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Ensayo Pensamiento
Ensayo Pensamiento
1492 es el día en que se divide momentos, cual línea del tiempo que arrasa con
corporalidades y sus vidas, en el lejano continente no europeo al cual denominaron
América Latina, creyéndose les dueñes del mundo. Latinoamérica, lugar que desde la
llegada de Cristobal Colón y su manada, es testigo de su propio hundimiento,
explotación y violación.
Una de las formas en que Europa se establece como centro con operaciones
hegemónicas occidentales es con la caza de brujas 1, el control de corporalidades con
útero asignadas al encuadre de ser sujete mujer, que para la inquisición significaban
seres que amenazaban con el orden establecido, promulgando que son cuerpos
destinados a reproducirse, a reproducir el sistema. Por ende, enfatizaremos en la
dominación social del género y sexualidad como institución moderna para crear sujetes,
generar estéticas corporales basadas en lo superficial. Esto quiere que decir, cuando
comienza la colonización las mujeres y hombres no existían en Latinoamérica ¿Qué
quiere decir esto? Que antes no se asignaba nombre y/o roles a ciertas interpretaciones
corpóreas. Eso existía en Europa, Occidente. Luego con la invasión al cono sur, cuando
Europa se establece como centro es cuando en el ego-cogito cartesiano piensa “no
tienen a sus mujeres liberadas, por ende, hay que invadir”, hay que controlarlo, vencerlo
y encubrirlo.
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Leonor Silvestri, Pudiendo tener sexo, ¿Quién quiere género? El género como dispositivo Occidental,
tucoypapa, 2019.
en el ego cogito cartesiano, desde el cual se ordena y categoriza todo cuanto existe.
Desde él se concibe a todas las sociedades y sus culturas como útiles, manipulables y
como instrumentos”2.
Ahora bien, para aterrizar al fenómeno que se desenvuelve en el estallido social del 18
de octubre, sin ignorar que es una seguidilla de revueltas, revoluciones y resistencias
desde que Chile se establece como Nación. Es cuando el movimiento de liberación a las
ataduras capitalistas del legado colonial que nos gobierna y controla, privatizando la
vida, los cuerpos y territorio, se rebela en las calles, vuelve a gritar al cielo que no
quiere más injusticia, corre a salvar a sus semejantes. Muchas luchas que parecen
especificas tienen una base, un enemigo común, el patriarcado y capitalismo, como
conceptos claves para atacar y responder al sistema. Sin embargo, las propuestas de
género en el discurso feminista latinoamericano, como el que adopta un fragmento del
feminismo chilene, y una parte del movimiento del estallido social, tiene un carácter
occidental privilegiado feminista, resultando una paradoja, puesto que al comprender
que el género es el medio cultural por el cual el sexo natural o naturaleza sexual se
forma, y eso no existía antes de la colonización, entonces están utilizando un producto
de este poder contra elles mismes. Puede resultar “rebuscada” la propuesta, quizás
contradictorio, pero no podemos negar que antes de la invasión no hay registros sobre
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Enrique Dussel, El encubrimiento del Otro: hacia el origen del mito de la modernidad,
Colección Académica no. 1., La Paz, 1994, p. 8.
que las corporalidades que habitaban el actual territorio se diferenciaban por género.
Las teorías de género occidentales son herramientas hegemónicas cuando se aplican
universalmente bajo el supuesto de que las experiencias occidentales definen lo
humano. Entonces es necesario renovar la teoría feminista en Latinoamérica,
especialmente en este momento. Porque es el instante en que nuevas inteligibilidades
puede tomar espacio. Hay que desligarnos de la huella occidental hegemónica. No es
necesario hablar de género en el discurso feminista. No es necesario crear diferencias
entre nosotres que provocan asignación de roles, impunidad, injusticia, diferencias y
discriminación. No es necesario replicar el colonialismo en la distinción de género y
razas. No es ineludible utilizar las concepciones de género en esta lucha contra el legado
colonial.
El descontento crece disparadamente cuando las personas abren los ojos, cuando
deciden salir de los invisibles privilegios. Es cuando la rebeldía vuelve a apoderarse de
la sangre combatiente. Es el momento en que el bando armado con poder, dinero y
violencia muestran su mejor cara, la de invasores. Estado en el que la colonialidad se
manifiesta en su sentido más directo y sangriento. Con el uso de fuerza intentan callar a
la colonia que grita a mares dignidad. No podemos engañarnos, seguimos enjaulados en
negocios insensibles, por una parte, siguen intentando que seamos espejos del género
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Enrique Dussel, El encubrimiento del Otro: hacia el origen del mito de la modernidad,
Colección Académica no. 1., La Paz, 1994, p. 11.
que ellos mismos han creado, separándonos entre nosotres entre categorías, y siguen
explotando la naturaleza, no paran, es una guerra interminable desde 1492. Por otra
parte, seguimos siendo dependientes económica y políticamente de los países del norte.
