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Aproximación Al Léxico Político de Las Élites Rioplatenses
Aproximación Al Léxico Político de Las Élites Rioplatenses
Introducción
El tema abordado resulta un ejemplo que permite ilustrar los aportes de la lingüística al
campo de estudio enunciado por medio de la aplicación de un método conceptualizante1, y del
enfoque histórico semántico que de su aplicación se deriva.
Consideramos que el encuadre de la coyuntura 3 elegida por nosotros permite una tarea
hermenéutica que otorga mayor objetividad a su estudio permitiendo un contacto más vívido con la
circunstancia y sus protagonistas.
La primera porque, en tanto coincidente con la creación del Directorio y la inmediata caída
de Napoleón, supone la gestación de iniciativas político-institucionales que evidencian una
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orientación conservadora abiertamente contrastante con los tres primeros años revolucionarios, en
donde el fervor militante hacía de la República sinónimo de la libertad, y de la Monarquía el
ejemplo más deleznable de la tiranía, o de su equivalente semántico y más moderno: el
despotismo4.
El debate sobre la forma de gobierno se agitará con más fuerza entre 1816 y febrero de
1820. Luego de la conmoción de ese año retoma su intensidad durante las sesiones del Congreso
Constituyente de 1824-1827. Este último año supone la disolución por segunda vez del gobierno
nacional, y la misma arrastra una crisis que se prolonga hasta concluir el año '29, advirtiéndose
que el vocabulario político se carga de importantes innovaciones semánticas que, con distinto
grado e intensidad, invalidarán algunos de los argumentos teóricos confrontados entre 1814 y
1827.
El vocabulario liberal e ilustrado que había envilecido unas voces y ennoblecido otras, en-
contrará en Indias un ámbito fértil que profundizará los cambios.
Si bien la vastedad del vocabulario político nos obliga a escoger determinados 'campos
léxicos'6 que atendiendo a su significación, refieren a Sistema Representativo y a sus modalidades
-Monarquía Constitucional y República-, la selección permite no sólo aproximarnos a las re-
presentaciones que las élites hacían de su realidad, sino también, reflexionar sobre el amplio
campo que se visualiza abierto para la investigación de nuestra área, desde una perspectiva
conceptualizante aplicada al análisis del discurso.
Sistema Representativo.
Tanto el editor del periódico La Crónica Argentina (1816-1817), Vicente Pazos Silva,
como el diario de sesiones del Congreso Constituyente de 1824-1827, indican que los atributos
nucleares del Sistema representativo se asientan en "tres grandes descubrimientos" relacionados
con el nacimiento del auténtico sistema electivo a través de "asambleas representativas del
pueblo, en vez de las colectivas y de las tumultuarias; la separación y deslinde de los tres poderes,
legislativo, ejecutivo y judiciario; y la balanza con que deben contrapesarse las Cámaras
legislativas8."
Si bien asomará en Francia, como lo demuestra la Constitución de 1791, será sobre todo
en los Estados Unidos, como herederos de la tradición británica desligados además de todo
antecedente feudal, donde el Sistema Representativo podrá desenvolverse bajo menores
presiones.
liberalismo político, como también a otros en los que se advierte un acentuado eclecticismo.
Vale aclarar que si bien el paradigma británico surgía de una concepción historicista, no
era considerado como tal, habida cuenta de la versión idealizada que plasmó Montesquieu y que
luego modificó Benjamín Constant.
Sistema Representativo resulta el eje de un vasto campo léxico que recepta el valor
cívico de la virtud, el cual servía para idealizar -ya de manera académica durante el Barroco- a las
antiguas repúblicas de Grecia y de Roma.15
En relación con la virtud , esta supone "el amor a la patria", o como apunta el padre
Castañeda, el "espíritu público"29. Pero la ética capitalista y su consecuente criterio de raciona-
lismo utilitario extenderá el alcance de lo virtuoso hacia la 'felicidad', el 'espíritu industrioso', el
'progreso', convertidos en pilares del nuevo concepto de dignidad moral30.
Gobierno de la "buena causa", de la "verdad" 31, aquél donde impera "la razón y la
justicia"32; he aquí otras expresiones que de manera alguna agotan el campo léxico de la
categoría Sistema Representativo.
MONARQUÍA CONSTITUCIONAL
Tal el régimen gubernativo que concitó la atención de buena parte de las minorías
reflexivas rioplatenses sobre todo desde la reunión del Congreso en Tucumán que, además de la
declaración de la independencia, perseguía definir la forma de gobierno para las Provincias
Unidas en Sud-América.
Dentro del nuevo marco ideológico liberal e ilustrado y en el 'campo léxico' Monarquía
Constitucional se incluían tanto las expresiones más cercanas al concepto monárquico como
aquellas que suponían una ficción de Monarquía.
Consideramos conveniente estas precisiones pues los modelos teóricos que surgen
dentro de la modalidad genéricamente denominada Monarquía Constitucional difieren
abiertamente en tanto responden a una mentalidad social para nada homogénea. Si bien, en la
época, Monarquía Constitucional o temperada servía para designar a cualquiera de los modelos,
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Tanto para caracterizar a uno como otro 'tipo', resultan apropiadas las acotaciones de
Julián S. de Agüero y Tomás Manuel de Anchorena.
El primero explica que "todos los gobiernos que son Monarquías moderadas tienen
mucho de republicano, porque todo lo que tienen de representativo sus Cámaras es de
República.36" Anchorena acota que existe Monarquía Constitucional cuando rige una Constitución
liberal37.
Además se advierte también una necesidad de demostrar que aquello que aleja a la
modalidad llamada República de la Monarquía Constitucional, carece de relevancia; más aún, que
entre ambas ya no pueden establecerse diferencias significativas, en tanto la forma de gobierno no
es sino una: el Sistema Representativo39.
Dentro del segundo momento de la secuencia elegida asoma con frecuencia y, a manera
de estereotipo léxico, tanto en detractores como apologistas de la modalidad monárquica, la voz
monarquía como sinónimo de Monarquía Absoluta. Incluso quienes estiman inconveniente una
salida monárquico-constitucional para la región rioplatense no extienden la crítica al modelo teórico
Monarquía Constitucional, menos aún tratándose del paradigma británico.
El campo léxico de la Monarquía Temperada es inseparable de ciertos conceptos, a
saber: imperium, maiestas, auctoritas, potestas e summa potestas que se refieren todos a
uno solo de los dos sujetos de la relación, el que está más arriba y que es por ello el sujeto activo
verdadero de la relación; el otro se trata como sujeto pasivo, la materia respecto a la forma:
formante40.
del orden y de la unión 43; territorio extenso44; principio del honor45; centro de unidad (une lo diver-
so)46; carácter tradicional o popular47; poder mítico-simbólico48; paz y orden49; "Forma de gobierno
pronta, segura y de bases permanentes" (San Martín)50; dinastía; carácter sagrado; poder
carismático51; autoridad de la Nobleza y de la Iglesia (constituyen "el origen de la Monarquía" (F.de
P.Castañeda)52; Gobierno racional53.
De interés resultan las consideraciones que efectúa Santiago Madison (uno de los
difusores de la Constitución de los EE.UU. a través del periódico El Federalista) en torno a las
dificultades que ofrecía conceptualizar la voz federal fuera del marco estricto de su etimología.
Sus reflexiones creemos resultan de interés en tanto lo apuntado por el autor es aplicable a lo
ocurrido con otras voces, habida cuenta de los cambios léxicos y semánticos producidos en el
siglo XVIII, trasunto del cambio ideológico operado. Vaguedad conceptual acentuada en la medida
que una misma voz sirviera para aludir a objetos de naturaleza diferentes.
"Las palabras sirven para expresar ideas; por tanto, la lucidez exige no sólo que las ideas
se conciban con claridad, sino que se expresen con palabras distintas y exclusivamente
apropiadas a ellas."
Acota luego: "Ningún idioma es lo bastante rico para proporcionar palabras y locuciones
para cada idea completa, ni tan completo que no incluya muchas equivocadamente denotativas de
distintos conceptos. De ahí que, por muy exactamente que se diferencien en sí mismos los
objetos y por mucha que sea la precisión con que se piense en esa diferencia, su definición puede
resultar inexacta por la inexactitud de los términos que exprese. Y esta inevitable inexactitud
puede ser mayor o menor según la complejidad y la novedad de los objetos definidos."
Durante la secuencia comprendida entre 1814 y febrero de 1820, resultan aisladas las
voces que reivindican el régimen que se traduce en la ecuación REPÚBLICA-DEMOCRACIA-
FEDERACIÓN, constituyendo una importante excepción los editoriales del periódico La Crónica
Argentina que dirige Vicente Pazos Silva.
Lo cierto es que la citada ecuación conmoverá no sólo a las élites rioplatenses, sino que
será motivo de preocupación para
las cancillerías europeas, tanto de España como de sus colegas de la Santa Alianza.
República; para ello procedió a expurgarla de la contaminante Democracia, pues ésta ha dado
"siempre el espectáculo de su turbulencia y sus pugnas.59"
Cuando a partir de febrero de 1820 vayan tomando cuerpo las dos propuestas de
organización espacial del futuro Estado en torno al Sistema de Unidad o de Federación, se
advertirá que, en tanto los defensores de la unidad no olvidarán asociar Democracia a Federación
para estigmatizar a esta última; los prosélitos de la Federación sólo ocasionalmente efectuarán
consideraciones teóricas sobre la voz Democracia, generalmente forzados por las acusaciones de
sus oponentes.
Como apunta Pazos Silva en 1816, Democracia era "expresión de moda para acriminar y
rebajar. "
60
Neutro.
La re-presentación del campo léxico República federal incluirá para sus apologistas:
los atributos propios del Sistema Representativo; la soberanía popular y preeminencia del
principio democrático65; americanismo66; Gobierno paternal o vigoroso 67.
CONSIDERACIÓN FINAL
Hasta aquí creemos haber demostrado las posibilidades ofrecidas por un método que, en
tanto conceptualizante, nos acerca la dimensión ontológica de la cosa estudiada, evitando las
generalizaciones seductoras y subrayando el alcance semántico de un léxico marcado por la
singular realidad rioplatense.
Escoger el método conceptualizante significa transitar por un terreno sinuoso, sobre todo
al tratar de objetivar las re-presentaciones que las élites rioplatenses hacían de las ideas e
instituciones políticas. Sin embargo, el enfoque a través del lenguaje se nos imponía como la
mejor "estrategia de exploración", no obstante coincidir con Jean Baudrillard que "el lenguaje
teórico es extremadamente maleable68."
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NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
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1. El Planteo
Al estudiar dentro del proceso independentista rioplatense -en el marco más amplio de la
emancipación iberoamericana-, con una perspectiva conceptualizante, el problema de la gestación
de las formas de gobierno resultante de la crisis del Imperio español, asistimos, más que al intento
de trasvasar modelos teóricos absolutos impuestos por el siglo ilustrado, a la elaboración de
proyectos de sociedad que, si bien operan sobre el prestigio de un "ideal-tipo" consagrado por la
teoría, sufren variaciones que conforman un modelo de naturaleza singular.
¿Sobre qué marcos de referencia institucional operaban las élites reflexivas rioplatenses?.
Al introducir como elemento vertebrador el principio de la división del poder, que deposita
la soberanía en la representación, deja al monarca como entidad irresponsable, neutra, según
palabras de Constant, porque el Poder Ejecutivo propiamente dicho recaerá en un Gabinete
responsable ante la autoridad de las Cámaras. Es decir, poder residuario del monarca y
omnipotencia legislativa.
Este paradigma se estructura sobre un 'concepto físico' del poder político, que determina
la desacralización del mismo, en tanto expresión laica, mecanicista e individualista del mundo.
definición.
Quienes con mayor o menor fidelidad adherían al ideario liberal e ilustrado, al nuevo clima
ideológico, identificarían legitimismo con Monarquía Absoluta, que el discurso político calificaría
de Gobierno despótico.
2. Consideraciones generales
Frente a una realidad continental europea que observa con recelo esta nueva forma de
gobierno, de la cual extrae cuidadosamente alguno de sus mecanismos de gobierno, importantes
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sectores de las élites ilustradas rioplatenses recurren al paradigma que la literatura política liberal
difundía72, y lo vuelcan en los documentos mencionados.
Bernardino Rivadavia, que buscaba "difundir obras que expusieran la ideología liberal",
encargó al deán Gregorio Funes la traducción de la obra Ensayo sobre las garantías
individuales, escrita en 1818 por el publicista francés Pedro C. F. Daunou, autor que se ocupó de
demostrar las cualidades que deben adornar a una sociedad que aspire a vivir bajo un Sistema
Representativo.
medida, por el carácter admonitorio de muchos pasajes del texto, sumamente indicados para los
fines perseguidos por la administración gobernante en Buenos Aires.
Por otra parte, obraba a manera de espejo en el cual las minorías reflexivas podían
admirar su imagen, por cierto de notable fidelidad.
Explica Daunou que "lo que importa a cada cual es estar bien representado y bien
gobernado: porque sólo bajo estas dos condiciones puede en efecto gozar de las garantías
individuales."
Para ello se requiere desinterés y no pretender por "disposición general" del ánimo a ser
gobernador o empleado de los que gobiernan. Si ello se diera, es necesario "renunciar el
pensamiento de establecer alguna vez entre ellos un sistema representativo, un gobierno y
garantías individuales."
Resulta fundamental para afianzar un Gobierno limitado, que la "masa de los gobernados"
persevere en el mantenimiento de"las garantías individuales, y [del] sistema representativo
instituido para defenderlas."81
La secuencia elegida para el estudio de los planteos teóricos sobre las formas de gobierno
nos conduce a analizar en primer lugar la categoría Sistema Representativo, porque ocupa el
mayor espacio del debate político en la medida que es abarcativo de otras.
Respecto del enfoque conceptualizante que guía nuestra investigación, éste persigue
apresar la re-presentación que las minorías reflexivas se hacían de las distintas categorías
políticas, lo cual develará la compleja trama que se oculta detrás de una aparente homogeneidad
léxica, procurando evitar reduccionismos que enturbiarían el problema abordado.
3. Concepto
En este sentido, podemos leer en el mismo proyecto constitucional antes citado, -después
de ponderar el buen sistema constitucional de Gran Bretaña y de América del Norte-, que
"solamente las FORMAS MIXTAS convienen a las sociedades; porque, separando los vicios de
cada una, acumulan las bondades de todas"86.
Los términos de la 4ta. condición denotan la poca distancia que, dentro del Sistema
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Representativo existe -cuando de naturaleza y estructura de Gobierno Mixto se habla- entre una
modalidad absolutamente electiva y otra que privilegie el componente hereditario.
Este examen -de rigor por tratarse de arquetipos constitucionales- se confunde dentro del
discurso con menciones que se alejan de los arquetipos indicados, por ejemplo, cuando se toma
como referencia la Constitución de Cádiz de 1812 o la Carta francesa de 1814.
Similares expresiones vierte Julián S. de Agüero, pues "todos los gobiernos que son
monarquías moderadas tienen mucho de republicano, porque todo lo que tienen de representativo
sus Cámaras es de República."90
Tres son las condiciones básicas bajo las cuales funciona el Sistema Representativo:
división del poder; elección; publicidad.
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En la sesión del Congreso Constituyente del 21 de agosto de 1818 "se dijo" que el
"sistema de representación pertenece exclusivamente a los pueblos libres, y no es otra cosa que
una sustitución de las reuniones en masa que hacían los pueblos libres de la Antigüedad para
deliberar en los asuntos de utilidad común."91
Por otra parte, como dice J. Valentín Gómez, todo Gobierno Libre se levanta sobre dos
principios fundamentales: "independencia de los poderes y posible independencia y armonía entre
estos mismos poderes."92
Entendemos por 'naturaleza' aquello "que tiene un modo de ser que le es propio", es
decir, lo que define a un objeto como tal.94
"La 'modalidad' -siguiendo a Nicolai Hartmann- resulta ser la expresión de los modos de
ser -sentido ontológico-. Los modos son la posibilidad, la realidad y la necesidad.95"
Empleamos la voz 'modelo' -entiéndase 'modelo teórico'- en relación con las modalidades
que, dentro de la forma de gobierno llamada Sistema Representativo, difieren de aquellas
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Los 'modelos teóricos' diferirán del 'arquetipo' por su 'estructura', voz esta última
relacionada "con los significados de los términos 'forma', 'configuración', 'trama', 'conexión' (o
'interconexión')". "Los componentes de una estructura se hallan interrelacionados; cada
componente está relacionado con los demás y con la totalidad."98
El Gráfico Nro. 2 reproduce los modelos locales: Constituciones de 1819 y 1826 y Ley
Fundamental de 1825. Se dejó de lado el Reglamento Provisorio de 1817, pues su contenido
fue recogido, en lo sustancial, por la Constitución de 1819.
