Está en la página 1de 26

Cu iados paiiativ

Tratamiento

re! Cnhi
índice de contenido

Prefacio 5 6. Dolor miuto 78


José Elizalde Dra. Argelia Lara Solares
Colaboradores 7 Dr. Josi Ernesto Pimatel Rojas

Parte 1 Parte 3
FUNDAMENTOS DEL DOLOR 13 PADECIMIENTOS Y S~NDROMCS
DOLOROSOS 85
1. Fisiopatología del dolor 15
D1: Víctor Tortorici, Pk. D. 1. Dolor pélvico crónico 85
2. Evaluación integral del paciente con
D1: Gerardo LJranga
dolor 23 2. Cefaleas 96
Dra. Sara Bishe Cohén Dra. Sara Bistre CokCn
Dr. Moisés Bisrre Hafif
Parte 2
C L A S I F I C A C ~ ~ N33 3. Artritis reumatoide 111
Dr. Mauncio lzel Porrillo Sánckez
Por tiempo de woluuón 35 4. Neuralgia del trigémino 119
1. Dolor agudo 35 Dr. Joré A l h m Flores Cantisani
D1: iMigudÁngel Genis Rondero 5 . Fibromialgia 128
2. Dolor crónico 43 Dra. Sara BU-he CohPn
Dr. Ser* Tmpala WIkgas
D1: Juan Carlos Torres Huerta 6. Síndrome miofascial 137
C. D. José Tmpala Ellegas Dra. Sara Btihe Cohin
7. Ilcrpes zóster y neuropatía
Por características dínicas 54 posherpética 142
3. Dolor neuropárico 54 Dr. hfauncio Gueajnd i:
Dr. Ckristopher Wells 8. Herpes zóstcr oftálmico 149
4. Dolor somático 64 Dr. Juan José Ríos Girard
Dr. Juan Carlos Torres Hut7ta
Dr. Sergio Taopoia Villegas 9. Dolor de miembro fantasma 166
Dr. Ramón de LilIe Fuentes
5 . Dolor visceral 69
Dr. Raúl Sanoja 10. Dolor en columna vertebral 178
Dr. Fernando Calero Dr. Pedro Antonio Bravo Bernabé
10 ~ N D I C DE E CO N T E N ID O

Dr. Jo~éAntonio Enríquez Castro 4. Anticonvulsivos (neuromoduladores) 245


Dr. Enriqut. Chicharro Stwa ík Miguel An,qel G m ü Rond~ro
11. Dolor en el pacirntr con SIDA 194 5. Tratamiento intervencionista rio
Dra. Mana del Ronó GuilGn Niñez farmacológico 350
Dr. Rirardo Plancalte Sánchpz
12. Neuropatía diabética 202
Dr. Francisco Manzano Alba 6. Acupuntura en el dolor 358
Dra. Ciaudia Romero Guzmán
13. Dolor en la esclerosis múltiple 207
Dra. Gloria Llamosa G. Velázqwz 7. Uso de la retroalimentación biológica
Dr. Francisco JavierMayer Rivera en el dolor crónico 366
Dr. Gerardo Rriuakaha Palacios
Dr. Bmjxmin Dominguci Trgo
8. Terapia fisica en el tratamiento del
dolor 378
Lic. Viziium San Ma&
1. Dolor por cáncer 221 9. Tratamiento psicológico dcl dolor
Dr. Óscur de Lain-Casacok crónico 387
2. Dolor en el paciente pediátrico 241 Dra. Penélope lnfunte I'urgax
Dra. Carolina Kamel Escalante 10. Aportaciones psicológicas al estudio y
3. Dolor en el paciente geriátrico. Aspectos tratamiento del dolor crónico.
psicológicos y cuidados paliativos 254 Procesos modulatonos: neurocepción
Dm.NoemíRosrnfpld e interocepción 397
Dr. Benjamín Domínguez Trgo
4. Dolor en odontología 262 Ura. Ióianda O l w a Lópe:
Dr. José Tenopalo Villegus
11. Efecto analgésico de los canabinoides al
actuar sobre el sistrma nen'ioso 407
Parte 5 Dr. Homrio Vunegas
COMORBILIDAD 277
Parte 7
1. Dolor en el paciente con depresión 279 CLnDADOS PALIATIVOS 413
Dra. Sara Bistre Cohh
2. Dolor y ansiedad 291 1. Dolor en los cuidados paliativos 41 5
Dr. HéctmJosP Du&s Tmtoli Dr.Jaimr O. Durán Almcer
Dr. Apnso Guille,~
Jimiriez
2. Psicooncoloeía en cuidados
paliativos &2
Parte 6 Dra. iMuncarmen Gmáipz Maratia
TRATAh4IENTO DEL DOLOR 299
3. Enfermería en cuidados paliativos 432
1. Escalera analgésica de la Organización Lic. Enf: B e u t ~,Montes de Oca
Mundial de la Salud 301
Dr. FranciscoJao2r iMuyrr Riuem 4. Cuidados paliativos en pediatria 444
Dr. José iMéndez Venegac
2. Analgésicos Antiinflamatorios no Dr. Amando Garduño Espinoza
Esteroideos y ~iyioides 305 Dra. Ana Niembro Zúñiga
Dr. JosE Franflsro Javier Dorantes Dm. Ofelia Ham Mannlla
3. Antidepresivos 320 5. La sexualidad del paciente terminal 452
Dt: Miguel Luján et al. Dr. Juan Alfaro Cqa
iNDlCE DE CONTENIDO

Parte 8 3. Dolor y suhimiento 473


DOLOR DESDE LA PERSPECTIVA Dr. Jaime Federico Rebollt3hNota
SOCIAL 463
4. Dolor y ciencias de la complejidad 483
1. Impacto social y humano del dolor Dr. Jurtier Rosado Mufioz
crónico 465 5. La legislación en materia de dolor y
Dra. Saru Bi.<tre Cohin cuidados ~aliativos 490
Di-u. Sara 'Bicwe CohPn
2. Implicaciones éticas del dolor 468 Pro$ Jaime Femández Surucho
Dr. Josune Ocin Limongi
fndice analítico 497
Uso de la retroalimentación
biológica en el dolor crónico
Dr Geraido Ruvalcaba Palacios
DT Bcnjnlnín Domínguez Trejo

la integración, tanto de la experiencia de dolor


como de las conductas adaptativas asociadas al
El término dolor se utiliza para idnitiiicar un mismo. Hasta ahora se hatidestacado los cambios
fenómeno producto de una compleja organiza- que ocurren en la respuesta del sistema nemio-
ción estructural, perceptual y funcional, el cual so autónomo, principalmente su rama simpática.
es esencial para la protección del organismo. cuyo papel en el desarrollo y establecimiento de
(Chapman, Nakamura & Flores. 1999).1R1 Es una síndromes que cursan con DC está ampliamente
experiencia emocional y sensorial desagradable, documentado (Chrousos. 1992;""l 1)ominguez
que puede o no estar asociada a lesión tisular & Olvera, 2003:llxl Gutierrez, 2003;1:61 Melzack,
(International Association for the Study of Pain 1999;iJh1Porges, 2001:i"l Sapolsky, 2003;15'i Si-
[IASPI, 2002; Mom,qafia del dolor, 200j).1191 mons, 2004).is51
Según su duración, el dolor puede ser agudo o En este sentido. la retroalimntnción biológica
crónico. El dolor crónico (DC) es aquel que persis- (RAB) es una técnica que permite al paciente
te por más de seis meses, tiempo en el que nor- entrar en contacto con aspectos específicos de
nialmcntc Jna bitiidiicin ii2u,i;; se resuirve (Bas- su ¡iiiiiion.iniieiiro oriini; y su >bjt.ii\.ues fo-
b ~ u m& B.~slitit,ll.201'2). '1 (;sneralmeiiie der.va nicntar In e<iqiiisi,ihii ;Ic la habilida-l ,ic rnodifi-
de lesión muscular, infecciones severas o enfer- Carlos apoyándose en la medicación consciente
medad; sin embargo algunas personas pueden (Agelink, Ullrich & Andrich, 2002; Domínguez,
verse afectadas aun en ausencia de una causa or- et al.. 2OOI).1'."1La técnica ayuda al paciente a
gánica. por lo que actualmente el DC es conside- iniciar cambios en su actividad autónoma decre-
rado una enfermedad por sí misma. (IASP, 2 0 0 4 ~ ; ciendo la actividad simpática e incrementarido la
2004b)'301Las formas más comunes se presentan parasimpática. Los aumentos en esta última se
como cefaleas, dolor de espalda (principalmen- relacionan con estados fisiológicos y psicológi-
te lumbalgias), o dolor n e u r ~ p á t i c o ' (Natiorial
~~' cos más saludables, por lo que se ha propuesto
Institute of Neurological Disorders and Stroke que las intervenciones psicológicas en materia
[NINDS]; 2007) y su presencia se relaciona con de DC deben orientarse a la promoción, en los
cambios funcionales en las estructuras tiervio- pacientes, del incremento de este tipo de activi-
sas encaqadas de la percepción y transmisión dad (Porges,2001; Porges. Domínguez, Rangel &
(sistemas nociceptivo e interoceptivo): del pro- Cruz, 2005).14'JY1
cesamiento (sistema neuroceptivo) e incluso de El uso de la RAB faculta a los pacientes. a
responder (sistemas neurorreguladores) a la in- partir de los principios del condicionamiento
formación de carácter nocivo. operante (Schwartz & Olson; 2003),i521para ad-
A nivel central estos cambios tienen que ver quirir esta habilidad mediante el uso de proto-
con modificaciones en el funcionamiento de es- colos específicos, los cuales además de facilitar a
tructuras medulares y cerebrales implicadas en la persona ejercer control deliberado sobre algu-
7. USO DE LARETRDALIMENTACI~NB I O L ~ G I C AEN EL D OLOR CRONICO 367
nas respuestas dutonómicas ante el DC. también nización neural, estructural. perceptual y fun-
le permiten contribuir a1 establecimiento de un cional esencial para la protección del organismo
estado cognitivo emocional caracterizado por (Chapmanl Nakamura & Flores, 1999; Flores,
estilos de afrontamiento más adaptativos. la sen- 2003).l"31 Básicamente es una experiencia enio-
sación de ejercer control sobre su enferniedad y cional y sensorial desagradable, la cual puede o
un alto sentido de autoeficacia para resolver sus n o estar asociada a lesión tisular (International
everitos de dolor (Turk, 2004)!5" Ida deteccióri Association for the Study of Pain [IASP], 2002;
y atención de estos factores en cualquier forma Monografia del dolor; 2005).'"Y'En ella confluveri
de tratamiento son esenciales. pues constituyen tic manera importante profundas elaboraciones
elementos muv importantes en la percepción de cognitivas y afectivas. por lo que es una viven-
la interisidad de dolor que experimentará un pa- cia muy personal (Basbaum & Bushnell. 2002;
ciente; el tiempo de incapacidad qiic le produ- Chaprnan, t.t al., 1999; Flores, 2003; blelzack,
cirá; el uso que haga del servicio médico y los 1999) (figura 5.1).15."3,361
niedicamentos; la efectividad de la rehabilitación En general puede decirse que es el resultado
física en su recuperación; pero sobre todo. en el de la actividad conjunta de estructuras especifi-
impacto en la calidad de vida del paciente y quie- cas, localizadas en niveles superiores del sistema
nes le rodean, es decir, en la vivencia psicológi- rieural (p. ej., la corteza frontal y prefrontal: la
ca e individual de "dolor" y en las características corteza somatoscrisorial primaria y secundaria:
centrales que hacen de éste un problema de sa- la corteza del cíngulo anterior; la ínsula; el hipo-
lud a nivel mundial. tálamo: la amígdala, entre otras). Estas estructu-
ras, a su vez, reciben informacibn periférica j o
central. casi siemprc originada por la activación
de fibras aferentes que responden a los estímulos
poteticialmente nocivos o dañinos para el tejido
El término "dolor" se utiliza para identificar (IASP, 2002; Shkurovich; 2003).l'Y."l La transmi-
un fenómeno producto de una compleja orga- sión de este tipo de información hacia centros

Estados autonómicos "emergentss"

