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Los últimos conocimientos en cada área de la ciencia se colocan en forma de artículos sobre

revistas altamente especializadas reconocidas y validadas. Es tarea del científico leer todas las
publicaciones relevantes y digerir el conocimiento para diseñar nuevas hipótesis y
experimentos para aumentar el conocimiento en un área específica de la ciencia. Cuando hay
una emergencia como la enfermedad actual SARS COVID-2 que afecta a todos los países del
mundo, observamos un aumento espectacular en el número de publicaciones que no pueden
ser seguidas por el científico. Estos fenómenos ocultan resultados importantes que pueden
hacer una contribución importante a la ciencia.

Un ejemplo de este fenómeno en la base de datos mundial de virus tenemos un aproximado


180 000 virus, esos virus comprenden todos los virus conocidos hasta la fecha. Sabemos que
la mayoría de las enfermedades que causa cada virus, ese conocimiento se coloca en cada
artículo que describe el virus. No hay una manera fácil de clasificar los virus de acuerdo con los
diferentes tipos de enfermedades. Para crear esta organización de la información, necesitamos
leer cada uno de los 180.000 artículos para extraer las enfermedades y luego llenar la base de
datos. Esta tarea podría tomar varios meses para que un equipo lea esos artículos y almacene
los resultados, o podemos diseñar y entrenar un PNL que pueda hacer la misma tarea en un
par de horas. La misma historia se repite cuando estamos buscando epítopos que pueden ser
el objetivo de un medicamento en particular. Incluso si tenemos el conocimiento, no hay una
manera sencilla de procesarlos para derivar nuevas inferencias que apunten a nuevos
descubrimientos.

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