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índice de contenido
Parte 1 Parte 3
FUNDAMENTOS DEL DOLOR 13 PADECIMIENTOS Y S~NDROMCS
DOLOROSOS 85
1. Fisiopatología del dolor 15
D1: Víctor Tortorici, Pk. D. 1. Dolor pélvico crónico 85
2. Evaluación integral del paciente con
D1: Gerardo LJranga
dolor 23 2. Cefaleas 96
Dra. Sara Bishe Cohén Dra. Sara Bistre CokCn
Dr. Moisés Bisrre Hafif
Parte 2
C L A S I F I C A C ~ ~ N33 3. Artritis reumatoide 111
Dr. Mauncio lzel Porrillo Sánckez
Por tiempo de woluuón 35 4. Neuralgia del trigémino 119
1. Dolor agudo 35 Dr. Joré A l h m Flores Cantisani
D1: iMigudÁngel Genis Rondero 5 . Fibromialgia 128
2. Dolor crónico 43 Dra. Sara BU-he CohPn
Dr. Ser* Tmpala WIkgas
D1: Juan Carlos Torres Huerta 6. Síndrome miofascial 137
C. D. José Tmpala Ellegas Dra. Sara Btihe Cohin
7. Ilcrpes zóster y neuropatía
Por características dínicas 54 posherpética 142
3. Dolor neuropárico 54 Dr. hfauncio Gueajnd i:
Dr. Ckristopher Wells 8. Herpes zóstcr oftálmico 149
4. Dolor somático 64 Dr. Juan José Ríos Girard
Dr. Juan Carlos Torres Hut7ta
Dr. Sergio Taopoia Villegas 9. Dolor de miembro fantasma 166
Dr. Ramón de LilIe Fuentes
5 . Dolor visceral 69
Dr. Raúl Sanoja 10. Dolor en columna vertebral 178
Dr. Fernando Calero Dr. Pedro Antonio Bravo Bernabé
10 ~ N D I C DE E CO N T E N ID O
Conductasldolor
superiores se encuentra modiilada de manera medicamentos, así como días laborales perdidos
imponante y a diferentes niveles por factores por incapacidad (Marras, 2004).iu1
psicológicos y fisiológicos (Basbaum & Bush- Desde el punto de vista clínico es más difí-
nell, 2002;[51Gatchel, 2004;iz41Melzack & Wall, cil de tratar que el dolor agudo. pues deriva de
1965;1:"1 Melzack, 1999;1.'hlTurk, 2004),lMlde tal una condición en la cual el paciente no respon-
forma que una persona puede llegar a experi- de ya a los trataniientos convencionales (Lecky,
mentar dolor aun en ausencia de daño orgáni- 1999).13" Además. su presencia se relaciona con
co; o presentarse casos en 10s cuales se rcfiere cambios funcionales en las estructuras nerviosas
una experiencia de dolor que no necesarian~en- encargadas de responder (rieurocepción, intero-
te corresponde al grado de daño padecido, o cepción) Porges et al., 2005,1491transmitir y en su
bien. existir discapacidad física, incluso cuando caso percibir (interocepción, Critchley, 2003)1'+1
la presencia de patología haya cesado (Melzack la información nociceptiva, lo que complica su
& Wall, 19S2:l'KlTurk, Dworkin, Allen, Bellamy. prevención v terapéutica. Es común que derive
Brandenburg, Carr. et al.; 2003:1j91Wall. 1 979).16'l de lesión muscular. infecciones severas 0 algún
Por lo tanto, el dolor es más bien una expe- tipo de enfermedad como cáncer, diabetes. artri-
riencia única e individual, matizada por factores tis o SIDA. Sin embargo, y como se había se-
no específicos vinculados al ambiente interno y ñalado anteriortiietite, algunas personas pueden
externo (Flor & Hermann, 2004:"'21 Schwartz & verse afectadas aun en ausencia de una causa or-
Olson, 2003)iS"e influida tan profundamente por gánica identificable, como en los casos de dolor
factores cognitivoemocionales que son ellos los neuropático (Chapman & Okifukj, L004).lY1Los
qiie determinan incluso la manera en que cada DC más comunes se presentan en fortiia de cefa-
persona lo enfrenta; el efecto que éste tendrá en leas, lumbalgias o neuralgias (National Institute
su calidad de vida; en su desempeño social, labo- of Neiirological Disorders and Stroke [NINDS];
ral, faniiliar e individual; en su respuesta a1 trata- 2007):l"l aunque en la actualidad es considem-
miento farmacológico. físico y psicológico; en su do cotiio una enfermedad por sí iiiisnia (WSP.