Conductasldolor

Figura 7.1.Aspectos psicofisiologicosde la experiencia de dolor. Se muestran los diierentes niveles


psicofisiologicos implicados en la experiencia de dolor. (B. Domínguez. Nov. 200%)
Parte 6. TRATAM IENTO DEL DOLOR

superiores se encuentra modiilada de manera medicamentos, así como días laborales perdidos
imponante y a diferentes niveles por factores por incapacidad (Marras, 2004).iu1
psicológicos y fisiológicos (Basbaum & Bush- Desde el punto de vista clínico es más difí-
nell, 2002;[51Gatchel, 2004;iz41Melzack & Wall, cil de tratar que el dolor agudo. pues deriva de
1965;1:"1 Melzack, 1999;1.'hlTurk, 2004),lMlde tal una condición en la cual el paciente no respon-
forma que una persona puede llegar a experi- de ya a los trataniientos convencionales (Lecky,
mentar dolor aun en ausencia de daño orgáni- 1999).13" Además. su presencia se relaciona con
co; o presentarse casos en 10s cuales se rcfiere cambios funcionales en las estructuras nerviosas
una experiencia de dolor que no necesarian~en- encargadas de responder (rieurocepción, intero-
te corresponde al grado de daño padecido, o cepción) Porges et al., 2005,1491transmitir y en su
bien. existir discapacidad física, incluso cuando caso percibir (interocepción, Critchley, 2003)1'+1
la presencia de patología haya cesado (Melzack la información nociceptiva, lo que complica su
& Wall, 19S2:l'KlTurk, Dworkin, Allen, Bellamy. prevención v terapéutica. Es común que derive
Brandenburg, Carr. et al.; 2003:1j91Wall. 1 979).16'l de lesión muscular. infecciones severas 0 algún
Por lo tanto, el dolor es más bien una expe- tipo de enfermedad como cáncer, diabetes. artri-
riencia única e individual, matizada por factores tis o SIDA. Sin embargo, y como se había se-
no específicos vinculados al ambiente interno y ñalado anteriortiietite, algunas personas pueden
externo (Flor & Hermann, 2004:"'21 Schwartz & verse afectadas aun en ausencia de una causa or-
Olson, 2003)iS"e influida tan profundamente por gánica identificable, como en los casos de dolor
factores cognitivoemocionales que son ellos los neuropático (Chapman & Okifukj, L004).lY1Los
qiie determinan incluso la manera en que cada DC más comunes se presentan en fortiia de cefa-
persona lo enfrenta; el efecto que éste tendrá en leas, lumbalgias o neuralgias (National Institute
su calidad de vida; en su desempeño social, labo- of Neiirological Disorders and Stroke [NINDS];
ral, faniiliar e individual; en su respuesta a1 trata- 2007):l"l aunque en la actualidad es considem-
miento farmacológico. físico y psicológico; en su do cotiio una enfermedad por sí iiiisnia (WSP.
forma de consumir medicamentos y usar el ser- 2004a; 2004h).~:"'~"~
vicio médico, y hasta en el nivel de discapacidad
y tolerancia al dolor (Dudgcon, Ehde, Carderias. La respuesta autonómica
Engel. Hoffman & Jeiisen; 2005; Otis, Cardella ante la nocicepción
& Kerns, 2004),~20~4b~
El sistema nervioso autónomo 0 autonómico
El dolor crónico (DC) (SNA) es el encargado de regular, a través de su
inervación. vísceras, glándulas, corazón y vasos
Es aquel qiie persiste por más de seis meses, sangiiítieos, las funciones vitales del organismo
tiempo en el que. por lo general, se resuelve una (Craig. 2005: Ganong, 1992; Vila, 1996)["".""i Y
situación aguda (Basbaum & Bushnell, 2002; de emitir las respuestas adaptativas necesarias
Flores, 2003),1u" por lo que se le considera una para mantener recuperar el equilibrio honieos-
señal que ha perdido sil carácter adaptativo o de tático. Esto implica la elaboración de conductas
preirerición pues, por el contrario, noriiialmen- emocionales y fisiológicas cuya dirección, niag-
te produce discapacidad y postración, así como iiitud e intensidad sean adecuadas al tipo de
alteraciones profundas y lacerantes tanto en la condiciones qiie originaron el desbalance, por
personalidad (p. ej., ira, o bien depresión y ansie- lo que la participación de estriicturas siiperiores
dad severas) como en el fiincionamiento psico- (en su conjunto llamadas red central autonimica
fisiológico (p. ej., incrementos en la dominancia o RCA) como la ínsula, la corteza prefrontal, el
simpática reflejados en conductas de moviliza- hipotálamo y la aiilígdala son fundanientales
ción con o sin miedo (Porges et 01.. 2005),1491au- para la integración de dichas respuestas (Berns-
nado esto al progresivo deterioro en la calidad de ton, Cacciopo & Grossman. 2007; Matsumoto.
vida del paciente quienes le rodean; tan1bii.n se et al., 1990; Porges, 2007).~"~'"~""ilSNA se en-
le asocian altos costos ecotiómicos relacionados cuentra dividido morfofiincionalmente en dos
con un aumento en el uso del servicio mi.dico y ramas complementarias: el sistema nervioso sim-
7. USO DE LA RETROALIMENTACI~N BIOL~GICAEN EL DOLOR C R ~ N I C O 369
pático, encargado de funciones catabólicas (gas- Sin embargo la sobreactivación. la pérdida de
to de energía. respuestas de "lucha-huída") y el control sobre los mecanismos reguladores, o bien
sistema nen,ioso parasimpático, responsable de la activación crónica del mecanismo noradrenér-
las funciones anabólicas (recuperación, creci- gico (simpático) condiciona el desarrollo y per-
miento, relajación, socialización). manencia de diferentes ciclos de dolor crónico
Cuando ocurre una lesión, los tejidos afecta- reflejados en enfermedades como fibromialgia,
dos comienzan el proceso de regeneración, para artriris reumatoide y el síndrome de fatiga cró-
lo cual liberan sustancias que desencadenan di- nica (Houndenhov & Luyten: 2005;'28'Mohr &
ferentes respuestas autonómicas. como inflama- Pelletier, 2006;["91Symreng & Fishman, 2004).'5'l
ción y aumento del flujo sanguíneo en el área. Por ello, algunos akores (Andrasik, 2004;"l Do-
Además, y en combinación con el estrés psico- mínguez, 2007;"" Ryan & Gevirtz, 2004;[5'11Por-
lógico asociado al estado de dolor, estimulan la ges 2001;i471Porges et al., 2005)i"l proponen que
actividad del eje hipotálarno-pituitaria-adrenal las intervenciones en el campo del dolor c r h i c o
(HPA) con el objetivo de, entre otras cosas. man- deben dirigirse a promover en los pacientes la
tener altos los niveles de glucosa y así proveer la modulación deliberada de la actividad auronó-
energía suficiente para la restauración del equi- mica relacionada con el padecimiento. estimu-
librio homeostárico, por ejemplo mediante la re- lando la actividad parasimpática al tiempo que se
paración de tejidos dañados o bien, para integrar disminuye la simpática.
la respuesta de estrés o de "lucha-huída". A su
vez, estas adaptaciones se ven influidas de rnane- Retroalimentación biológica
ra importante por la respuesta emocional (como (RAB) como herramienta para
remor o ansiedad), asociada a la elevada actividad la modulación cognitivo-emocional
adrenérgica central que da lugar a la activación de la actividad autonómica en
simpática (Bernston et al., 2007;i" Chapman & el dolor crónico
Okifuji, 2004).[Yl
Por lo tanto, la respuesta autonómica a la in- La expresión "retroalimentación biológica"
formación nociceptiva está compuesta por pro- fue acuñada a finales de la década de 1960 para
cesos psicológicos y fisiológicos. estimulados describir ciertos procedimientos de laboratorio
por la presencia de señales aferentes relaciona- que comenzaban a utilizarse con el objeto de ca-
das con daño a la integridad biológica del indi- pacitar a las personas en la modificación de su ac-
viduo. o bien por estímulos que son percibidos tividad cerebral, presión sanguínea, tasa cardiaca
como una amenaza a tal integridad (Chapman y otras funciones que normalmente, se creía, no
& Okifuji, 2004,1*1 Dominguez, 2007;il61Porges. estaban bajo el dominio voluntario (Andreassi,
2001).14'lDe esta suerte, esta respuesta es un im- 1989;'" Schwartz & Olson, 2003).1"1
portante mecanismo de adaptaci6n. dado que su En la actualidad es el nombre de una herra-
acción se relaciona con los procesos de vigilan- mienta terapéutica confiable que facilita y pro-
cia y orientación defensiva hacia los estímulos mueve la autorregulación. el bienestar y el cre-
afectivamente relevantes y novedosos. Regula el cimiento. Se utiliza para entrenar a las personas
proceso de atención y facilita las respuestas mo- a fin de que controlen intencionalmente sus
toras, por lo que prepara al individuo para ac- funciones autonómicas y cambien su conducta
tuar de manera rápida y eficaz ante la amenaza mediante la retroalimentación de su fisiología
cuando ésta ocurre. Así, de forma geiieral puede (Schwartz & Olson. 2003).~52~ De esta manera,
decirse que promueve la sobrevivencia biológi- el término designa a un conjunto de técnicas
ca mediante la vigilancia global hacia eiiímulos no invasivas que permiteri al individuo obtener
o situaciones categorizadas como amenaxantes o información rápida sobre algunos parámetros
dañinas, instigando conductas relacionadas con psicofisiológicos de su cuerpo, de manera que
una activación emocional negativa. como por pueda modificarlos en forma deliberada para
ejemplo la amenaza defensiva. miedo, temor, pa- integrar respuestas saludables y adaptativas (An-
ralización y vocalización (Chapman & Okifuji, dreassi, 1989;141Domínguez & Olvera. 2003;''nl
2004).191 Ochoa & Serafín, 2003),'451
370 Parte 6. TRATAMIENTO DEL DOLOR

La RAB forma parte del grupo de intervencio- 2001; Flor, 2001)1'9.211que permita comparar en
nes y procedimientos de evaluación propios de forma objetiva el grado de dominio por parte
la psicofisiologia aplicada (Schwartz & Olson, del paciente. de la respuesta bajo entrenamiento.
2003)152Jy sus objetivos fundamentales son: Dicho perfil está conformado por cuatro y hasta
ocho condiciones alternadas de reposo y activa-
a) Adquirir, recuperar o aumentar el control ciiin. (Andrasik, 2004)[31propone que de manera
de una respuesta fisiológica por medio del general las cuatro condiciones que conforman el
entrenamiento; perfil son: adaptación, línea base, reactividad al
h) Mantener el autocontrol de dicha respues- esrrés y recuperación del estrés. De acuerdo con
ta en ausencia de retroalimentación, y Dominguez y col. (2OOl)1l91 estas condiciones
c) Generalizarla y aplicarla como estrategia pueden abreviarse para un mejor uso clínico y
de enfrentamiento ante las diferentes cir- científico. de tal manera que cada una de las con-
cunstancias estresantes de la vida [Conde diciones se presenta al paciente por dos minutos
& Menéndez: 2002:I"l Mohr & Pelletier, tiempo en el cual se registra la actividad de las
2006).'"'1 señales psicofisiológicas cada 15 segundos. Pan
el proceso de adaptación se le pide al pacien-
De ahí que su aplicacióri se base en aceptar te estar sentado con 10s ojos abiertos; la línea
tina filosofía de aiitorregulación y control de la base se obtiene con el sujeto sentado mientras
activación autonómica ante el estrés (Schwartz mantiene cerrados sus ojos. La reactividad al
& Schwartz, 2003)1531y. por lo tanto. una condi- estr6s se registra pidiéndole que recuerde un
ción fundamental de su aplicación es que la rea- evento o situación reciente que le haya resulta-
limentación de las señales corporales sea sumi- do estresante; regularmente un episodio actual
nistrada al paciente al momento mismo en que o reciente de dolor y, por último. para medir la
ocurren, pues de esta forma podrá percatarse de recuperación dcl estr6s. se le puede solicitar que
ellas a la vez que obtiene información inmediata trate de relajarse de la manera en que crea pue-
del efecto de su esfuerzo por modularlas (Mohr de hacerlo.
& Pelletier. 2006)!391 El último de los enfoques es el llamado in-
El manejo del dolor crónico mediante la RAB directo, principalmente porqiie es más bien una
puede hacerse desde tres enfoques: general, es- estrategia que permite a los clínicos aplicar la
pecífico o indirecto (Andrasik, 2004)!3' Desde un técnica de RAB en pacientes refractarios o poco
punto de vista general se utiliza la técnica para colaboradores para aceptar la idea de que los fac-
promover un estado de relajación global median- rv
tores ambientales, emocionales y conductuales
te el decremento de la activación autonómica. pueden precipitar, perpetuar o exacerbar el dolor
Este enfoque asume que dicha reducción dis- y otros síntomas, Se utiliza reduciendo el obje-
niinuirá el procesamiento central de la informa- tivo del tratamiento a "tratar síntomas físicos.
ción sensorial periférica (nocicepción). Además. mediante la modulación fisiológica" (Andrasik,
y dada la relación que muchos autores han es- 2004).[3'
tablecido entre ansiedad y dolor crónico (Smith, Debido a la naturaleza de la inte ención con
Posthuina. Boomsma & Geus, 2007:i5h'Synueng RAB, es necesario utilizar equipos de monitorea
& Fishman. 2004),iS'se acepta que el estado de especiales que permitan presentar al paciente la
relajación incrementará la tolerancia y modifica- información sobre su funcionamiento psicofisio-
rá los umbrales de activación nociceptiva, por lo lógico. De manera general. dicho equipo cons-
que el paciente tenderá a reporrar menos dolor. ta (figura 5.2) de un sensor. el cual es colocado
Por otro lado. el enfoque específico está dirigido sobre la piel con el objetivo de captar pequeñas
a modificar directamente la disfunción fisiológi- señales fisiológicas que son enviadas a un am-
ca o la respuesta de algún sistema relacionado plificador, que incrementa la intensidad de las
de manera directa con la condición dolorosa. En señales de tal forma que sean lo suficientemente
consecuencia, requiere del registro, al inicio y al grandes como para trabajar con ellas. a la vez que
final del tratamiento, de un perfil psicofisiológico las niuestra por un monitor del cual el paciente
del estrés (Domínguez, Olvera, C m & Cortés. puede aprender (Moss. 2005).'4'l
Figura 1 2 . Equipo besico de RAB, censores. en este caso de temperatura perif6rica modelo J-IV de
diseno y fabricacion nacionales. UNAM-CONACM

