano de
Unidos, por Mc Mahon et al. (1966), cuyos resultados obesidad diferencial en el hombre y la mujer se sitúa entre la
pusieron de manifiesto que las mujeres con un pliegue cuarta y quinta vértebra lumbar. Como veremos con más
graso tricipital inferior a 3,1 mm en promedio, habían detalle en el siguiente capítulo, el perfil etiológico de la
tenido la menopausia a los 48,95 años; en cambio, en las distribución grasa de tipo andrógina y feminoide es distinto,
mujeres con un pliegue superior a 5,5 mm, se producía a así como su grado de morbilidad.
una edad, más avanzada, que se cuantificó en 50,55 años.

Una investigación llevada a cabo por Armstrong el al.

(1981) sobre una muestra de mujeres post-menopáusicas,
que estaban sometidas a un régimen lacto-ovo-vegetariano
desde su juventud, concluyó que la menopausia en este
grupo había sido más precoz -a una edad promedio de 44,7
años- que en la población general omnívora, de similar
composición genética, en la que se estableció a los 50,01
años; este hecho se tomó como una prueba de la influencia
que la dieta, y en particular el contenido proteico, tenía
sobre el climaterio femenino. Los estudios sobre
menopausia en países de escaso desarrollo, donde la
malnutrición subclínica es frecuente, reportan en general
edades de menopausia más bajas que las poblaciones
occidentales (Singal el al. 1981). Pero además, incluso en
las regiones más «pobres», existen diferencias entre los
Figura V.5. Línea horizontal que define el tipo de acúmulo graso
característico del sexo masculino y femenino.

Cabría preguntarse finalmente, en qué medida el factor

racial influye, junto a la edad y el sexo, en la determinación
del perfil somático individual, en 10 que a la composición
corporal se refiere; para aclarar esta última cuestión,
traemos a colación los trabajos de Mueller "(1982)y de
Baumgarter el al. (1986). Ambos estudios se basan en el
análisis estadístico de componentes principales, en el que se
cuantifica matemáticamente el peso relativo de distintos
factores, sobre el modelo de distribución de la grasa
subcutánea. En las dos experiencias, la edad de los sujetos
muestreados era homogénea, por 10 que la variabilidad
ontogénica se manifestaba principalmente, a través del
estado de maduración puberal. La etnicidad o raza explica,
tan sólo, un 5% de la varianza total, mientras que el sexo
explica entre el 10 y el 15%, con 10 que se demuestra que
la composición racial contribuye, en menor proporción que
el sexo, a las diferencias en el patrón de reparto de los Figura V.6. Influencia de distintos factores en la distribución del patrón de
depósitos grasos (figura V.6). grasa corporal

