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Giuseppe Verdi

Fotografía de Giuseppe Verdi (ca. 1870), por Ferdinand Mulnier (1817-1891)

Giuseppe Fortunino Francesco Verdi (Le Roncole, Busseto, Italia, 10 de octubre de 1813


- Milán, 27 de enero de 1901) fue un compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX.
Nació cerca de Busseto, en el seno de una familia rural de escasos recursos, y desarrolló una
educación musical con la ayuda de un mecenas local. Llegó a dominar la escena de la ópera
italiana y fue puente entre el bel canto de Gioachino Rossini, Vincenzo Bellini y Gaetano
Donizetti —que le influyeron— y la corriente del verismo de Giacomo Puccini, Pietro
Mascagni y Ruggero Leoncavallo.
En sus primeras óperas, mostró simpatía por el movimiento del Risorgimento, que buscaba
la unificación de Italia. También participó brevemente como político electo. El coro «Va,
pensiero» de su primera ópera Nabucco (1842) —y coros similares en óperas posteriores—
estaban muy en el espíritu del movimiento de unificación y se llegó a considerar al propio
compositor como un representante de estos ideales. Sin embargo, Verdi, una persona
intensamente reservada, no trató de congraciarse con los movimientos populares y, a medida
que tuvo éxito profesional, redujo su carga de trabajo operístico y buscó establecerse como
terrateniente en su región natal. Sorprendió al mundo musical al regresar, después de su éxito
con la ópera Aida (1871), con tres obras maestras tardías: su Réquiem (1874) y las
óperas Otelo (1887) y Falstaff (1893).
Fue autor de algunos de los títulos más populares del repertorio lírico, como los que
componen su trilogía popular o romántica de su período medio: Rigoletto, El trovador y La
traviata.

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Giuseppe Fortunino Francesco Verdi (Le Roncole, Busseto, Italia, 10 de octubre de 1813


- Milán, 27 de enero de 1901) fue un compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX.
Nació cerca de Busseto, en el seno de una familia rural de escasos recursos, y desarrolló una
educación musical con la ayuda de un mecenas local. Llegó a dominar la escena de la ópera
italiana y fue puente entre el bel canto de Gioachino Rossini, Vincenzo Bellini y Gaetano
Donizetti —que le influyeron— y la corriente del verismo de Giacomo Puccini, Pietro
Mascagni y Ruggero Leoncavallo.
En sus primeras óperas, mostró simpatía por el movimiento del Risorgimento, que buscaba
la unificación de Italia. También participó brevemente como político electo. El coro «Va,
pensiero» de su primera ópera Nabucco (1842) —y coros similares en óperas posteriores—
estaban muy en el espíritu del movimiento de unificación y se llegó a considerar al propio
compositor como un representante de estos ideales. Sin embargo, Verdi, una persona
intensamente reservada, no trató de congraciarse con los movimientos populares y, a medida
que tuvo éxito profesional, redujo su carga de trabajo operístico y buscó establecerse como
terrateniente en su región natal. Sorprendió al mundo musical al regresar, después de su éxito
con la ópera Aida (1871), con tres obras maestras tardías: su Réquiem (1874) y las
óperas Otelo (1887) y Falstaff (1893).
Fue autor de algunos de los títulos más populares del repertorio lírico, como los que
componen su trilogía popular o romántica de su período medio: Rigoletto, El trovador y La
traviata.

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