Por lo común la señal que se muestra al pa- diovasculares, así como diferentes condiciones
ciente (es decir. la iuririuliinr~~tariún) es visual o como los desórdenes de ansiedad y la depresión
auditiva y se emite de manera binaria o continua. mayor (Allen, et al., 2007j.[2;
En la i-etroalimentución binarla se utiliza una señal Sin embargo, en el entrenamiento para el
que viene o va. de acuerdo con el valor de umbral nianejo drl dolor crónico en México, se usan
previamente especificado; mientras que la r1,iro- preferentemente las señales de EMGs, DG y la
alimcntu~~iól7mritinuo implica cl dvcrenirnto de '1.5debido sobre todo a que cuentan con una
un tono o la tasa de aparición de una señal al creciente hase científica-tecnológica y a quc de
ticrripo que ocurre la relajación. Con fiecuen- acuerdo con la experiencia. son fácilmenre reco-
cia, dentro de un mismo tratamiento se usa una lectadas. cuaiirificadas e interpretadas; además
combinación de ambos tipos (Andrasik, 2004).i21 de ser amigables y de costo accesible. Cuando la
En cuanto a 13s resp~~estas fisiolópi~asque se EMGs es empleada como señal principal se sue-
eniplean mas a menudo e n la clínica e investiga- Ir utilizar la retroaliment:lción de In actividiid de
ciói-i se cricuentran: tsmperatura perifi-rica. acti- los músculos de la frente. aunque es común que
vidad muscular, respuesta galvánica de la piel y cl tratamiento incluya enseñar a los pacienres a
más recientemente variabilidad de la freciiencia reducir la tensión en diferentes partes del cuerpo
cardiaca (Allen, Chambers Pr Towers. 2007:121 (Andrasik, í!O04:1" Schwartz & Olson, 2003j.1521
Andreassi, 1989;i" Domíngucz. et al.. 2001).""1 De forma general, un protocolo de R40 in-
De acucrdo con Conde & Menénde7. ('2002)!"i cluye de seis a doce sesiones, ordinariamente
la acti idad eli-ctrica de la piel (dt~rniogrllfiuo DG) tina por semana (Iiarris & Clauw, 2002),1"' cn
se util~zapara el tratamiento de estrts y fobias. las cuales el tieinpo efectivo dcdicado a1 entre-
así como de la hipertensión esencial La electro- iiamiento varia de 20 a 40 minutos por scsión
nziugri~fiudc sup?rjicie o EMGs se utiliza para in- (Andrasik, 2004).'31Harris & Clnu, (2002)'"i pro-
crementar CI control de la rnusculat~irai,striada. ponen que por lo regular, el tratamiento se d r -
en la rehabilitación muscular, lumbalgia. cefalea sarrolla bajo el siguiente csqueriia: dos a cuatro
tensional. bruxismo, parálisis cerebrales, hemi- sesiones dedicadas al entrenamiento de relala-
plqjias, dolores de cabrza y trastornos de ansic- cióii general: dos a cinco sesiones para el control
dad. La te?npmrura perqgica [TP). para desórde- de la actividad específica; y finalmt3nrr dos a tres
nrs vasculares periféricos, coniu la enfermedad sesiones dedicadas a mantener y generalizar la
de Raynud. La tasa caniiaru (TC) para arritniias respuesta sin apoyo del equipo d e reti-oalirnenta-
del corazón, hiperteiisión Y otros trastornos car- ción. Típicamente. las actividades dentro de cada
372 Parte 6. TRATAMIENTO DEL DOLOR

sesión comienzan con la colocación de los sen- el desarrollo y permanencia del DC. pues el pa-
sores, para luego dar un tiempo de adaptación y ciente, al percibirse como actor principal de su
el establecimiento de la línea base, seguido del recuperación, tiende a presentar menos elabo-
entrenamiento específico, un periodo de des- raciones cognitivas relacionadas con el sentido
canso y por últitrio, una evaluación de la eficacia de desesperanza. la carastrofización. la ansiedad,
del paciente para controlar la señal seleccionada el temor a moverse o a lastimarse e incluso, con
(Andrasik, 2004).1'J'Serecorriienda terminar cada estilos de enfrentamiento m i s adaptativos. (Ne-
sesión con una revisión de los avancrs obtenidos blett. Mayers & Gatchel, 2003;1"1 Turk, 2004)lisl
y el diseño de estrategias para aplicar en la vida
real las conductas aprendidas (Nash, 2003).~'2~ Ejemplos de aplicaciones clínicas
La actividad simpática excesiva o continua ha de la RAB en México
sido identificada como un elemento muy impor-
tante en el desarrollo y permanencia del DC. El La RAB es una herramienta terapéutica y
uso de la RAB en este padecimiento está enca- científica que, aunque posee protocolos especí-
minada precisamente a modular la actividad au- ficos, pueden modificarse de acuerdo con las ca-
tonómica asociada a la condición dolorosa, por racterísticas propias del paciente, el padecimien-
lo que siempre es recomendada la aplicación to, el terapeuta y el escenario clínico (Andrasik,
de cualquier técnica de relajación (Andrasik. 2004:?21Damos, 2003).1'" Como ejemplo, a con-
2004).[31 Las técnicas de relajación utilizadas tinuaci6n se presenta un protocolo de RAB que
dentro del entrenamiento en RAB son muy va- fue aplicado a un grupo de pacientes de la Clí-
riadas. Normalmente se eiiiplea la imaginería, la nica del Dolor del Centro Médico Nacional "20
relajación tiiuscular progresiva, la relajación au- de Noviembre", ISSSTE. en la ciudad dr México.
tógena o la respiración diafragmática, así como como parte de la investigación Inih>zliuefor Im-
la analgesia hipnótica; todas ellas efectivas como prnaing Pain Educatwn in Lah'n Amp~.;ca.financiada
estrategia de regulación de la actividad autonó- por la Asociación Internacional para el Estudio
mica que precipita y mantiene el DC (Andrasik, del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés; datos
2004;Ifl Jonson. 2005," Nash, 2003).ia1 No obs- no publicados). El objetivo de la investigación
tante, entre ellas se destaca la técnica de fue comparar el impacto de una intervención
por su sericillez de aplicación y aprendizaje cognitivo-conductual en dos grupos diferentes
para el paciente. Además, permite incrementar de pacientes con dolor crónico triiofascial: un
específicamente la variabilidad de la frecuencia grupo que se sotrirtió a tratatriiento farmacoló-
cardiaca y modular la influencia vagal sobre la gico basado en analgésicos no opioides y otro al
arritmia del seno respiratorio (ASR), lo que hace cual se le administraron opioides. Mediante un
posible la activación directa de la funcióti para- inuestreo dirigido se incluyeron 10 pacientes fe-
simpática. A su vez. estos incrementos se tradu- irirninos, diagnosticadas con dolor crónico mio-
cen en la integración de respuestas visceralrs y fascial, que fueron asignadas a uno de los dos
centrales relacionadas más con la relajación. el grupos, de tal manera que el que recibía opioi-
manejo emocional, un mejor control cognitivo- des estuvo integrado por seis personas y el que
atencional, y el desarrollo de conductas mas recibía no opioides, por cuatro pacientes. Todas
saludables (Chambers & Allen, 2007;I'l Porges. las participantes tuvieron u n entrenamiento en
2007;liRl Porges. et al., 2005).1"1 t6criicas de relajación basado en la respiración
Por otro lado, los protocolos de RAB. al eii- diafragtnática y la imaginería. además de técnicas
fatizar el rol del paciente para el logro de su cognitivo-conductuales encaminadas a la modi-
propia recuperación y bienestar (Critchley, Mel- ficación de sus estilos de afrontamiento.
med, Featherstone. Mathias & Dólar, 2002;1'31 El tratamiento consistió en ocho sesiones,
Schwanz rY< Olson: 2003)12! directa o indirecta- dos de ellas dedicadas a la obtención he-Post del
mente modifican aquellos aspectos cognitivo- perfil psicofisiológico ya descrito atiteriormente.
emocionales relacionados con la elevada activa- Debido a la carga de trabajo de la clínica del do-
ción autonómica (Domínguez, 2007;1'61 Porges, lor, principalmente la cantidad de pacientes que
2001;l"l Porges rt al.. 2005)1+'11 y. por lo tanto. con se tenía que atender diariamente. la periodicidad
7. U SO DE LA RETRDALIMENTACION BIOLOGICA EN E L D O LO R CRÓNICO 373
de las sesiones fue de tres semanas en promedio. relajación y que el grupo no opioide. aunque
con una duración de 30 minutos distribuidos de su activación autonómica fue menor, tampoco
la siguiente manera: niostró un dominio de esta respuesta.' Además,
los resultados también podrían sugerir la posi-
Recepción del paciente/iiistrumentación ble existencia de cierto tipo de ititeracción entre
(colocación de censores. Se monitoreó los efectos del opioide (cuya administración se
EMGs de trapecios superiores y T P de am- relaciona ion menor activación simpática) y la
bas manos). capacidad de relajación fisiológica de los pacien-
Adaptación y línea basc. tes. Estos resultados fueron consistetites con los
Modificación conductualíterapia cognitiva. datos obtenidos de las evaluacioties cualitativas,
Entrenamiento para rela.jación. pues los pacientes del primer grupo manifesta-
Revisión de avances y getieralización de la ron sentir mayor dolor e incapacidad (,a pesar de
respuesta de relajacióri. recibir dosis de medicamentos más fuertes) que
los del segundo.
El perfil psicofisiológico del estrés se integró Por otro lado, el registro psicofisiológico tam-
con registros de electromiografía de superficie y bién permitió observar que los pacientes de am-
temperatura perifénca. En la gráfica 7.1 se pre- bos grupos niostraron muy poca variabilidad
sentan Los registros de temperatura periférica. entre las condiciones del perfil, principalmente
Aquí puedc verse que el grupo con tratamiento en la evaluación pretest. De particular impor-
opioide no mostró diferencias significativas en tancia resultaron los registros del grupo opioi-
los registros de temperatura entre una evalua- de. pues presentaron sólo pequeñas variaciones
ción y otra (la temperatura más alta en la primera que van de 34.4 "C en la condición "sentada con
evaluación fue 34.8 "C v en la segunda 34.72 "C). ojos ahiertos, SOC"; hasta 34.8 "C en la con-
Esto se consideró un indicador de la incapacidad dición "Estresor, EST". Esta variación es muy
del grupo para generar estados de relajación. poco significativa, dado que una persona con
Por su parte. en los registros del grupo no mayor "flexibilidad" autonómica puede alcanzar
opioidc se observó un incremento de aproxima- incrementos de temperatura de hasta 1.1grados
dametite 0.8 "C en la temperatura con respecto Celsius o más. Esta falta de variabilidad tam-
a la primera evaluación. pasando de u n prome- bién podría indicar el predoniinio de una ma-
dio de 32.9 "C a 33.7 "C. Sin embargo. los cam- yor actividad simpática para adaptarse a las di-
bios no fueron significativos. Esto sugiere que ferentes condiciones del medio. Otro piitito
el grupo opioide no logró acceder a estados de interesante de notar se presentó en la condicióti

