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Resumen Intervenciones en Instituciones Educativas - Murcia - Final
Resumen Intervenciones en Instituciones Educativas - Murcia - Final
CATEDRA: MURCIA
AÑO: 4º
INDICE
Bullyng 13
Gestión Estratégica 48
¿Niños o Síndromes? 61
La oferta educativa
Para plantear la relación del sujeto de la educación con la oferta educativa se parte de un punto
señalado por Hebe Tizio: La oferta que se realice es lo que puede causar una demanda. Abrirá la
posibilidad de realizar un nuevo pacto con lo social. Un cambio de posición en el sujeto debe operarse,
debe reencontrar la capacidad de confiar en alguien y de ser reconocido como un sujeto, con márgenes de
libertad.
Hay que pensar la oferta educativa como el pivote que posibilita el enlace entre la particularidad de cada
sujeto y lo social.
Un nuevo pacto con lo social: El caso B
Desde el trabajo educativo:
Acotar la demanda, regular los espacios para la escucha, para que se ponga en juego la
palabra.
Se trata de dar un lugar distinto al que el sujeto convoca, articulando una dialéctica diferente. Si
no se está advertido, la posición del sujeto lleva a fijar más la problemática.
El interés del sujeto aparece como un enigma, lo que dice que le interesa es a veces la expresión de una
dificultad.
Función Educativa: Hallar puntos de encuentro entre el Sujeto y la Cultura.
La oferta no es algo del orden de lo concreto sino la oferta de un vínculo con el saber. Al sujeto le
compete la responsabilidad de la adquisición, se le suponen unos intereses particulares y una
disposición al trabajo. Si se hubiera trabajado con las marcas iniciales que traía (maltratada o borderline),
B. hubiera tenido un difícil acceso a la cultura. En este caso se constata el pasaje de la victimización a la
responsabilidad, a la posibilidad de producción de un porvenir.
La oferta educativa tiene unos tiempos:
1) El sujeto realiza una toma de contacto.
2) Seguido de un largo proceso en el que se va produciendo la apropiación.
Cada vez que una persona se apropia de un saber, lo hace suyo, lo reutiliza por su cuenta y lo reinvierte en
otra parte, ha de hacerse cargo/responsable de asumir sus posibilidades y sus límites.
El sujeto de la educación, un lugar que se construye
Se puede pensar el sujeto de la educación como una plaza ofertada para el acceso a la cultura, que se
construye en función de unas atribuciones (capacidad y voluntad) supuestas por el agente al sujeto, y por
la aceptación de éste a ocupar dicho lugar. Es necesario un trabajo de transmisión por parte de la gente y
de adquisición por parte del sujeto.
Un niño sólo pasa a ser Sujeto de la Educación cuando se le suponen Intereses Particulares,
Disposición al Trabajo y al Esfuerzo.
Los tiempos de la oferta se articulan sobre la base de la exigencia social, teniendo en cuenta los tiempos de
la institución así como los del propio sujeto. En el sostenimiento de la oferta se van incorporando los
intereses del sujeto y configurando sus demandas.
El consentimiento del sujeto suele estar ligado a una oferta valiosa, y a que esa oferta contemple sus
propios intereses y su propia palabra.
Una posición paradójica y sus derivas
Los educadores tienen una posición paradójica:
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Desde la perspectiva del psicoanálisis, la civilización tiene que ver con el discurso. Para Lacan, el
discurso excede a la palabra, va más allá de los enunciados que realmente se pronuncia. El discurso
subsiste sin palabras porque se trata de relaciones fundamentales que se sustentan del lenguaje.
Freud introduce dos paradojas:
1) Cuanta más renuncia hay, más exigencia superyoica.
2) Cuanta más infelicidad hay, más se hace sentir la culpabilidad.
La permisividad entendida como falta de límite y, por tanto, de regulación, deja al sujeto librado a sí
mismo y se transforma en una de las caras del superyó que produce malestar.
Lo que históricamente dio un marco y un límite al circuito del superyó ha sido lo que Lacan llamo “El
discurso del amo”. El efecto civilizador se produce en ese discurso porque pone una barrera entre el
sujeto y el goce.
El goce aparece como un bien opuesto al bienestar. Se puede decir que muchas de las demandas sociales
que recibe el campo de la educación social tienen que ver con las nuevas formas del síntoma y esto no es
sin consecuencias para el vínculo educativo.
¿Qué se ve hoy en relación con el tratamiento del síntoma?
El discurso dominante aplasta el síntoma porque perturba el orden social, y lo segrega de diferentes
maneras.
Transforma el síntoma en una categoría de orden público. A partir de allí aparecen distintas
maneras de “intervención” que abocan a la cronificación por fijación del síntoma en los
dispositivos de gestión.
Se Medicaliza el síntoma como “trastorno” impregnándolo químicamente para mayor ganancia
de los laboratorios, y no del sujeto.
Se Politiza y Judicializa el síntoma como “violencia social” y se focalizan los aparatos
represivos, a veces de manera “preventiva”.
Es interesante señalar que estas formas de desconocimiento del síntoma se gestionan por distintos aparatos
sociales y se caracterizan por un odio al síntoma, al goce que conlleva. Los “tratamientos” que se realizan
tienen serias consecuencias porque fijan el goce o, al atacarlo de manera directa, producen, como se ha
señalado, reacciones que aumentan el problema que se intenta resolver.
Se habla mucho de la violencia escolar y se puede leer ese problema como un efecto de la desregulación
del discurso educativo. Ello afecta al vínculo educativo, forma particular del vínculo social que se sostiene
desde el campo pedagógico. Efectivamente, el discurso educativo es un discurso que busca dominar
algo de la dimensión pulsional por la vía de los contenidos culturales y los pedagogos clásicos no
temían reconocer la “violencia primordial” necesaria para su funcionamiento. Si esta violencia simbólica
no se ejerce aparece la violencia directa, con matices diferentes del lado de los agentes y de los sujetos.
Cuando hay una pérdida de la función educativa surge la violencia de parte de los alumnos.
El vínculo educativo
El vínculo educativo es del orden de lo Particular, con cada sujeto es un vínculo nuevo que incluye sus
transformaciones.
¿Qué sostiene ese marco? El deseo del educador que da un tiempo, que atiende a la particularidad del
sujeto y no la borra con ofertas preestablecidas a modo de respuesta estándar.
El vínculo educativo habla del Agente, del Sujeto y del Saber.
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El Saber en juego es lo que Define Formalmente el Vínculo Educativo. La educación, esta función
civilizadora, se hace por la vía del saber que abre los horizontes del sujeto y mantiene también interesado
al agente para evitar, que se centre demasiado en el otro.
¿Por qué se puede hablar de odio al goce? Porque lo que se busca es su erradicación.
El saber es algo que se construye, el saber tiene diferentes valores en cada momento histórico.
También se ha modificado lo que se llama autoridad porque cambia la relación con la enunciación. La
autoridad en el campo del saber es una autoridad que no se puede imponer pues la autoridad
epistémica la reconoce el Otro. La autoridad epistémica es algo que se otorga, y que se otorga a alguien
si su deseo trabaja la letra del texto para vivificarla con su enunciación y para crear una ignorancia nueva.
El psicoanálisis Introduce: el concepto de transferencia. Éste se basa en una suposición de saber.
El vínculo educativo no funciona si no hay transferencia. La transferencia se dirige a un rasgo del
educador, sea propio o construido, que para el sujeto es el signo de un deseo.
No se trata de poner en juego el propio deseo del educador como aquello que abre un campo de posibles.
La depreciación del saber y de la enunciación no sólo afecta al vínculo educativo: todas las figuras que
encarnaban la suposición del saber en lo social están tocadas.
Del lado del Agente puede decirse que su función es Causar el Interés del Sujeto. Pero el primero que
tiene que estar interesado, motivado, causado, es el propio agente de la educación.
En realidad la educación es una oferta, que aspira a crear consentimiento, pero a veces éste no se produce.
Cada sujeto da su consentimiento en función de unos previos, pues el sujeto que llega a la educación
es un sujeto que ya está marcado y hay marcas fundamentales que no se pueden borrar.
Lo que se llama “fracaso escolar” en general es un no, a veces radical, y hay que ver cómo funciona.
La Función Educativa implica siempre una renuncia, una disciplina, un límite. Si el sujeto no
renuncia a ciertas satisfacciones inmediatas, no puede aprender. La renuncia se puede hacer si hay
un reconocimiento en el presente y una promesa en el futuro en la que el Otro compromete su apoyo y
otorga la confianza, por la vía de la suposición, en las posibilidades del sujeto.
La posición de los profesionales
Se habla de una “forma de ser”, de un “estilo de vida”, porque se confunde la categoría con el ser. El
bienestar es un ideal y el malestar una cuestión de estructura que se expresa a través de formas
cambiantes en cada momento histórico. Cuando aparece esta ignorancia sistemática se trata de un
rechazo.
El agente tiene que creer un poco en su función, hacerla, en cierta manera su síntoma, es decir, tomar
las dificultades que se le presentan como algo que le concierne, algo donde su posición se halla en juego.
Es frecuente que en el campo de la educación y del trabajo social se hable, por influencia del psicoanálisis,
de la posición de los profesionales.
En el discurso corriente la posición hace referencia a la manera en la que una cosa o persona está
situada, ubicada y también al lugar donde está ubicada. Implica el conjunto de ideas que una
persona tiene y que la sitúan en relación a otras personas. La posición subjetiva se refiere a la
modalidad de goce. Hay diferentes niveles y matices y que el término posición puede declinarse desde la
toma de posición consciente hasta sus determinaciones inconscientes.
La posición del agente forma parte del problema del que se ocupa en la medida que el profesional con su
aparato conceptual contribuye a configurarlo y esto define el tratamiento a seguir.
La posición hace referencia también a un lugar en un discurso y el Otro al que se dirige.
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Cuando alguien habla no solamente da el contenido del mensaje sino que, en la medida en que habla, se
dirige a un interlocutor que él mismo crea y que encarna en el oyente. Éste es uno de los aspectos de lo
que el psicoanálisis llama transferencia.
Cuando alguien habla está lo que quiere decir, su intención de comunicación, y también algo que va más
allá, por ejemplo un lapsus, un olvido…
El que habla crea su propio receptor lo que hace aparecer dificultades que a veces se perciben: “Realmente
no sé a quién le hablaba porque las cosas que me decía no tenían nada que ver conmigo” decía un
profesional refiriéndose al adolescente que le increpaba.
La utilización del término “usuario” obtura la dimensión subjetiva porque reduce el sujeto, a su
relación con su aparato institucional determinado. Es el objeto producido por ese discurso y, las más
de las veces, nombrado por el goce que encarna; aunque de esta manera se lo haga más resistente: “fracaso
escolar”, “toxicómano.
Conclusión
Una crisis puede ser positiva o transformarse en una catástrofe. Se trata de tomar el sesgo positivo, de
apostar por lo nuevo y asumir el riesgo de inventar.
De lo que se trata en este momento, es de abrir un lugar para el sujeto, recuperar la dimensión del deseo
y no retroceder en el intercambio con otros profesionales, manteniendo la especificidad del propio
discurso. En este sentido, la aportación del psicoanálisis es introducir la idea de síntoma y dar algunos
elementos para ayudar a diferenciar el síntoma del aparato de gestión del síntoma del sujeto.
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Una de las demandas es que solucione sus problemas con los “alumnos problema”, ya que a los
docentes les resulta muchas veces agotador trabajar con 30 o 40 alumnos y no poder “controlar” a algunos
de ellos.
Algunos esperan asesoramiento y orientación, y no sólo que “se haga cargo” del alumno derivado.
Requieren más apoyo sostenido y un trabajo de colaboración docente-psicólogo/a. en algunos casos se
hace ostensiva la falta de comunicación mímica acerca del trabajo de uno y otros: varias maestras afirman
que enviarlo al gabinete termina resultando como un premio, “allí juega un rato, no trabaja, y luego vuelve
al aula como si nada…”
Es bastante evidente que para algunos docentes el trabajo con el gabinete implica una sobrecarga en su
labor profesional y prefieren obviar todo contacto con él: derivar implica llenar fichas, completar
protocolos, responder preguntas. En dichos casos los docentes dicen sentirse evaluados y/o controlados
por el psicólogo.
Para otros docentes el psicólogo podrá revelar las causas profundas del “problema de aprendizaje o de
conducta por el que se deriva al alumno.
Una de las expectativas, expresadas en el “rol esperado” pero no “cumplido” es que el psicólogo sirva
como resguardo de la salud mental de los integrantes de la institución educativa.
Directivos:
Les asignan al psicólogo una función “externa” de asesoramiento a padres, maestros y alumnos. Los
mismos no le otorgan relevancia a su intervención dentro del quehacer cotidiano del contexto escolar.
Pretenden que intervenga cuando se le realiza una demanda explicita. La mayoría le atribuye la función
de diagnosticar a los alumnos.
También se lo menciona con la función de “orientador”. Está para aconsejar a los docentes y/o padres
sobre qué hacer con determinado problema que presenta un chico. Cuando los consejos no funcionan, se
deriva a un profesional externo a la institución.
Muchas veces la dirección aparece como instancia de legitimación de las derivaciones de los docentes ante
la derivación, el alumno pasa por dirección y se lo envía al gabinete “para que el psicólogo le informe cuál
es el verdadero problema del chico”.
Psicólogos y Psicólogas:
Dicen intervenir “ante situaciones problemáticas a partir, de demandas concretas”.
Algunos esperarían poder organizar talleres con una función esclarecedora e informativa sobre temáticas
educativas, pero expresan que se ven superados por la realidad cotidiana, lo cual supone realizar
diagnósticos individuales de alumnos, según se les derive.
Otra función consignada es la de asesorar y orientar a los directores y a los docentes en las dificultades
por las que consultan.
En la mayor parte de los casos se interviene “cuando la maestra de grado se lo solicita por algún problema
de conducta o aprendizaje”.
Otras funciones consignadas: ocuparse de los chicos con “problemas de aprendizaje o conducta graves”,
tomar tests, citar a los padres en caso de ser necesario.
Condiciones de trabajo de los psicólogos. La mayoría trabaja en la propia escuela. La mayoría lo
hace de manera individual y asiste a la escuela dos o tres veces por semana.
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Participa en la atención educativa al desarrollo desde las primeras etapas de la vida, para
detectar y prevenir a efectos socio-educativos, las discapacidades e inadaptaciones funcionales,
psíquicas y sociales.
Realiza la evaluación psico-educativa referida a la valoración de las capacidades personales,
grupales e institucionales en relación a los objetivos de la educación y también al análisis del
funcionamiento de las situaciones educativas.
También puede proponer y/o realizar intervenciones que se refieran a la mejora de las competencias
educativas de los alumnos, de las condiciones educativas y al desarrollo de soluciones a las posibles
dificultades detectadas en la evaluación.
Funciones ligadas a la Orientación, asesoramiento Profesional y Vocacional
Promueve y participa en la organización, planificación, desarrollo y evaluación de los procesos de
orientación y asesoramiento profesional y vocacional, tanto en lo que tienen de información,
asesoramiento y orientación a los alumnos ante las opciones que deban tomar frente a las distintas
posibilidades educativas o profesionales, como en la elaboración de métodos de ayuda para la elección y
de métodos de aprendizaje de toma de decisión vocacional.
Objetivo General:
Colaborar en el Desarrollo de las Competencias de las Personas, en la Clarificación de sus Proyectos
Personales, Vocacionales y Profesionales de modo que puedan dirigir su propia formación y su toma
de decisiones.
Funciones Preventivas
Interviene proponiendo la introducción de modificaciones del entorno educativo y social que eviten la
aparición o atenúen las alteraciones en el desarrollo madurativo, educativo y social.
La prevención se orienta a proponer las condiciones para un mejor desarrollo de las capacidades
educativas y también a prevenir las consecuencias que pueden generar la diferencia entre las necesidades
educativas de la población y las respuestas que dan los sistemas sociales y educativos; incluye tanto
acciones específicas para la prevención de problemas educativos concretos, como son la adaptación inicial
a la escuela, la detección precoz de alumnos con necesidades educativas especiales.