Como lo anticipamos, los gráficos buscan reflejar la re-presentación que del Sistema
Representativo tuvieron las minorías reflexivas rioplatenses. Sólo por razones metodológicas
introduciremos la distinción siguiente: Sistema Representativo Ortodoxo y Sistema
Representativo Imperfecto.
La distinción atiende a las diferencias que se observan en los modelos y que en muchos
casos son señaladas en la época.
Gobierno Mixto es el que ofrecen también los Estados Unidos de América del Norte.
Los Poderes Ejecutivo y Legislativo (todos electivos), encarnan los mismos principios que
en el modelo anterior, pero el equilibrio del Sistema lo garantiza el Poder Judicial.
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Como el poder efectivo en una u otra modalidad del Sistema Representativo reside en los
representantes del pueblo, la naturaleza del Sistema será republicana.
El Gráfico Nro. 1 ofrece otras modalidades dentro del Sistema representativo, cuya
composición resultará de compromisos entre sectores liberales y tradicionalistas.
Unidos de América del Norte en 1777, del que sólo se conservó lo sustancial.
A diferencia del Acta Confederal de los Estados de América del Norte, que depositaba la
conducción de los asuntos exteriores en un Congreso, lo hace en un Poder Ejecutivo provisorio
-residente en la Provincia de Buenos Aires- con poderes sumamente limitados a cargo de una
figura con el título de gobernador.
La eliminación del Senado estamentario producía un doble efecto: por un lado le quita
protagonismo efectivo al principio aristocrático, al perder el Senado el vigor y poder de decisión
que, por su naturaleza, proporcionan las organizaciones corporativas. La tarea posterior consistirá
en reestructurarlo sobre otras bases. Por otro, en tanto los estamentos son exponentes de las
distintas clases sociales, se obstruye el puente que acercaba los intereses sectoriales operantes
en cada una de las Provincias.
sus representados -base del Sistema Representativo Ortodoxo-. Éstos representan los intereses
de la Nación y no los de sus respectivas Provincias.
Si bien los autores de la Constitución de 1826 diseñan el Poder Judicial sobre la base del
texto estadounidense, no hacen de éste el eje del sistema, como lo es en la Constitución de 1787.
Como en el paradigma de Gobierno Mixto británico, el principio aristocrático dará el tono a la
Constitución. Desaparecido el Senado estamentario se busca fortalecer dicho principio avanzando
sobre la Cámara de Diputados, debilitando el principio democrático de que se nutre. La
Sección 2da. (De la Ciudadanía) obraba en esa dirección.
Es decir, la nueva Constitución buscaba dar al principio aristocrático una base mas
extensa y segura que la que en apariencia ofrecía el texto de 1819, al tiempo que acercarse a una
forma más ortodoxa de Sistema Representativo.
La jefatura del Estado la ejercía un ciudadano con el titulo de Presidente, con atribuciones
más amplias que su par de América del Norte y muy cercano al modelo bolivariano, aunque el
cargo no era vitalicio.
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Recordemos que una ecuación que resultaba de relacionar Espacio con Forma de
Gobierno, establecía con carácter de axioma: Territorio muy Extenso y Gobierno Centralizado
asociado a Centralización espacial absoluta o limitada producía Gobierno Despótico.
Éste busca ser mixto, desde varios ángulos: por la combinación del paradigma británico y
norteamericano; por la armonización de los principios monárquico, aristocrático y democrático; por
cierta concesión hacia la descentralización espacial, sin llegar a la estructura federal.
La forma de administración federal, como toda forma simple, era considerada por los
miembros de la Comisión de Negocios Constitucionales como expresión de Democracia directa o
tumultuaria; débil, además, por su estructura.
Sólo en los Estados Unidos de América del Norte había resultado ser, hasta el momento,
una experiencia viable, pero, en rigor, tampoco allí se trataba de un régimen puramente federal.
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Era necesario recordar que ninguna forma simple resultaba conveniente; "solamente las
formas mixtas convienen a las sociedades modernas, porque separando los vicios de cada una
acumulan las bondades de todas. Así todo gobierno que degenere demasiado en una forma
simple es peligroso [...]. Tal sería el [caso] de la Federación en las circunstancias de despoblación"
en que se encontraban las provincias101.
Pero el temor al federalismo dispersivo -que aludía a las banderas levantadas por los
caudillos-no impidió a la Comisión contemplar la necesidad de otorgar cierto poder de decisión a
las provincias, a través de Consejos de Administración que velen por la "particular felicidad" de
cada provincia. "Elegidos popularmente en un número suficiente los vocales [...] podrán ejercer el
derecho de representar [ante el] presidente [o ante el mismo] congreso, cuanto consideren
conducente al bien de su provincia".103 En síntesis, descentralización espacial de carácter
municipal como lo supone el paradigma británico.
Como apunta el diputado Manuel A. de Castro, "esto es lo que tiene de ventajosa nuestra
Constitución, aún con respecto a la de los Estados Unidos, porque aunque niegue el voto a los
ministros no les niega la facultad de discutir las materias, y de este modo quedan deslindados los
poderes." De este modo se consulta a "la armonía y la comunicación" de los poderes.107
Respecto del Proyecto esbozado por José Agrelo desde las páginas de El
Independiente, referiremos a él en el acápite 8 ("Sistema Representativo y Cabildo"), en tanto la
institución capitular se convierte en eje regulador del sistema: como el rey en el paradigma
británico constituye la tercera parte del Poder Legislativo.
En tanto, afirma, exista una "necesidad general" de lograr "libertad y estabilidad", "el
medio más seguro de lograr una y otra es la Constitución inglesa".
pura o tumultuaria.
La existencia de una sola Cámara rompería el equilibrio que garantiza la Cámara alta y
dejaría al Estado a merced de las luchas entre el Ejecutivo y el Legislativo, con el peligro cierto de
derivar en Despotismo.111
Tomás M. de Anchorena explicaba que no hay despotismo más peligroso que el del
Poder Legislativo112; sería nefasto huir del despotismo de uno solo y caer en el despotismo de
tres o cuatro, apunta el diputado por Corrientes, Francisco Acosta113.
La existencia de una sola Cámara da lugar a la puja de facciones, y es más fácil que una
de ellas la domine como es natural a todo Cuerpo. La sagacidad de los oradores tiene singular
incidencia.
La existencia de dos Cámaras da mayor estabilidad a las leyes, a la vez que amplía su
respetabilidad115.
Por otra parte, si se trata de un Sistema Representativo Ortodoxo sólo cabe que el
representante obre sin ligaduras respecto de sus representados.
Insistimos, se trata aquí de la concepción que responde strictu sensu al ideario liberal-
racionalista (Sistema Representativo Ortodoxo) y que parte del principio, ya consagrado por el
pensador británico Edmund Burke, de que el representante elegido obra en forma independiente
de la voluntad de sus mandantes, pues aún siendo elegido por un determinado distrito, región,
estado, provincia, representa a la "nación" como cuerpo.
En otras palabras, como reza el artículo 3ro. de la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano: "El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación.
Ningún cuerpo ni individuo puede ejercer ninguna autoridad que no emane expresamente de ella."
El depósito de la soberanía en el pueblo hace del representante una figura secundaria con
respecto a la de su mandante. Se convertiría en una especie de plenipotenciario dependiente de
los mandatos imperativos del pueblo, idea ésta que se acerca al concepto de democracia pura o
tumultuaria.
Si se declara la "soberanía de la Nación", sólo existe una voluntad, puesto que la voluntad
de la Nación es la misma de los que están facultados para obrar en su nombre. (v. 1ra. Parte, C.
II).116
En este sentido se expide Manuel A. de Castro, cuando afirma que los diputados, al serlo
de la Nación, obran libres de instrucciones117, mientras que para su opositor ideológico, Ugarteche,
el poder es revocable, pues la soberanía reside en el pueblo que no se desprende de ella118.
Como lo señalaran Juan I. de Gorriti y Manuel A. de Castro, existe Nación, en tanto todos
comparten básicamente una misma cultura, pero no en el sentido de unidad jurídico-político, pues
no se rigen por una misma ley y un mismo gobierno.119
El sistema electoral
Se parte del principio desarrollado por Benjamín Constant de que la igualdad tiene su
límite en la capacidad y, por tanto, un gobierno representativo es el gobierno de la "razón del
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pueblo" y no el de la "voluntad del pueblo" pues, como tal, la voluntad es ciega e irreflexiva.
En este sentido se expedirá Manuel A. de Castro al discutirse el art. 6to., inc. 6. del
Proyecto Constitucional de 1826, que suspendía la ciudadanía a los peones y jornaleros,
pues "¿quién ha dicho que todos deben ejercer el derecho de sufragio?".
No pueden votar quienes no tienen opinión formada, quienes "no tienen 'razón' para
votar". El doméstico a sueldo no tiene posibilidad de elegir libremente pues está en una condición
semejante a la del siervo, de allí que las constituciones "más libres" exigen "libertad en el individuo
que haya de sufragar o ejercer algún derecho comicial". Extender a tanto la elección destruiría el
Sistema Representativo.123
Neutralizada en la teoría liberal la prototípica autoridad animadora del cuerpo social, y con
ella las fuerzas sociales que constituían sus pilares básicos, era prioritario, a su vez, impedir
cualquier radicalización del sistema. Dentro de este contexto teórico -cuya trasposición a
Iberoamérica debía convivir dentro de una situación atípica derivada de su proceso emancipador-
las minorías reflexivas rioplatenses se vieron acuciadas por la necesidad de redefinir el concepto
de lo democrático, según indicamos más arriba.
De esta forma constituía un imperativo categórico alejar aún de la Cámara Baja todo
grupo sospechado de "espartanismo" 126, de ideas demagógicas o despóticas, de actitudes
tumultuarias o de pura democracia, según los sintagmas en boga.
Manuel A. de Castro se preguntaba, en relación con el contenido del art. 6to., inc. 6 del
Proyecto constitucional: "¿Déseme una Constitución por libre y republicana que sea que no pida
en los hombres para la calidad de representantes un haber u oficio, que les de una renta
anual?"127.
La respuesta de la oposición, que estuvo a cargo de Manuel Dorrego, advirtió que de una
elección así concebida resultaría el dominio de la aristocracia más terrible cual es la "aristo cracia
de dinero".128
Recuérdese que el admirable País Libre -el más respetuoso de las leyes- que era Gran
¡Error!Marcador no definido.
Pedro F. Sáenz de Cavia, en alusión a las palabras de Castro, afirma que la exclusión de
los peones y domésticos sería natural en un "Estado monárquico absoluto."130
Se fundamentó la propuesta en la "forma mixta" 135 del Proyecto constitucional -variante del
paradigma británico-, teniendo presente la necesidad de encuadrarlo dentro de un modelo
absolutamente electivo, del cual solamente referimos en este apartado lo concerniente al tipo de
representación.
En este sentido, la Constitución de 1819 toma "las principales ventajas de los gobiernos
monárquico, aristocrático y democrático evitando sus abusos" 137. Más aún, para la concepción
racionalista-ilustrada, el sustantivo república se hace adjetivo calificativo que refuerza el carácter
electivo de la estructura del Sistema representativo -de hecho distinguiéndolo del hereditario- pero,
al mismo tiempo, reafirmando que se rescataban de la monarquía principios sustanciales: "la
unidad que da a los planes", la "celeridad de la ejecución"138, el "vigor", la "energía".139
Más allá de motivaciones políticas que hubieran incidido para no encuadrar la categoría
Gobierno mixto dentro de los rótulos ya convencionales y estereotipados para un Sistema
representativo como lo eran República o Monarquía Constitucional, omitiendo la sección Forma
de gobierno del texto constitucional, lo cierto es que la denominación empleada resulta de
absoluta ortodoxia teórica.
Tal como surge del Manifiesto que acompaña la Constitución, los autores del Proyecto
constitucional demostraron al no modificar la denominación que eran coherentes con la modalidad
adoptada.
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Si el Gobierno responde a una estructura mixta, imponer otro nombre importaba socavar
la arquitectura del modelo.
Los catecismos explicativos de la época son harto ilustrativos en este sentido. En uno de
ellos leemos que a la pregunta: "¿No es el Rey el Soberano?" se responde: "El rey es un
ciudadano como los demás, que recibe su autoridad de la Nación."141
Veamos cómo interpretaba Fernando VII, en el Real Decreto de 1814, el modelo teórico
de la Constitución de Cádiz, al fundamentar las razones de su suspensión: "Toda la forma de la
antigua Constitución de la Monarquía se innovó; y copiando los principios revolucionarios y
democráticos de la Constitución francesa de 1791 [...] se sancionaron no leyes fundamentales de
una Monarquía moderada, sino las de un Gobierno popular, con un Jefe o Magistrado, mero
ejecutor delegado, que no Rey, aunque allí se le de ese nombre"142.
Por otra parte, importa recordar el cambio acelerado que desde el siglo XVIII viene
afectando a los lexemas políticos. Muchos de ellos, en una realidad enteramente nueva como la
iberoamericana, sufrirán a su vez metamorfosis profundas.
¡Error!Marcador no definido.
Los autores del Proyecto constitucional pusieron cuidadosa atención en los aspectos
sociológicos y culturales de los Pueblos, explicando que en el país éstos estaban habituados a
reconocer y respetar ciertas clases que poseen fueros e inmunidades, de allí que el Congreso no
haya querido introducir innovaciones.144
Resulta evidente que la introducción de corporaciones para integrar el Senado iba a ser
objeto de críticas -producida la crisis de 1820- por quienes se alarmaron, dada la amplia
representación que obtenían los Pueblos, al tiempo que se inclinaban hacia formas más ortodoxas
del Sistema representativo, ya que éste excluía específicamente la representación por corporacio-
nes o estamentos.
Las críticas se harían escuchar, aún con más fuerza, por quienes daban preeminencia a
los principios democráticos sobre los aristocráticos, identificados fundamentalmente con los
llamados "federales".
En última instancia una Constitución para un Pueblo libre, esto es, en donde existe un
régimen representativo, es el "pacto social que determina la forma de gobierno" de un Estado,
"asegura la libertad del ciudadano y abre los cimientos del reposo publico." 145 Ella no puede ser
efímera, y lo sería si se desconoce la realidad social, sería "incurrir en la temeridad de algunos
legisladores", que dejándose llevar "por sistemas especulativos" buscan igualarlo todo
desconociendo las jerarquías que hacen a la naturaleza de las cosas y constituyen el basamento
de una sociedad. De allí que se haya pensado en un Senado que abra las puertas "a las clases y
ciudadanos distinguidos." Ellos gozan de rentas que influyen "sobre la clase común o laboriosa";
dependen del Poder Ejecutivo en sus ascensos respectivos que los inclina hacia la autoridad y,
por tanto, permite "balancear y contener la popularidad de la Cámara" de la clase común.146
El Censor- especial énfasis en las referencias que el autor ginebrino hizo del tema "elecciones",
destacando al mismo tiempo el enorme poder de la Cámara de los Comunes -asiento de la
burguesía encumbrada- pues se reserva "la iniciativa en materia de contribuciones, tasas e
impuestos" como se lee en el art. 5to. de la Constitución de 1819 al tratar sobre la misma materia.
Así ha sucedido en "Gran Bretaña quien debe a esta prerrogativa de la Cámara de los Comunes
los [...] progresos de su [...] libertad."147
El tiempo de permanencia en el cargo de los senadores requiere una solución que debe
apartarse del paradigma británico, en tanto la Cámara de los Pares se compone de nobles
temporales y espirituales cuyo cargo es hereditario, y la Constitución de 1819 daba forma al
Senado con figuras prominentes pero que no poseían grado de nobleza.
Asumir la senaduría por elección de sus iguales incluía de hecho un grado de democracia.