forma de consumir medicamentos y usar el ser- 2004a; 2004h).~:"'~"~
vicio médico, y hasta en el nivel de discapacidad
y tolerancia al dolor (Dudgcon, Ehde, Carderias. La respuesta autonómica
Engel. Hoffman & Jeiisen; 2005; Otis, Cardella ante la nocicepción
& Kerns, 2004),~20~4b~
El sistema nervioso autónomo 0 autonómico
El dolor crónico (DC) (SNA) es el encargado de regular, a través de su
inervación. vísceras, glándulas, corazón y vasos
Es aquel qiie persiste por más de seis meses, sangiiítieos, las funciones vitales del organismo
tiempo en el que. por lo general, se resuelve una (Craig. 2005: Ganong, 1992; Vila, 1996)["".""i Y
situación aguda (Basbaum & Bushnell, 2002; de emitir las respuestas adaptativas necesarias
Flores, 2003),1u" por lo que se le considera una para mantener recuperar el equilibrio honieos-
señal que ha perdido sil carácter adaptativo o de tático. Esto implica la elaboración de conductas
preirerición pues, por el contrario, noriiialmen- emocionales y fisiológicas cuya dirección, niag-
te produce discapacidad y postración, así como iiitud e intensidad sean adecuadas al tipo de
alteraciones profundas y lacerantes tanto en la condiciones qiie originaron el desbalance, por
personalidad (p. ej., ira, o bien depresión y ansie- lo que la participación de estriicturas siiperiores
dad severas) como en el fiincionamiento psico- (en su conjunto llamadas red central autonimica
fisiológico (p. ej., incrementos en la dominancia o RCA) como la ínsula, la corteza prefrontal, el
simpática reflejados en conductas de moviliza- hipotálamo y la aiilígdala son fundanientales
ción con o sin miedo (Porges et 01.. 2005),1491au- para la integración de dichas respuestas (Berns-
nado esto al progresivo deterioro en la calidad de ton, Cacciopo & Grossman. 2007; Matsumoto.
vida del paciente quienes le rodean; tan1bii.n se et al., 1990; Porges, 2007).~"~'"~""ilSNA se en-
le asocian altos costos ecotiómicos relacionados cuentra dividido morfofiincionalmente en dos
con un aumento en el uso del servicio mi.dico y ramas complementarias: el sistema nervioso sim-
7. USO DE LA RETROALIMENTACI~N BIOL~GICAEN EL DOLOR C R ~ N I C O 369
pático, encargado de funciones catabólicas (gas- Sin embargo la sobreactivación. la pérdida de
to de energía. respuestas de "lucha-huída") y el control sobre los mecanismos reguladores, o bien
sistema nen,ioso parasimpático, responsable de la activación crónica del mecanismo noradrenér-
las funciones anabólicas (recuperación, creci- gico (simpático) condiciona el desarrollo y per-
miento, relajación, socialización). manencia de diferentes ciclos de dolor crónico
Cuando ocurre una lesión, los tejidos afecta- reflejados en enfermedades como fibromialgia,
dos comienzan el proceso de regeneración, para artriris reumatoide y el síndrome de fatiga cró-
lo cual liberan sustancias que desencadenan di- nica (Houndenhov & Luyten: 2005;'28'Mohr &
ferentes respuestas autonómicas. como inflama- Pelletier, 2006;["91Symreng & Fishman, 2004).'5'l
ción y aumento del flujo sanguíneo en el área. Por ello, algunos akores (Andrasik, 2004;"l Do-
Además, y en combinación con el estrés psico- mínguez, 2007;"" Ryan & Gevirtz, 2004;[5'11Por-
lógico asociado al estado de dolor, estimulan la ges 2001;i471Porges et al., 2005)i"l proponen que
actividad del eje hipotálarno-pituitaria-adrenal las intervenciones en el campo del dolor c r h i c o
(HPA) con el objetivo de, entre otras cosas. man- deben dirigirse a promover en los pacientes la
tener altos los niveles de glucosa y así proveer la modulación deliberada de la actividad auronó-
energía suficiente para la restauración del equi- mica relacionada con el padecimiento. estimu-
librio homeostárico, por ejemplo mediante la re- lando la actividad parasimpática al tiempo que se
paración de tejidos dañados o bien, para integrar disminuye la simpática.
