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Unidad 1: Sofistas – La ley en la Atenas clásica: la crisis de los siglos V y IV

Textos para el análisis:

1)- HERODOTO, Historias, VII (152): Si todos los hombres trajeran a un lugar sus
desdichas personales para intercambiarlas con las de sus vecinos, cada uno, después de
haber examinado bien las desdichas ajenas, volvería a llevarse las propias con alegría.
Darío, en el tiempo en que reinaba, llamó a los griegos que estaban en su entorno y les
preguntó a qué precio consentirían comerse a sus padres muertos. Los griegos, por
supuesto, rechazan la idea. Entonces Darío llama a ciertos hindúes que se dice que se
comían a sus padres y en presencia de los griegos que, por intermedio de un intérprete,
comprendían lo que se decía, les preguntó a qué precio aceptarían quemar a sus padres
muertos: los hindúes naturalmente se horrorizan. Tal es, en estos casos, la fuerza de la
costumbre; y en mi opinión, Píndaro dice la verdad cuando declara que la ley es la reina
del mundo.

Contexto: tomar en cuenta la acción de Heródoto, historiador griego pero no sofista que
resulta fuente textual para la sofística posterior respecto del problema del relativismo
cultural de los valores. Detenerse en el análisis de las costumbres funerarias griegas e
hindúes. Comprensión antropológica de la oposición y sentido de la cita de Píndaro al
final del texto. Heródoto será fuente de la primera oposición sofística.

2)- PINDARO (Fragmentos de libros no seguros), Fr. 169a: El nómos, rey de todos los
seres, mortales e inmortales, los lleva de su brazo soberano y justifica la extrema
violencia.

Contexto: Píndaro no es sofista sino poeta elegíaco pero su fragmento tuvo un enorme
peso en la historia conceptual de la sofística (particularmente para la segunda oposición).

3)- ANONIMO, Dialexeis (razonamientos dobles): Razonamientos dobles se dicen


también de lo bello y de lo feo. Pues unos dice que una cosa es lo bello, otra lo feo, que
la diferencia, como en el nombre, también existe en la realidad; pero otros, que es lo
mismo lo bello y lo feo. Por mi parte, intentaré exponerlo de la manera siguiente. Por
ejemplo, en efecto, para un jovencito en la flor de la edad complacer a quien le alama es
bello, a quien no le ama es feo. Que las mujeres se bañen dentro de su casa es bello, en
la palestra es feo. (Sin embargo, para los hombre tanto en la palestra como en el
gimnasio es bello) […] Hacer bien a los amigos es bello, a los enemigos es feo. Huir de
los enemigos es feo, de los antagonistas en el estadio es bello. Asesinar a los amigos y
conciudadanos es feo, a los enemigos es bello. Y así en relación con todo. Entre
nosotros, en efecto, es bello que las mujeres hilen y trabajen la lana, mientras que allí en
Egipto los hombres, y que alas mujeres hagan lo que aquí hacen los hombres. Amasar la
arcilla con las manos, la harina con los pies, para ellos es bello, para nosotros lo
contrario. Creo que si alguien diese órdenes a todos los hombres de reunir en un mismo
lugar aquellas cosas que consideran feas y a continuación tomar de ese montón aquellas
que cada uno considera bellas, no quedaría ni una sola sino que entre todos las irán
tomando todas. Pues nadie las considera igual. Para decirlo en una palabra, toda las
cosas en el momento oportuno (kairós) son bellas, fuera del momento oportuno son feas.
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¿A qué conclusión he llegado? Con que he dicho he demostrado que las cosas bellas y
la feas son las mismas y lo he demostrado con estos ejemplos.

Contexto: comprender el sentido de los “razonamientos dobles” como ejemplificación


y defensa de la posición sofística del carácter relativo de los valores. Tomar en cuenta la
equivalencia griega: por un lado, bello = bueno = verdadero y, por otro lado, feo =
malo = falso.
A partir de allí, comprender la posición relativista y la absolutista en la determinación
de los valores. Identificar el concepto central de Antifonte, kairós que podemos traducir
por “momento adecuado” o “propicio” pero también “circunstancia”. Es decir, el
relativismo de Antifonte se define por el kairós (los valores son relativos a la
circunstancia).

4)- ANTIFONTE, Fragmento A: Justicia consiste en no transgredir las instituciones de


la ciudad en la que se vive como ciudadano. Así, pues, un hombre practicará la justicia
con gran utilidad propia si hace mucho caso de las leyes cuando hay testigos, pero si se
halla solo y sin testigos ha de cumplir los dictámenes de la naturaleza. En efecto, los
preceptos legales son impuestos, los de la naturaleza obligatorios: los preceptos legales
son producto de un pacto, no innatos; los de la naturaleza innatos, no productos de
ningún pacto.
Así quien conculca las disposiciones legales mientras pasa desapercibido a quienes
establecieron el pacto, se ve libre de ignominia y de castigo; si no pasa desapercibido,
no. Nuestra indagación tiene por objeto lo siguiente: muchas disposiciones legales se
hallan en conflicto con la naturaleza. Efectivamente, se establecen leyes en relación con
los ojos sobre lo que han de ver y lo que no, en relación con las orejas sobre lo que
deben oír y lo que no, en relación con la lengua sobre lo que debe decir y lo que no, en
relación con las manos sobre lo que deben hacer y lo que no, en relación con los pies
sobre dónde han de ir y dónde no, en relación con la mente sobre lo que debe desear y
lo que no.
La obediencia a las leyes no sería desventajosa. Empero, es obvio que la justicia legal
no puede servir de ningún apoyo para quienes la aceptan. Para empezar, la ley permite
que el ofendido sea ofendido y que el ofensor ofenda, y, en segundo lugar, no impide
que el ofendido sea ofendido y que el ofensor ofenda; y cuando se remite al castigo, la
ley no es más proclive al ofendido que al ofensor. Es necesario que el ofendido
convenza a los jueces de que él ha sido ofendido y que la defensa que haga consiga la
victoria. Al ofensor, empero, le queda el poder negarlo. Y eso es grave, es decir, que la
fuerza de la persuasión que la acusación otorga al acusador es la misma en el ofendido
que en el ofensor. De esto se sigue una victoria de palabras.

Contexto: Por un lado, identificar al sofista Antifonte a partir de las propiedades


opuestas que le otorga a la physis y al nómos. Por otro lado, comprender la justificación
de la defensa de la primacía de la physis sobre dos ejemplos: primero, las facultades
naturales del hombre limitadas por las leyes y, segundo, la escena jurídica como debate
discursivo que no puede reparar la physis.

5)- PROTAGORAS, Fragmento: Discursos demoledores: “El hombre es la medida de


todas las cosas, de las que existen en tanto que existen, de las que no existen en tanto
que no existen”.

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