Una solución alternativa se encuentra en permitir a los senadores una permanencia más
prolongada en sus funciones (12 años), determinada por "la experiencia de sus miembros y la
respetabilidad del Cuerpo", pero no se inclinan los constituyentes por "la perpetuidad", pues
sostienen que ello "pone en riesgo la parte democrática de la Constitución" y facilita la corrupción a
la que está tan expuesto el hombre acelerando el movimiento que transita el camino "democracia,
aristocracia, oligarquía y despotismo."148
De los 138 artículos del Proyecto, los 17 correspondientes al Poder Legislativo insumen
más de la mitad de los textos conservados.
La Constitución fue aceptada por todas las Provincias que enviaron representantes al
Congreso, en tanto la misma salvaba fundamentalmente la Religión Católica Apostólica
Romana, no vulneraba la integridad de los Pueblos y reconocía como venerables a las jerarquías
de la Iglesia, del Ejército y del Cabildo.
En el Río de la Plata se asiste a una actitud hasta cierto punto emparentada, donde como
no existe autoridad temporal ni legítima ni estable, a diferencia de lo que ocurre en los países
integrantes de la Santa Alianza o de aquellos que en Europa comparten su ideología, los sectores
sociales 'no reformistas' priorizan la defensa de los valores religiosos mientras -ya como
observadores o como participantes activos- fiscalizan las propuestas institucionales. Pero, en todo
momento, anteponen el protagonismo del culto católico a cualquier otro presupuesto, llámese
independencia política o definición de la forma de gobierno152.
Representativo.153
El ministerio había dispuesto abolir los fueros eclesiástico y militar -ya había sido abolido
el cabildo-, pero comenzando sólo por uno de ellos, pues no "se podían curar [todos] los males a
la vez."155
Creemos conveniente insistir una vez más, en tanto hace a aspectos medulares de
nuestro trabajo, que las expresiones Sistema Representativo Republicano o País Libre no deben
asociarse con la categoría tradicional denominada "República", pues la voz remite al carácter
electivo que es la base del modelo teórico objeto de estudio en este apartado.
Recuérdese que el gobierno mixto británico requiere para serlo de la aristocracia (pares
espirituales y temporales), más aún, la aristocracia es la entidad que garantiza el equilibrio del
régimen, cuyo peligro queda neutralizado en tanto no constituye un dominio excluyente como
cuerpo.
Cuando nos referimos al Poder Legislativo, tanto José Valentín Gómez como Manuel A.
de Castro subrayaron la necesidad de dotar de principios aristocráticos al Cuerpo legislativo como
barrera contra las calamidades de la Democracia directa (v. 1ra. Parte, c.IV, 1. Democracia y
República, y 1.1. Caracterización).
Por tanto, todo Estado en donde se invocara la preeminencia de los principios impuestos
por la Corte de Roma era clasificado como Despótico, fundamentalmente aquél que resistiera
incorporar principios del Sistema Representativo.
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A manera de cuadro comparativo, El Argos clasificará a las naciones según giman "bajo
la ley de los soberanos" -entiéndase déspotas- y "las que florecen bajo la soberanía de las leyes".
Se alinean entre los últimos, por ejemplo, Gran Bretaña, Suecia, Holanda y, entre los
primeros, básicamente Austria y Rusia.
"Todos estos países" mencionados en primer término "que tienen alguna libertad e
independencia [...] son, sin excepción, protestantes [...] y todos aquellos que intrigan y pelean por
aniquilar una y otra obedecen [ciegamente como corresponde] o al patriarca griego, o al sumo
pontífice romano."161
En tanto toda monarquía, para recibir tal nombre, requiere como uno de sus pilares el
brazo religioso, no olvidará hablar de "los frailes díscolos" que se unieron a los "anarquistas"
contra la Administración del momento, como enemigos "de la civilización y de las luces" y aliados
del despotismo164. Al mismo tiempo señala que en Cuyo se oponen al sistema representativo,
junto con los godos, el cabildo y el vulgo.165
Pero, en verdad, la Iglesia es la única que se ocupa de la educación del vulgo 169 y, como
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indica el presbítero J. Valentín Gómez, tiene a su favor la masa de la población 170, considerando
Julián S. de Agüero que la reforma resultó peligrosa aún en las Naciones estables.171
Será común aludir al primer despotismo del clero -refiriendo al gobierno español y su
Imperio de trescientos años- y se llamará segundo despotismo al ejercido por los religiosos que
resisten la reforma eclesiástica.174
Evidentemente las potencias legitimistas tienen como lema la defensa del "Trono y el
Altar" -autoridad no sólo legal sino fundamentalmente legítima-. De allí el nombre de Santa Alianza
con que se ligan176, y que eleva a una instancia trascendente el poder político -metafísica del
poder-177. Intencionalmente, y para descalificarla, se alude a ella con el nombre de liga de
gobiernos despóticos o como Monarquía Absoluta, aunque ésta había llegado agotada al finalizar
el siglo XVIII.
En términos weberianos, tal campo léxico daría forma a un "ideal-tipo", regido siempre por
alguna idea-fuerza. A manera de ejemplo: toda referencia al accionar de la Iglesia católica se
emparentará explícita o tácitamente con el accionar de la Santa Alianza, y la idea-fuerza que
presidirá este accionar será 'conducta despótica o arbitraria'. En torno a ella se conformará un
campo léxico construido sobre la base de un importante bagaje de sinónimos.
El Correo de las Provincias transcribe una carta dirigida a Bernardino Rivadavia que
afirma pertenece a un autor "célebre" "por sus obras políticas y filosóficas" y que estimamos
pudiera corresponder a Desttut de Tracy o Daunou, en la cual se refiere a los países integrantes
de la Santa Alianza como "Gobierno vinculado con la cábala teológica, aristocrática y expoliado-
ra."184
El Argos, al referirse a la guerra entre los españoles "serviles" -nombre que se daba en
España a quienes no aceptaban la Monarquía Constitucional surgida de la Constitución de Cádiz-
y "liberales" en el Alto Perú, reproduce un párrafo de una carta de Potosí en la que se afirma que
"el estandarte regio-absoluto-religioso tremola triunfante."185
El mismo periódico transcribe en sus páginas un comentario que, con el título de Diálogo,
extrae del periódico cordobés El Amigo de los Hombres, en donde se aborda en forma
irreverente y acusadora el tema del viaje del vicario apostólico monseñor Muzi a Chile.
La llegada de Muzi conmocionó a los círculos liberales, pues no dudaban de que su visita
impactaría favorablemente en la masa de la población y daría motivo a reacciones de quienes
-desde los sectores ilustrados tanto de Buenos Aires como de las provincias del Interior y del
Litoral-, veían con preocupación lo que denominaban la actitud herética o protestante del gobierno
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porteño.
Los calificativos que merece el clero no difieren, por considerarlo hermanado a los
monarcas legitimistas, con los que se atribuyen a toda Monarquía no constitucional.
De allí que El Argos, al describir el legitimismo monárquico o Poder absoluto de los reyes
lo considere producto de la influencia del clero, de la Inquisición, en otras palabras, del fanatismo y
de la ignorancia.188
El clero, leemos en El Correo de las Provincias, es siempre aliado del despotismo por la
servilidad y la ignorancia que lo adornan -atributos también de la Legitimidad- 189, en tanto las
órdenes religiosas son elementos ajenos al Sistema Representativo y sólo compatibles con la
Monarquía absoluta, por su fanatismo, sectarismo e intolerancia.190
La fuente aludida se remonta a la citada por primera vez por los Padres de la Iglesia,
abandonada en el marco de la teoría política casi completamente desde mediados del siglo XVIII.
Castro Barros vota por la Monarquía Constitucional por haber sido el régimen de gobierno
"que dio el Señor a su antiguo pueblo, el que Jesucristo instituyó en su iglesia, el más favorable a
la conservación y progreso de la religión católica."191
Castro Barros expone sus ideas en Tucumán, en un contexto marcadamente definido por
la esperanza de rescatar los valores de un régimen caído, sin lo cual sólo se vislumbraba un futuro
signado por la anarquía. De allí que la adhesión a la categoría Sistema Representativo parecía
incluso ofrecer elementos que, hábilmente dosificados, permitieran reforzar el protagonismo de la
Iglesia, vulnerado por la ruptura con Roma, por la prédica de los 'filósofos' y de gobiernos
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ilegítimos.
La crisis de 1820 obligaría a los sectores de la élite enrolados en sus mismos principios a
redefinir la estrategia.
Así la experiencia porteña iniciada en 1821 -en donde el Sistema Representativo apareció
asociado estrictamente con la heterodoxia religiosa y el ataque al clero- los empujó a cerrar filas
en torno del valor prioritario que buscaban rescatar -la religión católica- por ser decisivo para
mantener la cohesión social y cultural, dado el carácter de la población.
Es por ello que al aparecer acompañado el ensayo representativo en Buenos Aires bajo
un signo marcadamente anticlerical -intentado luego en San Juan-, la condena se hizo extensiva al
Sistema Representativo en su conjunto, aunque no tarda en advertirse que el discurso apunta sus
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Afirmamos por ello que surge un remedo de legitimismo que calificamos de "vernáculo",
pues éste amalgamaba principios que se buscaban rescatar y revalorizar, vinculados con una
concepción metafísica de la sociedad y del poder político, y cuyo puente con el legitimismo era
una modalidad de Sistema Representativo, variante de Monarquía Constitucional -que con más
rigor habría que llamar moderada- asentada sobre principios contractualistas de raíz medieval (v.
Gráfico Nro. 1, ejemplo Nro. 3), o en su defecto las soluciones locales con Ejecutivo vigoroso en
la línea del Directorio, contemplado en el modelo teórico de la Constitución de 1819.
Al hablar de remedo de legitimismo dejamos de lado todo aquello que se relaciona con la
teoría del Derecho Divino de los Reyes, que no se planteaba en los discursos políticos rioplaten-
ses porque carecía de entidad e incluso porque podía ofrecer objeciones teológicas.
La pugna entre las minorías se emparenta mucho, y sólo muestra diferencias, de grado, a
las similares españolas entre "serviles" y "liberales".196
Llama a Salvador M. del Carril, autor de la Carta de Mayo, "genio del despotismo, de las
arbitrariedades y de la tiranía"198, acotando que la filosofía del siglo XIX declama contra la "intole-
rancia religiosa", pero no puede tolerar a hombres de diversa opinión: "Todos son ignorantes,
todos 'santa alianza', si no llevan su divisa. Los eclesiásticos son tratados por los integrantes de la
'Logia Filosófica'", como Martín Rodríguez, "con las más incultas expresiones", mientras se educa
en las universidades bajo los principios del "luteranismo" como lo hacen "el clérigo Sáenz y el
clérigo Agüero."199
Busca contrastar abruptamente la actitud del gobierno de Buenos Aires, cuando apunta
que en España, "destruida la horda de constitucionales, el Rey Fernando VII ha decretado que se
le devuelvan a los conventos y monasterios todos los bienes que se les habían quitado."201
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Tanto quienes se sublevaron en San Juan contra del Carril y quemaron la Carta de Mayo,
como el levantamiento de Facundo Quiroga -desconociendo la autoridad del presidente Rivadavia
y del Congreso-, como también el frustrado motín de Gregorio Tagle en Buenos Aires, elevaron
como consigna la defensa de la religión, a lo que este último agregó la reivindicación del cabildo,
proponiendo destituir a la administración gobernante a la que acusaba de buscar unirse al Imperio
Español, más precisamente, a la España constitucional.
A una determinada religión conviene más cierta forma de gobierno, como lo había
indicado el presbítero Castro Barros, reiterando lo que ya era un lugar común en teoría política. A
éste, como a otros integrantes de las minorías ilustradas, se les imponía la realidad, esto es, la
arraigada tradición católica española, evocada por el mismo título de "Majestad Católica" de los
reyes de la Corona de Castilla, concesión pontificia a las personas de los Reyes y, por su devoción
y fidelidad a la Santa Sede, depositarios del Patronato. Teóricos como Saavedra Fajardo, Feijóo,
Jovellanos, por el lado español, y la teoría sociologista de Montesquieu, no hacían más que
confirmar tales razonamientos (v. Monarquía e Iglesia, 1ra. Parte).
Poder temporal y espiritual se necesitaban mutuamente, como con toda claridad en 1790
lo había apuntado el deán Gregorio Funes en su Oración Fúnebre a Carlos III 203, y la destrucción
de uno arrastraba al otro irremediablemente; el ejemplo de la Revolución Francesa, como lo
destacará el padre Francisco de Paula Castañeda204 era harto elocuente.
En carta a Tomás Godoy Cruz, diputado por Mendoza ante el Congreso de Tucumán, se
pregunta San Martín: "Si por la maldita educación recibida ¿no repugna a mucha gente de los
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patriotas un sistema de gobierno puramente popular, persuadiéndose tiene éste una tendencia a
destruir nuestra religión?206."
Fundamentalmente los "ministeriales" o el "Partido del orden", pero también los "federales
doctrinarios", así como los caudillos y su federalismo dispersivo -casi específicamente Artigas,
López, Ramírez y Carrera-; esto es, aquellos que desde afuera y en colaboración con los de
adentro de Buenos Aires, "nos enfederaron" en el año de 1820.
Este régimen supone la "igualdad de los demonios" que se parece a la libertad tan
pregonada "que en once años hemos quedado en razo" en nombre de "la libertad, la propiedad y
la imprescriptibilidad de los derechos tuertos212."
Para Castañeda todo aquello que en política es producto del filosofismo del siglo de las
luces -muchos autores a los cuales alude eran seriamente objetados en la época por los mismos
pensadores liberales- es régimen prostituido, anárquico, inmoral y licencioso. Exaltará todos los
valores tradicionales, incluso el estereotipo denigratorio con que el liberalismo envolvió al lexema
Absolutismo, con el fin de subrayar la extrema perversidad que encerraban los "libros de pasta
dorada" de Voltaire, Rousseau o Paine, de cuyos efectos es exponente más que elocuente el
asesinato de Luis XVI, producto de la "ideología diabólica", que socavó los pilares de la "gran
monarquía francesa": "clero" y "nobleza"213.
En una crítica dirigida al periódico El Año XX, reflexiona que la política y la filosofía de
todos los siglos siempre llamaron en su auxilio a la "teocracia" para sostener los gobiernos; pero
que a los siglos XVIII y XIX parecían les "estaba reservado el espectáculo de politiquear y filosofar
sin teocracia [...]. Diderot decía que jamás habría paz en Francia si primero no trataban de ahorcar
al último de los reyes con la última tripa del último de los sacerdotes". Pronto surgió por obra de
los filósofos "el espíritu de rebelión para mudar gobiernos como camisas" y para esto se prestaba
ese régimen prostituido llamado "República".214
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Castañeda se adscribe a los principios de la conspiración por lo que éstos entrañan, con
lo cual demuestra coherencia con su discurso. No existe contradicción en simpatizar con la
Monarquía española o portuguesa y rechazar su integración dentro de la Monarquía Constitucional
española. La razón estriba en que la última sólo es monárquica en el rótulo, aquejada por el
mismo mal que critica en Buenos Aires y que arrojó a Francia en el camino de su funesta
revolución.
No hay Monarquía en donde el Rey no gobierna ni tiene responsabilidad social por sus
actos. Monarquía es aquella tradicional nacida al amparo de la Iglesia y arraigada en la historia; la
otra -por su estructura- no lo es, pues el rey pierde el carácter de tal, en tanto las Cámaras
usurpan sus poderes quedando además bajo la tutela del Gabinete.218
En tierras rioplatenses -y entre españoles peninsulares enrolados en los ejércitos del Rey-
se asiste también a la puja entre los llamados "liberales" y "serviles", siendo el general Pedro
Antonio de Olañeta la figura que se enfrenta en defensa del "Trono y del Altar", no sólo con los
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llamados patriotas, sino con las mismas autoridades locales peninsulares, surgidas al primer plano
a partir del "Pronunciamiento" de Riego en España.
Los estandartes que se esgrimen por uno y otro bando coinciden en su alcance con las
expresiones que los criollos rioplatenses sostenían según fuesen defensores de un Sistema
Representativo Ortodoxo o Imperfecto, y no son distintas de las que inspiran a partidarios del
"constitucionalismo" y a los "legitimistas" en Europa occidental.
El fin perseguido, acota Olañeta, no era otro que el de profanar los objetos más sagrados:
"la Religión y el Rey".