la respuesta de estrés o de "lucha-huída". A su
vez, estas adaptaciones se ven influidas de rnane- Retroalimentación biológica
ra importante por la respuesta emocional (como (RAB) como herramienta para
remor o ansiedad), asociada a la elevada actividad la modulación cognitivo-emocional
adrenérgica central que da lugar a la activación de la actividad autonómica en
simpática (Bernston et al., 2007;i" Chapman & el dolor crónico
Okifuji, 2004).[Yl
Por lo tanto, la respuesta autonómica a la in- La expresión "retroalimentación biológica"
formación nociceptiva está compuesta por pro- fue acuñada a finales de la década de 1960 para
cesos psicológicos y fisiológicos. estimulados describir ciertos procedimientos de laboratorio
por la presencia de señales aferentes relaciona- que comenzaban a utilizarse con el objeto de ca-
das con daño a la integridad biológica del indi- pacitar a las personas en la modificación de su ac-
viduo. o bien por estímulos que son percibidos tividad cerebral, presión sanguínea, tasa cardiaca
como una amenaza a tal integridad (Chapman y otras funciones que normalmente, se creía, no
& Okifuji, 2004,1*1 Dominguez, 2007;il61Porges. estaban bajo el dominio voluntario (Andreassi,
2001).14'lDe esta suerte, esta respuesta es un im- 1989;'" Schwartz & Olson, 2003).1"1
portante mecanismo de adaptaci6n. dado que su En la actualidad es el nombre de una herra-
acción se relaciona con los procesos de vigilan- mienta terapéutica confiable que facilita y pro-
cia y orientación defensiva hacia los estímulos mueve la autorregulación. el bienestar y el cre-
afectivamente relevantes y novedosos. Regula el cimiento. Se utiliza para entrenar a las personas
proceso de atención y facilita las respuestas mo- a fin de que controlen intencionalmente sus
toras, por lo que prepara al individuo para ac- funciones autonómicas y cambien su conducta
tuar de manera rápida y eficaz ante la amenaza mediante la retroalimentación de su fisiología
cuando ésta ocurre. Así, de forma geiieral puede (Schwartz & Olson. 2003).~52~ De esta manera,
decirse que promueve la sobrevivencia biológi- el término designa a un conjunto de técnicas
ca mediante la vigilancia global hacia eiiímulos no invasivas que permiteri al individuo obtener
o situaciones categorizadas como amenaxantes o información rápida sobre algunos parámetros
dañinas, instigando conductas relacionadas con psicofisiológicos de su cuerpo, de manera que
una activación emocional negativa. como por pueda modificarlos en forma deliberada para
ejemplo la amenaza defensiva. miedo, temor, pa- integrar respuestas saludables y adaptativas (An-
ralización y vocalización (Chapman & Okifuji, dreassi, 1989;141Domínguez & Olvera. 2003;''nl
2004).191 Ochoa & Serafín, 2003),'451
370 Parte 6. TRATAMIENTO DEL DOLOR
La RAB forma parte del grupo de intervencio- 2001; Flor, 2001)1'9.211que permita comparar en
nes y procedimientos de evaluación propios de forma objetiva el grado de dominio por parte
la psicofisiologia aplicada (Schwartz & Olson, del paciente. de la respuesta bajo entrenamiento.
2003)152Jy sus objetivos fundamentales son: Dicho perfil está conformado por cuatro y hasta
ocho condiciones alternadas de reposo y activa-
a) Adquirir, recuperar o aumentar el control ciiin. (Andrasik, 2004)[31propone que de manera
de una respuesta fisiológica por medio del general las cuatro condiciones que conforman el
entrenamiento; perfil son: adaptación, línea base, reactividad al
h) Mantener el autocontrol de dicha respues- esrrés y recuperación del estrés. De acuerdo con
ta en ausencia de retroalimentación, y Dominguez y col. (2OOl)1l91 estas condiciones
c) Generalizarla y aplicarla como estrategia pueden abreviarse para un mejor uso clínico y
de enfrentamiento ante las diferentes cir- científico. de tal manera que cada una de las con-
cunstancias estresantes de la vida [Conde diciones se presenta al paciente por dos minutos
& Menéndez: 2002:I"l Mohr & Pelletier, tiempo en el cual se registra la actividad de las
2006).'"'1 señales psicofisiológicas cada 15 segundos. Pan
el proceso de adaptación se le pide al pacien-
De ahí que su aplicacióri se base en aceptar te estar sentado con 10s ojos abiertos; la línea
tina filosofía de aiitorregulación y control de la base se obtiene con el sujeto sentado mientras
activación autonómica ante el estrés (Schwartz mantiene cerrados sus ojos. La reactividad al
& Schwartz, 2003)1531y. por lo tanto. una condi- estr6s se registra pidiéndole que recuerde un
ción fundamental de su aplicación es que la rea- evento o situación reciente que le haya resulta-
limentación de las señales corporales sea sumi- do estresante; regularmente un episodio actual
nistrada al paciente al momento mismo en que o reciente de dolor y, por último. para medir la
ocurren, pues de esta forma podrá percatarse de recuperación dcl estr6s. se le puede solicitar que
ellas a la vez que obtiene información inmediata trate de relajarse de la manera en que crea pue-
del efecto de su esfuerzo por modularlas (Mohr de hacerlo.
& Pelletier. 2006)!391 El último de los enfoques es el llamado in-
El manejo del dolor crónico mediante la RAB directo, principalmente porqiie es más bien una
puede hacerse desde tres enfoques: general, es- estrategia que permite a los clínicos aplicar la
pecífico o indirecto (Andrasik, 2004)!3' Desde un técnica de RAB en pacientes refractarios o poco
punto de vista general se utiliza la técnica para colaboradores para aceptar la idea de que los fac-
promover un estado de relajación global median- rv
tores ambientales, emocionales y conductuales
te el decremento de la activación autonómica. pueden precipitar, perpetuar o exacerbar el dolor
Este enfoque asume que dicha reducción dis- y otros síntomas, Se utiliza reduciendo el obje-
niinuirá el procesamiento central de la informa- tivo del tratamiento a "tratar síntomas físicos.
