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3.

- El aborto y el derecho a la vida

Un rasgo inherente a la persona humana que condiciona su existencia material


y espiritual es la libertad de vivir y su expresión jurídica en el derecho a la vida.

La libertad de vivir es susceptible de la Legislación Nacional, la misma no


puede desentenderse sin una razón justificada en la Constitución misma3.

Este es el marco que engloba el problema a resolver, conforme a la Ley Primera, y en


ciertas ocasiones, es originaria la legislación del aborto como acción por la cual se despoja
del derecho a la vida a un ser humano.

El problema a resolver se encuentra combinado por el choque de dos


libertades establecidas en la Constitución Nacional: El derecho a la vida de la persona por
nacer y los derechos individuales de la mujer gestante.

Cuando se habla de la Constitución Nacional, y teniendo en cuenta este tipo de


choques, se debe tender a concertar ambas libertades a través de una mutua relativización
que admita el sustento de ambas, cerrando los espacios en donde ocurre el conflicto. El
impedimento de poder concertar ambas libertades atribuye el deber conceder la preferencia
a una de ellas en oficio de lo que dicta la doctrina personalista de la Constitución.

Entonces se atribuye el deber de autenticar jurídicamente si es razonable dar


preferencia a la libertad de la mujer de abortar o la libertar del feto de vivir, y esta
comparación, en orden a su resultado, debe ser analizada desde una óptica en consideración
a lo que atribuye la Constitución Nacional en cuanto a las diversas libertades que resultan
contradictorias.

3
CONSTITUCIÓN NACIONAL ART. 4º DEL DERECHO A LA VIDA . El derecho a la vida es inherente a la persona
humana. Se garantiza su protección, en general, desde la concepción. Queda abolida la pena de muerte. Toda
persona será protegida por el Estado en su integridad física y psíquica, así como en su honor y en su
reputación.
Mirando desde una óptica jurídica, las hipótesis que lleva a la justificación del aborto
pueden ser las que se mencionan a continuación:

Considerar el derecho al bienestar individual, argumentando que el derecho a


la intimidad o los derechos individuales de la madre, concerniente a su honor, comodidad,
arbitrario en disponer de su cuerpo o voluntad.

Atribuir referencia a la libertad sexual en los casos en que la concepción es


resultado de una violación, ofrecer preferencia al derecho de la legítima defensa cuando el
desarrollo del feto, o el nacimiento del mismo, pueden generar lesiones graves o muerte de
la mujer gestante.
También la doctrina hace referencia al aborto culposo definiéndolo de la
siguiente forma: “Es el causado con violencia, sin haber tenido el propósito o la intención
de causarlo aún, cuando el estado de embarazo fuere notorio o le constare al sujeto activo. 6

“El aborto culposo puede ser llamado además aborto accidental, ya que es el
que ocurre independientemente de la voluntad de la madre o de terceros, generado por la
imprudencia y el descuido incluyendo en este sentido los actos médicos practicados por
desconocer el estado de embarazo en la mujer. 7 “Es el aniquilamiento o destrucción del
producto de la concepción sin intención, debido a la imprudencia, impericia o cualquier
otra causa ajena a la voluntad de la embarazada o persona extraña a esta.8

6
(Reyes Flores, Flavio, El Delito de Aborto., noviembre de 1979).
7
(García Maañon, E. Brasile; Aborto e infanticidio. Aspectos jurídicos y médicos legales; Editorial
Universidad Buenos Aires 1990. )
8
(Guillermo Cabanellas: El aborto: su problema jurídico. , Pág. 179. )

Ahora bien, considero que de la protección de la vida del “feto” se da una


obligación de tinte constitucional, por lo que el rol derecho penal, de cuidar el bien jurídico
protegido vida, no puede pasar desapercibido, esto es algo ineludible para los legisladores,
si bien el tema de discusión que gira en torno al aborto, o la inclusión del aborto culposo
como tipo penal, no resolvería dicha problemática, o no daría solución de raíz a éste
conflicto, notamos que a lo largo y ancho del derecho positivo de la República del
Paraguay, existe una omisión jurídica al respecto.
A más, existe una discriminación negativa, en lo que respecta al valor que la
ley penal de fondo da a la vida del ser humano, pues si una persona atenta a la vida de una
persona que ya nació, comete un homicidio simple o calificado, exponiéndose a marcos
penales de hasta 20 años o incluso 30 en el segundo caso, sin embargo cuando una
conducta dolosa atenta al feto, el marco penal del tipo base es hasta 5 años nada más. La
diferencia en cuanto a las penas, como se podrá notar obviamente no son similares, y
también la diferencia existente es bastante importante.