Su ejército de la fe -contemporáneo de los Cien Mil Hijos de San Luis que el Duque de
Angulema desde Francia condujo a España- intenta detener el vilipendio a que ha sido sometida la
Religión de un pueblo católico que ha observado el sacrílego fanatismo, deduciéndose entonces
"que la impiedad, el odio al rey [...] el total trastorno del orden y la más torpe arbitrariedad eran
los caracteres de su decantado liberalismo [...] sistema destructor de la moral cristiana" y de
las "antiguas costumbres".
¿Por quién lucha Olañeta y su ejército?: "Por la Religión, el rey y por los derechos de la
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Nación española".219
La Gaceta Mercantil inserta en su Nro. 416 una Carta de Olañeta a Bolívar, en la cual
el general español explica al Libertador que decidió desprenderse de la autoridad del virrey La
Serna por su experiencia "de lo perjudicial y ruinoso que era al Sistema Constitucional" y, si algo
tenía de bueno "la Constitución del año 12, jamás se observó en el Perú, y sólo se cumplían
aquellos decretos que hollaban la religión."220
El cabildo era una corporación vinculada con el surgimiento de las ciudades indianas, de
gran protagonismo en los momentos iniciales y finales de la administración española en Indias.
Quienes eran acérrimos defensores del Sistema Representativo vieron en el Cabildo una
expresión de aquella aristocracia vinculada con los privilegios, con los fueros y con todo lo que
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De acuerdo con los estereotipos léxicos en boga, los cabildos eran instituciones sólo
compatibles y necesarias dentro de regímenes despóticos, tanto en sus versiones foráneas como
autóctonas.
En tanto los regidores aparecían como consejeros obligados del poder central de su
respectiva localidad -mucho más requeridos dada la inexperiencia y la debilidad de los ejecutivos
revolucionarios-, la nueva administración que manejó los destinos de Buenos Aires desde 1821
acusó el temor de su prestigio y enseguida el cuerpo capitular quedó identificado con poder
faccioso, intrigante, que buscaría hacer del gobierno un satélite suyo.
Defensor acérrimo de la localidad, aparecía como una cuña para quien intentara
implementar un régimen acentuadamente nacional o unitario. Claro está que una concentración
así concebida forzaba, al tiempo que comprometía en exceso, la estructura básica del Sistema
Representativo.223
Como "funestos fragmentos del Gobierno Peninsular", califica Bernardino Rivadavia a los
cabildos, sólo compatibles con la existencia de un "Gobierno Monárquico Absoluto" en donde el
pueblo necesita reservarse "un resto de autoridad", pero "incompatible con un Gobierno
Representativo en que esa autoridad suprema" del monarca "ha retrovertido a la sociedad".225
Lo califica, a la luz de la experiencia del año 1820 y en virtud de las atribuciones que se
venían arrogando, "de poder monstruoso, heterogéneo, ilegítimo y perjudicial", expresión de
democracia directa, pues se ha visto que "los enemigos del orden" se han valido del "pueblo", del
"Cabildo" y de la fuerza de "las bayonetas", buscando extinguir "la representación soberana
constituida por el mismo pueblo", reasumiendo "una autoridad enteramente superior y ajena a su
instituto", autoridad que sólo existe "en la imaginación de los demagogos".227
Los pares hereditarios en un 'País libre' representan la aristocracia del mérito, reserva
moral del Estado. Así empleada, la voz se ennoblece. Hablar de aristocracia en "Francia" e
"Inglaterra" es hacerlo siempre en este último sentido.
¿Se puede considerar que existen dos discursos diferentes: uno que sólo ve en el Cabildo
una expresión de Aristocracia y otro que estima es un resabio singular de la Democracia directa?.
Antes de abordar la respuesta, nos importa advertir la orientación teórica que, en su re-
presentación del cuerpo capitular, ofrecen las minorías reflexivas. Por un lado, el Cabildo se
considera integrado por una aristocracia, pero se califica de Democracia directa o tumultuaria a
aquella aristocracia -'parte sana de la población'- convocada por los capitulares, pero ajena a la
corporación.
Si bien no es posible brindar una respuesta absoluta, dada la orientación de los distintos
discursos en otros aspectos político-institucionales, se puede inferir que aquellos sectores más
inclinados por el denominado Sistema Representativo ortodoxo entienden su crítica como
naturalmente orientada en ambas direcciones.
Es decir, en tanto ciertos sectores objetan al Cabildo como institución, otros dirigirían más
su oposición a la modalidad conocida como 'Cabildo abierto'.
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Considera que expresarse por medio de corporaciones resulta un atentado enorme "que
pugna abiertamente con el orden de nuestra constitución, atacándola en su raíz: es además
repugnante al espíritu de la Europa ilustrada, a todo sistema representativo, que es el que en el
día forma el fondo de nuestra constitución."
Estos sectores ilustrados serán también quienes decidan políticamente, en tanto "únicos
capaces de intervenir" en los negocios políticos, y dentro del Sistema representativo podrá hacerlo
"cualquier honrado estanciero" en calidad de "sufragante".
Valdés, que ha participado de las sesiones de las Cortes de Cádiz, afirma que "sólo en el
sistema español", y aclara, durante "el yugo arbitrario de los virreyes, pudieron tener lugar
semejantes proposiciones, muy propias de un derecho público arbitrario, y emanado de la voluntad
de un déspota."233
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Similar orientación adquieren las palabras de los redactores del periódico La Estrella del
Sud, cuando afirman que la "voluntad general" no consigue expresarse ampliamente "en los
cabildos abiertos" donde "unas veces el más osado consigue sofocar la opinión de los demás y
otras veces un buen orador con malas razones [...] se atrae la opinión de muchos."235
Crítico del Cabildo abierto se muestra José de San Martín, quien ante el comentario del
cabildante mendocino Manuel Molina en el sentido de convocar a "Cabildo abierto" para consultar
la voluntad del pueblo sobre el plan de Monarquía incaica, le responde que no le "parecía lo más
acertado y que en todo caso lo mejor sería citar a su casa por las esquelas de particular convite a
aquellos sujetos de consejo."236
El Cabildo eclesiástico surge como poder moral, verdadero censor de todo el sistema
-árbitro supremo- a la manera del monarca neutro, pues "todos conocemos el aprecio y distinción
que merece esta corporación a la sociedad." Él formaría "la tercera parte del Poder legislativo",
cuyos miembros por el "respeto" que merecen, gozan de inamovilidad absoluta; única institución
rioplatense que, por la dignidad de sus miembros, puede acercarse a la que por naturaleza
corresponde al monarca británico.
Para dar forma a un símil de la Cámara de los Lores, o "segunda Cámara", acude a los
Cabildos seculares, que luego de 1810 desempeñan "el primer papel en las ciudades", pudiendo
integrarlo todo vecino con una fortuna relativa y "todo americano con título de duque, marqués o
conde, como no fuera militar, lo consideraría un regidor nato del cabildo, en cualquier ciudad,
donde se colocase la silla del gobierno."
Esta parte del Poder legislativo debería "contrabalancear el poder del pueblo", esto es, la
Cámara de Representantes, que podrán integrar los ciudadanos que, entre otras condiciones
reúnan "algún fondo o propiedad".
Un juicio altamente valorativo de las Juntas y Cabildos surge de las palabras que Henry
H. Brackenridge -secretario de la misión diplomática encabezada por C. A. Rodney (1817-1818)-
transmite al presidente Monroe.
Apunta que se trata de "asambleas populares" que "han existido siempre en la Monarquía
española: y que colocan en las manos de los vasallos una porción considerable del gobierno, y
que producía un efecto casi semejante al juicio por jurados en Inglaterra". Concluye afirmando que
la existencia de esas "asambleas populares o concejos más usados en las colonias que en la
antigua España [...] debieron hacer del pueblo de un orden superior al de los esclavos de un
Despotismo absoluto."240
¡Error!Marcador no definido.
Apunta que el mantenimiento del Cabildo responde a "la naturaleza misma de las
sociedades", observando "que esta clase de establecimiento fue la única popular en el antiguo
régimen", que permanentemente "había pugnado contra la arbitrariedad, contrabalanceando" el
poder "irresistible" de la Monarquía.
Señala que, dadas las "funciones de beneficencia pública" que encierra, ha sido
conservado hasta el presente "en todas las naciones, donde no solamente rige un Gobierno
monárquico, sino también en las Repúblicas más celosas como eran los Estados Unidos de la
Norte América."241
En los dos apartados anteriores referimos a aquellas instituciones que en la época eran
designadas con el nombre de corporaciones.
Henry M. Brackenridge, en carta informativa sobre América del Sud a James Monroe, al
aludir a la fuerza militar -utilizando un estereotipo que identifica País que posee ejército
permanente o tropas mercenarias con Gobierno Despótico- apunta que éstos no existen en esa
parte de América, por ello "los habitantes esparcidos sobre vastísimas superficies no pueden ser
agitados por demagogos intrigantes o ambiciosos."242
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Considera fundamental la educación que reciban los oficiales, "pues la que reciben
nuestros futuros generales es la más triste", ya que es propio de los militares republicanos poseer
costumbres sobrias y conocer más que las ordenanzas, en tanto esto sólo "sería bueno para una
monarquía absoluta."
Es intención de este apartado recopilar los caracteres más salientes del Sistema
Representativo.
Serán sobre todo los sectores de las élites que se enrolan en la República consolidada en
unidad de régimen quienes insistirán en la caracterización de un paradigma que estiman la
Provincia de Buenos Aires ha comenzado a implementar, después de las conmociones del año
'20; modelo que deberán imitar las demás provincias 245 en la medida que quieran avanzar por el
camino de la civilización, dejando atrás la barbarie inveterada.
Los atributos nucleares del Sistema Representativo -el que impera en todo "gobierno
libre"- se asientan en "tres grandes descubrimientos" relacionados con el nacimiento del auténtico
sistema electivo a través de "asambleas representativas del pueblo, en vez de las colectivas y de
las tumultuarias; la separación y deslinde de los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judiciario; y la
balanza con que deben contrapesarse las Cámaras legislativas."246
Otro atributo, dada la naturaleza de esta forma de gobierno, se identifica con el principio o
resorte que pone en marcha a las repúblicas: la Virtud.
10.1. El Sistema electivo en relación con las Asambleas Representativas del pueblo
electores en tanto representantes de la Nación y no de una fracción de ella, constituye el motor del
Sistema político creado por el "siglo de las luces".
El Sistema Representativo era el fruto de la 'razón', de allí que hablar de una nación que
se decidiera por el funcionamiento de las Asambleas de Representantes era hacerlo de un pueblo
dotado de "Gobierno libre"248. Esta fue una de las expresiones más difundidas para hablar de
Gobierno representativo, pero también se emplearon como sinónimos otras, a saber: "Gobierno
regular", "Gobierno constituido"249, Gobierno de "Instituciones libres"250, "Gobierno racional y
moderado251, propio de un País libre", como así llama El Argos a Buenos Aires.252
La legitimidad de la ley estará dada por el órgano del cual emana, por las "formalidades
externas", aun cuando resulte injusta y contraria a los intereses generales, por su "carácter
coactivo".
Esta manifestación del sistema electivo, cuya expresión se traduce en la voz de los
legisladores o representantes, fue el canal por medio del cual la ley adquirió ese carácter
omnipotente al que se refiere Carnot. La voluntad del legislador se impone "en detrimento de la
labor creadora del jurista, de la costumbre y de las aspiraciones de la comunidad".258
Las Asambleas representativas son concebidas como el órgano absoluto, árbitro supremo
de donde emanará la norma justa, que lo será por la institución de la cual surge.
¡Error!Marcador no definido.
La división del poder en tres ramas constituye uno de los elementos que componen la
estructura de la forma de gobierno representativa, lo que supone la independencia de ellos, pero
también su interrelación y el contrapeso necesario entre las Cámaras de la rama legislativa del
poder.261
Pazos Silva, al aludir al paradigma británico como cuna del Gobierno Mixto explica por
qué habla de potencias primarias y secundarias, afirmando que los poderes ejecutivo, legislativo y
judicial "son tenidos en razón por arcos principales que sostienen aquel Estado", pero las formas
llamadas "Realismo", "Nobleza" y "Pueblo", son los "poderes [...] de los que se habla en la
Constitución Inglesa"; ellos constituyen "las bases o matriz de que parte su gallardía original, su
consistencia, su majestad".264
En este sentido, apunta el deán Gregorio Funes, en América el Gobierno es mixto, pues
"su organización social algo tiene de democracia [...], de aristocracia electiva [y] de Monarquía
¡Error!Marcador no definido.
Constitucional".265
Partiendo del paradigma británico, se observará que mientras para algunos sectores de
las minorías reflexivas el fiel de la balanza constitucional estaría dado por la Cámara de senadores
-la Nobleza según la teoría que Montesquieu sustenta en fuentes británicas-, y así lo refleja tanto
la Constitución de 1819 como la de 1826; para otros, el equilibrio surgiría del balanceo entre dos
poderes fuertes: el Ejecutivo y el Legislativo.
¡Error!Marcador no definido.
"El Senado" lograría impedir el choque entre "dos fuerzas que tienen una dirección
encontrada": el Poder Ejecutivo y la Cámara de Representantes, éste permitiría "equilibrar sus
fuerzas".273 "El Senado debe ser un cuerpo mediador entre el poder armado" -ejecutivo- y "el poder
popular" -Cámara de Representantes-.274
Consideran que constituyó un error de los Congresales haber hecho del Senado el fiel de
la balanza constitucional, pues éste sólo puede ser apropiado para los "Estados de Europa", en
tanto "sostiene su equilibrio entre masas de distinto peso: pueblo por una parte; hombres de
sangre real [...] de la otra; ved ahí las balanzas, cuyo fiel son los nobles."
Adams se desviará de la teoría del 'gobierno mixto' que ofrece Montesquieu, torciendo la
interpretación en boga, en tanto persigue acentuar la fuerza del poder Ejecutivo sobre el
Legislativo.
La balanza constitucional estaría dada por la existencia de dos platillos con igual peso: el
Poder Ejecutivo y el Legislativo. El mutuo equilibrio logra la armonía política.276
'balanza constitucional', se relaciona con la incidencia que dentro del Sistema Representativo se
otorga al Poder Legislativo.
El esquema planteado por John Adams encuentra también seguidores entre los
partidarios del sistema de unidad, y así lo demuestran los editoriales de El Correo de las
Provincias.278
Entre aquellos que abogan por la modalidad republicana bajo el sistema de administración
federal, se privilegia la fuerza del Ejecutivo, de allí la admiración por el modelo bolivariano.279
Este equilibrio en el Legislativo determina el carácter que adoptan las leyes que sanciona
el Congreso de Estados Unidos de Norte América: sabias, libres, morales y filantrópicas 281. Pero
esta armonía sólo es posible si existen reputaciones patricias282.
Tal como lo señala el deán Gregorio Funes, la división de poderes es el primer elemento
de la ciencia política283, y un gobierno puede llamarse libre, afirma J. Valentín Gómez, cuando se
levanta "sobre dos principios fundamentales: independencia de los poderes" y "posible inteligencia
y armonía entre estos mismos poderes."284
En el "Manifiesto con que debe acompañarse a los Pueblos la Constitución de 1826 que
acaba de sancionar el Congreso", se caracteriza al Sistema Representativo afirmando que "es
¡Error!Marcador no definido.
libre y feliz un gobierno que deriva sus poderes de la voluntad del pueblo [...] y que respeta
inviolablemente los derechos del hombre."285
Sistema Representativo cuyo lema será, como afirma el deán Funes, "trabajar todo para
el pueblo, pero nada por el pueblo"286. Se ha logrado concretar este principio, sostiene Pedro F.
Sáenz de Cavia, porque las "formas mixtas" sustentan el Sistema Representativo, y se ha
producido "la delegación de los poderes públicos [...] sin los inconvenientes que [...] perturbaron la
tranquilidad de las Repúblicas antiguas".287
'Voluntad del pueblo' o 'voluntad general' resultan expresiones que evocan el lenguaje
roussoniano, asociadas con la Democracia directa o accionar tumultuario de las masas. No
obstante, en el nuevo contexto ideológico se hacen sinónimos de 'opinión pública'.
En otras palabras, ya no aluden a la 'voluntad', que como tal es ciega e irreflexiva, sino al
operar de la 'razón'. Hablar de 'voluntad general' supone hacerlo de 'razón del pueblo', quedando
conjurado el fantasma de la democracia absoluta.