ción sensorial periférica (nocicepción). Además. mediante la modulación fisiológica" (Andrasik,
y dada la relación que muchos autores han es- 2004).[3'
tablecido entre ansiedad y dolor crónico (Smith, Debido a la naturaleza de la inte ención con
Posthuina. Boomsma & Geus, 2007:i5h'Synueng RAB, es necesario utilizar equipos de monitorea
& Fishman. 2004),iS'se acepta que el estado de especiales que permitan presentar al paciente la
relajación incrementará la tolerancia y modifica- información sobre su funcionamiento psicofisio-
rá los umbrales de activación nociceptiva, por lo lógico. De manera general. dicho equipo cons-
que el paciente tenderá a reporrar menos dolor. ta (figura 5.2) de un sensor. el cual es colocado
Por otro lado. el enfoque específico está dirigido sobre la piel con el objetivo de captar pequeñas
a modificar directamente la disfunción fisiológi- señales fisiológicas que son enviadas a un am-
ca o la respuesta de algún sistema relacionado plificador, que incrementa la intensidad de las
de manera directa con la condición dolorosa. En señales de tal forma que sean lo suficientemente
consecuencia, requiere del registro, al inicio y al grandes como para trabajar con ellas. a la vez que
final del tratamiento, de un perfil psicofisiológico las niuestra por un monitor del cual el paciente
del estrés (Domínguez, Olvera, C m & Cortés. puede aprender (Moss. 2005).'4'l
Figura 1 2 . Equipo besico de RAB, censores. en este caso de temperatura perif6rica modelo J-IV de
diseno y fabricacion nacionales. UNAM-CONACM
Por lo común la señal que se muestra al pa- diovasculares, así como diferentes condiciones
ciente (es decir. la iuririuliinr~~tariún) es visual o como los desórdenes de ansiedad y la depresión
auditiva y se emite de manera binaria o continua. mayor (Allen, et al., 2007j.[2;
En la i-etroalimentución binarla se utiliza una señal Sin embargo, en el entrenamiento para el
que viene o va. de acuerdo con el valor de umbral nianejo drl dolor crónico en México, se usan
previamente especificado; mientras que la r1,iro- preferentemente las señales de EMGs, DG y la
alimcntu~~iól7mritinuo implica cl dvcrenirnto de '1.5debido sobre todo a que cuentan con una
un tono o la tasa de aparición de una señal al creciente hase científica-tecnológica y a quc de
ticrripo que ocurre la relajación. Con fiecuen- acuerdo con la experiencia. son fácilmenre reco-
cia, dentro de un mismo tratamiento se usa una lectadas. cuaiirificadas e interpretadas; además
combinación de ambos tipos (Andrasik, 2004).i21 de ser amigables y de costo accesible. Cuando la
En cuanto a 13s resp~~estas fisiolópi~asque se EMGs es empleada como señal principal se sue-
eniplean mas a menudo e n la clínica e investiga- Ir utilizar la retroaliment:lción de In actividiid de
ciói-i se cricuentran: tsmperatura perifi-rica. acti- los músculos de la frente. aunque es común que
vidad muscular, respuesta galvánica de la piel y cl tratamiento incluya enseñar a los pacienres a
más recientemente variabilidad de la freciiencia reducir la tensión en diferentes partes del cuerpo
cardiaca (Allen, Chambers Pr Towers. 2007:121 (Andrasik, í!O04:1" Schwartz & Olson, 2003j.1521
Andreassi, 1989;i" Domíngucz. et al.. 2001).""1 De forma general, un protocolo de R40 in-
De acucrdo con Conde & Menénde7. ('2002)!"i cluye de seis a doce sesiones, ordinariamente
la acti idad eli-ctrica de la piel (dt~rniogrllfiuo DG) tina por semana (Iiarris & Clauw, 2002),1"' cn
se util~zapara el tratamiento de estrts y fobias. las cuales el tieinpo efectivo dcdicado a1 entre-
así como de la hipertensión esencial La electro- iiamiento varia de 20 a 40 minutos por scsión
nziugri~fiudc sup?rjicie o EMGs se utiliza para in- (Andrasik, 2004).'31Harris & Clnu, (2002)'"i pro-
crementar CI control de la rnusculat~irai,striada. ponen que por lo regular, el tratamiento se d r -
en la rehabilitación muscular, lumbalgia. cefalea sarrolla bajo el siguiente csqueriia: dos a cuatro
tensional. bruxismo, parálisis cerebrales, hemi- sesiones dedicadas al entrenamiento de relala-
plqjias, dolores de cabrza y trastornos de ansic- cióii general: dos a cinco sesiones para el control
dad. La te?npmrura perqgica [TP). para desórde- de la actividad específica; y finalmt3nrr dos a tres
nrs vasculares periféricos, coniu la enfermedad sesiones dedicadas a mantener y generalizar la
de Raynud. La tasa caniiaru (TC) para arritniias respuesta sin apoyo del equipo d e reti-oalirnenta-