Se contemplan intervenciones tanto en asesoramiento a agentes educativos (educadores, padres, etc.)
como en el desarrollo de programas específicos: educación para la salud, educación afectivo-sexual.
Intervención en la mejora del Acto Educativo
Pretenden la adecuación de las situaciones educativas a las características individuales y/o grupales
(evolutivas, cognitivas, sociales, etc.) de los alumnos y viceversa. Estas funciones se realizan a través de
asesoramiento didáctico, de la organización y planificación educativa, de programación, de asesoramiento
y actualización del educador.
El/la psicólogo presta apoyo y asesoramiento técnico al educador tanto en:
Actividad General: Adaptación de la programación de las características evolutivas psico-sociales
y de aprendizaje de los alumnos, organización del escenario educativo, métodos de enseñanza-
aprendizaje.
Actuación Educativa: Con alumnos con necesidades y/o en situaciones educativas especiales,
adecuaciones curriculares y programas individuales.
Igualmente colabora en la formación permanente y apoyo didáctico al educador, aportando su preparación
específica sobre las áreas evolutivas, cognitivas, afectivas, comportamentales, psicosociales e
institucionales.
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También son objeto de la intervención del/la psicólogo/a los fenómenos institucionales que configuran los
centros educativos: la relación entre los objetivos y las formas organizativas con el funcionamiento real, la
mejora eficaz de las relaciones entre los componentes de la institución educativa, etc.; así presta su
colaboración y apoyo técnico en la elaboración y desarrollo de proyectos educativos.
Formación y Asesoramiento Familiar: Actúa promoviendo y organizando la información a madres y
padres en una línea de apoyo al desarrollo integral del hijo/a. realiza la intervención para la mejora de las
relaciones sociales y familiares, así como la colaboración efectiva entre familias y educadores,
promoviendo la participación familiar en la comunidad educativa así como en los programas, proyectos y
actuaciones que el profesional de la psicología educativa desarrolle.
Intervención Socioeducativa: Interviene en las relaciones entre las actividades educativas y la
comunidad donde tienen lugar, así como en los factores sociales y culturales que condicionan las
capacidades educativas.
Investigación y Docencia: Incluye las actividades para el análisis y reflexión sobre el propio trabajo; la
mejora y actualización de su competencia técnica, la profundización y extensión de la teoría y los
procedimientos propios de la psicología de la educación.
Método, Técnicas, Tareas y Actividades
El procedimiento general de intervención engloba los siguientes pasos:
Evaluación inicial y diagnóstico.
Intervención.
Seguimiento.
Evaluación final, y valoración, con la toma de decisiones que se deriva de la misma.
Las tareas propias de la psicología educativa pueden dividirse en dos grandes bloques:
1) Relacionadas con la Evaluación: La evaluación se efectúa sobre las distintas áreas en función
de la demanda, la problemática y las necesidades, priorizando su funcionalidad y operatividad,
y se analizan detalladamente las variables psicológicas que influyen en el comportamiento humano
dentro del contexto educativo, llegando a la determinación de un diagnóstico en la situación
educativa. Ello incluye la descripción e identificación de dicha situación, la formulación de
hipótesis explicativas y la emisión de hipótesis de mejora. Las técnicas más utilizadas para la
evaluación son:
Entrevista psicológica.
Observación en sus diferentes modalidades (no estructurada, sistemática, auto-
observación).
Auto-Informes.
Tests Psicológicos: Seleccionando los más adecuados al objeto (individuos, grupos,
instituciones) y al tipo de evaluación (normativa, criterial, curricular).
2) Relacionadas con la Intervención: La intervención se efectúa en los diferentes ámbitos sobre
las diferentes variables psicológicas que intervienen en el acto educativo.
Psicología Educativa:
Los profesionales con formación en psicología y en educación que son reconocidos como
especialistas en el suministro de servicios psicológicos para niños y jóvenes dentro del marco de la
escuela, la familia y otros contextos que influyen en su crecimiento y desarrollo.
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La supervisión incluye los servicios profesionales proporcionados por personas con mayor grado de
preparación y experiencia, capaces de asumir la responsabilidad por los servicios de psicología educativa
suministrados y de rendir cuenta de ellos.
El nivel y alcance de la supervisión dependerá de la índole de los servicios prestados, de la pericia
profesional y las cualidades personales puestas de manifiesto por los restantes integrantes.
Los psicólogos educativos adhieren a un modelo de prestación de servicios en el cual la teoría y la
investigación son la base de la práctica.
Los psicólogos educativos deben estar al tanto de las leyes, políticas públicas y normas administrativas
que rigen los servicios psicológicos y educativos, y suministrar estos servicios de un modo congruente con
dichas disposiciones.
Deben conocer los códigos de ética profesional que enmarcan su labor, suministrar sus servicios en una
forma congruente con tales normas éticas, y contribuir a asegurar su permanente vigencia.
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“No quiero ir a la escuela”. Puede ser la primera manifestación de que un niño está en problemas. En
ocasiones acompañada por signos tales como dolores imprecisos, malestares diversos o dificultades
para salir de la cama, la frase, suele aludir a cierta clase de cosas que no tiene que ver con la próxima
prueba de Matemática. Y sí con la relación con sus pares. “Porque me hacen la vida imposible”.
Acoso Escolar (bullying, en inglés): También llamado intimidación, hostigamiento, matonaje o
bravuconada, refiere al maltrato físico o verbal sistemático por parte de uno o más alumnos hacia
otro.
El maltrato puede consistir en: Agresiones físicas, daño a objetos personales, pequeños hurtos,
amenazas, burlas, insultos, aislamiento, difusión de calumnias o cualquier recurso destinado a
someter a alguien a una situación de inferioridad y humillación.
En general, el acto cuenta con espectadores, que suelen formar parte de un grupo acosador o que
simplemente “disfrutan” del espectáculo, se divierten con las bromas y/o tratan de asociarse con el
acosador para “compartir” su poder y, a través de él, llegar a hacer algo que quizá desee, pero no se
animan a concretar. También, lo hacen para evitar que se los coloque en el papel de acosados.
Uno de los factores que siempre lo han hecho difícil de abordar es su Secreto, su clandestinidad, la
ignorancia, consciente o inconsciente de los adultos al respecto. Es un comportamiento “mafioso”.
En algunos casos los adultos responsables, padres y maestros, no perciben la situación y en otros, si bien
de algún modo la perciben o sospechan, la minimizan.
Respecto de los Padres, suele suceder que no intervengan porque:
“Son cosas de chicos”.
“Tiene que aprender a vivir”.
“Tiene que hacerse hombre”.
“No hay que ser buchón (delator)”.
Respecto de los Docentes, suele jugar en contra de su intervención porque:
No saben bien qué hacer.
La cultura escolar no suele prestar demasiada atención a lo que ocurre “entre los chicos”.
Muchas veces los episodios de acoso no afectan el “normal desarrollo de las actividades”.
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intervenir y que deben hacerlo lo más pronto posible. Porque las situaciones de malestar crónico,
individuales, o colectivas, si no se detienen, crecen.
En Tercer lugar, es necesario intensificar y perfeccionar la escucha de padres y maestros, en el doble
sentido de estar atentos a signos que pueden indicar situaciones de acoso, y también de creerles en
principio a los niños/jóvenes cuando denuncian algún caso, aun cuando se reserven el derecho de indagar
con precisión de qué se trata.
En Cuarto lugar, es esencial convencerse, y actuar en consecuencia de que este tipo de
comportamientos nace, crecen y proliferan en terrenos culturalmente fértiles. Si se va un acosador y
no cambia el consenso cultural, muy probablemente aparecerá otro. La clave reside en crear condiciones
institucionales en las que la crueldad y el acoso sean mal vistos.
Hay que crear condiciones en las que “hostigar a otro no sea negocio”, no convenga. No sólo por las
consecuencias normativas sino, por las sociales. Y, para ello, es necesario proponer actitudes
alternativas, es decir, generar toda clase de situaciones en las que se resalten y se hagan evidentes las
tendencias hacia la empatía y el altruismo. Los reales o virtuales acosadores, podrían cambiar su actitud
ante una invitación a hacer un uso más valioso de su liderazgo.
Hay que atender a los dos (acosador y acosado) sin desestimar el hecho de que el primero puede haber
llegado a asumir ese papel por haber sido víctima, la prioridad la tiene el acosado, por lo degradante de
su situación y por los riesgos que tal condición implica para sí mismo y para los demás.
Una de las mejores formas de ayudar al acosador real o virtual es informarle que, según sus propias
confesiones, esa clase de hechos le ha sucedido y le sucede a muchas personas. Es una etapa que podrá ser
superada.
Otra forma consiste en entrenar a los niños y jóvenes en aquello que hemos denominado Capacidad
Asertiva. Es decir, la forma saludable de escapar a la trampa de someterse o responder con violencia.
Por Último, la manera principal y fundamental de ayudar al acosador es Detener su Acción. Para
ello, la escuela tiene el derecho de establecer, acordar y hacer cumplir las normas que considere
adecuadas, según los siguientes principios básicos:
1) Son las que le permiten sostener el esfuerzo de gobernar la institución.
2) Son efectivas en la prevención e interrupción de círculos viciosos de violencia.
Algunas sugerencias:
Es necesario estar atento pero no alarmar (se). En general se trata de conductas que en diferentes
medidas y contextos son humanas.
Muchas veces, ante un primer caso, la actitud serena y firme de los directivos o docentes ha hecho
desistir para siempre de sus intentos a un acosador. La detección precoz, es fundamental.
El secreto es el factor clave de estos comportamientos, todo lo que se haga para darle estado
público al problema será conveniente, siempre que no vulnere la privacidad de nadie: carteleras,
tratamiento en Consejos de alumnos o Centros de estudiantes.
Si entendemos como comportamiento abusivo todo aquel que supone un mal-uso, o uso indebido
del cuerpo, las ideas, los sentimientos, el buen nombre, los objetos, una buena consigna para
instalar y sobre la cual acordar podría ser: “No al abuso, si al respeto”.
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requieren una cierta techné: hay que saber extraer el conocimiento que viene dentro del educando y
hay que saber conducir a los niños al mundo de los adultos, intentando mantener la esencia mágica
del pensamiento infantil. Tiene un potencial de producción teórica para la ciencia por el diálogo
interdisciplinario en el cual la psicología puede ayudar a construir la ciencia de la educación.
La educación le ha dado a la psicología no tan sólo un campo de experimentación para sus conocimientos
teóricos, sino que también un importante “cable a tierra” de los distintos supuestos psicológicos y la
posibilidad de la ampliación de los mismos.
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Parte II
En nuestro mundo volátil de cambio instantáneo e imprevisible, los objetivos últimos de la educación
ortodoxa, como las costumbres arraigadas, los marcos cognitivos sólidos y las preferencias de valores
estables, se convierten en impedimentos.
Es el mundo exterior a los centros escolares el que ha evolucionado hasta convertirse en algo muy distinto
del mundo para el que las escuelas clásicas, como las descritas por Jaeger, preparaban a sus alumnos.
En este nuevo mundo se espera que los humanos busquen soluciones particulares para los problemas
generados socialmente, en lugar de buscar soluciones generadas socialmente para los problemas
particulares.
Fase “Sólida”:
El marco de las acciones humanas se construía o imponía con el fin de emular, en la medida de lo posible,
el esquema del laberinto conductista. La “dominación” consistía en el derecho de establecer normas
inquebrantables, supervisar su cumplimiento, someter a quienes debían cumplirlas a una continua
vigilancia y meter en vereda a los que se desviaban del camino recto, o expulsarlos si fracasaba el intento
de reforma. El modelo de dominación requería una copresencia mutua constante y un compromiso mutuo
de los administradores y los administrados. Valía la pena aprender de memoria las normas y
asimilarlas como costumbres firmemente arraigadas que se seguían de forma invariable.
Fase Líquida:
Se está agotando la demanda de tales funciones administrativas tan ortodoxas. Se puede obtener y
garantizar la dominación con un gasto mucho menor de tiempo, esfuerzo y dinero, mediante la amenaza,
por parte de los administradores, de eximirse de su responsabilidad, o de negarse a asumirla, en lugar de
ejercer un control y una vigilancia permanente. Ahora depende de los actuales potenciales empleados
“controlarse”, ser sus propios observadores, con el fin de que su rendimiento resulte convincente, cuente
con la probable aprobación de sus compradores, y pueda seguir contando con dicha aprobación en caso de
que cambien los deseos, las apetencias y los gustos dominantes.
La receta del éxito consiste en “ser uno mismo”, no en ser “como todos los demás”. Es la diferencia, no
la uniformidad, lo que más vende. Ya no basta con tener el conocimiento y las aptitudes “atribuibles al
trabajo” y ya demostrados por otros que desempeñaron antes la misma función o aspiran a ejercerla; lo
más probable es que estos rasgos sean evaluados como una desventaja. Lo que se necesita son ideas
inusuales, “distintas de cualquier otra”, proyectos excepcionales que nadie haya sugerido antes, y sobre
todo una inclinación a recorrer un camino propio en solitario.
Éste es el tipo de conocimiento (o de inspiración) que anhelan los hombres y las mujeres de los tiempos
modernos líquidos. Quieren consejeros que les enseñen a caminar, en lugar de profesores que velen por
que se siga un único camino, que ya está trillado y abarrotado porque es “el único”. Los consejeros
probablemente reprochen a sus clientes la pereza o la negligencia, más que la ignorancia; les ofrecerán un
tipo de conocimiento del “cómo”, en lugar del tipo de conocimiento, el “saber” a secas, que los
educadores ortodoxos deseaban impartir y transmitían bien a sus alumnos.
El culto actual a la “educación durante toda la vida” obedece, a la necesidad de actualizar la información
profesional a la vanguardia del momento.
Parte III
La marcha triunfal del conocimiento se desarrolló en dos frentes:
1) Se invadieron, capturaron, inspeccionaron y cartografiaron las partes o los aspectos todavía
inexplorados del mundo: El imperio construido gracias a los avances en el primer frente, era el de
la información que representaba el mundo: se suponía que, en el momento de la representación, la
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parte representada del mundo se “hacía inteligible”, de modo que quedaba conquistada y
reivindicada para los seres humanos.
2) La Educación: Avanzaba expandiendo el canon educativo y ensanchando las capacidades
perceptivas y retentivas de los educados.
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se refiere al solicitante sino que tampoco tiene nada que ver con las relaciones que éste mantiene dentro de
la escuela.
En la escuela, la persona que se pone en contacto con el psicólogo no cree, necesitar de una intervención;
piensa, que somete a la consideración del psicólogo “casos” patológicos de los demás para que el
profesional intervenga de manera directa o proponga consejos terapéuticos. Sugiere que se lo defina como:
Diagnosticador.
Terapeuta Impotente.
Atribuye al psicólogo la condición de “Mago Omnipotente”, poseedor de los conocimientos y de la
práctica requerida para resolver el caso.
De igual modo esa persona, al excluirse categóricamente de la definición de “cliente” del psicólogo, se
coloca en su mismo nivel y crea un contexto de “consulta con el experto supervisor” no es raro que a
este tipo de pedido se asocie un desafío a la presunta omnipotencia “Veamos qué es capaz de hacer ahí
donde yo fracasé”.
Rectores: Cuando solicitan al psicólogo que intervenga en determinados comités de clase porque “no
funcionan” o porque en su seno hay docentes “que no colaboran”, ponen en práctica el mecanismo al que
hemos aludido, creyendo, que ellos están fuera del sistema y por consiguiente fuera de la eventual
patología relacional.
Docentes: El pedido es siempre el de intervenir en un “caso difícil” habitualmente un niño con
síntomas de inadaptación, para hacer un diagnóstico preciso y, de ser posible, una terapia directa, o al
menos la propuesta de consejos pedagógicos de comportamiento. La hipótesis es que la enfermedad
reside en el niño indicado o, a lo sumo, en su familia. La escuela, sus métodos, la relación entre el
alumno y el docente que hizo el señalamiento no se cuestionan sino de manera muy tangencial:
Se confía en que el psicólogo confirme la “validez pedagógica” de la actitud del profesor y
ratifique, con el aval de su autoridad científica, las decisiones ya adoptadas.