GRUPO OPlOlDE GRUPO NO OPlOlDE

34.77 - -.
PRETEST PRETEST
34.66
34.55
,. 3WSTEST

34.22
COA SOC EST RN

CONDICION PERFIL PS~COF~S~OLOGICO CONDICION PER FI L PSICOFISIOLOGICO

Gráfica 7.1. "Peifil psicofisiolágico del estrés'.'Se presentan dos greficas comparando los promedios de temperatura para
ambos grupos. El grupo 'opioide" no mostr6 cambios significativos entre una evaluaci6n y otra, mientras que el grupo "no
opioide" presentó incrementos significativos en la temperatura, lo cual está correlacionado con menor activaci6n autonó-
mica.
374 Paiie 6 TRATAMIENTO DEL DOLOR
pa
"Relajacihn Natural, RN". ya que los pacientes CONCLUSIONES 1
de este grupo presentaron descensos en la tem-
peratura, en lugar de aumentos. Esto sugiere que
los sujetos continúan "activados" después de ha-
berse presentado el estresor. lo que refleja inca-
El dolor es una señal de alerta que permite
al organismo elaborar las respuestas adaptativas
necesarias para eizitar el daño y la amenaza. El
I
1
4i
cidad para adaptarse eficienteniente al medio, dolor crónico, por el contrario, es una expenen-
además de una tendencia al cstrés y la ansiedad, cia desadaptativa que persiste en el organismo 1
así conio umbrales bajos de activacióri ante la aun después de que su utilidad adaptativa haya ,
nocicepción. cesado.
EL caso contrario se observó en la evaluacióri Su presencia se relaciona con una elevada ac-
postest correspondiente al grupo no opioide. tividad simpática, la cual condiciona la exhibi-
pues aunque esta evaluación rnostró u n incre- ción de conductas cognitivas (percibir el entomo

Post), ésta descendió constanteniente desde la temor, desesperanza) y fisiolhgicas (increnientos


condición de adaptacidn (COA) hasta la dc re- en el ritmo cardiaco, sudoracihri, respiraciónagi-
lajación natural (RN), cuando se esperaria que tada), quc en su conjunto contribuyen en gran
ocurriese lo contrario (es decir, un mayor con- forma a la instalación y pernianencia del síndro-
trol sohre la señal retroalimentada). Estos regis- me crónico.
tros podrian interpretarse como una carencia de La RAB es un conjunto de tCctiicas, instru-
habilidad para generar y mantener el estado de mentos y procedimientos destinados a modificar
relajación, aun cuando el grupo exhibe una acti- la actividad autonómica del individuo. Aplicada al
vación autoriómica decrecida. En otras palabras. trianejo del dolor crónico permite a los pacientes,
liay menos activación simpática, pero se carece a través de procedittiientos n o invasivos. modu-
de la habilidad para relajarse cuando se enfrenta lar aquellos aspectos de su respuesta autónoma
u n estresor (p. ej.. la nocicepción o la anticipa- relacionados con la permanencia del dolor. de tal
ción del dolor). manera que sean capaces de incrementar su ac-
El análisis de los resultados podría extenderse tividad parasimpática al tiempo que disminuyen
tnucho más allá. sin embargo, sinre para ilustrar la simpática. La menor activación autonómica se
el uso de la RAB en u n ambiente de investiga- relaciotla con est.idos de calttia y recuperación,
ción clínica. Baste el ejemplo como uri caso real u n mrjor concepto de sí mismo, la percepción de
sobre la forrna en que se aplican estos protocolos poseer habilidades para enfrentar los episodios
en uri escenario hospitalario mexicano con este de dolor y un estado fisiológico más receptivo al
tipo de pacicntes. Par último, debe obsenrarse tratamiento fisico. umbrales más grandes de esti-
que la inforrnación obtenida con cl análisis de mulaci6n nociccptiva y menos reportes de dolor.
una señal permite interpretaciones clínicas que La eficacia de la técnica está ampliarnente com-
ayudan al terapeuta a conducir y adecuar la tec- probada (Andrasik. 2004):" y a pesar de que aún
nica de intervención a las características propias falta realizar inás investigación para conocer rne-
del paciente. jor los mecanismos a través de los cuales funciona
e interactúa con los factores cognitivo-eniociona-
les, reviste un amplio potencial para el inatiejo no
invasivo del dolor crónico cn Mixico.

[l] Ageliiik, M.W., C. Boz,H. Ullrich andJ..iiridrich. 121 Allcii, J. J. B., A. S. Chanibers & N. D. Towen.
Rclationship between tiiajor depression and Thc niany rnerrics of chardiac cliriiriotropy: A
heart ratc variability Clinical conscqucnces aiid pragrnatic primer aiid a brief cornparison of
irirplications for antidrcpessive treatrnent. Psy- mctrics. Hi~~log'culP y c h o I o p , 74: pp. 243 262,
r h i a q Resealch. 113 (2).139-149,2002. 2007.
7. USO DE LA RETROALIMENTACIÓNB I O L ~ G I C EN
A EL DOLOR CRONICO 375
131 Andrasik, F. The essence of biofcriiback. rclaxa- [18I Dominguez. T. R. & L. Y. Olvera. Termografia y
tion, and hypnosis. En: R. H. Dworkin & \4!. S. manejo psicológico del dolor cróriico. Eri: S. C.
Breitbart (Eds.) Psychosocial uspeos ojiii~in:A hand- Bistre y M. N. Araujo (Eds.), DOLOR. Sintiitna,
book fór health care proiliden (PP. 285-304), IASP Síndromey Padecimientu (pp. 22-28). México, D.F..
Press, Seatrle, USA. 2004. 2003.
141 Andreassi, J. L. Psychophysiology Human Beha- 1191 Dominguez. T. B., L. Y Olvera. M. A. Cruz & S.
vior and Physiological Response. Lawrcncc Erl- J. F. Cortés. Monitoreo no invasivo de la tempe-
baum Associares Press. USA. 1989. ratura perifénca bilateral en la evaluación y tra-
[S] Basbaum. A. & C. Bushncll. Pain: Basic mecha- tamiento ~sicolóeico.Psicoloeía,v Salud. 11(2);61-
u L,

nisms. En: M. A. Ciamberariíirio (Ed.).iui upda- 71.2001.


tcd rcview: Refresher Course Syllabus (pp. 3-7). PO] Dudgeon. J. B., M. D. Ehde, D. D. Cardenas, M.
IASP, Press, Seatrle, USA. 2002. Engcl Joyce. J. A. Hoffman & P. M. Jensen. Des-
161 Bernston. G. G., J. T. Cacciopo & P. Grossnian. cribing pain with physical disabiliq: Narrative
Whiter vagal tone. Biolo,qical Piychologi, 74:295- intenriews and the McGill Pain Questionnai-
300,2007. re. Archiíics ofPt~~~sicu1Rehabilitation. 86:109-115,
[71 Chambers, A. S. & J. J. B. Allen. Cardiac vagal 2005.
control, emotion. psychopathology, and health. 1211 Flor, H. Psychophysiological assessment of thc
BioiogicalPiychologi, 74113-115,2007. patient with chronic pain. En: D. C. Turk & R.
[S] Chapman. R. C.. Y. Nakamura & Y. L. Flores. Melzack (Eds.). Handbook of Pain Assessment
Chronic pain and consciousness: A construc- (pp. 76-96), 2da. ed. Guilford Press. New York,
tivist perspective. En: R. J. Catchel & D. C. Turk.. 2001.
Psychosocial Factors in Pain, Critica1 Perspcdiucs 1221 Flor. H. & C. Hcrmann. Byopsicosocial models
(pp. 35-54). The Guilford Press, N. Y., USA, of pain. En: R. H. Dworkin & W. S. Breitbart
1999. (Eds.). Pspchosocial aspects of pain: A handbook
191 Chapman, R. C. Sr Okifuji, A. Pain: Basic mc- for hialth carc providirs. Progress in Pain Researcti
chanisms and conscious experience. En: R. H. and ,~Ili~nacctttctit.
\lol. 27 (pp.
. . 47-75) IASP Press,
Dworkin & W. S. Breitbart (Eds.). Psychosociul as- Scattlc. USA. 2004.
pe* ofpain:A handbook for healtti carcpraaiders (pp. . . Florcs. C. 1. A. Mecanismos del dolor. En: S. C.
1231
3-28), IASP Press: Seattle, USA, 2004. Bistre y M. N. Araujo (Eds.). DOLOR. Sínwma,
[lo] Chroiisos, G. P. Regulation and dysreyulation of Sindtome v Padecimiento (pp. 22-28), México, D. F..
the hipotalamic-pituitay-adrenal axis. Endorrino- 2003.
ion' and .Ilrtabolism. C l i n k o f North Amrriccz. 21. [241 Gariorig. W F. Ftü-wlogía i'dédica. Ed. Manual Mo-
8 3 3 - 8 ~ 81992.
, denlo. S. A. de C. V., México, D. F., 1992.
1111 Conde. P. M. & R. F,J. Menéndez. Revisión sobre [25] Catchel, J. R. Musculoskeletal disorders: Priman
las ti-ctiicas de hioti~dbacks sus aplicaciones. Ac- arid secondary intementions. Joum.al of Elemo-
ción Pjiiolúgira (2):165-181 2002. ' myogniphy and Kin~sioiogy,14.161-170.2004.
1121 Craig, A. D. Forcbrain emotional asymmety: A 1261 Gutiérrci. G. J. L. El dolor de origen central. En:
neuroanatomical basis? ri-cnds i7t Coenitiue
,, Scien- S. C. Bistre y M. N. Araujo (Eds.), DOI,OR. Sin-
rus. 9 (12):566.2005. toma, Síndrome v Padecimiento (pp... 22-28), México,
(131 Critchley. H. D., R N. Melmed. E. Featherstone, D. F.. 2003.
C. l. Mathias & R. l. Dolar. Volitional control of . . Hams. E. R.,. .T. D. Clauw. The Use of Comole-
1271
autoriomic arousal: A functional magnetic reso- menta& Medical 'Therapies in the ~ a n a g e k e n t
nancc study. h'euroimage, 16.909-919.2002. of Myofascial Pain Disorders. Current Pain and
1141 Critchley. H. Emotion and its disorders. British Headache ReportJ. 6,370-374,2002.
i'drdiciil iiu//<.h'n.65:35-48, 2003. 1281 Houndenhov, B. V. & P. Liiyteti. Beyond dualism:
1151 Damos, N.J. Getting started with neurofeedback. The role of life stress i t i chronic paiti. Letters to
W W Nortori Sr Co.. New York, N.Y. USA (pp. the Editor. Pain. 113:248-247. 2005.
57-61). 2005. 1291 International Association for the Stiidy of Pain
[16] Dominguez. T. B. La búsqueda de una "teoría IASP. Classification of Chronic Pain: Descrip-
útil" sobre el funcionamiento emocional huma- tions of chronic pain syndromes and definitions
no en problemas de dolor crónico e hiperten- of pain terms (2a. ed.), Merzkey. H. & Bogduk,
sión. Psicobgíay Sulud. 17(1):149-159, 2007. N,. Seanle, WA, USA. 2002.
1171 Dominguez. T. B. et al. Psychophysiological mo- 1301 International Aswt.iation for thc Study of Pain
nitoring. natural disasters and post traumatic IASP World Health Orgariisation Supports Clo-
stress. Biofecdback, Summer 12-17,2001 bal Efforts to Relieve Burdcn i ~ Chronic
f Pain
376 Parte 6.TRATAMIEF110 DEL DOLOR

