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RESUMEN
La consideración de los sótanos de una edificación en el cálculo de la respuesta ante acciones
horizontales es un aspecto discutido y que habitualmente responde al criterio del diseñador. En los
casos en los que los sótanos se encuentran bajo rasante en todo su perímetro, la práctica habitual
en países de baja sismicidad es considerar que no se producen movimientos horizontales en las
plantas bajo rasante, mientras que en el diseño de estructuras en países de alta sismicidad no se
distingue, entre unos niveles bajo y sobre rasante. Se analizarán las motivaciones de ambos
enfoques y se llegará a conclusiones sobre su uso, deficiencias y propuestas de mejora.
ABSTRACT
The consideration of the basements of a building in the calculation of the response to horizontal
actions is a discussed aspect and usually meets the criteria of the designer. In cases where
basements are underground all over the perimeter, the usual practice in countries with low
seismicity is to consider that there are no horizontal movements in the floors below grade, while in
the design of structures in high Seismicity countries, there is not distinguishable between
underground and overhead levels. The motivations of both approaches will be analyzed and
conclusions will be reached on their use, deficiencies and proposals for improvement.
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VII CONGRESO DE A Coruña, junio de 2017
1. Introducción y Objeto
De la experiencia de observar distintas estrategias y enfoques en el modelado de edificios con
varios sótanos en zonas sísmicas nace la necesidad de comprender, analizar y justificar los
distintos enfoques y valorar las consecuencias de cada uno.
Por un lado, es habitual encontrar en países de baja y media sismicidad y, por tanto, con una
menor sensibilidad o preocupación por las cargas horizontales, proyectos en los que se considera
que el terreno es limitador de los movimientos horizontales y se modelan estas plantas con
condiciones de contorno en sus bordes como apoyo fijos, es decir, se considera que estas plantas
no sufrirán deformaciones horizontales. Un ejemplo clásico, es el modelado de edificios con
sótanos ejecutados con pantallas (independientemente de su tipología: continuas, de pilotes o
micropilotes) en los que los modelos se definen sin pantallas y los apoyos en perímetro sin
desplazamiento (fijos).
Por otro lado se plantea la experiencia vivida en proyectos en países con elevada sismicidad. En
estos, el terreno existente en el perímetro de los sótanos de las edificaciones se considera
inexistente con independencia de la profundidad del edificio bajo rasante, tipo de suelo o proceso
constructivo (muro de sótano ejecutado a dos caras o pantallas). En todos los casos y
combinación de estos factores, se considera (a nivel de modelado estructural) que el edificio
completo es sobre-rasante.
Ante enfoques tan dispares, se pretende realizar un análisis de ambas estrategias, justificar las
motivaciones de cada una de ellas y mostrar sus posibles deficiencias, si las hubiera, para
finalmente dar unas limitaciones de uso para cada una de ellas o unas recomendaciones que
permitan suplir las carencias que pudiera haber.
De partida, parece obvio que la solución a este tipo de problema sería obligar a la modelización de
la interacción “suelo – estructura” para todos los casos en los que se de este tipo de situación, con
programas que consideren la variación de empuje de terreno en función de la deformación que le
vaya generando la estructura. Sin embargo, la realidad es que, por un lado, se trata de programas
complejos, de difícil manejo para profesionales sin los suficientes conocimientos geotécnicos, y
por otro, este tipo de programas no están ideados para el dimensionado de estructuras, sino más
bien para la obtención deformaciones y presiones en los elementos de contacto.
La realidad del ingeniero estructural en la actualidad es que el contacto profesional con la
interacción empujes terreno – estructura se produce en muchos casos exclusivamente en el
cálculo de pantallas de contención con programas de cálculo que utilizan el coeficiente de balasto
y una ley más o menos lineal para definir la variación del empuje del terreno en trasdós de
pantalla en función de su deformación.
Podrían plantearse modelados estructurales en los que el comportamiento del suelo se modelizara
mediante muelles utilizando módulos de balasto al igual que el cálculo de pantallas, pero las
edificaciones carecen de la flexibilidad de las pantallas y la simplificación que para éstas resulta
válida, podría no serlo para la mayoría de las estructuras para las que las deformaciones a asumir
imlpicarían esfuerzos inasumibles. Por otro lado, la definición de los parámetros a utilizar rara vez
se conoce si suele ser controvertida.