O bien se espera que el psicólogo asuma la responsabilidad del caso y se ocupe en forma directa
del “paciente señalado”, tomándolo “a su cargo” y eximiendo al docente de toda obligación al
respecto.
Hay en estas actitudes una gran dosis de resistencia al cambio: el profesor, no quiere ser “cuestionado” y
rechaza por “incompetente” al psicólogo que intente implicarlo como “cliente portador del problema”.
Padres: Se resisten a tomar la iniciativa de concurrir al consultorio del psicólogo escolar, ya que según el
estereotipo social predominante, es usual tomar al psicólogo por “médico de locos”. Cuando ante las
presiones de los profesores el padre se ve obligado a dialogar con el profesor, es corriente que asuma dos
actitudes típicas:
Pretende obtener la seguridad de que en el caso de su hijo no se trata de una enfermedad mental.
Tiende a atacar a la escuela y a achacar a los docentes incapacidad profesional, transfiriendo así a
la escuela las críticas imputables al niño y a su familia. La actitud de los padres en este caso
pertenece al tipo indiferencia cicatrizada (“un psicólogo más o menos…, si puede ser útil para
dejar satisfecho al profesor). Estos padres nada tienen que perder socialmente frente a la escuela ni
a la comunidad.
La función del psicólogo que más agrada a los padres es la de experto en conferencias y mesas
redondas, porque en ese contexto los problemas se desvanecen, se generalizan y pasan, a ser problemas
de los demás.
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Alumnos: Los niños comparten la creencia social de que la función del psicólogo es tratar a los
locos; temen su presencia y su intervención; tienden a ridiculizar y a aislar socialmente a los compañeros
que tuvieron el infortunio de caer en sus manos. Se deduce de ahí que tampoco los alumnos pueden ser
considerados como “clientes potenciales” ya que para ellos el psicólogo podría muy bien no existir.
Rectores, docentes y padres, como integrantes de la comunidad escolar y beneficiarios por lo tanto de la
actividad del psicólogo, le atribuyen a éste un campo limitado de intervención: la patología de los demás,
“de quien en la escuela me impide ser lo que yo quisiera ser, de quien me impide enseñar, de quien impide
que mi hijo estudie, de quien impide que mi escuela funcione. En el pedido de intervención va implícita, la
pretensión de una pronta solución del problema, solución que no implique un cambio o una reflexión
para aquel que hizo el señalamiento. Se trata, de una expectativa de tipo mágico que, además de conllevar
la descalificación implícita del psicólogo: “Si el psicólogo no tuvo éxito, ¿Por qué habría de tenerlo yo?”.
Otro tipo de expectativa es la de atribuirle, conocimientos pedagógicos. Para muchos rectores y docentes
el psicólogo posee, como tal, las recetas metodológicas decisivas para transmitir la cultura en sus
diferentes disciplinas y temas.
La intervención por señalamiento: El alumno problema
El señalamiento del “caso” suele ser descarnado: a veces contiene ya elementos diagnósticos
aproximativos, pero más a menudo se limita a una indicación de carencia intelectual o de bajo rendimiento
escolar, o bien de trastornos de conducta. La experiencia enseña que en la mayor parte de los casos
señalados, la escuela sólo espera del psicólogo que confirme su indicación, añadiéndole una pizca de
“cientificismo” para poder justificar así las medidas disciplinarias o de marginación (clases diferenciales).
El que señala el síntoma no tiene casi nunca conciencia de ser portador de un problema. Espera que
la intervención del especialista apunte sin tardanza al niño-problema. Frente a este tipo de señalamiento, el
psicólogo puede responder de diferentes maneras:
1) Actitud de Consentimiento Pasivo: El psicólogo, sin tomar contacto con los docentes que
hicieron el señalamiento, da por buena la indicación de anomalía y pone en movimiento el
mecanismo diagnóstico. Se va a buscar al niño al aula y se lo acompaña hasta el consultorio del
especialista, donde es sometido a entrevistas y tests mentales y proyectivos. Por lo común se cita
también a la familia y se practica una anamnesis minuciosa, no sólo psicológica sino también
socioambiental. Una vez cumplidos estos requisitos, el psicólogo redacta un informe dirigido a los
profesores autores del señalamiento o se entrevista con ellos. De ahí que el resultado sea un
simple diagnóstico.
2) Traspaso del Problema a los Docentes: Por las razones que acabamos de mencionar, el psicólogo
puede resolver no ocuparse inmediatamente del “caso” y sostener antes con los docentes una
discusión exhaustiva. Convocará entonces al comité de clase para un amplio debate. Al actuar así,
cree correcto tratar como “cliente” a quien le comunica el problema y no a los demás.
Los educadores sienten gran hostilidad por esta actitud puesto que con el señalamiento esperan delegar
“un problema fastidioso” y deben enfrentar, un recargo de tareas y la difícil faena de analizar el caso
propuesto.
En ocasiones suele ocurrir que algunos educadores manifiesten abiertamente que si “hubiesen tenido
necesidad de ser analizados hubieran elegido a quien correspondía”.
Para tener éxito, tendría que mediar, el reconocimiento de los docentes de ser ellos, en primera persona,
los clientes, por cuanto son los portadores del problema.
3) Actitud de Rechazo: Algunos psicólogos, apoyándose en la idea de que la escuela obligatoria no
ha de ser selectiva y no debe por lo tanto producir marginación social, comenzaron a rehusarse
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sistemáticamente a tomar en consideración “casos” como quiera que fueren presentados. Esta
actitud, los coloca en conflicto con la autoridad escolar y con los docentes.
El psicólogo transfiere a la institución la patología del sujeto o la del medio (sobre todo la familia) en
que éste se desenvuelve.
La actitud psicoanalítica y el uso de la terminología freudiana en la escuela
Permitió superar de manera definitiva las creencias vinculadas con la concepción del trastorno de conducta
como expresión de una enfermedad del “cerebro” y subrayar la importancia de las relaciones primarias en
la evolución psicológica del niño.
El “cliente” es enviado al analista por un tercero que tiene una posición de autoridad y alienta expectativas
preconstituidas en relación con la terapia.
1) El docente que hace el señalamiento quiere en realidad que la terapia se lleve a cabo para que el
niño cambie en la dirección que él (el docente) desea.
2) Ni el niño ni su familia efectúan pago alguno al analista.
3) Los docentes, autores de los señalamientos contribuyen a interferir en la terapia manteniéndose en
contacto con el niño o con el terapeuta y actuando con sutileza para sonsacar informaciones.
El uso de una terminología psicoanalítica, con frecuencia mal utilizada, está muy lejos de extinguirse en la
práctica escolar. Es más, se arraigó tanto que sugiere, en la mente de los educadores, mitos que influyen y
condicionan a diario su obra educativa. Algunos ejemplos:
1) Mito de los “malos” padres: En el sentido de malos educadores; este mito se concreta en una
investigación constante por parte de los docentes en cuanto a las condiciones familiares y a las
relaciones entre los cónyuges en las familias de los chicos “sintomáticos”. La conducta “mala” o
“insania” de un sujeto en edad evolutiva debe de tener sus raíces en padres con síntomas de maldad
o de insania.
2) El mito de la “permisividad” en forma de sustitución afectiva: El profesor debe intervenir con
su bondad ahí donde los padres han fallado, retirando el afecto natural.
3) Celos del hermano: De este mito deriva el prejuicio de que el niño celoso manifiesta
necesariamente su insatisfacción por medio de comportamientos problemáticos o de tipo
agresivo respecto de los compañeros. Determina que, cuando en la familia del alumno problema
hay un hermano o una hermana menores, automáticamente se toman los celos como causa del
trastorno, con grave perjuicio para cualquier otra vía de análisis o intervención.
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Introducción
La búsqueda de los elementos y variables para mejorar y sostener la calidad de la instrucción y del
aprendizaje escolar. Reconocimiento de la existencia de prácticas y condiciones diversas en
establecimientos escolares, distinguiéndose aquellos que presentan altos y bajos resultados.
El liderazgo directivo a nivel de escuelas juega un rol altamente significativo en el desarrollo de cambios
en las prácticas docentes, en la calidad de estas prácticas, y en el impacto que presentan sobre la calidad de
aprendizaje de los alumnos en las escuelas.
Justifica dos afirmaciones:
1) El liderazgo es el segundo factor Intra-Escuela, después del trabajo docente en sala de clases,
que más contribuye al logro de aprendizajes de los alumnos.
2) Los efectos del liderazgo son mayores en establecimientos donde son más necesarios para el
logro de aprendizajes.
El segundo punto no quiere decir, que la visibilidad del impacto de un liderazgo eficaz es mayor en
escuelas vulnerables.
Liderazgo educativo
La noción de líder como catalizador. Su presencia es crítica no solamente para iniciar y estimular un
cambio en el sistema, sino también para sostener el cambio y sus efectos sobre el comportamiento y
resultados del mismo.
La Identificación de Buenas Prácticas está ligada con:
El establecimiento de estándares.
La evaluación y el perfeccionamiento profesional.
Políticas sobre el liderazgo y gestión de establecimientos educacionales.
Hay que pensar el liderazgo directivo en las escuelas de una manera más distribuida y colaborativa,
teniendo en cuenta no solamente las acciones sino la influencia que ejercen los individuos y grupos que
componen el equipo que lidera sobre los miembros de la comunidad educativa y sobre la calidad escolar
del establecimiento.
Prácticas de liderazgo exitoso
Tres sets de prácticas comunes que componen un núcleo básico para el liderazgo exitoso.
El liderazgo Directivo ejerce una influencia indirecta en el aprendizaje de los alumnos, a través de su
incidencia en las motivaciones, habilidades y condiciones del trabajo de los profesores, que a su vez
afectan los resultados de los estudiantes.
Figura 1:
La influencia producida por las acciones de los líderes sobre las prácticas de los docentes y sobre los
resultados de los estudiantes es esencialmente indirecta. El desempeño de los docentes se explica como
una función de sus motivaciones y habilidades, así como también de las condiciones de las
organizaciones y materiales en las cuales desarrollan su trabajo. Este último factor incluye las condiciones
internas que corresponden al aula de clase y a la escuela como organización, y también las condiciones
externas que son susceptibles a la influencia de las acciones del directivo escolar. El rol y la influencia
del liderazgo directivo sobre el mejoramiento escolar consisten en comprometerse y ejecutar
prácticas que promueven el desarrollo de estas tres variables mediadoras:
1) Las Motivaciones de los Maestros.
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Crean estructuras que facilitan el desempeño del trabajo colectivo, como la creación de tiempos y espacios
comunes de planificación, el establecimiento de estructuras grupales para la resolución de problemas, una
mayor distribución del liderazgo en tareas específicas asociadas al proyecto de mejoramiento escolar.
El rediseño de la organización abarca también la búsqueda de cómo involucrar de una mejor manera a
los padres de familia para apoyar el aprendizaje de los estudiantes. Pidiendo su respaldo a lo que se está
llevando a cabo. Consiste en:
Educación a padres y apoderados: Ayudar a todas las familias a establecer ambientes hogareños
que apoyen y faciliten el aprendizaje.
Comunicación: Diseñar formas eficaces de comunicación para llegar a los padres.
Voluntariado: Reclutar y organizar la ayuda y apoyo de padres en la sala de clases y en las
actividades escolares.
Toma de Decisiones: Reclutar y capacitar a padres líderes para participar en procesos de toma de
decisiones.
Colaboración con la Comunidad: Identificar e integrar recursos de agencias u organizaciones
que prestan servicios a la comunidad.
Es difícil que una escuela llegue a mejorar sola. En las escuelas efectivas, los líderes miran a su entorno
como una fuente u oportunidad de apoyo para la realización de la visión y las metas de mejoramiento.
Los líderes efectivos se destacan de tres maneras:
1) No esperan hasta que agentes externos vengan a intervenir, sino que buscan su colaboración.
2) Tratan de incorporar los recursos y otros medios de apoyo que ofrecen los agentes externos
de una manera que contribuyan a la realización de la visión y metas de la escuela.
3) Creen en la responsabilidad y en la capacidad del equipo directivo y de los docentes para
contribuir al desarrollo de conocimientos sobre buenas prácticas y mejora escolar, no
tomando solamente recursos y conocimientos de los otros.
Gestionar la instrucción (enseñanza y aprendizaje) en la escuela
Abarca las funciones y acciones de gestionar la instrucción en la escuela. Algunas de ellas, como la
dotación de personal, la provisión de apoyo técnico y material a los docentes, y la supervisión de los
docentes, figuran en las responsabilidades oficiales de cada director de escuela y su equipo técnico.
Los líderes efectivos no se sienten impotentes de influir en su implementación. Buscan la manera de
interpretar y ejecutarlas de una manera estratégica, como palancas que pueden influir en las acciones de
los docentes en función del plan de mejoramiento escolar.
Se trata, de elaborar procesos de monitoreos continuos, con el propósito de comprender mejor el progreso
de los docentes, y los obstáculos que impiden la implementación de los objetivos de aprendizaje. Los
líderes eficaces participan en el monitoreo del cambio y de la calidad de instrucción mediante frecuentes
visitas a las aulas para observar y conversar con los docentes (y los estudiantes) de una manera informal
con el fin de apoyarlos mejor, así como también realizando una supervisión formal.
Todos los equipos directivos hacen caso a los resultados de los estudiantes. Los directores y equipos más
efectivos tratan de desarrollar su capacidad y la capacidad de los docentes para recoger y utilizar datos
sobre los resultados de aprendizaje y de otras dimensiones del comportamiento.
Prácticas y principios para la concreción de acciones
Se puede identificar las formas y prácticas del liderazgo asociados a los mejores resultados de aprendizaje
de los alumnos y al progreso en esfuerzos para el mejoramiento escolar.
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espacio de autonomía que les permite su rol pedagógico a tal punto de percibir esta desigualdad de las
relaciones, pero no afrontar el tema.
Con los Alumnos: Directora autoridad y Directora Amiga.
La relación directora-alumnos se refleja en las conversaciones públicas, pero también en la
comunicación interpersonal. En el primer caso, los mismos alumnos confirmaron que la comunicación
pública que la directora desarrolla está orientada a las funciones de mantenimiento de la estabilidad
disciplinaria y el respeto de las normas del centro educativo, papel que se enmarca en el rol administrativo
de una directora. Mientras que la comunicación interpersonal tiende a ser represiva y en alguna medida
resolutiva frente a las situaciones particulares de cada caso.
Destacar que la intencionalidad de la comunicación para el caso de los alumnos es también represiva,
puesto que se orienta a inhibir las conductas que tiñen con las normas disciplinarias del centro educativo,
alentando más bien el respeto a estas.
El tipo de relación que los docentes y alumnos esperan de su directora: Para los docentes no solo es
importante las vías o los medios de comunicación que la directora emplee, sino también, la apertura que
ella demuestre para que la iniciativa de comunicarse con la dirección surja de ellos mismos y el trato sea
cordial y profesional, evitando el trato descortés entre ellos.
Lo que los docentes esperan de su directivo es una líder “amiga de todos”: Esta es una construcción
cultural que surge como contraposición al liderazgo político que se ejerce en la escuela: “Un buen director
tiene que ser un buen líder, tiene que ser amigo de todos, exactamente de todos; si tiene la comunicación
con todo el mundo y no hay, pues, discriminación con nadie, es un buen director, es un líder…”
Desde los alumnos: Una directora que reprime, pero que también brinda confianza.
Existen dos tipos de percepciones que los alumnos pueden tener de la persona que dirige el centro
educativo:
1) La idea de una persona que ejerce la autoridad porque es imagen de respeto y quien “es
derecha y hace cumplir las reglas del centro educativo”.
2) Es una amiga de los jóvenes que escucha, aconseja “sí nos comprende”.