del corazón, hiperteiisión Y otros trastornos car- ción. Típicamente. las actividades dentro de cada
372 Parte 6. TRATAMIENTO DEL DOLOR
sesión comienzan con la colocación de los sen- el desarrollo y permanencia del DC. pues el pa-
sores, para luego dar un tiempo de adaptación y ciente, al percibirse como actor principal de su
el establecimiento de la línea base, seguido del recuperación, tiende a presentar menos elabo-
entrenamiento específico, un periodo de des- raciones cognitivas relacionadas con el sentido
canso y por últitrio, una evaluación de la eficacia de desesperanza. la carastrofización. la ansiedad,
del paciente para controlar la señal seleccionada el temor a moverse o a lastimarse e incluso, con
(Andrasik, 2004).1'J'Serecorriienda terminar cada estilos de enfrentamiento m i s adaptativos. (Ne-
sesión con una revisión de los avancrs obtenidos blett. Mayers & Gatchel, 2003;1"1 Turk, 2004)lisl
y el diseño de estrategias para aplicar en la vida
real las conductas aprendidas (Nash, 2003).~'2~ Ejemplos de aplicaciones clínicas
La actividad simpática excesiva o continua ha de la RAB en México
sido identificada como un elemento muy impor-
tante en el desarrollo y permanencia del DC. El La RAB es una herramienta terapéutica y
uso de la RAB en este padecimiento está enca- científica que, aunque posee protocolos especí-
minada precisamente a modular la actividad au- ficos, pueden modificarse de acuerdo con las ca-
tonómica asociada a la condición dolorosa, por racterísticas propias del paciente, el padecimien-
lo que siempre es recomendada la aplicación to, el terapeuta y el escenario clínico (Andrasik,
de cualquier técnica de relajación (Andrasik. 2004:?21Damos, 2003).1'" Como ejemplo, a con-
2004).[31 Las técnicas de relajación utilizadas tinuaci6n se presenta un protocolo de RAB que
dentro del entrenamiento en RAB son muy va- fue aplicado a un grupo de pacientes de la Clí-
riadas. Normalmente se eiiiplea la imaginería, la nica del Dolor del Centro Médico Nacional "20
relajación tiiuscular progresiva, la relajación au- de Noviembre", ISSSTE. en la ciudad dr México.
tógena o la respiración diafragmática, así como como parte de la investigación Inih>zliuefor Im-
la analgesia hipnótica; todas ellas efectivas como prnaing Pain Educatwn in Lah'n Amp~.;ca.financiada
estrategia de regulación de la actividad autonó- por la Asociación Internacional para el Estudio
mica que precipita y mantiene el DC (Andrasik, del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés; datos
2004;Ifl Jonson. 2005," Nash, 2003).ia1 No obs- no publicados). El objetivo de la investigación
tante, entre ellas se destaca la técnica de fue comparar el impacto de una intervención
por su sericillez de aplicación y aprendizaje cognitivo-conductual en dos grupos diferentes
para el paciente. Además, permite incrementar de pacientes con dolor crónico triiofascial: un
específicamente la variabilidad de la frecuencia grupo que se sotrirtió a tratatriiento farmacoló-
cardiaca y modular la influencia vagal sobre la gico basado en analgésicos no opioides y otro al
arritmia del seno respiratorio (ASR), lo que hace cual se le administraron opioides. Mediante un
posible la activación directa de la funcióti para- inuestreo dirigido se incluyeron 10 pacientes fe-
simpática. A su vez. estos incrementos se tradu- irirninos, diagnosticadas con dolor crónico mio-
cen en la integración de respuestas visceralrs y fascial, que fueron asignadas a uno de los dos
centrales relacionadas más con la relajación. el grupos, de tal manera que el que recibía opioi-
manejo emocional, un mejor control cognitivo- des estuvo integrado por seis personas y el que
atencional, y el desarrollo de conductas mas recibía no opioides, por cuatro pacientes. Todas
saludables (Chambers & Allen, 2007;I'l Porges. las participantes tuvieron u n entrenamiento en
2007;liRl Porges. et al., 2005).1"1 t6criicas de relajación basado en la respiración
Por otro lado, los protocolos de RAB. al eii- diafragtnática y la imaginería. además de técnicas
fatizar el rol del paciente para el logro de su cognitivo-conductuales encaminadas a la modi-
propia recuperación y bienestar (Critchley, Mel- ficación de sus estilos de afrontamiento.
med, Featherstone. Mathias & Dólar, 2002;1'31 El tratamiento consistió en ocho sesiones,
Schwanz rY< Olson: 2003)12! directa o indirecta- dos de ellas dedicadas a la obtención he-Post del
mente modifican aquellos aspectos cognitivo- perfil psicofisiológico ya descrito atiteriormente.