Pedro F. Sáenz de Cavia apunta que es ley del Sistema Representativo el "querer común
y la opinión general"290, para señalar en otro momento, en relación con la República Representa-
tiva Federal, que se encuentra legitimada por la "opinión y voluntad general."291
"El Sistema Representativo" se adoptó como "medio" para que "se manifieste la voluntad
general", evitando así el "acto tumultuoso", afirma Manuel Dorrego.292
Como lo señala Juan I. de Gorriti, "en los sistemas representativos la excelencia de las
leyes [es] el resultado de la opinión pública, pues que son expresión de la voluntad general.293"
¡Error!Marcador no definido.
De allí entonces que la opinión pública tenga el deber de proponer reformas en orden a la
libertad, justicia y razón.
La publicidad es "el principio vital de todo Sistema Representativo" 307 y, por este medio,
los representados se instruyen de la lealtad con que los representantes llenan los deberes y
obligaciones que tomaron sobre sí al aceptar el alto destino de ser los órganos de la opinión
pública.308
En este sentido, Lázaro Carnot sostiene que para que fructifique el sistema representativo
debe imponerse "el amor a la patria", siendo necesario para ello crear el "espíritu nacional", o
como apunta el padre Castañeda, se requiere de "espíritu público"310.
Así, en La Crónica Argentina se hablará de "el gran Washington" 312, mientras la Gaceta
de Buenos Aires unirá por su "virtud" -sinónimo de "resolución", "pureza", "amor a la Patria",
"nobleza de sentimientos", "desinterés"- "los nombres de [...] Bruto, [...] y Catón" a los de "Franklin
y Washington"313.
A estas referencias tan del gusto neoclásico, intercaladas con las menciones de los
¡Error!Marcador no definido.
Dicho en otras palabras, el campo léxico de la voz 'virtud', adquirirá una latitud más que
significativa.
En última instancia, los supuestos de las antiguas Repúblicas son también los de los
gobiernos libres o representativos, y consisten en contener la anarquía, así como toda propensión
al Despotismo.314
Un país libre no puede ser compatible con la existencia de privilegios exclusivos, como los
de la vieja aristocracia de sangre o de cualquier otro fuero.315
Dentro de la nueva ética, todo lo que no se identifique con el 'progreso' que contempla el
marco ideológico en que se mueve el Sistema Representativo, se considera fuera del campo de la
virtud.
El Sistema representativo crea el "espíritu público", por medio del cual se fija la estabilidad
del gobierno325 y se incorpora el debate.326 En otras palabras, la adopción de esta categoría política
significa el triunfo de los principios de orden y de unión.327
Las voces y expresiones apuntadas en este apartado constituyen sólo algunas, las más
empleadas, de aquellas que integran el 'campo léxico' que estimamos encuentra como 'palabra-
eje' la voz 'virtud', común para quienes en la época se referían específicamente al Sistema
Representativo ortodoxo.
¡Error!Marcador no definido.
Nos interesa en este apartado subrayar ciertos presupuestos en relación con el concepto
que del Sistema Representativo tenían las minorías reflexivas de la época, al mismo tiempo que
puntualizar la relación entre la nueva categoría política llamada Sistema representativo y las
tradicionales, genéricamente llamadas Monarquía y República.
I. Insistimos en señalar que las élites rioplatenses hacían convivir indistintamente las
versiones de Sistema Representativo, que nosotros distinguimos al solo efecto metodológico. Sí
reconocerán que en tanto en algunos países asoma embrionariamente, en otros se encuentra
firmemente afianzado, pero en su discurso conviven, frecuentemente dentro del mismo texto, la
versión imperfecta y la ortodoxa, de forma tal que al tiempo que remarcaban principios de rigurosa
ortodoxia del Sistema Representativo, proponían modalidades que sólo tenían cabida dentro de un
modelo imperfecto.
En última instancia importaba, sobre todo entre 1816 y 1820, incorporar ciertos aspectos
de las nuevas modalidades institucionales, con las que se advertía podían congeniar, sin ejercer
demasiada violencia, las tradicionales.
Ya para el período de 1820 a 1827, y sobre todo desde la óptica de aquellas minorías,
que muy definidamente desde Buenos Aires se inclinan paulatinamente hacia el Sistema
Representativo Republicano en unidad de régimen, se pretende avanzar más por el camino de la
ortodoxia representativa, aún cuando se adviertan contradicciones tales como sancionar una ley
de sufragio universal, pero al mismo tiempo condenar la existencia de una oposición al gobierno
como contrarias a las modalidades republicanas de este sistema335.
Vicente Pazos Silva, quien emplea como sinónimo de Sistema Representativo tanto la voz
República como Democracia, acota que en un Gobierno Representativo es indiferente que el
Poder Ejecutivo resida en una o más personas, por ello "nuestro Gobierno ha sido democrático
cuando gobernó la primera junta de nueve [...] y no ha dejado de serlo, cuando Don Carlos de
Alvear y Don Gervasio Posadas se pusieron la banda de Directores.341"
No obstante -demostrando una vez más el carácter laxo que se atribuye a esta categoría
¡Error!Marcador no definido.
2. Otro punto a tener en cuenta dentro de la categoría Sistema representativo -mixto por su
composición- es, como refiere Antonio Sáenz, que los gobiernos se clasificarán según las formas
que en ellos prevalezcan343, aunque su naturaleza sea estrictamente republicana o, como todavía
se arrastraba en el léxico político, democrática.
Es por ello que, aún dentro del paradigma de Sistema Representativo, se conservarán las
distinciones formales. A manera de excepción puede citarse la Constitución de 1819, que, si bien
no consignó en el texto forma de gobierno alguna, el Manifiesto explicativo que la acompañaba
definió tal forma como "Gobierno Mixto".344
Importa reiterar que la categoría República, dentro del Sistema Representativo, se había
deslindado de Democracia, en tanto esta última voz se asociaba a gobierno tumultuario, pero
también que la escisión será algo a lo que se aludirá con mayor frecuencia entre las minorías
rioplatenses a partir de la crisis de 1820, siendo esporádica toda mención para el momento
anterior.
Se podrá advertir que José de San Martín, en carta al diputado mendocino Tomas Godoy
Cruz, al hablar del peligroso "sistema de gobierno", no se refiere a éste simplemente como
'popular' -lo cual supondría la República representativa-, sino que refuerza la expresión, llamándolo
"puramente popular" -remitiendo al antiguo concepto de Democracia Absoluta o tumultuaria y al
cercano recuerdo del 'terror' francés-, subrayando el adverbio empleado el alto grado de
perversión de tal forma de gobierno.346
Todos aquellos que entre 1816-1820 se inclinen por la Monarquía Constitucional, cuando
refieran a los peligros de la República lo harán siguiendo un esquema similar al empleado por San
Martín.
Roma -recurso retórico empleado, ya para exaltar las virtudes democráticas, ya para indicar los
peligros que el sistema encierra-.
El caso norteamericano será considerado por los críticos como una experiencia aislada,
de futuro incierto e incompatible con la cultura iberoamericana; en cambio, es señalado como
digno de imitación por los opositores: en tanto, ambos sectores, coinciden en señalar el desacierto
de la experiencia republicana francesa.
3. Es a partir de la crisis de 1820, y como su consecuencia, que las minorías siguen planteos
cuya sutil y compleja filigrana semántica exige de la mayor agudeza para desentrañar su trama.
Por un lado se observa que los llamados 'ministeriales', no abandonando sus preferencias
monárquicas, pero conociendo la prevención y acritud con que la llamada 'oposición' recibía sus
discursos y el calificativo de 'despótico' que mereció el frustrado proyecto monárquico
-desconfiando muchos de ellos de las posibilidades de concreción o aún desistiendo por intereses
de grupo de la propuesta original-, buscan rescatar ciertos atributos del régimen monárquico,
difundiendo las bondades del Sistema Representativo, por considerar que salvaba algunos
principios fundamentales de su primera propuesta.
Todo consistía en otorgar al magistrado supremo del Estado las atribuciones del monarca,
aunque no ignoraban estas minorías el abandono que hacían de presupuestos monárquicos como
la existencia de una dinastía y el prestigio a ella anexo. Tales atribuciones no podían ser las del
monarca 'neutro', ponderado por la versión ortodoxa del Sistema Representativo, sino dotadas de
vigor y cercanas al modelo de la Monarquía constitucional temperada -con monarca responsable-
(v. Gráfico Nro. 1, Ejemplos Nros. 3 y 5), aquél que no se ocultaba, se encontraba en la base del
paradigma norteamericano347 (v. 1ra. Parte, C. IV, 2. y 2.1.. También Gráfico Nro. 1, Ejemplo
Nro. 2).
'federales doctrinarios'.
Así, por ejemplo, fray Francisco de Paula Castañeda defiende el modelo monárquico
constitucional asociado a la persona del duque de Luca; de igual manera condena la acusación
por Alta Traición que recayó sobre los congresales por haber sostenido el Proyecto, y valora
altamente la Constitución de 1819.
Se trata de un proyecto de sociedad que no desdeña lo nuevo, pero que lo tamiza dentro
del marco tradicional. Cobran en esta línea de análisis vigor las palabras de Castro Barros,
cuando, al aludir a su disensión con el proyecto de la administración porteña, como también con la
política de Salvador M. del Carril en San Juan, subraya que éstos no toleran a hombres de diversa
opinión: "Todos son ignorantes, todos 'santa alianza', si no llevan su divisa,"351
2
. Patricia Vallejos de LLobet, El léxico intelectual en el
español bonaerense de principios del siglo XIX. Contribución al
estudio del Ilumnismo en el Río de la Plata, Bahía Blanca, Universidad
Nacional del Sur, Departamento de Humanidades, 1990, p. 7.
3
. Cf. Pierre Vilar, Iniciación al vocabulario del análisis
histórico, México, Crítica (Grupo Editorial Grijalbo), 1980, pp.
81-105.
4
. José M. Mariluz Urquijo, "El Río de la Plata y el ambivalen te
modelo de Roma (1800-1820)", en Investigaciones y Ensayos, Buenos
Aires, Academia Nacional de la Historia, núm. 37, 1988, pp. 53-
69.
5
. Cf. José Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía, Buenos
Aires, Sudamericana, 1975. 2 vol., s.v., discurso; Beatriz
R. Lavandera, Curso de Lingüística para el análisis del
discurso, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina
(Bibliotecas Universitarias. Lingüística), pp. 12-15; pp.
26-s..
6
. P. Vallejos de Llobet, El léxico..., p. 16.
7
. Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, Madrid,
Aguilar, 1974. 11 vol.. Vol. 9, pp. 305-s..
8
. "Sesión del 14 de julio de 1826. Dictamen y Proyecto de
la Comisión de Negocios Constitucionales", en Emilio
Ravignani, comp., Asambleas Constituyentes Argentinas,
Buenos Aires, Peuser, 1939. 6 tomos. Tomo 3, p. 215. Cf.
La Crónica Argentina (1816-1817), núm. 31, 14 de diciembre de
1816. Reimpresión facsimilar. Semanario de Buenos Aires, en
Biblioteca de Mayo. Colección de Obras y Documentos para la
Historia Argentina, Buenos Aires, Senado de la Nación, 1960-1963.
20 tomos. Tomo VII, pp. 6412-s..
9
. Cf. La Crónica Argentina, núm. 31, 14 de diciembre de 1816, tomo
7, p. 6411. También Benjamín Constant, Curso de Política Constitu-
cional. Prólogo y notas de Marcial Antonio López. Madrid, Imprenta de
la Compañía, 1820. 2 vol.. Vol. 1, c. III, p.40.
10
. Harold J. Laski, El Sistema Presidencial norteamericano,
Buenos Aires, Siglo Veinte, 1948, pp. 9-26.
11
. Cf., para un concepto racional normativo e histórico
tradicional del constitucionalismo: Manuel García Pelayo,De
recho Constitucional Comparado, Madrid, 1ra. edición en Alianza
Universidad Textos 1984, pp. 33-46.
12
. Cf.el texto de la Constitución del Reino Unido del Río de la
Plata, Perú y Chile en: Comisión de Bernardino Rivadavia ante
España y otras potencias de Europa (1814-1820). Buenos Aires,
Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de
Filosofía y Letras (U.B.A.), 1933-1936. 2 tomos. Tomo 1, pp. 38-44.
13
. Cf. el texto de la Constitución de las Provincias Unidas en Sud-
América, 22 de abril de 1819 y de la Constitución de la República
Argentina, 24 de diciembre de 1826, en E. Ravignani, comp.,
Asambleas..., tomo 3, pp. 715-720 y tomo 6 -2da. parte-, pp. 1192-
1203.
14
. Gregorio Funes, "Manifiesto del Soberano Congreso General
Constituyente de las Provincias Unidas en Sud América al dar la
Constitución", Buenos Aires, 22 de abril de 1819, en E. Ravignani,
comp., Asambleas..., tomo 6 -2da. parte-, pp. 721-728.
15
. Cf. Tulio Halperín Donghi, Tradición política española e
ideología revolucionaria de Mayo, Buenos Aires, Centro Editor de
América Latina, 1985, p. 78.
16
. "Sesión del 14 de julio de 1826. Proyecto de la Comisión de
Negocios Constitucionales", en E. Ravignani, comp., Asambl-
eas..., tomo 3, p. 215.
17
. Cf. El Argos de Buenos Aires (1821-1825). Reimpresión
facsimilar. Semanario de Buenos Aires. Buenos Aires,
Academia Nacional de la Historia, 1942. 5 vol.. Núm. 17, 17
de marzo de 1824, vol. 4, p. 87 y núm. 16, 13 de marzo de 1824,
vol. 4, p. 86.
18
. Cf. El Argos, núm. 29, 24 de abril de 1824, vol. 4, p. 139.
19
. Cf. La Crónica Argentina, núm. 19, 30 de septiembre de 1816, tomo
7, p. 6324.
20
. Cf. El Centinela (1822-1823). Reimpresión facsimilar.
Semanario de Buenos Aires, en Biblioteca de Mayo, tomo 9-
1ra. y 2da. parte-. Núm. 68, 9 de noviembre de 1823, tomo 9-
2da.parte-, p. 8976. También "Sesión 25 del 14 de abril de 1825.
Alocución de J.I. de Gorriti", en E. Ravignani, comp.,
Asambleas..., vol. 1, p. 1247; "Sesión del 3 de octubre de 1826.
Alocución de M.A. de Castro", en Asambleas..., vol. 3, p. 919.
"El Sistema Representativo es básicamente un régimen
republicano", afirma el abate de Pradt. (El Censor {1815-
1819}. Reimpresión facsimilar. Semanario de Buenos Aires, en
Biblioteca de Mayo, tomo 8. Núm. 38, 16 de mayo de 1816, tomo 8,
p. 6747).
21
. "Sesión del 16 de junio de 1826. Alocución de Manuel
Dorrego", en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 3, p.
25.
22
. "Sesión del 3 de marzo de 1826. Alocución de J.I. de
Gorriti", en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 3, p.
856.
23
. "Legislatura Nacional. Elecciones", El Nacional (1824-1826).
Reimpresión facsimilar. Semanario de Buenos Aires, en
Biblioteca de Mayo. Núm. 3, 6 de enero de 1825, tomo X, p.
9320 y núm. 14, 24 de marzo de 1825, tomo X, pp. 9451-s..
24
. Cf. "El Tribuno a El Mensajero", El Tribuno (1826-1827).
Semanario de Buenos Aires. Imprenta de Jones y Cía..
Biblioteca Nacional. Hemeroteca. Sala de Reservados. 2 vol..
Núm. 9, 19 de mayo de 1827, vol. 2, p. 131; El Argos, núm. 179, 20 de
agosto de 1825, vol. V, p. 283.
25
. El Nacional, núm. 3, 6 de enero de 1825, tomo X, p. 9321.
26
. Cf. "Ideas extractadas de un papel impreso en
París en 1814. Libertad de prensa", El Censor, núm.
35, 25 de abril de 1816, tomo VIII, p. 6719;
"Prosigue el Estado Nuevo de las Naciones. Examen de
la obra del abate de Pradt", núm. 42, 13 de junio de
1816, tomo VIII, p. 6771; El Nacional, núm. 15, 31 de
marzo de 1825, tomo X, pp. 9460-s..