Cómo toma decisiones la dirección y ejerce el poder
“La receta ya está hecha”
Las decisiones sobre determinados aspectos del centro educativo se someten a consenso en las reuniones
siempre que se traten de asuntos pedagógicos no controvertidos, pero existe la tendencia a desconocer el
consenso con una abierta imposición.
Los docentes se sienten como “convidados de piedra”
Se puede percibir que la dirección recrea la participación de docentes y alumnos sabiendo de antemano
qué decisión será la final, esta situación molesta a los docentes, quienes se sienten “convidados de piedra”
en la toma de decisiones.
Si bien la toma de decisiones es parte de un proceso racional, se espera también que sea parte de un
proceso político donde medie la discusión y el consenso.
Los alumnos tienen un difícil acceso a la toma de decisiones
El acceso a la toma de decisiones por parte de los alumnos no solo se adquiere al alcanzar un lugar como
autoridad o representante de los compañeros, como en el caso de la directora en la escuela o los docentes
en el aula, sino que es casi implícito para los adultos no contar con la participación de los alumnos.
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Grupos de poder que tienen incidencia en las decisiones: “La directora se deja influenciar por los
padres de familia”.
Conclusiones
La directora ejerce un estilo de liderazgo predominantemente autoritario, con matices de
estilo administrativo cuando se relaciona con los docentes, y de estilo interpersonal cuando se
trata del que ejerce con los alumnos.
Las principales características del ejercicio de su liderazgo con los docentes se centran en que
desarrolla la comunicación privada, pública y escrita como medio para la coerción, presión
para la ejecución de tareas y responsabilidades de docentes en el aula y la imposición de
decisiones.
Con los alumnos desarrolla la comunicación pública y privada, orientada a la coerción y
mantenimiento de la disciplina. La comunicación privada se emplea también para realizar
consultas informales, resolver problemas de indisciplina y brindar cierta confianza que puede
revertir en una alta visibilidad de su persona.
La comunicación privada también se desarrolla con padres de familia, especialmente, como
una forma de alianza para llevar a cabo un proceso de “moralización” de la escuela.
El liderazgo predominantemente autoritario de la dirección influye negativamente en la
participación de docentes y alumnos en la medida en que estos sujetos consideran que no tienen
influencia sobre aspectos generales de la gestión escolar.
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Las instituciones requieren para su funcionamiento diversos grados de autonomía. Esta autonomía puede
resultar muchas veces sólo una expresión de deseos.
Nivel Macro: La autonomía debe estar mantenida por todos los estamentos que proponen la
política educativa.
Nivel Micro: La autonomía debe ser sostenida por cada institución con decisiones y razonabilidad
de lo propuesto.
Hablar de autonomía no significa “desamparo” para que cada institución haga lo que sus
miembros puedan solos, sino que requiere los apoyos externos necesarios para llevar adelante un
proyecto educativo de calidad. La autonomía en el nivel micro requiere soportes desde el nivel
macro, a fin de permitir su ejercicio y consolidación.
La institución debe ser comprendida como una estructura social atravesada por conflictos semejantes a
aquellos que se encuentran presentes en la sociedad en general.
Se puede considerar una regularidad cultural, regularidad en tanto que:
1) Está regida por regulaciones, reglas, reglamentaciones u ordenamientos de todo tipo.
2) Tiene un cierto grado de continuidad en el tiempo y en el espacio.
Y cultural, en tanto responde a las características de los diferentes contextos, a la vez que produce
modificaciones en ellos.
Cuando hablamos de la escuela como institución también estamos comprendiendo que está constituida por
un sistema normativo, al que todos los miembros de la institución deben atenerse.
Puede responder a lo que habitualmente denominamos “normativa vigente”, con carácter de
reglamentación explicita; por ejemplo, sistema de licencias. También a aquellas normativas que tienen que
ver con modalidades de funcionamiento habituales de cada institución particular. Estas podrían
denominarse cultura institucional, o estilo institucional, o identidad institucional.
Una institución siempre responde a necesidades sociales. Se establece en un contexto sociocultural
determinado, en la medida en que a dicha institución, cualquiera sea ella, se la considera necesaria para
responder a determinadas demandas de los miembros de esa sociedad. Esta relación entre sociedad e
institución determinada puede y debe ir cambiando a lo largo de la historia.
Hay una “Relación contractual” Institución-Sociedad, donde ambas partes se comprometen a algo y
exigen algo.
Institución también debe considerar la línea que separa lo que es legítimo de lo que no lo es. Lo
establecido, sea desde lo formal o desde lo tradicional.
Doble consideración de lo institucional:
1) En tanto aspectos jurídico-legales.
2) En tanto principios establecidos sin registro fehaciente en el campo de lo legal, pero con igual
fuerza que los anteriores.
Estas dos dimensiones de lo institucional tienen fuerza equivalente, en tanto los miembros de la institución
las reconocen como condicionantes de su conducta e intercambios institucionales. Así podremos hablar
incluso de costumbres que se constituyen en instituciones.
Podemos decir que algunas normas, costumbres, adjudicación de roles e incluso sistemas de creencias y
valores, pueden resultar en determinado momento disfuncionales. Ello llevará a la necesidad de cambio.
Esta insatisfacción se constituye en generador de lo instituyente: fuerza que produce modificación en lo
instituido. Esta idea es la que remite al cambio como tensión entre los instituido y lo instituyente.
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La función de la escuela
“Dotar a todos los individuos de una sociedad, de aquel Conjunto Mínimo de Saberes Objetivados,
Codificados, Aptos para Formar al Sujeto capaz de Apropiarse por sí mismo del capital cultural
acumulado por una sociedad”.
Toda definición sobre la función de la escuela pone de manifiesto la íntima relación entre los contenidos
que dan sustento a su acción, y a la modalidad de gestión que se adopta. La modalidad de funcionamiento
institucional puede favorecer, facilitar, optimizar u obstaculizar la apropiación de contenidos y el logro de
objetivos por parte de los alumnos.
La vida institucional escolar es en sí misma una herramienta mediante la cual la sociedad enseña a sus
ciudadanos aquellas modalidades de funcionamiento y valores que considera esenciales.
Comprendiendo la escuela: sus dimensiones
Son sus Zonas de Actividad, Influencia e Incidencia. Las dimensiones son dispositivos que nos
permiten analizar una realidad. Responde a razones eminentemente operativas.
La idea de dimensiones facilita la comprensión de la escuela y considera múltiples perspectivas; sin
perder la totalidad, es pararse en diferentes niveles institucionales y comprender operatorias diferentes.
Se pueden identificar, seleccionar, establecer, e incluso crear y concebir diversas dimensiones de análisis.
1) Dimensión Administrativa u Organizacional - Administrativa: Considerar la provisión de los
recursos necesarios para la realización de actividades, la facilitación de las acciones de control del
cumplimiento de las normas y la organización formal del establecimiento. Es por ello que el
manejo de la información, su circulación, tratamiento, producción y ordenamiento es un aspecto
altamente significativo de esta dimensión. Define estrategias más eficaces para obtener los
recursos necesarios para la gestión institucional.
2) Dimensión Técnico - Pedagógica o pedagógico, didáctica o académica; o curricular: Se
vincula con el análisis y compresión de las prácticas que llevan a la apropiación de contenidos
escolares. Subyacen a estas prácticas concepciones sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Involucra también los criterios de evaluación y de promoción. Remite a cómo discurre, en el
interior de la institución educativa, el currículum prescripto. Se justifica la intervención del equipo
de conducción en los campos administrativos, comunitarios, etcétera. La gestión directiva en esta
dimensión se dirige a advertir cómo se despliegan las actividades de enseñanza y de aprendizaje.
3) Dimensión Comunitaria o Sociocomunitaria: Conjunto de actividades que promueven la
participación de los miembros de la comunidad educativa en las acciones que comprometen a la
institución en respuesta a las demandas sociales de una determinada comunidad. Define las
características de los intercambios entre la institución y los sujetos sociales de una comunidad.
La escuela como organización tiene: Aspectos estructurales
La escuela entendida como organización tiene Aspectos Estructurantes; hacen referencia a aspectos más
o menos materiales y tangibles que condicionan la marcha de la vida institucional. Entre ellos
encontramos el Espacio, Tiempo y los Agrupamientos.
El espacio
Toda escuela requiere una localización para sus funciones. Define de un modo determinante las
características que asume la interacción entre sus miembros. Puede ser comprendido desde sus aspectos
concretos o materiales y desde otros aspectos simbólicos o abstractos.
Aspectos Concretos: Implican el edificio en sí mismo, con su distribución y las instalaciones,
que configuran, las condiciones que afectan el desarrollo de los aprendizajes y el proceso de
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A cada una de ellas corresponde un modelo de aprendizaje y una definición del conocimiento.
Instrumento
Entiende a las organizaciones como Instrumentos Mecánicos diseñados desde afuera para Lograr
Ciertos Objetivos.
Son sus características:
Estructura Formalizada.
División Horizontal del Trabajo y División Vertical de la Autoridad.
Objetivos Escritos.
Un Futuro Predictible en términos de una causa única o casi única.
Se explican por sus fines, y el aprendizaje y el conocimiento son percibidos como medios para el logro de
esos fines.
La racionalidad organizativa da cierto margen para el conocimiento y el aprendizaje. Sirven para
aumentar la eficiencia y el control. Aún más, el conocimiento se usa para mejorar los resultados, aunque
es separado de la experiencia de trabajo.
El aprendizaje se define como “Modificaciones de Conductas”: Confluyen en esta perspectiva las
visiones instrumentales de la organización, descripta como una máquina racionalmente controlable.
El aprendizaje organizacional es un agregado de conductas individuales.
La organización como escenario de interacción social
Son más sus objetivos los que deben ser explicados en términos de las interacciones humanas de las que
ellos emergen. Las leyes que las rigen no surgen de la racionalidad del diseño sino de las pautas que
norman las interacciones humanas.
Las tres aproximaciones que se incluyen en este grupo son:
1) La escuela de Relaciones Humanas.
2) La escuela Institucional.
3) La Corriente Culturalista.
Cuando las organizaciones son vistas como campos de interacción humana, el aprendizaje es un producto
natural de esas interacciones.
El conocimiento y el aprendizaje tienen, algunas características típicas:
1) El aprendizaje no es visto como una mera recepción de información: El aprendizaje es
activo, requiere el compromiso, la motivación y la participación de las personas.
2) Conocimiento y aprendizaje son explicados en términos del contexto en el cual se producen:
El aprendizaje no es memorizar o copiar información, sino recrearla. Esta recreación no da por
resultado una réplica exacta del original, en tanto implica juicio y valor.
3) El aprendizaje depende de factores que no están totalmente bajo control.
El límite del aprendizaje institucional está dado por la incapacidad de la organización de aprender de los
errores.
Las condiciones para el error existen en casi todas las organizaciones, ya que éstas tienden a operar dentro
de “sistemas de aprendizaje limitado” lo cual inhibe el aprendizaje de circuito doble (con
retroalimentación) y sólo permite el aprendizaje de circuito simple.
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El modelo de aprendizaje subyacente en los individuos y en la organización impide que la gente haga
aprendizajes de “circuito doble”, o sea cuestione el concepto mismo de “error”, y su forma de evaluarlo.
Los rasgos del nuevo modelo de gestión y organización escolar
El crecimiento y la expansión educativa no presentan a la decisión política sólo un problema de escala
(pongamos más profesores o maestros) sino que planean desafíos cualitativos que suponen volver a pensar
hacia dónde deben ir y cómo deben organizarse y conducirse las escuelas.
Frente a estos desafíos, las respuestas más frecuentes proponen la reorganización de los aspectos generales
de los sistemas escolares. La discusión que impera tiene que ver con los beneficios y los riesgos de
mantener la centralización del gobierno educativo, o proponer la descentralización.
Si bien la “autonomía institucional” es un concepto hasta ahora aceptado, falta llenarlo de contenido. El
significado que se le asigna se refiere a la capacidad de los establecimientos para generar las
decisiones técnico-pedagógicas adecuadas para satisfacer en calidad y cantidad las necesidades
educativas de las comunidades en las que están insertos.
Una organización que aprenda
Toda institución debe organizarse para la consecución de sus fines y, debe tener capacidad para corregir
los desvíos. Esta puede pensarse desde dos perspectivas, de cómo organizarla y cómo administrarla.
1) Perspectiva Tradicional: Piensa a la gestión y la organización desde el Paradigma del Control.
Implica regular, controlar y estandarizar, porque lo que se desea es prevenir el error y dirigir a
la organización hacia sus objetivos.
2) Paradigma del Aprendizaje Institucional: Significa por un lado reconocer y corregir el error
(como desvío de los objetivos), pero también flexibilizar a la organización, facilitando el
aprendizaje de nuevos procedimientos y nuevas respuestas frente a los nuevos desafíos.
Frente a la organización rígida y endodirigida, que desconoce los cambios y turbulencias externas, una
organización flexible y heterodirigida, que no sólo acepta el desafío del entorno sino que es capaz de
aprovecharse de él como motor de la transformación institucional.
La disciplina no alude a un “orden impuesto” o “un medio de castigo”, sino a un corpus teórico y
técnico que se debe estudiar y dominar para llevarlo a la práctica. Es una senda de desarrollo para
adquirir ciertas aptitudes y competencias.
Estas disciplinas de la organización inteligente son cinco:
1) Pensamiento Sistémico: Es un marco conceptual, un cuerpo de conocimientos y herramientas. Es
la que integra a las demás disciplinas, fusionándolas en un cuerpo coherente de teoría y práctica.
2) Dominio Personal: Es la disciplina que permite aclarar y ahondar continuamente la visión
personal, y ver la realidad objetivamente.
3) Modelos Mentales: Son supuestos hondamente arraigados, generalizaciones e imágenes que
influyen sobre nuestro modo de comprender el mundo y actuar, que nos impiden actuar libremente
con la gente.
4) Construcción de una Visión Compartida: Se refiere a la necesidad de que las metas, los valores
y las misiones sean profundamente compartidos dentro de la organización.
5) Aprendizaje en Equipo: Prioriza la necesidad del “dialogo”, la capacidad de los miembros del
equipo para “suspender los supuestos” e ingresar a un auténtico “pensamiento conjunto”.
Necesitamos “Escuelas Inteligentes”, es decir escuelas organizadas flexiblemente, con capacidad de
transformación permanente. ¿Qué se requiere para ello?
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Algunas de las consecuencias concretas que puede implicar la puesta en práctica de este modelo, deberán
ser:
Disminuir las Jerarquías: Creando equipos autónomos para lograr mayor flexibilidad y
rapidez. La tarea consiste en encontrar un método para asegurar que los equipos en las diferentes
instancias institucionales trabajen en conjunto de manera fluida.
Crear Espacios de Interacción: Las decisiones profesionales que se deben tomar para el
funcionamiento adecuado de la organización suponen espacios de intercambio y reflexión
conjunta, que deben estar diseñados como parte del modelo institucional. Estos espacios deben
cubrir no sólo al personal docente, sino también romper la inflexibilidad con que en la actualidad
se organizan los grupos de alumnos.
Incrementar el Tiempo de los Docentes en la Unidad Escolar: La tarea docente ya no es una
tarea individual sino grupal. El modelo de organización de la tarea docente en el nivel primario
supone que cada docente hace lo que le parece en su aula; esto fomenta más el trabajo individual
que el trabajo en equipo.
Rediseñar las escuelas con el fin de Reducir las Pérdidas: El tratamiento indiferenciado de todo
el cuerpo de alumnos, que no tiene en cuenta las necesidades individuales, genera pérdidas
concretas (abandono, repetición) de las cuales no se hace cargo la institución. El modelo de
organización debe adecuarse a estas necesidades y ofrecer espacios de atención diferencial.
Necesidad de Realizar Innovaciones en todos los niveles del personal: Se necesitan personas
capaces de improvisar y responder con flexibilidad a las cambiantes demandas. Esto no puede ser
garantizado con procedimientos de selección de personal que sólo tienen en cuenta la experiencia
(la visión retrospectiva) como dato fundamental.