Chile, ejemplo del avance y progreso importado desde Europa. Un campo de batalla
donde viven grupos de elite, fuerza estatal, contra un gran grupo de gente herida,
maltratada, nietes de la invasión, para que coexistan falsamente, para que el país parezca
un oasis, como dijo sin escrúpulo Sebastián Piñera, pero no es así, somos colonia,
dominades, controlades, exterminades. Chile es un escenario de matanza, injusticia y
poderío en aumento progresivo. Donde aún la naturaleza es utilizada como bien
material, al igual que en la colonia. Donde aún cuando nace un nuevo cuerpo humano se
hace un distintivo por la interpretación de género que se le asigna. Donde aún hay un
grupo de personas que concentra el poder y decide monopólicamente, como en un
Reino. Los gobiernos de los países invadidos por el occidente europeo nunca dejaron de
ser colonia. En apariencia nos hemos desprendido, pero en verdad seguimos siendo
colonialidad.
Toda lucha tiene grupos que se enfrentan de una u otra manera. Todo enfrentamiento
sea directo o indirecto posee particularidades. Toda lucha es distinta a la otra por los
emblemas y motivos. Además, todo enfrentamiento posee distinciones significantes por
la “raza” (entre comillas porque no se confía en la distinción raza) y “género” (entre
comillas porque no se cree en el concepto; se apoya la concepción de construcción
sociocultural), y clase social, producto de la modernidad.
Para seguir con la conclusión es necesario recordar que otro tipo de dominación de la
existencia es en la política, cuando desde occidente, luego de las “independencias de las
colonias” imponen que la única posibilidad de participación política es el voto en una
urna, como la consulta ciudadana del 14 y 15 de diciembre del 2019, como única
experiencia de participación en la existencia. Como el legitimo espacio por el cual se
visibilizará la opinión del pueblo. Lo cual es realmente nefasto, porque si el voto fuese a
cambiar algo, lo más probable es que fuese prohibido. Eso ha hecho el occidentalismo y
su universalidad guiada por el imperialismo.
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Boaventura de Sousa Santos, Introducción: Las Epistemologías del Sur, siglo XXI Editores,
2009.
Conclusión
Cada día aumenta la dependencia de estar insertos en la dominación social que nos
cometieron desde 1492. Asignando nombres y roles a corporalidades, como legado
colonial con la bioasignación5. El patriarcado es importado para colonizar. No solo en
Latinoamérica, sino que en casi todo el territorio donde viven huellas del
occidentalismo. El eurocentrismo se edificó como pensamiento universalizante,
condenando todo lo que sea no europeo, todo lo que no sea a su imagen y semejanza.
Aún somos colonias. Aún somos controlados por los imperios de los países del norte.
Aún somos excluides. Aún en las calles se vive racismo, nacionalismo (nazyonalismo).
Aún la heteronorma estructura la sociedad, crea nombres a las corporalidades, crea
sujetes que trabajaran en reproducir el sistema colonial universalizante, denigrante y
violento.
Con el presente ensayo quiero generar un recuerdo, una pequeña, pero necesaria
memoria en contra del régimen político heteronormado que nos singulariza, simplifica,
en base a la discriminación racial y corpórea, respondiendo que toda lucha está
demarcada por las construcciones sociales de raza, género y clase social. Promoviendo
que es posible nuevas concepciones al referirnos a nuestra identidad. Que no
necesitamos erigirnos por género, ni, aunque aparezca innovador hablar de este en el
discurso feminista más radical, porque como se planteó anteriormente es una trampa.
No necesitamos ataduras occidentales. Somos les nietes de corporalidades libres de
categorizaciones.
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Leonor Silvestri, Pudiendo tener sexo, ¿Quién quiere género? El género como dispositivo Occidental,
tucoypapa, 2019.
Bibliografía
Boaventura de Sousa Santos, Introducción: Las Epistemologías del Sur, siglo XXI
Editores, 2009.
Enrique Dussel, El encubrimiento del Otro: hacia el origen del mito de la modernidad,
Colección Académica no. 1., La Paz, 1994.
Leonor Silvestri, Pudiendo tener sexo, ¿Quién quiere género? El género como
dispositivo Occidental, tucoypapa, 2019.