in Key Diseases. Press Rrledse. Global Day Against 1441 Neblett, R., G. iMayer & J. R. Gatchel. Theory
Paiti. Recuperado el 3 de octubre de 2003 del si- aiid Rationalc for Surfacr EMG-Assisted Stretch-
tio <http://www.painreliethumaiiright.com>, itig as an Adjunct to Chronic Musculoskeletal
2004a. Pain Rehabilitation. Applied Qchophysiology and
1311 International Association for the Study of Pain Bio,fiedbaik, Vol. 28. No. 2.2003.
L4SP. Why pain matters in a world full of killer 14.51 Ochoa. C. M. A. & V. Serafiri. Técnicas de da-
diseases? Global Das Agaiainr Pain. Recuperado el jación y biorretroalimentación. En: S. C. Bistre y
3 de octubre de 2003 de htrp://w\w.painrelief- M. N. Arau,jo (Eds.). DOLOR. Síntoma. Síndmm~y
humanright.c~~1nIpdf/05~why~pain~contml.pdf Padi,cimiento (pp. 71-77). México. D. F., 2003.
7111-1.4..h, [46] Otis. D. J., A. L. Cardtlla & D. R. Kems.The in-
1321 Jotison, M. How does distraction work in the fluence of family and culture oti pain. En: R H.
managernent of pain? Current Pain and Hmdache Dworkin & W. S. Breitbart (Eds.). PsychoroMl a-
Reporis, 9:90-95.2005. pccts ufpain:A hiindhookfor i7mlth careprooiders (pp.
[331 Lecky, C. Are relaxation techtiiques effective in 29-46) IASP Press, Seattle. USA, 2004.
relief of chronic pain? Work, 1 3 (3). 249-256, [47] Porges. S. W. (2001). Tlic polivagal theoq: Phylo-
1999. genetic substrates of a social nenmus system.in-
[34] Marras. W S. State-of-the-art research perspec- remationalJoum. n f Ovchophy, 42:23-146,2004,
tives on musculoskcletal disorder causation and 1481 Porgs, S. W. A pliylogenetic journey through the
control: The need for a n integraded understan- vague and ambiguous Xth cranial nervc: Acom-
ding of risk [Editorial]. Journal of Ekctroniiographj~ menta? on cotitemporaq heart rate variability
and Kin~iolo,g.14.1-5.2004. rcsearch. Biob,qiiiil P~vchok~gy, 74:301-307,2007.
[35] hlatsumoto. R., B. B. \Valkrr. M. J. Walker & C. [49] Porges. S. W., T. B. Doinínguez, G. E. Rangel &
H. Howard. Fundamentals of neuroscience. En: M. A. Cruz. La teoria polivagal. entendiendo los
J. T. Cacciopo & L. G. Tassinarj (Eds.). Prinflples mecanismos del estrés postraumático. CONA-
of Ppihophysiaiag (pp. 5.8-112). Cambridge Uni- CYT Proyecto M 0 299.2005.
versi- Press, New York, N.Y. USA. 1990. [50] Ryan. M. & R. Gevirtz. Biofeedback-based Psy-
1361 Melzack. R. Pain and Stress: A Neur Perspective. chophysiological Treatment in Primary Care
In: R. J. Gatcltel & D. C. Turk (Eds.). Psychosoriul Setting: 4 n Itiitial Feasibility Study. Applied Psy-
Fartors in Pain (pp. 89-106). The Guilford Press. chophysiologu and Biofeedback, 29. 2. 07. 79-93,
New York. N.Y. USA, 1999. 2004.
[37] Melzack, R. & Wall, P. Pain Mecanisms: A Neur 1511 Sapolsk- R. El control del estrts. Sci<~nfrAmm'-
Theory Sciencc, 150 (3669) 971-978.1965. can L,ztinoam&a, 16:60-68.2003.
[38] hlclzack, R & Wall. P. The challenge of pain. [52] Schwartz, hl. S. & P. R. Olson. A histoncal pen- 1
Penguin Books, London. 1982. pective o n the field of biofeedhack and applied .l
(391 Mohr, D. C. & D. Pelletirr. A temporal framework psychophysiology. En: M. S. Scliuwu & F, An- j
for understanding the effects of stressful lifc drasik (Eds.). Biofeedback. A pradtioner's gui& (pp. i
events on inflamination in patients with multiple 3-19), The Guilford Press. Ncw York, N.\r: USA, j
sclerosis. Brain, Bchavior and I m m u n i ~ 20:27-36,
. 2003.
2006. 1531 Schwartz, M. N. & S. M. Schwartz. Definitionsof ;
1401. Monografía del dolor. Thompson PLM, S. A. de
. biofeedback and applied psychophysiology. En: i
C. L!, México, D. F.. 2005. M. S. Scliwartz & F. Andrasik (Eds.). Bwjerdbacb
. -.
1411 Moss. D. Mind Bodv Medicine. Evidente-based
Medicine. Clinical ' ~ s ~ c h o ~ h y s i o l o gand
y , In-
A pradihoner's gui& (pp. 27-39), The Guilford [
Press, New York. N.Y. USA, 2003.
tegrative Medicine. In: D. hloss, A. McGrady, 1. [S41 Shkurovich. Z. M. Neurofisiologia de la percep-
Wickramasekera & T. Davies (Eds.). Handbook ción del dolor. En: S. C. Bistre y M. N. Araujo
of niind-body medicine for primary care. Sage (Eds.). DOLOR. Síntoma. Síndrome v Padeciminto
Publicanons. Thousand Oaks. CA., 2005. (pp. 71-77). México, D. F.. 2003.
(421 Nash. Psychologic and Behavioral Manageincnt .~~.
1551 Sinimons. ~.G. D. Review of enieinatic MTrPs as
0

a conimon cause of enigmatic musculoskeletal


of Tension-type Headache: Treatrnent Procedu-
res. CunentHeniichc Reports, 2.475-481.2003. pain and dysfunction. Journal of Ebcwomyogmphy
1431 National Institute of Neurological Disordeis and and Kinesiology, 14, 95-107. 2004.
Stroke,NINDS.NINDSClironicpaininforrnation [56] Srnir, A. J. D.. D. Posthuma, 1. D. Boomsma &
page. Recuperado el día 1 de agosto de 2007 del C. J. E. Geus. The relation betureen frontal EEG
sitio: http:iiw.ninds.nih.govldisordeisichro- asymmetq and the ri5k for anxiety and depres-
nicYpain/chronicYpain.htm,2007. sion. Bioluyical Pvcholo~gy,7426-33, 2007.
7. USO DE LA RETROAL~MENTACION
BIOLÓGICA EN EL DOLORCRÓNICO 377
1571 Symreng, 1. ei S. M. Fishman. Anxirty and Pain. outcome domains for chronic pain clinical trials:
Poin Cliniriil Updatt,~.12 (7):l-6,2004. IMhlPACT recomendations. Poin. 106.337-345,
[S81 Turk, C. D. Undcrstanding pain sufferers: The 2003.
role of cognitivc processes. Thc Spine.burnol, Edi- 1601 Vila. C. J. Una fnn-odurcieno la p.<irqfisiologiadínicil.
torial, 4, 1-7. 2004. Ed. Pirámide, Madrid. España, 1996.
(591 Turk. C. D., H. R. Dworkiri. R. R. Allen, N. Be- [611 Wall, P. On the relation of injury tu pain. The
Ilamy, N. Brandenburg. B. D. Carr €1 iil. Cure Johri J. Bonica lecture. Poin. 6:253-264. 1979.
Aportaciones psicolóyicas al estudio
y tr~tarnientodel dolor crónico.
Procesos rrioduicitsrios:
íie~rscepcibne interocepción
in iiorri iny uez Trejo
O:. Bi;~i,;arii
l!i-a Yolarida Olvera López

Muchos pr@lilcmas contemporáneris, en rs- más esfuerzo hace una persona. inás F~tigaexpe-
peci;il los que atanen al cariipo de la salud y que rimenta en rl n~úsculoque ejercita, en este caso
sc acoinpafiaii da siiidroines de dolor crónico el "tnúsculo de la rrgiilación emocional", lo que
(DC), dcri\~aiide la falta de habilidad para con- iniplica disponer de iiienos fuerza para esfuerzos
trolar nuestras eniociones. pensamieritos y con- ~msteriores.Este tipo dc fatiga puedr contribiiir
ductas. Por ejemplo. la inhibición oportuna del a tina niayor frecuencia en las recaídas, y en los
inipiilso de comer juega un papt.1 sobresalien- pncientcs afectados por DC puede propiciar una
te en la obesidad, aunque, desde luego. no sólo niayor vulnerabilidad bicdógica al sufrimiento,
se trata de un problema de f~ierziide v«luntad; juiito coti una reducción en la capacidad para la
iiiás aún. la incapacidad para controlar el miedo autorregulación.
intenso que preccdc al dolor- yurde contribuir a Una diferencia iniportante entre la fatiga
un nivel mayor di. estres y sufrimiento.12'l Gran niiiscular y la fati,eu d ~1u' u~ito~~~,~filución
emocio-
parti de estas conductas no son deliberadas. nal. es que no s«mos conscientes de esta última.
en realidad son fallas y recaídas de la autorre- Las personas no muestran diferencias sustaiicia-
g ~ ~ l a c i ómis
n que acciones planeadas. Vale pre- les en su autoevaluacióri en tareas que requir-
guntar: ;:por que las personaslpacientes actiian ren esfuerzos autorregulat«ii«s w. tareas que no
eri contra dc sus intenciones? Las evidencias lo requieren. Tampoco reportan consecuericias
cieritíficas".'l indican qiir la fiierra para autorrc- afcctivas dilrrrriciales en la ejecución de estas ta-
gularsc smacionalmente. es decir, la habilidad reas. Cuando no se contaba con iin índice de la
para ,iercer acciones autorrcgulat«i-ids capaces fuerza y de la fatiga regulatorias -una especie de
de inhibir iinpulsos. tomar decisioncc, persev.vc- "electr6niiógrafo del músculo rrgii1ato"o" (un
rar o c«iitrolar en tai~iisiriir-incadasy difíciles las concepto dificil d.vc aplicar cmyíricaniente en si-
cinocioiics y sensaciones conio el dolor, el estrés, tuaciones cli~iicasy rri problenias de salud)-, se
C I sufiiiriisiito. es uii recurso perecedero. En es- dificultaba la aplicacidn del concepto de la auto-
tudios rcali7.aLloscon sujetos q ~ i cutilizaron en rrrgulación (por ejemplo, cuando es irriportante
cxccsa 1;i "fuirza rcgulntoria" al comer platillos c«ntrolar los ataques de ira o producir una res-
n o rci«inendables ante la presencia de alimentos puesta dc sei-enidad ante el aumento del dolor
sal~idablisy deseables. o que tornaron decisio- crónico). esto era sólo algo descable (es necesario
iics ) supriinir~rc>iipcnsaniientos o ctiiocioiies, uno o varios "marcadores" de la fatiga autorre-
observó qiit. se generó, s~ibsecuentemente. gulatoria y de sus cotisecuencias. para descifrar
iin dC-ficit cri In pcrsistcncia y en la rjecuciOn de y desmantelar esta tautología). Con adaptaciones
Parcas cognoscitivas y niotciras.!" Por lo tanto, la en la tecnología (consultar rapíriilo 5 . de los doc-
fuci-za de la autorreg~ilacicínpuede ser análoga a tores. Ruyalcaba y Dominguez) es posible medir
la fuetza musc~ilar,en el sentido de que mientras que tanta fiirrza autorregulntoria posee una pir-
Parte 6 . TRATAM IENTO DEL DOLOR

sona, q i ~ étanto esfuerzo requiere y si es o no percepcijn neurobiológica que lleva a suponer