Una gestión que conduzca
Toda conducción institucional, aplica técnicas de gestión que inciden sobre lo que ocurre en ella.
Cuando se trata de enfrentar cambios, las escuelas tienen un doble problema.
1) En general están bastante burocratizadas lo que quiere decir que tienen problemas de rutina,
resistencia al cambio y falta de flexibilidad.
2) La educación en sí misma tiene un ritmo de cambio relativamente lento no sólo porque forma
parte de los aspectos de la conservación de la cultura, sino porque la cultura en sí misma es un
campo en el que las transformaciones toman muchos años.
Por esto, frente a la necesidad de una conducta eficiente y de una gestión institucional comprometida con
el mejoramiento de la calidad educativa, aparecen dos grandes temas:
1) Contenido del Cambio.
2) Probabilidad de que una vez Tomada esta Decisión, el Cambio se Concrete.
La gestión que nos interesa es aquella que garantiza decisiones eficaces (es decir que se cumplan).
Este estilo de gestión. Sus características principales son:
1) No se basa en las normas de lo que debe ser, sino en la realidad de lo posible: Se trata de
generar una estrategia para que la situación actual que se reconoce como problemática, pase a tener
otras características, posibles. Hay una “imagen objetivo” que da direccionalidad a la acción.
2) No trata de hacer todo junto sino de priorizar en función de la importancia de los problemas:
La visión estratégico-situacional reconoce que no se puede hacer todo a la vez. Fijar la estrategia
supone, fijarse prioridades para establecer un camino que puede no ser muy ambicioso, pero es
siempre de permanente avance.
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3) Lo que hoy no es posible, puede serlo mañana, si se van abriendo las condiciones de su
factibilidad: Las etapas clásicas del planeamiento normativo (objetivos-diagnóstico-ejecución-
evaluación) cierran un ciclo en sí mismas en el cual se consigue todo o no se consigue nada. De ahí
que, aun cuando algunos de los objetivos parciales se alcancen, si no se llega a la meta final,
aparece como un fracaso. El planeamiento situacional considera el proceso institucional como una
sucesión de situaciones. Se parte de la situación actual y se intenta llegar a una idea diseñada en la
“imagen-objetivo” que fija la dirección del cambio.
4) No se trata de administrar la institución, sino de guiarla hacia su transformación: La
planificación normativa ponía el énfasis en la necesidad de introducir elementos de racionalidad en
la gestión institucional. Esta racionalidad estaba definida por los distintos pasos de su metodología:
Saber qué se quiere hacer (fijación de objetivos).
Conocer la realidad y sus problemas (diagnósticos).
Poner en marcha las tareas (ejecución).
Cuáles eran los objetivos no tenía importancia. Lo que se priorizaba era pensar un esquema
eficiente para llevarlos a cabo, y escribir este esquema en un documento.
El perfil concreto del quehacer de la gestión eficiente se resume a su capacidad de generar y sostener
líneas de acción. La efectividad de planificación depende de tres condiciones:
Saber Hacer.
Querer Hacer.
Poder Hacer.
Los desafíos para la gestión y la organización
Primer desafío: Enfrentar la Masividad
La incorporación masiva de población al sistema educativo fue la resultante de políticas que tuvieron
como motivación básica el principio de la equidad o igualdad de oportunidades de acceso a la
educación formal.
Este enfoque de la equidad ha provocado la expansión de las instalaciones físicas y del número de
docentes, pero sin garantizar a las escuelas las condiciones mínimas indispensables para ofrecer una
enseñanza eficaz.
1) Cambió la naturaleza de los problemas de gestión: La cantidad de recursos y la diversidad de
servicios que debieron manejarse planteó la necesidad de que se pasara de un modelo de gestión
artesanal a una gestión profesional.
2) Obligó a desviaciones organizacionales y administrativas que volvieron ineficientes los
modelos originales: El descuido de las condiciones concretas mínimas que garantizaran el
aprendizaje se expresó por ejemplo en la reducción de los tiempos de clase en turnos intermedios.
3) La incorporación de diferentes tipos de clientela hizo entrar en crisis la respuesta de un
servicio homogéneo: Todavía siguen poniendo casi exclusivamente en el afuera el problema,
sumados a las crecientes demandas de los diferentes sectores en el proceso de apropiación de los
bienes culturales. Los sistemas educativos, al tomar conciencia de sus altos niveles de fracaso,
elaboraron diferentes respuestas para enfrentarlo:
Respuesta Asistencialista: Supone que los problemas no son del sistema educativo sino
del contexto social, pese a lo cual la escuela se hace cargo de ellos.
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Alderete Alexis
Respuesta Psicopedagogista: Supone que los problemas son de los alumnos y pretende
resolverlas con atención individual.
Didactista: Supone que el problema es cómo se enseña, y pretende resolverlo solamente
con nuevas teorías del aprendizaje que lleven a enfoques didácticos renovados.
Ninguna de estas respuestas resolvió los problemas de la ineficacia de la educación, en la medida en que
cada uno de estos aspectos no fue integrado con modelos de organización y administración diferentes.
Segundo desafío para la gestión: Responder por sus Resultados.
Las primeras explicaciones que se dieron a este fenómeno, que ponían las “culpas” en las características
socioeconómicas de los grupos con más fracaso, encontraron un límite al comprobarse que, precisamente
en estos grupos, los altos porcentajes de repetición pueden representar una estrategia de los sectores
populares para quedarse en la escuela, aun contra las tendencias expulsivas del sistema.
La dimensión de “Calidad” está modelada como el promedio de los puntajes de cada colegio en los
resultados (corregidos por nivel socioeconómico).
La dimensión de “Equidad” se relaciona con la capacidad que tienen los colegios de compensar las
características de entrada de los alumnos.
Estos resultados permiten concluir que las gestiones educativas tienen más probabilidad de ser efectivas
cuando:
Son capaces de transmitir prioridades claras que ordenen la tarea de toda la unidad escolar.
Se focaliza sobre lo académico. Para esto se requiere un currículum estable y bien definido,
ordenado, estructurado y bien diseñado.
Instalan prácticas de evaluación y seguimiento permanente, no sólo del resultado final del
aprendizaje sino de otras dimensiones del proceso educacional. Esto permite localizar los puntos
urgentes y tomar las decisiones adecuadas.
Incrementan el tiempo instruccional a través del control efectivo de las pérdidas de días de clase,
de la buena organización de los sistemas de suplencias de profesores, etc.
Establecen incentivos para los profesores tales como status y reconocimiento profesional y de
méritos por llevar a los alumnos a altos niveles de aprendizaje.
Instalan instancias de “entrenamiento en la enseñanza de técnicas prácticas efectivas” antes de
llevar a la práctica innovaciones en los programas y contenidos de la enseñanza.
La gestión de la innovación: ¿Qué se necesita para innovar?
En Primer Lugar: La institución debe cambiar su mirada. Debe integrar en una mirada conjunta el
pasado, el presente y el futuro.
Pasado, presente y futuro son la plataforma de lanzamiento del proyecto educativo institucional. Para que
esto sea posible es necesario mirar de una manera específica cada uno de ellos.
1) El pasado como predisposición: Es necesario partir de las particularidades del pasado. La
dimensión pretérita se manifiesta en las predisposiciones que las personas heredan de su ambiente,
que determinan su orientación en el mundo.
2) El futuro como invención de posibilidades: Habitualmente el futuro se presenta como el espacio
para la satisfacción de las necesidades. Esto ata a la organización de manera casi exclusiva a las
necesidades percibidas en la actualidad.
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3) El presente como coordinación de acciones: Se debe asegurar que los distintos equipos trabajen
en conjunto y no unos contra otros. Es más, esta coordinación debe ser rápida y flexible para poder
adaptarse con prontitud a las condiciones cambiantes del medio.
En Segundo Lugar: Se requiere una profunda revisión de los procedimientos de gestión usados hasta
el presente, que permita ampliar las condiciones de viabilidad con que nos hemos movido habitualmente.
En la perspectiva de la gestión clásica (administrativista) se asigna al planeamiento sólo una
responsabilidad logística para el cumplimiento de acciones decididas. La probabilidad de que una decisión
tomada se cumpla pasa solamente por tener los recursos materiales.
En Tercer Lugar: Se deben tomar reales decisiones. Las decisiones, para ser realmente tales, tienen
que tener algún impacto en la realidad.
Las decisiones que se relacionan con el mejoramiento de la calidad de la educación son particularmente
riesgosas, debido a que en ellas se combinan dos problemas:
1) Son Técnicamente Complejas.
2) Plantean Problemas de Política Institucional.
La gestión se ocupa de ambas cosas. Plantea los procedimientos a partir de los cuales se pueden conducir
los procesos de cambio institucional tomando las decisiones correctas, en el momento adecuado.
Las decisiones que se toman deben también ser las adecuadas. Y no toda decisión correcta es, también, la
adecuada.
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que emergen múltiples modos de vínculos que ponen en juego la eficacia de las figuras portadoras de
autoridad simbólica.
Ante el agotamiento del dispositivo familiar, los registros ofrecen tres modalidades subjetivas de habitar la
nueva situación:
Desubjetivación.
Resistencia.
Invención.
Desubjetivación
Lo que sí advertimos son modos desubjetivantes de habitar los vínculos familiares o lo que es lo
mismo un no poder casi nada con la situación.
Lo que muestra la tesis de Agamben en torno a la experiencia de Auswichtz lo propio del humano es la
posibilidad de dejar de ser humano. El sobreviviente, se presenta como una figura ambivalente de lo
humano y lo inhumano. O se puede sobrevivir a la experiencia de la aniquilación no ya como puro
viviente sino como sujeto: ésa es una experiencia de subjetivación.
“Si se quiere sobrevivir como humano”, dice Betthelheim a propósito de los campos de concentración,
“envilecido, tal vez degradado pero humano al fin, es preciso tomar conciencia del punto de no retorno
individual, más allá del cual no se debía ceder frente al opresor”.
La desubjetivación entonces nos habla de un modo de habitar la situación marcada por la
imposibilidad, estar a merced de lo que acontezca habiendo minimizado al máximo la posibilidad de
decir no, de hacer algo que desborde las circunstancias. Se trata de un modo que despoja al sujeto de la
posibilidad de decisión y de la responsabilidad.
Una de las condiciones de la subjetivación en el entorno familiar es la visible indiferenciación de los
lugares tradicionales de padre, madre e hijo con la consecuente disolución de las posiciones de protección
y autoridad de los padres hacia los hijos. En ese marco, la desubjetivación consiste en la imposibilidad
de gestionar lugares de enunciación desde los cuales habitar esas transformaciones.
La desubjetivación es en este caso la imposibilidad de instalar alguna condición subjetiva para hacer
algo con lo real de un embarazo. Los modelos de paternidad y maternidad burgueses están
destituidos.
Resistencia
La resistencia expresa cierta actitud de defensa, algo así como un modo de abroquelarse para
protegerse de los efectos riesgosos que asechan la existencia. La familia aparece aquí como el lugar de
refugio y preservación.
El mundo se ha vuelto inhabitable y la familia procura entonces dilatar la salida de sus hijos.
Invención
Pone de relieve la producción de recursos para habitar la situación. Se trata de hacer algo con lo real, de
producir aberturas que desborden la condición de imposibilidad, de producir nuevos posibles.
Se trata de la construcción de una posición de enunciación que grafica la búsqueda de un “poder ser”
en el borde de un “no poder”. Las operaciones de subjetivación se plantean allí donde opera la
imposibilidad.
La escuela entre la destitución y la invención
¿Cuál es, en ese mapa, la posición de la escuela? Habitar la caída del dispositivo pedagógico moderno. La
destitución no es la inexistencia, no es el vacío, no es la ausencia de algún tipo de productividad. Hace
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alusión a que la “ficción” que construyo mediante la cual eran interpelados los sujetos dejó de tener poder
performativo.
El discurso de la ciudadanía, tenía poder performativo no porque necesariamente en la práctica se
concretara el principio de igualdad entre los hombres sino porque producía interpelación, deseo de formar
parte de esa ficción, de ese universo de discurso, de valores de principios, de prácticas. La obra
alfabetizadora e integradora de la escuela produjo también exclusiones culturales; la escuela también
homogeneizó y disciplinó. La eficacia simbólica de un discurso se mide en su potencia de producción
de subjetividad, es decir, en su capacidad de constituir a un sujeto alrededor de un conjunto de normas y
valores que son los que rigen la vida social.
Cuando decimos que la escuela se encuentra destituida simbólicamente, es que se percibe una pérdida de
credibilidad en sus posibilidades de fundar subjetividad.
Notas sobre la implicación
Cómo superar la posición de víctima o victimario desde la que frecuentemente se piensa a los chicos y
jóvenes que asisten a las escuelas situadas en las franjas de mayor conflictividad social: “Carenciados”, a
la defensiva”. La representación de las víctimas, armada sobre patrones homogéneos, nos impide
interpretar la singularidad de las prácticas del otro y en consecuencia nos resta posibilidades de intervenir.
Como cualquier práctica discursiva más o menos organizada, una investigación produce sus enunciados
sometiéndolos a una lógica de construcción: selecciona, clasifica, ordena, interpreta, organiza según
algunos principios para otorgarles una coherencia adecuada.
Por definición, el modelo del informe deja por fuera de sus enunciados ese conjunto de elementos
heterogéneos, imprecisos; de una extrema riqueza. De lo que se trata es de abrir un camino que conduzca
de un lugar a otro; se trata de dar testimonio de la experiencia misma de la investigación y de la
capacidad de alterar al grupo de investigadores que tuvo esa experiencia.
Tres direcciones:
La variación de los supuestos de lectura de los datos.
La variación de los instrumentos de recolección de la información.
La variación de la posición de enunciación de los investigadores.
Los tres caminos van a confluir en un movimiento decisivo desde la perspectiva de la intervención: el
pasaje de la posición de observación a la implicación.
Sobre la variación de un supuesto de lectura: de la violencia como representación
La pregunta que inaugura nuestra investigación es la siguiente: ¿Cómo habitan los jóvenes situaciones
de exclusión social? La primera observación, los jóvenes habitan sus territorios en condiciones de
violencia. Se nos presenta el primer problema: si todo era violencia, entonces nada era violencia. El
agotamiento de un tipo subjetivo, la figura del semejante.
En tiempos estatales nacionales, cualquier otro es un semejante o un potencial semejante y la escuela es
decisiva en la producción de esa figura. Sólo puede instituirse, sólo puede producirse cuando existe una
instancia legal respecto de la cual unos y otros, somos semejantes. Respecto de la ley, esa ley que funda
no sólo derechos sino también obligaciones. ¿Eso qué significa? Significa no que somos iguales entre
nosotros, sino que lo que nos hace iguales es que la misma ley nos obliga.
Si la violencia es violencia contra el semejante, desaparecido el semejante ¿Cuál es el destino de la
violencia?
Considerar el término violencia como un término sintomático; es decir, como un término que a la vez
que encubre, revela algo de una verdad. Lo que nombra sintomáticamente como violencia es el modo
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novedoso e inaudito de habilitar situaciones que no están regidas por la ley jurídica del estado, uno de
cuyos sitios esenciales de afirmación fue el aparato escolar.
La hipótesis de partida debía reformularse, los modos de vincularse con otro por fuera de la figura del
semejante constituyen un hecho de violencia para una mirada externa a la situación.
En un principio habíamos distinguido dos formas de violencia,
Violencia Disruptiva: La que sucede en la escuela identificada como tal por los observadores
(docentes) y no necesariamente por sus agentes (alumnos).
Violencia Constitutiva: Que se presenta en la calle, en los ritos grupales.
Lo notable es que la “violencia escolar” sólo es percibida como tal por la mirada instituida por el
dispositivo pedagógico; para los chicos, ese trato, ese comportamiento, esas actitudes, son su modo de
estar. De modo entonces que la palabra violencia estaba designando un conjunto de fenómenos que eran
violentos sólo para los observadores; pero no para sus actores.
Se trata de pensar “violencia” en situación, interrogándonos por los modos en que es vivida por sujetos
que no han sido constituidos bajo la figura del semejante.
