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Matricula: 2018-0218
El cerebro
Sistema limícola personalidad tiene dos facetas interrelacionadas:
la mente que piensa (el cerebro racional) y la mente que siente (el
cerebro emocional). En circunstancias normales estas dos facetas
de nuestra personalidad están en equilibrio y coordinadas una
respecto a la otra. Con todo, cada una tiene una naturaleza
característica. La mente emocional es mucho más rápida que la
mente racional, se activa con rapidez sin detenerse a analizar las
consecuencias de una acción, sigue una lógica asociativa y un
pensamiento categórico. La mente racional, en cambio, establece
relaciones entre causas y efectos, y como se apoya en evidencias
objetivas, puede re-evaluar una situación concreta y cambiar una
conclusión previa. Anatómicamente, la parte del cerebro que
gestiona la mente emocional es el sistema límbico (en el gráfico, la
parte central en colores).
“Coeficiente Intelectual”
Cada uno de nosotros tiene un nivel de “coeficiente intelectual”
que puede variar según nuestras habilidades técnicas sobre las
diferentes ramas cognitivas.
CONCLUSIONES
Bajo el fundamento de lo presentado, se llega a las siguientes
conclusiones:
El obtener o manejar una buena Inteligencia Emocional no es fácil,
pero si existe la intención firme de adaptarla, esto redundará en
extraordinarios beneficios tanto personales como organizacionales.
La tarea es entonces, buscar en cada uno de nosotros a ese líder
que está escondido y esas habilidades que debemos explotar al
máximo.
El desarrollo del C. E. provee ventajas como: mejor comunicación,
más humanización, felicidad, plenitud, calidad de vida, mejores
relaciones interpersonales, aumenta la eficacia y la eficiencia, tanto
a nivel personal como profesional.
Las emociones, son el dispositivo de cualquier actividad que
hagamos, por lo cual debemos utilizar métodos que contacten
directamente con el interior de las personas, de lo contrario
difícilmente lograremos provocar cambios en ellos, o en nosotros
mismos.
No debe confundir la IE con la inteligencia. Existen personas con
niveles de conocimientos y aptitudes muy altos pero no poseen el
don de saberse comunicar con los demás individuos, y no
presentan características de liderazgo o capacidad de generar un
ambiente armónico, especialmente con sus compañeros de trabajo.
Es necesario explotar al máximo aquellas capacidades que nos
permitan tener unas mejores relaciones con las personas que se
encuentran a nuestro alrededor así como con nosotros mismos.
Desarrollando dichas habilidades, también estaremos en condición
de ser verdaderos líderes, ya que el trato que le daremos a
nuestros posibles subordinados, será de total cordialidad, exigiendo
mucho pero no irrespetando.
A pesar de ser política educativa de estado, no se hace nada
significativo por su desarrollo en los diferentes niveles de formación
del ser humano.
Opinión personal.
De nada nos sirve tener muchos conocimientos si no somos
capaces de desarrollar y manejar nuestras emociones lo mejor
posible. Cuando en una empresa se realiza un proceso de selección
para encontrar nuevos empleados, cuando una institución
educativa selecciona nuevos estudiantes, ya no se determina que lo
más importante es cuántos títulos posea la persona, sino que su
perfil psicológico le permita llevarse bien con sus compañeros en el
sitio de trabajo, de estudio, de desempeño profesional y si su
capacidad de comunicación, le permite tener un óptimo contacto
con la organización.