vulnerable a las consecuencias negativas de su si una persona es confiable o peligrosa dctermi-
fatiga autorregulatoria. na conductas prosociales o defensivas, incluso
aunque no seamos conscientes del peligro o del
riesgo. A un iiivcl neurofisiológico el cuerpo ini-
cia una secuencia de procesos rieurales que taci-
Bases filogenéticas de las estrategias litarán conductas adaptativas de defensa, como
de respuesta ante cambios ambientales luchar, huir « paralizarse.
La neurocepción puede explicar por qué un
qué tipo de factores intervienen para modii- bebé sonrír o busca acercarse a un cuidador.
lar la reacción de dos personas cuando se en- pero llora cuando se aproxima un extraño, o por
cuentran por primera vez? Esta respuesta inicial. que un joven disfruta el abrazo de uno de sus
¿es producto del aprendizaje, dc la cultura. de padres, pero interpreta el rnismo gesto de un ex-
las experiencias familiares o de otros procesos traño como u n ataque o u n asalto.
de socialización? Y, en cada respuesta afirrnativa,
¿en que medida se trata de una respuesta que Conductas de involucramiento social
es la expresión de u n proceso neurobiológico y defensivas: estrategias adaptativas
programado en el ADN de nuestra especie? Si o desadaptativas
la respuesta es neiirobioiógica. Les diferente de la
conducta personal o son características distin- De acuerdo con el nivel de riesgo que se per-
tivas de la persona las qiie desencadenan los cibe en el aiiibierite, las conductas de ii~volucra-
sentimientos de seguridad, amor y corn~ididad. miento socialy de defensa pueden ser adaptativas
o el sentimiento de peligro?;'¿por qué algunas y desadaptativas. Desde una perspectiva clínica,
personas o yacierites responden cálidamente y las características que definen la psicopatología
con gusto a los abrazos, al apoyo desinteresado pueden incluir tanto a personas que no son há-
y otras lo rechazan?; ¿por qué algunos pacientes biles parainhihir los sistenias de defensa cuando
sonríen y se involucran activamente cuando se están en ambientes seguros, o la falta de habili-
encuentran con personas nuevas mientras que dad para activar los sistenias de defensa cuan-
otros desvían sir niirada y se alejan? do sc hallan eii atiibicntes riesgosos. Solamente
¿Hasta qué punto los avances en el conoci- cuando se está en un ambiente seguro es adap-
miento de la biología humana ayudan a com- tativo inhibir de manera simultánea el sistema de
prender los niecaiiisi~iusque activan estas con- defensa y exhibir conductas de involucrarnien-
ductas durante el desarrollo normal y el atípico? to social positivas. Una neurocepción deficien-
A medida que se comprenda más de qué manera te puede contribuir a iina reactividad fisiológica
las características conductuales activan los cir- desadaptativa en la expresión de conductas de-
cuitos neurales que facilitan la conducta social, fensivas asociadas con alteraciones psicológicas y
se tendrán niejores herramientas para ayudar a psiquiitricas espccíficas. En rl curso del desarro-
los pacientes con dificultades en su coniunica- llo. la neurocepción detecta el riesgo con mucha
ción, relaciones sociales y estado enlocional. exactitud y rapidez. La conciencia cognitiva del
El procesamiento de la iiifoririación ambien- riesgo e n los niños se empata con sus "respues-
tal que se percibe a través de los sentidos, el sis- tas viscerales" o "corazonadas" ante el peligro.i91
tema nervioso evalúa continuamente el riesgo. Cuando el sistenia nervioso detecta iin ambiente
Porgesi6.'." propuso y fundamentó el término seguro ajusta nuestras demandas metabólicas.
neuroceptimi para referirse a los circuitos neurales Las respuestas de estrés asociadas a la conducta
que permiten distinguir si las situaciones o per- de enfrentamiento o la huída, así coirio el incre-
sonas son confiables, peligrosos o amenazai~tes mento en el ritmo cardiaco y el cortisol, media-
a la vida. Debido a nuestra herencia como espe- dos por el sistema nervioso sinipático y por el eje
cie, la neurocepción ocupa un lugai- fuiidarrien- pituitario adrenal hipotalimico. se reducen o son
tal en los mecanismos más primitivos de nuestro amortiguados; igualniente una adecuada neuro-
cerebro sin que e n ella participe la conciencia. La cepción de seguridad nos preserva de entrar en
10. APORTACIONES PSICOLOGICAS A L ESTlJDIO Y TRATAMIENTO DEL DOL OR CRONICO 399
estados fisiológicos que son característicos de los cer inrnó\~iles;todos estamos familiarizados con
descensos masivos en la presión sanguínea y el las conductas de pelea y liuída. pero sabemos
ritmo cardiaco, el desmayo y la apnea. estados menos acerca de la estrategia de defensa que
que apoyan "la paralización" y "el bloqueo de consiste cn la iniiiovilización; esta estrategia la
coriductas". compartimos con los vertebrados más prirni-
¿Cómo detecta el sistema nervioso que n o liay tivos y se observa en mamíferos que fingen su
peligro o que algo amenaza la vida? ¿Qué tneca- muerte; en los liuniamos ubsenvunos iina "caída
nismos evalúan el riesgo en el ambiente? Con coriductual" frecuentemente acompañada por
la ima~enenologíade resona~zciamagnética funcional se un tono muscular muy bajo y también obser-
Iian ideiltificado las estructuras neurales especí- vamos cambios fisiológicos, disminución de la
ficas encargadas de detectar el riesgo. áreas espe- frecuencia cardiaca y de la respiración, así como
cíficas del cerebro que detectan y evalúari carac- u n descenso de La presión sanguínea. La inmo-
terísticas tales como los moviniientos corporales, vilización o paralización es uno de los mecanis-
de la cara, y las vocalizaciones que contribuyen mos de defensa más antiguos de nuestra especie.
a la impresión de seguridad o de confiatiza.["li Inhibir el movimiento hace más lento nuestro
Grupos de investigadores han identificado qiic mctabolistno y reduce nuestras necesidades (de
en la corteza liay un área que se activa muclio alimentación). a la vez que ekva nuestro umbral
cuando vemos caras familiares y escuchamos al dolor; además, al paralizartios defensivamente,
voces conocidas; este proceso de identificación los mamíferos nos inmovilizainos para algunas
de rostros y voces. así coino la evaluación de las actividades prosociales. como la concepción, el
intenciones de otros apoyadas en "mo\~imientos nacimietito de niños, el amainantarniento y el
biológicos" de la cara y de las extremidades pare- establecimiento de viiiculos sociales. Por ejem-
ce estar ubicado en.cI lóbulo temporal de la cor- plo. cuando la madre alitnenta a su bebé tiene
teza. Cuando la tieurocepción categoriza a una que limitar sus inovimientos; cuando se abraza
persona como segura, cl circuito neural inliibe a u n neonatii. Éste queda funcionalmente inmo-
activamente áreas del cerebro que organizan vilizado. Las conductas reproductivas involucran
estrategias específicas de luclia, huída 0 iiimo- un grado considerable de inmovilización; sin
vilización. Catnbios niínimos en los movimien- embargo, cuando esta cotiducta se combina con
tos biológicos que inciden sobre los receptores miedo produce cambios fisiológicos potencial-
visuales pueden modificar la neurocepción de mente letales y profuridos (por ejemplo el des-
"seguro" a "peligroso". Con este cambio los sis- censo drástico de la frecuencia cardiaca, la in-
temas neurales asociados con la conducta pro- terrupción de la respiración y la baja de presión
social se interrumpen y se activan los sistemas satiguínea). Confornie el ser liumano evolucio-
neurales relacioriados con las estrategias defen- nó, sus circuitos neurales, que originalmente es-
sivas; de manera que la aparición de una persona taban involucrados con las conductas de inmo-
confiable. de un amigo, de un cuidador. revierte vilización, se fueron modificando hasta ser útiles
los circuitos neiirales eii el cerebro que regulan en las relaciones íntimas; más aún, cori el tiempo
las estrategias defensivas. Coiiio consecuencia se las estructuras cerebrales involucradas en estas
pueden expresar coriductas de involucratniento conductas desarrollaron receptores para el neu-
social con otros: el contacto físico, la cercanía, la ropéptido oxitoxitia, que es liberada durante el
colaboración, la recuperación, etc. En contraste, proceso del nacimiento y el amamantamiento y
las situaciones riesgosas activan más los circui- que también es liberada durante actividades que
tos cerebrales que regulan las estrategias de de- ayudan a establecer vínculos sociales íntimos (la
fensa: los acercamienros sociales colisioiiaii con amistad. el enamoramiento, la relación médico-
conductas agresivas o alejamiento. paciente. etc.). Así, cuando sentimos que nuestro
ambiente es seguro. la liberación de oxitoxinas
Inmovilización sin miedo permite disfrutar la cordialidad de un abrazo,
pero cuando el sistema nervioso identifica a una
LOS humanos contamos coi1 tres csrrategias persona como peligrosa n o libera oxitoxina y nos
principales de defensa: luchar, huir o permane- resistimos al intento de abrazo.
400 Parte 6. TRATAMlEliTO DEL DDLOR

Involucramiento social: la antesala de corticobulbares) están lo siiiicientemente mieli-


los vínculos sociales y del alivio nizados desde el nacimientol"' como para permi-
tir que el neotiato identifique a su cuidador (por
El desarrollo de vinculos sociales no es sufi- medio de la vocalización o expresiones faciales
ciente para inhibir los sistemas de drfensa, las cada vez más sutiles corno sólo levantar una
personas tienen que estar también físicamente ceja) e involucrarsr en aspectos sociales y nutri-
cerca una de otra, esto es especialmente cierto cionales (por ejemplo con la mirada. sonrisas y
ciiando se trata de una madre y su bebé que for- chupeteo). La regulación neural de los rnúsculos
man una relación de apego. o dos adultos que de la cara y de la cabeza fluye cuarido algunos
construven iin vínculo social especializado. Por perciben las coriductas de involiicramiento de
s u p u e s t ~ hay
~ . diferencias muy grandes entre el otros; más especíticamente esta regulación neu-
contexto dentro del cual una madre y su hijo for- ral puede reducir la distancia social y permitir a
man una relacióti de apego g los vínculos socia- los humanos. incluso a los bebés:
les de dos personas que tratan de cooperar. Por
ejemplo, si considerarnos el desplazamiento de Hacer contacto visiial.
un bebé. que está detrrminado por el desarrollo Vocalizar con u n ritmo e inflexión atrac-
iieural inmaduro, advertiremos qiie tiene limites tiva.
tanto para acercarse como para ale.]arse de su Mostrar expresiones faciales contingentes.
madre; en contraste. dos adultos tienen ya mu- Modular los músciilos del oído medio para
chas posibilidades de ir de un lugar a otro cuan- distinguir la voz humana de los sonidos
do dan lugar a la colaboración terapéutica. Si el ambientales de manera más eficiente.
establecimiento de vínciilos sociales dependiera
únicamente de las conductas niotoras volunta- Cuando el totio de estos miisculos se encuen-
rias. los humanos recién nacidos tendrían una tra reducido, lo que ocurre espontáneamcnte en
gran desvetitaja, dado que la regulación neural respuesta a la neiirocepción de peligro o ariiena-
de sus vías niotoras espinales se halla inriiadiira za vital en el ambiente externo (una persona o si-
en el momento de nacer y le tomará varios años tuación desconocida. que tio es percibida como
desarrollarlas óptimameiite. Por fortuna el invo- confiable) o del ambiente interno (por ejemplo
lucramiento social n o depende de qué tan bien fiebre. dolor o enfermedad física), los párpados
podamos mover nuestros brazos o cuerpos; los tirndeii a cerrarse, se pierde la intlexión de la voz;
movimientos voluntarios de las extreniidades y la expresión facial positiva s e desvanece; la per-
del tronco requieren de vías neiirales qiie vincu- cepción de los soriidos de la voz se hace menos
len la cortrza a los nervios espinales. por ejem- aguda y la seiisibilidad a las conductas de invo-
plo. las vías corticobulbares. lucramiento social de otros dismiiiuye o incluso
La socialización depende de qué tan bien po- desaparece.
demos regular los músculos de nuestra cara y ca- Es importante recordar que la tieurocepción
beza. por la vinculación de la corteza con nuestro del peligro, de la amenaza contra la vida puede
t a l l ~cerebral (por ejemplo las vías corticoespina- ocurrir con respecto al ambiente externo (por
les). éstos son músculos que generan la expresión ejemplo, "expertos con bata blanca" o sitiiacio-
de nuestros rostros. tios permiten hacer gestos nes peligrosas), al ambicrite interno (interocep-
con nuestra cabeza. darle entonacióri a nuestras cióri); caras sin expresión de afecto (más que
voces, dirigir nuestras niiradas y permitirnos dis- enojadas) pueden dar pie a la neurocepción de
tinguir y filtrar las voces humanas entre todos peligro, de miedo. y perturbar el desarrollo de la
los sonidos anibientales. Las vias corticoespina- interacción normal y los involucramientos socia-
les que se comunican con los nervios espinales les recíprocos. Por ejemplo, la cara sin expresión
regulan los músculos que controlan el tronco de un niño erifertiio puede desencadenar una es-
y las extremidades; las vías corticobulbares qiie piral transaccional que produce una regulación
se conectan con los nervios craneales regulan emocional comprometida y liniita seriamente la
los músculos de la rara y de la cabeza y las vías expresión de conductas de involucramiento so-
neurales de la corteza; los nervios (por ejemplo. cial espontáneas.
IU. APORTACIONES PSICOLÓGICAS AL ESTUDIO Y TRATAMIENTO OEL D OL OR CRONICO 401
Como resultado de investigaciones inter y torio. Cabe esperarse que la fuerza o capacidad
tmnsdisciplinarias contamos ahora con una me- autorregulatoria tónica. o la capacidad de ésta,
dida del control parasimpático del corazón, la reflcjará en uiia VTC tónica más elevada. La
Tasa de Va~abilidadCardioca o VTC (por sus si- VTC más elevada en reposo (distintiva de una
glas en inglés); no se trata súlo de una respuesta estrategia de nrurocrpción adaptativa) se ha
de tipo teóricoi*' para los planteamientos antes asociado con un número de indicadores p3tt.n-
expuestos. El rstímulo parasimpático al corazón cialrs de la capacidad de autorregulación, entre
por \,ia de los nenrios vagos afei-erites afecta la ellas una mejor ejeciición en tareas cognoscitivas
aceleración desaceleración de la frecuencia ejecutivas, menos emociones riegativas durante
cardiaca relacionada con la respiración: el co- el estrés cotidiano, iin afrontamiento del estres
razón se acelera desp~iésde la inspiración y se mas efectivo y iin mejor control de i m p u l ~ o s . ~ ' ~ ~ ' ~ ~
hace más lento luego de la expiración: iin mayor Una segunda hipótesis, que deriva de la anterior,
estíniulo parasimpático produce una aceleración sugiere que una VTC más alta en situación de
y desaceleración más pronunciada e intervalos reposo anticiparía capacidad autorregulatoria.
más variables entre los latidos cardiacos; es decir. En este sentido un paciente que padcce DC cori
una VTC iiiás alra. Cabe mencionar que la VTC un perfil de VTC con estas características ten-
constituye un índice muy confiable de la ca- dría un pi-uriúsrico positivo, incluso en presencia
pacidad de autorregulación emocional de una de lesiones y con un reporte verbal (EVA) desfa-
. las esiructuras cerebrales invo-
persona, .porque vorable.
iucradas en la autorregulación y las irivolucradas
con el sistema nervioso autónomo se traslapan INTERACCI~NENTRE E M O C I ~ N
de una manera considerable, rri especial con la Y C O G N I C I ~ N(IEC)
corteza prefrontal. La ejecución de tareas auto-
mgulatorias está asociada con activación de la La emoción afecta profundamente las carac-
corteza prefrontal. terísticas operativas de la cognición ("cabeza ca-
Por el contrario. la fatiga autorregulatoria de liente") y de la sclcccióii de las acciones. Existe
manera selectiva afecta la ejecución de las tareas evidencia neurocientífica de que el afecto es iin
cognoscitivas que se consideran frontales o de prerrequisito para establecer recuerdos de larga
tipo ejecutivo.'"] Las cortezas prefrontales for- duración, y también ticric consecucricias impor-
tiiari parte de la Red Autonúmica CenWal ((Central tantes para la ubicaciún de la atenciún; por rjeni-
Autonomic iVer~~ork, CAN. por sus siglas en in- plo, el miedo tiende a focalizar la atención e n de-
glés), y también incluyen el cíngulo anterior. la talles locales. mientras que bajo condicioiirs de
ínsula, la ariiigdala, el hipotalarno y la sustancia afecto positivos, las personas tienden a focalizarse
gris prriac~educral.''~~ Esta red es en parte res- eri aspectos mucho más amplios de las imágenes
porisable del estímulo parasimpático al corazón. (Beer, Knight and D'Esposito, 2006). Las tareas
como se ha demosti-adu cuando ocurre una dis- de operación de sistemas como la movilización
minución en la VTC después de aplicar anestesia dc rccursos y la racionalización de condiictas se
cortical.'"'l apoyan en señales compactas que pueden tencr
Desde el punto dc vista cliiiico presumimos alto impacto en el fiincionamiento de una per-
que el esfuerzo autorregulatorio covana con la sona autónoma; la hipótesis subyacente es que
VTC. de manera que una \ T C más levada re- la evaluación jerárquica de las prioridades de la
fleja iin mayor esfuerzo autorrcgulatuiiu. Ya que tarea puede ayudar a los organismos a afrontar la
la CAN y las estructuras esenciales para la auto- complejidad y la inccrtidurnbre de los ambien-
rregulaciún se traslapan en el cerebro, 1;' activi- tes rxternos o internos, lo que refleja la rique-
dad cortical que acompaña esta actividad t a n - za de interacciones del procesamiento cogniti-
bién produce un increniento en el estímulo vaga1 vo y emocional en el cerebro de Lcis mamíferos.
al coraziin. Los mecanismos adaptativos pueden ajustar las
Así, una primera hipótesis clínica postula una tareas de agrupamiento y jerárquicas para ern-
VTC elevada durante el esfueno regulatorio en patar las restricciones impuestas por el tierripo.
comparacióii cori un bajo esfueno autorregula- los límites físicos y los recursos energkticos; en
402 Parte 6. TRATAMIENr0 DEL DOLDR