En estas condiciones, se plantean consideraciones sencillas de modelado, que este a la mano de
proyectistas de cálculo de estructuras que deben resolver casi a diario este tipo de proyectos y
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cuyos conocimientos geotécnicos son limitados como para un uso correcto de este tipo de
software.
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Uno de los posibles motivos es la división total existente en estos países entre el proyecto
estructural y el proyecto geotécnico. Como ejemplo, puede comprobarse como los proyectos de
pantallas perimetrales y en muchos casos los de cimentaciones especiales son redactados por
ingenierías específicamente geotécnicas, mientras que la ingeniería estructural se encargará
únicamente de definir la estructura que no entra en contacto con el terreno. En muchas ocasiones,
los informes geotécnicos definen las leyes de empujes del terreno sin permitir reflexión alguna al
ingeniero estructural. Este hecho, hace que cualquier tipo de análisis simplificado de interacción
suelo – estructura sea inusual.
Esta desconexión entre ambas disciplinas de la ingeniería hace inevitable que el ingeniero
estructural prefiera no considerar un elemento que no está bajo su control y del que desconoce
sus características. Las leyes de empuje del terreno son un dato impuesto y es el ingeniero
geotécnico el que realiza la reflexión sobre las deformaciones que sufrirá el terreno en función de
la configuración estructural para definir unas leyes que consideran variaciones de empujes activos
a empujes al reposo.
Por otro lado, y quizás la motivación más importante, es la creencia de que despreciar el terreno
circundante arroja resultados del lado de la seguridad, ya que limita las deformaciones
horizontales del edificio, parámetro fundamental en el diseño sísmico en estos países.
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Figura 1. Movilización de empujes en función del giro del pie (Terzaghi and Princeton tests).
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De una revisión rápida de estas gráficas y sin profundizar en las variaciones entre ellas, se puede
extraer el hecho de que para generarse pasivos de cierta entidad, es necesario que se produzcan,
o bien:
Por otro lado, y esta reflexión va más allá de lo puramente normativo, las deformaciones que se
dan en sótanos con muros perimetrales son muy limitadas debido a la gran rigidez de los muros
que se encuentran en la dirección del movimiento horizontal. Inclusive en casos de sótanos con
gran extensión en planta en los que estos muros pueden encontrarse muy alejados, lo habitual
será que estos limiten el desplazamiento horizontal absorbiendo la mayoría de los esfuerzos.
Como ejemplo puede observarse las deformaciones obtenidas para un edificio de 4 sótanos en
Chile con unas dimensiones en planta de 28 x 28 m
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Por tanto, y como resumen, puede decirse que los valores teóricos máximos de los empujes
pasivos nunca se llegarán a producir en una edificación y que por tanto no pueden considerarse
estos valores de empuje como cargas que se opondrán a la deformación de nuestros sótanos.
Esto implica, al margen de un más ajustado modelado estructural, que debe ser la propia
estructura bajo rasante la que asuma los esfuerzos horizontales hasta llevarlos a cimentación,
estando está a su vez dimensionada para recoger estas cargas, sin ayuda del terreno circundante.
Se hace especial hincapié en el diseño de cimentaciones profundas, ya que por su configuración
no suelen estar concebidas para asumir cargas horizontales.
Una vez asumida el modelado del edificio como una estructura sobre rasante, la constatación de
que los pasivos no se movilicen completamente, no esconde el hecho de que se produce un
aumento de los empujes, por encima de su valor al reposo, que tiende a contrarrestar el
movimiento de la estructura limitando en algo su deformación o desplazamiento libre.
La argumentación que parece respaldar el enfoque que desprecia el efecto del terreno está
influenciada por un marcado diseño por deformaciones, muy extendido en los países de alta
sismicidad. En ellos, el parámetro fundamental del diseño estructural y sismo resistente está en el
control de la ‘deriva’ o deformación relativa entre plantas consecutivas. La limitación de esta deriva
dentro de los límites establecidos por la norma, rige todo el diseño y reparto de rigideces del
edificio, quedando finalmente la comprobación del armado de los elementos en función de los
esfuerzos obtenidos y, en la mayoría de los casos, resuelto por criterios de diseño por capacidad.
Desde este punto de vista, la adopción de una simplificación que genera la configuración
estructural pésima desde el punto de vista de las derivas parece la opción más lógica y a la vez
más sencilla.
Sin embargo, queda la duda de que este enfoque no implique una simplificación del lado de la
inseguridad en relación con el cálculo sísmico en sí mismo. Por ser más exactos, ¿es posible
asegurar que no se producirán aceleraciones mayores en el caso de limitar las deformaciones en
los sótanos?
