Desde el año 2002 al 2009, los Centros Emergencia Mujer del MIMDES registraron

233,240 casos de mujeres que fueron víctimas de violencia familiar y/o sexual;
asimismo, tan solo en el año 2009 se documentaron 139 casos de feminicidio y 64
tentativas, según el Registro de Feminicidio y Tentativa del MIMDES. Estas alarmantes
cifras solo comprueban la preocupante situación de vulnerabilidad en la que se
encuentra la mujer peruana. A pesar de que en el 2009 se creó el Plan Nacional contra la
Violencia hacia la Mujer (2009-2015), a la actualidad, es evidente cómo las medidas
asumidas por el estado para combatir y erradicar la violencia en contra de la mujer, no
contemplaron los reales factores que la causan y por ello, han resultado
lamentablemente ineficaces. A continuación, se tratará con mayor precisión los motivos
por los cuales se considera que las medidas que el estado asumió, fracasaron.
Las medidas que el gobierno ha tomado hasta el momento para frenar la ola de violencia
hacia la mujer, no ha obtenido resultados positivos. En primer lugar, según información
recogida por el diario El Comercio en base a los cálculos del Programa Nacional contra
la Violencia Familiar y Sexual del MIMP, solo hasta octubre de este año se registraron
108 casos de feminicidio y 222 tentativas del delito, lo cual equivale a un 13% más que
los casos reportados durante todo el año 2015. Ello evidencia cómo en años recientes,
las cifras de feminicidio, en vez de disminuir—por el contrario— han ido en aumento.
En segundo lugar, el Plan Nacional contra la Violencia hacia la mujer, solo contempla
en el tercer punto estratégico, como único posible factor determinante de la violencia
hacia la mujer, el relacionado a patrones socioculturales. Si bien es cierto que el
feminicidio y el panorama de violencia hacia el sexo femenino se facilita y expande en
una sociedad machista y con falta de empatía como la nuestra, acusar a ello como el
único factor, representa una visión muy estrecha de la real concepción del problema.