emocionales relacionados con la elevada activa- Debido a la carga de trabajo de la clínica del do-
ción autonómica (Domínguez, 2007;1'61 Porges, lor, principalmente la cantidad de pacientes que
2001;l"l Porges rt al.. 2005)1+'11 y. por lo tanto. con se tenía que atender diariamente. la periodicidad
7. U SO DE LA RETRDALIMENTACION BIOLOGICA EN E L D O LO R CRÓNICO 373
de las sesiones fue de tres semanas en promedio. relajación y que el grupo no opioide. aunque
con una duración de 30 minutos distribuidos de su activación autonómica fue menor, tampoco
la siguiente manera: niostró un dominio de esta respuesta.' Además,
los resultados también podrían sugerir la posi-
Recepción del paciente/iiistrumentación ble existencia de cierto tipo de ititeracción entre
(colocación de censores. Se monitoreó los efectos del opioide (cuya administración se
EMGs de trapecios superiores y T P de am- relaciona ion menor activación simpática) y la
bas manos). capacidad de relajación fisiológica de los pacien-
Adaptación y línea basc. tes. Estos resultados fueron consistetites con los
Modificación conductualíterapia cognitiva. datos obtenidos de las evaluacioties cualitativas,
Entrenamiento para rela.jación. pues los pacientes del primer grupo manifesta-
Revisión de avances y getieralización de la ron sentir mayor dolor e incapacidad (,a pesar de
respuesta de relajacióri. recibir dosis de medicamentos más fuertes) que
los del segundo.
El perfil psicofisiológico del estrés se integró Por otro lado, el registro psicofisiológico tam-
con registros de electromiografía de superficie y bién permitió observar que los pacientes de am-
temperatura perifénca. En la gráfica 7.1 se pre- bos grupos niostraron muy poca variabilidad
sentan Los registros de temperatura periférica. entre las condiciones del perfil, principalmente
Aquí puedc verse que el grupo con tratamiento en la evaluación pretest. De particular impor-
opioide no mostró diferencias significativas en tancia resultaron los registros del grupo opioi-
los registros de temperatura entre una evalua- de. pues presentaron sólo pequeñas variaciones
ción y otra (la temperatura más alta en la primera que van de 34.4 "C en la condición "sentada con
evaluación fue 34.8 "C v en la segunda 34.72 "C). ojos ahiertos, SOC"; hasta 34.8 "C en la con-
Esto se consideró un indicador de la incapacidad dición "Estresor, EST". Esta variación es muy
del grupo para generar estados de relajación. poco significativa, dado que una persona con
Por su parte. en los registros del grupo no mayor "flexibilidad" autonómica puede alcanzar
opioidc se observó un incremento de aproxima- incrementos de temperatura de hasta 1.1grados
dametite 0.8 "C en la temperatura con respecto Celsius o más. Esta falta de variabilidad tam-
a la primera evaluación. pasando de u n prome- bién podría indicar el predoniinio de una ma-
dio de 32.9 "C a 33.7 "C. Sin embargo. los cam- yor actividad simpática para adaptarse a las di-
bios no fueron significativos. Esto sugiere que ferentes condiciones del medio. Otro piitito
el grupo opioide no logró acceder a estados de interesante de notar se presentó en la condicióti
34.77 - -.
PRETEST PRETEST
34.66
34.55
,. 3WSTEST
34.22
COA SOC EST RN
Gráfica 7.1. "Peifil psicofisiolágico del estrés'.'Se presentan dos greficas comparando los promedios de temperatura para
ambos grupos. El grupo 'opioide" no mostr6 cambios significativos entre una evaluaci6n y otra, mientras que el grupo "no
opioide" presentó incrementos significativos en la temperatura, lo cual está correlacionado con menor activaci6n autonó-
mica.
374 Paiie 6 TRATAMIENTO DEL DOLOR
pa
"Relajacihn Natural, RN". ya que los pacientes CONCLUSIONES 1
de este grupo presentaron descensos en la tem-
peratura, en lugar de aumentos. Esto sugiere que
los sujetos continúan "activados" después de ha-
berse presentado el estresor. lo que refleja inca-
El dolor es una señal de alerta que permite
al organismo elaborar las respuestas adaptativas
necesarias para eizitar el daño y la amenaza. El
I
1
4i
cidad para adaptarse eficienteniente al medio, dolor crónico, por el contrario, es una expenen-
además de una tendencia al cstrés y la ansiedad, cia desadaptativa que persiste en el organismo 1
así conio umbrales bajos de activacióri ante la aun después de que su utilidad adaptativa haya ,
nocicepción. cesado.
EL caso contrario se observó en la evaluacióri Su presencia se relaciona con una elevada ac-
postest correspondiente al grupo no opioide. tividad simpática, la cual condiciona la exhibi-
pues aunque esta evaluación rnostró u n incre- ción de conductas cognitivas (percibir el entomo
[l] Ageliiik, M.W., C. Boz,H. Ullrich andJ..iiridrich. 121 Allcii, J. J. B., A. S. Chanibers & N. D. Towen.
Rclationship between tiiajor depression and Thc niany rnerrics of chardiac cliriiriotropy: A
heart ratc variability Clinical conscqucnces aiid pragrnatic primer aiid a brief cornparison of
irirplications for antidrcpessive treatrnent. Psy- mctrics. Hi~~log'culP y c h o I o p , 74: pp. 243 262,
r h i a q Resealch. 113 (2).139-149,2002. 2007.
