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El matrimonio como sacramento cristiano

El sacramento es un momento sagrado de encuentro con Jesucristo, quien es fuente de


vida y salvación eterna. Existen 7 sacramentos en la Iglesia y uno de los que refleja a
Dios es el sacramento del matrimonio, refleja esa comunidad indivisible en el amor que
al fin y al cabo es el Hijo, el Padre y el Espíritu Santo. (Génesis 2, 24) dice, El hombre
dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer y los dos ser un solo ser.

Desde el principio de la creación, cuando Dios crea a la primera pareja, la unión entre
ambos se convierte en una institución natural, con un vínculo permanente y unidad total
(Mateo 19,6). Por lo que no puede ser cambiada en sus fines y en sus características, ya
que de hacerlo se iría contra la propia naturaleza del hombre. El matrimonio no es, por
tanto, efecto de la casualidad o consecuencia de instintos naturales inconscientes.

El sacramento del matrimonio es la unión conyugal, válidamente contraída entre dos


bautizados, que Nuestro Señor Jesucristo elevó a la dignidad de sacramento durante su
primer milagro realizado en Caná de Galilea. En el matrimonio se les confiere la gracia
de amarse el uno al otro y de educar cristianamente a sus hijos.

Este sacramento se lleva a cabo mediante una promesa hecha ante Dios y ante la Iglesia,
que es aceptada y sellada por Dios y se consuma por la unión corporal de los esposos.
Dado que es Dios mismo quien anuda el vínculo del matrimonio sacramental, este
vínculo une hasta la muerte de uno de los contrayentes.

El matrimonio entre dos fieles católicos se celebra, normalmente, dentro de la Santa


Misa. En la Eucaristía se realiza el memorial de la Nueva Alianza, en la que Cristo se
unió a su esposa, la Iglesia, por la cual se entregó. Por ello, la Iglesia considera
conveniente que los cónyuges sellen su consentimiento con la ofrenda de sus propias
vidas. De esta manera unen su ofrenda a la de Cristo por su Iglesia.

Para que haya matrimonio sacramental se necesitan obligatoriamente tres elementos: a)


el consentimiento expresado en libertad, b) la aceptación de una unión exclusiva y para
toda la vida y c) la apertura a los hijos. Pero lo más profundo en un matrimonio
cristiano es la conciencia de la pareja de ser una imagen viva del amor entre Cristo y su
Iglesia.

En terminos legales dentro del matrimonio existe un patrimonio pero cuando hablamos
del sacramento del matrimonio, los bienes en él no son cosas sino personas.
Recordemos la definición canónica del matrimonio, “La alianza matrimonial por la que
el
varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida ordenado por su
misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole.”
(c.1055)
Otra de las propiedades del matrimonio es la totalidad, los esposos han de entregarse
totalmente el uno al otro: cuerpo, sentimientos, inteligencia y voluntad. Una entrega de
todo lo que son. No podemos amar nada más a una parte del otro. Lo debemos amar
todo:
con sus defectos y cualidades, en todas las circunstancias, en lo próspero y en lo
adverso, en la salud y la enfermedad.

La maternidad y la maternidad responsable son las funciones que un matrimonio debe


de cumplir, ya sea en cuanto a al número de hijos, o por el número de hijos que desean
tener. Es derecho, únicamente, de los esposos decidir el número de hijos que van a
procrear. No se puede olvidar que la paternidad y la maternidad es un don de Dios
conferido para colaborar con Él en la obra creadora y redentora.

El matrimonio es indisoluble por tres razones:


Por un lado porque corresponde a la esencia del amor el entregarse mutuamente sin
reservas; luego porque es una imagen de la fidelidad incondicional de Dios a su
creación; y es también indisoluble, finalmente, porque representa la entrega de Cristo a
su Iglesia, que llegó hasta la muerte en Cruz.

Cuando se habla de que el matrimonio es un sacramento indisolubre, nos podriamos


hacer la pregunta ¿Podría la Iglesia anularlo? La nulidad de un matrimonio se declara
cuando no existió nunca el vínculo matrimonial (no existió el Sacramento) por haberse
llevado a cabo bajo algún impedimento. Cuando el tribunal eclesiástico declara nulo un
matrimonio, se dice que fue anulado.

La Iglesia es la única que tiene el poder de declarar nulo el sacramento y existen varias
razones por las cuales un matrimonio cristiano podría ser anulado, una de ellas se
encuentra en el consentimiento que es cuando decimos “Yo José te acepto a ti, María”,
si una de las dos partes no esta en su sano juicio a la hora del concentimiento el
matrimonio podría ser anulado.

También existen diversas razones por las cuales no se puede recibir el sacramento del
matrimonio, como la falta de edad, la importencia, un vinculo matrimonial anterios, el
rapto, que una de las partes no esté bautizada, las personas que han recibido el
sacramento del orden, el crimen, la consanguinidad o matrimonio con algun parentezco
natural, la afinidad, el parentezco legal o matrimonio con violencia.

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