27
. Cf. sobre diferencias entre "opinión pública" y "plebe": El
Argos, núm. 193, 5 de octubre de 1825, vol. 5, p. 341.
28
. "Alocución de Sáenz de Cavia", El Tribuno, núm. 2, 15 de
octubre de 1826, vol. 1, p. 14.
29
. Doña María Retazos (1821-1822). Semanario de Buenos Aires.
Edita el Prospecto y los núms. 1 y 2 la Imprenta de
Expósitos. Los siguientes, la Imprenta de Alvarez. Biblioteca
Nacional. Hemeroteca. Sala de Reservados. Núm. 1, 27 de marzo de
1821, p. 10.
30
. Cf. El Argos, núm. 34, 12 de mayo de 1824, vol. 4, p. 165;
núm. 36, 19 de mayo de 1824, vol. IV, p. 171; núm. 39, 29 de
mayo de 1824, vol.IV, p. 185; núm. 86, 23 de octubre de 1824,
vol. IV, p. 387.
31
. El Argos, núm. 29, 24 de abril de 1824, vol. 4, p. 139.
32
. El Argos, núm. 38, 25 de mayo de 1824, vol. IV, p. 182.
33
. Cf. T. Halperín Donghi, Tradición..., pp. 93-s..
34
. Cf. Maurice Duverger, Instituciones políticas y Derecho
Constitucional, Barcelona, Ariel, 1984, pp. 46-s.; Hildebrando
Pereira Diniz, A Monarquia Presidencial, Rio de Janeiro, Nova
Fronteira, 1984, p. 55.
35
. José F. Merino Merchán, Regímenes históricos españoles, Madrid,
Tecnós, 1988, p. 44 y 53.
36
. "Sesión núm. 41 del 9 de junio de 1825", en E. Ravignani,
comp., Asambleas..., vol. 2, p. 26.
37
. Cf. Tomás M. de Anchorena, Satisfacción que da al público D...
sobre las falsas imputaciones que le hace D. Manuel de Sarratea,
Buenos Aires, 15 de mayo de 1820, Imprenta de la Independencia.
Biblioteca Nacional (Buenos Aires). Hemeroteca, Sala de
Reservados, p. 6.
38
. Cf. Norberto Bobbio, Estado, Gobierno, Sociedad. Contribu ción
a una teoría general de la política, Barcelona, Plaza & Janes, 1987,
p. 146.
39
. Cf. "Sesión núm. 25 del 14 de abril de 1825. Alocución de
Juan I. de Gorriti", en E. Ravignani, Asambleas..., vol. 1,
p. 1247.
40
. Cf. N. Bobbio, Estado..., p. 69.
41
. Cf. El Montonero (1823-1824). Semanario de Córdoba. Imprenta
de la Universidad. Museo Mitre, Sección Biblioteca. Núm. 6,
29 de febrero de 1824, pp. 50-s.; G. Funes, "Manifiesto...",
en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 6 -2da. parte-, p.
722; El Desengañador Gauchipolítico...(1820-1821). Semanario de
Buenos Aires. Imprenta de la Independencia y de Alvarez.
Biblioteca Nacional. Hemeroteca. Sala de Reservados. Núm. 23
(¿1821?), p. 478.
42
. Sesión Secreta del 6 de julio de 1816. Exposición de Manuel
Belgrano ante los congresales de Tucumán, en E. Ravignani,
comp., Asambleas..., vol. 1, p. 481.
43
. "Sesión del 19 de julio de 1816. Alocución del diputado
Serrano", en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 1, p.
237.
44
. Cf. El Observador Americano (1816). Reimpresión facsimilar.
Semanario de Buenos Aires, en Biblioteca de Mayo, tomo IX
-1ra. parte- Núm. 12, 4 de noviembre de 1816, p. 7723.
45
. El Observador Americano, núm. 4, 9 de septiembre de 1816, tomo
IX -1ra. parte-, p. 7673.
46
. Cf. las palabras de San Martín al referirse al proyecto incaico
de Belgrano como solución para la Monarquía americana (Carta de San
Martín a Godoy Cruz, Córdoba, 22 de julio de 1816, en Documentos para
la Historia del Libertador General San Martín, Buenos Aires, Instituto
Nacional Sanmartiniano y Museo Histórico Nacional, 1952. 8 vol..
Vol. 4, p. 13).
47
. Cf. Carta de T.M. de Anchorena a Juan M. de Rosas, Buenos
Aires, 4 de diciembre de 1846, en Adolfo Saldías, La evolución
republicana durante la revolución argentina, Buenos Aires, Arnoldo
Moen y Hno., 1906, p. 384.
48
. Cf. "América", El Argos, núm. 25, 14 de abril de 1824, vol. 4, p.
121. También la Constitución monárquica de 1815, ya citada, dada por
Carlos IV.
49
. Cf.José V. Gómez, Comunicación del enviado en París D ... al
Secretario de Estado en el departamento de Gobierno, París, 18
de junio de 1819. Imprenta de Alvarez. Biblioteca Nacional (Buenos
Aires). Hemeroteca, Sala de Reservados, pp. 7-14.
50
. Carta de J. de San Martín a Tomás Godoy Cruz, Santiago de
Chile, 20 de agosto de 1817, en Comisión Nacional del
Centenario, Documentos del Archivo de San Martín, Buenos
Aires, Coni, 1910. 12 vol.. Vol. 5, p. 561.
51
. Cf. sobre aspectos teóricos: Manuel García Pelayo, "La Corona
(Estudio sobre un símbolo y un concepto político)", en Cuadernos
hispano-americanos. Revista mensual de Cultura hispánica. Madrid,
Instituto de Cultura Hispánica, vol. 70, núm. 208 (abril de
1967), pp. 11-48; Enciclopedia Internacional..., s.v., religión
(Sociología de la religión), vol. 9, p. 228; s.v., realeza, vol. 9,
pp. 128-130. Cf. sobre "El Poder carismático": Max Weber,
Estructuras de poder, Buenos Aires, Leviatan, 1987, pp. 73-103.
Cf. J.V. Gómez, Comunicación..., pp. 13-s; "Sesión del 31 de
julio de 1816. Alocución de Castro Barros", en E. Ravignani,
comp., Asambleas..., vol. 1, p. 239.
52
. La Verdad Desnuda (1822). Semanario de Buenos Aires (el nro. 6 y
último fue impreso en Montevideo). Imprenta de Alvarez. Museo Mitre,
Sección Biblioteca. Núm. 3, 8 de octubre de 1822, pp. 9-s..
53
. El Censor, núm. 56, 19 de septiembre de 1816 y núm. 57, 26 de
septiembre de 1816, tomo VIII, pp. 6871-s. y p. 6880.
54
. Cf. "Sesión del 21 de junio de 1826. Alocución de M.A. de
Castro", en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 3, p.
92; "Casa de Representantes. Continúa la Sesión del 14 de abril",
El Argos, núm. 141, 20 de abril de 1825, vol. 5, p. 136.
55
. Cf.en relación al tema el comentario de Desttut de Tracy
sobre "El espíritu de las leyes": El Argos, núm. 40, 17 de mayo
de 1823, vol. 3, pp. 164-s..
56
. Cf. La Crónica Argentina, núm. 23, 2 de noviembre de 1816, tomo
VII, 6356.
57
. J. Madison, El Federalista, núm. 37, 11 de enero de 1788, en
A. Hamilton, J. Madison y J. Jay, El Federalista, México, Fondo de
Cultura Económica, 1943, p. 150.
58
. Manfred Kossok, La Santa Alianza y la política de los Estados
alemanes ante la emancipación latinoamericana (1815- 1830),
Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de
la República Oriental del Uruguay, Instituto de Investigaciones
Históricas (Ensayos, Estudios y Monogra fías, 9), 1965, p. 3.
59
. El Federalista, núm. 10, 23 de noviembre de 1787, p. 39.
60
. La Crónica Argentina, núm. 27, 23 de noviembre de 1816, tomo
VII, p. 6381.
61
. "Sesión del 10 de octubre de 1826. Alocución de M.A. de Castro",
en E. Ravignani, comp., vol. 3, p. 1023.
62
. Cf. "Sesión 24, 24 de marzo de 1825. Proyecto de contesta
ción al general Juan B. Bustos. Alocución de M. A. de
Castro", en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 1, p.
1231; "Sesión del 24 de abril de 1826. Alocución de M.A. de
Castro", en Asambleas..., vol. 2, p. 1065; "Sesión núm. 28, 28 de
abril de 1825. Discusión y resolución sobre la indicación a
la Comisión de Negocios Constitucionales para que a la mayor
brevedad presente un Proyecto de Constitución. Alocución de Juan
I. de Gorriti", en Asambleas..., vol. 2, p. 1281.
63
. Cf. "Sesión del 29 de septiembre de 1826. Alocución de
Manuel Dorrego", en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol.
3, p. 817; "Sesión del 3 de octubre de 1826. Alocución de José de
Ugarteche", en Asambleas..., vol. 3, p. 923 y pp. 928-s..
64
. "Interior", El Tribuno, núm. 15, 29 de noviembre de 1826, vol.
1, pp. 180-182.
65
. Cf. "Del artículo en que se impugna el discurso del Sr.
Gorriti", El Tribuno, núm. 15, 29 de noviembre de 1826, vol.
1, pp.184-s.. "Política. Juntas y Provincias", El Tribuno, núm.
37, 14 de febrero de 1827, vol. 1, p. 508.
66
. Cf. El Patriota (1821). Bisemanario de Buenos Aires. Imprenta
de Alvarez. Biblioteca Nacional, Hemeroteca, Sala de Reservados.
Núm. 4, 12 de septiembre de 1821, p. 13.
67
. Cf. "Concluye el artículo sobre el Congreso", El Imparcial
(1820-1821). Semanario de Buenos Aires. Imprenta de los Expósi-
tos. Biblioteca Nacional. Hemeroteca, Sala de Reservados. Núm.
10, 20 de febrero de 1821, pp. 169-171.
68
. Jean Baudrillard, "La seducción del lenguaje", en La Nación,
diario de Buenos Aires, secc. 7 (Cultura), 30 de agosto de
1992, p. 1.
69
. Aspectos teóricos pueden consultarse en: S. V. Linares
Quintana, Tratado..., vol. 6, pp. 167-171; Enciclopedia Interna-
cional..., s.v., representación; M. Duverger, Instituciones
políticas..., pp. 124-156 y pp. 216-256.
73
. "Los nuevos gobiernos [...] dependen del capricho de tres o
cuatro jefes militares a los que con degradación tienen que
contemplar y adular." (Carta de San Martín a Guido, París, 1 de
febrero de 1834, en Documentos..., vol. 6, p. 568). Cf. J. A. de
la Puente Candamo, San Martín..., pp. 197-202.
75
. El Nacional, núm. 15, 31 de marzo de 1825, tomo X, p. 9456.
76
. El Nacional, núm. 9, 17 de febrero de 1825, tomo X, p. 9387.
77
. El Nacional, núm. 10, 24 de febrero de 1825, tomo X, p.
9391.
79
. El Nacional, núm. 3, 6 de enero de 1825, tomo X, p. 9318.
80
. E. Martínez Paz (h), "Prólogo" a la obra de C. F. Daunou,
Ensayo..., p. XII, XV, XXII.
81
. C. F. Daunou, Ensayo..., p. 110 y 120.
82
. Cf. El Nacional, núm. 9, 17 de febrero de 1825, tomo X, p.
9386.
83
. "Tercer Legislatura", El Centinela, núm. 42, 11 de mayo de
1823, tomo IX -2da. parte-, p. 8598.
84
. "Sesión del 14 de julio de 1826", en E. Ravignani, comp.,
Asambleas..., vol. 3, p. 215.
86
. "Sesión del 14 de julio de 1826", en E. Ravignani, comp.,
Asambleas..., vol. 3, p. 215.
87
. "Sesión Secreta del [...] 12 de Noviembre de 1819", en E.
Ravignani, Asambleas..., vol. 1, p. 577.
88
. El Centinela, núm. 51, 13 de julio de 1823, tomo IX -2da.
parte-, p. 8718.
89
. "Sesión 25 del 14 de abril de 1825", en E. Ravignani, comp.,
Asambleas..., vol. I, p. 1247.
90
. "Sesión 41 del 9 de junio de 1825", en E. Ravignani, comp.,
Asambleas..., vol. 2, p. 26.
91
. "Sesión del 21 de agosto de 1818", en E. Ravignani, comp.,
Asambleas..., vol. 1, pp. 373-s..
92
. El Argos, núm. 141, 20 de abril de 1825, vol. V, p. 136.
93
. El Argos, núm. 179, 20 de agosto de 1825, vol. 5, p. 283.
94
. J. Ferrater Mora, Diccionario..., s.v., naturaleza, vol. 2,
p. 253 -2da. columna-.
95
. J. Ferrater Mora, Diccionario..., s.v., modalidad, vol. 2,
p. 214 -2da. columna-.
96
. J. Ferrater Mora, Diccionario..., s.v., modelo, vol. 2, p.
216 -1ra. y 2da. columnas-.
97
. J. Ferrater Mora, ibíd., s.v., tipo.
98
. J. Ferrater Mora, Diccionario..., s.v., estructura, vol. 1,
p. 587.
99
. Cf. "Sesión del 31 de agosto de 1818", en E. Ravignani,
Asambleas..., vol. I, p. 376.
100
. Cf. para aspectos teóricos vinculados al tema en la región
rioplatense: F. E. Trusso, De la legitimidad..., pp. 4-10; 22-28;
pp. 59-65.
101
. Cf. "Sesión del 14 de julio de 1826. Proyecto de la Comisión
de Negocios Constitucionales sobre la forma de gobierno que ha de
servir de base a la Constitución del Estado", Buenos Aires, 4 de
junio de 1826, en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 3, p.
215. Cf. J. I. de Gorriti, "Informe...", vol. 3, p. 1370, 1373,
1376.
102
. "Sesión del 14 de julio de 1826. Proyecto de la Comi-
sión...", en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 3, p. 218.
104
. "Sesión del 14 de julio de 1826. Proyecto de la Comi-
sión...", en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 3, pp. 217-
s..
105
. Cf. "Proyecto de Constitución de la República Argentina,
secc. 4ta.. Del Poder Legislativo, Capítulo 5, Art. 60 y Secc.
5ta.. Del Poder Ejecutivo, Capítulo 3. De las atribuciones del
Poder Ejecutivo, art. 87", en E. Ravignani, comp., Asambleas...,
vol. 3, p. 504 y 506.
106
. "Sesión 25 del 14 de abril de 1825. Alocución del diputado
J. V. Gómez", en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 1, p.
1244.
107
. E. Ravignani, comp., Asambleas...,vol. 1, p. 1246 y 1244.
108
. El Independiente, núm. 3, 29 de septiembre de 1816, tomo IX
-1ra. parte-, p. 7747; núm. 17, 5 de enero de 1817, p. 7836.
109
. Cf. El Argos, núm. 29, 24 de abril de 1824 y núm. 30, 28 de
abril de 1824, vol. IV, p. 140 y 143.
110
. Cf. "Sesión 24 del 24 de marzo de 1825", en E. Ravignani,
comp., Asambleas..., vol. 1, p. 1231.
111
. Cf. "Sesión del 7 de agosto de 1818", en E. Ravignani,
comp., Asambleas..., vol. 1, p. 370.
112
. "Sesión del 3, 4 y 5 de julio de 1816", en E. Ravignani,
comp., Asambleas..., vol. 1, p. 232.
113
. Cf. "Sesión del 14 de julio de 1826", en E. Ravignani,
comp., Asambleas..., vol. 3, p. 227.
114
. "Sesión del 23 de junio de 1826. Alocución de M. A. de
Castro", en E. Ravignani, comp., Asambleas..., vol. 3, p. 91.
115
. Cf. "Sesión del Congreso (1816)", en E. Ravignani, comp.,
Asambleas..., vol. 1, p. 370.
116
. Distintos enfoques teóricos sobre el concepto de "Represen-
tación" se encuentran expuestos en: Enciclopedia Internacio-
nal..., s.v., representación.
117
. Cf. "Sesión 22 del 9 de marzo de 1825", en E. Ravignani,
comp., Asambleas..., vol. 1, p. 1201.
118
. Cf. "Sesión del 5 de septiembre de 1826", en E. Ravignani,
comp., Asambleas..., vol. 3, p. 539.