7. USO DE LA RETROALIMENTACIÓNB I O L ~ G I C EN
A EL DOLOR CRONICO 375
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Muchos pr@lilcmas contemporáneris, en rs- más esfuerzo hace una persona. inás F~tigaexpe-
peci;il los que atanen al cariipo de la salud y que rimenta en rl n~úsculoque ejercita, en este caso
sc acoinpafiaii da siiidroines de dolor crónico el "tnúsculo de la rrgiilación emocional", lo que
(DC), dcri\~aiide la falta de habilidad para con- iniplica disponer de iiienos fuerza para esfuerzos
trolar nuestras eniociones. pensamieritos y con- ~msteriores.Este tipo dc fatiga puedr contribiiir
ductas. Por ejemplo. la inhibición oportuna del a tina niayor frecuencia en las recaídas, y en los
inipiilso de comer juega un papt.1 sobresalien- pncientcs afectados por DC puede propiciar una
te en la obesidad, aunque, desde luego. no sólo niayor vulnerabilidad bicdógica al sufrimiento,
se trata de un problema de f~ierziide v«luntad; juiito coti una reducción en la capacidad para la
iiiás aún. la incapacidad para controlar el miedo autorregulación.
intenso que preccdc al dolor- yurde contribuir a Una diferencia iniportante entre la fatiga
un nivel mayor di. estres y sufrimiento.12'l Gran niiiscular y la fati,eu d ~1u' u~ito~~~,~filución
emocio-
parti de estas conductas no son deliberadas. nal. es que no s«mos conscientes de esta última.
en realidad son fallas y recaídas de la autorre- Las personas no muestran diferencias sustaiicia-
g ~ ~ l a c i ómis
n que acciones planeadas. Vale pre- les en su autoevaluacióri en tareas que requir-
guntar: ;:por que las personaslpacientes actiian ren esfuerzos autorregulat«ii«s w. tareas que no
eri contra dc sus intenciones? Las evidencias lo requieren. Tampoco reportan consecuericias
cieritíficas".'l indican qiir la fiierra para autorrc- afcctivas dilrrrriciales en la ejecución de estas ta-
gularsc smacionalmente. es decir, la habilidad reas. Cuando no se contaba con iin índice de la
para ,iercer acciones autorrcgulat«i-ids capaces fuerza y de la fatiga regulatorias -una especie de
de inhibir iinpulsos. tomar decisioncc, persev.vc- "electr6niiógrafo del músculo rrgii1ato"o" (un
rar o c«iitrolar en tai~iisiriir-incadasy difíciles las concepto dificil d.vc aplicar cmyíricaniente en si-
cinocioiics y sensaciones conio el dolor, el estrés, tuaciones cli~iicasy rri problenias de salud)-, se
C I sufiiiriisiito. es uii recurso perecedero. En es- dificultaba la aplicacidn del concepto de la auto-
tudios rcali7.aLloscon sujetos q ~ i cutilizaron en rrrgulación (por ejemplo, cuando es irriportante
cxccsa 1;i "fuirza rcgulntoria" al comer platillos c«ntrolar los ataques de ira o producir una res-
n o rci«inendables ante la presencia de alimentos puesta dc sei-enidad ante el aumento del dolor
sal~idablisy deseables. o que tornaron decisio- crónico). esto era sólo algo descable (es necesario
iics ) supriinir~rc>iipcnsaniientos o ctiiocioiies, uno o varios "marcadores" de la fatiga autorre-
observó qiit. se generó, s~ibsecuentemente. gulatoria y de sus cotisecuencias. para descifrar
iin dC-ficit cri In pcrsistcncia y en la rjecuciOn de y desmantelar esta tautología). Con adaptaciones
Parcas cognoscitivas y niotciras.!" Por lo tanto, la en la tecnología (consultar rapíriilo 5 . de los doc-
fuci-za de la autorreg~ilacicínpuede ser análoga a tores. Ruyalcaba y Dominguez) es posible medir
la fuetza musc~ilar,en el sentido de que mientras que tanta fiirrza autorregulntoria posee una pir-
Parte 6 . TRATAM IENTO DEL DOLOR
relación con esto, la emoción humana se hace y cogniciones cuando se hacen patológicas y se
desadaptativa no solamente cuando los procesos manifiestan en varios síndromes, por ejemplo en
de compromiso rápido superan los análisis más estados emocionales como la depresión, que in-
precavidos, sino también cuando la preocupa- cluye tristeza profunda, pensamientos enfocados
ción u otras emociones que favorecen análisis en temas de desvalorización, vergüenza e inse-
más precavidos rebasan la rapidez adaptativa. guridad. Experimentalmente los pacientes depri-
midos muestran una inclinación marcada hacia
COKMLACIONES NEURALES DE los estímulos negativos y un alejamiento de es-
LA K E G U L A C ~ ~DE
N EMOCIÓN- tímulos positivos (Beer, Knight and D'Esposito,
COGNICIÓN EN EL DOLOR 2006). Por ejemplo en el estrés postraumático,
CR~NICO los pacientes experimentan repeticiones incon-
trolables y pasivas de las vivencias asociadas al
En la década de 1990, la investigación e n neu- evento traumático que desencadenan afectos ex-
rociencias cognoscitivas y afectivas comenzó a tremos. Estos pacientes también responden con
vincular la función neural con la celular y la fi- emociones exageradas a situaciones específicas
siología. e incluso la genética molecular con los que, a su vez, los conducen a la reaparición de
procesos de nivel superior que regulan las emo- los recuerdos traumáticos; estos grupos diagnós-
ciones. ticos y los pacientes con DC comparten varios
Las aplicaciones clínicas de estos hallazgos en traslapes de IEC "anormales". En cierta medida
las alteraciones emocionales están en su fase ini- estos cuadros de alteraciones también respon-
cial y sugieren avenidas muy importantes para den a tratamientos con inhibidores selectivos del
coniprender las Interacciones Emoción-Cogni- reingreso de la serotonina, lo cual sugiere que
ción (IEC) en casos extremos, así como en los comparten los mismos sistemas neuroanatómi-
síndronies patofisiológicos de problemas psi- cos y representan una oportunidad para exami-
quiátricos, como por ejemplo el estrés postrau- nar los substratos neurales de las Interacciones
mático. que constituyen una deniostración de entre Emoción y Cognición.