relación con esto, la emoción humana se hace y cogniciones cuando se hacen patológicas y se
desadaptativa no solamente cuando los procesos manifiestan en varios síndromes, por ejemplo en
de compromiso rápido superan los análisis más estados emocionales como la depresión, que in-
precavidos, sino también cuando la preocupa- cluye tristeza profunda, pensamientos enfocados
ción u otras emociones que favorecen análisis en temas de desvalorización, vergüenza e inse-
más precavidos rebasan la rapidez adaptativa. guridad. Experimentalmente los pacientes depri-
midos muestran una inclinación marcada hacia
COKMLACIONES NEURALES DE los estímulos negativos y un alejamiento de es-
LA K E G U L A C ~ ~DE
N EMOCIÓN- tímulos positivos (Beer, Knight and D'Esposito,
COGNICIÓN EN EL DOLOR 2006). Por ejemplo en el estrés postraumático,
CR~NICO los pacientes experimentan repeticiones incon-
trolables y pasivas de las vivencias asociadas al
En la década de 1990, la investigación e n neu- evento traumático que desencadenan afectos ex-
rociencias cognoscitivas y afectivas comenzó a tremos. Estos pacientes también responden con
vincular la función neural con la celular y la fi- emociones exageradas a situaciones específicas
siología. e incluso la genética molecular con los que, a su vez, los conducen a la reaparición de
procesos de nivel superior que regulan las emo- los recuerdos traumáticos; estos grupos diagnós-
ciones. ticos y los pacientes con DC comparten varios
Las aplicaciones clínicas de estos hallazgos en traslapes de IEC "anormales". En cierta medida
las alteraciones emocionales están en su fase ini- estos cuadros de alteraciones también respon-
cial y sugieren avenidas muy importantes para den a tratamientos con inhibidores selectivos del
coniprender las Interacciones Emoción-Cogni- reingreso de la serotonina, lo cual sugiere que
ción (IEC) en casos extremos, así como en los comparten los mismos sistemas neuroanatómi-
síndronies patofisiológicos de problemas psi- cos y representan una oportunidad para exami-
quiátricos, como por ejemplo el estrés postrau- nar los substratos neurales de las Interacciones
mático. que constituyen una deniostración de entre Emoción y Cognición.
cómo los pensaniientos y los sentiniientos se en-
trelazan con las alteraciones psiquiátricas; el DC Alteraciones que afectan áreas
y la manera en que estos problenias nos dan la cerebrales de procesamiento de
oportunidad para coniprender las IEC norniales. la emoción
En este contexto, es posible exaniitiar varias
condiciones en casos de alteraciones eniocio- Los estudios de neuroimagen demuestran que
nales y psiquiátricas, mediante el estudio de las las tareas de evocación emocional involucran
redes neurales a gran escala que estáti asocia- todos los lóbulos corticales, las estructuras sub-
das con los esfuerzos cognitivos !; volitivos para corticales y el cerebelo, aunque estas activacio-
modular emociones patológicas. Se ha sugerido nes tienden a ser mucho más densas e n la parte
que aunque han predominado en niuchos de ventrocortical. especialmente la corteza frontal ven- ;
estos datos los modelos dorsoventrales de las tromedial, la corteza prefrontal ventromedial. el '
IEC, las múltiples vías a través de las cuales un área subcortical. el cerebro medio y las regiones ;
individuo puede modificar sus eniociones pato- del tallo cerebral y cerebelares. La corteza frontal
lógicas con intervenciones no farmacológicas o medial !;ventral es particularmente importante i
psicológicas requieren de un modelo rieuroana- para determinar la notoriedad y generación de 1
tómico y psicológico niás complejo de los que estados emocionales; la corteza prefrontal dorso-
disponemos. medial anterior participa en varias modalidades 1
Desde los prinieros trabajos teóricos de Freud. de regulación emocional, mientras que la ven-
el pensamiento psiquiátrico privilegió que la cog- tromedial y la corteza orbitofrontal procesan la
nición y la enioción aunque no fueran opuestos información-relación, que es importante paca
representaban extremos de la merire humana. determinar las metas y evaluar los desenlaces.
En general, los trataniientos terapéuticos han Estas áreas tienen proyecciones hipotalámicas
buscado separar o integrar niejor las emociones significativas hacia las áreas del tallo cerebral vi-
lo. APORTACIONES PSICOL~GICASALESTUDIO Y TRATAMIENTO DEL DOLOR CRONICO 403
ceromotor. así como hacia la amígdala. Esta últi- gunas variaciones entre los grupos de diagnósti-
ma también proyecta hacia áreas hipotalámicas y co como cabe esperar (cuadro 8.1). Los pacien-
del tallo cerebral viceromotor y está sintonizada tes con depresión muestran un incremento de
con la información sobresaliente para la genrra- actividad en las estructuras ventrales. entre ellas
ción de respuestas rápidas y eficientes (Vuilleu- la corteza cingular anterior y srgmental. En la
mier, 2005). amígdala, los tratamientos farmacológicos están
I,a depresión. el estrés postrauniáiico y el DC asociados con una normalización de la actividad
presentan hiperactividad en las regioncs ventral en estas regiones. Los síntomas de estrés pos-
(y subcortical), descritas anteriormente, con al- traumático y los estudios de provocación han

CUADRO 10.1. Hallazgos en neuroimagenes: impacto de intervenciones farrnacológicas y psicológicas no invasivas

lnbrmacidn
Inhibicidn. emocional en Rela~acim con
lo farmecold Actividades Emmones toma de deci- reima~imenia- intemcepciái.
Lmee de bese gico EPT negativas' siones* clóri bioldglca' Dolor frb'

Áreas
dorsales

CPFdL A

Corteza pre-
lmntai don* a
lateral

CPFdM
Corteza PF 8
dorsomedial

CCAd
Corteza
-
cinaulada
anterior
U V U

Áreas
ventmles

Ina (insuia)
u 0
Sentimientos
corporales

CPFVL 0 a
cCAsg u a
Amígdala 0 0
COF Corteza
orbitofmntal 0 0
-

'Taylor, S. F and Liberzon. l. Neural Correlates of ernotion regulation in psychopathology Tmnds ni Cognitive Sciences vol 11, No. 10.
pp413-418,2001.
'Goidin e l al. The neural bases o1 ernotion regulation: Reappraisal and suppression ol negative ernotion. Biological Psychialry, 2001.
Weer J. S., R. T. Knight and M. D'Espasito.Controlling the integralion of emofion and cognilion. Psychological Science, vol. 17, No. 5,
pp 448-453.2006.
Critchey, H.. R. P. Drnelrned, E. Freatheffitone, C. J. Mathias and R. J. Doland. Volitional Contml of Auanomic Arousal: A Functional
Magnefic Resonante Study. Neuro image, 16,909-Q19.2002.
404 Parte 6.TRATAMIENTO DEL OOLOR

demostrado hiperactividad en la amígdala y en distorsionrs negativas y La reevaluación las expc-