119
. Cf. "Sesión 28 del 28 de abril de 1825. Alocución del
diputado M. A. de Castro" y "Sesión 32 del 4 de mayo de 1825.
Alocución del diputado J. I. de Gorriti", en E. Ravignani, comp.,
Asambleas..., vol. 1, p. 1284 y vol. 1, p. 1325.
120
. "Sesión Secreta del 20 de noviembre de 1819", en E. Ravigna-
ni, comp., Asambleas..., vol. 1, p. 590.
121
. La expresión fue tomada de la obra de J. Vázquez de Mella,
El tradicionalismo..., p. 180.
122
. Consideraciones teóricas sobre el tema, que ofrece un estado
de la cuestión, pueden encontrarse en: Enciclopedia Interna-
cional..., s.v., Representación; Elecciones; Mayoría, Principios
del Gobierno de la....
123
. Cf. "Sesión del 25 de septiembre de 1826", en E. Ravignani.
III, 741 y 734.
124
. Cf. este matiz roussoniano en "Sesión del 26 de junio de
1825. Alocución de Manuel Dorrego", en E. Ravignani, comp.,
ibíd., III, 24-s..
125
. M. García Pelayo distingue tres tipos de concepto de
Constitución: racional normativo, histórico tradicional y
sociológico. Cf. Derecho..., 33-53. También S. V. Linares
Quintana, op. cit., 30-41.
126
. "Espartanismo" fue una voz empleada por M. Dorrego, inter-
pretada por M. A. de Castro como sinónimo de Despotismo o
Democracia tumultuaria. Cf. "Sesión del 3 de octubre de 1826", en
E. Ravignani, comp., ibíd., III, 921.
127
. "Sesión del 25 de septiembre de 1826", en E. Ravignani,
comp., ibíd., III, 739.
128
. "Sesión del 25 de septiembre de 1825", en E. Ravignani,
comp., ibíd., III, 735.
129
. Ibíd., III, 738, 743, 746.
130
. Ibíd., III, 738, 743, 746.
131
. Ibíd., III, 738, 743, 746.
132
. A. Sáenz, después de definir esta categoría, explica
distintos modelos que conducen, por la disposición de los
elementos constitutivos, hacia una Monarquía Constitucional o
hacia una República (Instituciones..., 110 y 115-s.).
133
. C. E. Colautti, Proyectos..., 71.
134
. "Sesión del 31 de agosto de 1818", en E. Ravignani, comp.,
ibíd., I, 376.
135
. "Sesión del 31 de agosto de 1818", en E. Ravignani, comp.,
ibíd., I, 376.
136
. El Independiente, nro. 2, 22 de septiembre de 1816, IX -1ra.
parte-, 7740.
137
. Ibíd., Notas 56/57.
138
. Ibíd., Notas 56/57.
139
. G. Funes, "Manifiesto...", VI -2da. parte-, 722.
140
. Ibíd., 725. J. Agrelo en el periódico El Independiente
bosqueja un Proyecto constitucional que, con algunas variantes,
se asienta en bases similares: Cf. nro. 13, 8 de diciembre de
1816, IX -1ra. parte-, 7811-7813; nro. 3, 29 de septiembre de
1816, 7750; nro. 17, 5 de enero de 1817, 7836
141
. D. J. C., Catecismo..., 108.
142
. Comisión de Bernardino Rivadavia..., I, 10.
143
. "Sesión del 31 de agosto de 1818", en E. Ravignani, comp.,
ibíd., I, 376.
144
. Cf. ibíd., I, 377.
145
. G. Funes, "Manifiesto...", VI -2da. parte-, 724.
146
. Cf. "Sesión del 31 de agosto de 1818", en E. Ravignani,
comp., I, 376-s..
147
. Ibíd., I, 379. Cf. referencias sobre el tema "elecciones":
El Censor, nro. 59, 10 de octubre de 1816, VIII, 6895-s..
149
. Ibíd., I, 378-382.
150
. Cf. "Sesión del 24 de octubre de 1818", en E. Ravignani,
comp., ibíd., I, 404.
151
. Cf. para aspectos teóricos vinculados con el Estado, la
Iglesia y su relación con el Liberalismo, la obra clásica de M.
Weber, La ética..., 109-185. También artículos pertinentes de la
Enciclopedia Internacional..., s.v., Religión; Gobierno, Mito y
Símbolo; conservadurismo.
154
. El Centinela, nro. 26, 26 de enero de 1823, IX -2da. parte-,
8336.
155
. El Argos, nro. 79, 19 de octubre de 1822, II, 323.
156
. Cf. sobre los "fueros" en España: M. Artola, Antiguo...,
208-237.
157
. El Argos, nro. 95, 20 de noviembre de 1824, IV, 422-s..
158
. Cf. El Censor, nro. 119, 25 de diciembre de 1817 (sobre el
despotismo feudal). J. Agrelo en el periódico El Abogado
Nacional, nro. 6, 1 de febrero de 1819, explica las caracte-
rísticas del Gobierno aristocrático.
Entre muchos números, nos habla del "Director Supremo" en: nro.
63, 18 de agosto de 1824, IV, 290.
161
. El Argos, nro. 1, 17 de enero de 1824, IV, 7.
163
. El Correo de las Provincias, nro. 2, 1 de diciembre de 1822,
X, 9084.
164
. El Correo de las Provincias, nro. 7, 30 de enero de 1823, X,
9173.
165
. El Correo de las Provincias, nro. 3, 15 de diciembre de
1822, X, 9098-s..
166
. El Centinela, nro. 2, 4 de agosto de 1822, IX -1ra. parte-,
7940.
167
. El Centinela, nro. 9, 22 de septiembre de 1822, IX -1ra.
parte-, 8071.
168
. El Centinela, nro. 3, 11 de agosto de 1822, IX -1ra. parte-,
7952.
169
. El Centinela, nro. 15, 3 de noviembre de 1822, IX -1ra.
parte-, 8145.
170
. Ibíd., 8154.
171
. Ibíd., 8149
172
. El Argos, nro. 77, 12 de octubre de 1822, II, 316.
173
. "Representación Provincial. Extracto de la sesión de la
noche del miércoles 24.", El Argos, nro. 55, 27 de julio de 1822,
II, 224.
175
. G. Rodríguez, Contribución..., I, 495.
176
. Cf. "Circular de Diego E. Zavaleta diputado del gobierno de
Buenos Aires cerca de los gobiernos y pueblos del Río de la
Plata", El Argos, nro. 6, 5 de febrero de 1824, IV, 39; "Bando
del general Pedro A. de Olañeta, Potosí, 21 de febrero de 1824",
El Argos, nro. 26, 17 de abril de 1824, IV, 129; "Manifiesto del
general Olañeta a los habitantes del Perú, Potosí, 20 de junio de
1824", El Argos, nro. 64, 21 de agosto de 1824, IV, 294-s..
177
. Aspectos teóricos sobre el tema "metafísica del poder"
pueden encontrarse en: M. García Pelayo, "La Corona...", 11-48;
J. A. Seco Villalba, El poder..., 1-59; M. Weber, Estructuras...,
73-103; Enciclopedia Internacional..., s.v., Gobierno.
178
. Cf. El Argos, nro.3, 24 de enero de 1824, IV, 24.
179
. Cf. Primera Parte, c. IV, 1.1., nota 47.
180
. Cf. La Crónica Argentina, nro. 30, 7 de diciembre de 1816,
VII, 6398.
181
. "La causa del género humano, y la causa del Despotismo. De
un periódico de Nort-América", El Censor, nro. 130, 12 de marzo
de 1818, VIII, 7330.
182
. Cf. Discurso de Juan G. de Las Heras a la Representa ción
Nacional de las Provincias del Río de la Plata el día mismo de la
instalación, Buenos Aires, 16 de diciembre de 1824, en E.
Ravignani, comp., op. cit., I, 921.
183
. Cf. "Acta del 8 de noviembre de 1826", en E. Ravignani,
comp., ibíd., III, 1086.
184
. El Correo de las Provincias, nro. 15, 27 de marzo de 1823,
X, 9257.
185
. El Argos, nro. 19, 29 de marzo de 1824, IV, 97.
186
. El Argos, nro. 13, 3 de marzo de 1824, IV, 71.
187
. El Argos, nro. 39, 29 de mayo de 1824, IV, 184-s.. Cf.
también nro. 51, 1 de julio de 1824, IV, 240-s.; nro. 67, 28 de
agosto de 1824, IV, 312; nro. 99, 4 de diciembre de 1824, y nro.
87, 27 de octubre de 1824, IV, 441 y 393.
188
. El Argos, nro. 16, 13 de marzo, y nro. 28, 22 de abril de
1824, IV, 83 y 136-s..
189
. El Correo de las Provincias, nro. 10, 20 de febrero de 1823,
X, 9202. También El Argos, nro. 6, 5 de febrero de 1824, IV, 38-
s..
190
. Cf. El Correo de las Provincias, nro. 14, 20 de marzo de
1823, X, 9247-s.; El Centinela, nro. 13, 20 de octubre de 1822,
IX -1ra. parte-, 8114; El Argos, nro. 35, 15 de mayo de 1824, IV,
167.
191
. El Redactor del Congreso Nacional, nro. 10, 3 de octubre de
1816, 6.
192
. El concepto de Constitución corresponde a M. García Pelayo,
Derecho..., 34 y 144.
193
. El pensador político-religioso, Córdoba, nro. 5, 3 de mayo
de 1825, pp. 117-124, ap. A. A. Tonda, Castro Barros..., 232-s..
194
. Cf. "Sesión 25 del 14 de abril de 1825. Alocución de J. I.
de Gorriti", en E. Ravignani, comp., op. cit., I, 1247.
196
. Cf. sobre las raíces del anticlericalismo rioplatense: A. A.
Tonda, ibíd., 188-s..
197
. Carta de Castro Barros al ministro M. J. García, 1824, en A.
A. Tonda, ibíd., 160.
198
. Cf. A. A. Tonda, ibíd., 170.
199
. Cf. El Observador eclesiástico de Chile (reimpreso en
Córdoba en 1824), ap. A. A. Tonda, ibíd., 182.
200
. Cf. El Observador eclesiástico de Chile. Apéndice, págs.
XXVII-XXVIII, ap. A. A. Tonda, ibíd., 188. Cf. también A. A.
Tonda, El Dr. Gregorio Funes..., 7-11.
201
. El Observador eclesiástico de Chile, nro. 15, p. 174, ap. A.
A. Tonda, ibíd., 166.
202
. Cf. H. M. Brackenridge, Viajes..., II, 169 y 182-s..
203
. G. Funes, "Oración...", I, 322-324.
204
. La Verdad Desnuda, nro. 2, 1 de octubre de 1822, 5-s.; nro.
3, 8 de octubre de 1822, 9-s.; nro. 4, 18 de octubre de 1822, 13-
s.; nro. 5, 26 de octubre de 1822, 19-s..
205
. Carta de M. Belgrano a J. de San Martín, Santiago del
Estero, 6 de abril de 1814, en R. Piccirilli, San Martín..., 154.
206
. Carta de J. de San Martín a T. Godoy Cruz, Mendoza, 24 de
mayo de 1816, en Documentos para la Historia..., III, 452.
207
. Cf. Carta de G. Funes a Mosquera, Buenos Aires, 6 de enero
de 1824, en Archivo del Doctor..., III, 167-170.
209
. El Desengañador gauchipolítico..., nro. 2, 1820, 30.
210
. El Desengañador gauchipolítico..., nro. 3, 1820, 51.
211
. El Desengañador gauchipolítico..., nro. 18, 1820, 403.
212
. El Desengañador gauchipolítico..., nro. 18, 1820, 403.
213
. Cf. El Desengañador gauchipolítico..., nro. 3, 1820, 45 y
51; El Despertador teofilantrópico..., nro. 11, 2 de julio de
1820, 152 a 163; La Verdad Desnuda, nro. 2, 1 de octubre de 1822,
5.
214
. El Despertador teofilantrópico..., nro. 2, 28 de abril de
1820, 18-s..
215
. Cf. Doña María Retazos, nro.9, 7 de agosto de 1821, 147-159.
216
. "Comedia primera de Doña María Retazos", Doña María Retazos,
nro. 7, 21 de julio de 1821, 112 y 117.
217
. La Verdad Desnuda, nro. 1, 24 de septiembre de 1822, 4; nro.
2, 1 de octubre de 1822, 6-s..
218
. Conceptos teóricos del régimen monárquico español, acerca de
la división del poder y sobre el concepto de 'soberanía', pueden
seguirse en la obra de G. M. de Jovellanos, Escritos..., 181-220.
221
. Pueden consultarse, entre otras obras, referencias a
aspectos institucionales relacionadas con el cabildo en: J. M.
Ots Capdequí, El Estado..., 61-63; R. Zorraquín Becú, La
organización..., c. V; T. Halperín Donghi, Revolución..., 142-
168.
222
. Cf. sobre la abolición del Cabildo de San Juan: El Correo de
las Provincias, nro. 5, 16 de enero de 1823, X, 9155.
223
. Cf. H. M. Brackenridge, op. cit., II, 168.
224
. "Cuyo, Mendoza", El Correo de las Provincias, nro. 5, 15 de
diciembre de 1822, X, 9098-s..
225
. "Sala de Representantes de la Provincia de Buenos Aires.
Sesión del 6 de diciembre de 1821. Alocución de Bernardino
Rivadavia sobre la conveniencia de suprimir el Cabildo de Luján",
en C. Mouchet, "Las ideas...", 40 y 39.
226
. "Sala de Representantes de la Provincia de Buenos Aires.
Sesión del 20 de diciembre de 1821. Alocución de B. Rivadavia
sobre la conveniencia de suprimir el Cabildo de Buenos Aires", en
C. Mouchet, ibíd., 42.
227
. "Remitido" y "Reflexiones" del editor del periódico -M. A.
de Castro-, Gaceta de Buenos Aires, nro. 26, 25 de octubre de
1820, VI, 284.
228
. C. Mouchet, op. cit., 38.
229
. "Sesión del 15 de octubre de 1822. Alocución de Gómez", en
Diario de Sesiones..., I, 424-s..
230
. Cf. El Argos, nro. 40, 17 de mayo de 1823, III, 164.
231
. "Discurso de Antonio Valdés", El Censor, nro. 44, 27 de
junio de 1816, VIII, 6783.
232
. El Censor, nro. 48, 25 de julio de 1816, VIII, 6816-s..
233
. El Censor, nro. 45, 4 de julio de 1816, VIII, 6791.
234
. "Discurso de Antonio Valdés", El Censor, nro. 44, 27 de
junio de 1816, VIII, 6783.
235
. La Estrella del Sud, nro. 6, 26 de septiembre de 1820, IX
-1ra. parte-, 7890.
236
. Carta de J. de San Martín a T. Godoy Cruz, Mendoza, 15 de
agosto de 1816, en Documentos del Archivo..., V, 547.
237
. "Cabildo Abierto del 1 de mayo de 1815", en C. S. A.
Segreti, "Cuyo...", 102-s..
238
. El Correo de las Provincias, nro. 3, 15 de diciembre de
1822, X, 9099.
239
. El Independiente, nro. 13, 8 de diciembre de 1816, IX -1ra.
parte-, 7812, 7809, 7811.
240
. El Censor, nro. 132, 28 de marzo de 1818, VIII, 7341 y 7345.
En carta al presidente Monroe, Brackenridge demuestra su
orientación 'antifederalista', esto es, partidario del modelo
popular jeffersoniano, consistente en priorizar las autonomías de
los Estados antes que la Unión.
242
. Cf. El Censor, nro. 134, 11 de abril de 1818, VIII, 7354.
243
. Cf. El Censor, nro 155, 5 de septiembre de 1818, VIII, 7480.
244
. El Centinela, nro. 21, 15 de diciembre de 1822, IX -1ra.
parte-, 8212; 8225-s.; 8240.
245
. "Entre Ríos", El Correo de las Provincias, nro. 11, 27 de
febrero de 1823, X, 9124.
246
. "Sesión del 14 de julio de 1826. Proyecto de la Comisión de
Negocios Constitucionales", en E. Ravignani, comp., op. cit.,
III, 215.
Cf. iguales palabras en "Observación", La Crónica Argentina, nro.
31, 14 de diciembre de 1816, VII, 6412-s..
247
. Cf. El Argos, nro. 81, 26 de octubre de 1822, II, 332; nro.