6. Variación con la actividad física
Entre los factores responsables de variabilidad en la
composición corporal, no podemos olvidar la actividad
física. La práctica regular de ejercicio incrementa el
contenido mineral y la densidad del hueso y, a su vez, las
personas que realizan una
carga de trabajo físico sistemático, en el caso de estar bien
nutridas, se distinguen por poseer un superior desarrollo de
la masa magra, con detrimento de la grasa. Esta aseveración
se comprueba fácilmente al estudiar individuos que practican
diversas modalidades deportivas; sobre todo entre los
deportistas de élite, el grado de adiposidad es
significativamente inferior, al que posee la población general
del mismo sexo y rango de edad. Desde luego, los atletas
pueden considerarse como un colectivo de estudio
especialmente interesante, puesto que su morfología y
 composición corporal es el resultado de la combinación de mínimos y máximos del B.M.I o Índice de Masa Corporal
dos factores; por un lado, de la modificación debida al para adultos de ambos sexos (Crawford 1991).
entrenamiento prolongado y, por otro, a la selección del
genotipo más adecuado, para alcanzar el éxito deportivo en Tabla V.8. Peso ideal e índice de masa corporal (B.M.I) (según el
una determinada especialidad. Wilmore publicó en 1983 criterio de la Metropolitan Life Insurance)
HOMBRES MUJERES
una serie de valores de referencia, sobre el porcentaje de
grasa ideal, en individuos sedentarios y en diferentes Peso Peso BMI BMI Peso Peso BMI BMI
Talla Talla
min. máx. min. máx. min. máx. min. máx.
grupos de deportistas.
155,5 58,3 68,3 24,1 28,2 145,5 46,4 59,8 21,9 28,2
Tabla V.7. Clasificaciónsegún el porcentaje de grasa en 160,5 60,0 7Ll 23,3 27,6 150,5 47,4 62,4 20,9 27,5
poblacióngeneral y en diferentes tipos de deportista 165,5 61,8 74,7 22,6 27,3 155,5 49,3 65,3 20,4 27,0
170,5 63,6 78,2 21,9 26,9 160,5 51,9 68,8 20,1 26,7
Individuos sedentarios Deportistas 175,5 65,4 81,8 21,2 26,6 165,5 54,6 72,4 19,9 26,4
180,5 67,7 85,4 20,8 26,2 170,5 57,3 75,9 19,7 26,1
Clasificación Varones Mujeres
Modalidad Varones Mujeres 185,5 70,3 89,4 20,4 26,0 175,5 60,0 78,6 19,5 25,5
Corredores 190,5 73,5 93,9 20,3 25,9 180,5 62,6 81,2 19,2 24,9
<8 4-9
Delgados < 15 de fondo 6-15
Óptimos 8-15 15-20 Luchadores 4-10 __
Ligero
Otro criterio muy divulgado, es estimar el peso ideal a partir
sobrepeso 16-20 21-25 Gimnastas 4-10 10-17 de la estatura del sujeto, expresada en cm, de acuerdo a la
siguiente fórmula:
Sobrepeso 21-24 25-32 Culturistas 6-10 10-17
Obesos >25 >32 Nadadores 5-1 1 14-24
Baloncesto 7-11
Peso Ideal = [Talla (cm) - 100] - 10% de esa cifra
18-27
Remo 11-15 18-24
Tenis 14-17 19-22 Aplicando a un caso práctico: supongamos un individuo que
Datos procedentes de Wilmore (1983)
midiera 175 cm
Como recoge la tabla V.7, el porcentaje de grasa varía
también, de manera apreciable, en función de los Peso Ideal = [175 - 100] - 7.5 = 67.5
requerimientos metabólicos asociados al tipo de ejercicio
realizado. En cuanto a los valores que ofrece para Ni que decir tiene que este criterio es, en nuestra opinión,
población general son, en nuestra opinión, algo bajos, sobre extremadamente inadecuado al no tener presente ni siquiera
todo para el sexo femenino pues, como hemos comprobado la variable del dimorfismo sexual. Sin embargo autores
en uno de nuestros trabajos (Prado et al. 1992), el normal como Pato el al. (1977) lo han empleado, incluso para llegar
mantenimiento de la menstruación requiere un porcentaje a una clasificación de los tipos de obesidad, de modo que al
graso cercano al 20%. De hecho, muchas atletas que en comparar el peso real con el ideal así obtenido y según el
períodos de entrenamiento bajan esta proporción de grasa porcentaje en que el peso real supera al teórico, se establecen
corporal, con frecuencia padecen ciclos irregulares, los siguientes grados de obesidad:
menstruaciones anovulatorias y amenorreas.
entre 10%-15%: sobrepeso
7. Criterios de peso ideal entre 6%-20%: obesidad moderada
Basándonos en todas las consideraciones previas y entre-21%-40%: obesidad grave
habiendo discutido los diferentes aspectos que determinan 40%:obesidad extrema
la composición corporal en el ser humano, diremos que es
dificil y arriesgado referirse al concepto de «peso ideal». Según esta clasificación, si el individuo del ejemplo anterior
Para empezar, cualquier estima de peso para la talla, debe pesara 83 kg:
contemplarse en el rango de variabilidad que corresponde a
una población con un sustrato genético determinado y, al peso real - peso teórico = 83 - 67.5 = 15.5 kg
mismo tiempo, debe tener en cuenta la edad, el sexo y la
actividad desarrollada por el individuo. Circulan, en supera el P.I. en un 18%, luego se clasificaría como obeso
revistas no especializadas y en la propaganda de las clínicas moderado.
de adelgazamiento, algunas tablas de peso ideal que pueden
provocar alarmas innecesarias y peligrosas, sobre todo Volvemos de nuevo a hacer hincapié, en la inexactitud de
entre la población juvenil y adolescente. Otras tablas de este criterio, puesto que el sobrepeso no es indicativo por sí
referencia de uso muy extendido, son las publicadas por la mismo de obesidad; el individuo del ejemplo podría ser
Metropolitan Life Insurance, que nosotros reproducimos en perfectamente un deportista de alto rendimiento en
la tabla V.8, pues a pesar de tener sus limitaciones -al estar modalidades como el culturismo, el lanzamiento de peso o la
basadas en una muestra de población estadounidense- son halterofilia, con una muscularidad muy desarrollada, que
útiles al menos para las poblaciones occidentales. En las elevase su peso magro y por ende su peso total; sin embargo
mismas, para una estatura determinada, aparecen los su cantidad de grasa, que es lo que verdaderamente define la
márgenes de seguridad ponderal, así como los valores patología de la obesidad, podría ser muy reducida.

Otros criterios de peso ideal, no se refieren exclusivamente
al peso que conviene para una estatura dada, sino que
tienen en cuenta la composición corporal; entre estos
métodos, de mayor validez que los anteriores, se encuentra
el descrito por Behnke et al. (1974), según el cual el peso
ideal, en adultos de ambos sexos, viene definido por las
expresiones siguientes:
Varones: Peso Ideal = Peso Magro /0.82
Mujeres: Peso Ideal = Peso Magro / 0.88
Siendo el Peso Magro = Peso Corporal Total Graso Peso
Magro = Masa Magra en kg
Peso Graso = Masa Grasa en kg - Peso Graso
En todo caso, la estimación del peso ideal tiene siempre una
validez relativa y, desde luego, nunca puede definirse por
una cifra exacta, sino en todo caso situarse entre unos
límites más o menos amplios, que corresponden a la
variabilidad normal del grupo poblacional al que por
procedencia, actividad y sexo pertenezca el sujeto
analizado.
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