A primera vista, la introducción de una limitación de movimientos en sótanos implicaría una
reducción del periodo del primer modo de vibración que podría suponer un aumento de las
aceleraciones en caso de que el periodo de la estructura “libre” estuviera más allá de la meseta
del espectro. Este hecho es esperable en estructuras de altura, en las que los periodos son
elevados. Por otro lado, se produciría grandes modificaciones en los coeficientes de participación
de los modos principales, perdiendo peso el primer modo de deformación completa del edificio, en
favor de segundos y terceros modos, lo que implica que la distribución de las aceleraciones
sufriría una redistribución que puede generar plantas con mayores aceleraciones que las
obtenidas para el modelo de estructura “libre”.
Como ejemplo se expone la estructura de una Clínica analizada en Chile, que contaba con 5
niveles sobre rasante y 4 sótanos.
El modelo de cálculo aportado por el proyectista consideraba toda la estructura sobre rasante sin
colaboración del terreno, estando los sótanos ejecutados en un terreno muy competente y con
muros pantalla como estructuras temporales.
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Del estudio de la estructura, se observó que el modelado era adecuado y que los desplazamientos
existentes en los niveles de sótanos eran muy reducidos y que por tanto la posibilidad de generar
pasivos de entidad era remota (como ya se mostró anteriormente).
Sin embargo, se decidió estudiar cual sería la afección sobre esfuerzos y desplazamientos al
considerar que el terreno sí fuese capaz de limitar el movimiento de las planta enterradas.
En estas condiciones se observó, como era de esperar, que las deformaciones se reducían, lo que
confirmaba el acierto de la modelización con sótanos líbres por ser más conservadora.
Fig.7 Deformación máx. estructura libre Fig. 8 Deformación máx. estructura con apoyos
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Sin embargo, la comparativa de esfuerzos reflejó que la estructura con limitación de movimientos
debido al terreno (caso extremo) generaba esfuerzos mayores en la primera planta sobre rasante,
siendo los esfuerzos del resto de plantas muy similares.
Fig.9 Momentos flectores estructura libre Fig. 10 Mom. flectores estructura con apoyos
En resumen, la adopción del modelado de estructura “libre”, si bien es adecuada para el diseño de
la estructura mediante la limitación de derivas, también puede implicar reducciones de esfuerzos
en alguna planta intermedia (en especial las que se encuentran en el interfaz entre niveles
enterrados y niveles sobre-rasante).
Por ello, se cree recomendable mantener el diseño con el enfoque de estructura “libre”, pero
realizando una comprobación posterior de esfuerzos en dichas plantas “interfaz” para un modelo
con movimiento limitado en el perímetro de los sótanos.
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4. Conclusiones
Del análisis de deformaciones necesarias para movilizar una parte importante de los empujes
pasivos que pudieran oponerse al movimiento de los niveles estructurales bajo rasante, se puede
concluir, que el enfoque adecuado para todos los casos de edificios con sótanos enterrados es la
modelización del mismo como una estructura “sobre-rasante” y sin ninguna consideración del
terreno circundante.
Excepciones a esta regla general pudieran ser aquellos casos en los que el terreno excavado sea
roca y esta se encuentre en contacto directo con la estructura de los niveles de sótanos (ni
espacios, ni rellenos entre roca y estructura), o aquellos casos en los que las deformaciones
horizontales no son esperables por no existir cargas horizontales de entidad.
En cualquier caso, se debe comprobar una vez realizado el dimensionado de la estructura con el
modelo de estructura “libre”, que el caso de estructura fija en sótanos no genera concentración de
esfuerzos en los niveles de interfaz, en especial en aquellos edificios en los que este cambio de
modelización implique variaciones importantes en los periodos de los modos de vibración
principales de la estructura, así como de sus coeficientes de participación, por sus consecuencias
en la alteración del cálculo dinámico.
Referencias
[1] L. Ortuño, Apuntes de Geotécnia. Empujes de tierras sobre estrucutras rígidas. Muros.
[2] NCh 433.0f1996, Norma Chilena Oficial, Modificada en 2009
[3] NCSE-02, Norma de Construcción Sismorresistente, Ministerio de Fomento, Madrid, 2009.
[4] ASCE 07 Minimum Design Loads for Buildings and other Structures
[5] UNE-EN 1998 Eurocódigo 8: Proyecto de estructuras sismorresistentes.
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