la ínsula (aunque seria erróneo sugerir que no riencias. Esta interacción terap6iitica formalizada
se ha observado inconsistencia en estos hallaz- entre los esfuerzos cognoscitivos y los conteni-
gos. y que sólo estas regiones muestran actividad dos emocionales ha deniostrado beneficios siy-
alterada). Sin cmbargo, el patrón general de re- niticativos para aliviar síntomas de depresión y
sultados descritos en el mismo cuadro, ha sido de DC,l'X.'":"."i suministrando una confirmación
documentado de tnanera suficicritc para apoyar sólida, aurique indirecta de la validación de estas
la idea de que el afecto trastornado puede deri- interacciones.
var, por completo o parcialmente. dc la actividad
d e estas regiones. Perlil psicofisiológico de la frecuenciacardiaca inicial y
final de pacientes can cancer avanzado (N=15)
CONTROL DE EMOCIONES 78
DESREGULADAS
76
Ejemplos de intervenciones psicológicas 75
no farmacológicas y no invasivas ,
Idas intervenciones psicológicas constituyen
ejemplos instructivos de cómo "recuperar" el
control volitivo y cognitivo sobre las emociones 71 1
desreeuladas.
" .,
Las estrateeias de reeulación de SOA SOC Eslresor RNR
las emociones se han catigorizado, por un lado.
en las que recurren de la atención Pacientes adultos que recibieron tratamiento psimlógi-
co y médico en la Ciinjca de] Dolor CMN "20de Noviembr&:
(por cjciil~lola desatención se'ectiva a estímu- ISSSTE Se a~reciauna notable reducción en la respuesta
10s emocionales) y aquellas que Se apoyan e n el autonómica ante la evocaci6nlafronlamientoal DC (eclresor)
cambio co~nitivo
" (por
. eirtriplo la reevaluación de
0 .
pre-post Tx (Dominguez, Cruz, Olvera. Hernández, 2006
una experiencia negativa dentro de un contexto 2007)
positiv;).'l7l'~a ~ e r $ i a Cognoscitiva (TC)es una
intervención psicológica exitosa que consiste Otro modelo de intervención psicológica es la
básicamente en el cambio cognoscitivo y en la Terapia Interpersonal que sc enfoca cti las a-
reevaluacióti deliberada. Esta última se enfoca en prriencias actuales interpersonales y en los roles
contenidos perseverantes. rumiadores, catastró- sociales. A u n q ~ i reste enfoque no usa el mismo
ficos o depresivos, que saturan los pensamientos planteamiento teórico de la TC, su identificación
negativos acerca de uno mismo; una tendencia de las relaciones problemáticas, el enfoque a la
muy prevaiente para interpretar negativamente soluci6n de problemas, el uso de técnicas del
los eventos y una visión pesimista acerca del fu- m1 plqin,q.. también involucran la esquemata, la
turo. La T C y la de Reestructuración Cognitiva heurística o las intuiciones como sus contenidos
como la Escritura Emocional hutorreflnival'fl se más sobresalientes en las relaciones interperso-
han apoyado en un modelo de IEC, en el cual los nales, por lo tanto, ambas modalidades consti-
patrones habituales de pensamiento que gene- tuyen procedimientos con los cuales el esfuerzo
ran los estados emocionales que se conceptuali- cognoscitivo purde cambiar emociones desregu-
zan como esquemata. heurística o "corazonada", ladas y suministran u n marco de trabajo útil en
incorporan patrones psicológicos de evaluación el cual considerar las IEC.
del ambientr y atribuyen importancia a los even-
tos y a las personas. Esca modalidad es u n pro- Regulación cognitiva de emociones
ceso activo en el cual el terapeuta guía al pacien- ~ a ~ en los
~ sistemas
' ~ neuro-
g ~ ~
tr para usar de manera conscici?te y deliberada anatómicos: dorsoventral
esfuerzos cognitivos para cambiar un esquema,
elevar la conciencia de las cadena asociativas de Los estudios neuroariatúrriicos funcionales de
pensamiento, mediante la identificación de las la LEC en personas saludables han suministrado
10. APORTACIONES PSICOLÓGICAS
AL EST UDIO Y T R A T A MIE N T O D E L D O L O R CRÓNICO 405
u n análogo neural de la noción "arriba-abajo" argumentaron qiie las alteraciones psiqiiiátricas
de la reevaluación de las emociones y la cogni- pueden conceptualizarse como interacciones
ción. Se ha sugerido que las fiinciones del Ióbiilo desbalanceadas entre los sistemas dorsales y vrn-
frontal están divididas en componentes dorsales trales. En este orden de ideas. la depresión piiebe
y ventrales. verse coiiio una falla de las áreas dorsales para
A diferencia de los sistemas ventrales que ge- regular las ventrales y los sistemas productores
neran eniociones y valencias de rvaluación. las de emociones. e n gran niedida compartido tam-
tareas que requieren control cognitivo -la ha- bien en el DC. Estos investigadores reconocen
bilidad para frenar deliberadamente y reubicar las interacciones complejas que deben tomarse
recursos para las demandas de ciertas tareas y en cuenta entre y dentro de estos sistemas. En
satisfacer metas personales- se apoyan más en la teoría construida sobre la noción general de
las regiones dorsales. Las funciones de control IEC recíprocas, u n conjunto sobresaliente de ha-
específico como cambiar de tarea, memoria de llazgos indica disminuciones de la actividad en la
trabajo y ubicación de la atención apropiada al corteza prefrontal. dorsolateral en la depresión
contexto, precisan redes de la corteza prefrontal y una nornializacióii con el tratamiento. aun-
dorsolateral y parietal lateral. Funcionalniente se que persiste hcterogeneidad a traví-S de diferen-
presenta una relación recíproca entre algunas re- tes estiidios. Igualmente estudios sobre el estrés
giones \,entrales y dorsales como la actividad en postraumático han mostrado disminuciones del
la corteza frontal niedial y ventral. parte de la lla- reclutaniiento de la corteza cingiilada anterior
mada "red por default", la cual disminuye duran- dorsal y de la corteza prefrontal dorsomedial,
te las tareas cognoscitivas demandantes de aten- que adicionalmente apoya la noción de actividad
ción. Ocurre una menor desactivación cuando reducida de las regiones de control cognoscitivo
una tarea tiene elevado gradiente motivacional. en las alteraciones psiquiátricas. En esta noción
con características inductoras de ansiedad o de de la organización dorso\,entral, si los conipo-
autorrelevancia. aunque la red por default pro- nentes ventrales ejecutan procesos emocionales,
bableniente ejecuta otras funciones rio einocio- cabe lógicamente anticipar que las intenrcncio-
nalcs. Se Iia sugerido que esta relación recíproca ncs psicológicas. como las que hemos tnencio-
de redes cerebrales es un análoga ncural de las nado. mejoran la habilidad de los pacientes para
Iiiteracciones Emoción y Cognición. controlar las actividades desreguladas, pero tam-
Al considerar esta organización dorsoventral biCn aumentan la actividad cerebral en las regio-
de la fiinciones cerebrales, Phillips et al (2003) nes dorsales relacionadas con el control.

[ l ] Crombez, C.. S. Van Damme. C. Ecclcston. Hy- tion patterns. Juurnal nfIJersonuii~and Soiial I-p-
pcrr,iligance 10 pain: ari experimental and cliiiical cholo,^. 74. 774-789. 1993.
analysis. Pain 116:4-7. 200.5. 161 Porges. S. M< Emotiori: An euolutionar?.by-pro-
[2] Rainvillc, P., Q. V. I-iuynh Bao, P. Chrétieii. Pain- diicr of ttie iieural regulation of the autonomic
relatcd ernotions modulate experimental yain rienroiis system. Anno1.r of i h i~%'~d' York Acadmj, ? /
perceptioii and autonomic rcsponsrs. Pain, 118. Srtenres, 80;. 62-77. 1997.
~06-~18,2005. [?I Porges. S. \V. Love: An cnicrgent propcq of rtie
. . Craic.
131 u A. D. Forebrain einocional asvnimctnr:a mümmalia~lautonomic nenous system. P?pcho-
nr~iroanatdmical basis? Trcrids i i ' ~oqn;tive
Scirnces, 2005.
- nruroen<lominolog,23, 837.861.1998.
(81 Porgcs, S. U!., T. B. Dominguez, E. M. Rangrl S
,. H. D.. R. N. Melnied. E. Featherstone.
141 Critctilcv. M. A. Criiz. LaTcoría Polivag.il. CONACyT Pro-
C. J. Mathias and R. J. Dolar. irolitional control yecto MO-299-Facultad d i Psicología L!N.iM.
of autonomic arousal: A functional magrietic 2006.
resonaiice st~idy.Nuiiroima,q~.16, pp. 909-919. 191 Gigerenzer. G. Gut feelings: Thf intelligcrice i>f
7nn7
u"..u. thc unconscious. Viking Press, Ne\v York, 2007.
151 Muraven, M.. D. M. Tici. & R. F. Baumeiser. Srlf- [lo] Villemure. C., M. C. Bushncll. Cogtiitive modu-
coritrol as a limited resource: Regulate- deplc- lation of pain: How do atterition and cniotion
406 Parte 6. TRATAMIEb1TO DEL DOLOR

intluence pain processing? Pain, 95. pp. 195-99, 1211 Turk. D. C. & A. Okifuji. Psycliological factors
2002. in chronic pain: Evolution and rn~olution.Journal
[ l l ] han.G. L..J.J. Sollers. R. D. Lane, D. M. Labi- of Consulting and Clinical Psycholu,g, 70, 678-690.
ner. A. M. Herring, M. E. Weinand. R. Hutzler & 711117
J. F. Thayer. Hean rate and hean rate variability 1221 Turk. D. Understanding pain sufferers: The role
changes in the intracorotid sodiuni amobarbital of cognitive processes. Thr Spinr luiitnal. 4, 1-7,
test. Epilpyria, 42,912-921.2001. 2004.
[12] Casry. B. J., N.Tottenham, C. Liston and S. Durs- [23] Blakeslee, S. and M. Blakeslee. Wiere niind and
ton. Imaging the developing brain: What Iiave body meet. Scie?~t$cAmenCanMind. vol. 18, No. 4
we learned about cognitive development? Trcnds August/September, 44-51,2007.
in Cugnitizle Sciences. vol. 9, No. 3, pp. 104-110. 1241 Carson. L. E.. M. Speca, P. Faris and K. D. Pa-
2005. tel. One year pre-post intervention follow-up
1131 Schmeichel, B. J.. K. D. Vohs & R. F. Baumeister of psychological, immune, endocrine and blood
Intellectual performance and ego depletion: Role pressure outcomes of mindfulness-based stress
of the self in logical reasoning and other infor- reduction (MBSR) in breast and prostate cancer
mation processing. Journal of Personalip and Social outpatients. Brain, Behaviot; and Immunip, vol. 21,
Psychohgy, 85,33-46,2003. lssue 8. 1038-1049,2007.
[14] Thayer, J. F. & R D. Lane. A model of neurovis- [25] Deitiaree. H. A,. B. J. Schmeichel, J. L. Robinson,
ceral integration in emotion regulation and dys- J. Pu. D. E. Everhat, G. G. Berntson. Up-and-
regulation. Joumal gf Affemz'e Disoniers, 61, 201- doivn-regulating facial disgust: AfFective, vagal,
216,2000. sympathetic, and respiratov consequences. Bio-
1151 Hansen. A. L.. B. H. Johnsen & J. F. Thayer. Va- hgical Qsckology, 71 :90-99.2006.
gal intluence un workúig mriiiory and attention. [26] Critchley, H. Eniotion and its disordrrs. Britijk
Intmarional Journiil uf Fhysiology, 48. 263-274. Medical Bullerin, 6535-48. 2003.
2003. [27] Crombez. G.. J. W. Vlaeyen, P. H . Heuts. R. Ly-
[16] Johnsen, B. H.,]. F.niayer, J. C. Labe5.B. Worm- sens. Pain-related fear is more disabling than
nes. M. b a d a l , E. Skaret, G. Kvale & E. Berg. pain itself: Evidence on thr role of pain-related
Attentional and phvsiological characteristics of fear in chronic back pain disability. Pain, 80:329-
patients with dental anxiew. Arme@ Disordcrs. 17, 39,1999.
?S-87, 2003. [28] Pennebaker, J. W. Confessiori. irihibition and di-
1171 Ochsner, K. M. arid J. J. Gross. The cognitive sease. Advances in E.xp~virnr*ntulSurial Psychoh~,

2005.
-
control of emotion. Trends Coen. Sci.. 9,242-249. 22,211-244,1989.
[29] Porges. S. W. Tlie polyvagal theuv: Phvlogenetic
1181 Pennebaker, J. W Confession. inhibition. and substratrs of a social nervous system. Inrrmatio-

22.211-244,1989.
, ..
disease. Advances in Errierimental Socid Psvchoba~. tmlloirmal of Psyckopkysiol~~gy,42. 123-146,2001.
1301 Porges. S. W.. T. B. Dominguez. E. M. b n g e l y
1191 Austin, M. A,, T. C. Riniolo and S. Porges. Bor- M. A. Cruz. La Teoría Polivagal. CONACyT Pro-
derline ~ersonalitvdisorder and emotion reeula-
u
yecto MO-299-Facultad de Psicologfa. UNAM,
tion: lnsights from the polivagal t h e o . Brain and 2006.
Cogniiion, vol. 65, Issue 1.69-76.2007. 1311 Siegle, G. J. et al., 2002.
1201 Barlow, D. H. Anxiety and its disorders: The na- 1321 Todd. P. M. and G. Gieerenzer.
" Environments
ture and treatment of anxieq and panic (2nd. that make us sman. C u m t Directions in Psychalo-
ed.). Guilford Press, New York, 2001. sical Science, vol. 16, No. 3,167-171.2007.

También podría gustarte