De la entrevista al diálogo: La irrupción del sufrimiento. Sobre la variación de los instrumentos de
recolección de la información
Si el objetivo de la investigación es indagar la producción de subjetividad, el criterio no puede ser otro que
el criterio enunciativo. El hecho de que el hablar mismo tenga lugar. La investigación trabajó con dos
tipos de instrumentos para producir los enunciados de los testimonios:
Entrevistas.
Diálogos.
En la experiencia realizada, se vio que la información obtenida por medio de las entrevistas no respondía a
condiciones de enunciación genuina para la investigación sino representada, traídas e impuestas desde otro
lugar: los medios, el habitus pedagógico, las creencias, etc. Después de mucho trabajar, después de mucho
discutir, después de leer una y otra vez los registros, las situaciones ya no serán entrevistas sino diálogos.
La enunciación no es una condición universal de las situaciones. No hay una enunciación a la espera del
entrevistador, aun sí enunciados, discursos, palabras.
Es el encuentro el que produce la voz que no existía antes ni por fuera de esa experiencia del que no
existía antes ni por fuera de esa experiencia del encuentro.
Advertimos dos estrategias enunciativas en los modos de interpelación de la investigación. Los
denominamos, sólo para ubicarnos mejor en el interior de los materiales: Entrevista y Diálogo.
La entrevista seguía el modelo objetivo del periodismo o de la investigación tradicional, según el cual un
individuo ubicado en una posición externa a la del entrevistado observa, interroga, induce, evalúa, supone.
Las situaciones que designamos como diálogo se arman de muy otro modo. En ellas el entrevistador
no preguntaba, sino que se entregaba a una conversación sin plan estructurado de antemano y en la cual
los interlocutores se entregaban al devenir del diálogo.
El entrevistador dejaba de ser entrevistador para devenir otro, difícilmente clasificable, porque dependía
de cómo eran esos otros junto a los que se alteraba. Formaban parte de una experiencia compartida.
La entrevista, y su modificación enunciativa hacia las formas más complejas del diálogo es el índice de
una variación cualitativa de la investigación: marca su creciente carácter de intervención. En lo relativo a
los investigadores, esa variación quedará atestiguada como un cambio de posición de enunciación, al
transitar desde una posición inicial de observadores externos hacia una posición interna de implicación.
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de medio siglo por la televisión y su concomitante “cultura audiovisual”. A partir de la evidencia de ese
choque se han originado las diversas tentativas de fusionar de algún modo ambos universos: el escolar y
el mediático.
A partir de los años 1960, la germinación de esos procesos ha demorado bastante tiempo, pero ahora sus
frutos cristalizan con un triunfalismo que no deja lugar a dudas.
Tenemos a la escuela con todo su clasicismo a cuesta.
La presencia cada vez más incontestable de esos “modos de ser” típicamente contemporáneos.
Esa desarticulación se ha vuelto muy difícil de soslayar mirando hacia otro lado o fingiendo que no
pasa nada, o bien tratando de emparchar vanamente un artefacto que, parece haber perdido buena
parte de su eficacia y su sentido al depararse con el nuevo paisaje que creció a su alrededor.
Este ensayo se propone examinar en qué consisten esos cambios tan profundos que vienen afectando
a los cuerpos y las subjetividades en los últimos tiempos, y que ahora permitirían vislumbrar la
consumación de una metamorfosis.
Queda claro que la escuela es una tecnología de época. Esa institución no siempre existió en el orden de
una eternidad improbable, como el agua y el aire, ni siquiera como las nociones de niño, infancia, hijo
alumno. El régimen escolar fue inventado algún tiempo atrás y en el seno de una cultura bien definida; es
decir, en una confluencia espacio-temporal bastante concreta e identificable, hasta se diría que demasiado
reciente para haberse arraigado al punto de volverse incuestionable. Esa institución fue ideada con el fin
de responder a un conjunto de demandas específicas del proyecto histórico que la diseño y se ocupó de
ponerla en práctica: la modernidad.
Entre las exigencias históricas a las cuales buscaba responder la creación de esa entidad figuran los
desmesurados compromisos de la sociedad moderna, que se pensó a sí misma, al menos, idealmente, como
igualitaria, fraterna y democrática. Y, por consiguiente, asumió la responsabilidad de educar a todos
sus ciudadanos para que estuvieran a la altura de tan magno proyecto. Hacía falta alfabetizar a cada
uno de los habitantes de la nación en el uso correcto del idioma patrio, por ejemplo, enseñándoles a
comunicarse con sus contemporáneos y con las propias tradiciones mediante la lectura y la escritura. En
suma, un conjunto de aprendizajes útiles y prácticos que fueron desplazando a una multitud de dogmas y
mitos sin aval científico o cuya inutilidad se tornó flagrante; es decir, todo aquello que ya no servía para
nada tras haber perdido el substrato cultural que antes le diera sentido. Kant dejó sentado que ése sería el:
Objetivo Prioritario de la Educación:
“La Disciplina Convierte a la Animalidad en Humanidad”, humanizar al animal de nuestra especie,
disciplinándolo para modernizarlo y, así, iniciar la evolución capaz de convertirlo en un buen
ciudadano.
En Segundo Lugar:
“Cultivar” a los hombres para que éstos pudieran desarrollar determinadas habilidades, tales como
leer y escribir o aprender otras destrezas más específicas.
Esa tarea requeriría “la instrucción y la enseñanza”, pero solamente podría consumarse a partir del
trabajo civilizador previamente realizado sobre la naturaleza cruda de los alumnos. En ese sentido, para
Kant, la disciplina sería una labor negativa, destinada a anular una etapa previa: “la acción por la que
se borra en el hombre la animalidad”. De ese modo se expurgaría su condición primitiva o su barbarie
originaria, que se verificaba en algo gravísimo para el proyecto moderno: la ignorancia de la ley.
En cambio, la instrucción ya constituiría la parte positiva de la educación, inscripta necesariamente
sobre la vital supresión del estado precedente, ya que sólo “la disciplina somete al hombre a las leyes de la
humanidad y comienza a hacerle sentir su coacción”. Saber que la ley existe y, debe ser respetada.
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En Tercer Lugar:
Propagar la “civilidad”, logrando así que cada hombre adquiera “buenas maneras, amabilidad y una
cierta prudencia” para poder adaptarse con éxito a las costumbres y los usos sociales.
En Cuarto Lugar:
El filósofo destacaba que “hay que atender a la moralización”, de modo que habiendo aprendido a
ejecutar un conjunto de tareas con distintos fines, cada uno tenga también “un criterio con arreglo al
cual sólo escoja los buenos”.
En síntesis, la pedagogía tendría como meta propiciar “el desarrollo de la humanidad”, de manera
acumulativa y cada vez más perfeccionada, procurando que ésta no fuera sólo “hábil, sino también moral”,
pues “no basta con el adiestramiento; lo que importa, sobre todo, es que el niño aprenda a pensar”;
y, fundamentalmente, que sepa comportarse como se debe. Ese ejercicio de la racionalidad transmitido
por la educación formal así pautada era también, y quizás sobre todo normalizador se enseñaba a pensar
y a actuar del modo considerado correcto para los parámetros de la época.
La capacidad de doblegarse ante la razón y la disciplina debería inculcarse muy precozmente en la
trayectoria vital de todos los ciudadanos.
De modo que no ha sido por razones banales que se adoptó el nuevo hábito: desde muy pequeños los niños
de la era burguesa debieron ser enviados todos los días a las escuelas “no ya con la intención de que
aprendan algo”, según recalcó el mismo Kant, “sino con la de habituarlos a permanecer tranquilos y a
observar puntualmente lo que se les ordena”. Por eso, para el ciudadano moderno, no haber sido
instruido en el dominio de ciertas habilidades implicaría, sin duda, un problema. Sería el hecho de no tener
disciplina. Porque eso lo llevaría a equipararse a un salvaje o un bárbaro y, una vez consumada esa falta en
el niño, ya no podría ser remediada más tarde con enseñanzas puntuales: convertido en un adulto
indisciplinado, ese hombre estaría arruinado sin posibilidad de enmienda para los fines perseguidos por la
civilización. Kant denuncia una especie de brutalidad que sería inherente a esas criaturas: “es que el
animal aún no ha desenvuelto en sí la humanidad”.
La enseñanza impartida en los colegios fue fundamental para asentar esa homogeneización en torno a la
norma y bajo la firme tutela de cada Estado, contribuyendo a cimentar los valores compartidos en el
territorio delimitado por la simbología nacional.
Mediante la enseñanza de la historia y la ritualización de las celebraciones escolares, debía lograrse
que brotara en cada futuro ciudadano la conciencia de la identidad nacional. En la palabra
discípulo resuena su raigambre disciplinaria, cuyo origen etimológico remite a discere y pueris,
decir a los infantes: explicarles lo que está bien y lo que está mal, inculcándoles lo que se suponía
que deberían saber y hacer. No es casual que el curioso vocablo alumno esconda lazos significantes que
lo atan a la estirpe ilustrada, ya que su etimología revela la falta de luz y la necesidad de ser iluminado:
a-lumno.
En ese contexto histórico, cuyas bases hoy parecen disolverse en contacto fluido con las lógicas del
consumo y los medios de comunicación, el Estado encarnaba la solidez de lo instituido que era, al mismo
tiempo, fuertemente instituyente.
La escuela trabajaba sobre las marcaciones familiares; la fábrica, sobre las modulaciones escolares; la
prisión, sobre las molduras hospitalarias”. Cada una de esas instituciones podría pensarse como un
dispositivo, que exigía a los sujetos la tenencia de ciertos rasgos y la ejecución de determinadas
operaciones para permanecer en ellas.
La pérdida de eficacia en el funcionamiento bien aceitado de los engranajes disciplinarios es,
justamente, uno de los indicios de la crisis actual.
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Gestión Estratégica
Autor: Jorge Luis Basaldúa
Empresa. La escuela como empresa y como tarea
Usar la palabra “empresa” para referirse a los colegios puede provocar reacciones negativas en algunas
personas porque la educación está mucho más allá del lucro y del sistema económico del mercado.
El colegio comparte con la empresa ser una organización humana que apunta a dar un servicio y
perdurar en el tiempo.
“Empresa” es también toda acción o tarea que entraña esfuerzo y trabajo. Es toda tarea ardua que se
acomete con decisión. Además de su significado de carácter económico, la palabra empresa se usa para
indicar que alguien acomete un objetivo con empeño y fortaleza: una empresa es algo costoso que exige
normalmente el esfuerzo personal.
El carácter arduo de toda empresa lleva a pensar en el esfuerzo. Porque el gozo también es inherente a la
acción de hacer algo con decisión y firmeza. La acción de emprender algo arduo que se acomete con
decisión implica que hay algo al final del camino que justifica el esfuerzo. El gozo de hacer algo que valga
la pena no está presente sólo al final del trayecto sino que lo acompaña porque sabemos que el resultado
final es algo que queremos. Afirmo que toda empresa es dolor y gozo.
El empresario es la persona que asume la acción ardua como propia y la acomete con decisión. El
empresario pone pasión y gestión para que la empresa salga adelante.
En educación esto es una verdad constante: se tardan años en ver los frutos de una estrategia educativa.
La gestión de personas en la escuela
Los colegios necesitan tener medios materiales, como cualquier otra empresa: edificios, libros
computadoras, etc. Lo más importante son las personas: los empleados, los docentes, los padres y los
alumnos. La esencia de la educación está en la relación de esas personas entre sí. La clave de toda
organización humana es el clima y el ambiente que existe entre las personas.
Todos los miembros de la comunidad educativa son coeducadores. La recepción, el comedor, el
medio de transporte para recoger a los chicos y devolverlos a sus casas, también educan.
La Escuela es una Empresa que se Especializa en Cualificar a las Personas y prepararlas para su
crecimiento intelectual, físico, social, cultural y espiritual.
También el colegio es una empresa muy particular en relación a sus “clientes”: a los padres y a los
alumnos. Los clientes también participan en las decisiones. Son un grupo muy heterogéneo.
Misión
La misión responde a la pregunta esencial: ¿Para qué existo?
Los colegios Nacen para Educar, Instruir y Formar de Manera Integral a los chicos que acuden a
sus aulas.
Todos los colegios comparten una misma misión: la de educar. Las diferencias aparecen cuando le
queremos dar un contenido concreto a los modos como esas instituciones quieren educar e instruir, y sobre
todo en el contenido de la discutidísima expresión “formación integral”.
Determinar la misión al inicio de la vida del colegio y luego recordarla periódicamente es importante a la
hora de establecer los objetivos y los medios para llegar a ellos.
Visión
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La idea que vincula la naturaleza de la actividad que se desarrolla con sus intenciones para el
futuro. La visión concreta la idea de cómo pensamos que se desarrollarán el entorno y las actividades de
la organización en el futuro. Visionar el lugar que queremos ocupar y su entorno ayuda a determinar la
estrategia para llegar a ese momento colocados en el lugar deseado.
La visión del colegio tiene que ser:
Compartida en primer lugar por los colaboradores.
Informada a todos los componentes de la comunidad humana que componen la escuela, también a
los padres.
Competitiva con las demás visiones de otros colegios, pues nos encontramos en un mercado
abierto.
Habilitante y participativa, para facultar a los responsables a actuar en el sentido de la visón
proyectada.
Visión: Una Idea que ilumina la actividad de cada día con el lugar deseado para el futuro.
El Director con Visión versus el Director Clásico
La visión o la falta de visión definen el estilo de gestión del Director de un colegio. Se puede ser:
Director “Clásico”: Se dedica a administrar lo mejor posible lo que ya existe con una
mentalidad de conservación.
Director “Emprendedor”: Fija unas metas, elabora una estrategia para conseguirlas, y las
comunica a los demás abriéndoles horizontes de desarrollo.
La visión del Director emprendedor exige magnanimidad, grandeza de ánimo. Formularla y recordarla
ayuda a levantar la vista más allá de las dificultades inmediatas. Crea un clima organizacional positivo que
ayuda a gozar del propio trabajo y de las personas con las que se convive.
Fijar la visión del colegio en el futuro es un modo de gestionar en positivo.
Basta comenzar a caminar junto con su Equipo directivo y con sus otros colaboradores en:
Determinar la visión que proyecte la misión del colegio para el período de tiempo para el que
fueron nombrados.
Elaborar una estrategia que les marque objetivos concretos para el corto, mediano y largo plazo.
Poner en acción un plan concreto de medios.
Establecer sistemas de evaluación periódica.
Misión y etapas en la vida de un colegio
Los Directores que asumen su cargo en instituciones que ya tienen un largo camino recorrido y que
han sido colegios importantes en el pasado, suelen plantearse el problema de cómo recuperar el
espíritu fundacional. La pregunta que debe hacerse un directivo es cómo puede mejorar y hacer crecer
la marca en la situación concreta en la que se encuentra.
Ser consciente del momento del ciclo en el que está el colegio y de la situación del contexto general de la
sociedad es vital para poder agregar algo a la marca.
Estrategia
¿Qué es la estrategia? Es la ciencia que se ocupa de elegir objetivos y coordinar los planes para
alcanzarlos:
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Decir que la estrategia es una ciencia significa afirmar que tiene una metodología, es decir negar
que sea una cuestión de azar.
Elegir objetivos implica saber dónde queremos ir.
Establecer un plan para alcanzarlos es determinar cómo buscaré alcanzar esos objetivos.
La estrategia (o el plan estratégico) tiene en cuenta los medios materiales, las personas y el tiempo
necesario para alcanzar el objetivo.
El hecho que exista un camino, o sea que haya que recorrer una cierta distancia y que exija una cantidad
de tiempo, nos lleva a la necesidad de elaborar un plan de acción que contenga también un modo de
controlar y revisar periódicamente la marcha del plan.
El camino que buscamos recorrer tiene que ser un camino que sea vivible y ecológico para las personas y
los grupos implicados en la estrategia. Con el adjetivo “ecológico” quiero decir que el camino trazado
debe respetar la identidad de las personas y debe permitir que esas personas puedan ser mejores seres
humanos, si así lo desean.