El aborto libremente inducido es un problema de salud pública debido al hecho en la mor-


talidad y en la salud de las mujeres y el aumento de mujeres que apelan a los servicios
públicos de salud debido a las derivaciones del aborto ejecutado en contextos inseguras,
resultando de este modo en un aumento significativo que demanda los servicios y costos
públicos. A pesar de, esta realidad se tiene poca información, debido a que el
Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS) regularmente provee como
información pública escasamente los datos referentes a la tasa de mortalidad materna y al
número y porcentaje de estas víctimas que corresponden a abortos.

No obstante, se asume la existencia de un subregistro en la materia, por lo que


las dígitos que se tiene apenas representa el extremo visible de un dificultad oculta.
En cuanto a los procedimientos abortivos son los caudales de los que se vale
tanto la madre como cualquier otro individuo para inducir el resultado del delito de aborto,
que es la privación de la vida del embrión, de la revisión, valoración y conocimiento de
estos procedimientos, que sirven de auxilio, para el procedimiento del cuadro clínico y para
la aplicación de la ley. Se fraccionan en dos tipos importantes:
El primero de ellos gira en torno a las sustancias abortivas que son medicamentos o
tóxicos, que actúan causando envenenamiento y su seguridad para provocar el aborto es
mínima, y por lo general ocasiona complicaciones a la salud de la madre, e inclusive le
puede causar la muerte. Existe una serie de plantas de uso popular abortivas, pero algunas
de ellas en realidad suelen ser simples emenagogos (que favorecen la menstruación).

Tales como: purgantes drásticos, la encima terrestre, azafrán, perejil, apio Lina,
cantárida, la generalidad de origen vegetal, como la ruda, la sabina, el cornezuelo de
centeno (ergótica), y el zoapaxtla, todos ellos tóxicos, y tal vez mas energético el último de
los citados.

En términos generales no se les puede llamar propiamente abortivos, si los llegan a


producir es por la administración de grandes cantidades, que ocasionan graves
intoxicaciones en la paciente.
Están otros que se encuentran dentro de los más tóxicos como la ingestión de
mercurio, fósforo, plomo, arsénico, estricnina entre otros.

En la mayoría de los casos no se logra con estas substancias el aborto, pero si


intoxicaciones graves que puede traer consigo trastornos y lesiones o inclusive la muerte de
la mujer sujeta a estas prácticas.

Así también es importante mencionar que no son las únicas, ya a la vez existen las
maniobras abortivas que constituyen una suposición lógica del delito de aborto, modo de
ejecución del propósito de aniquilar la vida en gestión.

A la vez no es menos importante mencionar a modo de dato la realidad de los abortos


empíricos pues lo ejecutan personas sin conocimientos médicos, ordinariamente, personas
que con la experiencia han aprendido la práctica abortiva, como las parteras.

Las instrucciones realmente eficaces son los de acción directa sobre el útero.
Cualquier exaltación, dilatación o estimulación por cuerpo extraño sobre uterino, o bien la
ruptura de la membrana ovular, puede producir abortos. Se utiliza la introducción de
instrumentos extraños en el cuerpo de la víctima, o dentro del útero, como sondas de hule,
tallos de laminarías.
Los ejercicios abortivos que tienen manifestación directa sobre el embrión,
consisten en la punción de membranas, efectuadas con agujas de tejer, horquilla, tijeras,
sondas).
El legrado uterino ha sido la técnica más eficaz para provocar el aborto y tiene que
ser realizado, por médicos, sin embargo, este se ha visto prevalecido técnicamente por otro
procedimiento, práctica generalizada entre los países más avanzados, es el legrado romo,
con aspiración, llamado VACCUM o KARMAN.

Otro método, consistente en la dilatación del cuello del útero y el raspado de las
paredes interiores, utilizando un instrumento curette, esta intervención no es únicamente
práctica abortiva. Se logra utilizar para extirpar excrecencias anormales no malignas.

Y en ocasiones se emplea anestesia general o local. Si el cuello del útero no se


dilata fácilmente, se maneja una especie de tapón de gasa que produce la dilatación en un
día a dos.

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