83, 2 de noviembre de 1822, II, 337; nro. 79, 19, de octubre de
1822, II, 324-s.; nro. 95, 20 de noviembre de 1824, IV, 423.
249
. Cf. El Argos, nro 17, 17 de marzo de 1824, IV, 87 y nro. 16,
13 de marzo de 1824, IV, 86.
250
. Cf. El Argos, nro. 29, 24 de abril de 1824, IV, 139.
251
. Cf. La Crónica Argentina, nro. 19, 30 de septiembre de 1816,
VII, 6324.
252
. Cf. El Argos, nro. 78, 16 de octubre de 1822, II, 320.
253
. Cf. El Centinela, nro. 68, 9 de noviembre de 1823, IX -2da.
parte-, 8976.
254
. "Sesión 25 del 14 de abril de 1825. Alocución de J. I. de
Gorriti", en E. Ravignani, comp., ibíd., I, 1247.
255
. "El Sistema Representativo es básicamente un régimen repu-
blicano", afirma el abate de Pradt. (El Censor, nro. 38, 16 de
mayo de 1816, VIII, 6747).
256
. "Sesión del 3 de octubre de 1826. Alocución de M.A. de
Castro", en E. Ravignani, comp., ibíd., III, 919.
257
. El Argos, nro. 34, 12 de mayo de 1824, IV, 164.
258
. V. Tau Anzoátegui, "¿Qué es la ley?..., 436. Cf. pp. 433-
437.
259
. El Centinela, nro. 42, 11 de mayo de 1823, IX -2da. parte-,
8598.
260
. "Mensaje del Gobierno de Buenos Aires a la Tercera Legisla-
tura", El Centinela, nro. 42, 8597.
261
. Cf. "Sesión del 14 de julio de 1826. Proyecto de la Comisión
de Negocios Constitucionales", en E. Ravignani, comp., op. cit.,
III, 215. También La Crónica Argentina, nro. 31, 14 de diciembre
de 1816, VII, 6412-s..
262
. El Argos, nro. 23, 11 de septiembre de 1821, I, 140.
263
. "Caracteres de una justa libertad y de un poder legítimo. De
la célebre Memoria de Lázaro Carnot dirigida a Luis XVIII en
julio de 1814 -Continuación-", El Censor, nro. 137, 2 de mayo de
1818, VIII, 7375.
264
. "Observación", La Crónica Argentina, nro. 31, 14 de diciem-
bre de 1816, VII, 6411. Similar apreciación le merece el tema a
los redactores de La Abeja Argentina [entre otros Felipe
Senillosa, J. S. de Agüero, Manuel Moreno y J. V. Gómez] que, en
relación con la "balanza de poderes, tan alabada por su prestigio
en la Constitución inglesa", afirman: que ella no existe "entre
los poderes sino entre órdenes del Estado, [entre] tres fuerzas
distintas[...] el rey, los barones y el pueblo." ("La Balanza de
los Poderes", La Abeja Argentina, nro. 6, 15 de agosto de 1822,
VI, 5406).
265
. "Janeiro. Contestación al artículo del diario brasilero", El
Argos, nro. 40, 17 de mayo de 1823, III, 164.
266
. G. Funes, "Manifiesto...", VI -2da. parte-, 725. Cf. la
reproducción final en: "Sesión del 14 del julio de 1826. Proyecto
de la Comisión de Negocios Constitucionales", en E. Ravignani,
comp., ibíd., III, 215.
267
. "Caracteres de una justa libertad y de un poder legítimo. De
la célebre Memoria de L. Carnot dirigida a Luis XVIII en julio de
1814 -Continuación-", El Censor, nro. 137, 2 de mayo de 1818,
VIII, 7375.
268
. "Janeiro -Contestación al artículo del diario brasilero-",
El Argos, nro. 40, 17 de mayo de 1823, III, 164-s..
269
. Ibíd..
270
. "Reflexiones", El Censor, nro 90, 5 de junio de 1817, VIII,
7092.
271
. El Argos, nro. 84, 16 de octubre de 1824, IV, 381.
272
. El Argos, nro. 94, 17 de noviembre de 1824, IV, 419.
273
. "Sesión del 7 de agosto de 1818", en E. Ravignani, comp.,
op. cit., I, 370.
274
. "Sesión de 1 de septiembre de 1826. Dictamen de la Comisión
de Negocios Constitucionales relativo al Proyecto de Constitu-
ción", en E. Ravignani, comp., ibíd., III, 498.
275
. La Estrella del Sud, nro. 5, 22 de septiembre de 1820, IX
-1ra. parte-, 7880.
276
. "Examen del Sistema Federativo. Efectos del federalismo en
las repúblicas antiguas." El Censor, nro. 99, 7 de agosto de
1817, VIII, 7146.
277
. Es al Poder Legislativo -en referencia concreta a la Sala de
Representantes de Buenos Aires- a quien "toca llenar la prosperi-
dad" (El Argos, nro. 99, 4 de diciembre de 1824, IV, 447).
278
. El Correo de las Provincias al referirse al Poder Legislati-
vo, especifica que no debe ser soberano, pues la representación
recae en el Poder Ejecutivo y en el Legislativo a la vez. (Nro.
8, 6 de febrero de 1823, X, 9190)
279
. Cf. El Tribuno, nro. 4, 22 de octubre de 1826, I, 42 y 50,
25 de octubre de 1826, I, 55-s..
280
. Cf. El Argos, nro. 30, 28 de abril de 1824, IV, 143.
282
. "Alocución del Gobernador de San Juan", El Argos, nro. 119,
5 de febrero de 1825, V, 47.
283
. El Argos, nro. 3, 8 de enero de 1823, III, 11.
284
. El Argos, nro. 141, 20 de abril de 1825, V, 136.
285
. "Acta del 5 de diciembre de 1826", en E. Ravignani, comp.,
op. cit., III, 1176.
286
. G. Funes, "Manifiesto...", en E. Ravignani, comp., ibíd., VI
-2da. parte-, 722.
287
. "Alocución de Sáenz de Cavia", El Tribuno, nro. 7, 1 de
noviembre de 1826, I, 78.
288
. Cf. El Centinela, nro. 72, 7 de diciembre de 1823, IX -2da.
parte-, 9025 y 9032.
289
. Cf. El Centinela, nro. 72, 7 de diciembre de 1823, IX -2da.
parte-, 9025 y 9032.
290
. "Exterior. Perú y Bolivia", El Tribuno, nro. 52, 7 de abril
de 1827, I, 740.
291
. El Tribuno, nro. 5, 5 de mayo de 1827, II, 69.
293
. "Sesión del 3 de marzo de 1826. Alocución de J. I. de
Gorriti", en E. Ravignani, comp., ibíd., II, 856.
294
. "Legislatura Nacional. Elecciones", El Nacional, nro. 3, 6
de enero de 1825, X, 9320-s.; nro. 14, 24 de marzo de 1825, X,
9451-s..
295
. P. C. F. Daunou, Ensayo..., 108.
297
. "Elecciones", El Nacional, nro. 14, 24 de marzo de 1825, X,
9452.
298
. La Abeja Argentina, nro. 7, 15 de octubre de 1822, VI, 5429.
299
. El Nacional, nro. 3, 6 de enero de 1825, X, 9321.
300
. El Nacional, nro. 3, 6 de enero de 1825, X, 9321.
301
. Cf. "Ideas extractadas de un papel impreso en París en 1814.
Libertad de prensa", El Censor, nro. 35, 25 de abril de 1816,
VIII, 6719; "Prosigue el Estado Nuevo de las Naciones. Examen de
la obra del abate de Pradt", nro. 42, 13 de junio de 1816, VIII,
6771; El Nacional, nro. 15, 31 de marzo de 1825, X, 9460-s..
303
. "Alocución de Sáenz de Cavia", El Tribuno, nro. 2, 15 de
octubre de 1826, I, 14.
304
. "Sesión del 3 de marzo de 1826. Alocución de M. A. de
Castro", en E. Ravignani, comp., ibíd., II, 984.
305
. Carta tal vez de Tracy o de Daunou a Rivadavia, París, 2 de
diciembre de 1822, en El Correo de las Provincias, nro. 15, 27 de
marzo de 1823, X, 9257.Cf. P. C. F. Daunou, op. cit., 121.
306
. El Nacional, nro. 2, 30 de diciembre de 1824, X, 9306-s..
307
. "El Tribuno a El Mensajero Argentino",El Tribuno,nro.9,19 de
mayo de 1827,II,131.
308
. El Argos, nro. 179, 20 de agosto de 1825, V, 283.
309
. "Política", La Crónica Argentina, nro. 26, 16 de noviembre
de 1816, VII, 6374. Cf. "Estados Unidos -Filadelfia 24 de
julio-. El Franklin de la América del Sud, o el Sr. Manuel
Torres", El Argos, nro. 90, 27 de noviembre de 1822, II, 366-s..
Cf. también El Patriota, nro. 14, 17 de octubre de 1821, 58.
310
. Doña María Retazos, nro. 1, 27 de marzo de 1821, 10.
311
. "Caracteres de una justa libertad y de un poder legítimo.
De la célebre Memoria de L. Carnot dirigida a Luis XVIII en julio
de 1814-Continuación-", El Censor, nro. 137, 2 de mayo de 1818,
VIII, 7375.
312
. "Respuesta al nro. 7 de El Observador Americano", La Crónica
Argentina, nro. 22, 26 de octubre de 1816, VII, 6345.
313
. "Remitido por 'El Amigo de la Virtud'. Franklin y Washing-
ton", Gaceta de Buenos Aires, nro. 165, 22 de marzo de 1820, VI,
113.
314
. Cf. La Abeja Argentina, nro. 7, 15 de octubre de 1822, VI,
5429.
315
. Cf. El Argos, nro. 95, 20 de noviembre de 1824, IV, 423.
316
. El Centinela, nro. 12, 13 de octubre de 1822, IX -1ra.
parte-, 8095.
317
. El Centinela, nro. 72, 7 de diciembre de 1823, IX -2da.
parte-, 9024.
318
. Cf. La Abeja Argentina, nro. 7, 15 de diciembre de 1822, VI,
5429; El Argos, nro. 34, 12 de mayo de 1824, IV, 165.
319
. Cf. El Argos, nro. 36, 19 de mayo de 1824 y nro. 39, 29 de
mayo de 1824, IV, 171 y 185.
320
. Cf. El Argos, nro. 86, 23 de octubre de 1824, IV, 387. Cf.
sobre la relación "Utilidad y Justicia": El Centinela, nro. 42,
11 de mayo de 1823, IX -2da. parte-, 8598.
321
. Cf. El Nacional, nro. 11, 3 de marzo de 1825, X, 9421; El
Argos, nro. 17, 17 de marzo de 1824, IV, 87.
322
. El Argos, nro. 29, 24 de abril de 1824, IV, 139.
323
. El Argos, nro. 38, 25 de mayo de 1824 y nro. 99, 4 de
diciembre de 1824, IV, 182 y 444.
324
. El Argos, nro. 38, 25 de mayo de 1824 y nro. 99, 4 de
diciembre de 1824, IV, 182 y 444.
325
. Cf. El Argos, nro. 3, 24 de enero de 1824, IV, 21.
326
. El Argos, nro. 17, 17 de marzo de 1824, IV, 87.
327
. Cf. El Argos, nro. 39, 29 de mayo de 1824 y nro. 40, 1 de
junio de 1824, IV, 185 y 188.
328
. Cf. El Argos, nro. 48, 23 de junio de 1824, IV, 229.
329
. "Proclama del Gobierno. ¡Generoso Pueblo de Mendoza!", El
Argos, nro. 54, 17 de junio de 1824, IV, 255.
330
. Cf. El Correo de las Provincias, nro. 16, 3 de abril de
1823, X, 9266; El Argos, nro. 17, 17 de marzo de 1824, IV, 87;
nro. 54, 17 de julio y nro. 76, 22 de septiembre de 1824, IV, 255
y 349.
331
. Cf. "Proclama del gobierno. ¡Generoso Pueblo de Mendoza!",
El Argos, nro. 54, 17 de junio de 1824, IV, 255.
332
. Cf. "Artículos sobre las escuelas primarias", El Censor,
nro. 84, 24 de abril de 1817; nro. 88, 22 de mayo de 1817, VIII,
7054 y 7078-s.; "De la influencia de los escritos luminosos sobre
la suerte de la humanidad", El Censor, nro. 110, 23 de octubre de
1817, VIII, 7210; "Educación", El Censor, nro. 82, 9 de abril de
1817, VIII, 7038-s.; "Sobre la necesidad de generalizar la
educación", El Censor, nro. 115, 27 de noviembre de 1817, VIII,
7242; "Del entusiasmo revolucionario", El Censor, nro. 123, 22 de
enero de 1818, VIII, 7290-s..
333
. Cf. El Centinela, nro. 43, 18 de mayo de 1823, IX -2da.
parte-, 8619; El Argos, nro. 17, 17 de marzo de 1824 y nro. 34,
12 de mayo de 1824, IV, 87 y 165.
334
. El Correo de las Provincias, nro. 9, 13 de febrero de 1823,
X, 9191.
335
. Cf. Nota 8.
336
. "Buenos Aires, la provincia [...] que más ha podido aproxi-
marse a su libertad civil [...] aún no pudo hacer la división
perfecta de sus tres altos poderes. Porque no era bastante que
su legislatura fuera compuesta de Representantes de la misma
provincia, era preciso además que estuviera dividida en dos
Cámaras. ¡Cuántos errores pueden haberse cometido por estas!."
("Sesión del 18 de julio de 1826. Alocución de Francisco Acosta",
en E. Ravignani, comp., op. cit., III, 247).
337
. "Mensaje a la Tercera Legislatura de la Provincia de Buenos
Aires, 5 de mayo de 1823", El Argos, nro. 38, 10 de mayo de 1823,
III, 158.
338
. Carta de G. Funes a J. Mosquera, Buenos Aires, 6 de enero de
1824, en Archivo del Doctor ..., III, 169.
339
. "Sesión del 21 de julio de 1823. Alocución del Ministro de
Hacienda, Manuel J. García y del Ministro de Gobierno, Bernardino
Rivadavia", Diario de Sesiones..., II, 212 y 181.
340
. "Sesión del 2 de octubre de 1826. Alocución de Francisco
Acosta", en E. Ravignani, comp., ibíd., III, 860-s..
341
. La Crónica Argentina, nro. 26, 16 de noviembre de 1816, VII,
6373.
342
. Cf. El Nacional, nro. 4, 13 de enero de 1825 y nro. 8, 10 de
febrero de 1825, X, 9333 y 9378-9380.
La "oposición" resulta peligrosa porque "dividirá aquellas clases
o aquellos hombres que, por su influencia, por sus luces, por su
posición, son los que en todas partes llevan y llevarán siempre
la dirección de los negocios [...]. Este sistema [de oposición],
justificable en Europa, no lo es entre nosotros por la gran
diversidad de instituciones y circunstancias." (El Nacional, nro.
11, 3 de marzo de 1825, X, 9408).
343
. Cf. A. Sáenz, op.cit., 105
344
. G. Funes, "Manifiesto...", VI -2da. parte-, 725.
345
. Cf. "Sesión 25 del 14 de abril de 1825. Alocución de J. I.
de Gorriti", en E. Ravignani, comp., ibíd., I, 1247.
346
. "Por la maldita educación recibida: ¿no repugna a mucha
gente de los patriotas un sistema de gobierno puramente popular,
persuadiéndose tiene éste una tendencia a destruir nuestra
religión?." (Carta de San Martín a Godoy Cruz, Mendoza, 24 de
mayo de 1816, Documentos para la Historia..., III, 452).
347
. El presidente "debe considerarse" como "persona sagrada." Es
menester que la "Presidencia" goce "del prestigio que le es
necesario", lo cual permitirá que "el republicanismo [...] se
consolide más." ("Sesión del 5 de febrero de 1826. Alocución de
J. V. Gómez", en E. Ravignani, comp., ibíd., II, 604-s.).
350
. "El espíritu castellano, o el hispanoamericano [...] forma
nuestro carácter; pues por Castilla somos gente, y Castilla ha
sido nuestra gentilitia domus." (El Desengañador gauchipolíti-
co..., nro. 2 -1820-, 28).
351
. El Observador eclesiástico de Chile (reimpreso en Córdoba),
ap. A. A. Tonda, op. cit., 182.