Permita que las personas puedan gozar de su trabajo y en su trabajo. El contexto que vaya creando la
estrategia sea:
Atractivo desde el punto de vista salarial.
Cálido desde el punto de vista de la infraestructura.
Creador de relaciones de confianza.
En un colegio la estrategia tiene que buscar que cada uno de los que integran esa comunidad
humana goce trabajando en el colegio.
¿Qué es una estrategia de desarrollo para un colegio?
Tener una estrategia de desarrollo significa elegir los objetivos y coordinar los medios para alcanzar
el crecimiento. Es diseñar el recorrido del camino que nos lleva de la situación actual a la situación
deseada.
Pero no hay que pensar que la estrategia es algo rígido y que no conviene modificar.
El director de un colegio está permanentemente preguntándose qué normas del colegio heredades del
pasado debe conservar y cuáles puede cambiar. El equilibrio entre la fidelidad a la historia del colegio y la
necesidad de convivir con los valores de hoy es un arte muy complicado. No es sencillo distinguir las
tradiciones que son constitutivas de la identidad del colegio de las que se pueden cambiar sin alterar la
misión original de la institución.
La desaparición de un colegio puede ser la consecuencia de la rigidez pero también del aburrimiento.
La marca y el paso del tiempo
Desarrollar un colegio implica desarrollar la propia marca: que la marca actual que es lo que estamos
ofreciendo, se convierta en una marca significativa para la gente con un grado de aceptación social
importante, y que más adelante pasará a ser un marcón, es decir, una marca muy demandada, con largas
colas de espera de familias deseosas de anotar a sus hijos.
En la vida de las instituciones existen sólo dos posibilidades:
Crece.
Muere.
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Las escuelas necesitan una buena gestión de marca para mantenerse vivas porque nadie saldrá a
rescatarlas si están moribundas. La oposición horizontal de la institución que no crece, antes o después,
cae y desaparece.
No es saludable una gestión que sólo se dedique a administrar lo que ya está. Es un error pensar que la
marca ya está establecida, que está todo hecho. La marca se construye cada día. La marca que fue
exitosa en el pasado pero que ya no lo es, es un moribundo difícil de resucitar.
¿Quién define cuál es el valor de una marca?
El valor de la marca lo establece la comunidad de las familias a las que apunta el colegio. Es lo que
ellos perciben como valioso. Está en la cabeza de esos clientes, y no en lo que piensan los directivos
sobre su propio colegio.
Conclusión
Cualquier colegio es una empresa ardua, que necesita tener una estrategia cuyo objetivo sea cumplir con la
misión de la institución. Los directivos tienen que definir la visión del colegio para el futuro.
Resumen
Para gestionar con éxito un colegio hace falta pasión por la tarea y una gestión adecuada.
Misión del Colegio: Su razón de ser, su vocación existencial, y tiene que estar clara desde el
inicio y acompañar cada paso de la vida de la institución.
Visión: El lugar donde vemos proyectado el colegio en el futuro. Es una fuerza interior que guía
las decisiones de cada día.
Para gestionar con eficacia hace falta tener una Estrategia bien formulada. Elegir los objetivos
que deseamos conseguir y coordinar los planes para lograrlo.
Marca: Es la opinión que los demás tienen del colegio, que tiene que ir mejorando a lo largo del
tiempo como fruto de una buena gestión.
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tratamiento o cuando tomamos alguna copa de una bebida que tiene alcohol. El uso se define por
ser de característica Esporádica y Ocasional, nada tiene que ver con su componente jurídico.
Abuso: Se caracteriza por la intencionalidad del consumo. Se Configura un Hábito de
Consumo que está situado en tiempo y lugar y que persigue un fin, o está justificado por el
usuario. Ejemplo: el consumo de bebidas energizantes porque “te ponen pilas”.
Adicción: Está relacionado con la Compulsión a la Ingesta de determinada Sustancia, cuando
se vive para el consumo, cuando se ha creado con la misma una dependencia física y/o psíquica,
siendo la misma un estado de necesidad indispensable para vivir o mejor dicho para evitar el
padecimiento de su ausencia. El padecimiento de su ausencia tiene que ver con el síndrome de
abstinencia, que son un conjunto de trastornos psíquicos y físicos que surgen en el sujeto adicto
cuando se interrumpe la ingesta de determinada sustancia.
Estos niveles de consumo que se establecen en relación al vínculo que el sujeto establezca con el consumo
no son pasos necesarios a recorrer. Podemos asegurar que quien usa determinada droga no va a establecer
con ella una vinculación encuadrada en el abuso, ni tampoco una adicción. Aunque es válido decir que
quien padece de una adicción a una droga, primero fue usuario, y luego hizo abuso de la misma.
No todo aquel que consume una droga de esta clase es un adicto, hay diferentes formas de
vincularse con las sustancias y no todas ellas entran dentro de la característica de la adicción. No
todo consumo de drogas legales tiene que ver con la salud, el placer y el buen vivir.
Para que un consumo se transforme en nocivo para alguien lo primero que hay que analizar es Que
Tipo de Vínculo establece el sujeto con la sustancia.
El problema del consumo no es un tema de la droga-sustancia en sí, es un problema de la persona, que
consume determinada sustancia, en un particular momento de su vida y en un entorno específico.
Entonces ponemos en relación estos tres términos: Sustancia-Persona-Contexto.
En el complejo asunto de las drogas debemos tener en cuenta cuatro factores que se articulan en la
configuración del problema:
Qué se consume: Nos lleva a preguntar acerca de cuál es la procedencia de la sustancia, su
calidad, pureza y grado de nocividad, su estatuto legal.
Quién la consume: Nos remite al conocimiento del sujeto y sus circunstancias: Edad, género,
posición en la estructura social y sobre todo, el sentido y el lugar que tiene el consumo en su
historia singular.
Cómo se consume: Implica indagar la dosis, frecuencia de consumo, vía de administración,
motivación.
Cómo y cuándo se consume: Pensar en los escenarios del consumo; no es lo miso consumir solo
que acompañado, en tanto es necesario diferenciar si un consumo está relacionado con cierta forma
de encuentro en los grupos de pertenencia.
El consumo de drogas puede ser problemático para una persona cuando afecta negativamente, en forma
ocasional o crónica, una o más áreas vitales del individuo como por ejemplo:
Su salud física o mental.
Sus relaciones sociales primarias.
Sus relaciones sociales secundarias.
Sus relaciones con las normativas sociales vigentes.
La escuela como ámbito privilegiado de prevención
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La Ley 25.586 que crea el Programa de Educación y Prevención Sobre las Adicciones y el consumo
Indebido de Drogas reconoce en su letra el valor de la escuela en la constitución de estilos de vida
saludables y una cultura del cuidado, y se enmarca en un proceso de transformación social donde el
Estado recupera el rol fundamental de garante del bienestar general y del desarrollo con equidad e
igualdad de oportunidades.
En este marco la Educación es concebida como factor de inclusión y cohesión social sobre la base de
generar igualdad de posibilidades educativas para todos los argentinos independientemente de su
condición social o pertenencia regional. La Ley Nacional de Educación consagra el carácter público del
conocimiento y la igualdad de posibilidades de acceso y apropiación de una Educación de calidad para
todos. Esta concepción impulsa a los distintos actores del sistema educativo a la necesidad de construir
estrategias institucionales capaces de abordar la problemática del consumo de drogas en la escuela con el
objetivo de que el mismo no se transforme en un obstáculo para el inicio, continuidad y finalización de las
trayectorias escolares de ningún chico.
Se comenzó a tomar al proceso de salud-enfermedad como un hecho social tanto como biológico, por
lo tanto se debe pensar que toda intervención en este campo, ya sea a partir de la prevención y la
asistencia, debe contemplar todas estas dimensiones del problema.
Si la salud es un proceso determinado socio históricamente entonces diremos que son comportamientos
saludables aquellos que favorezcan el crecimiento de la persona, el cumplimiento de las metas del grupo y
que produzcan más bienestar.
La escuela es un ámbito propicio para la prevención del consumo problemático de sustancias y la
promoción de la salud en tanto:
Es parte, junto a las familias, del proceso de socialización de niños, niñas y adolescentes. Y
porque a través de ellos ejerce influencias insoslayables en la familia y la comunidad.
Se constituye al adulto educador como un referente significativo para los niños, por lo tanto su
influencia sobre los alumnos será muy importante.
Los chicos pasan mucho tiempo, en la escuela. Por lo tanto establece relaciones afectivas y de
transmisión de saberes y conocimientos más profundos.
La escuela en su función de transmisora de conocimientos es capaz de producir algo novedoso para
una institución del estado. Tiene la posibilidad de despertar en alguien un deseo, de saber, de
construir un proyecto para su vida.
En su versión de universal y obligatoria, garantiza que todo trabajo preventivo llegue a la mayor
cantidad de personas.
El lugar de la Escuela en la prevención
En su proceso de crecimiento y transición entre el mundo infantil y la adultez el adolescente necesita que
los adultos puedan protegerlo, contenerlo, sostenerlo en la construcción de un proyecto de vida.
Para asumir un lugar de prevención respecto del consumo problemático de sustancias “se hace necesario
incorporar nuevos conocimientos pero no como recetas salvadoras sino hacerlos converger en el análisis
de nuestras prácticas personales, colectivas e institucionales.
Crear espacios de participación y reflexión, promover las discusiones grupales, dejar entrar la vida
de los jóvenes a la escuela, saber que piensan, que siente, como son sus relaciones familiares y
sociales, que les gusta hacer, que hacen los fines de semana, etc., permite establecer una relación de
respeto y confianza que habilita la posibilidad de articular un discurso preventivo.
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En relación con los jóvenes, la estrategia de salud pública denominada promoción de la salud apunta a
trabajar sobre el autocuidado, reconociendo las conductas de riesgo para la salud; incrementar la
participación en ámbitos colectivos significativos para los jóvenes.
La prevención integral no solamente propone un abordaje basado en la actualización de la información
acerca de las drogas, de los efectos de la sustancias y su consumo, apunta a trabajar sobre la salud a partir
de la reflexión conjunta de lo que les pasa a las personas, establecer espacios de discusión que trabajen
para la constitución de una cultura del cuidado, teniendo en cuenta que todos los saberes tienen valor y
que la construcción de estrategias y acciones que fomenten estilos de vida saludables se basa en una
construcción colectiva, para ello en la escuela será necesario:
Conocer la problemática de las drogas.
Hablar del tema con los alumnos con información confiable y veraz, será contraproducente dar
información que tenga por objetivo infundir el miedo si esta no refleja la realidad de la
problemática.
Asumir y fomentar la asunción de un verdadero protagonismo en nuestros alumnos.
Fomentar en los jóvenes la autodeterminación, la responsabilidad, la participación y la confianza
en sí mismos.
Ayudar a que desarrollen valores firmes y positivos.
Pero la prevención no solo puede quedar en el espacio del aula y depositada en la figura del docente sino
que debe ser la escuela la que se asuma como actor de la prevención promoviendo el diseño de un
proyecto preventivo integrado a la vida escolar que permita unificar criterios, coordinar estrategias dentro
de la Comunidad Educativa y sobre todo, integrar estas acciones con otras instituciones de la comunidad.
Objetivo: Instrumentar espacios para la construcción de saberes necesarios para la promoción de la
salud y la prevención del consumo de drogas en los adolescentes.
Norberto Boggino llevar adelante la estrategia de educación para la salud, al respecto señala la
importancia de:
Abordaje de la problemática de drogas a partir de temas transversales tales como el trabajo en
conjunto y la cooperación, la participación y la responsabilidad social, los valores sociales, la
autonomía, información acerca de la salud, etc.
La implementación de tutorías en tanto espacios de acompañamiento y comunicación más cercana
entre los jóvenes.
Asambleas de alumnos donde los jóvenes puedan discutir, problematizar, asumir sus propias
palabras y puntos de vista y a partir de ellos expresar sus acuerdos y disidencias.
Se trata de Acciones de Prevención Específica e Inespecífica que promuevan hábitos y conductas
saludables a partir de ser protagonistas centrales en la comprensión de los problemas y en las estrategias
para sortearlos, en el desarrollo de la autonomía que posibilitará la toma de decisiones de cada persona
como base esencial para la construcción de un proyecto de vida.
Donde se infiera la existencia de consumo problemático por parte de un alumno lo primero es intentar
crear un espacio de diálogo sobre el tema que permita ofrecerle ayuda y acompañamiento.
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complejidad, por lo cual la originalidad y las elecciones subjetivamente distintivas son casi una exigencia
de supervivencia.
La descomposición de los grandes relatos y la caída de las utopías traen consigo la virtud de
recuperar para el sujeto un lugar central en el análisis de lo posible. La emergencia de salidas
individuales para severos conflictos globales definen un nuevo tipo de conocimientos, una nueva cultura,
otra manera de imaginar, en síntesis, otro tipo de producción de subjetividad.
Para satisfacer las demandas que atraviesan los sujetos en una sociedad tan compleja como la actual, se
requiere una intensa ductilidad psíquica que instituye la heterogeneidad. El sujeto característico de este
tipo de cultura es un sujeto que se desconoce y se reconoce en cada una de las acciones que concreta. No
tiene un solo modo de responder a la demanda, sino que adecua sus recursos simbólicos a la complejidad
existente. Se trata de un sujeto que no representa un ideal único; más bien se constituye por la fuerza de
las desigualdades de las que es víctima y por la contraposición de pareceres de los que participa.
Las particulares formas de simbolizar de un sujeto se heredan socialmente a partir de la transmisión
que concreta cada familia de “un magma de significaciones”. La familia transfiere modos de producción
simbólica, mientras que la sociedad los condiciona de acuerdo con las características de la época en la cual
se vive. Ambos legados, individuales y sociales, generan una propuesta idenficatoria alrededor de la
cual el sujeto se constituye por acuerdo o contraposición con las significaciones parentales que lo
anteceden y las particularidades distintivas del momento social en el que nace.
Constitución psíquica y productividad simbólica
Según Bowlby y sus continuadores, las primeras relaciones entre un niño y su madre entraman un sostén
de confianza imprescindible para que él pueda animarse a explorar el mundo. Este sostén actúa como una
referencia significativa para armar modelos posteriores de relaciones sociales más seguras. Estas
perspectivas permiten considerar que la calidad de los primeros encuentros condiciona la productividad y
confianza en los niños, y orienta la potencialidad de su riqueza psíquica.
Desde el nacimiento, la madre, o su equivalente libidinal, asiste las necesidades de supervivencia del niño
ofreciendo un sostén alrededor del cual comienza a organizarse su psiquismo. No se corresponde con
representaciones específicas sino con rasgos, arrullos y perfumes que dan cuenta del inicio de una infancia
que perdura. Comprendida de este modo la infancia no es una época cronológicamente identificable en la
constitución del psiquismo, sino el tiempo de los grandes movimientos que organizan el destino de la
subjetividad alrededor del placer.
Cuando un niño crece entre relaciones parentales amenazantes, con poco contacto corporal y escaso
intercambio lingüístico con sus referentes primarios, se generan restricciones en su productividad
simbólica de difícil remisión. Por el contrario, la estabilidad en las primeras relaciones y un caudal de
amor y asistencia incondicional en los momentos iniciales de la vida continúan siendo las reservas
necesarias para soportar los intensos cambios que la actualidad impone a los pequeños. La donación de un
caudal libidinal y simbólico inicial suficiente resulta, uno de los requisitos necesarios para promover la
actividad psíquica en los niños.
El trasvasamiento libidinal y simbólico, un legado de humanización a partir del cual los pequeños ingresan
a un tipo de mundo sesgado por sus progenitores. El acto de transmisión se concreta mediante una
combinatoria impredecible. Según la cual la herencia psíquica de los padres no se repite puntualmente en
los hijos, sino que circula a modo de mandatos y enigmas de los que se parte para modificarlos y volver a
ellos transformándolos. La transmisión de legados parentales es compleja, rompe con la linealidad, recrea
destinos y se plasma en tendencias enigmáticas representadas por aspectos fantasmáticos de generaciones
anteriores que aparecen en las posteriores como inclinaciones y tendencias de formas distintivas de
productividad simbólica posibles de ser rastreadas libidinal e históricamente.
