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Sistema Monetario Internacional
Sistema Monetario Internacional
Historia
Ha habido varios sistemas monetarios durante la historia humana. Distintas culturas han
utilizado varias materias como patrón para avalar los pagos de transacciones como la sal, el
cacao o la más común durante siglos, los metales preciosos (oro). En 1867 el medio de
cambio oficial fue el oro y los países fijaban la tasa de intercambio de su divisa a una
cantidad (peso) de oro. Esto fue un tipo de cambio fijo y, entonces, la expansión monetaria
de un país estuvo limitada a la cantidad de oro que tenía el gobierno. El estándar o patrón
de oro estuvo vigente hasta la primera guerra mundial.
Entre 1914 y 1944, se permitían que las divisas fluctuasen de forma abierta contra el oro y
entre sí. Esto dio lugar a muchas transacciones de especuladores que vendían caro y
compraban barato las divisas (short selling). Al final de este periodo, el dólar
estadounidense era la divisa de mayor confianza y la más conveniente a convertir en oro.
En 1944 con la segunda guerra mundial terminada, los líderes aliados se reunieron en
Estados Unidos en la conferencia Bretton Woods para tomar decisiones sobre cómo
articular el sistema monetario internacional. El sistema monetario resultante se sustentó en
que las divisas mundiales se fijarían a una tasa fija del oro ($35/onza de oro) pero los países
no tenían que convertir su moneda en oro sino en dólares estadounidenses. Esto significaba
que alguien que quería convertir su dinero en oro primero se lo tenía que convertir en
dólares a su tasa fijada. Esto convirtió el dólar en la divisa clave para el mundo. Entonces,
la mayoría de los bancos centrales utilizaban los dólares como reserva principal. La presión
sobre el dólar, al poderse convertir en oro, llegó a un punto en que otros países desconfiaba
de la habilidad del dólar de afrontar todas las conversiones al nivel mundial.
En 1971 el Presidente de Estados Unidos Richard Nixon y el Secretario del tesoro John
Connally mandaron suspender la convertibilidad del dólar en oro. Argumentó que esto
combatiría la inflación dentro del país y protegería el valor del dólar contra la devaluación
y los especuladores monetarios internacionales. También impuso una tarifa del 10% en los
bienes importados para crear empleo y mejorar la balanza comercial de los EE.UU. Se
implantó brevemente un sistema de dos niveles de oro, pero el sistema Bretton Woods llegó
a su fin en 1973. El sistema monetario internacional tiene muchos aspectos, pero
mayoritariamente se dice que las divisas funcionan con el sistema flotante aunque hay
rumores que se vuelve a un sistema de patrón de oro u otro.
El SMI (sistema monetario internacional)
Es el conjunto global de gobiernos e instituciones que determinan las reglas y normas
monetarias para el intercambio internacional de bienes y servicios (los pagos y cobros de
estas transacciones), la monitorización de las tasas de cambio de divisas, la disponibilidad
de los flujos de capital, el ajuste de las balanzas comerciales de los países y la gestión de
los mercados financieros y de divisas.
El SMI tiene las siguientes funciones principales:
En primer lugar, asegurar la convertibilidad de las divisas mundiales sobre la base
de un régimen acordado internacionalmente para el intercambio de monedas y las
transacciones comerciales, lo cual es una función fundamental. Además, la creación,
el perfeccionamiento y el mantenimiento de un sistema regulador fiable para el
intercambio de bienes y servicios, que se conforma en una de las tareas cardinales
para estabilizar las tasas de intercambio según las fluctuaciones de demanda y oferta
en el mundo.
El equilibrio de las balanzas comerciales de los países por las variaciones en los
tipos de cambio a lo largo del tiempo.
El SMI debe mantener suficiente liquidez y disponibilidad de divisas para los flujos
comerciales y de capital. Esto tiene que ver con las decisiones de los bancos
centrales, el Fondo Monetario International (FMI) y otras organizaciones e
instituciones bancarias y financieras al nivel mundial sobre las reservas, los activos
financieros y los precios de commodities.
Los principales objetivos básicos que persigue el SMI son los siguientes:
Marco común: Proporcionar un sistema de reglas y normas ampliamente aceptado
de modo que los países puedan entenderse e intercambiar flujos comerciales y
financieros libremente
Convertibilidad: Asegurar la convertibilidad de las divisas a través de un sistema de
intercambio internacional (en donde el tipo de cambio es el precio relativo de las
monedas)
Liquidez: Proporcionar y asegurar suficiente liquidez para que los flujos entre
países no se vean restringidos artificialmente
Ajuste: Corregir, en la medida de lo posible, los desequilibrios en balanza de pagos
de los países. Lo anterior puede incluir otorgar facilidades de financiamiento
Medios de pago mundiales: Crear y desarrollar medios de pago internacionalmente
aceptados
El sistema monetario europeo
Un avance verdaderamente importante de los arreglos monetarios internacionales comenzó
en marzo de 1979 con la instalación del Sistema Monetario Europeo (SME). Este sistema
nació de la flotación conjunta de las seis monedas principales europeas frente a otras
divisas. El primer paso clave del SME fue la creación de una nueva unidad monetaria, el
ECU (European Currency Unit), que define los tipos de cambio centrales de las divisas de
los países miembros de la Comunidad Europea.
El SME se formó para fomentar una mayor estabilidad cambiaria en Europa y generar un
crecimiento económico más estable y equilibrado, con una base más firme. Aunque los
tipos de cambio centrales han variado de vez en cuando, en general se considera que el
sistema ha alcanzado sus objetivos en cierta medida. Como la mayor estabilidad cambiaria
requiere un grado de coordinación de las políticas macroeconómicas, el SME también ha
fomentado una convergencia parcial de políticas y tasas de inflación.