cómo los pensaniientos y los sentiniientos se en-
trelazan con las alteraciones psiquiátricas; el DC Alteraciones que afectan áreas
y la manera en que estos problenias nos dan la cerebrales de procesamiento de
oportunidad para coniprender las IEC norniales. la emoción
En este contexto, es posible exaniitiar varias
condiciones en casos de alteraciones eniocio- Los estudios de neuroimagen demuestran que
nales y psiquiátricas, mediante el estudio de las las tareas de evocación emocional involucran
redes neurales a gran escala que estáti asocia- todos los lóbulos corticales, las estructuras sub-
das con los esfuerzos cognitivos !; volitivos para corticales y el cerebelo, aunque estas activacio-
modular emociones patológicas. Se ha sugerido nes tienden a ser mucho más densas e n la parte
que aunque han predominado en niuchos de ventrocortical. especialmente la corteza frontal ven- ;
estos datos los modelos dorsoventrales de las tromedial, la corteza prefrontal ventromedial. el '
IEC, las múltiples vías a través de las cuales un área subcortical. el cerebro medio y las regiones ;
individuo puede modificar sus eniociones pato- del tallo cerebral y cerebelares. La corteza frontal
lógicas con intervenciones no farmacológicas o medial !;ventral es particularmente importante i
psicológicas requieren de un modelo rieuroana- para determinar la notoriedad y generación de 1
tómico y psicológico niás complejo de los que estados emocionales; la corteza prefrontal dorso-
disponemos. medial anterior participa en varias modalidades 1
Desde los prinieros trabajos teóricos de Freud. de regulación emocional, mientras que la ven-
el pensamiento psiquiátrico privilegió que la cog- tromedial y la corteza orbitofrontal procesan la
nición y la enioción aunque no fueran opuestos información-relación, que es importante paca
representaban extremos de la merire humana. determinar las metas y evaluar los desenlaces.
En general, los trataniientos terapéuticos han Estas áreas tienen proyecciones hipotalámicas
buscado separar o integrar niejor las emociones significativas hacia las áreas del tallo cerebral vi-
lo. APORTACIONES PSICOL~GICASALESTUDIO Y TRATAMIENTO DEL DOLOR CRONICO 403
ceromotor. así como hacia la amígdala. Esta últi- gunas variaciones entre los grupos de diagnósti-
ma también proyecta hacia áreas hipotalámicas y co como cabe esperar (cuadro 8.1). Los pacien-
del tallo cerebral viceromotor y está sintonizada tes con depresión muestran un incremento de
con la información sobresaliente para la genrra- actividad en las estructuras ventrales. entre ellas
ción de respuestas rápidas y eficientes (Vuilleu- la corteza cingular anterior y srgmental. En la
mier, 2005). amígdala, los tratamientos farmacológicos están
I,a depresión. el estrés postrauniáiico y el DC asociados con una normalización de la actividad
presentan hiperactividad en las regioncs ventral en estas regiones. Los síntomas de estrés pos-
(y subcortical), descritas anteriormente, con al- traumático y los estudios de provocación han
lnbrmacidn
Inhibicidn. emocional en Rela~acim con
lo farmecold Actividades Emmones toma de deci- reima~imenia- intemcepciái.
Lmee de bese gico EPT negativas' siones* clóri bioldglca' Dolor frb'
Áreas
dorsales
CPFdL A
Corteza pre-
lmntai don* a
lateral
CPFdM
Corteza PF 8
dorsomedial
CCAd
Corteza
-
cinaulada
anterior
U V U
Áreas
ventmles
Ina (insuia)
u 0
Sentimientos
corporales
CPFVL 0 a
cCAsg u a
Amígdala 0 0
COF Corteza
orbitofmntal 0 0
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