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¿Niños o Síndromes?
Autor: Gabriela Dueñas
La construcción de la subjetividad: Entre la violencia y la esperanza
El psiquismo se estructura en una sociedad determinada y en una historia colectiva. Es decir que
nuestra historia es siempre, a la vez, muchas historias.
El niño “modelo”
Todo sujeto firma cuando nace, un contrato con el grupo social al que pertenece. Contrato en el que se
compromete a cumplir con determinadas pautas para ser considerado parte del grupo y obtener el
reconocimiento del mismo.
Uno se tendría que preguntar qué contrato se les hace firmar a los niños hoy, cuál es la propuesta que les
ofrecemos en relación a los valores, los ideales, etc., qué es lo que les pedimos y qué les damos a cambio,
qué es lo que se les exige, cuál es la representación que tenemos de niño como para que aparezca en la
escuela.
Hay una exigencia desmedida en relación a qué debería hacer todo sujeto en los primeros años de su vida.
No hay tiempo de juego libre. Suele haber espacios reglados para el juego, en momentos y ámbitos
delimitados, pero no para jugar libremente, solo o con quien se quiere jugar, sin adultos que reglen esa
actividad.
El rendimiento del niño en la escuela ha pasado a ser clave. Se podría decir que el narcisismo de los
padres y los maestros se sostiene, en el éxito de los hijos o alumnos. Así, el fracaso escolar de un niño es
vivido como un terremoto que no deja nada en pie.
Pensar la psicopatología infantil lleva ineludiblemente a reflexionar sobre las condiciones socio-culturales
en las que se gesta dicha patología y también sobre qué es considerado patológico en cada época.
Cuando los adultos están desbordados o deprimidos, suelen no tolerar las demandas de un niño o vivirlas
como excesivas, y las registran como golpes. Esto los lleva a violentar al niño.
Los niños que no responden a las exigencias del momento son diagnosticados como:
Deficitarios.
Medicados.
Expulsados de las Escuelas.
Ya no se “portan mal” sino que tienen un déficit, no es que son inquietos, sino que sufren de un
trastorno, no se distraen, sino que tienen una enfermedad.
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Los niños son diagnosticados como portadores de un supuesto síndrome de causa genética. Diagnósticos
que se realizan generalmente sin escuchar a los niños, sobre la base de cuestionarios o de observaciones
regidas por una normalidad atemporal, desconociendo la incidencia del contexto y de los vínculos
tempranos.
Sin bucear en la historia de ese niño, sin hablar con él, se atribuyen a causas orgánicas sus
comportamientos. El modo mismo del diagnóstico implica una operación desubjetivamente, en la que el
niño queda “borrado” como alguien que puede decir acerca de lo que le pasa.
Los niños quedan sujetos a una doble violencia:
Se promueven conductas defensivas, de alerta o de ensimismamiento.
Luego redobla la violencia diagnosticándolos como “deficitarios” y medicándolos. Quedan así
como únicos portadores de una “discapacidad”.
La diferencia entre pensar una dificultad infantil como algo del orden de lo analizable o como algo
del orden de lo que hay que acallar rápidamente es total y absoluta.
Pero reducir toda conducta a causas neurológicas borra tanto a la sociedad como productora de
subjetividades como a cada sujeto como tal.
Hay dos supuestos:
1) El niño fue así desde siempre: Supone el borramiento de la historia y de las determinaciones
intersubjetivas, tanto sociales como familiares.
2) Será así siempre: Implica el borramiento del niño como sujeto en transformación y con un futuro
abierto.
Y esto es crucial: si alguien fue así desde siempre (es decir, sus modos de hacer y de decir no se
constituyeron en una historia) y va a ser así toda la vida, sólo queda paliar el déficit.
El modo mismo en que se diagnostica implica una operación desubjetivante, en la que el niño queda
anulado como alguien que puede decir acerca de lo que le pasa.
En el caso de la hiperactividad, es un síntoma que molesta a los otros. Son niños que convocan la mirada
del otro. Sin embargo, en lugar de leer esto como una señal de que lo vincular está en juego, de que son
niños que tratan de despertar a los que los rodean, que están diciendo algo con sus movimientos o con su
desatención, se supone una falla orgánica.
Lo que se intenta con estas clasificaciones es encuadrar el sufrimiento de un niño, ubicándolo en una
categoría diagnóstica unificadora.
Si se modifica algo del entorno, es para “adecuar” las conductas de padres y maestros a las dificultades del
niño, en tanto se considera que los otros no tienen incidencia en la generación de esas conductas. Además,
se piensa a los adultos como aquellos que actúan de un modo exclusivamente consciente.
La medicación, es utilizada como la solución de un problema orgánico, que se considera dado desde
el nacimiento y que lo acompañará de por vida. Es más, cuando una de las medicaciones utilizadas para
estas dificultades fracasa, se suele utilizar otra. Es decir, queda desestimada la necesidad de reflexionar
sobre toda la situación.
El papel de los profesionales
En lugar de la esperanza, en lugar de ser alguien que va desplegando potencialidades, se es deficitario de
entrada.
Pero también aquel que es consultado por un niño pequeño deberá tener en cuenta que los niños cambian,
crecen, que un niño es un sujeto en constitución, marcado por el contexto.
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Una cuestión preocupante es la fijeza de los diagnósticos, que arrasan con la idea de movimiento y
transformación.
Cuando se supone que alguien “es” ese diagnóstico, lo dejamos sin posibilidad de cambio y todo el trabajo
que hagamos con él va a estar signado por esa idea de no-modificación, de destino ineludible.
Devolver la idea de crecimiento como potencia, como esperanza, puede facilitar que el niño se lance a la
aventura del aprendizaje, a los laberintos de los vínculos con los otros, que pueda construir y construirse y
que sostenga deseos.
Es una violencia en dos pasos:
1) El niño queda desbordado por los malestares de los adultos.
2) Este malestar produce en él efectos de difícil tramitación. Y no escucha su sufrimiento sino que
se lo “diagnostica” y sanciona por los trastornos que muestra.
Nuestra tarea es devolver al niño el carácter de tal, es decir, de un sujeto en crecimiento, enmarcado en
un tiempo de transformaciones, con historia y futuro.
Posibilitar el futuro, construir subjetividades, es la tarea que tenemos todos los que trabajamos con niños.
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En un principio, el pequeño establece una relación con su madre, o con quien ejerza dicha función, que le
brinda posibilidad a su existencia.
En esos tiempos primordiales se conforma un entramado inter-subjetivo, partiendo de esa profunda
relación dual, para pasar al encuentro interfamiliar y, desde allí, a la salida a lo exogámico social, a las
instituciones que lo componen y le brindan al sujeto nuevas formas de representación y soportes
identificatorios. La subjetividad del niño sólo se concibe en el seno de la intersubjetividad. Está puesto
en el mundo por más de otro, dentro de una cadena generacional y de una cultura.
En el momento de su encuentro con el ámbito social, aparece un interjuego entre la realidad subjetiva del
niño y lo que se va construyendo en esa trama inter-subjetiva que abre una nueva posibilidad en la escuela,
una oportunidad subjetivante.
Esta oportunidad subjetivante se genera, o no, dentro de un sistema que alberga al individuo y le ofrece, le
dona, nuevos modelos identificatorios, renovados encuentros de intercambio, posibilidad de
comprensión de aquello que aún no tenía significado, inéditas producciones simbolizantes. Las voces y
miradas de esta nueva vinculación aportan sentidos previamente ignorados que permiten al niño un nuevo
encuentro.
En el tiempo del ingreso a la escuela, el niño y su familia son evaluados. Probablemente caerán ciertas
idealizaciones, nuevas e inéditas miradas se posarán sobre el niño en un entorno hasta ese momento
extranjero, con otros significantes.
Este niño ingresa con un bagaje, porta una historia, es historia misma: la de sus padres cuando fueron a la
escuela, la de su abuela analfabeta, la de su familia, la de tantas características propias que conforman el
mundo subjetivo de cada alumno que ingresa a la escuela y que el docente desconoce. Él tendrá la
oportunidad de abrirlo, de presentarse al otro, decir “heme aquí, éste soy yo”, o también tendrá el derecho
a su reserva, al no develamiento de lo propio. Se abrirá tanto la posibilidad de decir como la de callar.
La escuela tratará, de incluir a este niño. Los unos y los otros, en un interjuego de subjetividades, ligadas y
ligadoras, darán lugar a pensar la otredad.
Pensar la intervención como aquello que aparecerá en un momento crítico para la constitución de un niño.
Dicha intervención se plantea como una vinculación a tiempo con el niño que sufre. Tiene ciertas
características relevantes, como su destinatario: finalidad y oportunidad. Se trata de un tiempo complejo
en el que se entrelazan el tiempo real y el tiempo subjetivo.
Por un lado, es el tiempo en el que el sujeto vive su infancia y es niño, en el que está en plena construcción
psíquica; por otra parte, es el tiempo de la familia, el de su madre, su padre, de la institución educativa que
lo contiene y es capaz de tomar en cuenta, o no, su sufrimiento. Es también el tiempo del terapeuta o
médico que recibe a un niño que sufre.
Cuando se produce el fracaso escolar, afecta al sujeto en su totalidad. Sufre por la subestimación que
siente cuando no puede responder a las demandas de sus padres y de sus maestros.
“El fracaso escolar es una cuestión compleja cuyas causas son múltiples y diversas, unas vinculadas a la
estructura propia del sujeto, otras son circunstanciales, el hecho de que se entrelacen y actúan las unas
sobre las otras facilita la comprensión del fenómeno.
Escuelas inclusivas
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“Escuela inclusiva” la institución en términos más democráticos. Todos los actores institucionales
quedan implicados en este proceso. Es una puesta en marcha que da cuenta de una posición frente al niño,
a las familias, a la sociedad y al lugar que en ella ocupa la escuela.
Los niños cuyas necesidades especiales deben ser acompañadas en las escuelas no tienen un espacio
realmente habilitado en nuestro sistema.
La escuela inclusiva es heredera de los viejos valores de la escuela para todos. Sin embargo, se plantea
una difícil pregunta cuando nos interrogamos acerca de quiénes somos “todos”.
Sentir claramente el no lugar de las escuelas es volver a transitar por los senderos sociales que nos
actualizan quiénes están adentro, quiénes en la periferia o en el borde, y quiénes no tienen lugar: los
excluidos.
Skliar habla del saber pedagógico como “un saber relacional”. Plantea que una escuela inclusiva es aquella
que pueda ejercer el “arte educativo, poniendo en juego acciones”. Éstas permitirán al niño transitar por
el camino de ser parte de ese todo, recrearlo, reformularlo en un intercambio subjetivo y subjetivante que
hace a cada otro parte de una narrativa construida entre todos.
Al concepto de lo común, desde esa perspectiva, se entiende lo común como aquellos “rasgos de
identidad compartidos y no homogeneizantes”.
La educación, es comprendida como sostén, en un espacio de ofrecimiento, de donación de los
adultos, de apuntalamiento, de lugar. Lo común es, también, lo compartido, a través de la
coexistencia de las identidades y las extranjeras, es la posibilidad de elaboración de una
vincularidad dentro de lo común que nos alberga.
Se hace evidente que el problema, no es del niño, ni de la familia solamente, es de todos los actores
sociales.
De la integración a la inclusión: Una estrategia para cada niño
La escuela de gestión pública, en sus principios, se planteó como objetivo brindar una educación
igualitaria para todos. Debido a ello, la homogeneización ha sido la base histórica de nuestro sistema
educativo. Pero homogeneizar implica objetivar, recortar las diferencias y poner un mismo patrón o
medida para todos.
Componer un todo no significa homogeneizar, ya que ello implicaría borrar las diferencias subjetivas. Por
el contrario, se trata de construir un todo respetando esas diferencias y enriqueciéndose con ellas.
El término inclusión es un concepto teórico de la pedagogía que hace referencia al modo en que la
escuela debe dar respuesta a la diversidad.
Inclusión: Derecho de todos los alumnos a ser educados, sin que sean seleccionados por sus
condiciones familiares, culturales, sociales, personales.
“Educar en la diversidad no es un añadido a la educación, sino que es algo que está en las mismas entrañas
del hecho educativo, y tanto que, si perdemos ese referente original, es fácil que corramos el riesgo de
atentar contra la igualdad de oportunidades”.
La diversidad se observa cuando contemplamos al otro desde lo más subjetivo, cuando entendemos
que llegó a la escuela portando una construcción psíquica particular, una modalidad de aprendizaje y un
estilo vincular propio. La inclusión, debe ser una meta de cualquier institución educativa. Se construye a
partir de la posibilidad de respuesta que tiene la institución como agente social y como espacio
favorecedor para la construcción de subjetividad.
La diferencia entre niños educables y no educables responde a una construcción social. Todos los niños
pueden aprender, todos son educables, son las instituciones y las sociedades en su conjunto las que tienen
que encontrar las modalidades.
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bueno para mí y para el otro: si yo no robo, supongo que el otro no me va a robar; si yo no mato supongo
que el otro no ve va a matar.
Una de las formas primeras de ejercer la impunidad es la visibilización de la víctima, es decir, que la
víctima deja de ser visible.
La diferencia entre ley, moral y ética es muy clara: la moral se mantiene dentro de las pautas de la ley, la
ética a veces tiene que transgredir las pautas que da la misma ley.
La moral pragmática degrada al sujeto y al objeto
¿En qué legalidades vamos a educar? ¿Vamos a educar en legalidades que tienen que ver con la ética
universal respecto de la función del semejante, o vamos a educar en legalidades que tiene que ver con
formas acomodaticias?
Hay un cambio de discurso: hoy la madre le dice a los chicos “no robes que te echan de la escuela”. Mi
madre hubiera dicha: “no robes, que me muero de vergüenza”. La moral se degrada en moral
pragmática, o sea que o que no hago es porque no me conviene, no porque no se debe hacer. Acá
viene la cuestión del imperativo categórico: el “no se hace” es lo que hace a la condición humana.
La creencia en la palabra del otro, y esto tiene que ver con la educación. ¿Por qué un niño acepta que dos o
más dos son cuatro? Porque cree en quien se lo dice, sino, no podría aceptarlo. Por el contrario, se pueden
cambiar cosas en la sociedad cuando uno se pregunta: “bueno, pero… siempre y cuando se diferencie
entre las leyes y la ética.
Por lo tanto, no se aprende por ensayo y error, sino por confianza en el otro. Se aprende porque uno cree
en la palabra del otro. Nosotros vivimos en un país donde la palabra ha perdido sentido.
Ética y construcción de legalidades
Si el problema de nuestro país es pasar del concepto de mayor seguridad al concepto de menor impunidad,
si cuesta plantear que el problema no está en cuánto límite exterior ponemos, sino en cómo construimos
una nueva cultura en la seguridad interior sobre la base de la confianza en el semejante, es evidente que el
problema principal en la escuela no está en la puesta de límites, sino en la construcción de legalidades.
Porque el límite es exterior, no educa.
Esta es una suerte de violencia necesaria, imprescindible: la de pautación e instalación de normas. La
cuestión se plantea en términos de si esta pautación es producto de la arbitrariedad de la autoridad que la
instala o de una norma o pauta que lo incluye. Es decir que, si la norma es arbitraria, está definida por la
autoridad. En cambio, si la norma es necesaria, está definida por una legislación que pone el centro en el
derecho o en la obligación, colectivos, “te obliga a ti tanto como a mí”. Y éste es el gran debate escolar de
hoy.
Estamos en una lucha constante entre las necesidades inmediatas y la construcción de futuro.
Cuando vemos a un adolescente, un niño en riesgo, para saber cuán rescatable puede ser para una vida
social plena, lo primero que se tiene que preguntar es qué capacidad de enlace tiene, no con las normas del
otro, sino con las normas del propio grupo.
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