Está en la página 1de 4

Origen y Evolución de

los Contratos

Imagen extraída el 20 de diciembre del 2017 de http://2.bp.blogspot.com/-


VGGRCmI64q4/VeIA7SdjdqI/AAAAAAAASv8/HcLFAzmwY20/s1600/Contrato-gratuito.jpg

Referencias Bibliográficas
Subero Isa, J. A. (2010). El Contrato y los Cuasicontratos. Tercera Edición. Editora
Corripio. República Dominicana.

Barrientos Grandon, J. (2001). Apuntes Sobre Derecho de las Obligaciones.


Universidad Diego Portales. Recuperado de:
http://www.oocities.org/gwilliam81/obligaciones.pdf

Enciclopedia Jurídica. (2014). Vicios de la voluntad. Recuperado


de: http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/vicios-de-la-voluntad/vicios-
de-la-voluntad.htm

Código Civil Dominicano. Artículo 1108 y siguientes.


Antes de referir sobre el nacimiento de esta figura jurídica, decimos que el
contrato, que se encuentra enmarcado dentro de las fuentes voluntarias, es
definido por el artículo 1101 del Código Civil como un convenio en cuya virtud
una o varias personas se obligan respecto de una o varias otras, a dar, hacer, o a
no hacer alguna cosa. Dice nuestro máximo tribunal judicial que el contrato es
un acuerdo de voluntades que crea obligaciones.

El derecho de los contratos ha sido ampliamente estudiado. Es la parte del


derecho que mejor se conoce, debido a la influencia que, desde hace siglos, el
derecho romano ha ejercido sobre esta materia.

Desde mediados del siglo pasado, el derecho de los contratos se ha


enriquecido considerablemente, por el surgimiento de problemas nuevos, por
soluciones nuevas a problemas viejos y por el uso en el ámbito comercial de
nuevos tipos de contratos, como el contrato de franquicia, la distribución
exclusiva, el suministro, el factoraje, el arrendamiento financiero (o leasing), el
contrato de transferencia de tecnología, el contrato de elaboración de
programas de computadoras, entre otros.

Al tratar el tema de los contratos, necesariamente hay que penetrar en algunos


aspectos del derecho que tradicionalmente se han clasificado dentro de la
teoría general de las obligaciones, porque sus efectos se hacen sentir
primordialmente en relación con los contratos, como sucede con el
cumplimiento del contrato y la responsabilidad en caso de incumplimiento, la
solidaridad, las condiciones, las prestaciones alternativas, entre otros aspectos
de la relación contractual.

Siguiendo la tendencia doctrinal que impera desde hace más de un siglo, el


objeto primordial de estudio de los contratos es la jurisprudencia. Su estudio es
ilustrativo porque muestra no solamente un principio jurídico determinado, sino
el alcance que recibe este principio al ser proyectado sobre los hechos que
dieron lugar al conflicto.

2
Cuando se usa la jurisprudencia para ilustrar la aplicación del derecho se está
siguiendo la pauta plasmada por un gran jurista del siglo XVIII, Robert-Joseph
Pothier.

Cuando se habla de la negociación de un contrato se trata de referirse al


instrumento jurídico de uso más frecuente en la vida de una persona.
El contrato es el instrumento de los negocios más grandes y complejos. No es
sorprendente que el derecho de los contratos sea, desde los tiempos romanos,
el aspecto más desarrollado del sistema jurídico. Sus reglas tradicionales se han
formado a través de asuntos de mayor cuantía, que han penetrado en la
jurisprudencia o han sido reglamentados por el legislador.

Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX, el derecho de los contratos se
ha extendido, en lo laboral y en la protección del consumidor, a asuntos de
menor cuantía. Estas recientes modificaciones han restringido la libertad
contractual, que había sido su piedra angular en los tiempos anteriores. Tanto
los contratos libres como los regulados se forman a veces directamente, pero
también a menudo se forman indirectamente.

La forma más antigua de contratar es el nexum, por el cual el prestatario


quedaba encadenado a disposición del acreedor. La sponsio apareció
igualmente muy pronto; presentaba un carácter religioso; al laicizarse, se
convirtió la stipulatio, contrato formalista. Se vio enseguida cómo nacían los
contratos reales, que se formalizaban por la entrega de la cosa, y cuatro
contratos conceptuales. Los contratos reales y consensuales continuaron siendo,
sin embargo, la excepción; en virtud de las reglas “ex nudo pacto actinon
nascitur”, eran necesarias algunas formas para engendrar la obligación.

El derecho canónico dio término a la evolución comenzada en Roma; admitió


que la sola voluntad era susceptible de obligar a los contratantes. Esa regla,
afirmada por Loysel y Domat, ha pasado al Código Civil.

3
No debe confundirse algunos negocios jurídicos que tienen similitud entre sí,
como son los actos jurídicos, convención y contrato, porque todos pueden
tener significaciones diferentes. Un acto jurídico es toda manifestación de
voluntad que tiene por objeto modificar la situación jurídica, ya sea creando,
trasmitiendo o extinguiendo un derecho. Así se contrapone el acto jurídico, que
aunque puede producir los mismos efectos que aquel, se diferencian en que el
segundo no se requiere de la voluntad de obligarse, (la muerte de una persona
constituye un hecho jurídico); mientras que el acto jurídico es el resultado de
una voluntad.

También podría gustarte